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«Elogio de la mirada.En torno a la Fotogra a»

«Elogio de la mirada. En torno a la Fotografía»

De Carmen Dalmau (Historiadora del Arte).

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Ediciones Clavoardiendo

Existen al menos dos coincidencias entre este ensayo y el anterior; están escritos por académicos de la historia del arte y que no son fotógrafos, y en ambos se busca la relación de lo fotográfico con el resto de las imágenes.

El elogio de la mirada tiene una estructura que me recuerda al fotolibro, con pequeños párrafos similares a las fotogra as sueltas de un fotolibro, aparentemente inconexas, pero que al final de la lectura de cada capítulo aparecen las conexiones. En cierto modo, se trata de un gran índice de ideas y de referencias para su posterior estudio, como ya hiciera Eduardo Momeñe con su célebre ensayo «La visión fotográfica».

Por tanto, este ensayo tiene infinitas lecturas y relecturas posteriores, es un nicho de reflexiones y estudio.

En su primer capítulo «La mirada del espectador anima la lo mirado» se empodera la lectura del mirante de las imágenes que «…aporta un prodigioso ejercicio intelectual de un significado diferente a lo que vemos… Las imágenes no dicen más que mil palabras, sino que dice quién las contempla».

El segundo capítulo «Giotto. La creación de una mirada» describe la consolidación en el renacimiento de la perspectiva central y la representación tridimensional, similar a la visión de la cámara oscura y por tanto coincidente con la visión fotográfica. Entronca lo fotográfico en la tradición artística de la mirada.

En el tercer capítulo «De los románticos a los impresionistas» nos da muchas pistas y razones para el estudio de la aparición de la fotogra a y su coincidencia temporal con el nacimiento de la pintura moderna (Manet, Desayuno en la hierba, 1863). Continua dando argumentos para la Historia conjunta de las imágenes: «El ojo pictórico, el ojo continuo, el ojo absoluto, el ojo digital, el ojo.net, el inconsciente óptico, es siempre el ojo que te ve».

El capítulo 4 «El ascenso de lo visible» nos relata lúcidamente la relación histórica de la fotogra a y el arte. Insiste en lo perjudicial de haber separado la fotogra a de la pintura, cuando ambas progresan y se nutren mutuamente en la Historia de las imágenes. «En estos tiempos de realidad líquida, contaminada, porosa y exhausta, la querella de la mirada pictórica y la mirada fotográfica se encuentra superada. Son solo imágenes, imágenes que piensan».

En el capítulo 5 «Punto de mira» se atreve a contradecir al autor de «El Ojo del fotógrafo» John Szarkovski y niega esa «mente libre» de los fotógrafos diletantes tipo Henri Lartigue : «…las imágenes están ahí aprendidas mediante procesos formales o informales». Entien-

do que Dalmau defiende aquí su tesis de que todas las imágenes están influidas por otras anteriores, se quiera o no. Por otro lado, a lo largo de este capítulo y de todo el ensayo en general, la autora se queja y con razón, del poco reconocimiento de la historia a las creadoras de imágenes.

En el capítulo final «A vueltas con el aura» deja en manos del lector establecer las conclusiones finales del ensayo. Es un final un tanto abierto, que debemos completar tras el estudio de las referencias textuales propuestas. Sí que consigue este libro motivarnos para continuar con el estudio de la Historia de las imágenes. La frase final: «Nos interesan las imágenes fotográficas por su capacidad de dejar de ser objetos y transformarse en procesos de pensamiento. Pensar el mundo y los cuerpos, el trabajo de los ojos».

En la entrevista de promoción del ensayo por su editor Clavoardiendo.com, Carmen dice: «Compartimentar la fotogra a y la propia historia de la fotogra a le hizo un flaco favor porque la aisló del resto de la historia de las imágenes cuando se debe contemplar como un continuo en la mirada. Si la fotogra a es hoy reflexión y pensamiento sobre el mundo que la rodea es porque sus creadores están dentro de ese continuo flujo de la historia de las imágenes que viene de antiguo». Y también le pregunta: «Mientras leía el ensayo no me dejaba de preguntar por cuál es la finalidad del ensayo. ¿Qué pretendías cuando lo escribías? Colocar a la fotogra a en el puesto de honor que merece». P odemos concluir por nuestra parte que es un privilegio que estudiosos del arte pongan en valor nuestro medio fotográfico, nos toca corresponderles con su lectura y estudio.