Cruce Vol. 2, 2013

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de izquierda, solidaridades nebulosas con adversarios de la administración de turno etc.44 Dichos cuestionamientos ponían en entredicho la legitimidad del hablante para entrar en asuntos fuera de su jurisdicción. Lo importante para recalcar aquí es que el exceso de Gutiérrez al hablar no radicaba en trascender las demarcaciones de su jurisdicción como representante de Illinois, sino como puertorriqueño afuera. Su actuación fue recibida con sospecha y cuestionada en tanto Gutiérrez parecía tomar provecho inusitado de su escaño en el Congreso para inmiscuirse en asuntos de los cuales normalmente no tendría legitimación para hablar—porque no le pertenecen o bien, porque no pertenece—y sólo podía ser visto como entrando en el tema por puro capricho o para adelantar los intereses particulares de adversarios del gobernador. En todo caso, la acción es interpretada como una intromisión indebida en la vida política interna de la comunidad. Lo curioso aquí es que dentro de las dinámicas de la relación política con los Estados Unidos, sobretodo en cuestiones relacionadas al status del País, políticos locales activamente han buscado captar la atención de miembros del Congreso estadounidense, ajenos a la situación de Puerto Rico, para que la acogieran como causa propia y así adelantar determinados intereses.45 Entre las críticas y acusaciones propiciadas en contra de Gutiérrez, se le catalogó de comunista y de tener una “agenda separatista” para Puerto Rico. https://www.adendi.com/archivo.asp? Xnum=990261&year=2011&mon=6

Gutiérrez, sin embargo, resulta una figura poco idónea para adoptar causas propiamente puertorriqueñas. Esto porque la figura misma de Gutiérrez implica una pertenencia a la comunidad que, como señaláramos anteriormente, está limitada en cuanto a su campo de acción. De ahí que se le responda en interrogantes: ¿quién se cree él? ¿de dónde sale? ¿y con qué derecho viene aquí? Estas preguntas en atención al sujeto, su lugar y su derecho a hablar traen a memoria la premisa fundamental de la democracia y su amenaza más grave a la gobernanza inconsulta—el gobierno de los “sin título.”46 Lo terrible no es que a falta de aparente título, Gutiérrez se haya sentido compelido a contestar y justificar su indagación en asuntos de política pública isleña, sino las bases que empleó para su defensa. En la misma, el representante primero alude a valores éticos universales y la responsabilidad de cada cual de inmiscuirse en cualquier situación donde se cometa injusticia: Well, let me tell you something, if you see injustice anywhere, it is not only your right but your duty to speak about it. We don’t speak about injustice or apartheid or human rights abuses or the denial of rights of women in places around the world because we ourselves were born there. That would be silly. Where we see injustice we speak out because it is the right thing to do.47

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Ranciere, supra

Véase http://tribunapr.com/index.php?option=com_k2&view= item&id=639:republicanos-boricuas-buscan-apoyo-para-laestadidad&Itemid=62

http://www.votesmart.org/public-statement/592542/humanrights-crisis-in-puerto-rico-first-amendment-under-siege

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