(Re)presentaciones afropuertorriqueñas: un homenaje al legado de Celestina Cordero Molina (03/2025)
Arte en portada: Celestina Cordero (dibujo) de Xavier Valcárcel
Collage en portada: Anto Gamunev
Montaje: Anto Gamunev
14 de marzo de 2025: (Re)presentaciones afropuertorriqueñas: un homenaje al legado de Celestina Cordero Molina
Junta Editora: Roxanna D. Domenech { Directora
Anto Gamunev
Sonia Cabanillas
Martín Cruz Santos
Juan Carlos Fret-Alvira
Carlos García
Jorge Luis Torres
Alexandra Pagán Vélez { Lectora externa
Junta Asesora: Evelyza Crespo
Balbina Rojas
Sugelenia Cotto { Presidenta
Para colaborar:
En Cruce publicamos artículos de investigación; reflexión; reseñas; notas de opinión; comentarios de textos; fotoensayos o arte plástico; entrevistas; textos creativos; y otro tipo de escrito que suponga un análisis o mirada crítica a la sociedad contemporánea.
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Política y sociedad: Los escritos de crítica sociopolítica presuponen colaboraciones de los diferentes saberes de las Ciencias Sociales, las cuales a través de principios o esquemas conceptuales o teóricos analizan y explican los fenómenos y estructuras sociales.
Letras: Los escritos literarios de autor (poemas, cuentos, dramas, fragmentos de novela, prosa poética…) que muestran la sensibilidad humana e inspiran a la creación. Asimismo, reseñas, críticas
a textos literarios y otros acercamientos literarios o propiamente lingüísticos.
Arte: Los escritos dedicados al análisis, el estudio y la presentación de todo aquello que comprenda al mundo cultural. Abarca la gestión cultural, la autogestión, los estudios culturales, la música, el arte plástico, movimiento escénico, danza, la cultura popular y el arte urbano, vistos preferentemente desde el prisma de la cotidianidad. La fotografía como narrativa visual que sirve para retratar la cotidianidad y la realidad social, y los acercamientos a la obra fotográfica de algún autor.
Cine: Los escritos que analizan o reflexionan acerca del mundo cinematográfico y cómo se atiende desde lo visual los temas de relevancia contemporánea. Se aceptan formatos audiovisuales.
Los derechos de las publicaciones son exclusivas del autor. Sin embargo, la revista Cruce podrá utilizar su obra en futuras ediciones y proyectos relacionados. El autor acuerda que de volver a publicar su obra en cualquier otra revista o proyecto editorial indicará que inicialmente esta fue publicada en la revista Cruce.
Todas las colaboraciones y comunicaciones se harán al correo institucional de la revista editorescruce@uagm.edu
Índice
Nota editorial
Roxanna Domenech
Anto Gamunev p.08
Prólogo
Yolanda Arroyo Pizarro
p.12
Celestina Cordero Molina: una maestra negra puertorriqueña en la época de la esclavitud
Rosario Méndez Panedas p.16
Maestra Celestina: negrita linda
Yolanda Arroyo Pizarro p.22
Aurora aprende a leer
Yolanda Arroyo Pizarro p.28
El peligro de enseñar
Yolanda Arroyo Pizarro p.32
Ode to La Guerrera, Celestina
Lola Rosario Aponte p.34
Legado
Esther Andrade p.36
Breve reseña de la antología Celestina
CorderoMolina,siempreviva (Editorial EDP
Univeristy, 2024)
Marilourdes Acevedo Román p.38
Mujeres libertarias a través del arte
Delia Cabrera Cruz p.42
Celestina Cordero Molina: una historia bajo sospecha
Zulmarie Alverio Ramos p.44
Actividades relacionadas a Celestina Cordero Molina
Yolanda Arroyo Pizarro p.50
Radio novela “Maestra Celestina, en tu nombre”
Colectivo Ilé p.58
Maestra Celestina
Rosario Méndez Panedas p.60
Celestina, Ancestra y Maestra
Ana Irma Rivera Lassén p.64
Muestra artística de Casa Silvana
Casa Silvana p.72
Arturo Alfonso Schomburg y Black Lives Matter
Yamil Moreno p.96
Yolanda Arroyo Pizarro y la importancia de la Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales de San Juan y San Germán en Puerto Rico
Marilourdes Acevedo p.100
La epistemología afrocaribeña de Tite Curet Alonso: filosofías de vida del bonche cangrejero
Ivette Chiclana p.106
Humaxs y CoInspirar Kofistains p.114
Cortijo, el hombre olvidado
Daniel Nina p.124
María Luisa Cortijo: la guardiana del rio y del Ancón de Loíza
Inés Beatriz Vélez p.138
Muestra de arte Hound
The Hound Magazine p.146
Calin Dover Tarrats: artista, sociólogo y amante de la música
Anabel Matos Rodríguez p.166
Muestra de letras de Hound
The Hound Magazine p.170
Autodefinición y subversión en las Negras de Yolanda Arroyo Pizarro
Apuntes sobre el antirracismo: visibilización, educación y organización
Luna D. Smith Domenech p.190
Muestra de arte Vibras Artísticas Revista Vibras Artísticas p.198
Espacios de lucha y seguridad: entrevista con Luna D. Smith Domenech
Jorge G. Chevres p.212
editorial Nota
“Celestina rompió esquemas múltiples en tiempos donde existía aún la esclavitud en Puerto Rico y cuando las mujeres en general no tenían derechos, incluyendo el de la educación.” (Ana Irma Rivera Lassén, 2025)
La revista Cruce lanza una edición especial en honor a la gesta educativa, histórica y social de Celestina Cordero Molina y se une a otras iniciativas dirigidas a resaltar el legado de esta importante figura.
Enmarcada dentro del certificado de Estudios Afrolatinoamericanos del Afro-Latin American Research Institute de Harvard University y en colaboración con la renombrada escritora puertorriqueña Yolanda Arroyo Pizarro, esta publicación recopila una amplia muestra artística y trabajos sobre educación, historia, cultura, mujeres y afrodescendencia, entre otras temáticas. Lxs colaboradorxs que participan en esta ocasión forman parte de escritorxs de la antología Celestina Cordero Molina, siempre viva (Editorial EDP University, 2024), al igual que diferentes iniciativas y proyectos del archipiélago de Puerto Rico. Todxs crean, investigan, publican y trabajan desde diferentes ámbitos, disciplinas y experiencias a favor del desarrollo educativo y social del país. Esta publicación, además, es un espacio donde se (re)presentan narrativas escritas, visuales y creativas que reflejan saberes desde y sobre las poblaciones afropuertorriqueñas con la intención de contribuir a enriquecer la documentación y los estudios afrolatinoamericanos desde el contexto caribeño.
(Re)presentaciones afropuertorriqueñas: un homenaje al legado de Celestina Cordero Molina reúne manifestaciones artísticas tales como poesía, cuento, dibujo y fotografía, al igual que reflexiones, ensayos críticos y de investigación junto a otros documentos de parte de autorxs multidisciplinarixs, incluyendo aportaciones de estudiantes de universidades en Puerto Rico. Este número está entretejido por frases y citas relacionadas con Celestina Cordero Molina rescatadas de documentos redactados por Ana Irma Rivera Lassén, Rosario Méndez Panedas, Zulmarie Alverio Ramos y Yolanda Arroyo Pizarro. Estas nos sirven como hilo conductor a través de la edición.
Este homenaje inicia con una obra de Celestina Cordero Molina en la portada. La pieza original que le sirvió de inspiración al diseñador gráfico de esta edición fue creada con la técnica de grafito y acrílico sobre madera por el artista Xavier Valcárcel (2018). Luego tenemos el honor de presentar un Prólogo donde Yolanda Arroyo Pizarro comenta y contextualiza la edición especial (p.12). Como punto de partida, los textos de esta tirada comienzan con un ensayo significativo de parte de la doctora Rosario Méndez Panedas titulado “Celestina Cordero Molina: una maestra negra puertorriqueña en la época de la esclavitud” (p.16), seguido de tres textos literarios de Arroyo Pizarro (pp.22, 28 y 32). Ambas autoras subrayan la importancia de visibilizar de manera justa y acertada a Celestina. De forma inmediata se presentan otros textos creativos como los poemas “Ode to La Guerrera, Celestina” de Lola Rosario Aponte (p.34) y “Legado” de Esther Andrade (p. 36) y más adelante un cuento titulado “Maestra Celestina” de Méndez Panedas (p.60). Por su parte, la artista Delia Cabrera Cruz y la doctora Marilourdes Acevedo comparten dos reseñas. Cabrera Cruz reseña parte de su libro Mujeres libertarias a través del arte (p.42) y Acevedo la antología Celestina Cordero Molina, siempre viva (p. 38). Asimismo, las licenciadas Zulmarie Alverio Ramos y Ana Irma Rivera Lassén colaboran con dos ensayos de envergadura - “Celestina Cordero Molina: una historia bajo sospecha” (p.44) y “Celestina, Ancestra y Maestra” (p.64). Esta sección de la
edición también integra fotografías de actividades y proyectos educativos realizados en honor a Celestina (p.50) incluyendo una radio novela producida por el Colectivo Ilé presentada a través del programa radial Negras de la Universidad de Puerto Rico (p. 58).
Con la intención de contribuir al rescate y documentación de (re)presentaciones y expresiones afropuertorriqueñas, esta edición recopila muestras artísticas de exposiciones presentadas en Casa Silvana (p.72) y las revistas digitales Hound (p.146) y Vibras Artísticas (p.198) acompañadas por ensayos de investigación, reflexión y crítica literaria, al igual que dos fotoensayos de Kofistains (p.114) y tres dibujos de Tomás Méndez Panedas (pp.19, 27 y 63). Entre los ensayos mencionados se encuentra una breve reflexión sobre Arturo Alfonso Schomburg y el movimiento Black Lives Matter del estudiante subgraduado Yamil Moreno (p.64) y “Apuntes sobre el antirracismo: visibilización, educación y organización” de Luna D. Smith Domenech (p.190). La profesora y etnóloga Ivette Chiclana nos presenta “La epistemología afrocaribeña de Tite Curet Alonso: filosofía de vida del bonche cangrejero” (p.106) y Daniel Nina comparte “Cortijo, el hombre olvidado” (p.124). La Dra. Acevedo participa nuevamente con un ensayo sobre la importancia de la Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales de San Juan y San Germán en Puerto Rico (p.100) y la Dra. Inés Beatriz Vélez colabora con “María Luisa Cortijo: la guardiana del río y del Ancón de Loíza” (p.138). Además, las escritoras Alexandra Pagán Vélez y Lorez Manon se unen con “Lo que nos llega del mar: la hermandad antillana” (p.186) y “Autodefinición y subversión en las Negras…” (p.176).
A través de esta edición especial Cruce también se une a la Cumbre Afro 2025 de la Universidad de Puerto Rico y al llamado urgente de recordar y resistir integrando una muestra de iniciativas visuales y escritas que reflejan las vidas, experiencias, realidades y perspectivas de personas y comunidades afrodescendientes en Puerto Rico. Este número presenta ejemplos de procesos colaborativos y de resistencias afropuertorriqueñas, al igual que representaciones de las intersecciones que forman parte de las identidades afrodescendientes en el archipiélago como un proyecto de legado histórico, que tiene, además, un propósito académico y social práctico con miradas hacia el futuro. Es por esta razón, que la parte final de la edición resalta trabajos estudiantiles (pp.190, 198 y 212).
Cerramos con otra cita de Ana Irma Rivera lassén que reconoce y celebra el legado de Celestina Cordero Molina (p.220) y compartiendo contenido adicional publicado en ediciones anteriores de las revistas Cruce, Hound y Vibras Artísticas (p.216). Pueden disfrutar de: (Re)presentaciones afropuertorriqueñas: un homenaje al legado de Celestina Cordero Molina en: https://issuu.com/revistacruce
¡Muchas gracias!
Roxanna Domenech Cruz y Anto Gamunev
Revista Cruce
División de Artes Liberales
UAGM, Recinto de Cupey editorescruce@uagm.edu
PRÓLOGO
YOLANDA ARROYO PIZARRO
Celestina en Cruce 2025
En el cruce de la historia y la resistencia, esta edición de nuestra revista rinde homenaje a Celestina Cordero Molina, una maestra negra puertorriqueña cuyo legado desafía los silencios impuestos por la historia oficial. A través de una variedad de géneros y perspectivas, las obras aquí reunidas celebran su vida y pensamiento, al tiempo que iluminan las luchas antirracistas que continúan vigentes en nuestro tiempo.
El ensayo “Celestina Cordero Molina: una maestra negra puertorriqueña en la época de la esclavitud” de Rosario Méndez Panedas reconstruye su figura desde los archivos históricos, enfatizando su lucha por la educación como un derecho universal. En diálogo con este texto, el ensayo “Celestina Cordero Molina: una historia bajo sospecha” de Zulmarie Alverio Ramos expone las trampas del olvido institucional y el silenciamiento de su legado por mentes inescrupulosas.
Desde la poesía, Lola Rosario nos entrega “Ode to La Guerrera, Celestina”, un tributo que evoca la valentía de esta maestra en versos llenos de fuerza y espiritualidad. En otro poema “Legado”, Esther Andrade explora la influencia de Celestina en generaciones futuras, una herencia que sigue viva en las aulas y en la memoria colectiva. La selección de poesía de The Hound Magazine nos llena de valor y admiración, puesto que incluye voces novísimas que se apoderan de las coplas más briosas y cimarronas.
Las artes visuales también se suman a esta celebración con la ilustración “Celestina” de Xavier Valcárcel y la muestra artística de variadas exposiciones presentadas en la galería Casa Silvana en Humacao, que reinterpreta su imagen y su impacto en la cultura afrocaribeña. La artista Delia Cabrera da su mirada a “Mujeres libertarias a través del arte” en la que tajantemente denuncia que Celestina es como “una luna llena que alumbra los caminos de la noche.” Asimismo, la muestra de arte de Hound Magazine y de Vibras Artísticas exponen variadas afroexpresiones de interés.
La literatura académica también se hace presente con la reseña del libro “Celestina Cordero Molina, siempre viva” (Editorial EDP University, 2024), escrita por la Dra. Marilourdes
Acevedo, quien destaca la relevancia de esta antología como una fuente fundamental para comprender la figura de Celestina desde una mirada contemporánea. El ensayo crítico de la investigadora doctoral Lorez Manon sobre el libro “las Negras” sirve como denuncia premonitoria a la puesta en circulación de la nueva edición que, a partir del 6 de abril de 2025, el grupo editorial Penguin Random House lanzará desde Madrid, España en su colección Yegua de Troya.
En un marco más amplio, la Dra. Ivette Chiclana nos ofrece “La epistemología afrocaribeña de Tite Curet Alonso: filosofías de vida del bonche cangrejero”, donde explora las intersecciones entre música, saberes populares y resistencia. De manera similar, Daniel Nina nos acerca a la memoria colectiva con “Cortijo, el hombre olvidado”, una crónica que reivindica la figura del legendario músico afropuertorriqueño. Además, la entrevista de Anabel Matos a Calin Dover Tarrats nos acerca a este artista plástico a quien también le apasiona la música. Mientras que en otra entrevista Jorge G. Chevres conversa con Luna Smith Domenech sobre cómo desde los espacios estudiantiles se lucha y resiste a favor de la justicia y visibilidad.
Por su parte, Alexandra Pagán, en su ensayo “Lo que nos llega del mar: la hermandad antillana”, teje los lazos de solidaridad que unen a las islas del Caribe, recordándonos que la historia de Celestina es también la historia de una región marcada por la lucha y la resistencia. Luna Smith Domenech, en “Apuntes sobre el antirracismo: visibilización, educación y organización”, nos invita a pensar en la importancia de la acción colectiva para enfrentar las estructuras raciales de exclusión.
La memoria también se construye desde la ficción sonora y la literatura infantil. La radionovela “Maestra Celestina, en tu nombre”, producida por el Colectivo Ilé nos transporta a la voz de quienes lucharon por el derecho a aprender. Finalmente, el cuento infantil “Maestra Celestina” de Rosario Méndez Panedas acerca su historia a las nuevas generaciones, asegurando que su ejemplo no se pierda con el tiempo. Este cuento infantil, premiado por el PEN International de Puerto Rico en su clasificación de Literatura Juvenil hace gala de las ilustraciones de Tomás Méndez Panedas para la Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales, proyecto que celebra
desde 2015 el Decenio de los Afrodescendientes promulgados por la Organización de Naciones Unidas.
El ensayo de Ana Irma Rivera Lassen titulado “Celestina, Ancestra y Maestra” sobre la defensa de la negritud y el afrofeminismo conmueve y mueve a la acción. Nos inquieta el ensayo reflexivo de Yamil Moreno sobre Arturo Alfonso Schomburg y Black Lives Matter. Hay otro ensayo de Marilourdes Acevedo que resalta el trabajo e importancia de la Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales de San Juan y San Germán en Puerto Rico, e Inés Beatriz Vélez comparte un trabajo importante sobre el Ancón de Loiza en el escrito “María Luisa Cortijo: la guardiana del río y del Ancón de Loíza”. Por su parte, Kofistains presenta una serie de fotografías impresionantes a través de sus fotoensayos “Humanxs” y “CoInspirar”.
De mi pluma se han incluido los siguientes textos: “Aurora aprende a leer con Celestina”, un escrito de ciencia ficción afrofuturista que incluye un homenaje a mi unigénita en el escenario ficticio de conocer a la ancestra resucitada. También se incluyen: el poema “Maestra Celestina: negrita linda” y el cuento histórico “El peligro de enseñar”, cuyo protagonista es el hermano Rafael Cordero, que a su vez surge como voz de defensa, y la puesta en escena de varias actividades culturales y poéticas en honor a Celestina Cordero; en el Corredor Afro en Loíza; en la Jornada Celestina Cordero de la Interamericana de San Germán; y durante la inauguración de la primera biblioteca de Puerto Rico que lleva el nombre de Celestina Cordero Molina en el municipio de Hormigueros.
Cada una de estas contribuciones, desde su propio registro y sensibilidad, nos recuerda que la historia de Celestina Cordero Molina no es un eco lejano, sino una fuerza que sigue impulsando el presente. Leer estas páginas es un acto de reconocimiento y resistencia, una afirmación de que la memoria negra y femenina en Puerto Rico sigue viva, latiendo con la fuerza de quienes nunca dejaron de enseñar, aprender y soñar.
Que estas voces nos guíen en el compromiso de honrar a Celestina y a tantas otras que, como ella, abrieron caminos para la dignidad y la justicia haciendo inefectivos los intentos de silenciarla.
-
“ Qué vivan las plumas qu é hac é n visibl é a nu é stra ma
d é aqu é llas figuras
C é
l
é stina Cord é ro Molina! “
Zulmarie Alverio Ramos, 2025
CELESTINA CORDERO MOLINA: UNA
MAESTRA NEGRA PUERTORRIQUEÑA EN LA ÉPOCA DE LA ESCLAVITUD.
ROSARIO MÉNDEZ PANEDAS
Celestina Cordero Molina (1787-1862) es una de las primeras mujeres negras libres que formó parte del desarrollo educativo de Puerto Rico. Luchó por los derechos de las niñas puertorriqueñas de todas las razas a recibir una educación. Junto con Gregoria fue una de las hermanas mayores del maestro Rafael Codero (1790-1868), hijos los tres de Lucas Cordero y Rita Molina, negros libres que tuvieron acceso a la educación y se encargaron de enseñarles a sus tres hijos a leer y escribir en el seno de su hogar. A principios del siglo XIX la población de Puerto Rico era de aproximadamente150.000 habitantes, solo el 6% de la población sabía leer y escribir, la gran mayoría eran hombres y blancos por lo que es necesario enfatizar la relevancia de la familia Molina y su legado a la educación puertorriqueña en una época en la que apenas había escuelas en la isla.
Los hermanos Cordero dedicaron toda su vida a la educación, convirtieron su casa de la calle Luna en San Juan en una escuela, a la que llegaban niñas y niños de todas las razas a recibir su enseñanza. Rafael se encargaba de educar a los niños y Celestina a las niñas. Sin embargo, en la actualidad Rafael es el hermano más conocido en Puerto Rico y al que se refieren los puertorriqueños como el padre de la educación; existen tres escuelas en la isla que llevan su nombre. El pintor puertorriqueño Francisco Oller lo inmortalizó en un cuadro que tituló La escuela del maestro Cordero (1890-1892) en el que está el maestro rodeado de sus alumnos. Por otro lado, el maestro Cordero tuvo discípulos que llegaron a tener puestos importantes en la esfera pública como es el caso del político e intelectual Baldorioty de Castro, el escritor Alejandro Tapia y Rivera y el periodista José Julián Acosta quienes dejaron referencias para la posteridad sobre el trabajo y la dedicación del maestro Cordero.
1 Este ensayos fue publicado el 28 de enero de 2019 en la revista digital española Afroféminas.
Celestina, a diferencia de su hermano Rafael, durante mucho tiempo ha sido una gran desconocida2 en Puerto Rico. No existe ninguna escuela que lleve su nombre, tampoco hay una imagen de ella que haya pasado a la posteridad. Las mujeres del siglo XIX en el Puerto Rico colonial estaban limitadas al espacio doméstico, por lo que no hay ninguna referencia de sus alumnas ni se conoce hasta el momento el nombre de alguna de sus discípulas, y es que era muy difícil que las mujeres de esa época llegaran a la esfera pública como ocurrió en el caso de los alumnos de su hermano. Sin embargo, y a diferencia también de su hermano, su ejecutoria como maestra se encuentra documentada en las Actas del Cabildo, los documentos en los que se registraban las decisiones del gobierno en la época colonial. Hay alrededor de doce actas sobre Celestina Cordero, la mayoría de ellas relacionadas con su solicitud de que la nombraran maestra oficial y la petición de dotación económica para su escuela. Existen también algunas actas que reflejan el interés de sus hermanos, Gregoria y Rafael, de que la escuela de Celestina siguiera funcionando después de que ella se enfermó en el 1832 y no pudo continuar con su trabajo de maestra.
De la lectura de las Actas, resumo los siguientes hallazgos: en el 1817, Celestina solicita dotación económica para su escuela de niñas, afirma que lleva quince años enseñando y que en ese momento tenía a su cargo 115 alumnas. En su solicitud pide que se dote a su escuela como a las otras cuatro que hay en San Juan. Dicha solicitud fue denegada. En febrero de 1820 hay un acta en la que Celestina solicita que se le otorgue la plaza
2 El desconocimiento de la figura y gesta de Celestina en Puerto Rico ha disminuido durante la última década debido al aumento de publicaciones en torno a ella, especialmente las que se han generado en el grupo de creación literaria Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales dirigido por la escritora Yolanda Arroyo Pizarro. Por otro lado, el 18 de enero de 2024 el gobernador de Puerto Rico firmó la resolución conjunta número 374 presentada por la senadora Ana Irma Rivera Lassén el 9 de enero de 2023 para designar con los nombres de Celestina, Gregoria y Rafael Cordero Molina a la sede del Departamento de Educación de Puerto Rico.
oficial de maestra de San Juan. Ese mismo año, el 3 de julio de 1820, Celestina es nombrada maestra en propiedad.
Un acta evidencia que, en mayo de 1821, la maestra Cordero reclama que no le han pagado el sueldo estipulado; en marzo de 1825, solicita de nuevo que se le reconozca su cargo oficial. La última acta que menciona a Celestina es del 1851 y en ella su hermano el maestro Rafael Cordero solicita una pensión vitalicia para su hermana “… atendida la circunstancia de haberse inutilizado en el constante ejercicio de su ministerio, como consta a V.E. y a toda la sociedad.”
Se necesita una enorme valentía para que una mujer negra, antes de la abolición de la esclavitud en Puerto Rico, se enfrentase al Cabildo para exigir su nombramiento como maestra y apoyo económico para su escuela. Sus visitas al Cabildo fueron numerosas y no se rindió hasta lograr que le dieran el nombramiento oficial. Celestina ya era maestra, sus alumnas y ella lo sabían, pero insistió hasta que logró que se le reconociera oficialmente. Esa insistencia refleja determinación, entereza y fuerza para seguir luchando y a la vez un gran deseo de salir de la invisibilidad, de que se reconozca su trabajo y el gobierno le dé un salario por hacerlo. Invisibilidad, en la que lamentablemente y a pesar de sus esfuerzos, continúa en la actualidad.
La escritora española Rosa Montero en su texto La ridícula idea de no volveré a verte, dedicado a Marie Curie, menciona que, hasta hace unas décadas, el mayor problema de la mujer occidental consistía en no saber vivir para su propio deseo: siempre vivía para el deseo de los demás, de los padres, de los novios, de los maridos, de los hijos como si las aspiraciones personales fueran secundarias, improcedentes, defectuosas. En el caso de Celestina, se adelantó muchísimo a
su época ya que su deseo de ser maestra fue tan fuerte que no la impidió regresar al Cabildo cuantas veces fue necesario para conseguir su título, su aspiración profesional la dirigió y guio toda su vida. Existen breves referencias a Celestina en distintos textos de la historia de la educación de Puerto Rico, por ejemplo en el texto de Antonio Cuesta Mendoza del 1946 Historia de la Educación en el Puerto Rico Colonial, y en Lecturas Históricas de la Educación en Puerto Rico del 1943 de Gerardo Sellés Sola. Hay también una página dedicada a ella en La Enciclopedia de grandes mujeres de Puerto Rico del 1975. Por otro lado, en los distintos textos dedicados a su hermano: el de Jack e Irene Delano del 1994: En busca del Maestro Rafael Cordero y en el libro Vida y obra del Maestro Cordero publicado en el 2010 por el Círculo Maestro Rafael Cordero aparecen diversos comentarios sobre Celestina y su escuela. En el 2015, Zulmarie Alverio Ramos publicó un texto titulado La Gran ausente: la maestra Celestina Cordero Molina. Sin embargo, pese a la presencia textual de Celestina desde las Actas del Cabildo hasta el día de hoy, sigue siendo una gran ausente como menciona Alverio Ramos en su texto. El escaso conocimiento que hay sobre ella se debe a la doble discriminación que sufrió y sufre Celestina por ser mujer y por ser negra. La cultura patriarcal ha determinado lo que se debe contar porque la historia que conocemos ha sido contada por los hombres. La historia de las mujeres es una historia de resistencia e invisibilidad. En esa invisibilidad se sigue manteniendo Celestina. A pesar de que fue ella la que gestionó los permisos de la escuela y la que consiguió el nombramiento oficial de maestra, siempre se la menciona brevemente, bajo la sombra de su hermano menor.
Celestina fue una pionera en la Educación en Puerto Rico, su gesta está documentada textualmente, pero injustamente ha pasado desapercibida en la historia oficial.
Acuarela por Tomás Méndez Panedas
“Celestina Cordero Molina dedicó toda su vida a la educación de las niñas y su labor no se ha reconocido con justicia, no tuvo modelos en los que mirarse y contra corriente tuvo la valentía y la determinación de seguir adelante y ejercer su labor de maestra. Es hora ya de que se le dé el lugar que se merece en la historia de la educación de Puerto Rico…”
Como mencioné anteriormente, a Rafael Cordero se le considera el padre de la Educación Pública en Puerto Rico y en el año 2013 se le declaró venerable, el primer paso a la beatificación. Sin querer menospreciar la dedicación y el empeño del Maestro Rafael, de la misma forma se debe considerar a Celestina como la madre de la educación, porque ella fue la responsable de conseguir los permisos oficiales de la escuela que compartía con su hermano. Además, al ser ella tres años mayor que Rafael, seguramente contribuyó a que este aprendiera a leer y escribir, convirtiéndose así junto a su madre en las primeras maestras del maestro Rafael Cordero.
El caso de Celestina no es aislado, existen otras mujeres que vivieron a la sombra de sus hermanos famosos, y no fueron reconocidas como resultado de la cultura patriarcal en la que vivían, por ejemplo, Fanny Mendelssohn que publicó algunas de sus composiciones con el nombre de su hermano o Marianne Mozart quien a pesar de poseer un talento similar al de su hermano menor tuvo que quedarse restringida al hogar y no se pudo desarrollar como él.
Celestina Cordero tuvo que vivir la discriminación de ser negra y además de ser mujer. No tuvo discípulas famosas como su hermano que hablaran de ella y nos dejaran sus testimonios porque la mayoría de las mujeres de esa época estaban relegadas al espacio doméstico. Terminó sus días enferma y bajo el cuidado de su hermano Rafael con el que al parecer tenía una gran afinidad. Uno de los discípulos del maestro Cordero menciona los gritos que profería Celestina al final de su vida y los cuidados que le procuraba su hermano. Quizás la enfermedad en la que se sumió está relacionada con la lucha que tuvo que vivir toda su vida insistiendo en que se la reconociera una profesión que llevaba haciendo con mucho amor
por tanto tiempo. Tanto Rafael como Celestina fueron unos maestros excepcionales, sin embargo, hay que enfatizar que la contribución de Celestina a la educación fue extraordinaria, teniendo en cuenta que todavía a finales del siglo XIX, tanto en Puerto Rico como en la mayor parte del mundo occidental, el sistema de educación se enfocaba casi únicamente en la educación de los varones. Celestina Cordero Molina dedicó toda su vida a la educación de las niñas y su labor no se ha reconocido con justicia, no tuvo modelos en los que mirarse y contra corriente tuvo la valentía y la determinación de seguir adelante y ejercer su labor de maestra. Es hora ya de que se le dé el lugar que se merece en la historia de la educación de Puerto Rico, de que aparezca en los libros de historia no bajo la sombra de su hermano sino por su propia gesta educativa: por lograr que las niñas de todas las razas tuvieran acceso a la educación en una época en la que apenas existían escuelas en Puerto Rico, por contribuir al acercamiento entre negras y blancas y abonar el camino quizás para la abolición de la esclavitud en Puerto Rico que tuvo lugar el 22 de marzo de 1873, once años después del fallecimiento de Celestina.
Nota:
La imagen que acompaña a este texto es una obra del acuarelista Tomás Méndez quien realizó su interpretación de la obra del maestro Rafael de Francisco Oller, feminizando a los personajes del cuadro. La utilicé para la portada de mi libro de literatura infantil Maestra Celestina que publiqué en el 2017 como parte de mi trabajo con el proyecto Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales que dirige la escritora Yolanda Arroyo Pizarro. A través de los esfuerzos del proyecto de la Cátedra, en noviembre de 2018 se logró que una escuela pública del pueblo de Hormigueros, al oeste de la isla, le pusiera el nombre de Celestina Cordero Molina a su biblioteca contribuyendo así a lograr la visibilidad que lleva pidiendo desde el 1817.
MAESTRA CELESTINA: NEGRITA LINDA
YOLANDA ARROYO PIZARRO
Maestra Celestina yo te miro desde este rincón desde este lugar en donde me escondo y veo tus negras y lindas manos sobre ese delantal veo cómo tus brazos se abanican en ese traje de falda larga admiro cómo tu turbante engalana esa cabeza prodigiosa y veo cómo te preparas para entrar al zaguán de clases en donde enseñarás a unas niñas blancas y negras
y yo quisiera Maestra Celestina negrita linda como yo que algún día mi madre me envíe a tu escuela así como lo aprendí en yoruba wuyi bold bi ti o lọjọ iya mi rán mi rẹ ile-iwe
Yo quisiera Maestra Celestina negrita linda como yo que algún día cuando camines por los adoquines cruzando las calles para el mercado para ir a al centro y al malecón descubras que te estoy esperando que soy esta niña que acompaña a la amita blanca a la iglesia que la acompaña al mercado y a la plaza que voy con ella hasta donde se dan los pregones allí donde subastan a los otros esclavos
quisiera que me notaras que te dieras cuenta que existo que pienses que aunque soy negra y esclavita nací para ser libre Mo ti a bi lati wa ni free
Así me pienso yo a veces y no creo que sea pecado como dicen los monjes no sé qué hacer con estos sueños que rondan mi cabeza cuando cierro los ojos y me acuesto a dormir en el piso al lado de la cama de la amita blanca no sé qué hacer con esos sueños en los que vuelo esos sueños en los que me puedo echar al mar ala ninu eyi ti mo leefofo awon ala ninu eyi ti mo ti le mu mi si awọn okun
sueño una fantasía en la que ya no tengo siete años y puedo estirar mi mano y comer la fruta que yo quiera regresar a las praderas verdes de la casa de mi abuela al otro lado del mundo hoy no puedo bajar al patio y jugar con los otros esclavitos jornaleros
No sé qué hacer con este sueño de libertad que a veces me ataca quisiera correr al regazo de mi madre y pegarme todavía a su teta de leche chupar de sus pezones hasta tranquilizarme pero lloro al no poder porque el pecho de mi madre pertenece a los amos blancos iya mi ká àyà je ti si awọn funfun oluwa la comida que fabrica el cuerpo de mi madre está destinada a saciar el hambre de los poderosos
Quisiera Maestra Celestina Cordero aprender a leer y a escribir para enseñar a leer y a escribir a mi madrecita quisiera Maestra Celestina negrita linda como yo escribirle cartas a mi mamita que ella las lea a pesar de su joroba y desde el dolor de sus huesos y desde el cansancio del sol y los sudores
trabaja en la hacienda desde que se levanta el día hasta que se oscurece la tarde ella ha prometido ser una esclava coartada y me ha explicado querida maestra negrita linda que ser coartada significa comprar la propia libertad ominira ti ara ominira ti ara ominira ti ara
quiere comprar su libertad y quiere comprar la mía mi ominira mi ominira mi ominira me ha contado tantas veces que los hombres y las mujeres llamados abolicionistas hombres blancos y mujeres blancas que son buenas personas nos ayudan
ellos se dedican a ir a la iglesia a las parroquias y a las catedrales y compran niños esclavos pequeños para luego hacerlos libres
Yo no he tenido esa oportunidad por eso quiero volar por eso quiero ser libre
Por eso quiero entrar a ese salón suyo del que tanto hablan Maestra Celestina negrita linda como yo
Ojalá que algún día Maestra Celestina Cordero tenga usted esa sala de clases llena de niñas y de niños los blancos y los negros las blancas y las negras todas juntas Ojalá y te dure mucho esa escuela negrita linda Olukọ Celestina porque si mi mamá compra mi ominira y yo puedo tener hijos e hijas ọmọbinrin libres me gustaría que fuera usted quién les enseñara a leer, a escribir y a contar Mi madrecita siempre me llama “negrita linda” a escondidas dudu cute dudu cute
dudu cute lẹwa bold
me llama por mi nombre yoruba en secreto a veces cuando nadie observa se levanta la blusa polvorienta del campo llena de matojos, yerbas y cohítre mira para todos lados cuidando que nadie vea que nadie castigue que nadie la azote y mete su teta en mi boca
Yo trago trago trago esa leche y sorbo y bebo mimu wara mimu wara mimu wara porque en ocasiones tengo hambre o tengo sed casi nunca es esa hambre o esa sed real a veces todo lo que quiero es poder colocar mi cabeza en el pecho de mamá
*El dato original de Celestina Cordero, hermana del maestro Rafael Cordero, recogido en este texto poético, ha sido inspirado en fuentes históricas encontradas en el periódico La Gaceta de Puerto Rico de 1806-1902 (digitalizado en el Library of Congress). Celestina Cordero fundó en 1820 la primera escuela de niñas en San Juan, Puerto Rico. Incluimos a continuación, el recorte del anuncio original de 1847.
Celestina Cordero - Dibujo plumilla por Tomás Méndez Panedas
AURORA APRENDE A LEER
YOLANDA ARROYO PIZARRO
(fragmento)
1
Puente, túnel, pasadizo, ciclón. El fenómeno columpió a la niña, la meció con fuerza, despeinó sus hermosas greñas y la hizo entrar en un sueño profundo.
Cuando Aurora abrió los ojos, se encontró con que otro par de pestañas la estudiaba con curiosidad. No supo cómo, pero no tuvo miedo al toparse con la desconocida. Parecía reconocerla de las imágenes tantas veces estudiadas: era la maestra Celestina Cordero.
2
La maestra Celestina le preguntó:
—¿Has venido a aprender?
Ella le contestó que sí con la cabeza, todavía mareada.
—¿Cómo te llamas? ¿Quiénes son tus padres?
—Me llamo Aurora, y mis papás son Saturnino, Ishela y Evelyn.
—¡Qué afortunada! Tienes tres progenitores. Muchas jovencitas que vienen a mi escuela tienen tres o cuatro. Tienen a padres y madres de crianza. A nodrizas que se convierten en sus madres.
A tías, tíos y hasta primos y primas que los adoptan si la economía no es muy buena. Mientras más cuantiosa la familia, mejor para la criatura. Te felicito. Ven conmigo.
La maestra Celestina estiró la mano y dirigió a Aurora por un pasillo. Luego entraron a un salón donde esperaban otras niñas en el más absoluto silencio. Al entrar, dirigió a Aurora y la llevó hasta una silla de madera y paja. La invitó a sentarse y la presentó al grupo.
—¡Bienvenida, Aurora! —recitaron a coro las muchachitas, casi todas oscuras, con mínimas excepciones.
Celestina añadió:
—Aurora estaba extraviada, pero ya la hemos encontrado. Como varias de ustedes, Aurora tiene tres papás. ¿Quién se atreve a decirme cuántos dedos levantados es el número tres?
Aurora, que sabía hacer el tres con la mano, la levantó y descubrió que otras niñas hacían lo mismo.
Las que no supieron hacerlo fueron ayudadas por las más grandecitas. Aurora ayudó a dos niñas, una muy oscura de labios grandes y risueños; y a otra de piel clara y un afro recogido en trenzas.
3
Aurora estudia las lecciones que brinda Celestina sobre los numerales y los nombres de las letras. Aunque sabe que su nombre comienza con la letra A, pues mamita Evelyn se lo ha enseñado, aprende esa tarde a dibujar o, mejor dicho, a escribir la letra A. También aprende a escribir la u.
Luego de un rato, maestra Celestina les pide a las niñas que se pongan de pie y descansen. Las lleva a un patio interior y después corretea con ellas por una terraza. En uno de los pasillos con columnas circulares se detiene y les pide a las niñas que saluden a su hermano, que acaba de entrar. Todas las jovencitas dan el saludo:
—Buenas tardes, maestro Rafael Cordero. Como ellas gritan al unísono, Aurora lo repite en voz baja luego que las niñas han terminado. Nadie la escucha, pero ella se lo repite para no olvidarlo y saludar la próxima vez que lo vea.
Aurora escucha cuando el maestro Rafael agradece a Celestina por ayudarlo económicamente a crear una escuela para varones que incluyó a negros y blancos. También le da las gracias porque Celestina por su parte ha fundado una escuela de jovencitas. Entonces continúa su camino después de despedirse. Todas las niñas gritan a coro:
—Hasta luego, Maestro Rafael Cordero.
Y en esta ocasión, Aurora puede sumar su voz al grupo.
4
Todas las muchachitas regresan al salón con Celestina para seguir aprendiendo a leer y escribir.
Aurora, con la ayuda de la docente, escribe la A, la U, la R y la O. Lo repite varias veces.
Más tarde, la sala de clases comienza a vaciarse y Aurora y Celestina se quedan solas. Celestina le dice:
—Imagino que ya pronto vendrá alguno de tus padres a buscarte. Aurora no sabe por qué, pero siente el deseo de decirle a la maestra:
—De donde yo vengo, las mujeres pueden ser maestras, gobernadoras y hasta presidentas de naciones gracias a maestras como tú, que nos enseñaron y dieron el ejemplo.
Celestina sonríe muy a gusto y la brisa comienza a abanicar su falda.
5
Sin apenas darse cuenta, se comenzó a sentir una brisa que cada vez se hacía más y más fuerte e intensa. Las butacas de la escuela comenzaron a moverse levemente.
Un torbellino en forma de embudo se había levantado de la superficie del océano, por encima de la ciudad amurallada y se trasladaba sobre ella.
Los campos gravitacionales comenzaron a emitir chispas eléctricas de distintos colores. El remolino bailó sobre los techos de las casas por un rato, dio algunos giros y luego se transportó hacia escuela de Celestina.
Ya se encontraba convertido en tromba marina cuando Aurora levantó la mirada y se encontró con el embudo, las chispas, los colores y la rotación de los vientos. En esta ocasión no tuvo miedo cuando el remolino se la tragó entera.
6
Puente, túnel, pasadizo, ciclón. El fenómeno meció con fuerza a Aurora, peinando su afro en hermosos flecos trenzados y la hizo entrar en un sueño profundo.
Cuando Aurora abrió los ojos, se encontró con que otro par de pestañas la estudiaba con curiosidad.
Mamá Ishela le acarició la frente y le dijo: —¡Qué hermosas trenzas tienes!
EL PELIGRO DE ENSEÑAR
YOLANDA ARROYO PIZARRO
ISLETA DE SAN JUAN,
1802
Rafael se levantó sobresaltado en mitad de la noche, después de un sueño inquietante en el que voces amenazantes se alzaban contra su hermana Celestina. Había oído los rumores en la plaza, los comentarios de quienes consideraban que una mujer enseñando a niñas era una provocación intolerable. “Las niñas no necesitan educación. A las hembras, con aprender a coser y callar, les basta”, decían algunos.
Con el primer rayo de luz, Rafael se encaminó hacia la pequeña escuela en el barrio San Francisco, donde sabía que encontraría a Celestina preparando sus lecciones. Ella, rodeada de cuadernos, le sonrió apenas lo vio entrar. Pero Rafael no podía disimular la preocupación que lo consumía.
—Hermana, he oído hablar a la gente… —dijo, sin poder contener el temblor en su voz—. Dicen que tu enseñanza es peligrosa, que enseñar a las niñas no trae más que problemas.
Celestina, sin perder la calma, dejó los cuadernos y se acercó a él. Colocando una mano suave pero firme sobre su brazo, le respondió con serenidad:
—Rafael, las niñas merecen saber tanto como los niños. No solo quiero enseñarles a leer o a contar; quiero que vean que pueden aspirar a algo más. Y si eso molesta, entonces seguiré haciéndolo. Si la educación es peligrosa para algunos, quizás sea porque temen lo que pueda lograr en sus manos.
Rafael la miró, aún inquieto, pero en silencio sintió que su miedo se disipaba. En su lugar, quedó el asombro. Sabía entonces que la valentía de Celestina era más fuerte que cualquier amenaza, y que, aunque el camino fuese duro, su hermana no daría un paso atrás.
Hablaron largo rato. Rafael supo la importancia de lo que ella hacía.
—Hermana, de ti aprendí a leer y a escribir. — le dijo, por fin. — Y ahora me enseñas otra gran lección. Si tu enseñanza es peligrosa entonces quiero ser parte del peligro.
Celestina sonrió, conmovida por sus palabras. Acarició con ternura la mano de Rafael, sintiendo en su hermano la misma determinación que ardía en su propia alma.
—Rafael, debes saber que habrá consecuencias.
—Las habrá de cualquier forma —respondió él, con un brillo decidido en su mirada—. Pero prefiero enfrentar el riesgo con la verdad que vivir seguro en la ignorancia. No puedo callar cuando sé que lo que haces es justo. Y escucharte me ha dado fuerzas.
Afuera, el murmullo de la gente crecía. Pero en ese instante, entre ellos, solo había una certeza: el conocimiento no debía ser una jaula, sino un camino hacia la libertad. Celestina asintió. Luego, con un gesto rápido, recogió los cuadernos y le tendió uno.
—Entonces, ayúdame. Si la educación debe pasar de mano en mano, que sean nuestras manos las que la repartan.
ODE TO LA GUERRERA, CELESTINA
LOLA ROSARIO APONTE
In a shackled Borikén shrouded under a colonial patriarchy you resisted, reminding el municipio de San Juan y toda la nación that you would not be silenced no matter how hard they tried and they did try
School funding DENIED Request for official recognition DENIED Payment for your teacher’s salary DENIED
But what they did not know was that your light would never be dimmed
Because your mission was greater than the systems of oppression hoping to make you ‘go away’
You chose tu propia ruta turning your home into a classroom filled with more than pencils and paper
You gave hundreds of little girls of all melanin tones compassion, hope and cariño empowering them so they would know their worth and learn to defy a society that labeled them - just as it had you‘less than’
You became their beacon and, in doing so, you became ours reminding us of what is possible when we refuse to be erased
Hoy y siempre
I honor you, nuestra Gran Maestra Celestina Cordero Molina
Tú eres la guerrera que vive en mí
LEGADO
ESTHER M. ANDRADE
Lo gritamos, alto y claro,
Que lo escuchen los que se creen que están al frente.
Y aquellos que se niegan a reconocerte e insisten en dejarte atrás.
“¡Celestina, tu legado sigue intacto!”
Niñas, ahora mujeres
Como teas llevamos el lápiz afilado.
Escribimos y pasamos el batón para enfrentar la cesación de la memoria.
Seguimos como un mapa, los trazos que se deslizan desde La Luna, hasta Cangrejos, hasta Amelia, hasta la tierra de Gigantes, hasta el Ancón.
Escribimos.
Maestra te inmortalizamos.
Nuestro papel y lápiz llevan el peso de tu indeleble enseñanza.
Por ti libramos esta batalla que nos persigue
Que persiste en no reconocer quienes somos.
Que pretende quemarnos en la hoguera del olvido.
Niña negra
Mujer negra
Niña Mujer Negra
Que nuestro papel y lápiz sea evidente prueba.
Que sea la marca intachable de nuestra herencia.
Que el legado de la maestra de maestra nos sirva de moldura.
Que nuestro tesón no quede a medio quemar.
Que se escuche alto, muy alto
“¡Celestina, tu legado sigue intacto!”
BREVE RESEÑA DE LA ANTOLOGÍA
CELESTINA CORDERO MOLINA, SIEMPRE VIVA (EDITORIAL EDP UNIVERISTY, 2024)
MARILOURDES ACEVEDO ROMÁN
Hoy somos eco, de su sabiduría ancestral. Ni el paso del tiempo, Ni el peso de la historia Podrán volver a ocultar tu nombre…1
En tiempos pasados, los apellidos Cordero Molina estuvieron estrictamente asociados a la insigne figura del maestro Rafael. Reconocido por su labor educativa en tiempos de racismo y discrimen, el Maestro Rafael educó con pasión a los niños, sin importar el tono de su piel o su clase social. Desinteresadamente, apostó a la educación como medio de progreso para los niños más desventajados de la sociedad en la que le tocó vivir. Al igual que su hermano, Celestina se desempeñó como maestra y tuvo a su cargo una escuela de niñas. Sin embargo, su nombre, quedó oculto entre las sombras del tiempo. Tanto la celebración del Decenio Internacional de los Afrodescendientes y a su vez, la creación de la Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales, le ofrecieron a las mujeres, cuyos nombres había ocultado la historia, resurgieran con plenitud. Una de ellas fue Celestina Cordero Molina.
La Cátedra de Mujeres Negra Ancestrales según expresa su creadora, la escritora Yolanda Arroyo Pizarro es ¨proyecto performático de escritura creativa…donde a través de talleres los participantes se apoderan del proceso de creación, corrección, edición y publicación para parir libros con las historias de nuestras abuelas, bisabuelas y tatarabuelas cimarronas, rebeldes, luchadoras¨. De las investigaciones que se produjeron en los talleres, se han publicado, más de cincuenta textos creativos en los que se han reivindicado ¨la presencia de las mujeres negras que ha sido invisibilizada a lo largo de la historia¨. Algunas de las protagonistas de estos textos son: Celestina Cordero Molina, Pura Berplé, Juna Colón y Cecilia Orta Allende, entre otras. Cabe señalar que los textos creativos ¨rompen los límites entre la historia y la ficción, ya que, en ocasiones, ¨ofrecen versiones alternativas a las que ofrece la historia oficial¨.
La publicación de la antología Celestina Cordero Molina, siempre viva, cuya edición estuvo a cargo de la Dra. Rosario Méndez Paneda y publicada por la Editorial EDP University, es el resultado del deseo de celebrar y honrar el legado de Celestina; una mujer negra libre que entendió la importancia de la educación de las mujeres como una forma de combatir la pobreza, el discrimen y el racismo. A través de veintidós poemas, siete narraciones y diecisiete ilustraciones se rinde homenaje a la mujer, a la maestra Celestina y a todas las maestras, especialmente las negras, cuyo trabajo contribuyó a la construcción de la sociedad puertorriqueña. Debemos señalar que el rescate de las voces ocultas resulta necesario, ya que permite ampliar los límites, que la historia tradicional le ha impuesto al estudio de los hechos o personajes históricos. Edgardo Pratts, en su libro Historia oral como método investigativo (2005) explica que
…la utilización imaginativa del material de las fuentes puede iluminar muchas zonas de la historia que, de lo contrario podrían haberse visto condenadas a permanecer en la oscuridad…Ofrece también el medio de restituir a ciertos grupos sociales una historia que podría haberse dado por perdida o de cuya existencia no era eran conscientes. (36)
De aquí que la antología Celestina Cordero Molina, siempre viva es un excelente ejemplo de justicia afroreparativa. Esta antología cumple con la misión de reincorporar a Celestina, como mujer negra, en la historia puertorriqueña. “Celestina lleva pidiendo visibilidad y reconocimiento a su trabajo desde 1817 y a través de estas páginas queremos rendirle un homenaje literario y pictórico que perdure en el tiempo. Las letras y el pincel le confieren vida en el presente y nos acercan a su singularidad y fuerza”. (24)
1 Fragmento del poema de Somos eco de tu sabiduría ancestral de mi autoría, incluido en la antología Celestina Cordero Molina, siempre viva.
MUJERES LIBERTARIAS A TRAVÉS DEL ARTE
DELIA CABRERA CRUZ
Celestina Cordero Molina 1787-1862
San Juan
Como la luna llena que alumbra los caminos de la noche, Celestina Cordero Molina iluminó las mentes de las niñas puertorriqueñas de nuestra ciudad capital, San Juan, durante la primera mitad del siglo 19, desde su centro educativo ubicado en la calle Luna. En este periodo histórico aún prevalecía el cruel régimen esclavista en Puerto Rico, realidad que permite valorar en su mérito la aportación de Celestina en la formación de las párvulas, niñas “blancas”, “negras”, “mestizas” y de sectores económicos medios. La enseñanza de la lectura, la escritura y los principios cristianos, entre otros aspectos del saber, eran transmitidos por Celestina, hermana mayor del también maestro Rafael Cordero Molina. Ambos dedicaron su vida a educar a los y las sanjuaneras: Rafael se encargaba de los niños y Celestina se dedicaba a las niñas, siguiendo el patrón de las costumbres de la época. Celestina, mujer negra y de familia de orígenes artesanales, abrió espacios para que las féminas ejecutaran la docencia. Su vocación de maestra y su interés por esta tarea la ubicó como precursora de las educadoras puertorriqueñas.
Reseña de la obra Celestina Cordero tomada del libro Mujeres Libertarias a través del arte.
CELESTINA
CORDERO MOLINA: UNA HISTORIA BAJO SOSPECHA
ALVERIO RAMOS1
ZULMARIE
En la colonia, la historia bajo sospecha es la nación bajo sospecha. Gervasio Luis García, Historia bajo sospecha (2015)
Nuestro devenir como pueblo tiene diversidad de rasgos que forman laberintos multicursales,2 con muchos aspectos que están bajo sospecha. ¿Qué es estar bajo sospecha? Desde un punto de vista legalista, es tener la condición de ser investigado por conducta delictiva o contraria a la norma imperante. En nuestro caso, podemos identificar como un patrón normativo y sistemático validado por siglos la falta de crédito, reconocimiento y visibilidad de la población negra libre y su contribución histórico social. La historia de esta población aún padece de la enfermedad del silencio, de la otredad, de fracturas históricas y el olvido, una condición que se recrudece si los sujetos históricos en cuestión son mujeres negras.
No obstante, aun en las bifurcaciones históricas silenciosas, calladas y muchas veces no reconocidas, tenemos la oportunidad de encontrar investigaciones que nos abren nuevos panoramas. Gracias a estas conocemos hoy la realidad de una mujer que decidió ser un ente de cambio en el escenario del desarrollo de la educación: Celestina Cordero Molina. Esta mujer negra vivió en la ciudad amurallada capitalina, un espacio laberíntico de saberes oficiales, clandestinos, subversivos y confrontados, en el cual decidió impartir el conocimiento de las primeras letras. Además, fue una voz militante que renacería para amplificar las de otras mujeres negras silenciadas.
Cuestionar las normas
Es desde la mirada descolonizadora, desafiante y arriesgada que nos aportó Celestina Cordero Molina, que se presenta una nueva lectura de nuestra historia. Inconformes con una historia oficial colonial blanca, masculina, patriarcal, opresora y excluyente, tenemos la oportunidad de exponer otra historia, la silenciada, la confusa, intrigante y ciertamente llena de omisiones desde diversos lugares. Esto nos obliga a repensar el discurso histórico oficial para desentrañar sus lagunas, fisuras y aquello que nos resulta difícil de comprender. Respecto a Celestina, tenemos que reconsiderar su formación, su crecimiento y su desarrollo como mujer, como ciudadana de nuestro país y como maestra. Es un deber ponerla bajo la lupa de quienes ahora estudiamos el pasado con pensamiento arqueológico, ese pensamiento que sacude los misterios de la historia escrita.
Si se habla de la formación histórica de un pueblo, se debe considerar lo que constituye la norma social, aquellas reglas (codificadas muchas veces) que ayudan a una sana convivencia. No obstante, ¿podemos hablar de sana convivencia cuando se margina a parte de la población a los confines del olvido histórico? Claramente, es imposible. Por ello, hay que revisar con sospecha y particular curiosidad esa norma social que fue instaurada en el siglo diecisiete y gran parte del siglo dieciocho. Este orden se caracterizó por la poca atención de la metrópolis española a nuestro pueblo, por establecer una economía precaria, y por agenciar el aislamiento y el empobrecimiento de la sociedad. Todo ello estaba matizado por la falta de recursos educativos y económicos para la población criolla que aumentaba como consecuencia natural del crecimiento poblacional.
1 La licenciada Zulmarie Alverio Ramos se desempeñó como Editora en jefe de la Revista de Derecho Puertorriqueño y fue presidenta de la Comisión de la Revista Jurídica del CAAPR. Trabajó como Asesora Legal de la judicatura en la Academia Judicial Puertorriqueña y como Fiscal Auxiliar en el Departamento de Justicia de Puerto Rico. En la actualidad, es abogada privada en materia de derecho penal, penal apelativo, algunos asuntos de materia civil y de familia. Además, es tallerista y conferenciante educativa y motivacional. Está certificada como Coach Profesional y ha escrito varios artículos para periódicos, revistas educativas y jurídicas. Es autora del Libro La Gran Ausente: La Maestra Celestina Cordero Molina (2015).
2 Penelope Reed Doob, The Idea of the Labyrinth: from Classical Antiquity through the Middle Ages (Michigan: Cornell University Press, 1992) 46. Según Reed, existen dos tipos de laberintos, los laberintos de un único y complejo camino, llamados unicursales, y los laberintos multicursales, que se componen de varios caminos, característicos de parques y jardines
Cuestionar la indiferenCia
La indiferencia por parte de la metrópolis española dio paso al surgimiento de diversas realidades que se consolidaron, tales como el mestizaje poblacional o las diferencias en visiones eclesiásticas y capitalinas en cuanto a asuntos como el campo y la ciudad, el fortalecimiento de las estructuras en la capital como bastión militar y la economía. Esto propició que, entre otras categorías poblacionales, la sociedad puertorriqueña se conformara por personas esclavizadas, negros libres, pardos y hombres blancos criollos e inmigrantes, empobrecidos o parte de alguna economía que intentaba repuntar. Las mujeres y su entorno en este periodo no se contemplaban como parte de la sociedad puertorriqueña. No es sorpresa, teniendo en cuenta tanto el historial de la gestión de la metrópolis respecto a la isla como la administración gubernamental.
Si examinamos las fuentes históricas, podemos notar que la sociedad puertorriqueña comprendía desde lo que era San Juan –su ciudad capital amurallada como centro militar y administrativo– hasta San Germán, el segundo centro urbano del siglo XVIII. Para el 1769, la población de mayor crecimiento en todo Puerto Rico fue la de negros y negras libres. No obstante, hasta esta fecha las personas negras no tenían muchas oportunidades para despuntar como agentes de cambio en nuestra sociedad, y menos aún la posibilidad de asistir a una escuela. En el 1770, se reglamenta oficialmente la instrucción en Puerto Rico por mandato del gobernador de entonces, Miguel de Muesas (1715-1789). Según las Actas del Cabildo de San Juan, los niños que podían asistir eran los blancos, pardos y morenos libres. Los esclavos no estaban incluidos expresamente en el documento como tampoco lo estaban las mujeres.3 Ambas poblaciones fueron excluidas sistemáticamente. En el libro Historia de Mujeres Puertorriqueñas Negras de Rosario Méndez Panedas, la autora relata que en Puerto Rico el sistema educativo siguió las características del sistema español. Además, su investigación nos indica que fue siempre una educación religiosa y católica que prestaba atención a la formación moral y espiritual del ser humano. Este sistema educativo fue más asequible a los nobles y a los ricos que a los desamparados, y además ofrecía más facilidades a los hombres que las mujeres.4 Se podría cuestionar si –fuera de la esfera de los hombres blancos, nobles y ricos– todos los demás, incluyendo a las mujeres y sin importar su raza, eran considerados seres humanos.
transformar el sistema eduCativo
El 6 de abril de 1787 nació Celestina en una familia de negros libres. Esta mujer se convertiría en la primera maestra negra libre en abrir una escuela para niñas en la ciudad de San Juan. Sin embargo, antes de ser reconocida, Celestina tuvo que librar una batalla intensa con el gobierno y la sociedad que existía en el momento. Los documentos históricos disponibles así lo demuestran.
Es importante recordar que tanto las memorias, relaciones oficiales, asuntos gubernamentales, administrativos y reglamentarios, como los acontecimientos naturales, civiles, religiosos y sociales se dejaban plasmados en dos repositorios: la Arquidiócesis de San Juan y las Actas del Cabildo de San Juan. Ambos contienen información útil para el estudio de la demografía y la genealogía del país, entre otros temas. Las Actas del Cabildo, en gran parte generadas en el siglo dieciocho y las primeras dos décadas del siglo diecinueve, constituyen el testimonio apalabrado de lo que fue la evolución, el devenir, las incidencias y la vida del pueblo puertorriqueño en ese tiempo.5
3 Ver Zulmarie Alverio Ramos, La gran ausente: Celestina Cordero Molina (San Juan: EDP University, 2018) 168.
4 Ramón Mellado Parsons, La educación en Puerto Rico (San Juan: Editorial Alma Mater, 1979) en Rosario Méndez Panedas, Historia de mujeres puertorriqueñas negras (San Juan: EDP University, 2020) 31.
5 Ver nota 4.
No obstante, las memorias oficiales históricas deben examinarse con cierta incredulidad, ya que tenían mucho de censura y estaban intervenidos por un clima de inestabilidad a causa de las diferentes visiones de cómo convenía manejar un pueblo. Unos actos se visibilizaban y otros no debido a diversas razones o presiones económicas, culturales, políticas y sociales. En lo que respecta al tema de la educación de comienzos del siglo diecinueve, los documentos históricos nos dejan saber que el número de escuelas en la isla era muy reducido y que la educación no era una prioridad del gobierno peninsular.6 Es por esa negligencia generalizada que, aun teniendo una información oficial y escrita sobre el inicio de la educación y los esfuerzos gubernamentales por regularla en la isla, esta se debe examinar bajo un lente minucioso e inquisitivo.
Debemos recordar que el entretejido histórico que se elaboró respecto a la educación y sus gestantes se dio con mesurable displicencia. Hubo una actitud indiferente, que expresaba que la educación era carente de valor, que en su ámbito no ocurría nada relevante y que no había nadie que mereciera destacarse. Entre estas líneas históricas podemos ver que hay fracciones y esferas separadas. Las actas en sí, más que meramente establecer oficialmente los asuntos de la colonia, dejaban ver la clara disparidad social existente. Eran, pues el lugar perfecto donde se podía captar cómo la formalidad gubernamental creaba espacios idóneos donde se cuajaba y cocinaba el discrimen por razones de raza u origen social. Cuestionablemente, nuestra historia educativa se desarrolló así, desde lo difuso, fronterizo y limitante.
La visión de nuestra primera maestra negra libre, Celestina Cordero Molina, emergió en ese contexto. Estudiar el caso de Celestina es observar a una mujer que retó y traspasó una línea social crucial al situarse frente a los participantes que administraban y dirigían al cabildo gubernamental de la ciudad del siglo diecinueve donde le tocó vivir. Ahora bien, podemos cuestionar el acto en sí o simplemente verlo como consecuencia lógica de su solicitud de ser reconocida como maestra de manera oficial. Cuestionar y debatir el entretejido social histórico utilitario, pragmático, cognoscitivo, legítimo e intelectual que envolvía a la figura de Celestina en ese tiempo es adentrarse en los discursos históricos oficiales. El discurso histórico que presenta a la figura de Celestina es de contrastes. Por un lado, figura la mujer silenciada en cuanto a su gesta educativa. Por otro lado, existe un espacio educativo que posee lagunas periódicas donde no se formaliza con datos esa información que resta o falta para poder comprender a fondo el desarrollo del sistema educativo en Puerto Rico. Poseemos una historia fraccionada, donde no se hacen visibles dichos datos, sino que se ocultan más en la medida en que dejamos en el olvido y el silencio lo que esta mujer realizó en el desarrollo de la historia de la educación de Puerto Rico.
Cuando se cuestiona la historia, necesariamente estamos sumergiéndonos en el discurso de las subjetividades que se formaron con el paso del tiempo. Son estas narrativas las que nos llevan a meditar sobre la visibilidad de estas subjetividades y el discurso colonial. Todo orden, razón o pensamiento que se da en una época va precedido por el discurso de quienes ostentan el poder. En el caso de Celestina, la narrativa histórica estaba precedida por la que envolvía a su hermano y así se fue fortaleciendo con el pasar del tiempo. Celestina fue colocada en un segundo plano, aun cuando los datos reales se podían constatar con el Cabildo y la Arquidiócesis. Se sabe a través de éstos que era ella quien levantaba su voz exigiendo el reconocimiento de su espacio dentro de la sociedad, un espacio dedicado a la educación y a las primeras letras de los niños y niñas de la capital. Si aún hoy se imponen obstáculos a las mujeres racializadas, no resulta difícil imaginar la cantidad de trabas y las fuerzas sociales que confrontó Celestina.
6 María D. González García, El negro y la negra libre: Puerto Rico, 1800-1873. Su presencia y contribución a la identidad puertorriqueña. (San Juan: MGG Editorial, 2014) en Méndez Panedas, 33.
Celestina ante el disCurso históriCo ofiCial
el lugar y el espaCio de Celestina
En el entretejido de posibilidades multicursales en los cuales se puede observar el discurso histórico sobre la figura de Celestina y su diversidad de roles, hay que tener en cuenta el espacio donde ella posiblemente se desarrolló como educadora. Muchas veces los desafíos comienzan desde donde se sitúa el sujeto estudiado. No obstante, el espacio no es lo mismo que el lugar. Por lugar debemos entender aquí esa estructura física donde mora y transita el sujeto. En cambio, el espacio es la esencia propia que da el sujeto al lugar físico y ciertamente la interacción de la figura estudiada con otras en su entorno. Por lo tanto, es válido intentar conocer los lugares y espacios que ocupó Celestina y reflexionar sobre su historia.
En el caso del primero, (estructura física) podemos examinar brevemente el lugar donde se sitúa la residencia llamada Casa Cordero en el Viejo San Juan. Si bien es cierto que los planos existentes indican que se trata de la Casa Rafael Cordero, los estudios e investigaciones sobre estas figuras siempre ubican juntos a ambos hermanos. Dado a que las viviendas urbanas sanjuaneras eran en muchos casos para esta época espacios multifamiliares, es razonable pensar que el lugar así llamado era el mismo donde podemos ubicar a Celestina. La estructura que muy posiblemente compartían como vivienda se sitúa en la calle Luna 315. Está identificada en el Instituto de Cultura Puertorriqueña y en el Archivo de la División de Preservación Histórica como el edificio donde enseñó el maestro Rafael Cordero, llamándola con el tiempo y hasta el presente como Casa Cordero.
Aunque hoy resulta casi imposible reconocer debido a los cambios en su volumetría, de los planos se desprende que la estructura original tenía una entrada con barandas y dos grandes arcos bajo un pretil que complementaba la fachada. Esta cara daba a la sección principal de la calle Luna. Se estima que la vivienda era de sólida mampostería y se dividía en dos plantas. En la primera, se pueden observar varias estancias o salones que se conectaban unos con otros, además de un patio interior longitudinal que daba a las escaleras. El interior estaba delineado por una estructura rectangular. La segunda planta, a la que se accedía por escaleras, contenía una planta similar, pero en menor proporción. En ella, de lo que se observa en el plano, solo tres estancias se conectan entre sí. Este es el lugar físico donde se ubica la Casa Cordero, pero ¿qué hay del espacio?
Celestina construyó un espacio que gestó bajo la conservadora y a la vez cambiante sociedad del siglo dieciocho. Propongo en la actualidad, que la figura de celestina provocó diálogos que desafiaron el macrosocial, dentro de su lucha por ser reconocida como maestra por más de quince años antes de que se le diera oficialmente ese nombramiento. Su insistencia y el tiempo transcurrido representan la enorme fuerza de voluntad de Celestina para construir un espacio propio. Los diálogos nacieron en el lugar donde se ubicaba su escuela y crearon a su vez el espacio necesario para irrumpir el andamiaje discursivo social de su época. Aun así, observamos cómo su voz e imagen fueron confinadas al olvido. Su gesta educativa no reconocida fue atribuida casi en exclusiva a su hermano menor Rafael. La visibilidad, la acción educativa, la contribución a la historia de la educación e incluso la estructura física del lugar donde fungía como maestra fueron otorgadas a su hermano, un hombre negro que la historia también ha desdibujado como una figura servil, no confrontativa y que tampoco dejó pruebas de su gesta o acción ante las autoridades gubernamentales. Celestina propició un espacio dentro de un lugar rodeado de una ciudad habitada por una sociedad violentada. En este contexto, Celestina enseñaba a las niñas, que en total se dice que fueron 116.7 Esta cantidad, no obstante, es cuestionable. Si correlacionamos el tiempo en que la educadora vivió y dio clases hasta cerca de la fecha de su muerte 1862, podemos inferir que esa cantidad debió ser mucho mayor. Estas niñas, a diferencia de algunos discípulos de su hermano, solo eran mencionadas por su género, razón por la cual pasaron a la historia aún más imperceptiblemente. El 7 10 de febrero de 1817 - Actas del Cabildo de san Juan. Núm. 119. Celestina solicita dotación para escuela de niñas. Celestina hace presente que hace quince años se ocupa de la enseñanza de niñas y que para la fecha de pedido tenía a su cargo 116 discípulas. Pedía que se le dotara cómo a las otras cuatro escuelas. La misma es denegada por el Cabildo de San Juan.
dar voz a Celestina y su historia es dar voz indirectamente a la niñez olvidada, innombrada e invisibilizada que cayó en desgracia por el hecho de no ser blanca, noble ni rica. Por mucho tiempo, esa otra historia, la que cuenta la experiencia de la niñez silenciada y menospreciada apenas estuvo presente en la narrativa oficial. El poder blanquea la historia, excluye eventos, personas y tiempos, y la reconfigura en una historia de sumisión que se repite a través de generaciones en las escuelas primarias, intermedias y secundarias de nuestro país. Ciertamente, esta realidad está cambiando ante la presencia de investigaciones sobre Celestina y la sociedad puertorriqueña y ciertamente el compromiso de historiadoras femeninas que buscan visibilizar a nuestra maestra Celestina Cordero Molina dentro del entretejido histórico global de Puerto Rico.
ConClusión
Cuando repensamos a aquellos que están en los espacios inhóspitos del olvido, de la orfandad, a la otredad dentro de los ya olvidados históricos, damos luz a nuestra historia colectiva. Entre voz y voz se comienza a deconstruir, descolonizar y a desentrañar aquello que fue forjado sobre una base de historias sin historia, sumisas, poco problemáticas, tranquilas y ciertamente muy sospechosas. De la memoria colectiva de nuestro pueblo resurge esa otra historia: la sangrienta, la ardiente, la que confronta, la que presenta las luchas entre conciencias, la que revoluciona, la que duele al leerla y saberla. Esta otra historia se apodera de un lugar para formar espacios discursivos y alternativos tal y como hizo Celestina Cordero Molina, luchando contra una ciudad amurallada en pensamiento, palabra, obra y sobre todo omisión. ¡Qué vivan las plumas de aquellas figuras que hacen visible a nuestra maestra Celestina Cordero Molina!
“El dar voz a Celestina y su historia es dar voz indirectamente a la niñez olvidada, innombrada e invisibilizada que cayó en desgracia por el hecho de no ser blanca, noble ni rica.”
ACTIVIDADES RELACIONADAS A CELESTINA CORDERO MOLINA
IV Jornada Antirracista Celestina Cordero Molina en la Universidad Interamericana en San Germán https://www.facebook.com/pablo.l.rivera.7/posts/10168644228975322
Me llamo Celestina Cordero Molina, nací en San Juan el 6 de abril de 1787. Soy una de las primeras mujeres negras de Puerto Rico que ha conseguido la licencia de maestra. Esa es la profesión a la que yo me he querido dedicar toda mi vida. Me ha costado mucho trabajo conseguirlo porque además de ser mujer, soy negra y en la época en que yo nací los negros y las mujeres no tenían ningún derecho ni siquiera podíamos ir a la escuela. Incluso en ocasiones se castigaba a los negros esclavizados que habían aprendido a leer y escribir, se castigaba tanto al amo como al esclavo.
Pero eso no les importó a mis padres, que nos enseñaron a mis hermanos, Rafael y Gregoria, y a mí a leer y escribir. Mis padres, Lucas y Rita, eran negros libres, en una época en que la mayoría de 1 Escribí este cuento como parte de mis trabajos en la Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales en el 2016, y se publicó en la plataforma de Amazon en febrero de 2017. El cuento obtuvo el Premio de Mención Honorífica del Pen Internacional de Puerto Rico ese mismo año. Además, incluí el cuento en mi libro Invisibilizadas e Innombradas: Cuentos de Mujeres Puertorriqueñas Negras. San Juan: EDP University, 2022.
los negros estaban esclavizados al servicio de los blancos. Mi madre se encargaba de nosotros y de nuestra casa y mi padre era artesano, pero le encantaba también enseñar a otros lo que él sabía hacer. Todas las tardes nos sentaba para que practicáramos la lectura y la escritura; cuando ya nosotros sabíamos leer y escribir enseñaba a todos los niños del barrio que se acercaban a nuestra casa. Me parece que de mis padres heredamos mis hermanos y yo el deseo de enseñar. Como soy tres años mayor que Rafael y aprendí antes que él a leer, yo fui su primera maestra; a él como a mí le encantaban los libros y siempre que me veía leyendo se acercaba y me pedía que le enseñara lo que significaban esos signos. Era muy gracioso verlo con tanto interés, escuchándome leer, aunque a veces se impacientaba porque quería leer más deprisa de lo que podía, la verdad es que desde que éramos pequeños nos gustaron mucho los libros.
Así que en cuanto he podido he organizado una escuela en mi casa. Casi desde el principio han venido muchas alumnas. Hay épocas en las que he tenido hasta 116 estudiantes, a mí no me importa que sean muchas, al revés me encanta que mi salón esté siempre lleno de niñas que quieren aprender a leer y escribir, me da mucha alegría cada vez que llega una nueva alumna a mi clase. Como nunca he tenido hijos, siento que estas niñas son mis hijas y quiero hacer con ellas lo que mi madre hizo conmigo y mis hermanos, enseñarlas a leer, a escribir y a ir descubriendo la magia del mundo que les rodea. Nunca he entendido por qué los niños sí pueden ir a la escuela, pero eso no parece ser importante para las niñas. Yo fui una niña muy curiosa, con muchas ganas de saber y estoy segura de que hay muchas niñas de todos los colores que se parecen a mí. He luchado sin descanso para poder lograr que el gobierno me pague un sueldo por el trabajo que llevo haciendo hace ya mucho tiempo. La escuela ya funciona, pero el gobierno no la ha reconocido todavía.
He tenido que solicitar varias veces al Cabildo de San Juan para que me permitan abrir una escuela, primero me dijeron que no, pero yo sigo insistiendo; estoy segura de que algún día lo conseguiré. Mi hermano Rafael tiene otros oficios, le gusta trabajar con sus manos, es tabaquero y zapatero, pero yo siempre he sido maestra, nunca me he dedicado a otra profesión, por eso para mí es tan importante lograr que me den la plaza de maestra, que me den una plaza en propiedad, esa ha sido mi única profesión y yo necesito un salario para poder vivir y ayudar a Rafael con los gastos de la casa.
A mi hermano Rafael también le encanta enseñar, quiere mucho a sus niños y no le importa quedarse sin comer para que sus alumnos lo hagan. Mi hermana Gregoria me ayuda con las niñas. Los tres compartimos la escuela, que está en nuestra casa; Rafael se dedica a sus niños y Gregoria y yo
a las niñas, pero yo soy la encargada de solicitar todos los permisos para que nos permitan abrir oficialmente la escuela. Digo oficialmente, porque la escuela lleva ya mucho tiempo funcionando.
Cada vez que visito el Cabildo siento todas las miradas puestas en mí, sé que a los funcionarios del gobierno les extraña que una mujer negra venga tanto y que siga insistiendo incluso cuando le niegan su solicitud, pero a mí no me importa su extrañeza, yo sé muy bien quien soy y lo que quiero; sé que intentan que me canse, pero no lo lograrán jamás. Cada vez que consigo una audiencia para que se vea mi solicitud, me empeño en arreglarme más de lo que lo hago todos los días para enseñar a mis niñas; me pongo los únicos zapatos que tengo de salir y que hacen ruido cuando camino. Me gusta ese ruido que parece ser un anticipo de que yo vengo, de que estoy dispuesta a regresar cuantas veces sea necesario hasta lograr que se cumpla mi deseo. No quiero pasar desapercibida, quiero que se acuerden de mí; de esa mujer negra que es maestra y tiene ya una escuela. No hay muchas mujeres como yo, son pocas tanto blancas como negras, las mujeres que saben leer y escribir y por eso me siento muy orgullosa de ser una de ellas y quiero que cada vez sean más. Una amiga de mi madre me habló hace mucho tiempo de Sor Juana Inés de la Cruz, la religiosa mexicana a la que le encantaba aprender y tuvo que meterse monja para poder lograrlo, yo siento que quizás entre mis niñas hay muchas sorjuanas que están deseosas de aprender por eso tengo que dedicarme de lleno a mi trabajo de maestra. ¡!!Hay tanto que enseñar!!!! Por fin, llegó el 3 de julio de 1820 y he visto mi sueño hecho realidad: mi nombramiento oficial de maestra en propiedad. ¡Qué alegría más grande siento en mi corazón !!!!!! He fundado, oficialmente, ¡¡en San Juan una de las primeras escuelas para niñas!! Tengo 33 años, pero llevo desde antes de los 15 enseñando a otras niñas a leer y escribir. Desde el 1802 tenemos, Rafael y yo,
en nuestra casa de San Juan en la calle Luna una escuela para niñas y niños. Yo sé que soy maestra y mis alumnas lo saben, pero que el gobierno de San Juan lo sepa también me llena de orgullo. Tantas visitas al Cabildo, tantas cartas enviadas, pero al final lo he conseguido. Soy maestra en propiedad y ahora voy a recibir un sueldo por hacer lo que más me gusta. ¡¡Estoy tan agradecida a mis padres que me enseñaron a leer y escribir!!
Ahora, a mi paso, escucharé orgullosa: “esa mujer negra es la maestra de la escuela de niñas de San Juan” y estoy segura de que con mi ejemplo pronto otras mujeres abrirán nuevas escuelas por otras partes de la isla y cada vez serán más las niñas que en Puerto Rico aprenderán a leer y escribir.
“No hay muchas mujeres como yo, son pocas tanto blancas como negras, las mujeres que saben leer y escribir y por eso me siento muy orgullosa de ser una de ellas y quiero que cada vez sean más.”
Quisiéra Maéstra Céléstina Cordéro apréndér a léér y a éscribir
Celestina Cordero - Dibujo plumilla por Tomás Méndez Panedas
Yolanda Arroyo Pizarro (cita del libro de Celestina Cordero, siempre viva. Editorial EDP University, 2024)
CELESTINA, ANCESTRA Y MAESTRA
ANA IRMA RIVERA LASSÉN
Cuando más joven y comenzaba a buscar información de nuestras historias como mujeres, de la participación de las mujeres en la historia y nuestros derechos, encontraba poco escrito y muchas ausencias. Tenía conciencia que la historia tiene un punto de vista patriarcal, racista y clasista, aunque en aquellos momentos yo no le llamara de esa manera, pero sabía que no estábamos visibles las mujeres y que nuestras historias y aportaciones no estaban contadas en los libros de historia.
A medida que buscaba encontraba una conexión con el tema de la educación en las vidas de quienes iba descubriendo. Las primeras que encontré fueron las sufragistas, las que defendían el voto para las mujeres. Entre ellas encontré a Doña Ana Roqué y Geigel, conocida como Ana Roqué de Duprey. Ella fue educadora, escritora, científica, líder sufragista y antiesclavista. Fundó escuelas y ayudó a fundar universidades en Puerto Rico. La lucha por la educación para las mujeres se cruzaba con las luchas para el derecho al voto.
También encontré a Luisa Capetillo Perón, líder obrera, sindicalista, y teórica feminista; ella también fue educadora. Luisa Capetillo se preocupó por educar a obreros y obreras en sus sitios de trabajo, era lectora en esos espacios de obras literarias, políticas y sociales. Fue una defensora de la libertad para las mujeres como eje de nuestras vidas; su vida fue ejemplo de esa libertad que expresó en sus ensayos.
Siempre hablo de las intersecciones de raza y género como una de las maneras metodológicas de ver la historia y eso fue más evidente en mi búsqueda cuando leí sobre Celestina Cordero 1 Licenciada y Exsenadora de Puerto Rico, 2021-2024. Fue presidenta del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico. Es parte del Consejo Consultivo del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM) y del Consejo Consultivo de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora. Fue cofundadora del Movimiento Victoria Ciudadana y pasada Senadora en Puerto Rico por el mismo del 2021-2024.
y Molina. Ella fue pionera de la educación para todas las mujeres en Puerto Rico, un siglo antes que Ana Roqué y Luisa Capetillo. Celestina rompió esquemas múltiples en tiempos donde existía aún la esclavitud en Puerto Rico y cuando las mujeres en general no tenían derechos, incluyendo el de la educación.
Todas, Ana, Luisa y Celestina eran educadoras y todas creyeron en lo que hoy llamamos derechos políticos, civiles, económicos, sociales y culturales. Yo las honro como parte importante de mis ancestras.
Pongo mi atención en Celestina, mujer negra, hija de personas negras libres; luchó por la educación para todas las niñas y fundó escuelas para ello. Esa historia no era conocida, estaba escondida tras la de su hermano Rafael, pero la gran gesta de Celestina no era conocida. Cuando se hablaba de Rafael Cordero, el Maestro Rafael, y de su gran labor en la enseñanza de niños, de diversidad de estratos sociales y razas, lo que no se entendía era que él enseñaba solamente a niños. Sus hermanas Celestina y Gregoria atendían a las niñas. La óptica de la mirada desde el género a ese momento y a esa familia tan valiente sacó del olvido a las hermanas de Rafael y también a su madre y a su padre.
Cuando la educación era privilegio de las personas más acaudaladas, particularmente de los hombres, el sexo y la clase determinaban el rol de la persona en la sociedad, y donde en tiempos aún de esclavitud, la educación a personas negras no era aceptada, resalta la imagen de una familia que aportó con su vocación y servicio a la alfabetización de mujeres y hombres en Puerto Rico. Rita Molina y Lucas Cordero además de enseñar a leer y escribir a sus hijas e hijo, también le inculcaron su amor por la enseñanza.
Esta familia Cordero Molina, personas negras, afrodescendientes, eran libres por no estar esclavizadas y también libres por tener una visión amplia de la educación como un derecho accesible para toda la niñez. Su visión, sin duda, cimentó el camino de la libertad en muchos sentidos, a través de la educación. Reconocemos esa gesta por ser precursora de impartir la instrucción pública a niños y niñas, sin distinción de raza, sexo o clase social.
Celestina se destacó por su insistencia en ser reconocida como maestra por las autoridades de la época. Imaginar la fuerza, aplomo y seguridad en sí misma de esta mujer negra y pobre, con todos los prejuicios en su contra, reclamar su derecho a ser maestra es digno de admirar. Esa historia debe ser contada muchas veces, escrita y reconocida en los libros de historia.
De mis gestiones como senadora que más me enorgullecen, están varios proyectos y resoluciones relacionados al orgullo de nuestra afrodescendencia:
Reconocer la existencia del racismo.
La ley 24 del 2021, para declarar la “Semana y el Día Nacional para la Erradicación del Racismo y Afirmación de la Afrodescendencia” debe venir vinculada a un periodo de actividades de reflexión y educación antirracista que aborde el racismo individual y cotidiano, institucional y cultural, así como la reafirmación de la afrodescendencia tanto en las agencias gubernamentales como en espacios educativos públicos y privados de todos los niveles. La ley exige también diseñar y ejecutar campañas de educación para promover la concienciación colectiva antirracista, la erradicación del racismo y la afirmación de la afrodescendencia en Puerto Rico, así como reconocer las aportaciones y el valor de las comunidades que sufren el racismo en Puerto Rico.
Nombrar las calles.
Resolución Conjunta Núm. 48 del 2022, para designar un tramo de carretera en el Municipio de Loíza con el nombre de Adolfina Villanueva Osorio, en reconocimiento a su gesta como mujer valiente que defendió sus derechos y los de su familia, en la búsqueda de una vivienda digna. Murió asesinada por un integrante de la Policía de Puerto Rico cuando intentaba defender el derecho de su familia a un hogar digno. Es un referente a la hora de hablar de derechos humanos y derecho a una vivienda digna.
Reparaciones en la memoria histórica.
La Resolución Conjunta Núm. 8 de 2024, para designar como “Edificio Celestina, Gregoria y Rafael Cordero Molina” la sede central del Departamento de Educación de Puerto Rico en reconocimiento al enorme legado a la educación de Puerto Rico de esta ilustre familia puertorriqueña afrodescendiente.
Respeto a la imagen de persona afrodescendiente.
Ley 106 del 2024, “Ley Contra el Discrimen Por Razón de Estilos de Cabello” para establecer la política pública en Puerto Rico en contra del discrimen racial contra los diversos peinados protectores y texturas de cabello que regularmente se asocian con identidades de raza y origen nacional particulares (incluyendo, sin que ello se entienda como una lista exhaustiva, a los rollos o rizos apretados, locs, trenzas pegadas, torcidos, trenzas, nudos Bantú y afros) en el ofrecimiento de servicios públicos, empleo, educación y vivienda, tanto en el sector público como en el sector el privado.
Toda esa legislación se dio en el marco del Primer Decenio de los y las Afrodescendientes (2015 al 2024) y de las luchas por las reparaciones de todo lo ocasionado por la esclavitud. Reparar la memoria histórica es una de esas acciones necesarias.
La educación como un derecho sigue siendo una lucha constante, y para las personas racializadas y pobres, aún más. Al acercarnos desde la intersección del género podemos ver más profundamente la inequidad. La resolución que da nombre a la sede del Departamento de Educación honrando a la familia Cordero Molina es una acción reparadora de la historia. Destacar a Celestina es una gesta reparadora de la historia y gestas de las mujeres negras. Zulmarie Alverio Ramos, de las personas que más ha estudiado la vida de Celestina, le llamó “la gran ausente”2
Las contribuciones de Rafael, el hermano, se reconocen en los libros de historia, más no las contribuciones y aportaciones de Celestina y Gregoria. Mientras la historia y las contribuciones
2 Alverio Ramos, Zulmarie, La gran ausente: la maestra Celestina Cordero Molina, Editorial EDP University, San Juan, Puerto Rico, 2017, segunda edición.
de Rafael a la educación en Puerto Rico son reconocidas en los libros de historia y varias escuelas llevan su nombre, las contribuciones y aportaciones de Celestina y Gregoria aguardan por ser reconocidas, estudiadas y narradas. Eso es precisamente lo que buscamos hacer con la medida. Le hicimos justicia a ellas también. La familia Cordero Molina fue protagonista en nuestro desarrollo educativo, aportó significativamente a la alfabetización de mujeres y hombres e impartió instrucción pública a la niñez sin distinción de raza, sexo o clase social. Merecen distinción por todo eso.
Celestina, mujer negra, libre e independiente que dedicó su vida a enseñar, pionera en fundar formalmente una escuela de niñas en San Juan para el 1820, fue además defensora del acceso a la educación libre y sin prejuicios para todas las personas, especialmente las mujeres.
Toda la legislación que detallé responde al compromiso con la erradicación del racismo y de promover el rescate de las gestas de las personas negras y sus grandes aportaciones en el país, así como la reparación sobre las mismas en la memoria histórica de Puerto Rico. Esto se puede hacer además de en los libros, nombrando calles y edificios en nombre de estas personas que aún no se les reconoce de manera justa.
En el año 2024 culminó el primer Decenio Internacional de los y las Afrodescendientes. La Organización de las Naciones Unidas proclamó un segundo decenio, comenzando este año 2025 ya que se reconoce que aún hay trabajo que realizar. Puerto Rico tiene mucho trabajo antirracista que hacer aún y debemos seguir avanzando. El racismo está presente y sus secuelas también, por lo que esa agenda sigue siendo prioridad. Hay que hablar del tema de reparaciones como una de las herramientas para reconocer esas secuelas del
racismo hasta nuestros días. Enfrentamos también momentos de retos políticos desde Estados Unidos que harán más lento avanzar. Celestina si viviera ahora, estoy segura hubiera seguido luchando, insistiendo en su derecho a educar y el derecho de las niñas a ser educadas.
Celestina mujer negra libre, en tiempos de esclavitud y de no reconocer derechos a las mujeres, buscó y luchó para que la reconocieran como maestra de niñas, gesta doblemente histórica y valiente. Ella lo hizo para que tuviéramos futuro, la honramos luchando cada día como ella, valiente y sin miedo; por eso digo, ¡Celestina, Ancestra y Maestra!
“...la historia d é C é l é stina é m é rgé como un invitando a cu é stionar las vé rsion é s oficial
mbolo d é ré sist é ncia y transformaci o n,
n é s han sido sil é nciados“ .
Zulmarie Alverio Ramos, 2025
MUESTRA DE ARTE DE CASA SILVANA
Contenido previamente publicado en pasadas ediciones de Cruce:
https://issuu.com/revistacruce
CASA SILVANA
Casa Silvana es una Proyecto Rural en Puerto Rico para la Investigación del Arte Afrodescendiente, Afropuertorriqueño, Afro Latinoamericano y de la Diáspora Africana bajo la dirección de Edwin Velázquez Collazo (artista y curador AICA/USA). https://casasilvanapr.blogspot.com/
Ahisamar Antonia, Punto de vista, 2022 Pintura acrílica 16´´x 20´´
Jean “Baco” Ortiz - “La Fortuna del incendio”.
Imna Arroyo, Yo soy / I Am, 2022
Medio mixto, 16´´ x 20´´
Gabriela Ajlesha, VI Mito Libertador: Notre Milpa Glocal, 2022, Medio mixto, 20´´x 16´´
Adriana Parrilla, Sin Título (Proyecto: No me llames trigueña, Soy negra) 2021, Fotografía, Impresión digital, 17 3/4´´x12´´
Foto 1: Detalle de “Sin Título”, 2023, 28” x 36” x 12 ¼”, madera, varilla de metal, coco, pintura acrílica, pintura de aerosol y tigueros
Foto 2: Detalle de “Sin Título”, 2023, 62” x 16 ¾” x 10 ¼”, madera, varilla de metal, coco, pintura acrílica y pintura de aerosol
Foto 3: Detalle de “Sin Título”, 2023, instalación de medidas variables, tela, banderas, cuchillos, tela metálica, madera, cemento, tronco de árbol encontrado, varilla de metal, coco, fotografía, radio, velones, café, pintura acrílica y tigueros.
Foto 4: Artista Juan Pablo Vizcaino Cortijo
Tenjin Falase Ikeda, “This world, That world”, 9/25, 12” x 9”, grabado en linóleo, Colección
Casa Silvana de Arte Afropuertorriqueño
Violeta
Vani, “Atlas”, 2023, 14” x 11”, acrílico sobre papel.
Colección
Casa
Silvana de Arte
Afropuertorriqueño
Raysa Raquel, Trenzando mapas (Serie Trenzadas: Una cadena de saberes y vivencias), 2021, Ilustración digital 12´´x 16´´
Will VI), 2020, dibujo a color, 11´´ x 15´´
Juanita Lanzo, Untitled (Bending
La playa de los exiliados, 2017, serigrafia
Sin título, 2023, fotografía
Nitzayra Leonor
Mangle, 2024, grabado en relieve
Foto 1: Mesa Magistral: De izquierda a derecha, Edwin Velazquez
Foto 2: Edwin Velazquez Collazo y el artista afroecuatoriano Edison
Velazquez Collazo, Dra. Maria Elba Torres Muñoz, Dra. Maria Alice Rezende Gonçalves, Luis Graham Castillo, Glorisabel Santos y Carlos Ortiz Burgos. Edison Federico de León. Foto 3: Edwin Velázquez Collazo. Foto 4: Vista de la exposición “La Otra Orilla”
Sin Título , Serie Nudos, 2024, medio mixto (alambre y orégano), medida variable. por Alejandra Rosa
Sin Título, Serie Nudos, 2024, medio mixto (alambre y orégano), medida variable. por Alejandra Rosa
Las matas echaron flores,2024, fotografía-medio mixto (malla y fotografía sobre masonite) por Alejandra Rosa
Obra por Jafet Crux Cordero
Obra por Jafet Crux Cordero
Esgreñá, 2023, Grabado, Collage, cabello humano, pasteles secos e intervención directa, 15¨ x 12¨ por Joyce De Jesús Martínez
Reverdece, 2023, Grabado, collage, 15” x 11” por Joyce De Jesús Martínez
uno, DOS, tres … a esconder, 2023, Grabado, 12” x 9” por Joyce De Jesús Martínez
Changó, 2024, Grafito en polvo sobre papel montado en madera, 47 3/4”x20 3/8” por Edward A. Santiago Fernández
Yeshua, 2019-2024, Instalación: grafito sobre papel montado sobre cemento encontrada, yeso, silla y taburete, Dimensiones variadas por Edward A. Santiago Fernández
Olodumare, 2020-2044, Grafito sobre papel montado sobre cemento encontrado, clavo, 15”x9”x3 5/8” por Edward A. Santiago Fernández
https://issuu.com/revistacruce
Un hombre que vivió décadas atrás es el mejor ejemplo de lo que consiste Black Lives Matter. El movimiento no se trata de exigir y esperar, sino de reclamar y la vida de Arturo Schomburg es un pilar ejemplar para toda generación negra. Al ver el video titulado “El legado de Arturo Schomburg”, lo primero que aprendí fue de su existencia. Ni idea tenía de que existía hasta que se me otorgó este trabajo y de verdad que fue un hombre increíble. No sabía que ser podía un hombre tan inteligente, habiendo estudiado leyes y medicina. Fue un hombre que vivió siendo estudiante. Era como una esponja insaciable, le apasionaba aprender (el arma revolucionaria más letal en la historia). También aprendí que era un hombre que tras que emigraba mucho, participó/contribuyó socialmente en donde quiera que puso pie. Estudió toda documentación negra no oficial y desarrolló la suya propia. Fue tanta su contribución como su intelecto que lo llevaron a ser conocido y respetado por todo tipo de artistas. Desde artistas socio-políticos como Eugenio María de Hostos hasta genios musicales como lo fue el gran Duke Ellington.
Estamos viviendo tiempos difíciles. El discrimen hacia las personas negras se ha mantenido igual por siglos. Al fin se está documentando. Hay evidencia audiovisual de lo que han tenido que vivir por generaciones y, aún así, a otros no les interesa hacer justicia y crear un ambiente de igualdad en el país. Ya el pueblo está cansado y está actuando. Eso de esperar, no hace nada. Eso de aprender y ya, no hace nada tampoco. Hay que ser como Arturo, hay que educarse y la a vez actuar. Y justamente eso es lo que está haciendo la gente, están llenando las calles y dejando claro su sentir. Están presentándose y emprendiendo en grandes escalas y dejandose sentir. Las personas negras son gran parte de quien somos como seres humanos y como sociedad, y hay que reconocerlo, guste o no. Me alegra ver a la gente actuando y espero que de aquí en adelante se sigan dejando sentir y que con la educación y perseverancia la justicia prevalezca. Un pueblo educado puede representar una amenaza, pero un pueblo educado y en pie puede provocar una revolución.
YOLANDA ARROYO PIZARRO
Y LA IMPORTANCIA DE LA CÁTEDRA DE MUJERES NEGRAS ANCESTRALES DE SAN JUAN Y SAN GERMÁN EN PUERTO RICO
MARILOURDES ACEVEDO ROMÁN
Los países que componen América Latina comparten un pasado colonial que los hermana. Ese pasado colonial no cambió súbitamente con las independencias de los países latinoamericanos.
Más bien, los gobiernos de los países han prolongado la dualidad social prexistente, en donde hay una clase o cultura dominante con tendencias a oprimir y discriminar y otra colonizada, pero en resistencia. El colonialismo se erige mediante la imposición de una clasificación racial o étnica de la población como forma para consolidar su poder, y esa imposición opera tanto en la esfera pública como privada. Al aspecto racial se le unen la clase y el género, creando así formas de clasificaciones sociales excluyentes. Entonces, a los ¨otros¨ se les estigmatiza, factor fundamental para que se produzca la discriminación. Esto se traduce en la presencia en las naciones de América Latina de racismo: estructural, institucional y epistémico.
Las políticas de homogenización y blanqueamiento de las poblaciones latinoamericanas, así como el mito del mestizaje, han creado la falsa sensación de igualdad a nuestros pueblos. Sin embargo, bajo este discurso hegemónico europeizante subyacen diversas voces que se abren paso para ser escuchadas. Las voces de resistencia surgen, en una gran mayoría, de grupos de mujeres negras /afrodescendientes, que han acogido las teorías de los movimientos negros, en unión al pensamiento decolonial, para así, asumir las afrodescendencias en su diversidad y deconstruir la categoría género que promueve una concepción homogénea, reduccionista, excluyente y hegemónica de las mujeres. Sin lugar a duda, una de las más grandes aportaciones del feminismo negro es el desarrollo del paradigma de la interseccionalidad, ¨que ha servido para desafiar el modelo hegemónico de “La Mujer”
universal, y para comprender las experiencias de las mujeres pobres y racializadas como producto de la intersección dinámica entre el sexo/género, la clase y la raza en contextos de dominación construidos históricamente¨ (Viveros, 2016).
En Puerto Rico se hace indispensable que se dialogue sobre el tema del racismo. El discurso del mestizaje está muy enraizado en el pensamiento de nuestro pueblo. El argumento más difundido en la población es que ¨somos una mezcla de tres razas¨ y esto dificulta que la población acepte las luchas de las feministas negras y colectivos de mujeres negras cuando hacen sentir su voz. De aquí la importancia de resaltar el trabajo académico, cultural y social que lleva a cabo la escritora Yolanda Arroyo Pizarro, quien dirige la Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales de San Juan y San Germán en Puerto Rico.
Yolanda Arroyo Pizarro1 nació en Guaynabo, Puerto Rico, el 29 de octubre de 1970. Cursó sus estudios de Bachillerato en Literatura y Pedagogía. En el año de 2016, obtuvo su grado de Maestría en Creación Literaria de la Universidad de Sagrado Corazón, San Juan Puerto Rico. Actualmente, cursa estudios en literatura puertorriqueña y del Caribe en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe en San Juan, Puerto Rico. Ofrece cursos en EDP Univesity, Recinto de Hato Rey. Se define a sí misma como ¨una escritora afroboricua, afrolesbiana y afrofeminista…creo en ser honesta e ir de frente, como un libro abierto. Que me lean en los libros y en la vida. Que me lean, aquí estoy, aquí soy. Mi corazón es una página pública…”2
Algunos de sus poemarios son: Yo, Makandal (2017), Blancoides (2018), TodesNosotres (2019) y Afrofeministamente (2020). Entre sus textos narrativos se encuentran: Negras (2012), Lesbianas 1 La información relacionada a la autora, en su mayoría se obtuvo de su blog personal Boreales
2 Wilkins Román Samot. “Entrevista a Yolanda Arroyo Pizarro” en Letralia 16 junio 2019 https://letralia.com/entrevistas/2019/06/16/ yolanda-arroyo-pizarro/.
en clave caribeña (2013), Hijas de la libertad (2015), Lesbofilias (2014), Menorragia; histerias de octubre (2016), Las caras lindas (2016), Transmutadxs (2017) y Quimbamba (2018). Las novelas publicadas por la autora son: Los documentados (2005), Caparazones (2010), las Negras (2012), Violeta (2013) y Octubrinos (2018).
Con el tema de ¨Afrodescendientes: reconocimiento, justicia y desarrollo¨, la Asamblea General de la ONU proclamó 2015-2024 el Decenio Internacional de los Afrodescendiente. Éste, se centra en la protección de los derechos de las personas de ascendencia africana, reconociendo sus aportaciones y la preservación de su rico patrimonio cultural. A raíz de esta proclama, a nivel internacional, se han diseñado diferentes actividades que promueven el antirracismo, la igual, el respeto y la participación de los afrodescendientes en todos los aspectos de la sociedad.
Una de las organizaciones que surgen, producto de las actividades del Decenio Internacional para los Afrodescendientes en Puerto Rico es la Cátedras de Mujeres Negras Ancestrales de San Germán y San Juan dirigida por la profesora y escritora afro Yolanda Arroyo Pizarro. Tomando como punto de partida las ¨Actividades que se llevarán a cabo durante el Decenio Internacional de los afrodecendientes¨, la Cátedra de mujeres negras ancestrales de San Juan y San Germán:
[…] estudia la historia de la esclavitud en Puerto Rico desde una óptica de educación antirracista. Haciendo énfasis en las voces de las mujeres negras esclavizadas cuyos esfuerzos por lograr la libertad fueron invisibilizados. El testimonio original de las esclavas se convierte en textos de ficción o biográficos, poéticos o narrativos, inspirados en datos reales encontrados en varias fuentes históricas, como, por ejemplo, el periódico La Gaceta de Puerto
Rico 1806-1902, digitalizado en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica.3
Desde una perspectiva interseccional, los investigadores que de la Cátedra ¨se apoderan del proceso de creación, corrección, edición y publicación, para parir libros con las historias de nuestras abuelas, bisabuelas y tatarabuelas cimarronas, rebeldes, luchadoras¨4.Asegura
Yolanda Arroyo Pizarro que ¨es una idea provocada por la carencia de centros, institutos, programas y facultades que a nivel nacional se concentren en los estudios afrodiaspóricos o afrocéntricos. El Departamento de Estudios Afropuertorriqueños se concibe bajo el ala de la ficción, la imaginación, la creatividad y la memoria rescatada. Además, nace con el hambre de fomentar las artes y divulgar la necesidad de unificar voces talentosas que brinden un legado concreto y significativo a las nuevas generaciones de lectores de nuestra patria5.
Algunas de las obras producto de la Cátedra son: A puertas abiertas: un poema para Celestina
Cordero y Cayetana por Raquel Brailowsky Cabrera; Alika quiere jugar en libertad por Zulma Oliveras; Arturo Alfonso viaja en el tiempo y Pura Belpré: la niña que quiso contar cuentos por Yolanda López; He parido un niño blanco y La negra María de Eloísa Pagán Sánchez; Negra parejera por Efraín Torres; Cuando se escapó Catalina por Lala García; Adelina se escapó por EJ Nieves; Maestra Celestina, La libertad de Justa y Pura Belpré por Rosario Méndez Panedas; Gregoria, mi abuela de Lala González y
3 Información disponible en la descripción de la Página de Facebook de la Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales de Puerto Rico en https://www.facebook.com/negrasancestrales/
4 ¨Serie Literaria Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales en celebración del Decenio Internacional de la Afrodescendencia¨ Ausubo /Revista de cultura afropuertorriqueña 25 febrero 2017 afropuertorico.blogspot.com/2017/02/serie-literaria-catedra-de-mujeres.html?m=1.
5 Yolanda Arroyo Pizarro. Departamento de Estudio Afropuertorriqueños, proyecto perfomático de Escritura Creativa dirigido por Yolanda Arroyo Pizarro en Blog Boreales 29 octubre 2015 http:// narrativadeyolanda.blogspot.com/2015/10/departamento-de-estudios.html.
María Calabó: de niña curiosa a mujer líder, Negrita linda como yo, Papapedia, Pelo Bueno y Mejorar la raza por Yolanda Arroyo Pizarro.
Varias de las protagonistas de los textos de la Cátedra son personajes históricos puertorriqueños tales como: la maestra Celestina Cordero; la bibliotecaria puertorriqueña radicada en los Estados Unidos, Pura Belpré; la lideresa obrera Juana Colón; la pintora Cecilia Orta Allende y la dirigente política María Libertad Gómez. Por otro lado, debo resaltar que los textos ¨Pelo bueno¨ y ¨Mejorar la raza¨, ambos de Yolanda Arroyo Pizarro, son muy difundido en las escuelas elementales de Puerto Rico.
Las investigaciones recientes sobre las identidades políticas en la nueva narrativa latinoamericana fija su atención en las relaciones existentes entre la historiografía y la literatura y en el papel que puedan desempeñar en la revisión de la historia. Esta se hace pertinente debido a la imposición de sistemas de creencias y valores eurocéntricos y el apoyo de la historiografía “oficial” a los sectores sociales con poder, entiéndase, político, económico y de raza blanca. El cuestionamiento de la historia oficial puede estar cimentado en las relaciones entre las estructuras discursivas y sus significados; en describir, las técnicas expresivas que presentan estos textos y apreciar sus efectos en relación con su contenido temático. Una de estas técnicas expresivas es la resemantización. Este término o concepto interdisciplinario se utiliza para referirse a la utilización de algo ya existente, clásico, a lo que se dota de un nuevo significado, sea un mito, sea un modelo artístico, sea un tópico literario. Elissa L. Lister6, en su ensayo “Literatura: Resemantización de los histórico en la narrativa caribeña contemporánea”. Lister, define resemantización como: ¨la incorporación y uso de estos elementos en la ficción con un nuevo significado y sentido. 6 Elissa L. Lister. “Resemantización de lo histórico en la narrativa caribeña contemporánea” en Revista Cultural Isla Abierta, v.838, República Dominicana:4 – 8.
Se trata de cuestionar los discursos hegemónicos existentes y diluir las versiones impuestas y sostenidas por los procesos coloniales del Caribe en múltiples y divergentes miradas que se producen desde una aproximación creativa, crítica y actual¨ (5).
Entre las estrategias discursivas y narrativas que utilizan los autores para llevar a cabo el proceso de resemantización se encuentran: la fragmentación lo polifónico, la oralidad, la ironía, el humor, lo plural, lo diverso y la música. Además, se utiliza lo ambivalente, marginal, periférico, cotidiano y lo mágico-religioso, como medios de construir o acceder a nuevos acercamientos de la realidad y al pasado. Lister puntualiza, “que desde otros puntos de vista, enfoques y dimensiones se abren nuevas posibilidades de conocimiento¨ (5).
Mediante la incorporación tanto de los componentes presentes en las ficciones literarias como de hechos históricos, los narradores contemporáneos buscan desdibujar las fronteras marcadas por las jerarquías entre lo oficial y marginal; tradición e innovación, ruptura y continuidad, lo culto y lo popular. Este es el caso de la narrativa que se produce en la Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales. Los textos han recuperado las vidas de grandes personalidades, cuyas voces estaban enmudecidas bajo el discurso patriarcal-heterosexual-racista. Las historias orales rescatadas, así como los artículos dispersos en periódicos y revistas, conjuntamente con la ficción, han permitido escribir historias que han servido para reivindicar los afrodescendientes y entablar diálogos sobre el tema del racismo en Puerto Rico. También han estimulado a que se desarrollen otras investigaciones que puedan arrojar luz sobre sobre las aportaciones de los afrodescendientes a la historia puertorriqueña y latinoamericana, en general.
Bibliografía
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2015 Departamento de Estudio
Afropuertorriqueños, proyecto perfomático de Escritura Creativa dirigido por Yolanda Arroyo Pizarro Blog Boreales octubre 29 http:// narrativadeyolanda.blogspot.com/2015/10/ departamento-de-estudios.html
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Campoalegre Septien, Rosa 2018 Educar en resistencia y contrahegemonías más allá del decenio en Campoalegre Septien, Rosa (ed.) Afrodescendencias : voces en resistencia (Buenos Aires: CLACSO)
Campoalegre Septien, Rosa 2019 “Una escuela tan negra como nosotras: Desafíos ante el racismo
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Falconí Trávez, Diego 2018 “ De cuerposterritorio y disidentificaciones lesboeróticas. Las encrucijadas subjetivas en la narrativa de Yolanda Arroyo Pizarro” en Kipus s, n.º 44 julio-diciembre <https://revistas.uasb.edu.ec/index.php/kipus/ article/view/1041/1078> .
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Ortíz Díaz, Gabriela 2015 ¨Una voz en palabras para muchos¨ en Blog Boreles < http://narrativadeyolanda.blogspot.com/2015/10/ entrevista-yolanda-arroyo-pizarro-para.html>.
Reflexiones sobre la afrodescendencia en Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña 2017 Tercera Serie Núm.5 < https://issuu.com/revistaicp/docs/ revista_del_icp_tercera_serie_num_5>.
Román Samot, Wilkins 2017 Transmutadxs, de Yolanda Arroyo Pizarro en Rebelión 31 mayo
-----2019 Entrevista a Yolanda Arroyo Pizarro en Letralia 16 junio <https://letralia.com/ entrevistas/2019/06/16/yolanda-arroyo-pizarro/>.
Viveros Vigoya, Mara 2016 La interseccionalidad: una aproximación situada a la dominación Debate Feminista Vol. 52, Octubre <https:// www.sciencedirect.com/science/article/pii / S0188947816300603>:1-17.
“La
historia dé las mujérés
és
una historia dé résisténcia é invisibilidad.“
Rosario Méndez Panedas, 2024
LA EPISTEMOLOGÍA AFROCARIBEÑA DE TITE CURET ALONSO: FILOSOFÍAS DE VIDA DEL BONCHE CANGREJERO
IVETTE CHICLANA
“Lo multiforme es aquello que reconoce la diversidad, la multiculturalidad en oposición a la generalización, en oposición a la insistencia en homogenizar, uniformar, como correlato de la imposición y el control.”
Ignace-Marcel Tshiamalenga-Ntumba
Del oído al cerebro, es una frase de profundas implicaciones que nos sirve para hablar de un aspecto de la cultura africana y su diáspora en América, que es producto de una inteligencia y de una capacidad cultivada milenariamente: la música y su relación con las religiones afrocentradas. De la misma manera, del oído al cerebro es frase que condensa el aporte que Catalino “Tite” Curet Alonso presta a los principios del conocimiento desde una filosofía afrocaribeña.
Les cuento que, en Senegal, un viejo wolof me explicaba que el sonido viaja hasta tus oídos, constantemente. Escuchas las resonancias, las cacofonías, el silbido de las arenas montando y desmontando dunas, el rumor de las ramas en los árboles o el batir de las olas. Sonidos multifocales que llegan a tus oídos, que nutren a tu cerebro; te orientan, te ubican en un espacio y un tiempo. Son los sonidos de ese “afuera” lo que condiciona las percepciones, lo que sientes y te permite comprender quién 1 Ivette Chiclana, etnóloga. Panel: La influencia de las religiones afrocaribeñas en las composiciones de Catalino “Tite” Curet Alonso, para el Comité Camino al Centenario de Catalino “Tite” Curet Alonso de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras 13 de febrero de 2025
eres, con relación a los demás y al mundo que habitas. Pero, además, reconocemos en los sonidos de la naturaleza, en los sonidos del quehacer humano, un ritmo, compás y cadencia que marca los acentos diversos de nuestros movimientos. Un ritmo que se codifica de manera colectiva y establece un Saber Ser, una identidad, un sentido de pertenencia, eso que, a su vez, condiciona un Saber Hacer.
“Adelante, adelante siempre voy, con el son que es mi bandera y mi estandarte. Y conmigo, porque soy como yo soy y no como nadie quiera… Adelante, tú ves que sigo adelante.” (canta Adalberto Santiago)2
Versos que establecen un posicionamiento y una intencionalidad, desde esa intricada sacralidad de la música como estandarte del Saber Ser. Un relato cantado que es eje de la vida y de la espiritualidad, de los rituales y de aquello que llamamos religión: un sistema de creencias que condiciona una filosofía de vida. Hablamos de un registro moral, de una guía de pensamiento y acción. Una ética en respuesta a un contexto, a unas exigencias, a unas expectativas. Precisamente lo que encontramos en las composiciones de Tite, pero centrado en la belleza poética de quienes somos y en la justicia social que merecemos.
“Somos la melaza que ríe, la melaza que llora. Somos la melaza que ama, y en cada beso, bien conmovedora. Por eso vivo orgulloso de su colorido. Somos betún amable de clara poesía. Tienen su ritmo, tienen melodía, las caras lindas de mi gente negra”. (canta Ismael Rivera)
El nigeriano K.C. Anyanwu define a la filosofía africana como aquello que se ocupa de la forma en que los africanos del pasado y del presente dan sentido a su destino y al mundo en el que viven. Junto a otros filósofos, como Kwasi Wiredu y Gyekye Kwame, Anyanwu nos dirige al estudio de los principios de unidad, dignidad y comunidad. Un eje epistemológico que tiene a la Teranga (“acogida”, en wolof) y al Ubuntu (“soy porque somos”) como principios de vida y pensamiento, como aquello que enseña los valores fundamentales de los diversos pueblos del continente. Registros de un conocimiento sostenido en la experiencia colectiva de frente a geografías y topografías variadas, a condiciones climatológicas distintas y peligros varios que condicionaron ese Saber Hacer para sostener la continuidad de ese Saber Ser: hospitalidad, reciprocidad y solidaridad.
“Yo no ando buscando guerra ni a nadie quiero enseñar. Pero da fuerza cantar, que con los pies sobre la tierra. En mi guajira se encierra la profunda comprensión, filosófica expresión, que ni peca ni delinque. Por eso, para que afinque, te traigo este rico son”. (canta Cheo Feliciano)
Decía Tite, que “los curas eran anatema” porque imponían su modo de vida, como si fuera la única forma de ver, de ser o de aprender, “y encima, pa’ acabarnos de joder: a la fuerza”. A cantazo el sometimiento, con ramalazos de terror, sobre todo en esa transición del siglo XIX al XX, que demarca un periodo de agresivas respuestas tras el fin del sistema esclavista. Es decir, el sentimiento de agravio para aquellos criados por la justificación colonial construida de que los negros éramos solo “bienes materiales” o “bestias de trabajo”, sin derechos o representación. Recordemos que Tite nació en 1926, sus padres nacieron en la década de 1890 y sus abuelos en la de 1860, es decir, antes de la declaración de la abolición en Puerto Rico.
2 Todos los apartados, desde este registro en adelante, son extractos de las composiciones de Catalino “Tite” Curet Alonso, interpretadas por diversos artistas.
“Con una gran esperanza hace tiempo que llegó, entre coros de alabanza: la abolición. Pero todavía el negro camina buscando la meta que no se avecina, levanta bandera y cruza frontera… Con una gran esperanza, hace tiempo que llegó, ¡caballero, sigue falsa!, la abolición... Si la abolición llegó, el negro no la gozó” (canta Pete “el Conde” Rodríguez).
La comprensión filosófica del legado afrocaribeño nos compele a salir de estas religiosidades racionalizadas, de tonos absolutamente racistas que, junto a la ideología imperialista, construyen la narrativa del poder. Como muchos afrodescendientes que padecieron los extremos de esa evangelización que “con sangre entra”, Tite identificó la apuesta de demonización de nuestras creencias, como estrategia para la cancelación de nuestras formas de vida. La definición de nuestros sistemas de creencias como “religiones sincréticas” que da la academia, aún hoy –crijto pelú – o la descripción de “supersticiones sin sentido”, es lo que lleva a Tite a asentar y reafirmar ese Fervor-a-Nosotros, ese “pensamiento profundo que ni peca ni delinque”, sino que reafirma una resistencia ontológicamente poderosa.3 Resistencia que es un sentir afrocentrado, “con los pies sobre la tierra”, bien asenta’os en ese Saber Ser y Saber Hacer, que es legado y fuerza para la continuidad de nuestras culturas caribeñas, de nuestras opciones, de nuestras expresiones, como el derecho que tiene cualquier otra cultura, como el derecho que tiene cualquier otra forma de vida.
Entonces, pa’ que afinquen, del oído al cerebro es la metáfora de nuestra historia afrodescendiente. La atención y la escucha es parte de esa “profunda comprensión”, al entender que esa escena sonora también es una ubicación política turbia, por las constantes reconfiguraciones del poder, a partir de la estructura socioracial occidental.
“Babaila fue, vendido en mercado de esclavos, Babaila fue… Lo separaron de sus padres, en una hacienda muy lejana. Nunca supo más, nunca lo que fue… criado fue con grillete en el pie… parte de su orgullo perdió, por el precio pagado” (canta Pete “el Conde” Rodríguez)
La violencia del secuestro, la separación de las familias, el daño psicológico, el golpe físico y el emocional, fueron impunes atentados a nuestra humanidad. La violación sexual de nuestras mujeres, la venta de sus hijos o la imposibilidad de volver a tener contacto con la tierra en donde descansan los ancestros, fueron los existenciales registros que se resolvían en el plano espiritual, con la asistencia de mis guías, de mis loas, de mis orishas, de mis miyalas, en el terreiro, en el quilombo, en el palenque, en el curao, en el monte o cualquier espacio íntimo que permitiera la comunicación con lo sagrado que sustenta y une, que nos aleja del dolor y nos hace permanecer vivos. Las religiones afrocaribeñas fueron, han sido y continuarán siendo un sistema colectivo de protección:
“Pueblo latino de cualquier ciudad, ha llegado la hora de la unidad… Tu hora ha sonado. ¡Únete! Porque en la unidad es que está la fuerza monumental que nos puede salvar de la infelicidad. Pueblo latino de cualquier ciudad o barrio, ¡únete!, que ha llegado la hora de estrecharnos las manos, como protección, como protección… ¡Ay!, esclavo sin voluntad, así no podemos quedar… Pa’ vivir así, prefiero la muerte” (canta Pete “el Conde” Rodríguez)
3 Desde que la humanidad salió de África a poblar el mundo, hace más de 70,000 años atrás, no hemos hecho otra cosa que mezclar referentes, ideas, mercancías, genes. Toda religión, ergo, es sincrética, incluyendo al cristianismo, por más que la estructura operativa de los imperios occidentales la haya colocado en un registro construido de supuesta “superioridad”. Todas las religiones son modos culturales para darle sentido a lo que no podemos explicar.
En las composiciones de Tite vemos ese eje epistemológico afrocentrado que se va conformando en los pueblos del Caribe: la unidad, la libertad y la continuidad de nuestras formas de vida, como parámetros de existencia. Precisamente, lo que escuchamos en los relatos orales de los abuelos sobre la constante violencia tras la abolición. Surgen entonces, nuevos registros y adecuaciones al conocimiento, respuestas que encausan modificaciones a ese Saber Hacer milenario, pero, sobre todo, desde ese eje central que Tite destaca: como protección. Hablamos de la necesidad de pensar y reaccionar, inteligentemente, ante los procesos de vejación y explotación a los que seguían siendo sometidos, solo por ser negros. En América y el Caribe, nos hemos protegido desde el resguardo de los conocimientos botánicos, herbolarios o ritos curativos, desde la escucha a la sabiduría de los ancianos amarrados a la fuerza de la dignidad, hasta la defensa física, como los abakúas o la capoeira, que brindaban seguridad y amparo con la acción defensiva, siempre bajo la guía espiritual. Vemos entonces, diferentes expresiones y prácticas religiosas que emergen de un tronco común y expresan el dinamismo cultural que se adecúa, que se transforma, que retorna al pasado para mejor construir un futuro: sankofa. Un símbolo contemporáneo que da cuenta de esa voluntad de libertad y vocación a la felicidad a la que hace referencia la composición Pueblo Latino.
Asomarse a las composiciones de Tite desde este registro epistemológico, nos permite contemplar esos principios africanos, en sus variadas adecuaciones existenciales. En sus canciones Tite destacó las melodías caribeñas al son del saoco del barrio, de los efluvios y el agua florida, de la ofrenda y el encabalgamiento, del despojo agita’o y el grito ejgalilla’o. Tite fue cronista de los barrios, escucha atenta que entendía la fuerza de nuestras religiones, la necesidad de la sacudida, del cantazo que te endereza la
frente y te espanta la pocavergueza y el añoñamiento. Sus canciones son lecciones que la vida le muestra y él las comparte con un propósito claro: impactar el entendimiento, establecer los principios de una ética Otra, distinta a esa que buscaba cancelar nuestras potencialidades, asignándonos un registro de supuesta “inferioridad”. Tite es la personificación de lo que llamo Fervor-a-Nosotros: la validación y reafirmación de nuestras formas de vida. En las canciones de Tite, cual rizoma axiomático, ese Fervor-a-Nosotros es la consagración de mi creencia de frente a la imposición de la creencia del que se asume “amo”, del que te priva de libertad, del que se anuncia “superior”, a partir de un sistema de muerte:
“Nunca le rece a los santos del otro la’o, y quédate con los tuyos, eo babalao. Ae cumaye… Con los santos no se juegan. Ae, ae, alafia cumaye” (canta Adalberto Santiago, orquesta Ray Barretto).
Tite escribía desde el conocimiento de nuestra diversidad y los entrelazados procesos de nuestros Saberes. Ñe ñe ñé pa’l dolor social de los enclaves que cuida el barón Samedí y el gran Pomba Gira. El barón reside en Haití, el Gira en Brasil, pero representan la comprensión de las complejidades de la vida humana, en general, y responden a las necesidades particularidades de sus poblaciones negras en contextos de dominación blanca. Por eso hay que enfrentar los cruces de caminos y las cuatro esquinas que nos detienen a pensar y sopesar el rumbo. “Barrunto en el corazón, presentimiento” (canta Héctor Lavoe) de que con otros colores se vestirá el día, según la saya de Oya lo permita, ¡Jekua Jey Yanzá! Oblación purificadora del espiritismo boricua, del “indio”, del “Congo” y de “la gitana” que me tiene del tingo al tango; de los lucumís y el palo mayombe, de los candombles, los quimbandas y el tambor de Mina. Canciones que ensalzan a los antepasados y héroes culturales – ¡Erzuli, ao gran sirena! – son historias que educan, que muestran, que sugieren buscar más allá de lo dado, para reconocer todas las modalidades e interpretaciones de eso que me es dado. ¡Macumba yaó! Loas y patakis, ceremonias pa’l nganga, pa’ sanar al muerto que me carga y me cargo, los miyales del Obeah que conviven con el rastafara, con la santería, con el vudú y el orisha-shango de Trinidad y Tobago. La regla de Osha, el winti de Surinam, tienen múltiples expresiones de esa espiritualidad milenaria que heredan las centenarias religiones afrocaribeñas. Son las humanas historias de los procesos de conflictos, de todos los procesos de alianzas que convergen en la sanación – siempre enredada con los bemoles sostenidos de la engreída dizque justicia occidental – y que tienen, sobre todas las cosas, la devoción al tambor que conecta a las miles de islas-mares, hijas del gran océano – Olokun – que baña las costas de África, el que rige lo recóndito de las complejidades humanas, desde las saladas profundidades.
“El eco de un tambor, fue que me hizo olvidar. Sonó, sonó, sonó hasta que amaneció” (canta Andy Montañez)
“¡Mi música no queda ni a la derecha ni a la izquierda, queda en el centro de un tambor legal, queda en el centro de un tambor bien legal!” (canta Ismael Rivera)
“Cuando me convidan una rumba, cuando me convidan un bembé, es un desespero que me tumba… que tumbala que tumbatumba, que tumba aye… no me acostumbro sin el batacum y el tumbae, y me doy entero a la bachata y rompo a cantar aye aye” (canta el Conde Rodríguez)
Cacofonías del eco que produce la mano en el cuero, que enciende porque comunica, porque te sacude los hombros y se te mueven solos los pies. El tambor habla, es eco de las memorias y los relatos cantados de los abuelos. ¿Lo sentiste, Tite? Mi hermano, tengo la piel erizá. Y es que son las apuestas
éticas de las religiones caribeñas las que están contenidas en las composiciones de nuestro ancestro, el gran Tite. Apuestas para confrontar la injusticia y la explotación. Apuestas de dignidad en su denuncia de la vejación y la humillación. Apuesta al sentir y al pensamiento para reafirmarnos pueblo, para enarbolar la dignidad de nuestra humanidad y su legado milenario. La vasta cultura de Tite, su intelectual inquietud, sus giros armónicos, creatividad y visión estética, surgen de la herencia de nuestras creencias en respuestas a esa estructura socioracial de los imperios españoles y estadounidense. No necesitamos ser creyentes de las religiones afrocaribeñas para comprender lo que es evidente: los pueblos afrodescendientes han sido erradicados en las historias de nuestras naciones. Por eso “como cuando hay la sensación de agua con viento”, siento yo “el presentimiento” (canta Lavoe), y pienso, y actuó, consecuentemente, en apuesta de continuidad y resguardo de lo mío, de lo nuestro y aunque no creas ni en la luz eléctrica. Y ya que estamos en esa: ¡Anatema sea LUMA!
“Atención, personal. Atención, gente de los caseríos. Aquí va mi guaguancó pa’ustedes que son los míos. Arriba luchadores combatiendo la pobreza, valentía no da escombros. Que el tiempo ha llegado ya, que nadie nos vuelva a mirar, óigalo bien, óigalo bien, por encima del hombro.” (canta Ismael Rivera Jr., y Fe Cortijo, orquesta de Rafael Cortijo y su bonche)
En esta composición en particular, tenemos dos registros de importancia. El primero, un posicionamiento sociopolítico, de afirmación y dignidad. Una declaración de clase, “óigalo bien, óigalo bien”, que reclama la justicia social que merecemos. Y, en segundo lugar, esta canción es una composición para su amigo Rafael Cortijo, a partir de su espacio de vida, ese que, hasta el día de hoy, ha sido significado como uno marginal: el residencial público. Un proyecto de contención para los errores – y horrores – de las políticas públicas de mediados del siglo XX. Pa’ los caseríos es un himno que se hace eco del sentir de esa comunidad, una canción que dirige la apuesta y ordena una postura a partir del entendimiento de los conflictos y de las cadenas que aún quedan por quebrar.
Por otro lado, nos interesa destacar que la necesidad de protección exige otra clase de defensa, reclama el relato, el sentido del cuento que la abuela cuenta. Con cada canción, Tite registra una pedagogía activa que invita a recordar, a permanecer a través de la memoria, a través de los afectos, a través del sentido de pueblo como reflejo de la unidad de la familia extendida; lo que, a su vez, es la felicidad para nuestros barrios y pueblos afrodescendientes, en toda América. La filosofía de las religiones afrocaribeñas converge con las composiciones de Tite, en la preservación de ese Fervor-a-Nosotros y en el reconocimiento de que toda espiritualidad despolitizada alimenta la lógica de la opresión y la exclusión, como han dicho tantos poetas, cantantes y escritores.
Fervor-a-Nosotros que nos ha permitido llegar hasta aquí, pa’ poder decidir si me quedo o si me pinto. “Aquí llegué porque llegué y salí porque salí. Amo cuanto pueda amar, sigo andando por ahí” (canta Cheo Feliciano). Moviéndonos vamos, de manera forzada o voluntaria, migrando en la extensa cartografía de la injusticia occidental hacia los afrodescendientes. “Amo cuanto pueda amar”, como forma de vida, a pesar de lo padecido. Lo que Tite registra y convierte en himno, es el reclamo por nuestra humanidad desde esa filosofía afrocaribeña que narra las realidades de muchos barrios y ciudades de Latinoamérica, del Caribe, pero también de Norteamérica. “Concepción contaba su desconsuelo. Y decía: hay niños que
mantener. Si yo soy de los de abajo, ¿qué tiene que ver? Yo tengo el mismo derecho de vivir” (canta Carlos Santos, Apollo Sound).
“San Agustín, Puerta de Tierra, calle para vacilar. El viejo Melo está como coco, también Yapur vive por ahí. Chencha murió y yo no me equivoco, para la gente ella sigue aquí. A Pepe Andino y Mario Miranda, para Locadio e Isabelo y a la memoria de Cacaelo, Chu Castro firma, la unión comanda” (orquesta de Tommy Olivencia)
En la voz del gran Chamaco Ramírez, escuchamos la centralidad del rol de los ancestros y la memoria. Hablamos del reconocimiento del bonche, incluidos los muertos que siguen aquí, entre nosotros. La transición de los que amamos representa el “Ntu”, la fuerza de vida universal que se manifiesta en los seres humanos (muntu), en las cosas inanimadas que nos rodean (kintu), en los lugares y tiempos que habitamos (hantu).4 En otras palabras, el “Ntu” es la fuerza de vida de aquellos que, en colectivo, definieron mi agencia, bregando con los defectos, celebrando las virtudes, haciéndome parte de un Todo. Pero los ancestros y la memoria también representan el “Nommo”, la palabra creativa de las personas, que le da valor y lugar al mundo. Para el pensamiento afrocentrado, nombrar no es solo evocar, es hacer presente y hacer partícipe. Al nombrarlos aseveramos la continuidad de su presencia afectiva, de su marca de amor en nuestras vidas. Lo que está intrínsecamente relacionado con el consejo, el dicho, el refrán, como sabiduría popular para el resguardo del colectivo. Mamita, mi abuela, decía: “allá ellos que son blancos y se entienden”; máxima poderosa para el cuido del bonche en el Barrio Obrero, espacio de dicha en donde Tite y yo nos criamos. Pero este dicho es también sentencia de una verdad que llevamos mucho tiempo excusando: los blancos que llegaron con el siglo XX, eran los “jinchitos, con lengua rara y malos modales” que forzaron el desalojo de la gente de Cangrejos. Otra cultura, otros que invaden y pretenden imponer sus apreciaciones prejuiciadas recrudeciendo el desprecio y el maltrato a partir del color de la piel… Y, por otro lado, también podemos intentar no prestar atención y reírnos. Como decía doña Suncha: “es que hay que reírse, mija, porque si no reventamos”
“… y el otro muerto e’ la risa, le decía a carcajá, la lengua tú te la pisas, suelta mi cha-cha-ri-cha, Cha-cha-ri-cha, vamo’a gozar…” (canta Willo Rivera, en la orquesta de Willie Rosario)
“¡Ríete, centella!” Y es que la risa es un registro importantísimo de nuestra filosofía de vida afrocaribeña. La carcajada abierta era estruendo mal visto y calificado de “cafre”. Nuestra risa no producía billete pa’l blanco que invadió Cangrejos, no creaba dividendos como los del ruido infernal de la construcción de bancos y edificios, en nuestro territorio expropiado. La risa es la sonoridad que incomodaba al que pretendía explotarnos y robarnos la felicidad. No en balde en Barrio Obrero no había una ofensa más terrible que gritarle en la cara a alguien. “¡tú eres un infeliz!”. Del oído al cerebro, en milésimas de segundos como vehículo de resistencia, pegar el vellón, vacilarnos nuestros defectos y errores, era la fábrica en la que voluntariamente todos trabajábamos. Pa’ producir risas escandalosas, risas contagiosas, risas liberadoras, el vellón era la respuesta. Inteligencia que es otro Saber hacer, pa’ mantener el Saber ser. El vellón exige respuesta rápida, agudeza e ingenio, pa’ ganarse el título del “cheche
4 Estos conceptos son un sistema de valores que enfatizan la interconexión entre los seres humanos y el mundo que los rodea. Es un sistema de principios filosóficos relacionados a los grupos bantús, pero son el sustento de la Teranga y el Ubuntu, arriba expuestos. Han sido ampliamente comentados por múltiples intelectuales africanos, desde Cheikh Anta Diop, Theophile J. Obenga, Oladapo Jimoh Balogun, Wole Soyinka y el Obispo Tutu.
del barrio”; es agilidad del pensamiento, “entrenamiento existencial”, como me decía Tite. “Y tu loco, loco, pero yo tranquilo” (canta Piro Mantilla, Apollo Sound). Lo que se reafirma en el Guaguancó del adiós.
“Con lágrimas no se curan heridas. ¡Opino que no se debe de llorar! ¡La mente que no se dé por destruida, nació para legislar, para pensar!” (Apollo Sound)
Por eso y, por último, las canciones más emblemáticas con relación a las religiosidades afrocaribeñas son aquellas en las que Tite expone, denuncia, condena la injusticia. Canciones que invitan a “legislar, a pensar” las condiciones de vida de nuestros pueblos afrodescendientes. La abolición, Las caras lindas, La Perla, Juan Albañil, Los entierros de mi pobre gente pobre, Auditorio azul, Lamento de Concepción, y la épica crónica en honor a Alfonsina Villanueva: Desahucio.
“… Su desahucio todo el mundo lo comentó. Justicia que en asesina se convirtió, tronchando la vida humilde de una mujer… La sangre inocente nos cubrió de duelo. Los gritos de muerte despertaron al pueblo. Cuerpo acribillado, ¿qué lección encierras? Para el pobre el cielo, pa’l rico la tierra… ¡Adolfina vive!” (canta Rubén Blades)
La doctrina judeocristiana y patriarcal que sostuvo el sacrificio de los pobres para las ganancias de unos cuantos hombres ricos es la denuncia de la teología de la liberación y su poeta Ernesto Cardenal. Doctrina que promete al “pobre el cielo”, para que no se aferre a la tierra propia, al derecho a su espacio, para que ceda y no defienda lo suyo: “tienes que cargar tu cruz, negra”, pa’ tener felicidad solo después de muerta. Por el contrario, para las religiones afrocaribeñas no hay un “más allá”, mucho menos, repartido a partir de tu clase social o el color de tu piel. Es aquí y ahora, no en un infierno o un espacio celestial tras la muerte. “Lo que aquí se hace, aquí se paga”, es otro de esos dichos constante en nuestros barrios afrocaribeños. Importa comprender que la referencia a esta noción doctrinal que Tite utiliza, refleja esa religiosidad racionalizada y racista con la que Iglesia exigió que Adolfina y su familia abandonaran la casa en donde sus ancestros vivieron por más de 100 años, para construirle un chalé veraniego al arzobispo de San Juan.
A modo de conclusión, insistimos que el reclamo de justicia social es el sonido de la filosofía de vida del bonche cangrejero y lo que nos permite comprender la epistemología afrocaribeña de don Catalino “Tite” Curet Alonso: el bonche, el barrio, la calle, la memoria que sustenta nuestros reclamos y nuestra vocación a la alegría y a la libertad. Tite fue un griot, como su pana Rafael Cortijo, narrando lo que expulsa y lo que excluye, pero celebrando también lo que nos convoca y permite la alianza… ¡Sigamos sintiendo!… Como Tite, ¡sigamos pensando!
“Yo puertorriqueño soy, profesión esperanza… contra mi hermano, no, contra ese yo no voy, porque mi tierra es cuenta mía y sé que todavía le cabe más amor, le cabe más honor” (canta Ismael Rivera)
Ashé
Referencias
Anyamwu, K. C. (1983) – African Experience in the American Marketplace: A Comparative Study of Cultural Philosophy, Exposition Press, New York.
Gyekyek, Gwame (1996) – African Cultural Values: An Introduction, Sankofa Publisher Co. in Accra, Ghana. Wiredu, Kwasi (2004) – A Companion to African Philosophy, Wiley Blackwell, Malden, MA.
COINSPIRAR Y HUMANXS
KOFISTAINS
COINSPIRAR
https://issuu.com/revistacruce
Contenido previamente publicado en pasadas ediciones de Cruce:
HUMANXS
Introducción:
1959
CORTIJO, EL HOMBRE OLVIDADO
DANIEL NINA
Si yo llego a saber que perico era sordo Yo paro el tren
Rafael Cortijo y su Combo, Cantando Ismael Rivera
No por sordo había que detener el tren. Desde el 1954, Rafael Cortijo se impuso como el líder de una orquesta, el Combo, que habría de revolucionar el baile y la concepción de la música popular puertorriqueña. Pese a esto, tal vez la intervención musical de Rafael Cortijo no se entendió. O dicho con más claridad, no supo la sociedad boricua de la época escuchar con profunda comprensión, de qué trataba el proyecto musical de este insigne músico puertorriqueño. Había que detener el tren, previo al fatal desenlace de Perico, solo por escuchar el nuevo ritmo de Rafael Cortijo, ese que dice “yo traigo un nuevo ritmo que se llama Oriza”.
Rafael Cortijo Verdejo, hombre de extracción popular, hijo de los barrios negros de Santurce, descendiente del líder del batallón de los morenos, Pedro Cortijo quien se enfrentó a la invasión británica de 1797, pero más que nada músico innato y carente de educación formal. Fue, realmente hablando un genio de la música popular, quien extrajo lo mejor del ritmo afro boricua de la bomba, y de los ritmos de la música obrera de la caña y la plantación conocidos desde la década de 1920, como la plena.
Nació el 11 de enero de 1928 en Santurce, y murió el 3 de octubre de 1982, en Santurce. A lo largo de su carrera musical tuvo, por definir lo mínimo, cuatro etapas: la de aficionado, entre la adolescencia hasta los 25 años; la era de Cortijo y su Combo, cantando Ismael Rivera de 1954 a 1962; la tercera era de 1966 a 1974, cuando intentó volver a trabajar con una nueva versión del combo, el Bonche, colaborando de forma interrumpida con Ismael Rivera como cantante; y la cuarta etapa de 1974 a su muerte en el 1982, con otra orquesta donde cantaban su hija de crianza Fe Cortijo e Ismael Rivera, hijo.
Volver a traer a Cortijo a 43 años de su muerte, es reflejo de la búsqueda de explorar el legado profundo de este insigne músico. En particular para explorar a profundidad su legado, toda vez que sobre la persona que revolucionó la música popular del país, que definió lo que es la salsa puertorriqueña desarrollada en la isla, y más que nada la persona que exploró nuevos ritmos musicales, existe muy poca investigación y documentación que interprete los hechos históricos de su vida (Flores, 1997; Rodríguez Julia, 1985; Nina, 2020).
El grueso de la investigación sobre la música popular que impulsó Cortijo y su Combo, se concentra en estudiar a su cantante más importante, el Sonero Mayor, Ismael Rivera. No obstante, en los textos e investigaciones que se han hecho, es de Ismael Rivera de quién se habla, no así de Rafael Cortijo, quien pasa como una persona secundaria (Colón-Montijo, 2016; Quintero-Rivera, 2017; Torres, 2017; Moreno, 2010).
Lo interesante, no obstante, de explorar la contribución histórica de la obra de Cortijo, yace en el elemento esencial, que éste conceptualizó el ritmo musical y su intervención histórica, a partir de su entendido geográfico: el Caribe. Mucho antes que otros, ya desde la década de 1950, Rafael Cortijo junto a Ismael Rivera, profundizaron en una entramada de ritmos que originaban en Puerto Rico, y se extendían por las islas del Caribe, en dirección a América Latina. Por ende, su vinculación con la región merece ser entendida para comprender el alcance de su contribución.
En particular, porque Rafael Cortijo supo producir una música con un alto contenido nacional, insertada en las practicas culturales de la región inmediata [el Caribe] y desde la perspectiva de la cultura popular la cual en ese momento era abiertamente contestaria a la cultura hegemónica blanca y colonial (Nurse, 2010).
En este ensayo introductorio, pretendo hacer un recorrido sobre la obra de este insigne patriota, hoy muy olvidado desde la mirada de la investigación académica no así desde la perspectiva de la cultura mercantilizada y de los sectores populares, quien hizo una contribución la cual merece ser estudiada. En particular, a partir de lo que defino como el problema metodológico de la investigación académica sobre la figura de Rafael Cortijo; segundo, desde los tiempos de su intervención musical (desde la adolescencia hasta su muerte); tercero, los temas más recurrentes en su obra; y finalmente la conclusión a este trabajo.
Problema metodológico:
Me he hecho una pregunta de forma consistente, una vez comencé a estudiar la figura de Rafael Cortijo. ¿Por qué, el padre fundador de la música popular contemporánea de Puerto Rico, la salsa, no ha sido reconocido, estudiado, investigado y más que nada perpetuado, como se lo merece? Esto lo digo, pues me parece que desde la cultura popular hasta la mercantil, se reconoce que Cortijo y su Combo provocó un antes y después en la música nacional, en particular en la segunda mitad del Siglo XX.
De forma provocadora, por el rol público asumido por Rafael Cortijo, y por la brevedad de su vida, y sobre todo por la falta de interés investigativo sobre su figura, sugiero que factores asociados a su personalidad, y la raza de Cortijo, no han promovido un estudio serio sobre su figura y su creatividad musical. De otro lado, y ante el comportamiento asumido por Cortijo a partir de la clase, raza y cosmovisión de vida, éste asumió un rol no-protagónico en la vida. Este rol no protagónico es uno que nos invita a pensar que no todos los hombres y mujeres negros se comportan de la misma forma, y no todos asumen un rol protagónico a partir de su condición social (clase, raza y cosmovisión).
De esta forma, he planteado en un trabajo narrativo preliminar realizado titulado Cortijo (Nina, 2020), que este insigne músico asumió el rol del “segundo hombre negro”. Es decir, el hombre negro que 1962
asume de forma voluntaria un rol subordinado, que cuestiona las relaciones de poder de forma limitada, más a partir de las resistencias pasivas que de las contestatarias; y sobre todo, que prefiere el silencio ante la palabra.
Podría pasar por una ocurrencia lo que sugiero, pero no es cierto. La propia historia presenta en el caso de Rafael Cortijo, que pese a él haber sido el jefe del Combo, fue Ismael Rivera, el cantante invitadoasalariado, el que gozó de mayor prominencia (Nina, 2017; 2018) yace en determinar si los problemas de pigmentación están asociados al rol asumido por Cortijo. Es decir, el “segundo hombre negro”, ha sido, un hombre de clara estirpe afrodescendiente, que contrario al “primer hombre negro”, quien asumió la palabra y el protagonismo, la pigmentación negra era mucho más ligera.
En estudio de la figura de Rafael Cortijo nos plantea investigar la complejidad de las relaciones raciales en Puerto Rico. En particular, sobre como le ha ido a los negros y negras en general, pero también como se han diferenciado los tratos a los hombres y mujeres de tes mulata, vis a vis a los hombres y mujeres evidentemente afrodescendientes.
Este punto no ha sido estudiado aún en el país, y cuando uno examina los “silencios e invisibilidades” en torno a la figura de Rafael Cortijo, uno descubre que un eje importante del análisis lo fue la negritud. Pero en particular, la relación diferenciada entre el “primer hombre negro”, el cual era mulato (Ismael Rivera) y quien asumió todos los protagonismos históricos; mientras por otro lado tenemos al “segundo hombre negro”, evidentemente afrodescendiente (Rafael Cortijo) y quien asumió el silencio, el no protagonismo, y un rol mucho más subordinado. Entonces, este problema metodológico, aún está por estudiarse, y es el primer problema que uno confronta al estudiar la figura de Cortijo (Nurse 2010).
En la imagen de un disco, LP, de Rafael Cortijo y su Combo, con Ismael Rivera, la foto de portada, el contraste explica desde la pigmentación lo que yo argumento. Por otro lado, en mi tratamiento a la figura de Ismael Rivera (Nina, 2017; 2018), he planteado que el rol protagónico de Ismael Rivera, partió de la premisa de su entendido de la soberanía del ser, la cual él asumió, pero la cual uno no puede imputársela a Rafael Cortijo. Ambos asumieron roles distintos en la vida pública.
Resta ahora investigar a Rafael Cortijo a partir del rol que él asumió en la vida: un rol de auto marginación protagónica. Pero donde en su creatividad musical no hubo límites, pese a que no ejerció la palabra como forma de asumir presencia y protagonismo (Nina, 2020).
Cortijo en la historia:
La adolescencia: Es poco lo que existe, como fuente o ficha bibliográfica, que documente la niñez de Rafael Cortijo Verdejo, o su adolescencia. Lo cierto es que nació en Santurce, en el distrito norte (mirando al mar) de este gran barrio de la capital de Puerto Rico. Se crió en la calle Colón, hoy desaparecida, por lo que queda al norte del Centro de Bellas Artes de Santurce, Luis A Ferré, y la autovía Ramón Baldorioty de Castro (conocida por la Baldorioty).
Sus padres, Juan Cortijo y Juana Verdejo, fueron, en principio gente buena. Pero no existe una historia para contar mucho sobre sus orígenes y advenimiento a Santurce. Todo nos indica, que Cortijo tuvo cinco hermanos y hermanas, y en la historia que se va juntando su relación principal fue con María Cortijo. Esto pese a reconocer, que era un hombre de familia, y que crio a una sobrina, Fe Cortijo, a la cual inmortalizó a partir de sus cantos y ritmos de la música popular boricua.
Ahora bien, hay una historia real o distorsionada que merece la pena ser contada. En su adolescencia, en los barrios del norte de Santurce, vivía otro infante llamado Ismael Rivera, tres años menor que Cortijo (Figueroa Hernández, 2003). Entre Ismael Rivera y Rafael Cortijo, según cuentan los historiadores y familiares, se dio una hermosa amistad desde la adolescencia, vinculada por los rumbones de esquina en los barrios de Santurce, entre la calle Colón (los Cortijo Verdejo) y la calle Calma (los Rivera Rivera).
En la memoria histórica, esa que se promueve en los libros de análisis como también a partir de las anécdotas de las familias, se marca un antes y después en la vida de Cortijo, y de paso de Ismael Rivera, a partir de la música. Por alguna razón que no está documentada, Cortijo nació con algún don musical, músico de oido, que lo llevo de forma inmediata a la percusión. En el mundo de lo imaginario, se cuenta que entre Ismael y Cortijo, se ponían a practicar con latas de galletas, tal si fueran tambores, y de ahí fueron afinando dos temas: el oido y el ritmo (Figueroa Hernández, 2003; Nina, 2020; Nina, 2017). Lo demás es historia.
La primera etapa: 1954 a 1962: Será porque documenté el final de esta etapa en trabajos previos, cuando me dediqué a analizar la vida y obra de Ismael Rivera. Lo cierto es que cubrir esta primera etapa de gloria, y en aras de hacer justicia, uno debe de volver a la misma y explorar la conversación ahora desde la perspectiva de Rafael Cortijo. En esto el análisis sería novel. La historia no ha sido contada ni explicada desde la mirada de Cortijo. ¿Por qué?
En el 1954, Rafael Cortijo fundó el Combo. Es decir, llamó a unos amigos de la parte norte del barrio de Santurce, entre ellos el mayagüezano Rafael Ithier (al piano), el conguero Martín Quiñones, en la percusión menor a Roberto Roena; Mario Cora, Eddie Pérez y Kito Vélez en los vientos; Miguel Cruz en el bajo; y en el cántico a Sammy Ayala, inicialmente aunque luego éste se pasa a la sección de los vientos, y de forma subsecuente, se incorporó a Ismael Rivera. Sean los que fueran, los componentes iniciales fueron estos. Gente humilde, de barrio que intentaron decir la vida de otra forma ante las grandes orquestas del momento, como la Panamericana de Lito Peña, y la orquesta de César Concepción.
El Combo de Cortijo vino para crear una nueva senda, provocadora por demás. En la cual utilizando de forma más eficiente menos instrumentos musicales, aumentando el valor de la percusión, e impartiendo ritmos a partir de los propios músicos/artistas, crearon un nuevo momento musical.
Con estas iniciativas, el Combo produjo un cambio de dirección en los bailes de alta sociedad como en los bailes de los sectores populares. En particular, porque la limitada aunque efectiva industria
de la radio de la década de 1950, así como la emergente industria de la televisión, le dieron espacio en ese momento al Combo de Cortijo. Por lo tanto, y en rompimiento con la industria musical previa, el Combo de Rafael Cortijo se benefició de los adelantos en los desarrollos tecnológicos para impulsar de forma masiva un concepto musical muy de ellos. Es decir, popularizaron la música de los barrios de Puerto Rico. La llevaron a todos los niveles sociales.
En esta etapa Rafael Cortijo y su Combo, cantando Ismael Rivera, produjo 11 LPs, o discos en formato de vinilo, junto a tres películas de cine, y tuvieron en dos etapas distintas el programa del mediodía de la estacón de radio WKAQ, y luego el programa la Taberna India. Este momento de gloria les hizo ser reconocibles, pero sobre todas las cosas, impulsó una nueva estética musical y visual. Hombres negros, de pueblo, sin educación formal en la música, se impusieron como la opción prioritaria en el mundo de la oferta musical en Puerto Rico.
Por esto es importante pensar que aunque todo fue rompimiento y gloria musical en este periodo de 1954 a 1962, las contradicciones fueron también aparentes y evidentes (Nina, 2017). Al final de esta jornada, en un mundo de alta represión social, Ismael Rivera y Rafael Cortijo sucumbieron al mundo de las drogas, y Rivera tuvo que pagar con su propia libertad. Ante un acto equivocado, Ismael Rivera, en defensa del Combo y su compadre Rafael Cortijo, asumió la responsabilidad del evento infortunado y cumplió cuatro años de cárcel (Nina, 2017; Nina, 2018).
Por lo tanto, el error que asumió Cortijo, fue comportarse como el segundo hombre negro, y permitir que el primer hombre negro, Ismael Rivera, dirigiera el curso de los eventos. El silencio de Cortijo en esta primera etapa fue, por decir lo mínimo elocuente, monumental o decepcionante. Pero él no asumió la palabra. Asumió, en todo caso el ritmo.
De esta forma hay que ver la caratula del primer LP que grabó y publicó Rafael Cortijo, no es un dato sin sentido, que la modelo de la portada sea una mujer blanca y rubia, bailando guaracha con un hombre negro. Una representación estereotipada, pero con un fuerte interés de alcanzar algún tipo de aceptación en los sectores sociales donde el Combo iba penetrando: en el Puerto Rico blanco y aspiracionista a ser norteamericano. Pero todo esto se vio truncado ante el arresto de Ismael Rivera en 1962, el rompimiento del Combo, y la emergencia del Gran Como de Puerto Rico, dirigido por Rafael Ithier.
La segunda parte: 1966 a 1974: Dice un proverbio popular, que las segundas partes no son
siempre iguales. No son mejores que la primera parte. Algo de eso fue el destino de Rafael Cortijo e Ismael Rivera a partir del 1966. Luego de Ismael Rivera haber cumplido cárcel en los EE.UU., regresa a Puerto Rico y entre él y Cortijo intentan revivir el Combo. En este momento operando de forma más ligera, Cortijo intenta tener trabajo y vivir hacia el futuro.
El “golpe” asestado por Rafael Ithier en la creación de el Gran Combo de Puerto Rico en el 1962, forzando la ruptura de el Combo, es un dato que debe ser estudiado de forma independiente. El mismo carece de muy poca información, y los protagonistas, algunos aún vivos, no desean hablar de lo mismo. De otro lado, el único músico de los originales que permaneció con Cortijo, sobre todo porque cambió de profesión y se hizo marino mercante, lo fue Sammy Ayala. El resto de los músicos originales del Combo, se integraron a la orquesta de Ithier, o como en el caso de Roberto Roena, crearon su propia orquesta, El Apollo Sound. Otros simplemente se salieron del circuito musical.
Es en este momento que Cortijo confrontó problemas en un país cuya televisión emergente comenzaba a ser más competitiva (había varios canales) y más elitista. El segundo hombre negro, Cortijo, comenzó a confrontar problemas de visibilidad. Cortijo ahora tenía que hablar. La ausencia del interlocutor nato, Ismael Rivera, no solo porque era muy conversador, sino porque también, y desde la mirada racial, era de una pigmentación diferenciada, provocaba confusión o ansiedad en Cortijo. Simplemente, Cortijo se concentró en hacer lo que entendía: música.
En este contexto, todo indica que Cortijo recurre a Ismael en el 1966 para intentar revivir “un muerto”. Es decir, darle vida al momento cultural que estos habían vivido en la primera etapa de música comercial que forjaron (1954 a 1962), y lo hicieron con un disco que musicalmente es extraordinario, pero que en recepción comercial y creación de oportunidades, fue limitado. El disco, LP, en cuestión es “Con todos los hierros”, y el mismo fue producido en el 1966.
Este LP, fue producido desde la mirada del junte entre dos que habían sido gloriosos. No obstante, el mismo no provocó una vuelta al pasado. En este sentido el junte forzado de Cortijo con Ismael Rivera duró poco. Ya a fines de la década de los 1960s, Ismael Rivera fundaba los Cachimbos, se integró a producir música con Kako [Bastar] y su orquesta, y a continuar con su propia vida.
Mientras Rafael Cortijo, intentó recrear nuevas fórmulas musicales y formas de expresión y creó el Bonche. Este proceso indica que contrario a Rivera, Cortijo comenzó a sentir el efecto de que había salido de un barrio de Santurce, de ser afrodescendiente, y más que nada, de no tener las destrezas de comunicación para insertarse en la música y comercio, como en parte lo hiciera Ismael Rivera.
Este periodo es, según algunos trabajos indican, de marginación, exposición al racismo cultural y racial, y de limitaciones socio económicas, profundas para Rafael Cortijo (Flores, 1997). Dos eventos cambian la situacion eventualmente. Por un lado, su concierto reencuentro con Ismael Rivera en el 1974, en el Coliseo Roberto Clemente; y por otro lado, la incorporación de Ismael Rivera, hijo, y Fe Cortijo a la nueva orquesta de Rafael Cortijo, lo cual marcó su tercera etapa musical.
Dicho lo anterior, el periodo de 1966 a 1974, fue uno en apariencia muy duro para Cortijo. Esto no quiere decir que para un genio de la música, la composición y arreglos no se mantuvieran a la altura esperada. Cortijo siguió siendo un innovador musical hasta el final de su vida en el 1982. Lo que sí tuvo que vivir, fue el dato que su música dejó de ser hegemónica. Se escuchaba y él tenía buena recepción, pero ya a principios de la década de 1970 competía con la Fania All Star, con el Gran Combo de Rafael Ithier, con el Apollo Sound de Roberto Roena, con la Sonora Ponceña de Quique Luca, y más que nada con un pueblo que socioeconómicamente comenzaba a dejar atrás la cultura de los barrios populares.
La gracia y presencia esencial de Rafael Cortijo y el Gran Combo, en el imaginario social tuvo un efecto de desplazamiento. Los detalles de la estética racial son siempre importantes: el Combo de Cortijo era un combo de negros parejeros de Santurce. Mientras que el Gran Combo de Rafael Ithier, se acuñaron como los “mulatos del sabor” y eventualmente como la “universidad de la salsa”. No obstante, en lo musical, el Combo de Cortijo había sido una institución pionera en la innovación y en la vinculación de los ritmos afro y popular boricuas, como la bomba y la plena, con otros ritmos caribeños como el Calipso. En este sentido, se trataba de dos apuestas distintas. No obstante, a principios de la década de 1970, las transformaciones culturales y socio económicas del pueblo de Puerto Rico, apuntaban más a un momento distinto del de la década de 1950.
La tercera etapa: 1975 a 1982: El tiempo había pasado para Rafael Cortijo. En esta etapa entra y sale de su relación de trabajo con Ismael Rivera, no obstante, el curso de los procesos ha creado independencia para cada uno de ellos. No obstante, Cortijo continúa produciendo, con gran sabiduría, pese a que el país, y otras corrientes musicales dominantes, no lo reconocen.
En este contexto, es importante reconocer que Cortijo continúa creando pese, a manera de ejemplo, que Johnny Pacheco y Jerry Masucci, en ese momento los propietarios de la Fania All Stars y del sello Fania Record, nunca lo invitan a colaborar a él. De esta forma las grandes disqueras de la salsa, los grandes mercaderes del ritmo, y más que nada los sistemas mediáticos de la época, iban limitando o marginando su trabajo. Pese a esto, la creatividad no terminaba.
Lo interesante es que produce música, en solitario sin Ismael Rivera, en el cual provoca nuevos ritmos y nuevas líricas las cuales en su momento no fueron comprendidas. Esa es la historia del LP, La maquina del tiempo. Ritmos integrando distintos géneros musicales, los cuales en ese momento no le dieron espacio al bailador, pero que eventualmente fueron recogidos por otras formaciones musicales de la época.
Cortijo lo que logra es seguir provocando una relación entre la música popular y los sectores populares. Con lo que no cuenta en la última etapa de su vida musical, es con la garantía de que los sistema mediáticos o de mercado-técnia lo valoren como un objeto de consumo. Por lo tanto, en esta última etapa de su vida musical, Cortijo vive del recuerdo, de su primera etapa musical, junto a Ismael
Rivera, mientras sigue participando activamente en la música, en los “guisos”, pero su impacto social es más limitado.
Al momento de su muerte, en el 1982, Rafael Cortijo muere en el abandono. Muere en la pobreza. Esto pese a que la genialidad está en su propuesta musical la cual hasta el final de su vida supo presentarla desde la innovación. Se mantuvo tocando junto a Ismael River hijo, y Fe Cortijo. Junto a ellos, lograron mantener viva la llama, pero también sostenerse económicamente.
Cortijo se vive la vida, y trabaja. Pero al final, es la pobreza de vida, de posibilidades, la que lo consume en un cáncer del páncreas. Muere, y su entierro se presenta como un acto de solidaridad nacional por el profeta de la música popular (Rodríguez Juliá, 1985). No obstante, es un reconocimiento póstumo. Las sobre 80 mil personas que asistieron a su sepelio, incluyendo el gobernador de turno, y todos los componentes de la música y cultura boricua en el momento de su muerte, representa una expresión de agradecimiento para con alguien quien en vida, y en su última etapa de la vida, no se le reconoció todo lo que él representaba. Así las cosas, en su sepelio hay una aceptación de la contribución histórica que Rafael Cortijo le ofreció a Puerto Rico y a los países del Caribe y América Latina que lo siguieron.
Luego de su muerte, luego de su sepelio, comenzó la veneración de una persona que en vida se había mantenido vivo, pero poco recordado. En la muerte lo recordamos como un igual, más de cerca, y sobre todas las cosas, venerando su contribución por tres décadas a la música popular. 1980
Ahora bien, el capítulo de Rafael Cortijo para Puerto Rico no muere tan fácil. Pues una vez éste deja de estar con nosotros, en el 1988, se plantea nombrar al Centro de Bellas Artes de Santurce, Puerto Rico, con el nombre de Rafael Cortijo Verdejo. El debate que generó la idea, fue igual de importante que reconocer el valor de su contribución histórica a la música (Flores, 1997). Pero, lamentablemente, no se impuso, no se dio. Cortijo vive, pero no con la magnitud de lo que fue su contribución histórica.
Temas Recurrentes:
En la vida musical y cultural de Rafael Cortijo hay varios temas que se repiten continuamente a través de su obra. Pese a que la investigación sobre el legado de Rafael Cortijo es muy limitada, no es menos cierto que es posible interpretar la vida del artista a partir de los actos y experiencias que él publicó por vía de los vinilos (LPs), así como por los pocos videos que dejó a su muerte. No obstante, es importante destacar que al momento de su muerte hasta el presente, sobre Cortijo se ha escrito muy poco.
Solo existen, a nuestro mejor entender y saber dos libros sobre la vida y obra de Cortijo. Por un lado el clásico del escritor Edgardo Rodríguez Julia, El entierro de Cortijo (Rodríguez Juliá, 1985); y de otra parte un libro menos conocido pese a que hace una contribución importantísima para entender el pensamiento de Cortijo, escrito por Juan Flores, La venganza de Cortijo y otros ensayos (Flores, 1997).
De igual forma destaco dos escritos, un ensayo inédito, aunque publicado de forma privada de Lester Nurse, titulado “Rafael Cortijo Verdejo, padre de la bomba moderna: una metamorfosis desflokorizada” (Nurse, 2010). De otro lado, la novela Cortijo (Nina, 2020) la cual se publicó para adelantar la investigación sobre la figura de este insigne patriota nacional.
En la búsqueda de una historia de vida, de una hoja de vida sobre Rafael Cortijo, vemos que, más allá de la creación musical, existen unos temas recurrentes en todo su trabajo, que no hay constancia hablaba, pero si presencia musical. Estos temas lo son la devoción a la religión santera; su amor por la patria boricua, libre e independiente; y su sentido de hermandad a partir de la negritud y solidaridad desde la pobreza.
Santería: A lo largo de la producción musical de Rafael Cortijo, y en particular en la primera fase de su quehacer musical, la santería (o devoción a los Orisha y la Regla de Osha), estuvo siempre presente. Su primer LP, en el 1958, contenía canciones en devoción a la santería, así como referentes continuos a distintas deidades. Este tema no ha sido investigado, y requeriría entrevistar a los miembros fundadores del Combo que aún se encuentran vivos, para poder marcar este momento.
La Patria: Poco se ha opinado sobre la defensa de la patria por parte de Rafael Cortijo. Tal vez porque el fungió como el segundo hombre negro, donde Ismael Rivera siempre pregonó su amor por la patria y la independencia para Puerto Rico, fue que no se escuchó lo que él tenía que decir (Nina, 2017; 2018; 2021). Pero lo cierto es que tan nacionalista fue Ismael Rivera, como lo fue Rafael Cortijo. Este tema no ha sido evaluado en ninguna investigación, no obstante en entrevista post-redacción de la novela Cortijo (Nina,
2020; he continuado haciendo entrevistas a personas que conocieron la obra de Rafael Cortijo e Ismael Rivera), como la que le hice a José Juan Avezuela (Nina, 2021), quien fue fanático en su adolescencia de Cortijo, y guarda más de una anécdota de las conversaciones con Cortijo y su defensa por la patria y la independencia nacional. No obstante, este tema debe ser investigado de forma independiente.
La negritud y pobreza: Rafael Cortijo a lo largo de toda su música siempre intercaló la conversación entre raza y clase social. Este dato es de suma importancia, pues uno pierde de vista, que él nunca renuncio a su origen racial, y su origen de formación de clase. Por eso es que a lo largo de todos sus Lps, desde el principio hasta el final de su vida, siempre veneró al hombre y la mujer negros, como también siempre defendió a la gente humilde de los barrios de Puerto Rico. Este tema se refleja en las caratulas de todos sus Lps, así como en los temas que él seleccionó. Esto merece ser estudiado, pero no existe anotación sobre este dato de la obra de Rafael Cortijo.
Conclusión:
Al final de su vida, Rafael Cortijo murió en la aparente pobreza. Murió en el residencial Luis Llorens Torres en San Juan, donde se había ido a vivir junto a una de sus hermanas. Ni bueno ni malo, pero la gloria y calidad de vida que había tenido antes, ya no estaba. No obstante, su último LP, Cortijo Bailable, es una contradicción con todo lo anterior. La estética lo devolvió a la década de 1950, con su primer LP, donde la mujer rubia regresó a la portada.
Rafael Cortijo Bailable, es un trabajo de 1982, y tiene canciones esencialmente de Tite Curet. Lo que ya no tenía era la gracia del pasado. Fue una apuesta distinta. Habrá que estudiar, entonces qué pasó al final de su vida.
Lo que sí podemos argumentar hoy es que la investigación sobre la música y obra de Rafael Cortijo, está aún por comenzar. Es un momento aún por investigarse. De mi parte, no obstante, en las tres fases del quehacer de Cortijo, desde el 1954 hasta su muerte en el 1982, Cortijo contribuyó al desarrollo de un
país de negros, de sectores populares, y sobre todas las cosas, un país donde la lucha de clases y la raza, se mezclaban de forma contestataria.
La apuesta con esta investigación es iniciar el diálogo para desarrollar un proyecto de investigación sobre la figura más importante de la segunda parte del Siglo XX, en el quehacer musical. A su memoria, la de Rafael Cortijo, es a la que nos debemos. La investigación entre raza, clase, patria y espiritualidad, a partir de Rafael Cortijo, debe ser explorada.
Referencias:
Libros, artículos y/o ensayos:
Colón Montijo, C. (2016, editor) Cocinando suave: ensayos de salsa en Puerto Rico. San Juan: Ediciones Callejón
Figueroa Hernández, R (2003) Ismael Rivera: el Sonero Mayor. Puerto Rico: Instituto de Cultura Puertorriqueño.
Flores, J. (1997) La venganza de Cortijo y otros ensayos. Rio Piedras: Ediciones Huracán.
Moreno, J. (2010) Maelo: hijo de Borikén, Rey de los Soneros. San Juan: edición del autor.
Nina, D (2020) Cortijo. San Juan: Pasillo del Sur Editores.
Nina, D (2018) “Ismael Rivera – El Nazareno Apuntes preliminares para un viaje literario”, Revista Umbral, No. 14, diciembre.
Nina, D (2017) El Nazareno. San Juan: Pasillo del Sur Editores.
Nurse, L (¿2010?) “Rafael Cortijo Verdejo, padre de la bomba moderna, una metamorfosis desfolklorizadora”. N/D.
Rodríguez Juliá, E (1985) El entierro de cortijo. Rio Piedras: Ediciones Huracán.
Torres, V.F. (2017) He sido el incomprendido: Bobby Capó. San Juan: Ediciones Gaviota.
Quintero Rivera, A. (2017). ¡Saoco Salsero! O el swing del Sonero Mayor. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueño.
Entrevistas:
Nina, D. (2021) “Entrevista a José Juan Avezuela”, San Juan, Puerto Rico, 28 de enero de 2021. https://issuu.com/revistacruce
“Entré voz y voz sé comiénza a déconstruir,déscolonizar y a déséntranar...“
MARÍA LUISA CORTIJO: LA GUARDIANA DEL RÍO Y DEL ANCÓN EN LOÍZA
INÉS BEATRIZ VÉLEZ TORRES
Esa es una responsabilidad que me la dejó mi padre, que mi abuelo la heredó a mi papá mi papá me la dejó a mí, y yo me he encargado. Que ya por lo menos mis hijos, uno de ellos tenga ya esa responsabilidad bien interna en su ser, y ya estamos llevando a mis nietos llevándolos por allí y que ellos conozcan la historia…1
1La historia de Loíza es una llena de luchas a través del tiempo. Los seres que habitan este pequeño paraíso del noreste de Puerto Rico, se caracterizan por las fuertes batallas históricas que envuelven un sin número de conflictos sociales que van desde luchas raciales, culturales, comunitarias hasta luchas por la protección ambiental de sus zonas. Visitar a Loíza desde la actualidad, es encontrar un espacio caribeño bañado por la naturaleza, los mangles, la cultura, la música, la comida, pero, sobre todo, la fuerza de comunidades que sobreviven al deterioro de los gobiernos y que encarnan la autogestión y el
1 Entrevista realizada a María Luisa Cortijo en la mesa de comedor de su casa el 21 de enero de 2021 a las 7:00 de la noche.
compromiso de muchos líderes que aman este lugar. Entre estas personas que luchan cada día por los espacios naturales e históricos se encuentra María Luisa Cortijo Rosario. La historia de esta mujer es parte de la historia del llamado Ancón de Loíza. Su historia carga el encuentro desde los ancestros y de su propia lucha, como mujer negra en la vida entorno al Río Grande de Loíza. El río hoy permanece como principal testigo a través del tiempo.
Para empezar la historia de María Luisa y el Ancón hay que viajar a los orígenes de Loíza Aldea. En la historia se registra que los grupos indígenas que habitaban la zona siendo Yuisa2 la 2 Se le atribuye a Yuisa varias características. Por un lado, la de
mujer cacica que dirigía la zona. Sobre este pasado entre la leyenda y la historia que se expone que los españoles atacaron y conquistaron la zona y cristianizaron a la cacica bajo el nombre Luisa. Posteriormente en el asentamiento español se construye la Iglesia Católica y la plaza siendo ésta iglesia una de las más antiguas de Puerto Rico.3 La iglesia católica de Loíza está construida al estilo misión española o fortín con una estructura fuerte de gruesas paredes en ladrillo y mampostería. Su entrada está alineada hacia al Río Grande de Loíza y al antiguo camino de Loíza, siendo este dato muy curioso ya que este implica la importancia del lugar para los pobladores.
Desde el establecimiento español el río Grande de Loíza con su majestuosidad, servía de acceso marítimo y navegable a otros sectores donde existían comunidades de europeos, mestizos, cimarrones y esclavizados. Esta era una ruta comercial y de acceso ya que no había rutas de comunicación alterna terrestres. La rodea una zona boscosa de mangle y humedales de difícil acceso y de naturaleza casi inaccesible. Se dice que en dicha región se escondían los cimarrones en los sectores cuya ruta se daba a través de los canales en los cuerpos de agua entre el mangle. Esta zona se conoce en la actualidad como Piñones. Toda la región, desde San Juan hasta Loíza es considerada como parte del estuario de San Juan.4
Uno de los eventos históricos de gran importancia y que comparten la historia de la defensa de la Isla fue el ataque inglés de 1797 en cacica de la zona por otro lado la de mediadora entre los españoles y por último la de traidora por casarse con un mestizo.
3 La parroquia Espíritu Santo y San Patricio se fundó en 1645 y terminada en 1729. Está considerada dentro del registro de monumentos históricos a nivel federal. https://npgallery.nps.gov/ NRHP/GetAsset/NRHP/76002251_text consultado: el 22 de enero 2021.
4 El estuario lo conforman una serie de cuerpos de agua que conectan toda la zona y que desembocan en el océano Atlántico. El estuario es un lugar de suma importancia ecológica. Son cuerpos de agua potable, son sumideros que enriquecen el terreno, fortalecen las zonas costeras y de mangles que son la flora que nos protege de los huracanes y de otros fenómenos marítimos. También son zonas de habita la fauna y cada uno de los ríos, en especial los pocos que se están logrando proteger, también son zonas de recreación y de pesca.
el que las tropas de Ralph Abercromby atacaron la Isla. En este evento los españoles a cargo del gobernador Ramón de Castro y sus fuerzas que en su mayoría consistían en nativos puertorriqueños del Regimiento Fijo de Puerto Rico y de la Milicias Disciplinadas repelaron el ataque.5 Los puertorriqueños de las comunidades San Mateo de Cangrejos y de las zonas que hoy se conocen como Santurce hasta Piñones rodearon la zona y lucharon hasta rendir las tropas extranjeras. Este evento es conocido como uno de reafirmación y protección de identidad y resistencia de la Isla. Adicional conecta y pone en perspectiva la conexión entre la comunidad cangrejera de Santurce y Loíza.6 Con el pasar de los años y en el siglo XX, la comunidad cangrejera y la calle Loíza se convirtió en el desarrollo como una comunidad orgullosamente negra con un centro de comercio o corredor económico de importancia entre la zona norte y este de Puerto Rico. 7
Es decir, las personas cruzaban desde el este por el llamado Ancón cruzando el sector de Piñones, el puente de Boca de Cangrejos hasta la calle Loíza en Santurce para hacer sus diligencias, intercambios comerciales y de todo tipo en el área metropolitana. Los accesos por tierra se materializaron en el desarrollo de las carreteras a mitad del siglo XX, siendo el Ancón en Loíza el medio principal para dicha conexión.8
5 María M. Alonso y Milagros Flores, El Caribe en el siglo XVIII, el ataque británico a Puerto Rico en 1797, (Columbia: Panamericana, Formas e impresos, S.A., 1998),
6 Arroyo Jorge A. Cangrejeros en Santurce: De la colonización a la revitalización, diciembre de 2005. https://www.academia.edu/2401857/ Cangrejos_en_Santurce_de_la_colonizaci%C3%B3n_a_la_revitalizaci%C3%B3n consultado: 28 de febrero de 2021
7 Una noticia del periódico del 20 de enero de 1905 expone: La calle llamada de “Loíza “por donde transitan muchos vehículos específicamente carros cargados de caña de azúcar se pone intransitable cuando cae un aguacero.
8 A través del medio del periódico como La Gaceta se puede observar la trayectoria del Ancón como una obra pública. La más antigua de las noticias en la que se menciona el pasaje o ancón es en una subasta presentada en 1843. En la breve noticia lo que se expone es que se presenta el pasaje ante la Junta de Subastas de Excmo. Ayuntamiento para pasaje y pesca en el río de Loíza. Otras noticias que datan de 1873 y 1886 son sobre el arrendamiento del Ancón. Específicamente en la noticia de La Gaceta de Puerto Rico de 1886, expone la Diputación Provincial de la Isla de Puerto Rico. En esta noticia se presentan todas las disposiciones que conllevaba el adquirir la zona y como esta labor estaba en conjunta administración
El Ancón o pasaje comunicó durante más de 100 años la zona entre Piñones y Loíza cruzando por el Río Grande de Loíza en la entrada de su desembocadura en el mar. Un ancón o pasaje consistía en una estructura que servía de puente móvil de un lado al otro para dar paso a los transeúntes, caballos y carretas. Estas plataformas eran realizadas en maderas, estilo balso. En Puerto Rico existieron varios ancones o pasajes. Sin embargo, el de Loíza fue uno de los primeros, tuvo una importancia durante toda su historia y fue el último ancón en conservarse hasta el 1985. La zona del ancón inicial o las fincas aledañas al ancón pertenecía al Cabildo de San Juan. Para fines del siglo XIX el ancón o pasaje estaba ubicado en la finca de los Iturregui. Don Pedro Cortijo arrendaba dicho trayecto hasta comprar el espacio a principios del siglo XX. Al fallecer Don Pedro en 1951, hereda la responsabilidad su hijo mayor Feliciano (Chano) Cortijo quien había trabajado en el Ancón desde su juventud. Don Chano y su esposa Amelia (Tanén) Rosario, compraron la parte de los demás hermanos y se convirtieron en dueños oficiales y administradores del Ancón. Sobre sus padres María Luisa comenta:
Mi papá era una persona sumamente… un ser humano de otra galaxia. Era de estas personas bien difíciles conseguirla… porque él era generoso. Era una persona que no tenía nada para él. Él se quedaba, después que pasaba el día él se quedaba con nada. En mi casa siempre había comida para todo el que pasaba por allí. Que venía de Piñones a hacer sus necesidades acá que venían para la escuela o la iglesia o al centro de salud o venían a hacer compra. Pasaban por el ancón y en mi casa. Si venían en la mañana siempre desayunaban. Mi papá compraba tres o cuatro libras de pan y mami hacía una olla grandísima de café y todo el que pasaba como un servicio del gobierno. En esta noticia se presentan los precios de los pasajeros que se trasladaban de un lugar a otro.
por allí desayunaba. Si pasaba por el medio día pues almorzaba. Mami hacía un caldero grande de esos de comedor…. mi mama hacia 9 o 10 libras de arroz. Siempre había almuerzo para aquel que pasaba. Una olla grandísima de habichuela. Un fogón que tenía desde temprano para ablandarlas y pues había gallina. Mataban cuatro y cinco gallina, fricasé hacía arroz con pollo. Había almuerzo para todo el que pasara por allí. Y eso era diario. No era un día sí y otro no, todos los días en casa había comida para el que pasara por allí y que quisiera comer…”
La historia de esta familia se vive a través del Ancón. Las fotos familiares reflejan la vida y la cotidianeidad cerca del río y la desembocadura del mar. El río Grande de Loíza siempre de fondo, el paisaje impresionante, hermoso y cristalino. El padre de familia trabajando en la zona de transporte para llevar de un lado a otros pasajeros, caballos y carros. La niña María Luisa siempre estaba en el Ancón. Ella se describe así misma como una niña activa y curiosa. Allí vivía junto al río con su familia. María Luisa había nacido en Santurce en 1952 y de meses traída a vivir en el ancón. La casa, el negocio y el ancón eran parte de su zona de juego. Ella dice que era una niña siempre al pendiente de su padre quien le mostraba el servicio y el trabajo como una labor de gran importancia. Sobre su niñez cuenta
sobre la alegría y las experiencias en la crianza. Sus anécdotas relatan lo que observaba a su alrededor como parte de la naturaleza y el viaje en el río por el ancón.
Yo tengo tantas experiencias que recuerdo de mi papá. En estos días le estaba contando a mi hija que cuando salían las tortugas a anidar, allí a la desembocadura del río, mi papá iba de madrugada, a las tres o cuatro de la mañana, a ver dónde ponían los nidos porque él buscaba dos o tres huevitos para comerlos, se los comía crudos así, le ponía un poco de sal y de limón y yo también me los comía así crudos, en esa época. Ahora a lo mejor, no lo haga, pero en otros momentos se hacía. Una vez salía una tortuga, o un carey … era tan y tan grande, yo era bien pequeña tendría apenas seis o siete años, pero yo vi aquello que parecía un volky de grande. Los ojos brillantes, grandes, y yo le decía papi nos va a comer. Yo estaba asustada, aunque nosotros estamos un poco retiraditos mirando detrás de unos
árboles, pero era impresionante, aquella tortuga tan y tan grande, y ella iba buscando la orilla de la playa a dejar sus… y dejaba miles y miles y miles de huevos. Luego esos huevos nacían las tortuguitas y nosotros íbamos a ver cuándo nacían las tortuguitas, esa fue una experiencia bien bonita.
María Luisa estudió en la escuela elemental y secundaria en Loíza y en la década de 1970 se fue a estudiar en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Su vida académica fue una de lucha ya que en su camino universitario tuvo varias experiencias de vida que complementaron con su destino académico. Siendo muy joven se convirtió en madre y tuvo la oportunidad de vivir en otros escenarios un poco lejos de Loíza. Vivió en diversos estados en Estados Unidos y República Dominicana. Nunca dejó de estudiar y aunque su camino fue largo y lleno de retos, logró ser maestra, completar maestría y terminar su certificación de directora escolar.
En este proceso, a finales de la década de 1970 su padre enfermó, entonces le tocó volver a la amada raíz e iniciar un proceso de dirigir el Ancón. El padre y la madre delegaron esta labor en su hija mujer, asunto que no era común, ni bien visto por los trabajadores hombres anconeros. Una de las anécdotas que ella expone es el inicio de su experiencia:
Esa primera experiencia inmediatamente mi papá murió, porque aquello era un servicio público que había que darlo a diario, no se podía cerrar el ancón incluso el día del entierro de él, el ancón siguió trabajando, se cerró el negocio, pero el ancón siguió trabajando porque había que dar el servicio público. Y pues, yo empecé a organizar, verdad, porque yo vengo con estas ideas de universitarias, y yo digo que hice una tablita en Excel, quizás cuando no existía la tablita Excel yo la hice a mano con columnas e hice mi gráfica con carros, personas que iban peatones, bicicletas, caballos, lo que nosotros transportábamos en las columnas… para, ir marcando cuantas personas iban, cuantos carros para entonces, al final ir marcando el total si pasaron cinco carros en aquella época los carros costaban dos dólares, pues al final eran diez dólares en esa columna, y entonces la final de las columnas se unían los dos totales, todos los totales, y se hacía un gran total y había que pagar, la persona que estaba manejando tenía que entregar X cantidad.
María Luisa expone que su papá había construido la casa de tal forma que desde cualquier parte de esta podía ver el tránsito en el río y el ancón. Entonces, ella supervisaba el trabajo anotando en su tabla lo que observaba. El cambio de administración no fue fácil. Al inicio las formas de trabajo chocaron en cuestión de formas de
trabajo y labores al final del día. Así que María Luisa decidió preguntar a los trabajadores por el mal entendido. Los obreros se molestaron y decidieron hacer una huelga.
Al otro día vinieron a trabajar, pero esperaron a que el padre de mis hijos se fuera a trabajar porque él era profesor en la Universidad Sagrado Corazón. Cuando él se fue y que me quedé yo a cargo de la operación del ancón, pues ellos, se fueron y me dejaron el ancón solo, como quien dice, bueno ahora vamos a ver que tú vas a hacer, y yo pues así es, me puse mis jeans, mis tenis, me puse un sombrero y me senté allí a esperar a que apareciera el primer carro. Decía entre mí que aparezca del lado de acá para que así me ayuden a llevar el ancón al otro lado, porque aquel aparato era bien pesado para un mujer, y los que lo trabajaban eran dos hombres musculosos, verdad y para llevarlo había que hacer bastante fuerza y para subir la rampa en que subían los carros, era con una patecas me parece que se llamaban a los lados que para una sola persona, era difícil, pero yo lo subí me dio mucho trabajo pero lo subí, y llevar el ancón de un lugar a otro generalmente era un trayecto de 8 a 10 min. A mí me tomó el doble, me tomó como unos 20 min. Porque halando esa soga yo sola, hasta que llegué allá la gente fue buena y esperaron que llegara el ancón porque vieron que era una sola persona y entonces esperaron. Yo les dije, “mira que se me fueron en huelga los muchachos” y que se yo, y entonces ellos me ayudaron a llevarlo al otro lado, pues di como 2 o 3 viajes sola. Y los empleados estaban mirando detrás de unas palmas pendiente a ver lo que yo iba a hacer, y ellos esperaban que yo los llamara o me echara a llorar. O no sé, pero fue todo lo contrario y uno de ellos dijo ummm esa
nos va a botar, espérate que esta nos deja sin trabajo, esta nos va a botar, si ella ha dado 3 viajes sola, puede…
María Luisa no quería faltarle el respeto, tampoco deseaba perder a los trabajadores, en realidad los entendía, pero ellos no estaban acostumbrados a que la niña que ellos habían visto crecer era quien manejara el negocio. Los trabajadores volvieron. La empresa del ancón era una de muchos esfuerzos. Eran muchos los gastos que el papá no consideraba como necesarios, pero que ella estando en el manejo del mismo se dio cuenta. Aprendió lo necesario sobre el ancón y estuvo dispuesta a enfrentar el reto de la empresa junto a sus hijos.
Durante la década de 1980 se dieron fuertes luchas por la conservación del Ancón. El lugar servía de intercambio cultural y de trabajo en la comunidad. Las personas podían visitar la zona en un paseo que podía ser considerado turístico cultural como por ejemplo asistir al famoso carnaval de Loíza, ir a los toques de bomba y otras actividades consideradas únicas en la zona. Sin embargo, el llamado “progreso” necesitaba sustituir el ancón por el puente. Si bien es cierto que se necesitaba mejorar las vías, el ancón proveía otras experiencias que el puente desvanecía. En 1985 se terminó la construcción del puente y con ello se retiró el uso del Ancón. Posteriormente en 1989 el huracán Hugo hizo estragos con la plataforma que todavía se utilizaba como un atractivo de la zona.
María Luisa y su familia estuvieron firmes en estas luchas y mantuvieron una paseadora que daba el recorrido por la zona desde la desembocadura del río hasta la Central Azucarera de Canóvanas. Poco a poco, luego de un fuego y sin el apoyo del gobierno, se hizo difícil conservar la estructura. Por otro lado, la fuerza de María Luisa Cortijo y su familia de conservar la zona ha llevado a aplacar la posible destrucción de la zona para proyectos ambiciosos de cemento como hoteles
o un paseo que destruya el mangle y el humedal. Hoy día, se conservan las estructuras de cemento (casa y negocio) que se han convertido en un centro cultural donde diversos grupos o entidades lo utilizan para conocer la historia, la importancia ambiental de la zona, dar talleres de turbantes, bomba y del arte culinario de herencia africana.
En el año 2020 se hicieron los preparativos para la celebración de los 100 años del Ancón. Desde ese momento hasta la actualidad se ha realizado una actividad anual en el mes de julio, en conjunto con las fiestas tradicionales de Santiago Apóstol. Se ha creado el Colectivo el Ancón que es una organización que dirige el proyecto. Se ha logrado crear un Museo, una galería un proyecto de huerto, una placita de descanso y un espacio de pescadería. La Casa Museo Cortijo abarca todo el proceso histórico a través de fotos y ofrece un recorrido educativo. Las fotos fueron escogidas cuidadosamente por María Luisa y curadas gracias al equipo de Revista Étnica y Gloriann Sacha Antonetty Lebrón gestora de este proyecto maravilloso. Adicional las fotos son parte del Archivo Negro realizado por Revista Étnica como un excelente recurso de visibilización de la historia afrodescendiente puertorriqueña.9
9 Para visitar la galería del Archivo Negro puede dirigirse al enlace: https://www.archivonegro.org/
María Luisa es la anfitriona principal en el espacio del ancón. Actualmente su hijo Juan Pablo Vizcaino desarrolla el proyecto con exhibiciones de arte y con acercamientos a la comunidad. La exhibición de este año 2024 y 2025 presenta a través de fotos y un video el relevo generacional, el amor al espacio, la cultura loiceña y el camino de encuentro en el ancón. La experiencia incluye ver el video desde un carro tal como si estuvieras en la barcaza.
Desde este centro, cada día, se ha conservado el área del ancón con sus cualidades históricas y naturales. María Luisa Cortijo junto a su hijo, el artista Juan Pablo Vizcaino se encargan de recibir grupos y de desarrollar proyectos con la comunidad y diversos grupos desde la limpieza de playas y estuario, así como talleres culturales que se coordinan en el área. En los últimos años se han recibido grupos escolares y universitarios de Puerto Rico y Estados Unidos. Los recorridos históricos y el recibimiento del público en los fines de semana se está haciendo por mujeres amigas de María Luisa que fueron compañeras de trabajo en la escuela pública puertorriqueña10 y otras que creen firmemente en el trabajo comunitario, el servicio y la historia.
María Luisa Cortijo siempre transmite una extraordinaria fuerza. La misma fuerza que utilizó al mover el ancón frente a los atónitos hombres. Ella levantó su familia, a sus hijos que son excelentes seres humanos. Siempre la acompaña un espíritu solidario de ayudar y servir. Es solidaria y soñadora. Ama a la naturaleza, del río y siempre está en movimiento y buscando alternativas para expandir su lucha. Como maestra fue excelente educadora, siempre con amor y entrega a su trabajo. Una de las grandes cualidades de María Luisa Cortijo es la cocina, como su madre, confecciona la tradicional comida de afro descendencia; arroz con jueyes, 10 Dilcia Torres (q.d.e.p.), historiadora y guía de turismo, conoce la historia del ancón y lleva la información a los diferentes grupos turísticos e Inés B. Vélez, historiadora que está llevando el proceso de crear un archivo, documentando y organizando el archivo de María Luisa.
alcapurrias, arepas, bacalao y otros manjares de la cocina tradicional loiceña. Su espíritu fuerte también hace poner las cosas en su lugar, en especial en el mundo patriarcal. Sus ideas de mujer, sus posturas y coqueteo sin lugar a duda hace de María Luisa la mujer, la guardiana del Ancón en el Río Grande de Loíza.
Bibliografía
Fuentes Primarias:
Archivo Personal de María Luisa Cortijo, documentos oficiales del Estado (escrituras, conflictos legales, segregaciones, recibos de pagos al gobierno) memorias y promociones, recibos y documentos personales.
Fuentes Secundarias:
- Periódicos
Boletín Mercantil 1907
La Gaceta 1843
La Gaceta 1855
La Gaceta 1873
La Gaceta 1877
La Gaceta 1886
La Gaceta 1887
La Gaceta 1900
La Gaceta 1907 - Libros
Alonso María M. y Milagros Flores, El Caribe en el siglo XVIII, el ataque británico a Puerto Rico en 1797, (Columbia: Panamericana, Formas e impresos, S.A., 1998),
Aponte, Gilberto “San Mateo de Cangrejos (Comunidad Cimarrona en Puerto Rico): Notas para su historia (San Juan, 1985)”
Díaz Soler, Historia de la esclavitud negra en Puerto Rico, editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1953.
Marull del Río, José E, Protegiendo la capital: desarrollo histórico de las obras defensivas en Puerta de Tierra, Oficina estatal de Conservación histórica de Puerto Rico, San Juan, 2019.
Monge Rivera, Jaime, San Juan de Puerto Rico, Guía Histórica (1508-1993), Publicaciones Puertorriqueñas 1995.
Negrón Portillo, Rúla Mayo Santana, LA esclavitud urbana en San Juan, ediciones huracán, 1992.
Ribes Tovar, Federico “Historia cronológica de Puerto Rico” (San Juan: 1973).
Sepúlveda, Aníbal, Jorge Carbonell, “CangrejosSanturce: historia ilustrada de su desarrollo urbano (1519-1950)”. San Juan: Centro de Investigaciones CARIMAR, 1988.
Silvestrini, Blanca, y María Luque, “Historia de Puerto Rico: Trayectoria de un pueblo” España: Rotedic, 1992.
Fuentes Audiovisuales:
Entrevista a María Luisa Cortijo: 21 de enero de 2021, 7:00 p.m. San Juan, Puerto Rico
Fuentes Digitales:
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Sobre Piñones y Loíza https://www.uprrp. edu/2016/02/loiza-historia-cultura-y-grandesretos/ consultado: 26 de febrero de 2020
Sobre las carreteras en Puerto Rico http://www. prfrogui.com/home/mapasPR3.htm
Edwin Velázquez Collazo, el desarrollo de un museo de arte Afro- puertorriqueño para Santurce en homenaje a nuestra afro descendencia
Arquitecto Ricardo Álvarez, Santurce un barrio con historia https://construccionelnuevodia.com/ noticia/santurce-un-barrio-con-historia-primeraparte/
Consultado el 26 de febrero de 2021
Lester Nurse Allende, “Breve Historia de Cangrejos” www.museodelbarrio.org
Consultado el 26 de febrero de 2021
Jorge A. Arroyo, “Cangrejos en Santurce: de la colonización a la revitalización”, Río Piedras: Universidad de Puerto Rico, www.academia. edu/2401857/ Consultado el 26 de febrero de 2021
Sobre la Iglesia Católica de Loíza- https://npgallery. nps.gov/NRHP/GetAsset/NRHP/76002251_text Consultado: el 22 de enero 2021.
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MUESTRA DE ARTE DE THE HOUND MAGAZINE
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CALIN DOVER TARRATS: ARTISTA, SOCIÓLOGO Y AMANTE DE LA MÚSICA
ANABEL MATOS RODRÍGUEZ
H: Háblanos un poco sobre ti
Nací en el Bronx en Nueva York en el año 1969, pero me mudé a Puerto Rico unos años después. Desde que llegué, en mi niñez, me establecí en el área de San Juan. Tengo dos bachilleratos. Uno, en Trabajo Social de la Universidad del Este en Carolina y el segundo, en Pintura de la Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Puerto Rico.
H: ¿Cómo surge este interés por la pintura y las artes plásticas?
Mi interés por la pintura y las artes plásticas surgió desde que era pequeño. Mi mamá tenía dos cuadros que había hecho. Uno era un retrato mío y el otro, era de ella con su pareja. Siempre los tuvo
en la pared. Luego, conocí a mi papá. Él era artista gráfico y en aquel tiempo lo que se trabajaba era lo que se conoce como “cut and paste”, que no era con la computadora. Como soy del Bronx, pues veo los grafitis y empiezo a graffitear, pero no era muy bueno. Así que decidí intentar entrar a la Lucchetti, lo que ahora se conoce como la Escuela Central de Artes Visuales, pero no me aceptaron porque tenía malas notas. Eventualmente, dejé de ser creativo.
Comienzo por reunirme con amistades que estaban en el mundo del arte y uno me preguntó: “¿Por qué no tomas clases de pintura? ya que te gustaba”. Así que, con la presión de mis amigos, decidí aplicar para la Escuela de Artes Plásticas en el 2007. Me gradué en el 2011 y dentro de lo que estudié en ese bachillerato, he tenido las oportunidades de exponer mis obras.
H: ¿Qué técnicas artísticas implementas en tus trabajos?
Las técnicas que utilizo en mis trabajos son el expresionismo, el “cut and paste”, “collage”, la música experimental, hacer ruido, lo disfruto. Me gusta disjockear; colecciono discos, tengo como 3,000 discos. Mis pinturas tienen muchos círculos y es porque están influenciadas con la música que estoy escuchando.
H: ¿Has presentado tus obras en alguna exposición?
Me he presentado en diferentes colectivos en Puerto Rico, Chicago, Japón, Suecia, Uruguay, Argentina y México. En Puerto Rico, mis obras han estado expuestas en El Cuadrado Gris en el 2018,
https://issuu.com/hellohound/docs/2022_4
Contenido previamente publicado en pasadas ediciones de The Hound Magazine:
en la Galería Guatibirí, el año pasado estuve en la subasta de La Liga de Arte y estuve en El Arsenal, que tuvo un colectivo de artistas. También, he estado en la Galería Pamil, la Galería Botello y en la Galería Diagonal que es la que estaba en La Respuesta en Santurce.
H:¿Qué te inspira para expresarte a través del lienzo?
Me inspiran las cosas que están pasando a nuestro alrededor, las injusticias y los problemas sociales. Hago una crítica social y trato de llegar a un diálogo, expresándome a través de mis pinturas.
H: ¿Tienes algún pasatiempo?
Correr bicicleta y escuchar música. Tengo un tocadiscos en la sala, en el cuarto de arte y uno en mi cuarto. Me paso escuchando diferentes estilos de música como el jazz, el hip hop, el punk y música folclórica de diferentes países. Además, me gusta visitar las galerías y los museos.
H: ¿Artista favorito?
En el ámbito musical, me gusta John Coltrane. Él era saxofonista y tocaba jazz. En el arte, me gusta el escultor Auguste Rodin y en la pintura, Jean-Michel Basquiat, Julio Rosario Del Valle, Arnaldo Roche Rabell y Eric French.
H: Si tuvieras que describirte en una oración, ¿cómo te describirías?
Observador, tímido y nervioso. Soy bien ansioso, no puedo estar tranquilo, pero soy buen amigo.
arte surrealista. Va a tener pocas páginas, pero va a tener música experimental. Está en proceso de edición y planeo exhibirlo próximamente.
H: ¿Dónde podemos ver tus trabajos y saber más de ti?
Pueden ver mis trabajos a través de mis redes sociales en Facebook e Instagram como Calin Dover Tarrats.
Estoy trabajando en una exposición en el taller Tambuyé y también estoy escribiendo un libro con
MUESTRA DE LETRAS DE HOUND
Contenido previamente publicado en pasadas ediciones de The Hound Magazine: THE HOUND MAGAZINE
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De las ancestras
Leuryck Ortíz
¡Negra despierta!
Negra Despierta, ya.
No te dejes amedrentar.
Despierta Negra, no te tienes que blanquear.
Negra despierta coño; Que te quieren exterminar.
Despierta Negra, Acompáñanos a luchar.
Negra, despierta no tienes nada que perfilar.
Negra, despierta deja esas curvas desbordar.
Negra, escucha a tus ancestras Que tienen historias por todo el lugar.
Negra despierta
No eres mulata, na.
Eres Negra, eres persona no animal pa’ domesticar.
Negra, deja brillar tu negrura
Que se extienda por tu nariz
Déjala que llegue a tu cintura
Siéntela desde la raíz.
Negra despierta
Ya no te tienes que alizar
Disfruta de la textura de tu afro Deja que tu cabello ocupe su lugar.
Negra despierta, Que convertida en cimarrona Crearás la merecida libertá.
¿Del racismo a la libertad?
Wiliannie Rodríguez Rivera
Vivo en un país colorido. Cual fue pintado por los africanos. Cuales encadenados dieron lucha.
La que parecía habíamos ganado.
Sin embargo, nos remontamos a este tiempo
Y la tristeza me invade.
Pues aún el racismo está vivo, Discrimen por doquier, Muertes por prejuicio.
Silenciados y encadenados, Al parecer aún nos tienen.
Pues rompamos las cadenas
Y que nuestro ancestros se sientan orgullosos. Porque en este tiempo también podemos abolir la injusticia.
Y que viva nuestra raza, cuál nos pinta de colores. Demos voces de júbilo porque podemos tener libertad.
No más racismo.
Que impere el amor
¡Y que viva la raza africana!
Dilo Lindo
Christian O. Gómez Flores
Negra, sigue, sigue encabrona, Grita ma’, que te vean fea y llorá.
Mira que el cabro e’ grande, pero sin ene no ej’ na’.
Grita duro, que loca ya estaj’, pa’ ellos, lo tinto Se cura en aguarrá’.
Pintándose e’ jibaro, Por qué disque no saben na’, Sin saber que la jibara, de sangre E’ quema.
Ya to’ lo malo, Gritao’, te lo han dao’. Pue’ tu igual grita, grita, Vena e’ cuello ejplotá’. Pa’ quel’ cordero no llore, Que se los coma mamá.
Juguito e’ China
Christian O. Gómez Flores
China suelta pulpa pulpa, Lorca suave, chica turca, Derrite el ito, bien Carmona, Quembeleza la razón.
Muerde dedo, maleduca’, Agarra garra sea la nuca, Que aquí hay tarde, tarde entera, Pa’ recorrerte toa’ tu vena.
Aquí barco, va con talco, Contoesa’ marea, rea’. China, mar, piche, pichea, Semi terca, bien montá’.
Línea tinga, Penca linda, Que noe’ jalea to’ ese pan.
Te incomoda mi negrura
Joniel R. Pacheco
¿Te incomoda mi negrura?
Acaso no puedes soportar el ancho de mi respiración,
O tal vez, el sabor que expulsa mi cuerpo con su sudor.
Ese ritmo erótico vestido de resistencia,
Así es, te incomoda mi existencia.
Se me sale lo de negro por algún lado.
Si no es por mis actitudes, es por mi cabellera grifa que sigo meneando.
¿Será mi tumbao’?
Creo que sí, te da coraje no poder imitar
el sonido del caracol que corre por mis venas, o la mirada de tu amadx recorriendo mis caderas.
¿Te incomoda mi negrura?
Mi negrura que resalta a la luz del sol,
Y se expande al levantarse la luna.
Mi negrura esta por doquier, desde mi pelo grifo la dejo caer hasta la punta de mis pies.
He logrado mi cometido,
Tu cara colorida me lo cuenta todo, Ahora con sarcasmo te pregunto de nuevo
¿Te incomoda mi negrura?
Pelo malo
Joniel R. Pacheco
Pelo malo.
Pelo malo.
Pelo malo.
Recuerdo como mi abuela cuestionaba a mami, “Deja de recortarle el pelo al nene, tenía el pelo bueno, hasta que se lo dañaste”.
Yo siempre tan nene sano, Me recortaba bajito parecía un cono enano.
“Mi pelo es malo” decía
“Mi pelo es feo” exclamaba Miraba a otros chicos con envidia y dolor en el alma.
“Yo quería mi pelo bueno” sentía, “Quiero tenerlo largo y lacio” mis propias palabras dolían. Una ves intenté dejarlo crecer, regaños de mami recibí.
Tenía pelo malo decían,
Recortarlo era mi deber, enseñarlo tenía que dejar de hacer. Con ira en sus palabras, dijo que debía mejorar la raza.
Poco a poco fui escabullendo excusas,
“No puedo irme a recortar”,
“Mami, la tarea tengo que terminar”.
Poco a poco fue tomando fuerza.
Pelo malo ¿El de quién? Pelo malo ¿El que no coge vuelta será?
Tuve prejuicios ante el, pero aprendí a escucharle, a amarle, a utilizarlo como voz y como expresión.
Si tengo un pelo malo,
Tengo un pelo rebelde, que no se arrodilla ante el sistema.
Tengo un pelo malo, un pelo que no sigue la norma, que rompe estereotipos y que alumbra caminos.
Tengo un pelo malo, un pelo empoderado, y eso es malo para el sistema.
Tengo un pelo malo, un pelo que no le importa el que dirán.
De ridículo me tildarán,
De falso, de mono, de sucio también.
Pero este pelo malo ahora es hermoso, es fuerte, es negro azabache, afrodescendiente y luchará hasta la muerte.
AUTODEFINICIÓN Y SUBVERSIÓN EN LAS NEGRAS DE YOLANDA ARROYO PIZARRO
LOREZ MANON
Cuando hablamos de las mujeres negras dentro del contexto de la esclavitud en América, la historia nos ha presentado a mujeres traídas desde África para ser sometidas a labores forzosas como esclavas y a realizar distintas faenas al servicio del hombre blanco europeo. Más allá de lo que los historiadores nos han presentado desconocemos la historia, por ejemplo, detrás de todas las comadronas, sirvientas, curanderas y nodrizas que formaron parte de nuestro pasado. Yolanda Arroyo Pizarro, en su libro las Negras, escribe sobre la mujer negra como personaje principal en el contexto literario reclamando su posición en la historia de la América caribeña. Las voces narrativas de este libro subvierten los estereotipos sobre las esclavas africanas y subsanan el silencio de la historiografía tradicional sobre las mujeres negras que llegaron desde África hasta América.
De esta forma, Arroyo Pizarro confiere un rol activo a la mujer negra en cada una de las historias en las Negras; le ofrece una voz a la mujer oprimida y rompe con los estereotipos de la mujer negra posicionada como objeto sexual, pobre, sumisa y esclava. Esa subversión a los estereotipos se puede analizar a través del concepto de la autodefinición que presenta Patricia Hill Collins como un tipo de empoderamiento que la mujer negra utilizó como herramienta desestabilizadora de la imagen y el rol impuesto por el sistema esclavista. Este concepto lo veremos presente en los relatos de “Matronas” y “Saetas” en personajes como Ndizi, quien actúa como sujeto de su existencia y en Tshanwe, quien remite a su pasado en África como mujer guerrera, haciendo uso de sus destrezas utilizadas para pelear y defenderse de su amo. En esta narrativa, podemos apreciar mujeres negras que, aunque esclavizadas, no son representadas como
víctimas, más bien como mujeres con un bagaje de saberes y destrezas para cazar e ir a la guerra. Desde el comienzo de este viaje ancestral vemos en el personaje de Wanwe constantemente recordar los momentos en que salía a cazar con su madre y cómo las mujeres de su tribu tenían un rol activo en la guerra. Son precisamente estos procesos los que utiliza Arroyo Pizarro para presentarnos a unas mujeres, que a pesar de las transgresiones que sufrieron en la esclavitud, se sublevaron y se defendieron, conscientes de que fueron subordinadas y degradadas al mismo nivel que un animal.
Wanwe: una voz que trastoca los estereotipos sobre las mujeres africanas
Yolanda Arroyo Pizarro comienza esta antología con el relato de una mujer que se siente indefensa por primera vez dentro de un barco, visto como un espacio de horror por ella y otras mujeres. Utilizando la analepsis como recurso literario, Arroyo Pizarro nos presenta a Wanwe; una negra africana que proviene de una casta donde las mujeres tienen un rol activo de guerreras: “Cuando llega de visita a la aldea lejana, en donde se ve el mar, las ancianas le enseñan, como secretos de bienvenida, la confección de pócimas para la guerra” (20). Tanto ella como otras africanas fueron secuestradas, desplazadas y cosificadas por ser mujeres y negras. No obstante, justo antes de ser capturadas como animales, Wanwe recuerda a su madre y a otras madres de su tribu en África en sus faenas de mujeres cazadoras: “Esa tarde, a pesar de las lluvias y los ríos salidos de cauce, las madres de la aldea se pintan los rostros de amarillo y logran acumular comiza cazada para varios días” (26). Esto evidencia que existía una sociedad matriarcal en su tribu donde las mujeres cazaban con sus hijos a sus espaldas, envueltos en una especie de tela, cumpliendo el doble rol de madres y trabajadoras dentro de este matriarcado.
De otro modo, Arroyo Pizarro nos presenta otro elemento como símbolo de libertad para Wanwe y las demás mujeres de su tribu. Una vez las madres salen de caza con sus hijos en brazo, o caminando junto a ellas, silban para dejar saber que la presa está cerca. Hay lenguaje en ese silbido comunicando si es o no seguro para los niños seguir junto a sus madres. El día en que fue apresada, su madre silbó al sentir la presa tan cerca sin saber que eran ellas las que serían cazadas. Wanwe ya no escuchaba el silbido de la madre como símbolo de la pérdida de su libertad. Escucha uno distinto que alerta a las demás del peligro que las acecha y del cual hay que huir. Sin embargo, no es hasta el final de este primer relato que vuelve a oír el silbido, entre la gritería de la primera mujer que es asesinada por el captor hombre blanco. No sabe desde qué parte del barco viene el sonido ni hacia dónde va: “El sonido de aquella boca es inconfundible; pitido que se alarga como una liana de árbol gigante, interminable” (31). Esta escena final muestra la fuerza y esperanza de Wanwe aun en momentos de desesperación y sintiéndose abandonada por sus ancestros y dioses de su tribu. Tanto ella como las otras, observan a otra de las mujeres que había intentado escapar y que estaba siendo amarrada otra vez. Intentaban identificar si pertenecía a una casta que conocían o si la habían visto en alguna guerra contra los otros imperios. Luego, Wanwe ve que el capitán de la nave arroja a otra mujer al mar con quien hace contacto visual antes de esta finalmente hundirse; sin embargo, no explora la posibilidad de terminar igual que ella.
Este primer relato con el que Yolanda Arroyo Pizarro comienza su libro rompe con los arquetipos que la historia ha reseñado sobre las mujeres africanas traídas como esclavas a América. Wanwe es una
mujer africana que pertenece a una casta de mujeres valientes, trabajadoras y guerreras que salen a cazar. Diego Falconí Trávez expone en su artículo “De cuerpos-territorio y disidentificaciones lesboeróticas. Las encrucijadas subjetivas en la narrativa de Yolanda Arroyo Pizarro” pues dice que: “el cuento permite contrastar la vida en un matriarcado en África, contrapuesto al violento patriarcado impuesto por los colonizadores europeos” (4). Todas las reminiscencias que tiene la protagonista de este primer cuento es que es parte de una sociedad matriarcal donde la mujer tiene un rol activo como proveedora a la vez que cuida de los hijos. La manera en que la autora describe la agilidad, precisión y percepción de estas mujeres al momento de salir a cazar es muestra del conocimiento, destrezas y conocimiento necesarios para esa labor. Arroyo Pizarro quiere demostrar que la historia ha querido invisibilizar a la mujer africana madre y trabajadora.
Por otro lado, este primer cuento plantea cómo el cuerpo de la mujer negra, además de ser esclavizado, encontró un espacio de indignación en esa nueva economía que la violentaba como mujer. Esto lo ejemplifica la escena donde, una vez atrapadas, los captores comienzan a marcarlas con fuego a cada una: “Usan unas letras de hierro caliente, con las iniciales de quienes de seguro pasarán a ser los nuevos dueños” (29). Así, el relato de Wanwe representa la denigración que sufrieron las mujeres negras africanas como forma de intercambio en una época de conquista, negociación y guerra. El cuerpo de la mujer pierde su humanidad por medio de la tortura, el asesinato, la marca de un número en su piel, la deformación del cuerpo ya inerte, como muestra de la colonización de su cuerpo y de su libre albedrío.
A través de Wanwe y de su madre, Yolanda Arroyo Pizarro presenta a una casta de mujeres que participan de la economía de su sociedad manteniendo un rol activo en el sustento de la familia. Eran mujeres inteligentes que sabían cazar y diestras en la faena de la guerra y como tal, valientes, astutas y recias. Estas cualidades le permitieron a Wanwe no dejarse vencer ante el horror experimentado en la selva, en el momento de su captura puesto que, no se conformaba con ese final tan trágico al sentir la voz de su madre a lo lejos y sentir el deseo de llamarla. Ciertamente, la autora quiere evidenciar que estas mujeres representan, además, la contraposición entre su pasado africano y la nueva realidad colonial en la América caribeña y no cabe duda de que, con este relato se abre un nuevo espacio hacia la investigación para dar a conocer otras voces que pudieran trastocar la historia dominada por el patriarcado y, como consecuencia, desconocida. Wanwe es una apertura al diálogo de otras voces femeninas que se omitieron en el pasado de nuestros ancestros africanos.
Ndizi, un personaje que actúa como sujeto de su existencia: “mejor muertos que libres”
El personaje principal del segundo relato, “Matronas”, es Ndizi. Una mujer esclava acusada de “desobediencia, conducta desafiante, insolencia, vagancia excesiva, incitación a revueltas y en última instancia, las fugas” (Arroyo, 44). Narrado en primera persona, Ndizi le deja saber al lector todas las torturas, abusos sexuales y de poder que ha sufrido en ese espacio de horror que es su celda. Nos revela, además, que es su quinta celda pues en la última que estuvo mordió el pene del celador cuando este la violó sin tomar si quiera en consideración que estaba pasando por su periodo menstrual. Ndizi aprovechó un momento de distracción del celador para atacarlo y desequilibrarlo al punto de poder tomar sus llaves
y liberar a esclavos que estaban encerrados y de paso, a las comadronas. En la conversación que sostiene con Petro, un fraile católico, este personaje nos revela la invasión corporal y el ultraje al que ella fue sometida como esclava y que era parte del régimen esclavista: “Entonces el capataz y el sereno vuelven a golpearme, a amarrarme y a penetrarme con sus penes rancios” (37). El hecho de que Ndizi se defienda constantemente de todas estas agresiones la convierte en una esclava altamente peligrosa. Si bien en “Wanwe” la antítesis presentada fue de pasado africano/presente colonial, en “Matronas” Yolanda Arroyo nos presenta la dicotomía agresión/opresión como una continuidad a lo que prosiguió en la historia silente de estas mujeres africanas al llegar a la América colonial.
Ndizi asume un rol activo durante su experiencia como esclava que le sirve para tomar sus propias decisiones y convertirse en un agente histórico. Es traductora, conoce varias lenguas africanas; sabe francés, holandés y castellano manteniendo el conocimiento de esta última en secreto porque sabe que implica poder. Trabajó como curandera, yerbera, sobadora y comadrona, lo cual le permitió moldear su rol según la necesidad del momento. A través de este personaje la autora rompe con el estereotipo de la mujer negra y esclava sumisa subestimada por el amo blanco, permitiéndole tomar ventaja de esto y ayudar a escapar a muchos negros. Fue en una de esas reuniones clandestinas donde planificaban escapar hacia África nuevamente donde concluyó, junto con los otros negros allí, que era mejor morir antes que humillarse ante el opresor. Es ahí que asume un papel activo como comadrona convirtiéndola en verdugo en vez de una heroína ante los ojos del fraile. Ndizi narra cómo estableció una red de mujeres comadronas para no traer más esclavos al mundo. No es hasta el final del relato que el lector es testigo, junto al fraile, del último acto de sublevación contra el sistema esclavista.
La presencia del fraile no representa esperanza alguna para Ndizi pues solo se convierte en un testigo más de la barbarie que representó la esclavitud en América. Sin embargo, a medida que este continúa visitándola, le va tomando confianza y le narra cómo fue su viaje desde que salió de África. Petro le garantiza que su único interés es documentar toda la violencia desatada en América a través de crónicas prometiéndole que su testimonio no traerá consecuencias para ella. Menciona a otros frailes que, como él, se hacen pasar por amigos de la corona para escribir sobre las atrocidades cometidas por el blanco opresor. Ndizi solo narra algunos hechos cometidos en defensa propia para que el fraile pueda entender el motivo de sus acciones. Una vez la mujer se entera que será ejecutada por medio de la horca, expresa una última confesión sobre una de las acusaciones en su contra. Ndizi se siente abandonada por sus deidades y recurre al Dios de Petro, aunque tampoco tiene derecho a los santos óleos porque no fue bautizada. El fraile insiste en su confesión para al menos poder perdonarla antes de ser ejecutada, y es cuando Ndizi le confiesa a Petro lo que realmente hacía cuando ejerció de comadrona al traer niños al mundo de negras bozales:
“Los ahogo en el balde de recolectar placentas, padrecito. Presiono sus negras gargantitas con mis dedos y los sofoco. O los asfixio con sus cordones umbilicales, incluso maniobrando antes que salgan del vientre. La madre no se da cuenta, o lo prefiere, o lo ha pedido… Si no puedo hacerlo durante el parto, más tarde les doy de comer frutos contaminados con sangre de mujeres con el tétano de las cadenas” (46). [Faltan acentos]
Este testimonio deja al descubierto su acto deshumanizante ante el ojo público y del fraile. Su confesión se convierte en una obstrucción al proyecto de Petro de revelar todas las atrocidades cometidas por el blanco europeo en América, parecido a las crónicas de las Casas (cabe señalar que las Casas denunció la esclavitud de los indios, pero no así la de los negros). Ndizi de víctima se convierte en una antiheroína rebasando los límites morales y éticos al tratar de detener la esclavitud en un régimen opresor, deshumanizante, falto de total moral y ética en sí mismo.
Patricia Hill Collins, en su libro Black Feminist Thought, afirma que la mujer afroamericana ha tenido que actuar como observadora ante su proceso de opresión. Este comportamiento genera una conciencia dual donde la mujer negra se familiariza con el lenguaje y costumbres del opresor. Esto, muchas veces lo aprende para sobrevivir y hacerle creer que entienden cuál es su posición y esconderse detrás de la máscara de la conformidad impuesta a la mujer afrodescendiente. Hill Collins expone la importancia de la autodefinición en la mujer negra como herramienta para analizar al opresor. Al fingir ser las víctimas de la opresión, aprenden y estudian sus formas de ser y proceder al mismo tiempo que desvían cualquier ataque que atente contra su dignidad haciéndole creer al amo que aceptan su inferioridad. En el caso de “Matronas”, la protagonista subvierte su rol por medio de su conocimiento de varios idiomas que le permite conocer bien al amo y poder organizar actos de sublevación. Por otro lado, Ndizi es retratada como el estereotipo de las “mammys” creado en los Estados Unidos durante la esclavitud. Hill Collins expone que promover la figura de la típica esclava doméstica fiel y obediente es muy importante dentro del sistema esclavista para dar forma al comportamiento de la mujer negra como madre sumisa y de esta forma seguir perpetuando la opresión racial. La mujer negra, por el contrario, rechazaba este estereotipo comportándose de manera contraria a lo que se esperaba de ellas: “Resisting by doing something that “is not expected” could not have occurred without Black women’s long-standing rejection of mammies, matriarchs, and other controlling images” (Hill, 98). Ndizi, sin embargo, cumple el rol de la “mammy” pero lo utiliza a su favor cuando le confiesa a Petro que: “He impersonado todas las faenas de una esclava doméstica para acercarme primero a niños blancos recién nacidos” (43). Luego, continúa narrando cómo los santiguaba y medicaba cuando estaban enfermos y los amamantaba de igual forma. Poco a poco, se ganaba la confianza del amo blanco hasta iniciarse como comadrona de negras esclavas bozales para luego matar a sus hijos al nacer y así, no traer más esclavos al mundo. Por eso es que Ndizi era una amenaza, por no ser sumisa ni obediente. La autodefinición tampoco debe entenderse como un acto de silencio y de sumisión en la mujer negra. Hill Collins afirma que muchas teóricas negras de los Estados Unidos han estudiado ese comportamiento como uno de conciencia de sí mismas que les ayuda a manejar y en muchos casos a trascender la opresión por su género, raza, clase social y sexualidad.
El personaje de Ndizi es uno que conoce perfectamente las estructuras de poder y toma ventaja de los roles que desempeña para utilizarlos en contra del opresor blanco europeo y el sistema esclavista. Es consciente de la posición de inferioridad impuesta por el régimen esclavista que le ha dado la esclavitud, pero al mismo tiempo sabe que el amo blanco la subestima: “El problema de los que oprimen, Fray Preto, no es la opresión en sí, es la subestimación que hacen del oprimido” (42). Ndizi les hace creer que acepta su rol de “mammy”, de comadrona, sirvienta, cocinera y obrera. Nunca imaginaron que, en su tribu, a las mujeres les enseñaban a defenderse de su transgresor y no a la sumisión: “Las mujeres éramos
animadas a defendernos, a golpear, morder, arrancar” (42). Sin embargo, son instigadas a someterse. El opresor blanco subestima a Ndizi al pensar que ya no es la mujer de su tribu. Subestiman su capacidad de autodefinirse, de pensar que confesará los crímenes de los que la acusan y de arrepentirse de haber matado niños de las esclavas bozales. Ndizi no hace nada de eso porque no se siente culpable. Tenemos en esta segunda lectura a una mujer negra fuerte, decidida, que toma decisiones por ella misma y solo le deja saber al fraile la parte de su historia que debe saber. Arroyo Pizarro, en “Matronas”, abre un espacio narrativo para que se investiguen otras historias de personajes como Ndizi y darles la voz y la posición meritoria en la historia de la esclavitud en la América caribeña.
Tshanwe o el intento de deshumanización de la mujer negra esclava
El tercer y último relato de las Negras es protagonizado por Tshanwe o Teresa, como la llama su amo blanco. Desde el comienzo del cuento nos encontramos con un cuadro típico del sistema esclavista: la mujer negra vista y utilizada como objeto sexual del blanco opresor. Su amo se llama el conde Pizarro, quien abusa de Tshanwe y otra negra esclava al comienzo del relato. Jwaabi, la otra esclava, está de pie en el mismo cuarto esperando a pasar por el mismo horror de ser violada por el amo cuando termine con Teresa, como él la llama. Este cuadro inicial nos lleva a ser testigos de dos estereotipos que marcaban a la mujer negra: la mujer como objeto sexual o ente pornográfico y esclava. Patricia Hill Collins remite a esto en su libro afirmando que: “First, Black women were used as sex objects for the pleasure of White men” (Hill, 137). El cuerpo de Tshanwe es descrito como uno de “carnes firmes y joviales” (Arroyo, 51) y no se hace raro al lector que la mujer negra haya sido marcada con el sello de ser sexualmente abierta.
Tshanwe es esclava, vista como objeto sexual y al no conocer saber el idioma de su amo, la posicionaba en una categoría aun más inferior. Recientemente entra a la hacienda del conde Pizarro y, por ende, desconoce tanto el español como la lengua de los taínos, que al parecer todavía era necesaria para la cocina: “…y por lo mismo no hablaba nada de la lengua de los amos” (52). Sin embargo, es el cambio de su nombre lo que subordina más a Tshanwe, pues la degrada aun más a la clasificación de objeto o a un estado de cosificación. No entiende por qué el amo la llama Teresa, pues no hay ningún tipo de conexión entre ese nombre y ella. Tshanwe se autodefine y reflexiona en dos escenas: cuando uno de los hijos del conde sufre un accidente y cuando es agredida por los hijos del conde y por él mismo.
En una ocasión, mientras Tshanwe ayudaba a Jwaabi en sus faenas culinarias, el hijo del conde entró llorando por la muerte de su perro. Ella no entiende porqué llora el muchacho y solo logra escuchar un “no sé” que repite el joven. Dos esclavos son llamados a enterrar al animal en “el lugar donde enterraban, por órdenes de los condes, a los animales muertos y a los esclavos fallecidos” (54). Tshanwe los sigue y encuentra al perro en las caballerizas, se acerca a él y ve sangre en el animal. Nota que el agujero no es profundo y que había algo incrustado que logró sacar con sus manos; parte de una saeta que Tshanwe guardó. Acto seguido, y luego de las festividades de aniversario de boda de los condes, Tshanwe y Jwaabi son nuevamente sometidas a la violencia sexual del amo. Luego, el conde arrastró a Tshanwe por el brazo hasta llevarla al cuarto de las ballestas, colocándole unas armas para después dejarla allí. La mujer cayó al suelo completamente extenuada. Hill Collins afirma que el abuso sexual se cometía en contra de las
esclavas como un acto de sumisión: “…rape and other forms of sexual violence act to strip victims of their will to resist and make them passive and submissive to the will of the rapist” (135).
Al día siguiente, Georgino el hijo del conde, sufre un accidente a causa de su hermano Trino y su padre en un juego de manos. Al ver la sangre derramada del muchacho, comienza a recordar su pasado en África en Namaqua y cómo la sangre del hombre blanco era igual a la de los hombres y mujeres de su tribu. Recuerda el silbido de las mujeres de su tribu al anunciar guerra. Recuerda cómo las llamaban, las cazadoras amarillas, muy conocidas por el uso de flechas envenenadas. También las recordaba por ser mujeres valientes. Al otro día, los hijos del conde comienzan a atacar a Tshanwe con objetos punzantes en un acto morboso de diversión e intimidación a la vez. Tshanwe los esquiva, pero estos logran herirla. No obstante, la mujer, en un acto de defensa propia, hiere al hijo mayor del conde, Trino, incrustándole su amuleto en el dedo del corazón. Una vez el joven comienza a gritar, el conde aparece en la escena y arremete contra Tshanwe hasta dejarla tendida en el suelo. Es testigo de la golpiza que le propina a sus hijos, pero segundos después vuelve a golpearla, esta vez con la ayuda de sus hijos y otros acompañantes que estaban con el conde. Tshanwe se desmaya y es aquí el segundo acto de autodefinición que tiene en el momento en que sus ancestros la alientan a seguir, a no perder la voluntad de vivir: “La voluntad de sus ancestros y su temple la dirigen de vuelta por el túnel. No fallezcas odalisca, No perezcas gladiadora. El tiempo de las edades pasadas te reclama” (60). Dos esclavos la conducen hasta el lugar destinado a enterrar negros y perros creyéndola muerta. Comienza a llover y colocan su cuerpo sobre una plataforma de madera. El aguacero revive a Tshanwe y esta logra escapar, no sin antes tomar una de las ballestas del amo. Una vez más la mujer se autodefine, pero esta vez como guerrera. En una de las prácticas del conde del tiro al blanco, una flecha se escapa y regresa como un bumerán incrustándose en la frente. La voz narrativa nos dice que la flecha emitió un silbido y este fue contestado por los espíritus. Al fin Tshanwe emite un llamado de guerra liberándose de los estereotipos impuestos por el hombre blanco.
La esclavitud fue un sistema que acentuó la noción de que el hombre y la mujer negros eran inferiores al blanco por su raza, color de piel y su genética. Cuando Tshanwe reflexiona sobre el color de la sangre del hombre y blanco se da cuenta que ambos son iguales y que su papel de esclava pierde sentido.
Las negras: una apertura a otras voces que han sido silenciadas
La imagen de la mujer negra se autodefine en estas narraciones. Ndizi lo hace cuando toma un rol activo por encima del hombre blanco al rehusarse a perpetuar la esclavitud al decidir matar a niños que nacen de las esclavas negras bozales. Se autodefine al tomar ventaja de la imagen creada en la esclavitud de la típica negra esclava “mammy” al interpretar bien su papel de cocinera, niñera, comadrona, dócil y sumisa. Utiliza esos atributos a su favor para ayudar a escapar a otros negros y formar un ejército de comadronas que realizaban la misma labor de ella. Su consigna siempre fue mejor muertos a ser esclavos. Tshanwe, por otro lado, es el personaje que representa a las mujeres negras esclavas que fueron usadas como objetos sexuales y cosificadas. A pesar de la barrera lingüística logra autodefinirse como guerrera a la misma vez que comprende y llega a la conclusión de que no hay diferencia entre la sangre del negro y del blanco.
La autodefinición y la subversión son dos instrumentos utilizados por Yolanda Arroyo Pizarro para romper con los estereotipos de la mujer negra que se han perpetuado en la historia, en la literatura y en nuestra sociedad. Estas historias son la apertura a una conversación distinta sobre nuestra historia y una invitación a descubrir otras voces silenciadas por la historia dominada por el patriarcado, y por ende relegadas al olvido. Arroyo Pizarro presenta a tres personajes que de una forma se entrelazan entre sí: Wanwe es la que personifica el inicio del viaje a América, y de todas las otras mujeres que hasta aquí llegaron, mientras que Ndizi logra vengar la desventura de ella y de las demás también. Son pocos los testimonios recopilados sobre esclavos negros en la América caribeña y mucho menos lo que conocemos sobre nuestras ancestras africanas. El libro las Negras presenta el sentir de la mujer negra marginada, cosificada y objeto de la esclavitud social y sexual. Es un llamado a conocer más sobre nuestras ancestras negras que lucharon como guerreras para subsistir en uno de los sistemas más inhumanos en la historia del mundo como lo fue el de la esclavitud.
Bibliografía
Arroyo Pizarro, Yolanda. las Negras. Editorial Educación Emergente, 2013.
Falconí Trávez, Diego. “De cuerpos-territorio y disidentificaciones lesboeróticas. Las encrucijadas subjetivas en la narrativa de Yolanda Arroyo Pizarro.” Kipus: Revista Andina de Letras y Estudios Culturales, no. 44, 2018, pp. 135-153.
---. “Puerto Rico erizando mi piel. Intertextos/ intercuerpos lordeanos en la narrativa de Yolanda Arroyo Pizarro.” Michigan State University Press, vol. 42, no. 1, 2016, pp. 55-73.
Hill Collins, Patricia. Black Feminist Thought. Routledge, 2000.
“Patricia Hill Collins,... afirma que la mujer afroamericana ha tenido que actuar como observadora ante su proceso de opresión.
Este compartamientio genera una conciencia dual donde la mujer negra se familiariza con el lenguaje y costumbres del opresor... lo aprende para sobrevivir y hacerle creer que entiende cuál es su posición...”
LO QUE NOS LLEGA DEL MAR: LA HERMANDAD ANTILLANA
ALEXANDRA PAGÁN VÉLEZ
Recuerdo a “los haitianos” de cuando era niña. Llegaban a mi pueblo de Yauco para vender distintas piezas de artesanía en madera y eventualmente se iban. Ahora que lo repienso coincidían con las fiestas patronales. Nunca supe a dónde se retiraban a descansar o si eran residentes de nuestra Isla. “Esos son los haitianos,” me decía Mami y yo les miraba con curiosidad. Lo que me causaba extrañeza era el gentilicio, esa separación entre nosotres y elles. Así también me pasaba con árabes, cubanos, chinos, hasta con gringos, y, un tanto después, con los dominicanos: elles y nosotres. Esta demarcación, si bien se sellaba en ocasiones por el idioma, en otras se timbraba con prejuicios que toda mi comunidad me compartía a modo de enseñanza, y que la televisión confirmaba. No había cuento ni ninguna expresión creativa que
me alentara a verles distinto a ese margen en el que se les colocaba nada más con llamarles por su gentilicio.
En esos tiempos de mi niñez yaucana, entre su lengua y el vudú como parte del argumento en películas de zombis, las personas de Haití me parecían muy distantes a mi realidad y por ello, misteriosas. Recuerdo que cargaban montones de bártulos para vender al detal, montaban carpas improvisadas en las calles y cerca de los festivales o fiestas. Nunca ocupaban un espacio que se les fuera asignado. Nunca —que recuerde— se les ofrecía ni consideraba parte de ninguna actividad del pueblo. Eran, estaban allí, les compueblanes les compraban montones de artículos —recuerdo los cucharones de madera y adornos que se ponían en
la pared. “Ay, esa gente trae una de cosas lindas…,” decía Mami, pero nunca les compró nada. ¿Cómo viven? ¿Dónde? ¿Qué dicen? ¿Cómo llegaron aquí?
Por eso siempre pongo mi esfuerzo en la literatura y en específico, le apuesto a la nueva novela de Sylma García González, La niña que llegó del mar (Editorial Destellos, 2021). Esta pieza narrativa le ofrece al lector joven unos referentes en los cuales la empatía hace de les haitianes —y por generalización, de los inmigrantes que llegan a nuestras costas— personas heroicas. Asimismo, presenta a otros personajes marginales y otreicos desde una perspectiva muy humanizada sin poner en riesgo su realismo. Desde allí parece una propuesta a repensar le otre desde el amor. Además, las protagonistas son niñas valientes y brillantes; con un sentido de la justicia y un pensamiento crítico divergentes (constante maravillosa en la narrativa de García González). La recomiendo a partir de cuarto grado, pero incluso lectores de sexto pueden disfrutarla y profundizar en los temas que propone el texto.
La novela, con su título que parece sacado de un poema: La niña que llegó del mar, nos presenta a Sophie. Esta jovencita pierde a su madre en medio de una cacería por parte de la policía costanera. Decide refugiarse en una casa de herramientas adonde Mariana da con ella y se decide a guiarla para que se reencuentre con su madre en el faro que queda a minutos de donde están. En el desarrollo de la trama, un vecino que había sido objeto de los chismes de la gente por tener un carácter huraño, llamado el Viejo Pepe, les asiste. Es a través de él, que Mariana descubre que la madre de Sophie había huido de Haití y buscaba asilo político en Puerto Rico. Precisamente, sobre don Pepe se rumoreaba que: “practicaba la brujería, porque lo habían visto encender fogatas de madrugada” (49). No obstante, Mariana descubre que las fogatas dirigían a les inmigrantes a un lugar seguro, y que
don Pepe hasta aprendió creole en un gesto de lucha y apoyo a la comunidad haitiana. Entonces don Pepe es un aliado, se vuelve otro amigo; las diferencias y prácticas extrañas eran sino parte de un carácter noble y admirable.
Así, el texto no está plagado de los prejuicios con los que crecí ante estos temas. Desde el inicio, Mariana, aguadeña de 10 años, piensa sobre los inmigrantes desde un ángulo comprensivo. “Se los imaginaba como hombres altos y fuertes, para poder enfrentar esa aventura llena de peligros […] sabía bien a lo que se enfrentaban los viajeros dominicanos y haitianos en esa zona marina” (9). El cambio de paradigma en esta narrativa me llevó a pensar en esa niñez en la cual me enseñaban a ver a “los indocumentados” como gente mala, que huía de la ley. Nunca en mi niñez me condujeron a pensar en el mar y la humanidad misma que compartimos. “Ella sintió tristeza al saber que los hacían volver después de tanto esfuerzo” (8), plantea la novela tan pronto como empieza a develar su trama. A esa mirada, humanizada y compasiva, es a la que le apuesto y es la que creo necesaria cuando les hablamos de los inmigrantes a les niñes del mundo. Sin embargo, aunque esa mirada desde la justicia social hacia les inmigrantes antillanes es el cimiento que permite todo el desarrollo de la acción, la novela nos brinda, del mismo modo, una historia que transgrede las expectativas atribuidas a las niñas por cuestiones de género.
La propia Mariana se asombra al toparse no con “hombres altos y fuertes”, sino con una niña de más o menos su edad y sola. Ambas serán el centro de la narración, como mencioné, y se encaminarán a una travesía como otras de niños que se escapan al monte a escondidas, pero no son niños, sino dos niñas y un gato (la presencia de felinos será otra de las constantes en la obra de esta narradora, también aguadeña).
Contenido previamente publicado en pasadas ediciones de Cruce:
El gato llamado Pirata desde el nombre sugiere la historia de Cofresí, tan conocido en esa zona del oeste de Puerto Rico. Bien es sabido el carácter comprometido de Cofresí por las comunidades, sus gestas como pirata lo colocaban en un margen con las autoridades españolas, pero que nunca se impidió proveer apoyo a la gente. Estos personajes, oscuros desde una mirada oficial, son bastante luminosos, como el faro hacia donde se dirigen Mariana y Sophie. Esto parece ser la metáfora de la novela: los faros que, mediante su luz, iluminan y permiten la seguridad, desde ciertos ángulos pudieran verse muy tenebrosos. Además, el faro es también el punto de encuentro entre la niña y su madre, alegoría de los orígenes cuando no había fronteras en el Caribe y los antillanos se movían con libertad y precisión entre las islas de los archipiélagos. Desde esa libertad del movimiento intraisleño entreveo dos cuestionamientos muy valiosos: a las políticas migratorias entre las Antillas y al deber de las personas ante lo que consideren justo. Si bien las leyes responden a unas lógicas del poder, las comunidades responden a las lógicas de ser, estar y compartir espacios desde lo que consideran justo. Don Pepe es quien, como un faro —era un hombre alto e iluminador en sentidos literales y figurados— ofrece luz y una postura con respecto al tema de las inmigraciones: “Yo no estoy a favor de romper las leyes, pero comprendo su situación difícil y trato de ayudarlos en lo que pueda” (60). Esa asistencia y hermandad es una propuesta que llevará al joven lector a cuestionar con criticidad lo que ha de considerar justo. Mariana es el modelo que propone la historia: una niña de diez años guiada por la solidaridad, que está alerta y aprende de su entorno con apertura y valentía. En ese corto periodo Mariana se ve en Sophie y aprende de ella.
su casa, con acceso a alimentos y seguridad, no ve a Sophie desde la condescendencia o la patética mirada de la caridad, sino desde el valor de una amistad en gestación. Esto es lo que las llevará a superar incluso las barreras idiomáticas. Ese encuentro se enmarca por la búsqueda de explicarse, de decirse, de acompañarse. En medio de gestos llenos de ternura e ingenio, las amigas pudieron entenderse, a pesar de no hablar el mismo idioma, otra alegoría que me empeño en reflexionar. Somos Caribe y a pesar de no compartir en todos los casos el mismo idioma, compartimos una búsqueda y hermandad.
Esta novela es una joya. Necesitamos llevar textos pertinentes a nuestres niñes que les lleven a entender nuestra caribeñidad desde cuestionamientos y posturas que asuman la humanidad como valor y el mar como vínculo. La niña que llegó del mar tiene el poder mítico de subsanar prejuicios y, como una perla colgada del cuello de una niña muy lista, mostrar nuevos modos de ver la situación de las inmigraciones clandestinas en Puerto Rico.
Las niñas se encuentran y miran frente a frente como a un espejo, aunque Mariana tiene el privilegio y comodidad de estar en su país, en
APUNTES SOBRE EL ANTIRRACISMO: VISIBILIZACIÓN, EDUCACIÓN Y ORGANIZACIÓN
LUNA D. SMITH DOMENECH (PROYECTO AFROCURRÍCULO)
Afrocurrículo
Este trabajo que se lleva construyendo y evolucionando en sí mismo, ha cogido forma en talleres, grupos de diálogos, protestas y ponencias, entre otras muchas cosas. Es una reflexión viva de mis trabajos y de otras experiencias que he recopilado. Aunque en esta ocasión estuve sola presentando sobre estas temáticas, cargué también con un trabajo colectivo junto a personas antirracistas que llevo conociendo en los distintos espacios que transito. Esta presentación también son apuntes de toda la jornada de la Cumbre Internacional Afro en la Universidad de Puerto Rico y la Universidad del Sagrado Corazón. Al igual que procesos de formación en La Escuela de Liderazgo Político y Comunitario, el Colectivo Ilé y Taller Salud. Este trabajo honra eso.
Comencé mi presentación compartiendo con el público por qué estar aquí:
Estamos aquí para (des)aprender juntes, para acompañarnos en nuestras reflexiones, y porque creemos que la diversidad e inclusión es pilar para el éxito de nuestra institución. Estoy aquí, porque nos encontramos en momentos históricos en el que el pensamiento crítico y la educación transformadora es decisiva y eso incluye una educación y un entorno antirracista. No busco estar aquí justificando ni convenciéndoles de por qué ser antirracista es necesario, sino cómo podemos hacerlo (partiendo del trabajo de diferentes organizaciones) y cómo una comunidad muy importante en la institución universitaria - la comunidad estudiantil – se acerca a este trabajo. Estamos aquí para sostener diálogos con apertura, y tener conversaciones reflexivas dentro de la intergeneracionalidad y diferencia de puestos y niveles de conocimiento sobre este tema. Les agradezco a cada persona
que está aquí, específicamente en el panel estudiantil, para escucharnos y reflexionar.
Conceptos compartidos:
En los procesos junto a otrxs compañerxs del Colectivo Ilé (2024) hemos discutido que es importante que estemos conversando desde un lenguaje compartido. Parte del sistema racista es la falta de lenguaje común acerca de estos conceptos aportando más a las distorsiones y tergiversaciones que no nos permiten pasar la página de la discusión de que el racismo exista o no. Es importante destacar que estos conceptos pueden y deben seguir estudiándose. En una corta presentación no pretendemos que salgamxs expertes, pero para mi es importante que veamos cómo distintas organizaciones que llevan trabajando esto mucho tiempo, definen estos asuntos -el Colectivo Ilé, Revista Étnica y la Colectiva Feminista en Construcción, entre otraspara poder proveer visiones contestatarias.
El Colectivo Ilé es una organización antirracista y decolonial con más de 30 años de trayectoria. Desde sus encuentros y estudios se define el racismo visualizado como una fórmula de raza, prejuicio y poder. La raza, es un constructo social, sin embargo, sí existe la racialización, esto consiste en considerar a una persona inferior por ser percibida como perteneciente a una raza distinta al grupo dominante. (Pulso Estudiantil 2022) Las razas no existen, pero sí la racialización y el racismo. Estos elementos de poder, raza y prejuicio son sistémicos, primordialmente como parte del legado que nos dejó el colonialismo en las Américas. (Godreau y Franco 2015) El racismo sistémico es un término para definir toda estructura social que mantiene un sistema racialmente opresivo, quiere decir que está presente en nuestras instituciones desde donde se manifiesta también. De esta manera, el racismo institucional que se refiere a la parcialización de políticas o leyes… ignora
sistemáticamente las necesidades de las minorías o grupos históricamente marginados. (Pulso Estudiantil 2022)
También hablamos un poco sobre el racismo lingüístico (especialmente con nuestra historia colonial del idioma). Como por ejemplo el utilizar frases como “negra maldad” y “pelo malo”. Se sostuvo que el racismo a la inversa no existe precisamente por la formula de raza, prejuicio y poder que presenta el Colectivo Ilé. Las personas blancas pueden ser oprimidas por alguna de sus identidades u otras intersecciones, pero no sufren del racismo estructural e institucional fundado en un sistema esclavista e histórico de opresión por raza.
Antirracismo = compromiso colectivo:
El antirracismo es una acción de enfrentarse activamente al racismo y contrarrestarlo con acciones contestatarias. Primordialmente se enfoca en construir nuevas narrativas que contradicen las tradicionales (Taller Salud, 2023) Esto es un trabajo individual y colectivo. Al igual que los objetivos de este simposio, busca generar cambio organizacional e institucional hacia la equidad. Pero más allá, y como parte de mi formación dentro de la multidisciplinariedad de mis estudios, he aprendido como el antirracismo debe ser también multidisciplinario. Citando a las compañeras del Colectivo Ilé (Morales, M.F. 2024), “el racismo no es una cuestión de ser buena o mala persona.” Por eso estos procesos se deben hacer acompañados de la reflexión, de tiempos de descanso y de tiempos para procesar. Además, debemos de tomar en cuenta que este tipo de trabajo no se logra cogiendo tres adiestramientos y damos por terminado nuestra formación, sino que es un trabajo y compromiso diario. No podemos obviar que convertirnos en seres antirracistas requiere de etapas y procesos que nos hacen vulnerables. Puede ser incómodo romper en cómo
hemos sido socializados. Es por esta razón que le reafirmé al público que nos tenemos.
Acercamientos como estudiante: Visibilización, Educación, Organización
Para esta parte de mi presentación me centré en mis acercamientos como estudiante desde la escuela superior y en mi bachillerato. Llevo aprendiendo y adentrándome en este asunto desde mi undécimo grado. He tenido el inmenso privilegio de tener maestros, maestras, profesoras, profesores y coconspiradores de otras instituciones que me han permitido explorar los temas que me impactan a mi como estudiante. Sé que esto no es una realidad para todes. Dentro de todas las investigaciones, trabajos, intervenciones, adiestramientos y acompañamiento que he recibido, he concluido que estos son los temas en los que más transito y trabajo este asunto del antirracismo al plantear reflexiones y propuestas.
Visibilización
Para mí y para otrxs compañerxs con quienes he conversado es importante la visibilización por muchas razones. En mi caso, de repente yo me encontraba en una institución de educación superior, y no me veía. No me veía en mis salones de clases, en las historias que contaban, en las actividades y simposios, etcétera. Eso no
solo hace cuestionar nuestro valor, sino que sigue normalizando un sistema de acciones de invisibilización de la negritud y del racismo. Parte de este análisis surge también porque soy estudiante de comunicaciones, y durante todas mis clases hemos aprendido la importancia de las imágenes, representaciones audiovisuales y textuales para transmitir mensajes. He aprendido lo que es una narrativa y para qué se emplea, al igual que otras estrategias comunicativas que son importantes. Al ser también bombardeados todos los días por medios de comunicación tradicionales, imaginarios e imágenes de supremacía blanca (o digamos de un solo tipo, perfil y experiencia) pues lo visual, lo que se resalta, es importante para mi. Pero no solo se trata de lo visual, se trata de simplemente hablar del tema y plantear el diálogo.
Aquí invité a lxs compañerxs del público y al panel a que reflexionáramos sobre siguiente:
¿Lxs estudiantes afrodescendientes se ven representadxs en la institución?
¿Reconocemos y visibilizamos la diversidad racial de nuestra comunidad?
¿Cuál es el perfil de éxito que proporcionamos en la institución?
¿Cómo ejecutamos nuestro mercadeo y relaciones públicas?
¿Estamos hablando del tema? ¿Estamos planteando diálogos?
Como estudiante de comunicación también, pienso críticamente en las distintas maneras de llevar un mensaje contundente y eficaz, así que parte de nuestro trabajo colaborativo e importante en la institución ha sido visibilizar, documentar, preservar y presentar nuevas narrativas que contraresten lo tradicional: la lucha violenta y la división. Por eso uno de los grandes trabajos que hemos realizado ha sido especialmente a través de fotografías que
colectivamente se han documentado desde el estudiantado afordescendiente. Estas fotografías que se mostraron son mayormente de algunas actividades de recreación y acompañamiento que lxs estudiantes negres hemos coordinado en instituciones universitarias como la Universidad del Sagrado Corazón y la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. En estos espacios nos unimos más allá de nuestras disciplinas de estudio porque entendemos que nuestro trabajo antirracista debe atenderse en todas nuestras disciplinas. Y pues, desde la disciplina de comunicaciones en una época en la que estamos siendo constantemente bombardeados con muchos imaginarios, es necesario contrarrestar con imaginarios positivos de trabajo antirracista. (Estudiantes Negres deconstruyendo la universidad: Afrocurriculo x Kofi Stains 2024)
Educación
bell hooks, escritora antirracista y afrodescendiente afirma cómo “El objetivo de la educación es la expansión de la mente, la creación de la conciencia crítica y el desarrollo de la capacidad de pensar de manera crítica sobre el mundo.” (Teaching to transgress: Education as a practice of freedom 1994). Es importante destacar que esto no solo se limita al diseño currricular sino a nuestras politicas pública e institcuional.
Desde el trabajo importante de Caribana Co-op y el Micelio Abolicionista y herramientas educativas
como Desde el Suelo nos aportan cómo podemos afirmar que el currículo educativo es el resultado de las políticas públicas adoptadas por un país, y por lo tanto, también refleja los prejuicios de la sociedad. Tipicamente estas herramientas educativas han equiparado la negritud con la esclavitud, esto sigue teniendo consecuencias transversales.
Diseño curricular y representaciones en herramientas curriculares:
Durante la presentación de los hallazgos de la investigación titulada Por la afrodignidad temprana: Análisis crítico de la representación de la esclavitud en textos escolares reflexionamos sobre estas premisas:
¿Cuáles son los imaginarios que utilizan para educarnos?
¿Cuál es el impacto de esta construcción de narrativa con escazes de imaginarios de resistencia?
¿Cuál es el impacto de esta representación?
Resistencia vs. el mito de la inferioridad
No podemos obviar el colonialismo hasta en la manera en la cual nos relacionamos con les demás, con nosotres mismes. Las siguientes imágenes se le presentaron al público acompañadas por esta pregunta:
¿Cuál sería el impacto (académico, psicológico, comunitario, etc.) de mostrarle una narrativa de inferioridad a una de resitencia?
Reflexionemos juntes y comparemos estas dos imágenes:
(Imagen: Godreau, Í. P., Franco Ortiz, M., Géliga Vargas, J. A., & Serrano Abreu, M. B. (2023). Por la afrodignidad temprana: Análisis crítico de la representación de la escalvitud en textos escolares)
El racismo distorsiona nuestra curiosidad y limita nuestra visión sobre África y la afrodescendencia. Es crucial que, como instituciones, participemos en la construcción de nuevas narrativas que reflejen la diversidad de nuestras experiencias. No podemos generalizar las experiencias racializadas; cada historia es única y debe ser valorada.
(Colectivo Ilé 2024)
¿Cómo podemos - como institución - ser parte de la construcción de nuevas narrativas para todxs nuestrxs estudiantes? ¿Qué áreas de estudios podemos incluir e incorporar? ¿Qué recursos en la biblioteca, cursos ofrecidos, actividades desarrolladas atienden estos temas de manera transversal en nuestro escenario educativo? ¿Nuestro currículo responde a las necesidades contextuales de nuestras comunidades vulneradas?
A medida que exploramos estos temas, es fundamental no obviar el impacto del colonialismo en nuestros sistemas educativos. Estos procesos de indoctrinación deben ser cuestionados y desafiados. En Puerto Rico, las enseñanzas que recibimos en nuestra educación primaria a menudo refuerzan visiones distorsionadas del pasado.
Entonces, ¿cómo podemos sanar las heridas y la baja autoestima que enfrentan les estudiantes racializados en nuestras instituciones? Necesitamos contar con personas capacitadas que comprendan nuestro bagaje histórico como puertorriqueñes. La educación debe ser vista no solo como una práctica, sino como una institución que hereda, transmite y promueve ideologías particulares.
La educación antirracista es una de las estrategias mas importantes.
Políticas públicas e institucionales:
Debemos ver la educación más allá que una práctica, sino como una institución que hereda y transmite ideologías. Aquí podemos ver distintos ejemplos de faltas de políticas institucionales que reconozan y atiendan el racismo, acoso racial, entre otros asuntos metodológicos. Es importante contemplar cómo nuestras instituciones juegan un papel en replicar las ideologías del Estado:
1- School to prison pipepline
2- Caso de Alma Yadira
3- Caso de Familia en Canóvanas
4- Campaña chotea tu reglamento: Mi cabello es mi corona
Al abordar políticas públicas e institucionales desde una perspectiva antirracista, las universidades pueden y deben desempeñar un papel crucial en la reparación histórica. Hay ejemplos concretos y organizaciones que sirven como recursos y referencias en esta lucha.
Organización:
¿Cómo podemos fomentar espacios para que lxs estudiantes se organicen?
¿Cómo la universidad puede formar parte de la reparación histórica?
Como instituciones debemos de explorar la importancia de la organización estudiantil. A lo largo de la historia, les estudiantes han sido agentes de cambio. El fomentar espacios donde puedan interactuar y organizarse es esencial. La interacción entre estudiantes crea vida y comunidad. Esto es un símbolo positivo dentro de los espacios intelectuales en los que transitan.
Desde la ideación de diferentes propuestas que han nacido orgánicamente, les estudiantes nos hemos dado cuenta de que era imperativo la creación y ocupación de espacios. Afirmando la importancia de reclamar los espacios ocupados usualmente por personas blancas ya sea en el salón de clase, en el liderato u otros. De igual forma hay que crear y diseñar espacios antirracistas por y para nosotres. Como estudiantes también es importante utilizar como estrategia el insertarnos en todos los espacios. Todo en busca de crear poder colectivo. Al organizarnos hemos podido unir fuerzas entre diversas disciplinas e instituciones para hacer el trabajo duro de visibilización y educación. Como en la Cumbre Afro, la Semana de la Conciencia Social,
en el cabildeo para el Crown Act aquí en Puerto Rico, paneles como estos, espacios digitales y demás.
Últimas reflexiones
Por último, invité al público a reflexionar sobre lo siguiente:
¿Conocemos nuestra comunidad? ¿Conocemos nuestro perfil de estudiante y sus necesidades particulares? ¿Cuáles son las políticas institucionales que protegen nuestra comunidad?
¿Cuál es el perfil de estudiante que comunicamos?
¿Existimos como proyecto de país y como un centro intelectual o existimos para correr una corporación privada?
Referencias:
Colectivo Ilé (2024) Africa en mi piel, Africa en mi ser
Godreau, Í. P., Franco Ortiz, M., Géliga Vargas, J. A., & Serrano Abreu, M. B. (2023). Por la afrodignidad temprana: Análisis crítico de la representación de la escalvitud en textos escolares
Poupart, J. Meléndez, A. Hernández, M. Desde el suelo
Godreau, Í. P., Franco Ortiz, M. et al Arrancando Mitos de Raíz
MUESTRA DE ARTE DE VIBRAS ARTÍSTICAS
Contenido previamente publicado en pasadas ediciones de Vibras Artísitcas:
https://issuu.com/uagm_comunicaciones
This fire - Mike Rivera
“Recordar es resistir”
Verano 2019 - Yara del Mar Cintrón
Auto retrato - Laura Gutierrez Marin
En blanco y negro - Mike Rivera
Estudios gráficos de portada VA - Anto Gamunev
La Sagrada Familia de Barcelona - Mónica Calderón Reyes
a través del lente - Bryan Suárez
Mujeres
Keishlianys
Living on a dreamKeishlianys
Destino
Vázquez
Rosa
Vázquez
Rosa
Máscaras
Vázquez Rosa
Sin titular - Keishlianys Vázquez Rosa
Brighter than ever - Iris D. Torres
ESPACIOS DE LUCHA Y SEGURIDAD: ENTREVISTA CON LUNA D. SMITH DOMENECH
JORGE G. CHEVRES
Cuéntanos un poco sobre ti y tus estudios.
Mi nombre es Luna D. Smith Domenech, tengo 20 años y soy aries. Me he criado en Cupey Bajo toda mi vida con mis dos hermanos y mi mamá. Mi lugar favorito es la playa y me encanta leer. Fui a una escuela toda mi vida (The School of San Juan) y ahora estoy cursando mi bachillerato en estudios multidisciplinarios con concentraciones en Estudios Internacionales & Comunicación Global y Comunicación Estratégica en la Universidad Sagrado Corazón. Siempre me he considerado una persona multidisciplinaria y eso se evidencia en las múltiples áreas de estudio que ahora me dedico… Me enamoré de relaciones internacionales en mi curso de historia en mi cuarto año, mi profesor siempre fomentó un pensamiento crítico y debates
robustos, cuestionamientos históricos y siempre nos expuso a las múltiples formas que nos podemos acercar a la historia, la guerra, la paz, la ley y demás de distintas maneras. Siempre me interesaron estudiar los enfoques críticos, las narrativas que rompían con las ideas de los teóricos y autores blancos que contaban las historias desde su lente opresor y colonizador. Por lo que, siempre estaba leyendo, investigando y escribiendo sobre las teorías decoloniales, Franz Fanon y sus escritos, me encantaba leer e investigar sobre el feminismo interseccional, la teoría crítica de la raza y demás. Pues porque eran los asuntos que resonaban conmigo, que me impactaron a mí a mi país como colonia. Siempre en la clase fui la “radical”. Eso no paró cuando llegué a Sagrado.
¿Cuál fue la motivación principal para comenzar la organización NGRX?
En mi niñez, siempre he estado consciente de asuntos que normalmente una niña de 4, 5 años no está pendiente. Siempre he estado consciente de las personas que habitan y comparten los mismos espacios que yo: la escuela, el campamento, el centro comercial, el supermercado, siempre he estado pendiente a las portadas y autorxs de los libros y cuentos que me enseñaban en el salón, las piezas de artes y los artistas, siempre en busca de ver, escuchar y aprender sobre alguien que se pareciera a mi (no solo en lo físico). Pero, los cuentos y libros que leían, los experimentos, teorías que se discutían, las historias y puntos de vista que contaban, celebraba la historia, cultura, los logros y las vidas de algunos y no todos por igual, haciéndose cómplice a un proceso deshumanizante especialmente mi educación. Cuando crecí, y empecé a estudiar en Sagrado, me choqué con la realidad muy rápido… era una mujer visiblemente negra en un espacio blanco, católico y privilegiado; afirmar mi negritud de por si se considera como acto revolucionario en este
lugar, especialmente cuando al hacer esto sabes que te estás poniendo un “target” en la espalda por toda la violencia racista y clasista que permea la institución. Al enfrentarme con violencia racista, una invisibilización rampante en las promociones de la institución, en los rostros de les profesionales, ni en el profesorado, ni comunidad estudiantil y más en una educación incompleta, más colonizada y blanqueada que la que recibí en la superior, fui creando iniciativas para atender lo que me incomodaba. Tuve que gestionar colaboraciones con personas que abiertamente problematizaran el hecho de que Sagrado es un espacio blanco estando en un barrio Negro, pobre e inmigrante. Por lo que, las personas negras ni se proponen entrar a Sagrado, porque el perfil que muestra al mundo de profesional exitoso es blanco. En una iniciativa de diálogo llamada Entre Negres que surgió de mi proceso de validación para un proyecto educativo que estoy creando llamado Afro currículo, conocí y vi por primera vez a las personas negras que estudiaban, y trabajan en Sagrado. De ese diálogo, más allá de un reclamo por cambios estructurales y por una educación antirracista, hicimos un llamado de crear un espacio seguro y permanente en donde podremos afirmar nuestra negritud, visibilizarnos, sostenernos y educarnos. De ahí surge NGRX junto mis co-fundadores Julia Llanos y Loren Tolentino, estudiantes negres de Sagrado.
Veo que llevan a cabo actividades de ocio al igual que educativas. ¿Cómo se complementan estas actividades y cómo benefician a la comunidad?
Pues al crear la asociación entendimos la necesidad de las personas negras en Sagrado de visibilizarse, saber quiénes somos, relacionarnos y gestionar alianzas en la lucha contra el racismo. Pero, entendemos que esta lucha antirracista es una drenante. Tener que enfrentarse a la institución y reclamar nuestros espacios y reclamar cambios,
“...me choqué con la realidad muy rápido… era una mujer visiblemente negra en un espacio blanco, católico y privilegiado...”
nos hemos tenido que enfrentar a los obstáculos que conlleva problematizar a la misma universidad donde estudias. Nos hemos tenido que enfrentar violencia racista y personas que obviamente les incomoda que les negres se afirmen de esta manera. Por eso era imperativo crear espacios donde nos pudiéramos primero conocer, y luego, relajarnos, apoyarnos y cuidar de nuestra salud mental, sea creando arte, viendo películas o declamando poemas. Esto va de la mano con los reclamos institucionales que llevamos a cabo, como un censo de personas negras en Sagrado (dato que hasta el año pasado no se recogía en admisiones, al buscar la población de Sagrado sale que todos somos (latin/hispanic), campañas educativas #tumbaelracismo en colaboración con la asociación de Trabajo Social, activamente reportando incidentes racistas y reclamando que se acerquen con la atención pertinente, visitando
la Cumbre Afro y exponer nuestra organización y muchas otras cosas que emocionalmente drenan cuando te enfrentas a personas que todavía dicen que el racismo no existe en Puerto Rico.
¿Qué pueden esperar les estudiantes que quieran formar parte de la organización?
Un espacio seguro donde puedan afirmar su negritud o comenzar su proceso de afirmación, sanar sus heridas con ese proceso y el racismo internalizado, abogar por cambios institucionales en Sagrado, y hacernos visibles. Un espacio donde tu experiencia no será silenciada, y donde puedes abrir camino para una calidad de vida mejor para una persona negra en Sagrado y en Puerto Rico. Donde tus áreas de interés, estudios y destrezas serán apreciadas e invitadas a colaborar. Un lugar donde puedes celebrar la historia que han borrado de todos los currículos y han tergiversado para contar que les negres eran todes escalvizades, encadenades y sumisos.
¿Qué futuro deseas para la organización?
Un futuro donde les negres puedan seguir afirmando su negritud con seguridad, un futuro donde se estarán creando rutas por trazar constantemente, que esto sea un espacio permanente para los estudiantes que vengan después de nosotres, una batuta que podamos pasar al futuro de esta lucha y la búsqueda de vivir nuestras vidas en paz. Deseo un futuro lleno de cambios estructurales y alianzas dentro de la institución, que ya han empezado, un futuro en el que la organización sea una de muchas en las instituciones educativas del país. Y que se siga haciendo este trabajo en colectivo, porque nos impacta colectivamente, buscamos un futuro antirracista.