Letras en cuatro estaciones

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@Revista Letras en cuatro estaciones Edición # 2 – año 2020 Consejo editorial. Marlene Bohle. Edgar Sánchez. Diseño / Ilustración Alejandra Olson Luis Ignacio Cárdenas Todos los derechos reservados. Se prohíbe su reproducción sin la autorización del consejo editorial.


Letras en cuatro estaciones Taller de creaciรณn literaria A cargo de la profesora y poeta Marlene Bohle

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LETRAS EN CUATRO ESTACIONES Es la nombradía que nos convoca y cobija. Existimos bajo el paraguas de la Seremía de las Culturas, el Arte y el Patrimonio y la Biblioteca Regional de Puerto Montt. Somos un taller de creación literaria – en la modalidad poesía – porque también existe el taller de Narrativa. Venimos realizando este quehacer desde el año 2016, ininterrumpidamente, habiendo realizado innumerables acciones poéticas como la edición de una revista, recitales, ponencias, cordeles de poesía, visitas guiadas, presentaciones de libros, conversaciones con autores de poesía y de otras manifestaciones artísticas, trabajado libros cartoneros, conversatorios, etc. Entre la variada gama de poetas que hemos conocido y trabajado su obra, podríamos citar a Gonzalo Rojas, Jorge Teillier, Efraín Barquero, Sergio Mansilla, Nicanor Parra, Delia Domínguez, Vicente Huidobro, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Hölderling, T.S Eliot, Constantino Kavafis, Jorge Luis Borges, Safo, Rosario Castellanos, Juan Gelman, Carlos Pezoa Vélez, Jorge Loncón, Rosabetty Muñoz, Carlos Alberto Trujillo, Ximena Burgos, Bernardita Hurtado, Antonieta Rodríguez, Nelson Navarro, Marta Catalan, León Felipe, Pedro Prado, Pedro Salinas, Horacio, Anacreonte, César Vallejo, Benedetti, etc. Próximos a concluir este quinto periodo de trabajo, como grupo humano y gracias a la iniciativa de dos alumnos, estamos dando forma y dejando una constancia de nuestro quehacer. Se trata de una modalidad de registro oral (tipo capsulas) que registra los trabajos que ha realizado cada tallerista, lo que será socializado por el alumno/tallerista y periodista Luis Felipe Alfaro y la creación 4


de esta revista digital, iniciativa del alumno/tallerista y profesor de Castellano, Edgar Sánchez. Necesario resulta apuntar aquí, que el cuerpo de esta revista será editada en Venezuela, por un querido e instruido amigo, con amplia experticia en estas lides. Imbuidos de contento, expectantes y ansiosos estamos todos. Después de cinco años de trabajo sostenido y habiendo podido editar sólo una revista en papel, se nos allega esta otra revista, distinta, desconocida para muchos y consecuente con los tiempos que vivimos, además de nuestras lecturas desde la oralidad y la música. Este artefacto literario posibilita que casi treinta personas, puedan mostrar algo de su producción, salida desde los ejercicios, desde las lecturas, desde las vivencias, las nostalgias, las urgencias y las soledades. El poema, la prosa poética no están concluidos sino hasta cuando alguien más lo lee o escucha. Aquí, es cuando se ha completado la obra literaria. Inmensamente agradecidos del Ministerio de las Culturas, de su Seremi, Paulina Concha, nuestra querida Jessica Cerón y nuestra Carolina Santana, Directora de la Biblioteca Regional.


Taller de Poesía “Letras en Cuatro Estaciones”. He sido curiosa y concentrada espectadora del desarrollo del Taller que conduce nuestra querida y destacada poeta Marlene Bohle. Me alegra el alma ver como se reúnen periódicamente diversas personas que aman la poesía, que les motiva crear infinitas imágenes literarias, creaciones que nacen y se quedan en nuestra retina, por su sonoridad, profundidad y belleza. Jornadas que también están acompañadas de variadas lecturas de obras insignes poetas chilenos y extranjeros, como una apertura al conocimiento de estilos, contextos históricos y mundos poéticos, tan diversos como valiosos. Mis felicitaciones a cada una y uno de las y los participantes, a su abnegada guía Marlene, felicidades por vuestra revista que hoy nace para salir al mundo. Mi abrazo fraterno. Carolina Santana Soto Directora Biblioteca Regional de los Lagos Servicio Nacional del Patrimonio Cultural Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio


Saludo de Paulina Concha Ferrada, Seremi se las Culturas ante en nacimiento de la RevistaTaller Poesía “Letras en cuatro estaciones”. Como Seremi de las Culturas las Artes y el Patrimonio en la región de Los Lagos, nos reconforta haber contribuido en la realización del proyecto: Letras en 4 estaciones donde se trabajó en dos talleres: uno de poesía y otro de narrativa. Queremos resaltar el nacimiento de la revista autogestionada: “Letras en 4 estaciones”, surgida desde el taller de poesía liderado por nuestra querida y reconocida poeta/escritora, Marlene Bohle, donde a través del Plan Regional de la Lectura hemos apoyado por 5 años esta iniciativa, trabajo colaborativo junto a la Biblioteca Regional de Los Lagos. Esta revista, representa una publicación única que almacenará la creación literaria de los alumnos participantes, trabajos creativos que surgieron durante la realización de este taller.


indice DOMITILA URIBE PAMELA AEDO ERRÁZURIZ CARMEN PACHECO EDGAR SANCHEZ DIEGO STORMESAN ILSE ANDRADE ISABEL ORTIZ LESLIE AMIGO LIDIA CARDENAS LILIAN GUERRERO LUIS FELIPE ALFARO PÍA BOHLE RUTH BAHAMONDES TAMARA CONA MICHEL VALENZUELA NATALY ANGULO YONATAN HUAIQUIN MARÍA EUGENIA JIMÉNEZ GABRIEL RODRIGUEZ XIMENA E. VERA ALAIN ADAMS FERNANDA RUIZ KEVIN BRIONES MARIO BARRÍA MARITZA ROMÁN MIGUEL ALISTE PATRICIA MOLINA YENNY ALVAREZ VITO OJEDA

P/10 P/14 P/18 P/22 P/26 P/31 P/35 P/38 P/42 P/46 P/50 P/54 P/58 P/62 P/66 P/70 P/74 P/78 P/82 P/86 P/88 P/92 P/96 P/100 P/104 P/110 P/116 P/120 P/124


Letras en cuatro estaciones


DOMITILA URIBE

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FULGOR Y PENUMBRA Las manos tibias del fuego Se alargan, Buscando los rincones fríos, Donde habitó la penumbra De la noche. Mi padre saluda la niebla Y mi madre se inclina En su ritual del huerto. Amanece. El perfume de la tierra Nos alienta. Penetra el sol hasta la sangre, Revienta la vida, Fruta jugosa, Promesa cumplida. El día exige, la faena espera. Y cuando el disco de luz Se tiende tras el otro cerro, De nuevo nos llama El fuego, Nos abraza En la pequeña lumbre, Donde los rostros Apenas muestran su trazo En la sombra alargada De las paredes de mi infancia.

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EN EL BORDE. Me sostengo Por la delgada cuerda de lo incierto. Al borde de la congoja, Reteniendo el miedo, Evado las paredes del encierro, ahogando abrazos. Esperanza, muleta de pasos sordos, me dejas inmóvil, en tanto el cielo muda sus días iguales. En el borde consciente De esta existencia exigua, Te pido, ¡oh, Dios grande! No por mí, ¡Te ruego por los débiles!

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PAMELA AEDO ERRÁZURIZ

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El TIEMPO Porque ya cae la lluvia minuciosa. Cae o cayó. La lluvia es una cosa Que sin duda sucede en el pasado. (La lluvia) El tiempo transcurre entre el pasado y el presente, A poco andar, dejamos de ser quienes éramos o creíamos ser Jugamos con el tiempo Conservamos recuerdos atrapados en la sombra del sentir. Ya no llueve como antes Dar cuerda a un reloj pulsera, no parece ser ya necesario La tecnología lo silencia, excluye al tic-tac que marcaba nuestro caminar Una marraqueta crujiente nos espera Quiere que nos aquietemos para permitir el escurrimiento de la mantequilla Deslizándose lenta y sin prisa alguna entre nuestros dedos y sentidos La visión de mundo parece haberse estancado, se ha vuelto un espejismo Creemos estar en pausa, sin ver que el reloj sigue dando vueltas Sigue su curso, entre las denuncias y el clamor de quienes buscan cambios. Retozamos de un lado a otro, agitados sin dar tregua

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Nuestras vidas se atan con la fuerza de un nudo ciego Nos volvemos solitarios, pendientes del tiempo y de su partida Un tragaluz, cual espejo mirando al cielo refleja el paso de los años, Los que parecen haberse perdido en el olvido Sin noción del tiempo, sin recuerdos, confronto desde el pasado A ese tiempo presente, Tiempo relevante de tu vida con los otros, contigo mismo, Tiempo que merece tu activación y atención. No te distraigas, despierta, hazlo presente. De los sueños al sueño compartido y Las cosas recobran su debido y esperado lugar,

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La Otredad Es hora, me despierto. El espejo me refleja como estoy, no quien soy Me desconcierto Vuelvo a mirar sin verme Intento buscar más allá de ese reflejo, me sorprendo Me pregunto ¿estoy realmente despierto? La luz aparece a través de mi ventana, nada me dice De pie, en el umbral me detengo asombrado Deambulan, gesticulan, tienen similar expresión Se miran, se evitan, se tocan, se descubren Yo, en ellos Dejo de ser yo por un momento Paso a ser otro, con otros Descubro mi real esencia compartida en formas y fondo Clamando ser, como seres sociales con otros. Eso es…, vuelvo al espejo Más despierto, activo, puedo verme en mi totalidad, Alerta en mi propia humanidad a partir de otros.

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CARMEN PACHECO

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Tregua En el escondite de su tregua ella hoy se agazapa con su coraje a cuestas sin sufrir con el peso sobre sus hombros sin protestar con su enjundia embravecida sin olvidar indemne sobreviviĂł a su historia sin capĂ­tulos cortados ni guiones desvanecidos.

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Recuerdos Como naveta enlazada de una gruesa lana los recuerdos se tejen en mi viejo telar vuelvo a enhebrar lana verde limón la de mi hermosa preñez de tres veces asomándose desteñidas hebras violeta por el exilio del desamor me uno al baile de los aromas que emanan de las anilinas borrando así recuerdos incrustados como sacrificios paganos en las rodillas de una niña que no pudo hablar.

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EDGAR SANCHEZ

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Carta a Maracaibo En estos días al despertar, entre el frío y las sábanas en ese trance de revisar el instagram llegué a unas fotos de mi tierra natal. Cada foto me recordaba un fragmento de vida; la calle Carabobo, la avenida El Milagro, Sabaneta, el lago de Maracaibo, los poetas de la ciudad y sus cálidos saludos al llegar a la taguara la cual, nombrábamos como nuestra oficina de negocios artísticos; ahora me detengo aquí (la taguara, Palmarejo) el lugar donde se juntaban los artistas y la vida se vivía al máximo en las noches de rumba; allá aprendí tantas cosas. Al ver las fotos puedo casi oler sus calles, recordar el calor, escuchar el típico bullicio de la Avenida Libertador donde el ruido de los autos se mezcla con el de los buhoneros pregonando, nuestro modismo de la verga, vete a la verga, que verga contigo, ¡vergación! Mi tierra de gaiteros, de la gaita zuliana alegre y crítica, mi ciudad políticamente opositora tan, colorida, radiante, despreciada por el centralismo, discriminada por su idiosincrasia, sudorosa, mágica, acogedora desde el puente hasta la guajira. A pesar de extrañarte me siento bien en mi nuevo hogar, las personas están menos estresadas; aquí no existe el sudor por lo menos en invierno y llena de puertas para tocar y oportunidades para crecer, algo que tú mi hermosa Maracaibo ya no tienes, pues la corrupción, las malas decisiones de generaciones anteriores que creyeron en utopías históricamente fracasadas…; pero este no es el fin. Tus hijos ahora están regados por todas partes del mundo aprendiendo, viviendo, trabajando, recordándote y cuando te cures de esa enfermedad que te aflige volveremos a vernos, quizás sólo de visita, quizás para reconstruirte, mientras tanto

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una parte de ti estĂĄ aquĂ­ en Puerto Montt, llevando con orgullo tu folclor y tus recuerdos como lo mĂĄs lindo de mi pasado.

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A propósito de Carlos Pezoa Véliz Gracias por la tarde en el hospital Por sembrar la semilla de la antipoesía Nicanor está agradecido Pancho y Tomás también Gracias por la decadencia Por la ansiedad Por el horroroso carácter Tú desequilibrio emocional que se traduce en poética Gracias por tu corta labor de infinito legado Gracias a ti también Víctor Domingo por alojar al poeta en ese sillón marroquí Con esa hazaña salvaste muchos versos y prosas Gracias Pezoa Por “Creo que voy a perder la razón” Chile está agradecido Y la sangre que salpicó tu soledad también.

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DIEGO STORMESAN

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VER Demando ver al Creador El que me puso en esta tierra Llena de infértiles pasiones. Exijo ver a su madre Raíz de una tentación prohibida Respaldo del sustantivo de ser jamás tocada Sabedora de sufrimientos mujeriles. Solicito ver al cordero El que intentó eliminar el pecado Pero no pudo por ser él mismo uno Quiero ver al traidor Ejemplo de mala tierra Incapaz de amar a quien podía Venerado por los de la noche Deseo, su señoría, ver al mundo Círculo de suerte y odio Llama de amor y deslealtad

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Carta a la frustración

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Jamás te he dado la bienvenida y no pienso decirte hola, ni buenos días. Extraña emoción eres, vestida de rojo y diamante, sin pies, pero con mil ojos. ¿Cómo te atreves a venir en las horas más oscuras del día a rebosarte con mis lágrimas? ¿Cómo osas meterme en mis neuronas cuando mis sueños están a punto de cumplirse? Te prohibí la entrada hace siglos, pero sigues ahí bailando como la encapuchada frente al paco. Siempre que vienes, pones en mi boca palabras que no existen, y que no quiero decir. Eliges las canciones más tristes y las reproduces a cada hora en mis cabellos, grises de tanto peso. Me haces apretar mis dientes hasta que ya no me queda dentadura, y tampoco me quedan uñas. Mis ojos ya están enrojecidos desde tu última visita y aún así, caes de nuevo como la convidada de piedra que crees que eres. Recuerdo el día que agarré la jaula más vieja y enmohecida de mi alma. Te lancé contra los barrotes y encerrada, me dijiste eras el alfa y el omega, eras la verdad y la salvación. Estás loca, te dije, te llevé con la psiquiatra, que se encogió de hombros y me dijo que no veía a nadie más que a mí. Y tú, sentada sobre sus hombros, me observabas con esos ojos vacíos, pero llenos de risa. Estoy seguro que nadie disfruta tu presencia, nefasta criatura. Pero también estoy seguro, que algún día tocarás la puerta y podré vivir contigo. Te ofreceré un mate, haré unos milcaos, vamos a dar la vuelta a la playa, respiraremos juntos y te voy a preguntar a qué vienes, y por qué ahora. Te llevaré a la cama conmigo, pero no vamos a hacer el amor, al contrario, vamos a conversar toda la noche, hasta que me des la solución a tu partida definitiva


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ILSE ANDRADE

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SOBRE LAS LETRAS Las letras están en mi jardín, enredadas entre pensamientos, sueños y no me olvides. Se esparcieron por los caminos, venían desde las alforjas de los obreros que las llevaron a las fábricas, se las regalaron a los pescadores que las urdieron con sus redes, transformándolas en peces multicolores. Las recogieron los mineros entre sus grandes y hoscas manos y las convirtieron en gruesos metales levantando monumentos de mitos personajes. Las recibieron los artistas, escritores, periodistas, que las transformaron en cantos de sirenas y de truenos que hacían retumbar los castillos más poderosos y se desmoronaban como cenizas. Y allí están en las calles, en las plazas, en los burdeles, y en las hojas del libro, esperando al maestro que las haga saltar y las eleve a los aires con el bullicio de aquellos pájaros que esperan volar sentados en las vocales o en la alfombra mágica del abecedario. Ellas, permanecen, escondidas, sobreviviendo en nuestras gargantas, esperando cuando tengan que rugir con toda la fuerza frente al poder infame, que nos rebela. sólo con ellas, las letras.

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A LA QUE ESTUVO ANTES QUE YO Era la abuela Antonia, que siempre estaba sentada en su rincón, con su pintora de flores coloridas. Me acercaba despacito y la tocaba, alargaba sus manitas huesudas buscándome y yo me escondía. La volvía a tocar y daba manotazos en el aire y no lograba alcanzarme. Cuando se daba por vencida bajaba sus manitos sobre su regazo y esperaba. Me ponía frente a ella y comenzaba a tocarme. ¿Quién eres? Empezaba por mi cabello, acariciándolo con dulzura, recorrías mi cara, mis ojos como buscando los suyos y nunca fallaba. Siempre esperaba que se equivoque, de sus 20 nietos, los reconocía a todos. En sus manos habitaban sus ojos. ¿Eres la hija de la Mena? Sacabas el pancito que me guardabas en el bolsillo de tu delantal. Me sentaba a tu lado para escuchar tus largas historias. Tu mente e imaginación guardaban parajes inexplorados de historias y leyendas de príncipes y princesas, lagos encantados, historias de brujos y caballos alados. Con todos ellos anduve por la tierra de vikingos y bosques húmedos del sur. Me diste tu matriz, abuela Antonia.

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ISABEL ORTIZ

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MALA MEMORIA Reunidos en la mesa, mi hermano nos cuenta de un día en que nos fuimos todos a aquella playa de Caburgua, demasiado jóvenes éramos, él más que yo ciertamente, y con mamá, caminábamos por todos lados, del restaurant donde almorzamos, y de cómo nos subíamos a un bote de esos que pedalean en el lago. Cada pequeño detalle minuciosamente vivido en sus palabras otra vez, ¡Ay Dios! cómo me gustaría esa memoria, sino fuera por esa fotografía en que aparecemos sonriendo, diría que yo no estuve ahí. En qué estaría pensando que no retuve cada instante de esa tarde, de seguro en cualquier pachotada. Nunca más volvimos a esa playa. Cada uno ya viaja por separado. La ley de la vida, dicen, ya no está mamá, pero queda la fotografía donde sonreíamos uno apegado al otro.

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OTRO MODO Sucede nada más, cambias la piel de equipaje y haces un trato con los pretextos que dejan las viejas horas, se desordena la vista, te detienes en algo: En un silencio que traduzca el nuevo sonido de las cosas, párpados hurgando su propio hallazgo, su propia holgura. Vuelve el momento a ser tuyo, retorna ese cielo móvil, ahí es cuando es preciso dejarse arrastrar por la más leve de las lluvias, no oponer resistencia, dejarse invadir como un jarabe por una brisa apenas, colgar a tu puerta cualquier rapto de una hoja de mayo que busca su movimiento, su suave insistencia.

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LESLIE AMIGO

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A mi abuela Recuerdo el olor a laurel en la cocina de mi abuela. Su voz cantando canciones sin letra. Sus manos hábiles y la deliciosa mezcla de todas las especias. Recuerdo sus historias en la sobremesa su imagen a contraluz frente a la ventana el cuento del perro llamado “pellejo” el susto por el viejo del saco. Recuerdo su dolorosa y calmada presencia iluminada del sol que se colaba entre los parrones del patio. El olor a té recién hecho los huevos fritos y el crujiente pan. Así te recuerdo: tu mirada de inquietud. La vida te voló los recuerdos como un disparo en la sien y la cama devoró tus últimos años dejando unas arrugas flacas en unos huesos desgastados. Te despediste de mí en un atardecer con rayos de sol entre las nubes. Yo caminaba otras tierras mientras tú dejabas ésta. No te pude acompañar abuela a cruzar el último puente. 39


Carta a mí misma

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Sé que estás pasando momentos difíciles ahora. Que los cielos soleados han dado paso a las nubes grises y días lluviosos. Sé que estás en crisis en estos momentos, que te enfrentas al vacío inmenso que no es más que la propia sombra y el dolor de cada uno. No es fácil, ver los abismos del ser humano y tener que enfrentarse desnudo a tremendo precipicio. Sé que has luchado por años por volver a la vida, que estuviste mucho tiempo agonizando, muerta en vida... Pidiendo todos los días a ese Dios que escuchara tu súplica, de hacer latir de nuevo a tu corazón. He acompañado tus pasos, he secado tus lágrimas, he sentido tu corazón estrujado, tus manos sucias y heridas intentando escalar esa gran montaña. No sé de dónde sacas fuerzas para ponerte de pie cada día. Desde el vientre materno has tenido que luchar, hacerte un espacio, creer que tenías que hacer cosas para sentirte merecedora. Sé que has vivido asustada, de ese terror que paraliza los huesos y el alma, que has estado en la oscuridad, en el infierno, y aun así estás aquí y sigues respirando… Te he visto intentar una y otra vez, caerte y volverte a levantarte para intentarlo de nuevo. ¿Hasta cuándo dejarás de hacerte daño? Te veo día a día, estoy contigo cada segundo, pero tú no me quieres ver, porque tienes miedo, tienes miedo de ver lo que hay en ti, y has pasado la vida intentando ser otra, evitando verme, haciendo mil cosas para no estar conmigo, para conocerme , para saber quién soy. No has querido ver que el mismo origen de toda esa oscuridad es la llave para liberarte.


Mírame…fui no deseada, abusada, maltratada, rechazada,... Y aquí estoy, viva. Las caídas dejaron su marca, mira mi piel lastimada, mira mis pies magullados, mis manos atadas, mira mi mente traumatizada y mi corazón destrozado..... Y aún así… sigo siendo yo. ¿Cómo solucionarás todo lo que acabas de ver? Dándome lo que has estado buscando afuera, limpia mis heridas, vísteme de nuevos ropajes, bésame en la frente, mírame a los ojos y así como nadie lo ha hecho, acéptame, déjame nacer, acúname, amamántame, contiéneme, nútreme, acompáñame, escúchame, aconséjame, abrázame, perdóname, y sobre todo, ámame; ámame infinitamente como a nadie y no dudes que estaré siempre contigo y te seguiré acompañando en tus angustias, en tus logros y en tus fracasos, así hasta que ya no quede un suspiro en los pulmones. Y te amo, te amo así, rota y dolida, risueña y alegre, con ese corazón grande y esas ganas de enderezar la cabeza y seguir, seguir adelante siempre. No estás sola, nunca lo has estado, ni lo estarás… yo estoy contigo siempre.

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LIDIA CARDENAS

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2020. Ya no es mágico el mundo. Caminamos otoño, invierno Esperando el renacer que no llega, el sol que no brilla como en primaveras anteriores y esquivo asoma por las calles regadas de tristeza, sedientas de bullicio. Si el amanecer es un milagro ¿por qué no podemos disfrutarlo? La amenaza constante de un infecto paraliza y una pequeña caminata es un regalo, aunque la vida sigue siendo corta, las horas se hacen interminables quitadas de libertad.

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A KONSTANTINO. Una tristeza inmensa habita tu trágica realidad. Sin consideración ni piedad te atrapan esas grandes y altas murallas. Sin recato ni asomo de aviso te derriban y te dejan fuera del mundo. Errante… Caminas por lugares lejanos, contemplas otros mares y como Ulises regresas a Itaca. Deja de lado la apatía Konstantino, Rememora tus encuentros eróticos, tu pasado de embriaguez… Y con placer vuelve a tu querida Itaca. Desde donde te encuentres mira con alegría los días del futuro, deja atrás el aislamiento, la soledad personal. Sonríele a esa hilera de velas doradas y cálidas y pídele a los dioses que ellas te guíen vivas y encendidas hacia el camino de la eternidad.

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LILIAN GUERRERO

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ASESINA Acúsome de haber cometido asesinato, sí, cruel y despiadado; por haber permitido que mis padres contaminaran mi niñez con sus absurdas discusiones hasta la madruga, provocando mis angustiantes desvelos. Acúsome de haber permitido que una regordeta y tosca profesora no entendiera mis arranques de algarabía infantil expulsándome de clases, exclamando airada, “la risa abunda en la boca de los tontos”. Acúsome de haber permitido que la vida me llevara de un lado a otro, suponiendo que ese era mi destino, y sobre el cual no me permitía potestad alguna. En base a los antecedentes expuestos, me autoproclamé una condena de presidio en su grado medio, conocida comúnmente como “matrimonio”. Durante el tiempo que duró mi condena me esforcé por demostrar buena conducta; lavé calcetines, fregué calzoncillos, preparé mamaderas, cambié pañales, piqué leña, recogí la caca del perro, ordené cachivaches, en fin; un cuanto hay. Al cabo de un buen tiempo decidí solicitar al carcelero mi ansiada libertad. Para mi gran sorpresa, ésta me fue negada por conducta anterior irreprochable; es más, se me conminó a disfrutar de los placeres de la cadena perpetua amenizada con trabajo forzado. He ahí que decidí romper barrotes y salir corriendo, después de todo; presa que arranca sirve para otro carnaval.

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SAMIR, MI TRÉBOL DE CUATRO HOJAS Tus suaves ojos color marrón se posaron en mi mirada errante, aquella noche de lluvia. Traté, te juro que traté de esquivar tu dolor, tu frío, tu pena, pero era tarde, ya estabas frente a mí, pidiendo cinco monedas para comer, la única recompensa que me ofreciste fue un trébol de cuatro hojas que deslizabas suavemente entre tus pequeñas y pálidas manos, y aún más una tenue y triste sonrisa que bien valía todas las monedas de mi corazón. Esa noche se entrelazaron nuestras orfandades, allá se quedaron tus padres en el fondo del mediterráneo meciendo la soledad, aquí mi pena por el que no pude parir. Samir, te has convertido en el compañero de largas conversaciones silenciosas, ambos escuchando el golpe de las olas y mirando la inmensidad del mar. Samir, pequeño amigo, te invito a caminar sobre este viejo puente surcado de gruesos maderos, maderos enmohecidos y carcomidos por la lluvia, maderos que guían nuestro andar paso a paso hacia esa pequeña isla, la isla de las almas navegantes, las que volaron hacia el infinito, almas que nos miran y nos esperan en el más allá.

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LUIS FELIPE ALFARO

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RURALIDAD ¿Será demasiado tarde, cuando quiera volver a abrazarte y escuchar tus sabios consejos?. ¿Será demasiado tarde, para aprender de tu sabia nobleza e inmiscuirme en tu lento trajín?. ¿Será demasiado tarde, para que faenemos la tierra y me enseñes a trasplantar almácigos en luna menguante?. ¿Será demasiado tarde, para que aprenda, de una buena vez, a enyugar el destino de los bueyes?. ¿Será demasiado tarde, para enseñarte a usar un smartphone, así como tú me enseñaste a usar la horqueta?. ¿Será demasiado tarde, para voltear los árboles chuecos de la tierra ajena?. ¿Será demasiado tarde, para que me enseñes cómo elaboras el chucrut que nadie come y que terminas botando cuando amanece la primavera?. ¿Será demasiado tarde, para replantar la arboleda que un arrendatario mandó a derribar? Abuelo: ¿será demasiado tarde para tocar tu inocencia, cosechar las habas de la huerta y clavar las últimas tejuelas de alerce para detener el tiempo? Quizás así, no será demasiado tarde. 51


MI PEQUEÑA TARDE. Tras ir a echar bencina, vi que el sol iluminaba las montañas que, orgullosas, mostraban su manto de escarcha tejido durante la tormenta. Tras salir de la ciudad, comencé a notar que el mal tiempo se había tomado un respiro y algo se podían ver los volcanes, con sus cuerpos empapados de blanco, cual novia entrando a la iglesia, para cometer el segundo error de su vida. Los chucaos cantaban a mis espaldas, colgados de las ramas secas de un arbusto que se sostenía en un mallín. Cantaban a veces, otras veces jugaban a las escondidas y se camuflaban en los pocos troncos vivos de esa tierra inundada. El viento se ausentó en mi leve estadía, y según cuentan las malas lenguas, lo pillaron a exceso de velocidad y atropelló a una murta a punto de parir. 52


Miro las nubes y éstas eran inmensas venas que sostenían sus manos en las rocas de las montañas, como quien descansa para luego retomar el sendero. Cierro los ojos, y a lo lejos, escucho el peregrinar del río, quien caudaloso y sonoro, se encargó de hacer perfecta mi pequeña tarde.

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PÍA BOHLE

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I Plasmada en el útero ajeno no querida ni deseada, tormenta malherida, hechizada de alguna forma. Con el alma a veces chueca confundidas las miradas, piadosa por miedo, letra escarlata. Los pies cansados, las mejillas coloradas, risueña la mayor parte del tiempo. Dolorosa criaturita de campo, Semilla de árbol talado. De varios colores, campo florido, parecida a la lluvia, al frío. Mañanera por defecto, dependiente del malhumor del tiempo. Siempre en medio del camino, tormenta perfecta en desiertos y ojos enamoradizos. Vela derretida, consumida por el sol.

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De lo nunca contado Aquello que mis palabras no pudieron predicar silencio de fuerzas límite del dolor. Etapas románticas e insuperables aflicciones, deseos canibalescos por besarte verte partir desde el silencio. Tus pies cubiertos de barro mientras el trigo se mueve a tu paso frunces el ceño con molestia dejas huellas y no las deseo. Huele a ceniza lo que queda del hogar, laurel añejo quemado sobre la estufa. Tengo la boca seca, amor mío ya todo parece ser humedad. El suspiro convertido en viento de campo Algún día, espero, llegue a ti.

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RUTH BAHAMONDES

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SILENCIO Nunca dejaras de estar, eres la sombra del mundo. Eres la voz del ocaso, nos encuentras aun en la oscuridad de lo efímero. Eres casi DIOS al sentirte en todas partes hueles la tristeza hueles el miedo y acompañas la soledad. En medio del campo cuando todo se detiene, eres el protagonista de la ansiedad. Eres tranquilidad, aunque también el infierno de la indiferencia, Así eres tú cuando estás y no estás. Cuando en casa todos se ausentan apareces como un fantasma para acechar. Cuando nuestros pensamientos se desvanecen allí estás, cuando no estés.

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TU PARTIDA Desde la hora maldita cuando el sol apagó su brillo, cuando el río dejó de nombrarte y el viento se apropió de tu último suspiro; cuando tu alma dijo adiós al dolor de este mundo y le asomaron alas a tus ojos y a tu voz. Fue aquel día cuando entré a esta agria agonía. Cuando inicié el viaje hacia la soledad y la angustia. Un canto lúgubre se me escapa de los labios tratando de apaciguar el dolor de tu partida tratando de hacer menos este dolor. Han quedado vacíos mis brazos, han quedado tus olores en el marco de las ventanas, en los brazos de la escalera, en los muebles. Aroma de abriles y primaveras es mi único consuelo. Palabras que me envolvieron en ternura. Y vuelven otra vez las lágrimas y esta tristeza inmensa por no tenerte nunca más, Padre.

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TAMARA CONA

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USO DE MASCARILLA OBLIGATORIA Los lentes mojados Las manos sucias El perro que me ríe mueve su cola y no puedo tocar. Quiero comerme una sopaipilla, pero me lo prohíbe algo invisible. Quiero tocar tu cara, pero me lo prohíbe un virus insensible. Ojalá de verdad mutes a “buena persona”.

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LA CUARENPENA Hay una brisa frĂ­a Que recorre mi espacio Anega mi cuerpo Hasta la punta de mi nariz Observo el cielo desde la ventana Hay un sol mentiroso Que no calienta Ese mentiroso Que te hace salir con polera Y por la tarde Tiemblas Toco el vidrio No tengo nada mĂĄs que admirar En esta horrible cuarenpena.

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MICHEL VALENZUELA

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MARÍA POLVILLO Parida en un desierto lloraste María Elena, quebradiza de tus penas moribunda sin aliento. olvidada por el tiempo desolada, seca, baldía, abusada niña mía cadáver vacío sin rezo, fecundo vientre hueco condenada tierra fría Una cicatriz cercana surca tu casta aridez, refresca boba timidez como abierta ventana, briza pura de mañana dos algarrobos tostados, leche de pechos colmados vianda presta al turno, trabajo rudo profundo atisban gritos forzados Así te escupen los viejos tosen los q te anulan, pampinos q se burlan a tu serenidad sin cepos, Yo no recrimino tus besos

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calles de adobes pintados, cielos siempre empolvados sĂĄbulo q tranca el tiempo, estepario salitre lento sueldos desequilibrados miras desesperanzada a tus hijos partir lejos, el tren apremia festejos cientos de risas cansadas, palomas pintan aladas a contraluz su plumado, beso tibio arruinado por el ruidoso polvorĂ­n anuncian el oscuro fin sarcĂłfago ya tapado

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EL ADIOS DE UN ABUELO El llanto de mis nietos desgarra vaga lucidez, recostado en mi lecho, coronado de un virus heme moribundo de todo resplandor, los recuerdos me sacuden, hambría ansia de una sana niñez, ¿dónde estás muerte? encaminas mis cansinos pasos, a un viaje solitario, asfixiante, una romería pausada, humillante El reloj detiene su tiempo, me suelto de ti es hora de un adiós es hora ya del fin.

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NATALY ANGULO

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HUMILDAD Siempre buscando alabanza. Siempre odiando la crítica. Que la humildad es importante, dicen los viejos parientes, pero qué difícil es dejar remojando esa virtud que se pone a prueba sin descanso ni gobierno. El bicho

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El BICHO Tenía vida. Salía a estirar las piernas. Las horas en el trabajo se pasaban de largo. Entonces llegó un bicho que me confinó en mi propio techo. Me estrelló contra una chorrera de pensamientos. Y ahí voy dando la lucha, entre viejos errores y aciertos. Me estrellé con la vida. Esa que estaba escondida en el trajín de las horas y en el trabajo.

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YONATAN HUAIQUIN

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Aún estás a tiempo Saborea la vida como su fuera la última inhalación antes de la muerte, cierra los ojos, respira y siente sin rubor, que todos tus sentidos se abran como el sol abre la noche. Palpa los momentos con tus ojos y escucha el silencio susurrar; acuéstate de espaldas contemplando el firmamento y mira todo lo que no puedes tocar. Habitamos un mundo de mucha celeridad y el tiempo pasa tan rápido como parpadear. Un microorganismo nos vino a enseñar, que el estar encerrado sin poder vivir, es como retornar a la posición fetal. Si nunca sentiste esto, aún estás a tiempo si valoras tu vida y pudiste sobrevivir renace y explora todas tus emociones para que al morir puedas decir, gracias por la oportunidad de haber estado vivo.

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Mi mejor versión. Cuando tus ojos, por vez primera, vistieron de luz mi mirada Supe, como se saben estas cosas, que contigo yo quería andar la vida. Supe, que sólo tú podrías sacar lo mejor de mí. Que tú tenías las mejores llaves para abrir mi corazón. Para lograr asir con las manos el horizonte y atreverme a confiar. Sentí que a tu lado quería envejecer. A tu lado me puedo sentir otra vez un niño; contigo, las cosas se tornan mágicas y adquieren una dimensión pura y limpia, que ya había olvidado. Contigo, con el abrigo de tu abrazo siento que podría volar hasta el país de los dioses cómo Pegaso. Pero siempre está el miedo; el temor de que algún día juegues con mis sentimientos. Puedo ser un hombre fuerte, pero si se me esfuma tu amor, puedo perder mi fuerza cómo Sansón. Me gusta tanto cómo me envuelves con tu mirada y esa sonrisa que me contiene y me colma. No me sueltes la mano, porque gracias a haberte hallado en el camino, puedo dar gracias por estar vivo. No soy perfecto, pero quisiera serlo para ti, porque haces emerger lo más noble de mi esencia y aún la estrella de fuego, observada desde lejos, se ve cómo un lucero frágil y sublime. No me sueltes de tu mano, porque contigo están todas las constelaciones y sus trazos imaginarios; pero todas, me hablan de ti y existen porque tú estás.

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MARÍA EUGENIA JIMÉNEZ

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ASI ERA ELLA Tenía cientos de hilos blancos aprisionados en un rodete Miles de profundos surcos daban cuenta de los días ya vividos Sus manos estaban colmadas de sarmientos azules, su cuerpo pequeño y delgado se dobló en una eterna venia Y sus pies caminaron cada vez más lento. Esa era mi abuela por parte de madre, humilde, callada, sumisa. La vida se escapaba de su ventana y ella jamás protestó. Corrió la gruesa cortina de sus dolores, para no molestar. Madre de una sola hija, Abuela de una sola nieta. En aquel corazón existía un gran libro De fantásticos cuentos, para leerme una y otra vez. De su mano me llevó a conocer a Aquel que, desde lo alto, En un altar con aroma de azucenas, abría sus brazos acogedores. Abuelita Fidelisa Te fuiste sin ruido, tal como eras, tu cuerpo descansó. Pero tus efluvios me habitan cuando tomo el libro de los fantásticos cuentos y unos ojitos brillantes de vida, esperan ansiosos que de vuelta la llave de los sueños increíbles 79


DEFINIENDO ¿Quién soy yo? - Un montón de energía. Dicen los científicos - Una señora de cierta edad Dice el espejo. - Una caminante Dice Serrat. - Una sobreviviente Dirán las Encuestas. …Y yo ¿Quién soy? Creo que Una que se admira de pisar aún sobre esta tierra nuestra.

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GABRIEL RODRIGUEZ

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Décimas a las palabras De palabras y lenguaje Hoy les hablo por encargo comenzando así este largo y muy desafiante viaje Tengo en mano mi pasaje mis ideas y experiencias pensamientos y vivencias que dan cuenta del querer apreciar y comprender el lenguaje como ciencia. Las palabras se me atascan, En la garganta se atoran. Se endurecen y me ahogan Letras mudas que no se hablan. Escribiendo estas se calman, y de a poco se libera el pescuezo y la sesera. Desde el lápiz van saltando Las ideas van bailando ¡Ya parece que vivieran!

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Mirada Mientras acurruco tu semilla en el lecho, este fruto de amor abrazo tu ausencia. Desfallezco cual árbol solitario que seco en sus hojas se sumerge en el silencio perpetuo. Sin advertencias ni nadie que lo oiga caer. Pienso en tu mirada la contengo sin reconocer su forma percibo de pronto fragantes destellos y duermo embelesado en los rastrojos de tu perfume, aturdido como por golpe de gracia Me hundo en un bosque de helechos muertos y voces vacilantes Sujeto mis pensamientos, urticantes esquirlas en la raigambre el tiempo. Al amanecer, la calma y luego el recuerdo. El cabello sobre tus dos soles cual agua de lluvia sobre terreno fértil, ¡Abrir de ojos! Nunca te fuiste, estás conmigo.

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XIMENA E. VERA

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Lluvia…recuerdos. El día esta triste, frío llueve y llueve. El agua cae despacio como saboreando el daño que hace a la madre tierra. Pero yo no estoy triste. Los recuerdos afloran llegan atropellándose y saboreo despacio lo bueno, lo bonito que trajiste a mi vida. Añoranzas de días bonitos de momentos compartidos de besos y caricias que inundan toda mi vida Sigue lloviendo, pero el día ya no me parece tan triste ni frio, tu solo recuerdo me hace olvidar muchas cosas que no deben volver jamás.

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ALAIN ADAMS

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EL MAGO (A Edith y Guido) Al querer doblar la mano al destino; supo que no sería su mejor ilusión, su mejor artilugio, su mejor predicción. Aquella muchacha sola e incrédula de la vida no sonreía a la magia de su historia. No creía en tiempos prematuros. En su decepción, el mago confundido, su mano mete al sombrero. Y le regala un nuevo día.

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UN LUGAR SIN ESPEJOS “El sol se está apagando” (Dumy Yañez. Mientras Graciela le arregla el pelo) En ese lugar lejano, en donde tu nombre no alcanza la virtud del primer día, la pinta dieciochena se viste de ajeno. La cueca es cómplice, y una radio muda reproduce valsecitos imaginarios en el centro de la mesa. En el lugar en donde no habitan los espejos, un hijo pierde el camino hacia tu nombre. El río Maullín escucha rancheras por las mañanas, y en las tardes solloza boleros que alguna vez enmudecieron al monte más cercano. Miradas octogenarias se confunden y la gloria se extingue como el sol en un día de verano. Sólo con verte reír; nos tomamos de la mano, y nos fugamos hacia la infancia.

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FERNANDA RUIZ

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TAREA 1: LLUVIA Lágrima purificadora Caes de una nube lamentándose sobre su pasado Pequeña gota purificadora ¿No has visto lo mágica que eres? tu fiel amiga ha botado todos tus pecados a la tierra esperando ser perdonada alguna vez Por algún alma que habita por aquellos campos purificados ¡Oh nube! ¿Qué te han hecho para llorar así? Sigues esperando botar tus pecados con tus lágrimas Y tú maldices no poder parar Pero tus lágrimas son milagrosas en el medio del desierto Son milagrosas en África Son milagrosas en sequías En el sur nos quejamos de tus pecados Decidiendo dejarte tirada esperando ser salvada Salvada por alguien que se apiade de ti ojalá llegue ese alguien Para así, dejar de llorar de tristeza Y poder llorar de felicidad.

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SOLO UN POZO Allá en el fondo del pozo donde las florecillas, donde las bellas margaritas no vacilan puedo verte esperando te rescaten. Esperas a tu príncipe azul que si no buscara hundirte sólo buscará observar tu miseria como simple espectador. Y así, las margaritas se han marchitado junto a la fe de la doncella Y al final, sólo un sucio y abandonado pozo vacío con un cuerpo Con un cuerpo ausente de esperanzas, sueños y vida. Ausente de esperanzas, sueños y vida.

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KEVIN BRIONES

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TE ELIJO A TI Todos preferimos algo Algunos prefieren ser prófugos Existen algunos que prefieren el té que al café Yo te prefiero a ti antes que a todo lo que pudiera elegir Te elegiría por sobre la vida eterna para morir en tus brazos Y te elegiría por sobre el conocimiento para sólo saber leer tus labios en besos apasionados Te elegí a ti Y espero que me elijas

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TÚ Fuiste para mi muchas cosas Fuiste la brisa marina que se llevaba el humo de mis cigarros Fuiste el último haz de luz que vio un naufragado antes de hundirse en el mar Gracias por todo lo que me hiciste Lo bueno y lo malo Gracias por poder acariciar tu cabello Gracias por poder secar tus lagrimas Gracias por poder alejar mis demonios Pero ya no más Como dijo juan guzmán Una lámpara encendida espero toda la vida por tu llegada Hoy la hallaras extinguida Bajos muchos litros de alcohol y lágrimas.

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MARIO BARRÍA

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Mar, he preguntado por ti Mar, he preguntado por ti pero poco es lo que sabe la orilla y tu lecho sembrado de metal y hueso guarda absoluto silencio mientras el horizonte susurra desde lejos pero no lo comprendo Mar, he preguntado por ti en los puertos y bien sabían allí de tus entrañas y tus vientos pero la arrogancia asomaba en sus palabras cuando me hablaban de cultivos y áreas de manejo Mar, he preguntado por ti en los libros y desconozco si lo que leí es cierto pero poco eso importa cuando me sumerjo en mi tesoro de poemas y cuentos Mar, ya no tengo más preguntas las respuestas llegaron junto a la música del silencio

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Hoy vengo a decirte te quiero Hoy vengo a decirte te quiero y que hemos vivido días sin horas por largos años que tus dedos y los míos mil veces han navegado la ruta de nuestros nombres sobre vidrios empañados que hemos escrito cien poemas en un cuaderno sobre el amor y otros cien en la arena sobre el enfado. Hoy vengo a decirte te quiero y que llevamos décadas habitando el lugar que soñamos que en tu jardín hermosas flores y colibríes viven un amor desenfrenado que en el huerto siguen siendo generosos los ciruelos y los manzanos y que aún preguntan por ti tus amigos, los pudúes y los chucaos. Hoy vengo a decirte te quiero y que te doy gracias por haber sido la vela de mis noches cerradas por haber apagado el fuego de mis tribulaciones 102


con el profundo mar de comprensión que habita tu mirada por pintar todos mis días con los colores de tus palabras y por poder llamar hogar a lo que otros solo pueden llamar casa. Hoy vengo a decirte te quiero porque tal vez mañana encuentre cien poemas en un cuaderno, versos escritos en papel pero borrados del recuerdo, porque tal vez mañana olvide sembrar nuestro jardín y nuestro huerto, porque tal vez mañana confunda a nuestros hijos con nuestros nietos, porque tal vez mañana al mirarnos imposible sea reconocernos. Hoy vengo a decirte te quiero vengo a decírtelo, porque así lo siento y porque para esto, para esto siempre será un buen momento.

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MARITZA ROMÁN

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VENTOLERA DE LEBU Te me pierdes Gonzalo en medio de la bruma y la fría escarcha de esta mañana, el hielo cruje bajo mis pies descalzos, te busco, te rebusco divagando entre vidrieras y burdeles, por calles oscuras, silenciosas, te busco. Piélago hijo de Lebu, y del relámpago. ¿En qué ventolera habrás dejado colgado tu silabear de mundo? Entre besos y versos te busco inconcluso te busco. ¿Qué se ama cuando se ama? Dios mío Y la hormiga ¿cómo se las arregla ?. Heme aquí perdida entre amor y locura Oriana, Eloísa, cítara mía, cuerpo, quien fuera eternamente cuerpo. Decías. Te busco y te rebusco en esta noche tan fría, quizás te encuentre de negro carbón, mirando el mar descampado en medio de la ventolera,

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oyendo atento los lamentos de Isabel, el día que como estruendo, como un relámpago, como un susurro listo para ser torrente, ya no le fue fácil acomodar el vaso, la lámpara y el velador caoba, cuando estalló la poesía en sus entrañas. Bien decías Gonzalo, • Los verdaderos poetas son de repente. Aunque ahora casi todo es otra cosa. Y heme aquí, ventolera de Lebu bajo el océano picota en mano tratando de arrancar desde los abismos tu poesía.

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RADIOGRAFÍA DE LA MAMITA VIEJA. Prosa poética El aroma del toronjil me lleva a esas tardes de verano, en la huerta. Esos veranos en que tu pelo no era blanco, tus pasos eran firmes y sacabas con poca frecuencia tu pañuelito blanco. Hoy trato de hurgar entre mis recuerdos buscando el momento exacto en que, en un segundo se eclipsó la vida y de la oscuridad emergiste, vestida de estrellas, tus manos benditas y tu sonrisa bella, ese día aquel en que mi abuela se convirtió en mamita … mamita vieja, así te decíamos. Al segundo canto del gallo, comenzaba la vida, tu voz recorría entera tu puebla, y Dios despertaba al oír tus suspiros. Cual mamá gallina que llama a sus pollos, así nos llamabas desde la cocina, cafecito de trigo, caldito de harina, y desde el rescoldo emerge la tortilla. Y así de pronto sin motivo alguno, se mata un

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cordero, traen la guitarra, comienza la música, los bailes, las risas, tus aguas de mates y la familia festeja alrededor del brasero. El viejo brasero que acompañó estoico las noches de historias, de cuando el diablo andaba suelto en la tierra, de ríos de oro, de hambre, pobreza, de alcohol y miseria. Tres días de fiestas cuando de rodillas sacaban al santo, san Sebastián, San Roque divino, y para las Carmenes un solo rosario, para recordar a la reina de Chile.

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Así era la vida de doña Carmela, mujer de palabra, de sonrisa simple, casi no notamos, tu vida solitaria; nunca reparamos que no tenías compañero, tus hijos, tus nietos, tu viejo rosario que siempre estaba. Hierbatera, partera, arregladora de huesos, la machi de Guadaba; tu fama cruza ríos y montañas, romería de gente que buscar sanarse … un kilo de trigo, de harina o de papas, unos pocos pollos, todo sirve, todo sirve. Las letras no fueron sus mejores amigas, pero quien habla con número se defiende en la vida. El toronjil huele a tardes de verano en la huerta, huele a menta, a ruda a flor de tomate, a cebolla, ajíes, huele reinas luisa y esa rosa blanca orgullosa, soberbia, que nadie la toque porque es pa remedio. Esas mariposas que pasan de prisa, si una se te acerca, mira sus alitas, mira sus colores, mira sus diseños, que un día la vida te vestirás de ellos. El aroma del toronjil me lleva a las tardes de verano


en que tu pelo era blanco, tus pasos lentos y sacabas muy seguido tu pañuelito blanco. La guitarra en silencio, el brasero con frío, tu viejo rosario no recuerda las cuentas. Doña Carmela, la mamita vieja … la mujer de voz firme, que todos admiran y respetan, ahora descansa.

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MIGUEL ALISTE

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Soledticio En la habitual gelidez que llena este espacio que habito, traen su compañía mil fantasmas y mil demonios. La terca soledad tiñe las paredes y se apropia del aire que respiro. Los oscuros cuervos de los malos recuerdos vienen a revolotear burlonamente ante mí robándose la fugaz paz que con mis agotadas manos intento asir. Una marea de pestilentes imágenes vuelve a arrojar a la orilla de mi trajinada playa una maraña de oscuras remembranzas de aquellos días en que tú y yo jugábamos a eso que llamábamos Amor. No hubiese crucificado mis alas maltrechas a la esperanza de tu cadáver vistoso, si hubiese terminado de comprender lo dañina que fuiste siempre. Después de haber escupido el rostro de Dios, intento encontrar entre sus alas, la paz a esta muerte que no cesa de habitarme. Es arduo el camino de vuelta a casa cuando la confianza y la esperanza quedaron pisoteados en medio de un sendero que debió ser caminado de a dos... No es fácil la risa cuando te la robaron

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Es difícil...pero quizás fue lo mejor Cuando la verdad siempre fue una pésima mentira Tatuada con dos puñaladas a mi espalda.

Calle Varas, Puerto Montt

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La Calle Antonio Varas es una de las 3 arterias principales que atraviesa el centro de Puerto Montt. Se extiende desde Diagonal Germania por el Este, hasta Salvador Allende o la antigua calle Petorca por el Oeste. Es una calle que tiene, a mí juicio, la particularidad de tener dos rostros...uno miserable, que se extiende desde la tienda Dimarsa, en la calle Chillán, hasta terminar en la ya citada Salvador Allende. El lado más “luminoso” o mejor dicho menos miserable, comienza en ese mismo punto en dirección hacia el centro de la ciudad, pasando entre la plaza de armas y la recién inaugurada e innecesaria fuente musical de aguas danzarinas que se zangolotean luminosas al ritmo de los reggaetones y otras bullas populares del gusto de la gallada que se junta en masa a mirar hipnóticamente embobada este espectáculo de circo sin pan municipal. Prosigue luego esta citada calle en dirección, cómo mencioné antes, hacia diagonal Germania, en donde se pierde definitivamente, no sin antes cortar, atrevida, las calles Illapel, Serena y Copiapó. El lado “profundo” de Varas, cómo solemos llamarle con mi nocturno amigo José Luis, está plagado de una fauna humana zooantropológica bastante quiltra y variopinta. Durante el día bulle de vendedores ambulantes, mendigos y desamparados de diversas improntas, tamaños, etariedades y sexo...o sexualidades,


como sucede al caer la noche en la intersección de calle Valdivia, en donde una habitual manada de travestis tiene su centro de operaciones y transacciones sexuales. Unas cuadras más allá y desde la más temprana mañana, comenzando desde el actual comercio chino donde antes estaba el ya desaparecido hace años supermercado “la canasta”, es territorio preñado de comerciantes de frutas y verduras que, con el colorido de sus productos, son como manchas impresionistas en el habitual telón gris de esta pequeña y raída ciudad. Es habitual también ver a pequeños piños de jóvenes perdidos definitivamente en el vicio barato y mísero del neoprén...pegamento solvente que según he oído, espanta el hambre, la sed y el vacío existencial de aquellos que desde muy temprano lamentablemente perdieron el tren de la cordura quedando varados en la estación de la tristeza y la desesperación. Hay restaurantes populares de poca monta cuya especialidad principal son los completos, el pollo con papas fritas y los shops a destajo. Es así como el Primo 1, el Primo 2 y vaya a saber uno también si el 3, si existe, junto a el Pollo Sabrosón, El Rincón del Sabor y otros más, se convierten en destino y refugio obligado del populacho futbolero cuando juega ColoColo, la U, la Católica y otros equipos capitalinos que a diferencia del idolatrado y local equipo de fútbol de Puerto Montt, tienen la suficiente importancia económica para ser transmitidos por el hegemónico Canal del Fútbol. Varas es también terreno de tiendas de ropa barata como Fashion Park, un mercado persa añoso y flaite que al parecer puede tener sus días contados e innumerables tiendas chinas que se esmeran inútilmente en diferenciarse nominalmente unas de otras, tomando en cuenta que los parroquianos locales nos refe-

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rimos a ellos simplemente como los chinos de acá o los de allá, usando sólo como referencia los locales aledaños a estos. No pueden estar ausentes los vendedores de chiches varios, las vendedoras de milcaos, de ajo chilote, de los infaltables parches curita, tortillas de rescoldo, y las hace muy poco llegadas arepas, de manos de parte de algunos integrantes de la numerosa colonia de venezolanos que a estas alturas es ya habitual encontrar en prácticamente todas las calles y tiendas de la ciudad. Varas bulle de sobrevivencia y vida de noche y de día. Vida lúcida como la de aquel simpático ciego que vende paños para loza afuera de la tienda “mundo joven”. Su luminosa sonrisa y su balsámica calidez me instaron a detenerme a preguntarle sobre el secreto de su agradecida alegría de vivir a pesar de su no videncia. Me respondió que solo hay que ser agradecido de lo que uno tiene... Gran lección para quienes, al parecer, a pesar de tener los ojos vigilantes aún, no somos capaces de ver más allá de las limitaciones del mundo de las formas y los colores. Calle Antonio Varas...sin duda no es mi favorita en la ciudad, así como la de muchos y muchas, pero sin duda, sin profundizar ni escarbar mucho históricamente, es indudablemente una de las más pintorescas e interesantes de la ciudad.

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PATRICIA MOLINA

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DE S G A R R A M I E N T O Luna, estrellas, luciérnagas en noche de primavera son luz que ilumina el sarmentoso camino. Me detengo…escucho… Es el ruido de un torrente que bajo el puente horada la tierra. No, no… no es un torrente, es una lágrima de madre recordando al hijo que partió y nunca más vuelve.

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PATRIA

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Me preguntas hermano qué es Patria, y siento en mi interior esa llamita que es flama en millones de nosotros, mezcolanza de amores y desencuentros de historia, paisajes y episodios. Patria, hermano, es arpillera de Violeta y entramado de mis peñis, Es guitarra que canta alegre y quejido lastimero de zampoña. Es minero ciego en Lota y salitrero masticando sombras en fantasmal pueblo antaño explotado y muerto. Es lanchero chilote navegando sueños y ovejero patagónico bebiendo pampas. Es ojota de goma polvorienta y bota de cuero con espuela de plata recubierta. Es clamor de pobladora defendiendo un techo y es infancia mendigando un pan amargo en las calles. Es grito rebelde de joven con puño en alto y mano de poruña con trajes elegantes Es el quiltro de las marchas y rugido catártico en el estadio. Es maestro de escuela humilde y generoso y académico alucinado en sus laureles.


Es obrero de construcción castrado en su verso lisonjero y bardos insignes esparciendo luces al universo. Es tierra de huemules solitarios y libres y cielo de carroñeros de blanco cuello. Es fuego y hielo, sol y lluvias mar y estrellas. Es mi Patria y es tu Patria, hermano, y aunque derrames mi sangre o yo la tuya en absurdo remedo de pasaje bíblico, o si extranjera embestida profanara este suelo bendecido, nuestra sangre la haría renacer. Y allí estaría ella, la Tricolor, desgarrada, símbolo perfecto en su pureza, exigiendo levantarte. Porque somos fuertes en la adversidad, generosos en las tragedias soñadores frente a oscuras realidades, y porque, además, somos hijos de una misma madre que desde niños aprendimos a llamar Chile, nuestra Patria.

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YENNY ALVAREZ

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CÉSAR VALLEJO Capellán de las tristezas recitaste tu misa desesperanzada a principios del siglo de las guerras. Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! gritaste hacia el cielo seco de Trujillo. Temí por mi inocencia cuando tus heraldos negros galoparon beligerantes las hojas cremosas del viejo texto chorreando tinta hasta mis ojos, tropa del dolor que se borró en mis años como el horizonte desaparece tras la neblina. Pero tu angustia delirante de lápida mortuoria prodigó a mi juventud nuevos temblores. Tu retrato me acompañaba en las húmedas paredes de madera llorona. La leve luz de tus palabras desconsoladas y mustias acompañaba mis penas más profundas. Amigo de filoso rostro indígena, mar donde los sentimientos se crispan, diamante de lágrimas culposas, máscara de expresión fagocitada, apretaste las penas del Tahuantinsuyo con su barro lanzaste la poesía de la tierra al infinito.

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ODA AL FUEGO Chispa bendita descubierta por los hombres. Te robó Prometeo Moisés te hizo ley. Los selknam, conquistadores de los canales australes, con tu nombre bautizaron esas tierras lejanas, osados navegantes. En manojos de colihues ardientes purificas cada año las islas calbucanas. En la cocina a leña derrites la grasa en el caldero, reconfortas los pies del trabajador al final de su jornada abrigas las semillas, esperanza de cosecha venidera. En la fogata veraniega eres el lenguaje secreto de la mano en la rodilla amada de los ojos ante un cuerpo arqueado hacia las estrellas. En la humildad de la vela

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apoyas el reclamo civil ante una muerte injusta y guías el arrepentimiento hacia nuevos caminos. Vilmente hemos invocado tus llamas como verdugo de animales purgador de almas espíritu belicoso, en hogueras


en hornos en antorchas fanáticas en obscenos incendios de guerra. Cuántos libros hemos perdido entre tus brazos ardientes. Te hemos hecho promesa de castigo eterno pecador en nuestro nombre. Fuego, hijo del oxígeno, tesoro de la vía láctea. En otras galaxias no has sido descubierto. Momento químico, te extiendes por el tiempo. Amarillo amanecer de la historia, mejilla virginal sonrojada, odalisca en gasa azul elevando su danza. Nuestro corazón veleidoso no te mancille más.

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VITO OJEDA

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(74 años, jubilado; folklorista formador) LA TAREA La señorita profesora nos dicta por correo electrónico la tarea para la próxima clase: un cuento del escritor Manuel Rojas. No está tan difícil, pensé; sabía que tenía uno por ahí, el problema era dónde encontrarlo. En mi etapa de estudiante y después, durante mi vida laboral, compré muchos libros. Siempre me gustaron tanto; que el tener uno en mis manos me provocaba una sensación como de escalofrío, lo que se acrecentaba si el libro era nuevo. Nunca los doblaba, rayaba ni manchaba; es más, apenas llegado el libro a mi poder, lo forraba cuidadosamente. Robinson Crusoe, fue el primero que leí, aunque no sé ni cómo llegó a mis manos. Luego de realizadas mis tareas cotidianas, y a eso de las cinco de la tarde, me determino a buscar el libro de Manuel Rojas. Hice memoria: dónde podrían estar mis libros más antiguos, porque los más recientes están a la mano. En la vida como en cada hogar, las cosas cambian de lugar de tanto en tanto; los libros también. Algunos están en repisas, otros en muebles y estantes, los más en cajas o guardados en el entretecho o la bodega. Comencé por la bodega: lo primero que encuentro son los equipos electrónicos de mi hijo, enseguida cajas y cajas de botellas y frascos vacíos; los que son recogidos por mi esposa desde el basurero, lavados prolijamente con detergente, secos y ordenados… para regalar. De mis propias cosas, hallé restos de madera nativa, estopa de alerce que recogí en la cordillera de Contao, herramientas viejas, una cocina de leña que no sirve para nada, pero que sigue ahí por más de quince años. Digo que no tiene utilidad alguna, pero está impregnada de recuerdos y tan sólo por los miles de vivencias ella representa, todavía sigue ahí. Qué de platos de comida casera se armaron sobre

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su rostro acerado, cuántos panes con chicharrones, cuántos milcaos y merluzas. Y, el gato que dormitaba bajo su panza y que cuidaba mis zapatos mojados, aunque no de buena gana. Aunque ya olvidé qué hago aquí en la bodega, sigo hurgueteando. Un mueble me dificulta moverlo, pero al empujar con más decisión que fuerza, descubro que está amarrado a una viga para que no se desarme. Con ayuda de mi linterna, logro ver una pila de jabas y cajones vacíos, sacos con lana de oveja, mucha humedad y telarañas; una repisa con archivadores atiborrados de papeles inservibles, recortes de diarios, documentos, boletas, en fin. Después de varios costalazos (he constatado la pérdida de habilidades como levantar una pierna y agacharme para sortear obstáculos) llego jadeante a una ruma de cajas y me pregunto, bueno, ¿Qué andaba buscando? Me detengo para descansar y entonces recuerdo; busco un libro de Manuel Rojas para la clase próxima. Abro caja por caja y nada. Cansado y un tanto ahogado por el olor y el moho de la humedad. Salgo y está oscuro; son las nueve de la noche y no he hallado lo que busco. Y tú ¿dónde estabas?, inquiere mi mujer, te llamaron por teléfono y dije que no estabas. Bueno, en realidad estaba y no estaba; estaba en la bodega y no estaba porque anduve en un viaje imaginario, recordando y constatando que no todo tiempo pasado fue mejor. Lo cierto es que se me acabó el tiempo y no podré cumplir con mi tarea del taller de escritura creativa, aunque todo lo que reviví buceando entre trastos inútiles, ha sido gran y maravillosa experiencia.

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AGUA DE LA VIDA. AGUA, QUE CAES LIGERA COMO QUE SI FUERAS DEL CIELO A LA TIERRA BENDICION Y PAN AGUA, QUE ALIMENTAS FLORES, LE DAS SUS COLORES Y AL FRUTO SABORES MADURANDO ESTÁN. ERES, UN LLANTO DE NUBES QUE BAJAS Y SUBES YO SIEMPRE TE TUVE EN MI RONDA DE AMOR VIVES, EN RIOS Y MARES Y HASTA EN LOS ALTARES COMO EN LOS SALARES CURANDO EL DOLOR. TRAZAS, UN ARCO DE LUCES Y LUEGO TE LUCES BORRANDO LAS CRUCES QUE LLEVO EN LA FAZ TIENES, EL DON DE LA VIDA Y NUNCA TE OLVIDAS LO QUE YO TE PIDO SIEMPRE TU ME DAS. VIENES, CUANDO EL MORIBUNDO SE VA DE ESTE MUNDO Y EN SUEÑO PROFUNDO AL DESCANSO FINAL BEBEN, DE TI REYES MAGOS TAMBIEN NIÑOS VAGOS POR ESO TE HALAGO AGUITA DE MANANTIAL. GRACIAS, POR LAVAR MIS PENAS BORRAR MIS CONDENAS QUE COMO CADENAS LLEVO A MI PESAR CALMA, AL HOMBRE INCONSIENTE QUE MIRA Y NO SIENTE TU HERIDA LATENTE MANCHANDO LA MAR. AGUA DE LA VIDA, AGUA DEL AMOR A DIOS YO LE PIDO QUE NUNCA TE ACABES PORQUE SOLO TU SALVARAS UNA FLOR.

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