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Érika Hernández Sánchez

Editorial

Editorial

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Por Érika Hernández Sánchez

La muerte y otros temas

Como cada año, el día primero y dos de noviembre se festeja el Día de muertos en México, así como en varios países latinoamericanos. Nuestro país tiene una forma bella de honrar y recordar a sus muertos. A través de la comida, por ejemplo, se hacen calaveritas de chocolate, de azúcar o de amaranto, que por supuesto, llevan nuestros nombres. Estas, las regalamos a nuestros seres queridos y las comemos gustosamente. No podía faltar el pan, el rico pan de muerto, que puede ser de azúcar o ajonjolí; también los hay rellenos, de cajeta, chocolate, camote, nata y mermeladas. En la literatura, tenemos la calaverita literaria, es una tradición escribirlas cada año y divertirnos con la muerte.

Por otro lado, la muerte, tiene su lado reflexivo, sombrío, melancólico e injusto. La muerte es el continuo de la vida, sin ella no existimos. Es por eso que en este quinto número de tu revista digital Coapan. Revista de Literatura y Otras Reflexiones se presenta a la muerte desde la perspectiva de la risa como desde la reflexión y la crítica.

En esta ocasión, nuestras lectoras y lectores, disfrutarán en la sección “Desde las tumbas, (Ficción)” minificciones las maestras Rosa Mendoza, Diana Chamán, Leonila Rosete, minificciones de las alumnas Samara Mazón y Beatriz Paola Florero; poemas del maestro Juan Macías; un cuento de la maestra Rosa M. Rangel y calaveritas literarias. En “Alfalfa (Iconografía)” apreciarán algunos dibujos como “Superando los miedos” de la profesora Lucía Torres Melo, “El vuelo de la muerte” de Melisa Sánchez y la fotografía “Sempôwalxôchitl” de la alumna Yizeg Pamela Requena Martínez. En “José Vasconcelos” (Erudición)” encontrarán el ensayo “Procesos de la noche: una crónica que nunca debió suceder” del profesor Enrique Esqueda Blas, un texto crítico que nos hace pensar la muerte desde el olvido, la muerte desde la injusticia y el asesinato. En “Algo sobre el miedo a la muerte” el Mtro. Francisco A. Montalvo la analiza a partir de la historia, la ciencia, la filosofía, la poesía y el cine. Asimismo, en otros asuntos, el Mtro. Raúl nos presenta un texto muy interesante acerca de la alquimia en la América precolombina trazando un paralelismo con las culturas de Egipto, Mesopotamia, India y China.

Esperamos que disfruten estos textos. Saboréenlos con un rico pan de muerto y una taza de chocolate. ¡Feliz Día de muertos!

DESDE LAS TUMBAS

Cuento Minificción Poesía Calaveritas literarias

Ficción / Minificción

CASA DE MUÑECAS

Por Rosa Mendoza*

Solo ante el espejo es ella misma: Nora. ¿Cuándo dejó de ser para los otros? Para el marido que vio en el matrimonio una escalera al propio bienestar; para los hijos, muñecos de escaparate intocables por su finura; para esa casa que la envuelve, la asfixia y la aprisiona. En el espejo tiene un rostro propio, unas manos y unas alas que ya no puede ocultar. Por lo demás, al fondo de la superficie vítrea, se abre una ventana hacia el azul profundo. “Tal vez —piensa— Ícaro fue mujer, y la historia no es como la cuentan”. Poco a poco se desprende de todo aquello que la viste, extiende las alas en su aperlada hermosura, las pliega para envolver su propio cuerpo, para acurrucarse en ellas, y se queda inmóvil, como un polluelo en espera del momento preciso para eclosionar.

Foto de Hanawasthere en Pexels

*Rosa Mendoza es maestra en Literatura Mexicana. Profesora de Carrera de Tiempo Completo del Plantel 5 de la ENP-UNAM. Forma parte del Comité Editorial de la revista electrónica Cultura ENPalabras. Ha publicado diversos cuentos y artículos en periódicos y revistas del país, entre ellos La Jornada, El Regional del Sur y El Sol de Morelos. Es autora de libros de texto, de antologías literarias y del blog Parapasarlite, http://parapasarlite.blogspot.com.

CALAVERITA LITERARIA

Por Christhoper Emiliano Chávez Hernández Grupo 418

La parca muy triste está ya que el Covid le quitó el trabajo y se la lleva el carajo porque este ganando está.

Le dijeron que en la prepa 5 hay chicos que pegan de brincos por regresar a la escuela con demasiado ahínco.

Lo que no sabe la parca es que estos chicos son de cuidado sin pensar que, en una de esas, van y le arman un paro.

Foto de Ricardo Del Olmo en Pexels

Ficción / Poesía

Criatura de la noche o por qué Bram Stoker

Por Juan Macías Guzmán*

Siempre hay una liga entre tú, Bram Stoker y yo. Cuando la razón apaga sus luces y huye hacia una ruinosa abadía, tu sombra se vuelve tangible.

Mis alumnos te leen de prisa, en medio del silencio nocturno y las hojas son como alas de murciélago.

Siempre encuentro una razón para volver a ti, Bram Stoker, ahora que el mundo y el tiempo se cubren de sangre a torrentes. Siempre encuentro una razón para deambular por tu atardecer, cuando el color sepia se levanta en medio de los muertos, antes de que las tinieblas despierten del letargo.

Soy el viajero que pasa frente a un ángel verde, guardián de tu castillo sin tiempo, Bram Stoker. Siempre vuelvo a ese castillo, a ver tu féretro vacío mientras aúllan los lobos ante el portón de pesadillas que se convirtieron en murciélagos.

Soy el viajero que recorre tus caminos de espanto, en medio de las ruinas donde habita el misterio y el viento helado se extiende como el manto de la muerte y tu sombra me mira para siempre con dos ascuas, que son dos epitafios, dos sentencias, dos condenas, como los ojos del Nosferatu.

Ficción / Poesía

La tarde en ruinas/la tarde que estalla

Por Juan Macías Guzmán* ¡Escuche… Son las criaturas de la noche! Drácula

La depresión es una tarde en ruinas, una tarde que se transmuta en carne y me mira. A veces se sienta frente a una ventana sin alma para ver las cuencas vacías del ocaso. A veces se inclina sobre mi hombro para sugerirme que escriba en un papel negro y con una pluma muda. A veces me habla con el estruendo de un silencio espeso.

He querido conciliar con la oscura depresión y pasear con ella por la playa, gozar del sol y del viento, pero la depresión no quiere, insiste en caminar por un bosque lleno de árboles cansados y de senderos cubiertos por papeles que murieron.

Cuando comemos juntos, enciende un cirio en la mesa y el alimento sólo es ceniza.

Ahora ella duerme y mis papeles son blancos.

Mientras duerme, hago estallar la tarde con letras.

Para no sentir el suspiro helado en mi hombro.

* Mi nombre es Juan Macías Guzmán. Soy profesor de Sociología y de Introducción al Estudio de las Ciencias Sociales y Económicas en la Escuela Nacional Preparatoria num. 5 José Vasconcelos, y también soy profesor en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, donde imparto las materias Construcción Histórica de México en el mundo I y II. Me formé en la UNAM como Sociólogo y como Historiador. Soy un apasionado de la docencia y de la investigación, de los deportes, del arte y de la poesía. Estoy convencido de que la docencia es un acto de amor y que la poesía nos salva y nos libera.

Ficción / Minificción

El fantasma

Por Samara Mazón Landa*

Hay un fantasma viviendo en esta casa. Me da mucho miedo, pero no puedo hacer que se vaya. Este fantasma me dice cosas y, aunque tenga tantas ganas, no puedo decirle nada.

Estoy tan asustada que no logro moverme, hablar o abrir los ojos. Sin embargo, me gusta pensar que este fantasma me quiere y me cuida. Nunca me lo ha dicho, pero sé que es así. Él me dice cómo vestirme, aunque me gustaría escoger mi propia ropa. No me deja salir, dice que afuera es peligroso, aunque me gustaría saber cómo es el exterior. Me castiga y espanta cuando alzo la voz, aunque de verdad quiero que él sepa cómo me siento.

Ahora estoy tan nerviosa porque he decidido sacarlo a patadas de mi casa. Cuando se lo dije se puso tan enojado y luego se calmó y después de tanto tiempo, me llevó afuera. Cenamos en un bonito restaurante y prometió que nunca más me volvería a asustar. Cuando llegamos a casa pude ver cómo cumplía su promesa. Sentí un piquete en el pecho y luego otros más en el estómago. Él tenía razón. He dejado de sentir miedo, ahora me siento tan aliviada y contenta que lágrimas de felicidad salen de mis ojos. Un rato después, me doy cuenta de que finalmente he muerto.

Foto de Juan Vargas en Pexels

* Me llamo Samara. Desde los 10 años me empezó a gustar escribir, pero nunca se lo dije a nadie. Para mí escribir significa vivir. Al escribir minificción puedo crear grandes escenarios que me gustaría presenciar y disfrutar. Mi propósito como minificcionista es que los lectores puedan sentir lo que he escrito.

Ficción / Minificción

¿Todo está en mi cabeza?

Por Paola Betariz Florero González Grupo 433

Tessa se encontraba en su cuarto, escuchando algo de música, como usualmente acostumbraba. Hasta que escuchó un golpe en la ventana y, al abrirla, encontró a la única persona que realmente consideraba su amiga, Calypso. Pasaron lo que faltaba del día platicando, hasta que los padres de Tessa llegaran a casa.

Esto era cosa de todos los días, pero curiosamente siempre ocurría lo mismo: minutos antes de que los padres de Tessa llegaran, después de una larga jornada de trabajo, Calypso se iba y Tessa se preguntaba a dónde, ya que no sabía nada de la vida de su amiga.

Siempre se iba a la misma hora...

Foto de Maksim Goncharenok en Pexels

Ficción / Cuento

“Y ¿si vieras esos ojos de nuevo?”

Por Rosa María Rangel Mondragón*

Es indudable que todos tenemos cuando menos una oportunidad en la vida para ser felices, así como también lo es que la duda, la soberbia y el miedo al fracaso muchas veces nos ciegan e impiden distinguir lo que verdaderamente importa de lo que es superficial, momentáneo e intrascendente.

F era el mejor violonchelista que tocaba durante los viernes de primavera en el Palacio de Bellas Artes. La orquesta lo acompañaba como una dama consorte, siempre detrás de él, haciendo el marco ideal para que sus notas lucieran todavía más cuando resonaban en la bóveda de la sala maravillosa, llena de un público que conocía no sólo la pieza, sino al autor de ella, a las circunstancias en que fue concebida, a los diversos músicos que la tocaron antes, la grabaron en diferentes versiones y lugares y la hicieron famosa en todo el mundo. Pero, esa noche, a diferencia de las anteriores, él supo que cada nota que salía de su instrumento levitó hasta llegar a expandirse en el corazón de cada uno de los que estaban ahí, conquistando el triunfo y, mucho después de salir de la sala, le resonaban todavía las enormes cataratas de los aplausos unidos a los alaridos y vivas, como jamás los había oído antes, ni para los demás ni para sí; en esas muestras de admiración había aceptación, éxtasis, reconocimiento y entrega al músico, sin duda ninguna.

Había llegado, después de esa noche, a la cúspide de la vida de todo artista y no podía ya desear o imaginar una meta más. ¡A los 30 años, había alcanzado el dominio de su mundo! Y no lo había conseguido mediante el uso de la corrupción, según era uso y costumbre en el medio, sino con el trabajo duro realizado cada día en los ensayos, con la austeridad de una buena dieta, ejercicio, un gran sacrificio de la compañía de su familia y amistades a quienes casi no veía durante días y días, privándose y privándolos al mismo tiempo de su presencia, compañía y toda convivencia y apoyo en momentos que fueron muy importantes para cada uno de sus seres queridos, siempre disculpándose por el rigor y austeridad que su profesión le exigía. Su semblante era pálido y las canas comenzaban a asomar tímidamente entre su cabellera rubia, además de portar gafas desde hacía algún tiempo, pero nada de eso le importaba, pues ahora sabía que nadie estaba por encima de su calidad de ejecución, a pesar de sentir el agotamiento pero también una extrema satisfacción.

Esta felicidad, tan intensa que parecía al mismo tiempo muy dolorosa, llenaba su alma hasta lo más profundo, mientras iba caminando por las calles aledañas al edificio de Bellas Artes, que iba quedando atrás, mientras revivía y meditaba sobre el gran éxito que había tenido apenas la hora anterior.

F era el gran dictador (o presidente, como le gustaba que lo llamaran). Estaba saliendo de la sala donde cada mañana comunicaba a la prensa sus acciones y avances. Ahora acababa de rendir el informe del Congreso Universal de las Naciones que presidía, donde había rendido a sus adversarios por aplastante mayoría, debido, totalmente, a los sobornos y prebendas que su equipo de campaña había sabido otorgar a las cabezas más importantes de cada partido enemigo. Debido a esto, se había convertido en el hombre más poderoso de su país y, por lo tanto, todo lo que de ahora en adelante hiciera, dijera o insinuara, debía Interpretarse y Escribirse Con Mayúsculas, Como Tributo a Su Persona.

F era el gran científico que, gracias a sus deseos de combatir a la muerte que arrasaba a su país a través de una gran epidemia, se atrevió a buscar la cura en donde nadie se había animado a hacerlo antes pues ni si-

quiera lo habían podido imaginar, haciendo surgir de ahí y de su genialidad el medicamento para que, en menos de 24 horas, todo aquel desahuciado al que se le aplicara pudiera restablecerse totalmente, tal como si de una pesadilla se tratara y estuviera despertando en medio de un amanecer deslumbrante, no sólo con un brillo inusual en los ojos, sino también con una sonrisa apacible en los labios, dejando perplejos a los centenares de sabios colegas quienes, esparcidos por todo el mundo, se topaban de golpe con que sus estudios se veían como balbuceos infantiles frente a la fórmula definitiva que se debía sólo al gran F.

F era el Gran hombre de negocios, el Gran industrial, el Gran médico, el Gran abogado, el Gran ingeniero, el Gran inversionista, el Gran escritor que ha triunfado después de mucho tiempo de trabajo, de economía austera, de fatiga interminable reflejada en un rostro joven pero cansado, satisfecho por los éxitos incomparables con nadie de sus rivales. F era cualquiera de ellos y todos al mismo tiempo.

En medio de una mañana radiante, de una tarde calurosa, de un crepúsculo azul y naranja, en una noche bañada por la luz de la luna llena, durante una tarde donde un aguacero no cesaba, en un amanecer que prometía un día frío como de cristal, en esa hora extraña y maravillosa en que se encuentran los deseos con la realidad de un hombre que está colocado en la cúspide de su victoria, F caminaba saboreando esa indescriptible satisfacción, mientras los edificios, de un lado y del otro de la acera, parecían querer inclinarse a su paso, con una evidente intención de premiarlo. Lo único que no podían hacer, debido al material del que procedían (hierro, piedra, concreto, ladrillo) era doblarse literalmente, pero bien que lo deseaban. Arriba de él, las nubes sí que podían agruparse para imitar una aureola o corona que parecía colocarse sobre su cabeza, vitoreando su grandiosidad.

Fue en ese preciso momento en que pasaba frente a la bella catedral del centro de la ciudad que, en una terraza enmarcada con un barandal barroco, miró a una joven que observaba, distraída, algo que pasaba debajo de ella. La muchacha tenía unos 18 años. Su rostro era increíblemente bello: tenía una frente amplia que terminaba en unas cejas castañas bien arqueadas, las cuales eran el marco a unos ojos de un azul intenso. Su cabello rubio estaba peinado hacia atrás, formando una gruesa trenza de sirena, lo que combinaba con una blusa blanca llena de olanes que parecían como espuma de mar y una falda azul cielo, muy ceñida al cuerpo. ¿Quién sería ella? Por la edad, parecía una estudiante de arte vanguardista, una de esas personas que logran hacer con su vestuario una obra artística, llena de elegancia, al mismo tiempo que de originalidad y aparente sencillez. Portaba, al igual que él, unas gafas pero las de ella eran de carey. En medio del color de su tez nívea, sobresalía el rojo de los labios, fuertes y vigorosos, deseosos de ser besados.

Cuando pasó cerca de ella, a una corta distancia como para ser escuchado sin necesidad de gritar, pudo observarla todavía con mejor detalle. Parecía aún más hermosa que la primera vez que la vio. En un instante sus miradas se cruzaron pero F no soportó la idea de hacerla sentir incómoda, por lo que desvió inmediatamente la vista hacia el otro extremo de la plaza. Dos segundos después, volvió sus ojos a ella con la mayor rapidez posible y sus miradas se cruzaron de nuevo. A F le pareció que sus labios se movían, como queriendo expresar algo que nunca salió de su boca.

Por puro decoro, decidió no arriesgarse más. Reemprendió con paso firme el camino, cuidando de no pisar las baldosas que estaban separadas para no tropezar ni hacer algún movimiento que llamara la atención de la muchacha. Le pareció, sin embargo, percibir cierto calor en la nuca, como si ella, quizá, lo estuviera mirando y esperara que él voltease y le dirigiera la palabra.

Apresuró el paso, tal como lo haría un soldado en medio de un desfile, sabiéndose observado, pero unos segundos después sintió dentro de sí que algo muy valioso y deseado le faltaba. Una cosa esencial, de la mayor importancia. Jadeó como cuando recordamos que hemos dejado olvidado en un lugar totalmente lleno de gente lo más valioso para nosotros. Se dio cuenta de que la felicidad y el orgullo que había sentido antes, aquella sensación de triunfo y plenitud

Ficción / Cuento

Ficción / Cuento

ya no existía ni valía la pena frente a lo que estaba a punto de perder. Se detuvo en seco, volteó hacia la terraza buscando aquello que era lo único que podía faltarle en la vida, pero la chica había desaparecido.

¿Qué había pasado en cuestión de segundos? ¿Cómo se había atrevido a irse esta mujer cuando el Gran artista, el Genio, el Grande en cualquier cosa había posado su deseo en ella? ¿Por qué ese encuentro efímero le hacía ver que ya nunca más lograría ser feliz?

Caminaba ahora sin rumbo, como azotado por una gran tragedia. ¡Qué absurdo y banal! Sólo por haber visto a una mujer desconocida que nunca más volvería a encontrarse en su camino.

Su mente le decía que eso no podía ser amor. Así, de golpe, nadie inteligente puede enamorarse. Eso no era para él. Una joven desconocida, quizá poco capaz, aunque de gran belleza. Y, sin embargo, antes de conocerla sentía que era un hombre completo, lleno de triunfos y reconocido por sus congéneres, pero ahora tenía la total seguridad de que no era más que un pobre infeliz, perdido en un desierto lleno de personas que no le significaban nada.

Nunca más volvería a verla. No sabría su nombre o escucharía el timbre de su voz. Jamás llegaría a tocar sus manos o besar incontables veces sus labios lozanos y turgentes. Sus ojos no volverían nunca más a mirarse reflejados en los ojos de ella. Envejecería lleno de triunfos, sí, pero solo, a pesar de estar rodeado de miles de personas que lo admirarían pero que no eran ella, que ni por asomo se parecerían a su belleza excepcional, a su forma de estar en la vida que tanto le cautivó esa única vez que la vio.

¿Y si ella no se hubiera ido tan pronto? Seguro que hubiera podido hablarle, preguntar su nombre, invitarla a charlar para conocerla poco a poco y dejar que madurara en su corazón el amor más grande y maravilloso que pudiera haber sentido jamás. ¿Y si ella le hubiera correspondido con el mismo gran amor? Seguro todos los años de esfuerzos, fatiga, clausura, pobreza, disciplina y renuncias hubiesen cobrado un verdadero sentido. Incluso hasta la fama, el poder y la celebridad habrían adquirido el matiz de certeza que sólo el amor puede dar.

Pero F nunca tuvo entre sus ideales algo como esto, ni lo había sospechado alguna vez, aunque fuera en broma. Tan sólo de oírlo en otro le parecía una locura terrible.

Por esto, ahora sabía que toda su vida había transcurrido inútilmente; toda fama, poder, éxito, reconocimiento, se acomodaban en el lugar justo de su valor y, ahora, ya era demasiado tarde para desear el amor. Ella ya no estaba. Sin embargo, cuántos F como él vagaban solos por las calles con una grandeza pesada e inútil a cuestas.

* Rosa María Rangel Mondragón es maestra en Letras Hispánicas y labora en la ENP-5 desde hace 32 años, en el Colegio de Literatura, turno vespertino.

La depresión es una tarde en ruinas,Foto de Tom Swinnen en Pexels

Iconografía / Dibu jo

Autora: Leslie Estephanie Ramos Martínez Título de la obra: “Te quiero mucho, abuelita”. Categoría: Dibujo Técnica: Digital Año: 2021

* Soy Leslie y nací en el año 2005. Amo dibujar caricaturas, definitivamente es mi pasatiempo favorito; algún día me gustaría estudiar a fondo la cinematografía para crear breves cortometrajes. Este año entré a la ENP 5 y no puedo expresar lo agradecida que estoy de poder participar en esta revista.

Ficción / Minificción

Volver la vista

Por Diana Chamán*

Hoy por fin me atreví a volver la vista. Y me ví yacer en mi cama, muerta. ¿Cuántas veces no atenté contra mis deseos y mis planes? Los prejuicios, la indisciplina, los miedos fueron mis mejores aliados. No me di cuenta cuándo logré acabarme. Tal vez siempre ha estado junto de mí, mi propio cadáver. Pero pese a todo, aún horneo un rico pastel y riego flores bellas para esas alegrías que de seguro están por venir.

Foto de Juanjo Menta en Pexels

* Profesora de Filosofía en la Escuela Nacional Preparatoria Plantel 5 “José Vasconcelos”.

Ficción / Minificción

El espejo

Por Berenice Mirele González González Grupo 433

Foto de Pegah en Pexels Ella se encontraba sentada en su vieja casa, observando el espejo, había alguien que no conocía, era una persona con rasgos diferentes a quien ella recordaba, se notaba alegre, con una mirada penetrante, sentada con una pierna sobre la otra. De un momento a otro se inició una conversación vacía, en lugar de palabras había recuerdos, vestigios de una madre feliz junto a sus dos hijos, pero aún no lograba descifrar lo que sucedía. Y cuando la pobre recordó de quién se trataba, el retrato de la abandonada mujer cayó, rompiéndose en mil pedazos, al igual que su corazón.

Luego del abandono de sus hijos, por quienes lo había dado todo.

Iconografía / Dibujo

“ ¡Ay! Catrina, No Te Rajes”

Por Odeth Tamara Vieytez Valadez*

Título de la obra: “ ¡Ay! Catrina, No Te Rajes” Categoría: Dibujo Técnica: Digital

Año: 2021

Mi nombre es Odeth y tengo 16 años. Me entusiasma mucho el mundo de las artes. En esta ocasión les comparto un dibujo inspirado en mis raíces jaliscienses.

Iconografía / Dibu jo

Ficción / Calaverita literaria

Calaverita literaria

Por Lucero Rodríguez Salvador Grupo 418

Mi familia festejaba la gran fiesta de unión, en la que todo el mundo bailaba al ritmo de una canción.

La Catrina pegó de gritos enojada por tal reventón, con gritos grandes y sosos quiso una explicación.

Mi gran familia añoraba poder dar una explicación, pero mientras explicaba nos llevó al panteón.

Foto de Mikhail Nilov en Pexels

En un cajón

Por Tania Valeria Rincón Mandujano Grupo 433

Al abrir los ojos me encontré un tanto confundida al ver que estaba dentro de un cajón medio abierto y a oscuras. Pero no solo eso, no podía moverme, tenía un pánico increíble, poco a poco empecé a sentir cómo mis piernas y brazos volaban mientras mis latidos se aceleraban. Segundos después, se escuchaban sonidos aterradores que me producía una sensación de escalofríos, las cosas parecían volverse más borrosas y pesadas, me dio tanto miedo que cerré los ojos para siempre.

Al volver a abrirlos, escuché a mi hermanito decirme: “¡Rosa, Rosa, levántate que se nos hace tarde!”.

Foto de Jeswin Thomas en Pexels Ficción / Minificción

Ficción / Cuento Ficción / Minificción

Hoy declaré “El día de la minificción”

Por Leonila Hortensia Rosete Olvera*

Por la noche soñé con El Dinosaurio de Monterroso. Me desperté con el deseo de “gozar la gula” al estilo Dina Grijalva. Mi delicioso desayuno se concretó a una diminuta taza de café con un minúsculo panecillo. Entendí por fin que lo suculento es mejor si es poco. A medio día le robé a mi trabajo unos breves momentos para disfrutar de tres Relatos vertiginosos y descubrí que una sola palabra puede contener una fascinante historia. Me lo enseñó el autor de Las vocales malditas. A la hora de la comida por primera vez en mi vida me contenté con una frugal ensalada, pues a estas alturas del día, el espíritu minimalista me había invadido y anhelaba profundamente otro bocado de minificción. Mi mente y mi imaginación necesitaban un chispazo de alegría, una mordida de lucidez o una sesión de cosquillas. Por suerte en un pequeño librero me topé con Minificción Mexicana que me regaló la sabiduría de una miniatura anónima, es decir un bonsái literario:

Enamorado Le propuso matrimonio. Ella no aceptó. Y fueron muy felices.

Mi espíritu minimalista se vino abajo. La noche se me hizo eterna. Me dormí pensando ¿por qué no hice lo mismo? Hubiera evitado el prolongado y engorroso divorcio.

* Leonila Hortensia Rosete Olvera es licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y maestra en Literatura Iberoamericana por la misma Institución. Se desempeña como docente del Colegio de Literatura de la Escuela Nacional Preparatoria Plantel 5.

Superando los miedos

Por Lucía Santa Torres Melo*

Categoría: Dibujo Técnica: Lápiz de color Año: 2021 Iconografía / Dibu jo

Mi nombre es Lucía Santa Torres Melo. Pertenezco a la planta docente de la ENP, Plantel 5 “José Vasconcelos”. Me gusta impartir clases y adquirir conocimientos sobre diversos temas. Para mí la literatura es una puerta al conocimiento histórico y actual del ser humano.

Ficción / Minificción

Cuando la luna brilla sobre nosotras

Por Samara Mazón Landa*

Cuando la noche es fría y no hay nada alrededor, ustedes están conmigo. Cuando la oscuridad me rodea, ustedes dos están ahí para iluminarme. Ya sea que me sienta triste o feliz, enojada o asustada, ella siempre está para abrazarme y tú, Luna, para consolarme. Eres tan solo un satélite, pero ¿por qué brillas tanto hoy? Sé que has estado acompañándonos por noches, que has visto todas las veces que ella y yo estamos juntas. Entras todo el tiempo por mi ventana en silencio a iluminar la habitación. Nos observas con atención y luego te vas de la misma forma en que llegaste. Eres la única testigo de todo lo que pasa entre ella y yo. Sé que sabes todos mis secretos y los de ella también, pero me molesta que yo no sepa nada de ti. Luna, te lo vuelvo a preguntar: ¿por qué brillas tanto hoy? Ella me hizo esa pregunta, pero no supe responderle. De alguna forma siento que te ríes en mi cara porque eres capaz de iluminarnos a la perfección, pero no te atreves a decir por qué estás brillando. Estoy enojada contigo, Luna. ¿Piensas que es gracioso jugar con nosotras? Tu luz y tamaño siempre cambian. ¿Crees que me conoces perfectamente y que por eso tienes el derecho de cambiar según cómo me siento? ¿por qué no puedes quedarte igual? Cuando estoy con ella siento paz y tranquilidad. Cuando me siento así tú estás blanca y pequeña. Cuando me siento feliz y me río con ella, tú eres un enorme punto amarillo en el cielo. Sin embargo, cuando más te necesito nunca estás. Cuando ella no está conmigo y me siento sola, el cielo se pone oscuro y no puedo verte por ningún lado. Luna, ¿alguna noche me dirás por qué cambias tanto? Quiero poder verte por mucho más tiempo, junto a ella poder grabar cada detalle tuyo y nunca olvidar tu brillo. ¡Ay, querida Luna! Ahora lo sé. Después de observarte por tantas horas, lo pude entender. Sé la razón de porqué la intensidad de tu brillo hoy: es porque ella y yo estamos juntas. Te gusta vernos juntas, ¿no es así? Luna, estoy agradecida de que brilles, así que por favor nunca dejes de hacerlo.

* Me llamo Samara Mazón Landa. Nací en 2005 en el estado de Guerrero. A los 10 años me empezó a interesar la lectura y escritura de minificciones y cuentos fantásticos. Orgullosa de haber entrado a la ENP 5 y ser parte de la comunidad UNAM.

Pancha

Por Mía Robles Orihuela Grupo 418

A mi pequeño amor la Calaca se la llevó, tan linda la vio que sin dudarlo me la quitó.

Cada Día de muertos sueño con mi pequeño amor, siendo este, el recuerdo más abrumador.

¡Calaca, Calaca! Regrésame a mi Pancha, que aún siendo tan ancha te las llevaste sin revancha bailando la cucaracha.

Calaca va, Calaca viene, diciendo: entre tanto mezcal ya ni sé cuantos van.

Foto de Will Mu en Pexels

Ficción / Cuento

Hasta que la muerte nos separe

Por Karen Paola Gallardo Rodríguez*

Si te soy sincero nunca creí que terminaríamos así. Imaginé que estaríamos agarrados de la mano, caminando por las transitadas calles de la ciudad, sin ninguna preocupación; que pasaríamos nuestro tiempo en el sofá escuchando una suave melodía con tu cabeza sobre mi pecho sintiendo tu calor. Pensé que llevaría mi mejor traje al altar y tu estarías del otro lado, ambos con la emoción al límite, y las flores que arranqué serían solo un testigo de nuestro amor. Nuestros amigos nos verían orgullosos y con cierto grado de envidia.

Es inútil que me pida a mí mismo dejar de llorar, sobre todo cuando me imagino diciéndote algo para que solo termine enterrado, no puedo aguantar. No sé por qué mi corazón no podía decírtelo antes y ahora no hay marcha atrás. Sé que fui un cobarde y que no estoy en posición de decirte nada, pero todos los días me arrepentiré; aunque intente ocultarlo no se puede borrar... Lo único que puedo hacer es secar mis ojos y embriagarme en mi dolor mientras el agua se sigue infiltrando por el grifo.

-No pienses ni digas nada- murmuré mirando sus ojos dilatarse; mis oídos escuchaban solo mis latidos. Por la forma en que se movía e intentaba romper la unión sabía que estaba suplicando porque me alejara, pero sus intentos para que lo escuchara solo hacían que perdiera más la razón. -Todo esto parece un sueño- tomé su delgada muñeca sin fuerzas. -No intentes desaparecer- miré cómo sobre su mejilla se deslizaba una lágrima que acepté gustoso. Su cuerpo decaído y su mirada triste solo hacían que me sintiera más culpable de lo que ya era.

El ímpetu hace que esté así. Soy así y lo acepto, por eso estoy aquí. La persona que te ama está aquí, llorando como un cobarde, sin tomar la responsabilidad de sus actos y solo reprimiéndose mentalmente. Intentando disfrazar y esconder sus errores entre los mosaicos alegres y espejos rotos.

Mis manos aún sostienen el artefacto metálico, moviéndose al ritmo de mi corazón, y cada parte de mi cuerpo aún está temblando como un niño escuchando a sus padres pelear, con mis sentimientos a flor de piel y tu cuerpo ahora sin ellos.

Cuando sea mi turno confesaré mis pecados. Nunca habrá justificación para lo que hice, nunca me perdonaré. Es verdad, sueño despierto contigo y con todo lo que haces. Fuiste alguien que me hizo ver la luz. ¿Qué puedo hacer? Tu piel y labios son algo hermoso y sabes que te amo tanto. Si pudiera me gustaría preguntarte: ¿se siente bien ser una luz? Tu mirada sofocante y palabras de ayuda, algún día lo entenderás.

No hay mucha diferencia con el ayer. Terminaré dando vueltas en círculos. Lo único que tengo y me mantiene despierto es tu aroma impregnado en mi ropa. No tiene el mismo sabor dulce de antes, pero me gusta. Mis papilas aceptan gustosas el exquisito sabor áspero y salado. Sería grato si pudiera mantener este sabor en mi boca por la eternidad. La esencia de nuestro amor, no la olvides.

De alguna manera el viento feroz hizo que me tragara todo, pero de alguna manera sigo estando sediento, sin poder saciar mis emociones. Me lleno con mi rabia. Mañana todo será diferente. Tu espejismo, obra de mi delirio. Ruego porque no sea realidad, mi amor es para siempre. Es como si el camino se partiera, pero aceptaré la culpa.

Todo es la misma cosa con distinto nombre, es la desesperación disfrazada de esperanza, como si mi vida pudiera dar un giro de 180 grados y cambiar todo. Si suelto tu mano, ¿te quedarás a

Ficción / Cuento

mi lado? Por favor actúa como si nada hubiera pasado, detén el tiempo y prométeme que no te perderé. No puedo decir si es la realidad o un sueño, tengo miedo de que si este sueño termina no te tendré a mi lado y te perderás en mis pensamientos. Es difícil decir adiós y más cuando nuestra despedida fue sin color, aun así, tengo que dejarte ir, no puedo alcanzarte por lo que iré por un camino distinto.

-Espero que en el futuro nos encontremos con una sonrisa- musité con mi respiración entrecortada. -Soñé con atarme a tu brazo y no soltarme, hasta que la muerte nos separe.

Por el momento solo abrazaré tu húmedo cuerpo y besaré tus fríos labios. Aunque no reciba respuesta alguna, sostendré tu mano y enredaré para siempre mis dedos con los tuyos.

El aroma cada día se hace más intenso, pero no quiero desprenderme de ti, no puedo, solo espero que me permitan pasar el resto de mis días observándote, como lo hacía desde antes.

Verte desde la ventana e imaginar cómo sería que me quisieras. Solo intenté olvidar que alguna vez fui yo quien tuvo miedo.

-Todo estará bien. Algún día lo único que haré será dar vueltas- susurré en tu oído

antes de hacerte dormir por la eternidad... Soy Karen Paola Gallardo Rodríguez S. L, nací en 2006 en la Ciudad de México. En momentos siento una gran necesidad de plasmar mis ideas en historias, generalmente las publico en una plataforma llamada Wattpad. Gracias a mi constante esfuerzo logré ingresar a la ENP 5”.

Ficción / Cuento José

Vasconcelos

ERUDICIÓN

Recomendaciones Erudición / Ensayo

Alquimia en el Anáhuac

Por Raúl Andrés Vázquez Barrón Profesor de Prepa 5. Correo: pilloforevergmail.

En las cuatro grandes civilizaciones antiguas que representan Egipto, Mesopotamia, India y China hay indicios de prácticas y pensamientos de lo que hoy denominamos alquimia. Nos parece que existió algo así como una gnosis primigenia, que una vez esparcida se desenvolvió autónomamente en estas cuatro civilizaciones. Una mezcla de ciencia y arte que podríamos llamar hermética (haciendo referencia a Hermes, a Thot) y que consistiría en resumidas palabras en la sanación y realización del cuerpo, el alma y el espíritu a través de la relación con el cielo (los dioses y los cuerpos celestes), con los elementos de la superficie terrestre (animales y plantas medicinales) y con las piedras de las entrañas de la tierra (minerales y sustancias del subsuelo) para homologar todo en uno. Por diferentes vías estas expresiones culturales parecen converger en un mismo tronco, que sería una especie de conocimiento primitivo. Del mismo modo que podemos hablar de un Big Bang cósmico, en este caso hablar de la transmisión de una cienciarte que se difuminó en diferentes civilizaciones y tomó características propias en cada una.

El libro de Peter Marshall, La piedra filosofal, es una aproximación para sustentar el tronco común de esta tradición hermética-alquímica en las cuatro civilizaciones antiguas mencionadas. Ahora bien, en caso de ser una gnosis compartida por todos los grupos humanos, ¿qué expresiones tendría en la América precolombina, entre los grupos indígenas del Nuevo Mundo, en el Anáhuac, por ejemplo? Siguiendo la idea de la migración y el poblamiento de América del Norte a través del estrecho de Bering, lo más lógico es creer que el corpus inicial de los que hoy llamamos alquimia china pudo tener ciertas resonancias en las civilizaciones mesoamericanas, como una especie de memoria colectiva, de herencia ancestral, con sus respectivas modificaciones. El concepto de una dualidad entre el universo y la naturaleza simbolizada por el yin y el yang procede de la tradición taoísta, y de ella surgen las técnicas alquimistas chinas. Sabemos que es posible remontar el taoísmo a las antiguas cofradías de herreros, de Mircea Eliade. Con su libro Herreros y alquimistas hallamos que la vuelta a la naturaleza del taoísmo «procede en línea recta de un proto-chamanismo de los pueblos cazadores». Con el paso del tiempo los alquimistas chinos se distanciaron de sus ancestros herreros, cazadores y chamanes, separando el estudio y práctica de esta cienciarte en dos: una por la búsqueda del elixir exterior, wai tan, y otra por la del elixir interior, nei tan. A través de la vía del Tao, los alquimistas chinos procuraban crear la “píldora de la inmortalidad” (el equivalente oriental a la piedra filosofal de Occidente), para sanar sus enfermedades, convertirlos en hsien, inmortales, y acelerar el crecimiento del oro. En esta búsqueda del elixir interior o nei tan, se recurre a técnicas de respiración, ejercicios de tai chi, meditación y ciertas prácticas sexuales (tomadas de la India) para lograr la unión del yin con el yang.

En el encuentro interior, los alquimistas chinos hablaban de una vuelta al útero materno, al interior de una montaña, una gruta (probable alusión a las minas de donde se extraía el cinabrio), refugio secreto de calma y de paz, semejante al horno de un alquimista, es decir, un universo en miniatura. Y el universo en forma de calabaza tiene larga data en muchas civilizaciones antiguas, cueva de difícil acceso y oscura, como el firmamento en la noche, donde los adeptos se inician en los misterios, retomando a Eliade. Por su parte, Marshall nos dice que los taoístas alquímicos imaginan la actitud de aceptar la naturaleza como “femenina”, se refieren al “espíritu del valle” como a una mujer, se vuelven como

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Pirámide del Sol, Teotihuacán. 2012. WikipeddiaCommons. Recuperado de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pir%C3% A1mide_del_Sol,_Teotihuac%C3%A1n.JPG

niños de pecho, y destacan el papel de la mujer en la realización de la gran obra, de ahí que la armonía del yin con el yang los lleve al camino del Tao.

Aunque Jim Tester en su Historia de la astrología occidental es más escéptico al respecto, rescata el pensamiento de esta tradición hermética-alquímica desde los griegos, que retomaron a su vez de babilónicos y egipcios: «se aceptaba el vínculo entre la astrología, la medicina, las plantas y las piedras, así como con la ciencia de la alquimia […] su origen estaría relacionado con la aparición de la escritura en Egipto [de ahí su relación con Thot] esta asociación del cuerpo humano con las estrellas y los signos del zodiaco, con Aries en la cabeza descendiendo hasta terminar con Piscis en los pies, provenía de la idea de la armonía cósmica, de la unicidad del universo, la idea del universo como macrocosmos y del hombre como microcosmos […]. La relación de las plantas con los cuerpos celestes provino de la medicina astrológica [que ya se consideraba] en la medicina hipocrática».

Ahora bien, ¿qué elementos o expresiones de esta gnosis común se encuentran en Mesoamérica, en el Anáhuac? En “El grifo como representación de la obra alquímica” intento demostrar la mítica migración de los aztecas como consecuencia del entendimiento del canto de un colibrí, ya en El misterio de las catedrales Fulcanelli nos advertía de una lengua secreta, el argot, la lengua de los pájaros, solo comprensible para quienes entienden el lenguaje de la naturaleza. Asimismo, como vínculo entre el cielo y la tierra mencionamos la importancia de la figura quimérica de Quetzalcóatl, como serpiente (que se arrastra por la tierra) y emplumada (que puede volar). Los chamanes y sacerdotes mexicas, al igual que en el caso de la curandera mazateca María Sabina, empleaban una lengua que solo unos pocos iniciados entendían (como sucedía también con los códices), lo llamaban nahualtocaitl, el idioma de la divinidad.

La noción de sanación vinculada a la curación de heridas, enfermedades y a los ejercicios de respiración podríamos hallarla en el temazcal, construcción circular en forma de bóveda o calabaza invertida. En el mito de Los Cuates, recogido en 1956 por Gabriel de Cicco en San Juan Quiahije, Oaxaca, un pueblo chatino, y a través de la versión de Fernando Horcasitas, se habla del origen del temazcal que, según uno de los huehuetlatolli que entrevistó Bernardino de Sahagún, es «el baño que es la flor de nuestro señor que llamamos temazcalli, donde está y cura y ayuda la abuela, que es diosa del temazcalli que se llama Yoalticitl».

Este mito habla de una niña que da a luz a dos hermanos (cuates) al juntarse con un pájaro (la unión humanos-naturaleza) con el que no debía jugar. Los cuates son aventados al río por ser no deseados, pero

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rescatados por una mujer que los cría. Los cuates cazan a un venado que era el marido de su madrastra. Le dan de comer las patas y rellenan el cuerpo de abejas que le pican a la madre adoptiva. Para curarle las picaduras los cuates la encierran en un temazcal con siete piedras calientes, probable asociación con los siete cuerpos celestes que podían observarse desde la antigüedad y que todas las civilizaciones registran: Saturno, Júpiter, Marte, la Luna, Venus, Mercurio y el Sol.

Dicha mujer muere dentro del temazcal y de esta manera se convierte en la madre de todas las criaturas, de todos los que vienen al mundo. Después, los cuates matan a un animal que condicionaba la luz a los humanos, a la laguna donde habitaba le arrojan siete piedras calientes, a la quinta la bestia salió y a la séptima murió, ya muerto le sacan un ojo. Luego subieron con dos hilos al cielo para alumbrar el mundo, auxiliados por una tuza, formando el Sol y la Luna, pero el hermano menor tenía una mujer que no pudo seguirlos y se quedó en la Tierra. Esto último podemos asociarlo con el discurso de la Tabula Smaragdina o Tabla Esmeralda, supuestamente escrita por Hermes Trismegistos, cuando dice “el Sol es su padre, la Luna su madre y la Tierra su nodriza”, en alusión a este lazo estelar-terrestre.

La sociedad colonial instaurada en la Nueva España anuló las expresiones sexuales del Anáhuac y el papel de la mujer en ellas. El ometéotl, la entidad divina mesoamericana, hombre-mujer, bien podría ser el equivalente del yin-yang chino. El médico mexicano Xavier Lozoya, en su artículo “Spa: salute per aqua, el temazcalli”, nos trae a colación la relación del sexo con la deidad del temazcal:

En la mitología de los antiguos mexicas Tlazoltéotl era considerada la diosa de la pasión carnal y la lujuria, con sus cuatro diosas hermanas encendían o apagaban el apetito sexual […]. Tlazoltéotl era la diosa protectora de las embarazadas, las parturientas [y de las que abortaban]. La ayuda se propiciaba con los efectos de un buen baño de vapor, por lo que Tlazoltéotl resultaba ser también diosa de los temazcales […] y se le llamaba “abuela de los baños”, a esta abuela se le identificaba con la diosa Toci, madre de los dioses, la gran paridora, la Madre Tierra, que en esta advocación pasa a llamarse Temazcaltoci.

Por otra parte, el ingeniero e historiador Eli de Gortari, en La ciencia en la historia de México, nos muestra indicios de las prácticas médicas mesoamericanas que bien podemos ligar con esta gnosis hermética-alquímica, si así la podemos denominar:

La medicina de los antiguos mexicanos estaba asociada a concepciones religiosas y deidades específicas, la diosa Centéotl o Temazcaltoci tenía la tutela de las yerbas medicinales y de los baños fisioterapéuticos […]. Los encantamientos, las danzas rituales y los hechizos desempeñaban un papel considerable en la prevención y curación de las enfermedades […] como en todas las culturas, la astrología se encontraba vinculada con las prácticas médicas […], la administración de medicamentos como la ejecución de las prácticas curativas, hasta la recolección de las yerbas, se hacían de acuerdo con las influencias propicias, [por eso] tenían las siguientes correspondencias:

cipactli – hígado ehécatl – respiración calli – ojo der cuetzpalli – glúteos, vulva cóatl – pene miquiztli (cuaxicalli)– cabeza mázatl – pierna der tochtli – oído izq atl – cabello itzcuintli – nariz ozomatli – brazo izq malinalli – intestinos, tórax ácatl – estómago, corazón ocelotl – pierna izq cuauhtli – brazo der cozcacuauhtli – oído der ollin – pierna izq técpatl – dientes quiauitl – ojo izq xóchitl – senos.

Con algunas variaciones estas correspondencias podemos observarlas en una imagen (esbozada en mi libro Anécdotas de viajes) que se encuentra en una sala del museo del Palacio de la Escuela de Medicina, en una de las esquinas de la plaza de Santo Domingo en el centro de la ciudad de México, proviene del Códice Vaticano A Ríos, folia 54 reverso, datado entre 1566 y 1589, y cuya leyenda dice: “el tonalpohualli, compuesto por 20 signos, se combinaba con 13 números”. Esto no es todo, cuenta Carlos María de Bustamante que en marzo de 1830, atrás de Santa Teresa la antigua (en el centro de la ciudad de México) se encontró un busto de piedra que, de acuerdo con sus detalles y los anticuarios, correspondía a la diosa Centéotl. Este personaje de la política mexicana del siglo XIX cita a su vez a Bernardino de Sahagún: “es

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diosa de las medicinas y de las yerbas medicinales, la adoraban los médicos y cirujanos, las parteras y las que han de tener niños, los que echan suertes con granos de maíz y los que tienen baños en sus casas o temazcallis”. Describe que la diosa tenía la boca y barba hasta la garganta teñida con ulli que es una goma negra (como aparece en el pórtico de la entrada al temazcal en el Códice Magliabechiano) y representada también con una escoba para barrer en la mano.

Lo que debe llamarnos la atención es la fiesta que se hacía a la diosa. Siguiendo a Sahagún nuevamente, cada año se compraba una mujer (esto es, una esclava) y se le hacía fiesta en su nombre, la mataban, la desollaban y un hombre se vestía con su pellejo y traía el vestido por todo el pueblo. Hasta donde sabemos, la deidad mexica que vestía la piel de un sacrificado era Xipe Tótec, que a su vez resultaba ser el dios patrón de los orfebres en el Anáhuac, y la palabra náhuatl para oro es teocuitlátl, el excremento de los dioses. Esto nos podría llevar a relacionarlo con el oro, el Sol, la primavera, la renovación de la vida y la transformación del ser a través de la Opus Magnum de la alquimia medieval europea. Desafortunadamente, frente a la destrucción de la civilización mexica (como la fundición de piezas de oro en lingotes de oro) por los conquistadores españoles, nos es difícil reconstruir estas concepciones místicas del Anáhuac.

REFERENCIAS

Baquedano, Elizabeth, “El oro azteca y sus conexiones con el poder. La fertilidad agrícola, la guerra y la muerte”, en Estudios de Cultura Náhuatl, v. 36, UNAM, 2009.

Bustamante, Carlos María de, “Diosa Centeotl o de los Temazcales”, en Mosaico Mexicano o Colección de amenidades curiosas e instructivas. Tomo III, México, 1840, pp. 402-404. Página del Museo Nacional de Antropología, Gabinete de Lectura, 2018.

Cicco y Horcasitas, “Los Cuates: un mito chatino”, en Tlalocan. Revista de fuentes para el conocimiento de las culturas indígenas de México. V. 4, n. 1, UNAM: Inst. Inv. Filológicas, 1962.

Gortari, Eli de, La ciencia en la historia de México. Ed. Electrónica. México, FCE, 2014. Cap. III El desarrollo de la ciencia indígena, 11 Medicina y farmacopea.

Lozoya, Xavier, “Spa: salute per aqua, el temazcalli”, en Arqueología Mexicana, n. 74, pp. 54-57.

Vázquez, Raúl, “El grifo como representación de la obra alquímica”, en Mixcoac, revista de la academia a la sociedad, v. 2, n. 37, ENP plantel 8, 2015.

La noción de sanación vinculada a la curación de heridas, enfermedades y a los ejercicios de respiración podríamos hallarla en el temazcal, construcción circular en forma de bóveda o calabaza invertida. En el mito de Los Cuates, recogido en 1956 por Gabriel de Cicco en San Juan Quiahije, Oaxaca, un pueblo chatino, y a través de la versión de Fernando Horcasitas, se habla del origen del temazcal que, según uno de los huehuetlatolli que entrevistó Bernardino de Sahagún, es «el baño que es la flor de nuestro señor que llamamos temazcalli, donde está y cura y ayuda la abuela, que es diosa del temazcalli que se llama Yoalticitl».

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