Volumen 11

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Revarena Revista de Literatura Vol. 11


Índice

Presentación 4 Poesía Siniestro delirio de escuchar una sombra

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por Alan Suresh Vázquez Raposo Poética virtual

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por Jesús Manuel Tamayo Oliva Juntemos la voz

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por Artemio Ramón Fernández Nos van a cobrar el internet

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por Isabella Aldana Assad Virtud

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por Isabella Aldana Assad Plaga 2016

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por Isabella Aldana Assad Niebla de sol

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por Wilbert Alejandro Rejón Huchin Caudal Óptico

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por Wilbert Alejandro Rejón Huchin Panteísmo inorgánico

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por Wilbert Alejandro Rejón Huchin Canción del sueño por Wilbert Alejandro Rejón Huchin

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Mi pequeño pony

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por Rafael Alejandro Mercado Pérez Letras para verte

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por Josué Cerón Ramos Génesis 24 por Alva Daniela Escobar Juárez Ventanas 26 por Adrián Audel Rodríguez Tonche Querida, convertí tus mensajes en un poema

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por Iván Viñas Arrambide Desamor virtual

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por Luis Alfonso García Martínez Narrativa Sentimientos.com 30 por Belén Conde Durán ¿Recuerdas a esa chica?

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por Luis Guillermo Flores Alvarado A través del cristal

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por Ricardo Jesús García Gómez Santiago Ramos

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por Carlos Arturo Ramos Medina Los autores

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Presentación

Habitamos un mundo que se distorsiona y restaura. Somos la prueba fehaciente de que la evolución es constante, que circulamos a través de los siglos. El Viento de Mar Tulúm y el Huang He son entes que albergan tiempos: antes eran microorganismos, ahora bancos de colores regodeándose en las profundidades. En este momento estamos siendo otros, dejamos de ser lo que fuimos y sólo el tiempo es capaz de reconocernos como instantes y eternidades. Hubo una edad en que el silencio fue pronunciado, luego el aullido, luego la escritura y luego la palabra. Y el hombre comenzó a domesticar a las máquinas y las máquinas se adueñaron de los sentimientos de los hombres. Tal y como propone Björk en su audiovisual All is full of love, mirémonos frente a un espejo: ya no son venas lo que hay debajo de la carne, ni huesos lo que sostiene nuestro espíritu. Nos alimentamos a través de circuitos y existimos –sólo– frente a una pantalla. El amor ha dejado de sudarse, corazones digitales palpitan y resplandecen los celulares en las madrugadas y, a pesar

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todo eso, nos sentimos vivos, porque creemos más en el mensaje visto que en nuestro propio aliento. Hubo el día obsceno en que surgió Olivetti, y el glorioso en que Apple se apoderó de nuestras mentes y nuestras emociones. Y los hombres dejaron de ser hombres. Revarena se complace en presentar el Volumen 11 de la

revista, cuyos textos se desprenden de la poética del “Amor virtual”. En este número se incluye el género de narrativa como una necesidad de vivificar y pluralizar los tonos y estilos de nuestros autores. Aunque hablen de las enfermedades actuales de nuestro espíritu, los textos del presente volumen serán leídos también por hombres de otro tiempo. A fin de cuentas, lo que importa es la resonancia de sus voces. Porque el lenguaje ya estaba inmerso en los océanos, y el poema vagaba en la turbulencia, esperando a otros para ser descifrado. Mauricio Caudillo

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Poesía


Siniestro delirio de escuchar una sombra Esta insistencia de escuchar (la) noche, temblando, la muerte que habita, sin lazo al esbozar ni siquiera mar que enunciar. La derrota de la melodía, ¿quién asume la distancia? ¿quién asume la mirada? un océano, un crimen, un miedo, un lenguaje silencioso. La sombra que llama, la ausencia creada por palabras, exceso de fantasmas y sus noches, y no muere, y no vive, y es sorda. Flechas de aliento, en vigilia o sueño se va todo, ilusión, la demencia, su noche y su soledad, su delirio. Alan Raposo 7


Poética virtual

Desnuda frente al monitor con tus muslos de agua y tu cara virgen al sol buscas en mi amor yo sólo puedo darte un árbol amarillo como tus labios y en él, clavar tu nombre tu saliva de madre frente al monitor te abres como fruta en primavera y me vengo en tu pupila y tu pupila es tu boca y tu boca es la cámara y la cámara es mi monitor y mi monitor es tu mano y tu mano es no sé qué en mi falo.

Jesús Manuel Tamayo Oliva

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Juntemos la voz

En tus costas y las mías resplandecen las huellas del origen, una música sale de sus sombras y enardece el mundo la vasta pronunciación de un mismo eco, somos lo decidido: la estatura del recuerdo, el reclamo del vacío, la oculta transfiguración que sucede en lo extinguido.

Yo estoy a un paso del Atlántico dispongámonos cualquier tarde, transitemos la dulce soberanía de un teclado el desorden de sus letras; seamos amalgama: una raíz profunda que sale al aire, un vertedero de combates.

Artemio Ramón Fernández

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Tres poemas de Isabella Aldana Assad

Nos van a cobrar el Internet Cincuenta centavos por cada emoticón Los “buenos días, mi amor” son un lujo extravagante El chat es la sala virtual más cara de todo México. ¿Adivinen qué? ¡Ni la tiene Obama! Los tweeteros más famosos los hicieron diputados Se reúnen a dar fav Los placas tristes están No más imágenes de marihuana compartirán, El pueblo que utilizaba libremente los terabytes Los callan con libros de Marx Ironías Regalan libros de Fuentes en las esquinas Ni de chiste te van a dejar mandar esa imagen de protesta Cien varos En Tepito se trafican módems por un riñón o una cornea La gente lo compra Marchas y marchas Para que nos regresen el whats A la comadre le dan ataques de ansiedad

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La morra esta que se muere porque no hay links de youtube Canciones del Cartel de Santa que le mandaba su morro Pinche gobierno nos traen como la Dama de Hierro Somos la región más transparente, hay focos verdes de conexión ilegal Pinches riquillos aún tienen periscope No somos inventores gitanos como José Arcadio. Ya nos cargó el payaso EPN traidor, solías mandarnos inbox ¡Pinche culero no somos tu largo y amargo animal!

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Plaga 2016 Plaga snob Movimiento masivo Sos un trending topic Sos 169 caracteres Sos una mujer moderna Una mujer sin teclas Única y especial. No me etiquetes Filmemos un éxito de seis segundos Satisfáceme con likes en el cuello, Dame nalgadas de dos palomillas Búscame hasta detrás del filtro Derrocho toda la cursilería 12 semanas atrás Teníamos los pulgares crecidos 16” más Ojos con fotosensores para ver más Más fotos mas tweets Más views Más last seens Más horas de la noche. Pegada a ti Compre un millón de baterías Más claves por favor Más comunidades de anorexia Más posts de comida porno ¡Por favor! 12


Virtud Una anciana arrugada Tejió en 1962 La red galáctica para juntar A sus escabrosas cabezas del monstruo Cuerpo con cordón de espiral Llantos con ojos coloridos de rayas Papá Steve La generación beat Y Xy Arpanet Fotos amarillas Co- mu - ni - ca -ción. ¿Los emojis se declararán nuevo lenguaje? Nos va a invadir la policía interestelar Hasta la puerta de tu cuarto, No privacidad, Nación adolescente Lo dijo Paz. Obviación del intelecto A la vuelta del buscador. Me estás desquiciando. Si ellos lo crearon Te están escuchando.

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Pablo Alonso Gonzรกlez


Cuatro poemas de W. Alejandro Rejón Huchin

Niebla de sol Donde la boca del alba siembra tus labios el agua corre hasta el caudal del sueño, se desata toda tu piel hasta callar la noche como un alma que gime sobre los focos de aceite que tiñen los espejos, disipan todas las aguas en tu color despertando en lienzos donde los bondadosos racimos se abran como la arena entre los ojos, figuras de ángel se incrustan en los tallos hasta que tu vientre anidando los poros dispersos en los pastos de aire donde va nuestra vida refracta una gota de ceniza como todas las lecturas del barro que transporta nuestra carne.

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Caudal óptico Una parvada de signos deglute con sus cristales El estupor que se ilumina. El oído del diluvio deja abierta la jaula de sonidos Que flotan en el borde de la imagen. Se desdobla un espejo en el fondo de la vista: Hilos de piel costuran los símbolos.

Panteísmo inorgánico Los diamantes de ultramar nacen de mi dama menstruando un tiempo que no contiene latidos, blando como la forma atiborrada de vahos desacelerando el fruto perpetuo de la carne en el ayuno iridiscente, mis bronquios son un circuito de espigas donde bebe la mujer del instante toda sombra que se yergue. Así, los cinéticos universos solo vieron barros de lamentos en la calefacción bondadosa donde los labios de pieles juntaron sus ramas atisbando un bucólico ídolo en el agua del reposo.

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Canción del sueño La nada se entreteje con los parpados del aire, llueve como hilera entre el envés de los sueños. Aquella hilera dulce de joyas y escamas ya no acongoja tu vientre, se ha vuelto salitre de luz, impávido surco que se extingue de mareas. Cierro la memoria. En este borde flotan riscos que se extienden hasta el alma. Flotan pies que se abren con las nubes, Se detiene un círculo entre la niebla, Dibuja sus manos con luciérnagas de agua. Hay una ruina líquida detrás del sueño, Tus cabellos se mecen, Moléculas explotan en el incesto de los astros, El ángel se incinera la vista con sal y opio. Las hileras han vuelto, amor, los días caen a mis espaldas, Entran como silbidos en la migraña de la casa, Y nosotros, Otro pliegue entre el agua de tu sombra.

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Mi pequeño pony El amor imperfecto existe dentro de una caja de GIFs infectados con chocolate obsesivo que se desintegra a la razón de catorce pixeles cada febrero en segundos y deforma un corazón de nirvana cósmico, atlántico, sumamente pacífico, mientras se enredan los cabellos en posturas pony repetitivas con el sacrificio de los mustangs sordos que no saben disfrutar la compañía y miran sin parpadear las oscilaciones del cuarzo. No se puede aspirar a más en estos días porque sólo podemos soportarnos frente a una pantalla salpicada de semen. Las manos se lavan hasta cambiar de dermis no sé ustedes, pero es impuro amar así, de esta manera por eso era preferible el perfecto amor en los tiempos del grunge tan salvaje y libre que nos infectábamos de SIDA con las almas manchadas de franela sin enfermar de aburrimiento frente a cien posibles amantes desechables y efímeros como las palabras encriptadas en protocolo IP. Rafael Alejandro Mercado Pérez 19


Letras para verte

Primer verso: Hace tanto que… La luna dejó de soltar lágrimas Las plumas siguen cayendo Sueño de ti Segundo verso: quisiera escribirte… Azul de noche (Te amo) Te busco en este mar de letras Abre tus ojos (te estoy escribiendo)

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Un violín, la misma nota Cae la lluvia sin eco un ángel toca mi mejilla Susurro un violeta tuyo Te quiero (un suspiro profundo) ¿Qué más podría decirte? Hace apenas dos versos que te extraño Existe por favor…

Josué Cerón Ramos

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Pablo Alonso Gonzรกlez


Génesis

Ciudad de México, 15 de mayo de 2016 Querido: Seguramente estás regresando de comer, y mientras yo te escribía recibí tu correo. Esta casualidad, magia, podría nombrarse voluntad alquimia. Me aferro también a esperar la casualidad de cruzarme con tu iris inmenso. Sé que vida mana de tus dedos; desbordas historias y goteas silencios, y eso te hace humano, persona. Casi puedo sentir cómo se expande el mundo. Sé que podemos ser mar. Se incendian las prisiones mientras transgredimos el limbo en la lectura compartida donde yo sólo recibo la belleza de la conjugación de tu palabra. Quiero llevar esa antorcha primera y sentarme a admirar la elevación cristalina de este lenguaje escrito. Lo espero en la noche convertido en gato.

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Acurrúquese en mi pecho Entonces toque mi cama hasta llenar la noche

hasta convertirse en hombre. y vuelque en mí toda su vida vacía de bosque.

Volveré a escribir esta madrugada tres en punto se abrirán todas las puertas del infierno En mí ya no cabrá ningún demonio. Usted ha inundado mi cuerpo. Los miedos están dormidos.  P.D. Que nuestras cartas sean infinitas como la lengua que inventemos.

Alva Daniela Escobar Juárez

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Ventanas

Abre la ventana, mira cómo resplandece frente a nosotros no la aurora no el ocaso no ese pálido cielo, sino este nuevo mundo a 15” observa esas imágenes de recuerdos ajenos esos malos chistes y esas voces que protestan desde casa. Abre la ventana, no percibes el aroma de las cosas la podredumbre, el aroma de las cosas. La gasolina de la micro a medio andar el vagón lleno de reacios fantasmas. El aroma de las cosas ya no. Abre la ventana, aquí no entrarán las moscas, ni los insectos a los que tanto temes ni las mariposas, ni las manos blancas, solo no entrarán. Abre la ventana, seguro habrá como siempre, una tragedia, dos tragedias, muchas tragedias muy lejos, tan lejos. Aquí nada pasará. Abre la ventana, nosotros vagamos, cierra la ventana en círculos, abre la ventana, cuya vida en 15” cierra la ventana. Seguro las moscas vagan en línea recta.

Adrián Audel Rodríguez Tonche

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Querida, convertí tus mensajes en un poema

My darling turns to poetry at night Between abstract expression and first light. –Anthony Lawrence Two besas poca madre más femenino que yo también y me dejaste medio mensa darling No tranquis trataron es todo I miss you Fuck I miss you sip y estoy agotada mi sueño sería dormirme abrazada a ti El mundo es un scary place Por eso te puse lo que te puse en el face

Iván Viñas Arrambide 27 27


Desamor virtual Él la miraba en fotos hasta demolerse los ojos. Desde su pantalla la agrandaba, la achicaba. Resaltó cada parte de su cuerpo que pudiera ser la app perfecta para escribirle cartas a la lejana ciudad de las caricias. Ella, de sonrisa menguante, epifanía de la noche: como links a calendarios lunares donde los días son señas propicias para el amor y sus demoliciones “Llegó la hora de echar a pastar mis cebras adictas a tu luz LED” -pensóSus imperfecciones de iceberg silente las minimizó, desde su sillón entramaba palabras erógenas para llegar de rebote a su muro del face (¿Darán el paso para reintimar desde la cómoda sala del whats?) Su imagen era una bala, el poema un gatillo, Le enfurecía esa pasión de mentiras con verdad. Acarició sus labios con la diestra, dio likes con la siniestra. Escribió su nombre en la pantalla touch (you). Pero no recibió respuesta. Así bebió ginebra comprado en línea y miró lesbian porn hasta desfragmentarse.

Luis Alfonso García Martínez 28 28


Narrativa


Sentimientos.com por Belén Conde Durán

Imágenes atractivas, pero irreales. Decepciones virtuales que dañan un amor propio tan intangible como las letras que bailan en la pantalla. De diferentes colores y formas, aderezadas por emoticonos y «jajajas xD» que no acompañan a la sonrisa en tiempo real. Resulta irónico que alguien al otro lado del mundo consiga tocar nuestra alma, ávida de experiencias que no encuentra a su alrededor. Parece sorprendente poder realizar confidencias que alcanzan oídos y ojos tan distantes como nunca hubiesen imaginado nuestros antepasados. Es triste sentirse una isla rodeada de países que hablan diferentes idiomas al nuestro, aun estando tan cerca, y que oscilan al compás de instrumentos totalmente ajenos. Pero sucede. Ocurre: un día, la puesta de sol deja de resultar tan rematadamente triste, aunque continuemos acudiendo en solitario a contemplarla. Los recuerdos de las charlas cibernéticas permanecen en nuestra memoria, y nos arrancan una sonrisa real. Nos sentimos comprendidos, y una sensación de calidez comienza a rodearnos como un abrazo invisible: alguien, en algún lugar, nos conoce y nos acepta tal como somos. Es sencillo desnudar el alma frente a quien no podemos ver, no nos conoce y no va a juzgarnos: es el regalo que nos ofrece el anonimato, la ausencia de contacto visual. Podemos ser cualquier cosa; jugamos a serlo, y lo somos. 30 30


Y entonces se produce el milagro: la otra parte se muestra encantada con aquello que pensamos que sería demasiado ridículo para exteriorizar. Confiados, relajados, llega la afabilidad, el buen humor y las anécdotas agridulces de nuestro pasado. Al principio contamos las mejores; después las tristes. Nuestro corazón comienza a estar ocupado, pero nuestros abrazos empiezan a echar en falta un destinatario sólido a quién dedicárselos. No cambiaríamos lo que estamos viviendo por nada, pero en las horas bajas nos sentimos estúpidos por no vivir un amor como el resto; uno con el que podamos pasear por la calle de la mano, a quien podamos invitar al cine o a bailar bajo la lluvia. Los mensajes que llegan y se devuelven en momentos críticos: «me salió bien el examen», «ya estoy en casa» parecen en ocasiones como enviados al viento: dependemos de un sonido del móvil, o de un «OK» para irnos satisfechos a dormir. Te quiero, mi amor; descansa. Pero los kilómetros pesan, y los minutos también. A veces, el destino conspira en nuestro favor y concede a los cuerpos la fortuna de juntarse y de validarse más allá de los disfraces virtuales. En ocasiones, la llama se apaga antes de que tal acontecimiento se produzca. Hay quienes conservan una bonita amistad de por vida que podría haber sido algo más, pero lo material pesa más que lo virtual, y el castillo de naipes se desmorona: a fin de cuentas, no podemos besar eternamente una pantalla. 31 31


¿Recuerdas a esa chica? por Luis Guillermo Flores Alvarado

¿La recuerdas? Era de complexión normal, lo más normal del mundo. Linda figura, bonita sonrisa, ojos cansados pero honestos. Sus labios tenían la facultad de llevarme al cielo sin necesidad de fallecer, aunque, creo que morí un poco el día que la conocí. ¿Si la recuerdas? ¿Nos recuerdas? En aquel entonces era un estúpido. Claro que sigo haciendo estupideces, pero ahora las pago, antes era joven, y alguien siempre salía en defensa mía. ¿Recuerdas cómo hablaba de ella? Seguro llegué a fastidiarte. Nunca la conocí de verdad. Ya sabes que la gente dice que nunca terminas de conocer a alguien, pero en verdad que a ella jamás la conocí, no supe, no pude entenderla. Creo que mi destino no era estar con ella, quizás la naturaleza misma nos aleja de lo que no es bueno para nosotros, quizás. La vi el otro día, igual, con los mismos ojos, posiblemente más cansados, hace más de siete años que no la veía. Su figura no es la misma, pero es bonita, su sonrisa algo opacada, pero conserva su mirar honesto, sus palabras dulces y certeras, frases cortas para evadir todo contacto con su interior, la vi y nos detuvimos, la saludé, dudé en besar su mejilla, decidí saludarla de lejos, nos detuvimos en la calle, estorbando, no sentí lo mismo que antes cuando estábamos juntos, pero sentí algo. Creo que es mejor sentir algo a no sentir nada. Le invite un café, lo negó. Me dijo que tenía prisa, intercambiamos palabras, actualizando siete años de vida en un par de 32 32


minutos, solo nos dio tiempo de decir en dónde trabajamos y cómo nos iba en la vida. Claro que no le confesé nada grave. Nos dimos el número de celular y nos despedimos, esta vez con pegar nuestras caras, y simular un beso. Entonces nos fuimos cada quien por su lado. ¿Recuerdas a su novio? Lo odié por tanto tiempo, nunca entendí por qué me dejó por él. Sé que no debería decir esto, o quizás sí, bueno, ya sabes cómo soy, todo me lo guardo, todo lo entierro para que germine más odio dentro de mí. La busqué en las redes sociales, la encontré, y vi sus fotos, me sigo preguntando por qué me dejó por él. La vida es simple: naces, creces viendo Dragon Ball y los Caballeros del Zodiaco, estudias con la ilusión de llegar a la universidad, llegar a estudiar lo que tus padres nunca pudieron, conoces a un mejor amigo y lo traicionas antes de que te traicione él a ti, te enamoras de una hermosa chica, ella te rompe el corazón y mueres por primera vez, después revives y te das cuenta que el amor es más como andar en bici, no debes dejar de pedalear, es mantener un equilibrio constante, existen momentos donde te detienes, donde algo se rompe y lo reparas, sudas, te cansas, descubres nuevos lugares, aprendes a evitar los malos lugares y no dejas de rodar, pero nunca olvides que es sólo una parte de la vida, amar a alguien no es vivir. Entonces continúas conociendo chicas, dejas de llamarlas chicas y les dices mujeres, y comienzas a dejar de contarlas, ya no son una o dos, o mi primer novia o la quinta, dejas de pensar en ellas y en ti, sencillamente dejas de pensar, y sentir, sentir en un aspecto emocional, solo te concentras en el plano “físico”, 33 33


tienes sexo, algunas veces te proteges otras se te olvida, juegas con tu vida en una ruleta rusa, sientes pánico de morir, pero tampoco tienes planes para una vida duradera, llega el tiempo de pensar en el futuro, curiosamente, cuando el futuro es tu presente, has llegado a la edad cuando creías que tendrías casa y familia, no tienes nada, sólo un mísero departamento y más deudas que mujeres en tu haber. Encuentras repulsiva la nueva música, evitas verte al espejo, borras tus sueños con alcohol, pornografía y comida grasosa, fumas en cada momento, tienes la alfombra quemada en más de tres lugares, descubres manchas en tus manos, te duermes al primer whisky o a la primera cuba, las resacas duran más, duelen más, quieres algo de qué aferrarte pero no estás tan loco como para ir a un grupo de ayuda ni tan desesperado para entrar a la iglesia. Entonces… Entonces… Creo que hemos bebido mucho, pero… ¡Qué chingados! La noche es joven, ¿si te acuerdas de esa chica? La vi el otro día, por aquí tengo su teléfono…

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A través del cristal por Ricardo Jesús García Gómez No puedo decir que me sentía orgullosa de lo que iba a hacer (…). Era algo más fatal, más frenético, más sin remisión… –H. Quiroga Compartimos, durante largo tiempo, intereses en común. Podría asegurar, sin dudarlo, que me enamoré de él, muy a pesar de su horripilante aspecto. Nunca lo conocí en persona, es cierto, pero me sentí satisfecha con su fotografía, sus charlas y sus sueños. A lo largo de estos días no sabría con qué etiqueta calificar mi condición actual. Jamás podría considerarlo acoso digital, violencia virtual o de algún otro tipo, así como padecer algún trastorno mental. Todo fue consensuado, acepté sus términos y le complací hasta el último momento. Aún hoy podría decir que sigo complaciéndole de alguna manera. Escribo esto para dejar testimonio, para que aquellos interesados en el tema sepan que amé, amé con locura y frenesí. Ahora me queda contarles los restos de un amor, un amor distante y a través del cristal. Lo conocí la madrugada del 4 de Abril del 2009, por alguna razón llegamos a encontrarnos en el chat y comenzamos a platicar, a conocernos y a saber los planes del otro. ¿Cómo describirlo? De alguna manera le tomé una confianza que jamás había depositado ni en mis seres más cercanos. Comenzaron a pasar las noches y en cada plática los dos dejábamos un pedazo de nuestra alma y de nuestra vida. Después de unos meses de charla comenzó a 35


contarme sus sueños más macabros, sus deseos e intenciones de despojar de la vida a seres que alguna vez amó. Esto, que para algunos podría haber sido motivo para abandonar toda conversación, para mí fue motivo de acercarme más y tomarle un cariño incondicional. Una noche del 11 de Julio me contó uno de sus sueños más terroríficos, hablaba de una especie de ritual en el cual estaba implicado un feto, el cual sería arrojado al fuego e incrustado en un pedazo de cristal, donde también perderían la vida algunos animales, los más cercanos a la persona que realizara el ritual, esto con el fin de conseguir una especie de poder más allá de toda imaginación. Quedé fascinada ante aquella imaginación brillante, excitada por la noche y el paso del tiempo. Sin embargo, aún hasta el día de hoy sigo asombrada por lo que me pidió aquella noche y por lo que hice. Aquella noche me pidió que realizara el ritual y se lo enviara en vídeo. Teníamos tan poco tiempo de conocernos y lo que me pedía, que para una mente ordinaria y simple hubiera resultado aterrador, para la mía resultaba favorecedor. Le complací. Salí aquella noche de mi casa y a la mañana del siguiente día tenía listo el vídeo y se lo mandé sin meditarlo por un segundo. Los días que siguieron fueron prácticamente igual. Llegaba cada noche con un sueño diferente, aterrador y lleno de locura. Noche tras noche le mandaba los vídeos donde llevaba a la realidad aquellos sueños. Una mañana de septiembre le pedí que nos encontráramos en algún lugar, quería conocerlo, conocer el rostro de la persona de la que me había enamorado profundamente, pero se negó. Puso toda resistencia, sacando argumentos 36


sin fundamento alguno para no llegar a conocernos. Mas logré convencerlo de que me mandara una fotografía de su rostro, después de todo había llevado a cabo sus sueños más macabros sin protesta alguna. Accedió. Describir su rostro me resulta complicado, debido a que su belleza resulta demasiado extraña, aun ajustando los estándares de belleza a lo más bajo. De alguna manera sabía que tenía que ser distinto al resto, una mente tan brillante no puede estar en un cuerpo tan ordinario. Quizá en esta parte algunos hombres de ciencia y no creyentes de lo sobrenatural me crean loca. Pero resulta indispensable describir aquel rostro. La foto era oscura, apenas si se distinguía el rostro, pero se podían ver, con dificultad, unas orejas grandes y puntiagudas, unos colmillos llenos de alguna especie de líquido extraño, unos ojos amarillo-rojizos, abundante pelo por todo el rostro y una nariz ovalada. Extraño, lo sé, pero lleno de belleza. Quedé fascinada con su fotografía y sin embargo siguió sin acceder a que nos conociéramos en persona. El primer día de Diciembre del mismo año, me contó uno de sus sueños donde yo estaba implicada. Comenzaba en una calle, a la luz de la luna y la lluvia mojando las calles, yo hacía mi aparición momentos después con un niño en brazos, lleno de sangre y sin piel en su rostro. Después llegaba a una cabaña abandonada en la cual dejaba al niño y momentos después prendía la casa en llamas para posteriormente arrojar animales de diferentes tamaños. Esta vez me pidió que llevara aquel sueño a la realidad con algún familiar cercano, la única persona cercana en esos momentos era mi hermano de cinco años. Pensé en negarme, 37


en dejar aquella conversación y jamás volver a tener comunicación con él, pero la simple idea de separarme de sus charlas y sus sueños me volvía loca. Accedí. Sin embargo, aquella noche, después de quitarle la piel del rostro a mi hermano, fui sorprendida por los vecinos, ya que los gritos de mi hermano eran realmente escalofriantes. Ahora me encuentro aquí, en una habitación del Departamento de Psiquiatría, encerrada por el resto de mi vida. Pero no me arrepiento de nada, cuando uno ama, ¿acaso no hace hasta lo imposible por complacer a la persona amada? Extraño sus charlas y llevar a la realidad sus sueños más macabros. Por cierto, me enteré que él comenzó a platicar con otra chica, al parecer han encontrado cuerpos de animales y niños, cercanos al domicilio de aquella chica. Una extraña coincidencia.

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SANTIAGO RAMOS por Carlos Arturo Ramos Medina

Pronto el reloj marcaría las seis de la tarde. Desde hace algunos meses Santiago Ramos repetía día a día la misma rutina: despertar al medio día y enjuagarse el aliento que la continua resaca le dejaba, mirar su rostro envejecido, rascarse la barba y, tras posar las manos en el lavabo, mirar el reflejo que el opaco espejo roto del baño le arrojaba a la vista sin piedad; andar por su casa, comer las miserias que quedaran y emborracharse. Santiago Ramos tenía tres vicios: la literatura, que consumía sin descanso, devoraba desde Llosa, los “Beat” y La generación perdida hasta Gógol, Chéjov y Dostoievsky a quien llamaba con cariño “El Dosto”. Leyó El idiota más de seis veces, estaba enamorado de Nastasya Filipovna, y la amaba con la misma fuerza que la odiaba, una mujer cuya belleza destroza la vida de un pobre hombre le parecía una historia familiar, a veces enfurecía tanto que arrojaba el libro contra la pared para después, perdido en su nebulosa de alcohol, correr a rescatarlo y abrazarlo mientras le pedía disculpas. Su otro vicio era el alcohol, comenzó desde muy joven con la esperanza de morir a la misma edad de su padre: 30 años. Nunca sospechó que la vida sería más larga que eso y sólo había dejado una estela de autodestrucción y abandono. Pasaba de los cincuenta y seguía esperando con ansia los anhelados treinta que demoraban más y más. Su tercer vicio encajaba perfectamente con los otros dos: la nicotina. En cualquier persona, estos vicios de manera aislada y en medidas 39 39


apropiadas pueden ser consideradas hasta virtudes, el agradable lector que fuma o el amigo que disfruta una copa, pero con la abundancia y la cotidianeidad con la que Santiago Ramos lo hacía resultaban un maldito revólver apuntando directo a la sien de un hombre cansado, solitario y empeñado en destruirse. Sólo faltaba el dedo que halara del gatillo. Su casa era una especie de biblioteca con un rancio aroma a cigarro y alcohol, había poca luz y muebles apenas suficientes, la basura era abundante. Cuando el reloj marcaba las cinco de la tarde se daba un baño, colocaba en el reproductor de CD’s el único que quedaba, era un gastado disco de Chopin donde sólo sonaba el Nocturne op.9 No.2. Así que esa melodía sonaba casi todo el tiempo en su casucha. Se bañaba a conciencia, se vestía con calma y sin musitar siquiera un susurro se vestía con el único pantalón de vestir que tenía, se colocaba una camisa con el cuello envejecido y un abrigo con el que tenía más de 20 años, cuyos puños ya estaban muy gastados. Se colocaba sus zapatos y peinaba el poco cabello que aún tenía. Siempre terminaba 5:45 aquel ritual, entonces se sentaba en su sillón y no hacía más que mirar cómo las manecillas del reloj anunciaban las seis de la tarde mientras se consumía entre sus dedos un cigarrillo, una vez realizado lo anterior salía, colocaba el candado en su pequeña puerta y caminaba las tres calles empedradas hasta llegar al café-internet, pedía la misma máquina de siempre y se sentaba frente a ella. Santiago Ramos abría su correo electrónico, y veía su bandeja de entrada, todos los días había al menos un correo de Rosario, lo leía una, dos, tres veces; saboreaba en su paladar cada una de las palabras que leía, echaba la cabeza 40 40


hacia atrás y con los ojos cerrados recitaba para sí la misiva completa. Memorizaba cada coma, cada punto, cada tilde y las palabras bailaban en su mente. Amor Mío. He pasado la noche pensando en ti, al colocar mi cabeza en la almohada la imagen que mi mente ha formado de ti se apresuró a mi lecho, tus manos comenzaron por acariciar mis senos desde atrás, sentí tu respiración y el calor de tu cuerpo. Fueron mis manos –aunque prefiero pensar que eran las tuyas- las que se apoderaron de mi sexo y bailaron un vals lento y fugaz. Preferí soltarme, cariño mío, y seguí pensando. Imaginé que en algún lado del mundo estarías tú también pensando en mí. Seguramente tendrás un cigarro en la mano, te he pedido que dejes ese vicio, aunque debo confesar que cuando camino por la calle y me llega el aroma de tabaco de alguien que pasa me hace sentir que eres tú quien se aproxima para abrazarme por la espalda y decirme cuánto me necesitas. Amor mío, cuídate esa tos y no olvides cuánto te amo. Tuya como siempre a las seis: Rosario. Santiago Ramos acomodaba su silla frente al ordenador y sus dedos corrían presurosos sobre las teclas. Siempre era difícil comenzar. “Amor mío” habían sido siempre las palabras de Rosario. Los dos tenían un juego en que ella adoptaba el nombre del personaje femenino que más le gustara y que en ese momento leyera Santiago, aunque el que más le gustaba era Nastasya o Polina también llegó a llamarla Amaranta, Lucy, Verónica, etc. Hermosa Nastasya. El día ha vuelto a ser gris, no recuerdo la última vez que vi un cielo azul. Sabes una cosa, esta soledad ha comenzado a pesar, 41 41


mi compañero es el cigarro y aunque sé que mi tos te preocupa trata de comprenderme, querida Verónica. Largas son las horas desde el alba hasta que por fin marcan las seis de la tarde. He decidido tirar a la basura el televisor que compré hace poco, siempre es lo mismo en este país de mierda: el narcotráfico no cede y los políticos actúan más como proxenetas vendiendo la patria al mejor postor. Cada día son más los desaparecidos y esta violencia a la mujer parece no tener fin, agradezco no vivas aquí, hermosa Marisa, no sabes el miedo que me da que un canalla te haga daño. Ahora leo a Sandor Mari, me gustaría leerte en la cama, seguramente tendrías los ojos cerrados y los pechos al aire, tu pubis estaría latente y expectante, cerraría mi libro y tras apagar la luz, me perdería en ti. Tuyo desde el alba hasta la muerte: Santiago R. Sus mejillas enrojecían cuando al releer notaba que había escrito sobre su pubis y sus senos, sin embargo ella había comenzado hacía algún tiempo ese juego semi-erótico donde tras las pláticas sobre el clima, las noticias y los libros siempre se vislumbraba la ansiedad de sus mutuas carnes. Leía cuidadosamente cada palabra escrita y repasaba en la memoria si algo había pasado de largo. Tras presionar la tecla de “enviar” salía presuroso del café-internet y recorría las mismas tres calles empedradas. Ahora pasaban de las siete y un viento frío lo obligaba a cerrar con sus manos el abrigo. Abría el candado y volvía a encerrarse en su casa, sentarse en el sillón y recitar las palabras del más reciente correo recibido. Abría no menos de cinco latas de cerveza y consumía algunos cigarros. Cada día cambiaba algo en la fisonomía de Rosario, a veces le ponía pelo negro y otras castaño, ojos grandes o pequeños, a veces delgada y de aspecto 42 42


feliz y otras entrada en carnes y de aire misterioso. La imaginaba sentada, de pie, dormida, despierta, llorando o sonriendo, apasionada o fría; Rosario era la suma de sus miedos y sus valías, de sus triunfos y fracasos, de su soledad, de sus vicios, de sus libros, de su música; era la encarnación del dedo que halaría del gatillo de una vez y por todas. Él lo sabía y pensaba que morir por ella o de ella valdría muy bien la pena. Ya a esas horas de la noche y envuelto en la bruma de su alcoholismo abría la misma libreta de forro negro y sacaba punta al mismo lápiz, entonces comenzaba a escribir: Amor mío. No importa cómo vaya el país, pronto todo acabará, no necesitamos nada más que tú a mí y yo a ti. Déjame colocar mis manos en tu rostro, que yo sabré calmar tus miedos. Amé tu correo, muero por un día escucharte leerme en el mismo lecho, amo que me dibujes en cada página de tus libros y ser la nota de tu música. Me alegra te hayas desecho de ese cacharro de televisión que no hacía más que enfurecerte y te apartaba de mí. Prométeme que nunca dejarás de escribirme. Justo ahora camino por mi habitación, no tengo más que un camisón, me gusta verme en el espejo y no sentirme sola, porque tu pensamiento, sé muy bien, está siempre conmigo. Amor mío, sé también que tu tos va peor, no es necesario que me lo cuentes, a veces creo escucharte y también sé que has estado bebiendo de más, por mí hazlo: cuídate. ¿Qué sería de mí sin ti? Tuya como siempre a las seis: Rosario. Santiago cerraba la libreta y guardaba su lápiz, volvía a ponerse el abrigo y salía a recorrer las mismas tres calles ahora más oscuras, pedía la misma computadora y tecleaba rápidamente el correo 43 43


que mañana, a las seis de la tarde, leería con clama y nuevamente memorizaría y sería feliz, y así como ayer, como hoy y como mañana, pensaría que en el mundo existe una Rosario que piensa en él. Por ahora sólo le quedaba una cosa por hacer, regresar a su casa, terminar de vaciar su nevera de cervezas, emborracharse hasta olvidar lo recién escrito y mañana leerlo como si fuera la primera vez en su vida. Así serán los días, uno tras otro hasta el final. Solo y sólo suyo: Santiago Ramos.

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Los autores Alan Raposo (Ciudad de México, 1992). Es licenciado en Psicología. Se dedica al ejercicio musical. Jesús Manuel Tamayo Oliva (Sinaloa, 1992). Su poesía ha sido publicada en revistas nacionales como Timonel (2014). En septiembre de 2015 se publicaron dos poemas en la revista colombiana La Caneca. En 2016, su poesía fue incluida en la antología Versos al aire V, publicada en España. Colaboró con relato en el libro Relato de Correas Sueltas (publicación independiente, 2016). Actualmente es maestro de música. Artemio Ramón Fernández (San Luis Potosí, 1986). Estudios de psicología en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. De 2009 a 2011, asistió al Taller libre de literatura del Museo Othoniano. En septiembre de 2015, fue autor selecto en la compilación Palabras Libertas por la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de San Luis Potosí. Su poesía ha sido publicada en revistas electrónicas como La Rabia del Axolotl, Hologramma, Mil Mesetas, El Humo, A Buen Puerto y El Grito Literario. Isabella Aldana Assad (Ciudad de México, 1998). Es estudiante de artes plásticas en CEDART (Querétaro, Qro.). Wilbert Alejandro Rejón Huchin (Yucatán, 1997). Es ganador del primer lugar en el X y XI Concurso Estatal de Poesía, de los colegios de bachilleres de Yucatán. En 2014, participó en el XXIII Encuentro Académico de Jóvenes Escritores, realizado en la ciudad de Huatulco. En 2015, fue ponente en el primer Encuentro Literario del Sureste, ha publicado en las revistas digitales: Letralia (Venezuela), Morbífica, Bistró, Literatura y poesía, Revista sin fin (auspiciada por la Universidad Autónoma 46 46


de México), Mal de ojo (Chile), entre otras. Forma parte de la Antología Internacional de Poesía Hispana Nómada (Ediciones Nómada, 2016) y de la antología virtual Poetas del Siglo XXI. Actualmente funge como articulista en los sitios: Bitácora de Vuelos, y Encuentro digital. Dirirge la revista de poesía Marcapiel. Rafael Alejandro Mercado Pérez (Querétaro, 1977). Ha publicado cuento, dramaturgia y poesía en las revistas Ágora (Colegio de México), Aeroletras (Universidad Autónoma de Quéretaro) y Prosvet (Mamá Dolores Cartonera). Josué Samuel Cerón Ramos (Hidalgo, 1991). En 2015, publicó en la revista literaria “Opción” del Insituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Alva Daniela Escobar Juárez (Tlaxcala, 1988). Es licenciada en Ingeniería Ambiental por la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP). En 2014 concluyó el Diplomado en Artes Visuales de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT). Es egresada del diplomado en Creación Literaria en la Escuela de la Sociedad General de Escritores de México. Su obra visual ha participado en 16 exposiciones colectivas, una individual y ha sido publicada en revistas como A buen puerto, Revista CP 76MIL y La Libélula. Ha publicado diversos cuentos en suplemento Arteria del Sol (Tlaxcala) y en la revista digital La Libélula. En 2014 participó en el Recital del Laboratorio Experimental de Poesía, así como en Voces 2014: Encuentro de Poetas y Tercer Encuentro de Poesía Casa de la Nube Voces 2016. Fue conductora del programa de radio Los hijos locos. Actualmente conduce el programa de poesía: Soy poeta, luego existo. Ha publicado en las antologías Letra espiral (2015), Coctel de letras (2013) y colaboró en el cuentario Dulce percepción (2015). En 2016 realizó una residencia con el proyecto de ecopoesía “Flores amarillas”, en The Guapamacátaro Center for Art and Ecology. Actualmente escribe una columna semanal en el suplemento cultural Arteria del Sol. 47 47


Adrián Audel Rodríguez Tonche (Veracruz, 1990). Es estudiante de la licenciatura en Humanidades en la Universidad Autónoma de México (UAM). En 2014 recibió la primera mención honorífica en el Concurso de Poesía de la Ciudad de Coatzacoalcos. Ha colaborado para diversas revistas digitales como Revista a Buen Puerto, Minificción, Hologramma, Revista La Otra, Revista Raíces. Iván Viñas Arrambide (Ciudad de México, 1981) . Es escritor y traductor. Parte de su obra ha sido publicada en las revistas Periódico de poesía de la UNAM, Círculo de poesía y Cuadrivio. Participó en las antologías Voces de los arcanos (Minimalia, 2003), Pragmatáfora (Descritura Ediciones, 2004), Gira Poema (Libro libre, 2008), Cada chango a su mecate (Colección editorial el Zócalo, 2010). Su obra ha participado en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, y Poesía en Movimiento en el Metro de la Ciudad de México. Luis Alfonso García Martínez (Ciudad de México, 1975) Realizó estudios en Derecho, Diversidad Cultural e Interculturalidad, así como en Creación Literaria. Ha publicado poesía, narrativa y artículos culturales en diversas revistas electrónicas e impresas, y suplementos culturales del país. Es autor de los libros inéditos Bala mía (poesía) y Temporada de Phatos (narrativa). Actualmente es profesor en el Centro Universitario Emmanuel Kant, asesor creativo independiente y promotor de la lectura y las artes. Belén Conde Durán (Mérida, México, 1982). Es licenciada en Filología Inglesa. Ejerce la traducción y la escritura. En 2015 obtuvo el 1er premio en el I Concurso Literario San Martín del Río, el 2º premio del IV Certamen Literario de Lechago, y el 3er premio en el I Concurso de Microrrelatos “Misterio, de Vocación Escritor”. En 2016 obtuvo el 1er premio en el I Concur48 48


so de Minicuentos “Casa de Muñecas” de Mundo Escritura, y el 3er Premio en el IV Concurso de Relatos Cortos “Libre Mente” de AGIFES. Recibió una mención especial en el VIII Certamen Internacional de Relatos Breves de la Biblioteca de Alovera. Es autora del libro La cuarta orientación. Luis Guillermo Flores Alvarado (Ciudad de México, 1988). Es estudiante de la Licenciatura en Pedagogía. Desde 2015 colabora mensualmente en la revista digital Jóvenes Construyendo. En 2014 participó en la revista digital Educa de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN). Ricardo Jesús García Gómez (Ciudad de México, 1996). Es estudiante de la Licenciatura en Piscología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En 2016 publicó en la revista Letramía, la cual se presentó en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería; así como en la revista digital Grezza. Carlos Arturo Ramos Medina (Puebla, 1987). Es Licenciado en Educación con especialidad en Español, y Maestro en Literatura Iberoamericana del Siglo XIX y XX. En 2007, obtuvo el 1er premio en el Concurso de Creación Literaria Internormales. En 2014, participó en el Diplomado en Creación Literaria del INBA. Actualmente es profesor y promotor de literatura en una comunidad indígena. Ha publicado en las revistas Revarena (México), Recortes (Perú), y Letras (México). Pablo Alonso González (Puebla, 1992). Estudió fotografia en F64 con Ricardo Carbonell y Nirvana Paz. Participó en la exposición Llevar Vida Volante, en la galería Nabis, Arte Contemporáneo en Puebla.

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Colofón dirección y diseño: Alejandro Del Castillo corrección de diseño y estiLo: Eduardo Gallardo, Giovanna A. Herrera, Mauricio Caudillo, José Manuel de la Vega. El autor de las fotografías de la portada, presentación, introducción a sección de Poesía y Narrativa, así como del colofón, es Pablo Alonso González. La responsabilidad de los textos y las fotografías aquí publicadas recae exclusivamente en sus autores, y su contenido no refleja necesariamente el criterio de la revista. Las fotografías donde no aparece nombre de autor son obra del equipo editorial y propiedad de Revarena Ediciones.

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El filo del cuerpo (narrativa) Aldo Rosales Velázquez

Colección de relatos inscrita en la tradición del deporte de contacto y la literatura, donde el autor indaga en el hombre que se enfunda los guantes, y nos entrega una radiografía que precede a los reflectores, una narrativa que no teme fijar la mirada en el desastre. Se trata de un libro que atiende con cautela los momentos de la vida dentro y fuera del ring, en los que se forja un peleador.

A la luz de los almendros (poesía) Claudia Flores Espinosa

En este libro se encuentra el primer ímpetu de un aliento joven, que se expresa sin temor ni vanidad. Cada poema nos obsequia el sosiego para mirar aquello que hay detrás de las cosas, de nuestras palabras. Su poesía no se ocupa de sublimar el mundo a través de la palabra; las palabras son sublimadas por la forma en que nos muestra el mundo.

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