1 minute read

Editorial

Diego Gálvez Reyes

En tiempos adversos, las y los grabadores han demostrado su sentido colectivo y comunicador. Cuando el grito en la pared quiso ser silenciado por una pandemia sospechosa, mañosa, cuando la distancia es justamente la que no permite abrazos, pero si las compras urgentes por el confinamiento, cuando los noticieros repiten y repiten la misma frase y los políticos se sacan el polvo de la derrota para nuevamente gobernar, en ese momento, surge este mar de lenguaje, de relato crudo, de escritura compleja, de reflexión obligada, de colectividad conectada. Y es que la memoria se nutre del recuerdo pero también de acciones, de incisiones, de heridas simbólicas y reales que dibujan la huella de un presente confuso. En una matriz o un muro, en un papel de diario, no importa el soporte, podemos escribir la historia no contada, con la fuerza de hoy, empujada por la unión de una familia subliminal que siempre estuvo, que siempre será, porque misteriosamente la expresión nos impulsa a graficar la experiencia humana sin importar la circunstancia. Biográfica continúa su viaje por los rincones regionales, y esperamos llegar mucho más lejos, porque las puertas se abren. El momento de las y los grabadores es ahora. El arte merece fortalecer su voz en nuestra sociedad.

Advertisement