Hace ya casi un año y medio que sacamos nuestra última edición. En aquel entonces, nuestro continente asistía a un nuevo ascenso de la ultraderecha en el poder. En Chile, Piñera dio inicio a su mandato con una contundente victoria electoral; en Argentina, Macri imponía con puño de hierro sus políticas neoliberales. Caso contrario sucedía en Estados Unidos, con un Trump proteccionista que buscaba darle un nuevo impulso a la añeja economía yanqui, mientras Brasil daba un giro de 180 grados, desde la izquierda extractivista (con el Partido de los Trabajadores en el poder), hacia el neofacismo de Jair Bolsonaro, otrora capitán de ejército, conocido por ser un negacionista ferviente de los derechos humanos y defensor de la última dictadura que asoló a su país. En Bolivia, un golpe de Estado policial-militar obligó a Evo Morales a renunciar, instaurando un régimen autoritario de viejo cuño, amparado en el racismo, la religión y el poder castrense. Casos parecidos sucedieron en Ecuador, Perú, Honduras, Haití, Urugua