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La mujer que cambió la vida de los argentinos

Es una de las juristas argentinas más reconocidas pero parece no haberse enterado. Extremadamente sencilla y agradable, fue miembro de la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Mendoza por 26 a ñ os. Es una de las hacedoras del nuevo Código Civil y Comercial y tiene una larga lista de reconocimientos en su haber. Quórum tuvo el honor de entrevistar a Aída Kemelmajer en la Facultad de Derecho de la UBA, donde no sólo hizo un repaso por su amplia trayectoria sino también opinó, entre otras cosas, del sistema judicial, del enfrentamiento entre el Gobierno y la Corte Suprema, del acceso de la mujer a cargos judiciales importantes y de la necesidad de cuidar las instituciones democráticas.

REDACCIÓN: Quórum FOTOGRAFÍA: Avanti!

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¿Qué es la justicia para vos?

Si uno mira la filosofía va a encontrar centenares, miles de definiciones sobre la justicia expresada por los grandes pensadores de la humanidad, los que crearon verdaderos hitos en la historia del pensamiento. Si tuviese que decir qué es la justicia para mí como una ex jueza de la Corte de la provincia de Mendoza, qué trataba de hacer mientras ejercía ese cargo, diría que trataba de conocer bien los hechos. Qué le pasaba a esta gente de verdad, los hechos que había podido probar, visualizar el conflicto que tenían esas personas y tratar de resolverlo conforme al conjunto de las normas encontrando la equidad del caso concreto. O sea, resolver un conflicto de manera tal de dar una solución que sea lo más equitativa posible para ese caso. Si uno lleva eso a la abstracción, a qué es la justicia, es una respuesta muy difícil. No soy demasiado amiga de las abstracciones. Incluso en el Código Civil y Comercial, en cuya redacción colaboré, el artículo uno comienza diciendo “Los casos”. Eso fue muy criticado por quienes sostenían que un código no podía empezar así, pero para mí no se puede hacer justicia desde las abstracciones, sino que lo que tengo que mirar son las situaciones, lo que se ha dado y tratar en lo posible de evitar nuevos conflictos.

iguales y la función del juez es eliminar esa desigualdad elevando a quien está por debajo. Esto hoy se visualiza mucho a través del concepto de vulnerabilidad, concepto que cuando estudiaba Derecho no nos enseñaban. La vulnerabilidad era una palabra casi inexistente y te diría que actualmente es muy frecuente en los expedientes. Y junto a eso también está la perspectiva de género. Debemos tener esa perspectiva de modo tal de resolver con criterios de igualdad real y no de igualdad formal. Por ejemplo, en el Código Civil y Comercial se incorporó una figura que se llama de las “compensaciones económicas”. Que no dice que sea a favor de la mujer o del hombre, pero que normalmente en la sociedad argentina quien la invoca es la mujer. Porque se trata de casos en los que las mujeres se han casado o han vivido en unión convivencial y su situación ha cambiado notablemente cuando la pareja se disuelve. Si sacás una fotografía antes y después dada las pautas culturales que tenemos, vas a ver un gran desequilibrio. Quizás esa mujer hace 20 o 25 años, cuando empezó esa pareja, tenía una ocupación, un sistema de seguridad social, pero dejó su trabajo para que el hombre terminara de estudiar o bien para que desempeñara una determinada labor mientras ella cuidaba a sus hijos. Entonces las fotografías son absolutamente diferentes. Esas cosas antes no se miraban pero hoy sí, hay que tener esa perspectiva de la igualdad real y no de la meramente formal.

¿Considerás que hay mujeres que empezaron a abusar en algún punto de esa compensación y la piden sin merecerla?

En el año 1968 incorporamos al Código una figura que se llama Del abuso del derecho. O sea, todos los derechos en algún momento pueden ser ejercidos abusivamente. Entonces justamente el juez está para controlar que los derechos sean ejercidos regularmente.

los demás, con la que se pueda hacer algo por los otros. El entusiasmo creado por ese profesor -que murió hace muy poco- me inclinó a seguir esta carrera.

Fuiste la primera mujer en ocupar el cargo de Ministra de la Corte Suprema de Mendoza. ¿Cómo fue esa experiencia y por qué terminó esa etapa?

el ejercicio de la profesión. De alguna manera soy lo que soy por esos 26 años.

¿Y vos crees que es cuestión de inteligencia o qué tipo de sabiduría especial tiene que tener uno para poder visualizar un conflicto y encontrar una solución?

Soy una persona que viene del mundo del derecho. Pienso que no se puede dar solución al conflicto si no se conoce el ordenamiento jurídico. Para eso se necesita un cierto grado de inteligencia, para tener una visión sistémica. Pero es fundamental también saber situarse y darse cuenta que al lado de la igualdad formal que declaran las leyes, el sistema de justicia tiene que tratar de igualar a los que son desiguales. En muchísimos casos las personas no son

Te recibiste a los 21 años. ¿Qué te hizo decidir estudiar Derecho?

En mi familia no había ningún abogado. Vivía en una ciudad que era casi un pueblo. Se llama San Martín, de la provincia de Mendoza. Fui al colegio secundario en la escuela pública y tenía un profesor de una materia que se llamaba Educación Democrática. Un precioso título tenía la materia en aquella época. Era un hombre joven, venía de Córdoba y se acababa de recibir. El profesor me transmitió esa -no diría vocaciónpero sí entusiasmo por una profesión destinada a servirle a

Mi experiencia pasó por diversas etapas. Me designaron cuando aún no había cumplido los 40 años y la elección tenía muchas características. Era la primera mujer, era muy joven, y de origen judío. Como diría una muy querida y recordada amiga mía, lo único que me faltaba era ser negra para cumplir con toda la lista de características requeridas. Por todo eso, para mí fue un gran desafío. Al principio creí que me iba a llevar el mundo por delante, pero aprendí algo en la Corte. Éramos siete personas. Y hay un número que en ese caso es mágico, que es cuatro. Si no tenés cuatro firmas, podés tener las mejores ideas pero el mundo te lleva por delante. Encontré, cuando llegué en enero de 1984, una estructura burocrática difícil de corregir. En esos primeros cinco años sufrí mucho pero más por mi propia ingenuidad, por creer que podía hacer todo sola. Y no, no se puede. Tenía esa carga de la pertenencia a todas estas minorías que te acabo de señalar y sentía que no me podía equivocar, que no debía equivocarme. Porque sí lo hacía, se equivocaba una mujer, una judía y una joven. Siempre fue una presión muy grande sentir que tenía que rendir exámenes con cada expediente que iba resolviendo. Porque vos juzgas, pero también te están juzgando. Después fue cambiando la integración, fue llegando gente con la que me entendía mejor. Lo importante es que yo pude trabajar siempre con la más absoluta libertad en la Corte. En los primeros años tenía un secretario que cuando me traía el expediente me decía “Aída, autos para disentir”. Ya sabía que el voto mío era diferente al de la mayoría.

¿Y por qué termina el capítulo de la Corte?

Me fui en el año 2010. Llevaba más de 26 años en la Corte y el argumento que me di a mí misma fue que lo que yo no había podido hacer en un cuarto de siglo ya no lo iba a poder hacer. Entonces era tiempo suficiente para que entraran otros. Fueron muchos años y le estoy muy agradecida a la Corte de la provincia de Mendoza. Lo que aprendí allí con la cantidad y diversidad de material que llega, te obliga a estudiar y nunca lo hubiese aprendido en

¿Cómo y quién te convocó para elaborar el proyecto de modificación del Código Civil de la Nación?

Me convocó el doctor Ricardo Lorenzetti cuando todavía estaba en la Corte pero ya había decidido irme. Nos juntamos en su despacho con la doctora Elena Highton. Nunca me voy a olvidar de esa primera reunión. Lorenzetti me dijo: “Aída, has estado en los dos proyectos de reforma anterior ¿Por qué crees que fracasaron? ¿Qué te parece que debiéramos hacer nosotros para que no fracase?”. Lo primero que le dije es que se acordara de lo que decía Napoleón, que los códigos son “un acto de poder”. Podemos hacer el mejor código del mundo, pero necesitamos que en el poder haya alguien que diga: esto sale. También me pareció que el problema que habíamos tenido en las dos comisiones que integré era que se trabajaba muy hacia adentro. En cambio Lorenzetti tenía una idea que fue -en mi opinión- la que permitió que esto saliera. Nosotros éramos tres más un secretario extraordinario, el doctor Federico Di Lorenzo, que sin él esto no hubiese sido posible. Convocamos a más de 100 juristas de todo el país, de todas las generaciones, mujeres y hombres. Eso le dio una apertura que no teníamos con los proyectos anteriores. A medida de que nos iba llegando material de las subcomisiones y comenzábamos a armar el rompecabezas, lo íbamos mostrando en todo el país. Hacíamos conferencias -especialmente yo que ya me había jubilado- desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego. Cuando vas explicando los artículos no sólo se hacen visibles los errores sino que también recoges muchos aportes por parte de la gente. Creo que eso, más allá de todas las críticas que le hicieron, fue un proyecto que tuvo una discusión, por lo menos a nivel académico, muy superior a la que tuvieron las iniciativas anteriores. Por supuesto, hubo críticas bienintencionadas y otras malintencionadas, porque ya se sabe que cuando querés cambiar lo existente siempre encontrás resistencia.

¿Por qué creés que la oposición se ausentó del recinto el día de la votación?

Fue exclusivamente por el tema de la Responsabilidad del Estado. Me hubiese gustado que el proyecto se aprobase con todos los legisladores, pero el problema fue que habían sacado del Código Civil los artículos que nosotros proyectamos sobre la Responsabilidad del Estado. Y eso fue lo que motivó a que la oposición se retirara, porque el radicalismo estaba de acuerdo con el proyecto. Esos tres artículos se discutieron en el Poder Ejecutivo y dijeron que este tema tenía que estar en una ley especial. Nosotros intentamos explicar que el Estado no sólo tiene actividades exclusivas, sino que también hay tareas que el Estado hace, que son las mismas tareas que hacen los particulares. Ejemplo, los hospitales públicos y privados, las escuelas públicas y privadas. Entonces hay que crear un régimen de responsabilidad que no distinga entre el Estado y el particular respecto de esas actividades que son comunes. No lo entendieron. Ahora bien, aprobaron una ley aparte y hubo un problema. Como sostuvieron que era sólo derecho administrativo, no está delegado al Gobierno Nacional. Después se necesitó que cada provincia regulara el tema o adhiriera a la ley nacional. No hubo un caos pero sí un gravísimo problema.

¿Qué opinas de los otros cambios que se hicieron en el anteproyecto?

Por supuesto que a nadie le gusta que le cambien nada de lo que ha hecho, pero en lo sustancial no se modificó. Sí hubo otras cosas que se eliminaron que generan problemas. Por ejemplo, nosotros habíamos regulado la llamada gestación por sustitución, mal llamada alquiler de vientre. Ese artículo se eliminó del código y quedó sin resolver. En Argentina se hace gestación por subrogación y del extranjero vienen parejas y personas solteras que han tenido un hijo a través de la técnica de reproducción humana asistida, que implica que hay una mujer gestante para otro. Ese niño no viene como dice el viejo dicho español “con un pan debajo del brazo” sino con un “expediente debajo del brazo”. Porque como no está resuelto, hay que plantearlo judicialmente. Otra cosa que modificaron fue el tema de las obligaciones en moneda extranjera. Habíamos previsto una solución ahí pero se reguló de otra manera y ahora hay un problema más económico que jurídico. Vos podés tener la mejor de las soluciones jurídicas, pero si estás en un país que no tiene moneda -como lamentablemente nos está pasando- no va a haber reglamentación alguna que supere el conflicto de la economía.

¿Y cuál considerás que es el principal problema de la justicia?

Los tiempos de la justicia, en mi opinión, son el mayor de los problemas. Doy un ejemplo de un caso donde personalmente llevaba la sentencia a todos para que la firmen rápidamente. Una vez en Mendoza se había planteado un problema de una joven que tenía 24 años, quien tenía una discapacidad mental muy profunda y había sido abusada porque no podía prestar consentimiento al acto sexual. Quedó embarazada y la mamá había solicitado autorización judicial para interrumpir el embarazo, algo perfectamente permitido por el Código Penal, aún en esa época. El juez de familia la había autorizado pero una asociación del no nacido había apelado la decisión. La cámara suspendió la ejecución de la sentencia hasta tanto lo resolviera. Eso era como decir, este embarazo va a seguir adelante y después no se va a poder hacer. La mamá de esta niña era una persona muy católica pero sabía que tenía una enfermedad e iba a morir pronto. ¿Quién iba a cuidar al bebé si ella ya no iba a estar? Por eso se presentó ante la Corte. Nosotros resolvimos el tema en cinco horas y se pudo interrumpir el embarazo, sabíamos que si no era dentro de esas pocas horas, el expediente se iba a complicar de tal manera que no se iba a poder realizar el procedimiento. No todos los casos requieren la misma urgencia pero el tiempo es la vida de la gente y si nosotros no solucionamos el problema de la morosidad judicial no vamos a solucionar el problema de la justicia. La tecnología ha mejorado muchísimo y los juicios ahora son más ágiles. Pero así y todo, es precisamente la tecnología lo que te hace ver lo lento que estamos de este otro lado.

Entre tantos reconocimientos que has recibido, fuiste declarada Ciudadana Ilustre de Mendoza. ¿Qué significó para vos?

Está el dicho bíblico que dice: nadie es profeta en su tierra, así que cuando el lugar donde uno vive lo reconoce, te hace sentir realmente muy honrado. Estoy muy agradecida a los legisladores de la provincia y también a quien fue un gran intendente de la ciudad de Mendoza, Víctor Fayad. Fue un extraordinario funcionario público no porque me haya designado sino porque transformó la ciudad. Eran de estos políticos de los que se necesitaría un poquito más. Visionario y ejecutivo. año de la Corte Suprema. Hablan de aumentar el número de jueces, pero no tienen la posibilidad siquiera de llenar un cargo. Tenemos la Corte sin ninguna mujer y el cargo vacante. También podrías decirme que la Procuración está vacante y tampoco logramos cubrirla. Falta el necesario consenso para darse cuenta de que lo que se necesita es una justicia independiente. Pero los problemas que los políticos generan respecto del Poder Judicial ocurren en muchos países. ¿Qué significa eso? Que lo que te dice una mayoría ocasional en el Parlamento rige y no hay quien controle. Lo que sucede en Israel es un gran ejemplo, donde la gente sale a la calle por el proyecto que ha presentado el Gobierno que modifica la función de la Corte para no tener la posibilidad de declarar la inconstitucionalidad de las normas. Y el pueblo sale a la calle a decir “no vamos a tolerar eso, está en contra del sistema democrático”.

También fuiste reconocida con el Premio Konex de Brillante. ¿Cuáles crees que fueron las ideas más importantes o significativas que le has aportado a la sociedad?

Cuando me dieron ese premio, que fue uno de los honores más grandes que he recibido realmente en mi vida -como el Doctorado Honoris Causa que he recibido de varias universidades públicas de gran prestigio-, uno siempre se pregunta qué hice de bueno para merecer esto. Creo que mi aporte junto -insisto- a más de 100 juristas al nuevo Código Civil y Comercial ha sido un elemento de peso importante. Pero no descarto esos 26 años en la Corte de la provincia de Mendoza, donde intenté generar una nueva impronta también para la justicia. De hecho las sentencias en esa época se publicaban en los diarios jurídicos más prestigiosos del país. Todo eso le fue dando difusión a mi obra. A lo mejor hay muchísimos jueces buenísimos en el país pero su obra queda metida en el expediente. Tuve la suerte de que las sentencias se publicaran muchísimo. Y a esto le sumaría, como dije en el discurso cuando recibí el Konex, que había mucho de coraje también.

Estamos muy lejos. ¿Qué le falta a Argentina para reaccionar así?

Se habla mucho del techo de cristal y de la dificultad de las mujeres para acceder a cargos importantes en el Poder Judicial. Sin embargo, nos cuesta encontrar mujeres que se animen a dar a conocer sus opiniones. Vos hablaste de coraje, ¿falta coraje?

Hay una situación muy difícil. Elena se fue hace más de un

Nosotros no somos conscientes de lo que significa tener una Corte que precisamente no va con las mayorías ocasionales, sino que va con los principios fundamentales del constitucionalismo. Claro, podemos hablar de cuáles son esos principios fundamentales del constitucionalismo. Cada uno los va interpretando a su manera y como le gusta. El tema, por supuesto, no es fácil, pero el rol de una Corte constitucional, como la nuestra, es no responder a una mayoría ocasional sino a un sistema fundamental. Nosotros tenemos la Constitución reformada del año 94 con todos los tratados de derechos humanos metidos ahí. Y eso es lo que la Corte tiene que respetar. Eso es lo que hay que entender, hay que poner gente allí que sepa estar por encima de lo que es la mayoría ocasional. Creo también que la justicia tampoco se ha comportado a la altura de los acontecimientos. No es suficiente decir “mi función es muy importante”, hay que actuar conforme a la importancia de esa función. Desgraciadamente, la justicia no siempre responde. La corrupción que hay en muchísimos países del mundo lleva precisamente a que normalmente en los procesos penales -que son los que le llegan más a la gente- la justicia no responda adecuadamente en tiempo a las causas de corrupción. Eso para mí es un problema muy serio que genera gran desconfianza en el sistema de justicia y que favorece a que la clase política que no entiende el sistema republicano ataque. Son factores que vienen de un lado y del otro.

¿O sea que el mayor problema lo tenemos en la justicia penal federal?

Sí, yo diría que la justicia penal federal es la que mayor desconfianza genera en la población. Y nada se puede hacer sin generación de confianza. Esto lo vemos también en la economía. Se creó el Consejo de la Magistratura, hay mecanismos de participación que pueden servir para revertir esto pero hay que trabajar muchísimo. Por ejemplo, el sistema de jurado. Nunca he sido una gran amiga pero debo reconocer que el jurado que se estableció en muchísimas provincias por los asuntos penales y ha servido para que el ciudadano participe y vea que no todo es tan fácil. Son formas de participación y creo que hay que ser muy creativos para generar cambios muy profundos. Porque hay que ser ciego para decir que todo en la justicia funciona bien. En materia civil se está trabajando mejor que antes, pero eso no quiere decir que funcione perfecto. Por ejemplo, nosotros en el Código Civil y Comercial eliminamos el divorcio contencioso. O sea, se le puso fin a esto de ir a contarle al juez por qué te querés divorciar. Eso decíselo al psiquiatra porque el juez no está para resolver los conflictos que genera un

Cada vez que escucho manifestaciones de ese tipo contra la justicia son en abstracto y a mí no me gustan las abstracciones. Me gusta el caso concreto y que se resuelva. Porque si no estás tendiendo sobre la población todos estos mantos de duda que sólo generan desconfianza en las instituciones. Es gravísimo que en una sesión inaugural de la actividad de un poder, otro poder acuse al tercer poder. O sea, eso es una cosa institucionalmente gravísima. Lamentablemente creo que esto nos preocupa sólo a nosotros. A la población en general lo que le preocupa es llegar a fin de mes. Los problemas cotidianos que tiene el ser humano son tan grandes que cuando vos le hablás de esto, a la persona no le llega.

¿Qué le dirías a las mujeres que todavía no se animaron a pasar por este espacio?

Los tiempos han cambiado muchísimo. Debo reconocer que a mí me tocó un momento muy especial. Era el momento de la frase “alguna mujer hay que poner”. Entonces se organizaba un panel sobre los derechos de los consumidores, eran cinco hombres y “alguna mujer hay que poner”. Eso significó para mí que me convocaran mucho a participar de paneles y charlas y yo me mataba por hacer bien las cosas. Hoy ya no es así. Siempre vas a ver un número importante de mujeres abogadas que participan, que escriben. Hay todavía mucho por recorrer y exigir que todos tengamos que dar examen todos los días, no solamente las mujeres. Los estereotipos siguen existiendo y son muy malos. Como dice la Corte Interamericana son nefastos, incluso para la investigación de delitos, porque si partís de preconceptos no investigás bien. Hay que luchar mucho y nos corresponde a nosotras las mujeres, luchar contra esos estereotipos.

¿Cuál es tu expectativa en este año electoral?

divorcio. No tienen que pasar más de 30 días para tener una sentencia de divorcio. Sin embargo me dicen que hay provincias donde se demora un año en dictar una sentencia de divorcio. ¿Qué están haciendo? Bueno, le están dando vista a este, vista a otro. No hay nada mejor cuando uno no quiere resolver y dilatar, que darle vista a alguien más.

¿Cómo viste el momento en la apertura de las sesiones ordinarias en el que el Presidente cuestionó a la Corte Suprema?

Mi querido y recordado maestro Augusto Mario Morello decía que cuando uno llega a esta edad no tiene derecho a transmitir pesimismo a los jóvenes. Así que es difícil contestar esta pregunta y responder al mandato del maestro.

DERECHO AMBIENTAL

PABLO ALLIANI: asesorarlos en procesos licitatorios y compra de activos en el Sultanato de Omán, en Marruecos, en Rusia.

Especialista en energía y recursos naturales, Pablo Alliani no sólo ha aconsejado a numerosas empresas a la hora de realizar inversiones en Argentina sino también en otros importantes lugares del mundo. En ese sentido, el reconocido abogado asegura que el desarrollo de Vaca Muerta puede dejar a nuestro país en una situación muy ventajosa en materia energética. También defiende el funcionamiento de la Corte Suprema y la independencia del Poder Judicial.

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¿Qué es la justicia para vos?

Es básicamente que, dentro de un sistema, tengamos normas para poder vivir tranquilamente y que nuestras acciones sean juzgadas por pares que nos den lo que nos corresponde por nuestras acciones. Un sistema con jueces independientes donde lo importante es el estado de derecho y la seguridad jurídica, lo que en Inglés se denomina “the Rule of Law”.

El derecho te lleva a conocer el mundo entonces…

De alguna manera, sí. He tenido la suerte de viajar y conocer muchos países. A veces se hace difícil el estar tanto tiempo afuera, pero bueno, de a poquito uno se va acomodando y se organiza mejor.

¿Cómo es hoy el sistema de la presencialidad y el trabajo en casa?

Lo veo bien. Es algo que en un momento todos creímos que llegaba para quedarse. Si bien entiendo que es así, valoro mucho la presencialidad y considero que es buena para el desarrollo de los abogados jóvenes. Por eso los abogados más jóvenes son los que más necesitan de nosotros que ya tenemos alguna experiencia mayor para ir creciendo en su carrera. Ellos valoran más el venir al estudio todos los días, siendo que aquellos abogados un poquitito más grandes pero que todavía tienen hijos chicos y demás, valoran más el híbrido y la posibilidad de trabajar desde la casa que les da una flexibilidad que antes no tenían. Creo que eso se va a mantener.

Contanos de tu fusión con el estudio Bomchil mi caso fui a trabajar a un estudio en Houston y me quedé con ellos un año. Así que la experiencia en total fue de un año de facultad y luego un año de trabajar en un estudio de primera línea allá. Es muy recomendable si es que les gusta este tipo de carrera.

Te tenemos como el referente de la International Bar Association (IBA).

S oy uno de los referentes. En Argentina hay muchos, incluso algunos que arrancaron antes que yo. Estoy en la IBA desde 1989, que es un año después de que se hizo la primera conferencia en Buenos Aires. Es una asociación de abogados mundial, la más grande del mundo, y donde los socios son los colegios que nuclean a los abogados en los distintos países. Debe tener unos 8000 socios entre los colegios y los abogados particulares como es mi caso. Tiene encuentros en forma anual.

¿Y

Qu

implica ser socio?

la Argentina ya proviene de este yacimiento. Hay algunas señales que nos hacen pensar que estamos transitando por el buen camino.

¿Cómo cuáles?

Ahora se está haciendo el gasoducto Néstor Kirchner, que va a permitir extraer más gas que en la actualidad no se puede producir y nos hace continuar dependiendo de las importaciones. A su vez, desde el lado del petróleo, se está ampliando el oleoducto troncal de Oldelval que también va a posibilitar extraer más del crudo que actualmente se produce. Todos estos procesos de ampliación están ocurriendo. Se está poniendo en marcha nuevamente el oleoducto trasandino que va a permitir volver a enviar petróleo hacia Chile. Todas estas cosas más la posibilidad -una vez que esté el gasoducto- de hacer una planta de gas licuado (LNG), va a llevar a que Vaca Muerta tenga finalmente su capacidad total.

Te dedicas al gas, al petróleo. ¿Contanos cómo es tu actividad diaria?

Soy un abogado corporativo que me dedico desde hace mucho tiempo al derecho energético. Obviamente empecé en el petróleo y el gas, pero fui evolucionando al igual que el mundo hacia la energía y los recursos naturales. Es decir, la transición energética que vivimos desde la energía fósil hacia las energías renovables. Es una realidad y nuestros clientes han ido prestando cada vez más atención. Así que nosotros vamos acompañando ese cambio junto con ellos. El día a día es atender a las compañías energéticas extranjeras que vienen a la Argentina a invertir y de la misma manera, empresas argentinas que salen al mundo. Eso lo hacemos diariamente. Por ejemplo, nos han tocado grupos argentinos grandes que se expandieron en Latinoamérica y los hemos acompañado desde México hasta el Cono Sur. De desarrollo, exploración y producción de petróleo principalmente, y de infraestructura, gasoductos, licitaciones. Lo hemos hecho en casi todos los países, en Bolivia, Brasil e incluso en Estados Unidos y Canadá. También viajamos con unos clientes para

Ocurrió en plena pandemia en noviembre del 2020. Nosotros teníamos un estudio boutique de energía, pero por supuesto nos faltaba una cantidad de áreas que nos convirtiesen en una firma full service y que pudiésemos dar servicio en otras áreas como financiero, impuestos, laboral. Había una necesidad por parte de nuestros clientes para atender ese tipo de servicios también. Fue muy natural porque a mis actuales socios ya los conocía y nos llevamos muy bien. Todo el equipo se incorporó de una manera muy armónica.

Estudiaste en la UBA y después hiciste un máster en Estados Unidos. ¿Cómo fue la experiencia?

Fue una experiencia muy linda. Es algo que le recomiendo a todo aquel que pueda hacerlo porque a mí me cambió la vida. Cuando me fui no sabía muy bien qué iba a hacer y no fue sólo una experiencia para aprender temas legales americanos, sino una experiencia de vida, estar solo, socializar. Y conocer cómo trabajaban los americanos. En

Tenés el acceso a una cantidad de información, de materiales, de newsletters, de productos que se generan en el área en la que vos estás interesado en participar. Te permite conocer a otros colegas de distintas partes del mundo, ver cómo trabajan ellos. Obviamente que está el concepto del networking, que siempre va de la mano en estas grandes organizaciones y que lo podés hacer por área de práctica y también por la región en la que estás. Por ejemplo, hay un Latin American Forum que nuclea a los abogados de toda la región, que es muy popular y que tiene sus propias conferencias y encuentros.

Fuiste asesor de uno de los principales actores de Vaca Muerta. ¿Qué implica eso y cómo lo viviste?

Fue una experiencia muy interesante en un momento en donde había mucha expectativa por Vaca Muerta y parecía que no iba a arrancar nunca. Estoy hablando del 2013 más o menos. Finalmente mi cliente decidió juntarse con YPF y hacer un desarrollo muy grande. Hoy por hoy, el más grande desarrollo que ha habido en Vaca Muerta, con más de mil pozos perforados. Fue muy importante para el desarrollo de la cuenca, dado que fue el puntapié inicial. Detrás de esta inversión llegaron otras empresas que se animaron también a participar. Por supuesto que se necesitan más cosas para que Vaca Muerta siga creciendo, aún cuando actualmente más del 60% de la producción de petróleo en lograr que el desarrollo sustentable de los recursos de litio que tenemos -que es de los tres o cuatro más grandes del mundo- se concrete rápidamente. La tecnología avanza tan rápido que hoy por hoy es importante el litio para los autos eléctricos, pero capaz que dentro de un tiempo no. Entonces hay que ponerle un poco de cabeza. Se está desarrollando y varios proyectos están avanzados, fundamentalmente de compañías japonesas, australianas, alguna americana. También una cantidad de empresas chinas interesadas, algunas ya con desarrollo y otras comprando minas de litio para desarrollar la explotación.

Hoy en día hay una escasez de gas alrededor del mundo. ¿Eso podría llegar a cambiar la situación económica de la Argentina?

Sí, por supuesto. Pondría a la Argentina en una situación no tan vulnerable como hoy, en donde salís a gastar muchos de tus recursos en tener que importar el gas caro de nuestro vecino Bolivia o traerlo -por ejemplo- de Qatar. Esto es muy prometedor pero siempre tiene que ir acompañado de algunas medidas más que den esa tranquilidad para que los inversores sigan creyendo en el país. Que crean o se animen a hacer más cosas.

¿Cómo ves el desarrollo del negocio?

Es un negocio que ha funcionado muy bien. Pero, por supuesto, la Argentina ha incumplido muchas veces sus compromisos. Ha cortado las exportaciones de gas porque necesitaba que su mercado interno, como dice nuestra ley, esté abastecido y no falte. Pero eso hizo que tengamos conflictos con Chile y con Brasil, que tuvieron que resolverse a través de arbitrajes. Si hay una menor intervención de parte del gobierno y políticas claras que no se cambien, el mercado debería funcionar casi con lo que tenemos o lo que teníamos. Por ejemplo, darle previsibilidad al inversor de cuántas divisas se pueden quedar en el exterior luego de haber invertido en Argentina grandes sumas de dinero. Permitirle que sepa qué va a pasar con lo que tiene y, si un día se tiene que ir, cómo se lleva el capital invertido.

¿Cómo se generan estos descubrimientos?

En general está todo mapeado. Ya se sabe dónde está toda esta cuenca que se llama el triángulo de litio, que incluye no sólo a la Argentina, sino a Bolivia y a Chile. Después hay equipos técnicos que estudian el recurso y dicen si realmente da para una explotación comercial.

¿Cómo ves el sistema judicial hoy?

LA REALIDAD SE TRANSFORMA CUANDO LA COMPRENDEMOS.

¿El vínculo de los actores privados con el Estado en relación a Vaca Muerta es bueno?

Es bueno. Siempre ha habido una buena comunicación entre los distintos actores. Ha habido administraciones en donde fue mejor y otras en donde es distinta la forma de relacionarse, pero en general es una industria que funciona bien.

¿Creés que aún quedan otros lugares para descubrir similares a Vaca Muerta?

Por supuesto que sí. De hecho, uno ya está descubierto. No estoy diciendo nada nuevo, es el desarrollo que está teniendo el litio. Se ha convertido en otra gran oportunidad para Argentina, donde han llegado muchísimas inversiones. Compañías que tienen distinto grado de desarrollo en lo que han hecho pero que es muy prometedor. Y por supuesto, es otro lugar en donde el Estado no tiene que dormirse y

Lo veo bastante bien. Estamos frente a un sistema independiente, que probablemente esté mejor incluso que en otros años. Tenemos una Corte Suprema que ha trabajado bien y lo mismo sus cámaras y demás. Tenemos ejemplos varios, pero el proceso actual que hay de seguimiento de causas que venían del pasado y con actores que todavía están en el Gobierno es muy importante. Creo que tiene un grado de independencia que es necesario en el Poder Judicial.

¿Creés que el cargo vacante en la Corte debería ser ocupado por una mujer?

Sería muy bueno que siga siendo una mujer quien ocupe ese cargo.

Por último, ¿qué haces en los tiempos libres?

Me gusta mucho el sur. Viajo a una casa en la Patagonia, me gusta pescar, hacer trekking, pasar ratos con la familia. Los chicos a veces nos acompañan, tal vez no tanto como queremos. Ya son más grandes, van con sus novias o con sus amigos. Te diría que esa es una de las cosas que más disfruto en el día a día sin estar trabajando.

Ministerio P Blico

MARCELA MILLÁN:

Ser la primera mujer en desempeñar el cargo de titular del Ministerio P ú blico de la Defensa de la Ciudad de Buenos Aires ha sido uno de los mayores desaf íos que ha tenido en el cargo. En diálogo con Quórum, Marcela Millán explica cuál es el rol del organismo que encabeza, cómo fue trabajar en la pandemia, cuestiona las prioridades gubernamentales hacia la población más vulnerable y afirma que es necesario tener una mirada integral a la hora de ejercer la función pública.

REDACCIÓN:

Alejandra Lazo FOTOGRAFÍA: MPD

¿Qué es la justicia para vos?

Primero es un valor y, desde el punto de vista filosófico, tiene que ver con lograr determinadas demandas o satisfacer determinadas situaciones injustas desde un lugar consolidado y convalidado por las herramientas más importantes que tenemos en la Constitución. Así que, desde ese lugar, para mí la justicia tiene un peso y una importancia en mi vida -y en la vida de todos- creo que es fundamental. Nosotros tenemos un contrato social, que es la Constitución Nacional, que pone en blanco sobre negro cuáles son las cuestiones que todos los habitantes de nuestro país tenemos como derechos y como garantías y cuáles son las obligaciones del Estado Argentino. Así que desde esa mirada filosófica y desde la mirada constitucional, en mi vida la justicia ha sido un valor fundamental.

¿Por qué decidiste estudiar Derecho?

Decido estudiar Derecho porque en el colegio las materias que más me gustaban tenían que ver con la formación cívica, con lo que en la época mía se llamaba Instrucción Cívica. Veía todas estas cosas y me llamaba mucho la atención. Tenía una profesora en cuarto año de secundario que logró motivarme en algo que para los chicos en general es una materia aburridísima que tenía que ver con esto. Ahí es donde decidí estudiar Derecho. La verdad es que la carrera para mí fue apasionante. Podías ver un montón de cosas. Teníamos materias de todo tipo. La disfruté un montón aunque empecé la carrera en la época del proceso, lo cual era complejo.

Antes de ser designada como defensora general, ocupaste otros cargos en el organismo. ¿Eso fue importante a la hora de encarar esta gestión?

Totalmente. Empecé a trabajar en el Poder Judicial de la Ciudad en el año 1999, cuando recién se estaba formando. Estuve trabajando un año en la Fiscalía y después pasé al Ministerio Público de Defensa y ahí en distintos cargos. Fui secretaria, concursé para ser defensora penal de lo que trabajé muchos años. Después entré a la Defensoría General como Secretaria General de Asistencia a la Defensa y fui defensora Adjunta Penal.

O sea, hiciste todo el camino…

Todo el caminito y creo que es muy importante porque es la forma de conocer desde adentro la institución y tener una experiencia que después podés capitalizar en la gestión de una forma absolutamente positiva. Nadie te puede venir a decir qué es lo que necesita la Defensa cuando vos has trabajado 20 años en el área y tenés como un registro claro de cuáles son las cuestiones. Primero apasionantes de estar en la defensa, pero también las necesidades y las demandas, no solamente desde el punto de vista institucional, sino desde el punto de vista de qué es lo que los ciudadanos o qué es lo que los habitantes de la Ciudad pueden necesitar de una institución como puede ser el Ministerio Público de la Defensa. Así que desde todas esas perspectivas, creo que mi paso por toda la secuencia de la Defensa ha sido muy enriquecedor.

¿Cuáles son los principales desafíos que tenés como Defensora General?

Primero, cuando decidís estar en la Defensa tenés que acostumbrarte a lidiar con la frustración. Porque en muchas situaciones vas a un tribunal a pedir la absolución de una persona que creés inocente o solicitás desde el punto de vista contencioso la satisfacción de algún derecho y te dicen que no. Entonces tenés que acostumbrarte a lidiar con eso, que parece un tema menor, pero no lo es.

Entonces, uno de los desafíos es la tolerancia a la frustración…

Absolutamente. Para ser defensor tenés que ser un poco loco porque tenés que tener un compromiso muy grande con tu función. Hay que lidiar con la frustración y acostumbrarte a convivir con la parte más áspera de todo. Estás en contacto con la parte más áspera de la sociedad en términos penales y también en términos de contencioso administrativo, porque ahí llega la población más vulnerable. La población que está más maltratada y que tiene una expectativa que en algunos casos podemos satisfacer y en otros no. Necesitás tener muy en claro los recursos personales con los que contás y no perder de vista cuál es la misión y la función que tenés. Por eso digo que es un nivel de compromiso muy alto. También el desafío ha sido ser la primera mujer defensora. El Poder Judicial de la Ciudad tiene como características una gran cantidad de mujeres en cargos institucionales importantes. Hay muchas mujeres fiscales, muchas mujeres defensoras y muchas mujeres jueces, lo cual es un punto muy positivo.

Ahora, en los cargos en el Ministerio Público, digamos de primera, segunda línea; o en la Fiscalía, nunca hubo mujeres. Cuando llegué acá en el año 2016 -porque Horacio Corti me convocó-, fui la primera secretaria general, todos eran varones. Esto no se condice con la gran cantidad de magistradas que hay, así que bueno, el primer desafío fue ese. Y cuando digo eso es porque todos se tuvieron que acostumbrar a tener una Defensora General mujer y estamos haciendo esa transición.

¿Se puede compatibilizar bien una función así con la vida familiar?

Absolutamente. Creo que las cosas que pasan en la vida en un determinado momento son por algo. Cuando mis hijos eran chicos, era Defensora Penal y estaba de turno con detenidos 15 días seguidos las 24 horas del día. Hace muchos años que estoy acostumbrada a tener una demanda laboral importante y mi familia me acompañó siempre. El cargo de Defensora General me llega en este momento, ya con hijos grandes y con un compañero que siempre ha estado a mi lado en cualquier decisión que he tenido que tomar. También es una cuestión de empezar a adquirir un determinado equilibrio, que es un trabajo personal que uno tiene que hacer todo el tiempo. Además es necesario encontrar un equipo que te ayude en esto. Yo pido que me avisen si en algún momento me ven desbordada.

Imagino que el estrés y los nervios deben haber estado presentes porque te tocó empezar tu gestión con una pandemia. ¿Cómo fue eso?

Cuando me proponen ser Defensora General veníamos ya con la etapa más dura de la pandemia, donde yo era Defensora Adjunta. Fue muy difícil porque hay cuestiones que no admiten demoras. O sea, si yo tengo una persona privada de la libertad como defensor o alguien que está pidiendo algo en términos de salud o habitacional o de educación, es urgente encontrar la forma de solucionarlo. Eso nos obligó a tener toda una gestión que se tuvo que aggiornar a un tema tecnológico y de trabajo virtual, pero donde no se perdiera de vista que no se podía demorar y no se podía atrasar. Tuvimos que implementar herramientas que permitieran que el trabajo se siguiera sosteniendo en el tiempo y esto también fue un desafío muy importante con toda el área informática, no solamente de la Defensoría sino de todo Poder Judicial de la Ciudad. Es más, surgieron nuevas situaciones que tuvieron que ver con la pandemia, como tener que plantear un hábeas corpus colectivo por las personas detenidas que no eran recibidas por el Servicio Penitenciario Federal. Y tuvimos que salir en medio de todo el ASPO (Aislamiento Preventivo y Obligatorio) a hacer los planteos y a trabajar en forma virtual. Tengo que decir que tanto la Defensoría General como los defensores pudimos sortearlo manteniendo un nivel de calidad muy bueno. Por supuesto que no fue fácil empezar la gestión con este cuadro de situación pero el año pasado volvimos al trabajo presencial y eso es esencial para nuestra función, más allá de que en algunos casos mantenemos el híbrido.

Si tuvieras que resumir ¿cuál es el rol del Ministerio Público de la Defensa?

Nuestro rol es garantizar el acceso a la justicia a quienes nosotros definimos como la población más vulnerable. Tenemos dos competencias que son la penal y la contenciosa administrativa por la Constitución de la ciudad de Buenos Aires. En ese sentido, trabajamos no solamente con los defensores sino también en los barrios populares, con equipos de trabajo, con secretarías generales que se ocupan de los temas de salud, de educación, de cultura, de protección de los derechos más esenciales. Y desde el punto de vista penal, el acceso a la justicia de quien nos demanda y nos pide que lo asistamos. Nosotros el trabajo lo pensamos no solamente en la cuestión puntual que nos vienen a pedir, sino con una mirada mucho más integral.

¿Cómo accede un ciudadano a poder contar con los servicios del MPD?

En los barrios populares tenemos equipos territoriales que están trabajando todo el tiempo y que tienen sedes también en distintos lugares de la Ciudad. También tenemos en los barrios populares el trabajo de la Dirección de Orientación al Habitante. En la página del Ministerio Público de la Defensa y en las redes sociales están todo el tiempo visibilizados todos los lugares de atención que tenemos. Por otro lado, también tenemos las Defensorías. Lo que tratamos a través de nuestra comunicación institucional es que los vecinos tengan a mano todas las sedes, todos los teléfonos, todos los horarios donde nosotros prestamos servicios los 365 días del año y te diría que las 24 horas del día.

Es muy interesante el rol que tienen en los procesos de urbanización de barrios populares. ¿Cómo es ese trabajo y cómo es la convivencia con los otros poderes del Estado?

La convivencia a veces es un poco difícil porque en la ciudad de Buenos Aires existen muchas asimetrías. Por ejemplo, tenemos Puerto Madero y ahí nomás Rodrigo Bueno. Entonces, con este panorama de esta ciudad que paradójicamente tiene el segundo presupuesto más grande después de la provincia de Buenos Aires, uno tendería a suponer que todo el proceso de urbanización votado por los mismos legisladores debería estar bastante facilitado y cumplimentado. Y sin embargo, no es así. Trabajamos con todos los procesos de organización que hay en este momento en la ciudad de Buenos Aires y lamentablemente tenemos que decir que están siendo cumplidos en forma bastante despareja. Por eso el año pasado creamos en la órbita del Ministerio Público de la Defensa una unidad de barrios populares que se ocupa específicamente de las urbanizaciones, con un defensor a cargo y el trabajo de los equipos territoriales y el resto de las áreas del Ministerio Público de la Defensa para fortalecer el seguimiento y que cumpla realmente con las normas votadas. Porque los instrumentos legales están bien, pero nosotros observamos que hay algunas prioridades que el Gobierno de la Ciudad pone para el cumplimiento son algunos sectores más visibles como Rodrigo Bueno o el Playón Chacarita.

Otro tema en el que trabajan mucho es el de la violencia institucional. ¿Qué instrumentos o iniciativas se podrían llevar adelante para disminuir esos casos que lamentablemente suceden en todo nuestro país?

Para nosotros el tema de violencia institucional es una preocupación muy grande. Tenemos una Dirección de Violencia Institucional que depende de la Defensoría Adjunta de Gestión. Como siempre digo, tener un arma requiere una preparación, una capacitación y un equilibrio muy importante. Eso obliga a quien está a cargo y es responsable de la fuerza de seguridad a tener entre sus prioridades una capacitación muy fuerte. A nosotros nos toca hacer un relevamiento muy meticuloso de los casos de violencia institucional porque no podemos permitir que se naturalicen. El día que naturalizamos la violencia institucional, perdemos como sociedad. Por eso es necesario un trabajo conjunto con el Ministerio de Seguridad, la Policía de la Ciudad y el Ministerio Público Fiscal para sostener la formación que realiza el Instituto de Seguridad Pública a quienes egresan y que esos valores no se pierdan, porque el uso de la fuerza tiene que ser siempre el último recurso.

Basándote en tu experiencia, ¿cómo se está implementando la Ley Micaela en el sistema judicial?

La Ley Micaela es un comienzo pero el tema debe ser tomado como una capacitación continua por parte de todos los operadores en el Poder Judicial. Todas las situaciones que atraviesan las mujeres y la población trans y que requieren de un acceso a la justicia mucho más facilitado, nos obliga a que pensemos que esta norma es sólo el inicio, pero que de ahí para arriba tenemos que capacitarnos todos. Desde el Ministerio Público de la Defensa empezamos un proceso de capacitación para todo el personal porque hay muchos sesgos y cuestiones que no somos conscientes y que vienen siendo adquiridas por una cultura patriarcal en la cual todos nos formamos.

¿Cuáles son los desafíos que habría que trabajar de cara a este año?

Este año va a ser un desafío, porque es un año electoral con todos los ingredientes que eso implica y con las deudas pendientes en materia de urbanizaciones, de salud, de adicciones, de salud mental. Tenemos que lograr que la campaña no se coma todo y que el Gobierno de la Ciudad cumpla con sus responsabilidades. Además, desde el punto de vista penal, seguimos trabajando para que las personas privadas de la libertad estén en mejores condiciones, de que no suban los índices de violencia institucional, que todo lo que se pone en juego en un año electoral en la calle no termine redundando en más cantidad de personas judicializadas.

¿Considerás que la ciudad de Buenos Aires tiene que tener una cárcel?

La ciudad de Buenos Aires tiene que tener un servicio penitenciario propio, con un modelo de gestión totalmente diferente. Debe tener una ley de ejecución penal específica y un establecimiento penitenciario acorde. Creo que todo esto se puede dar siempre y cuando los legisladores y los funcionarios del Poder Ejecutivo entiendan que es una prioridad.

Además esto sería importante si realmente se puede terminar de avanzar con el traspaso de competencias…

Totalmente. No podemos permanecer como estamos ahora, donde tenemos un montón de gente alojada en alcaldías y en comisarías y seguimos dependiendo de un Servicio Penitenciario Federal, que está con una emergencia carcelaria que no nos suma nada para lograr una mejor gestión de los privados de libertad.

Y a nivel personal, ¿qué objetivos tenés para este 2023?

Deseo que podamos transitar este año tan complejo trabajando con un modelo de defensa que venimos manteniendo y tratamos de que sea de la mejor calidad posible. Siempre con el objetivo de superarnos y seguir creciendo como equipo de trabajo.

POLÍTICA

DIEGO KRAVETZ:

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