Revista Pro Audio Show Diciembre 07

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fluencia directa en los equipos e instalaciones de sonido. Un par de ejemplos que ilustran algunas de las consecuencias de esto: 1) los potenciómetros para el control de volumen de un amplificador de audio o los faders de una mesa de mezclas deben ser precisamente de tipo logarítmico y no de tipo lineal para que la regulación del volumen al actuar sobre ellos sea acorde con la respuesta de nuestro oído, 2) para conseguir duplicar en una instalación de sonorización el nivel de sonoridad que llega al público no bastará con duplicar la potencia de las etapas amplificadoras y/o de los altavoces. Volveremos sobre esto en otras ocasiones. En cuanto a la frecuencia de las ondas sonoras: La intensidad de la sensación sonora depende principalmente de la amplitud pero también de la frecuencia, es decir, dos ondas con misma amplitud pero diferentes frecuencias no producen el mismo nivel de sensación. Este efecto se muestra en el gráfico siguiente:

Las curvas representadas se denominan curvas isofónicas. Como podemos ver, cada curva tiene asociado un valor de sonoridad (de entre 0 y 120 dB) que representa el nivel de sensación sonora que percibe nuestro oido en unas determinadas condiciones. En el eje horizontal aparece una escala logarítmica de frecuencias y en el eje vertical una escala logarítmica de amplitudes. Para obtener el nivel de sonoridad 50 Diciembre Proaudio

que genera una determinada onda sonora nos situaremos en el punto correspondiente a su frecuencia y a su amplitud y veremos cual es el valor de sonoridad de la curva isofónica que pasa por él. Ejemplo 1: Para una onda de frecuencia 1 KHz (1.000 Hz) y amplitud 0,02 Pa el nivel de sonoridad es de 60 dB. Ejemplo 2: Para una onda de igual amplitud que la anterior pero de frecuencia 100 Hz el nivel de sensación sonora es de tan solo 40 dB. Los ejemplos anteriores no sólo ilustran como leer el gráfico de las curvas isofónicas sino que además ponen de manifiesto el hecho de que la sensación de volumen que percibe nuestro oído es manifiestamente dependiente de la frecuencia y no solo de la amplitud. Este hecho no debe considerarse una mera curiosidad de tipo teórico puesto que tiene influencia notable en múltiples

aspectos a la hora de la práctica. Los equipos e instalaciones de sonido deberán estar diseñados de acuerdo a este comportamiento del oído humano. Un ejemplo de esto: el sonómetro. Como muchos sabreis este aparato sirve para medir el nivel de presión sonora en un punto del espacio. Sus medidas pueden resultar de utilidad para multiples aplicaciones que van desde comprobar si un aislamiento acústico está resultando suficientemente efectivo a si el nivel


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