ALTERNATIVAS 141
ANHELOS Y CICATRICES: EL PRESENTE DE NUESTRO CINE Texto Jorge Flores
Castigado por pecados heredados, el cine mexicano se duele de nacer en un país convulso, de ser el vecino fracasado, del autosabotaje de creer que no se va a poder. Una historia llena de heridas y del anhelo de un pasado dorado que nunca volverá. Aún así, con todas sus cicatrices, el cine nacional respira, sobrevive y se aferra a un presente esperanzador.
Y
s í, el cine mexicano actual, contemporáneo o como gusten llamarlo, se sabe optimista; tanto por la cantidad como por la calidad de la diversidad de sus propuestas. Y aunque sigue en el atasco, es justo señalar que de años y años empantanado, hoy se ve una vereda por dónde andar, por la cual avanzar. Antes de hablar de este presente optimista, hay que entender el pasado. Repasar el trayecto que nos trajo hasta acá, porque el cine mexicano puede ser muchas cosas, pero es imposible negar que tiene una historia
llena de matices; y es desde esa historia que podemos entender su prometedor futuro. El cine llegó a México muy pronto en la historia, en 1896 don Porfirio y su afición por todo lo que tuviera sello francés nos trajo ese invento que sorprendía al mundo. Tras décadas de formación, experimentación e industrialización, llegaron los 40 y con ello el esplendor de nuestro cine, poco más de 10 años en donde el cine mexicano llegó a latitudes que hoy se siguen extrañando.
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