Por Alegría Guarderas
ntrar a la vivienda de Daniela Corral fue suficiente para darnos cuenta que se trata de una mujer detallista, visionaria y perfeccionista. Su casa lo dice todo. Daniela es diseñadora de interiores. Apenas se graduó de la Universidad San Francisco de Quito trabajó con dos arquitectas haciendo remodelaciones, pero no pasó mucho tiempo para darse cuenta de lo que realmente quería: independizarse e iniciar su propio negocio. Las herramientas y las ganas las tenía, y como toda buena emprendedora decidió seguir su sueño y comenzar con su propia marca de muebles. Amura, su primer proyecto, consistió en diseñar muebles acorde al gusto y a las necesidades específicas de cada persona. El primer paso es programar una visita a la casa de sus clientes, luego inicia la asesoría en sus requerimientos, y finalmente diseña el producto perfecto para cada uno. “Es un trato directo y personalizado, pero sobre todo es un trabajo en conjunto”, nos comenta. Posteriormente surgió D-Linia, muebles que se venden a través de catálogo. Fueron sus clientes quienes impulsaron a Daniela para que instaurara esta marca que complementa a la otra, y a pedido suyo puso manos a la obra.
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