Resumen Latinoamericano / Suplemento de Formación y Debate Haití

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SUMPLEMENTO DE FORMACIÓN Y DEBATE | RESUMEN LATINOAMERICANO

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RESUMEN LATINOAMERICANO | SUMPLEMENTO DE FORMACIÓN Y DEBATE

A 211 años del grito antiesclavista y contra el colonialismo

La Revolución Haitiana y la lucha actual contra la Dependencia ► Por Henry Boisrolin

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mantenía siempre una relación de subordinación total con respecto, por ejemplo, a un importante negociante que vivía en Francia. Tal situación provocaba el contrabando marítimo, ya que los colonos carecían muchas veces de productos indispensables, sobre todo en épocas de guerra en Europa. Situación que provocaba también la idea de la autonomía con respecto a la metrópoli. Así, los colonos tenían que atacar al poderoso aparato político, administrativo y militar que aseguraba durante mucho tiempo la subordinación de la colonia de Saint-Domingue a Francia, para lograr mayor margen de maniobra y conservar en sus manos una cuota muy superior de la riqueza proveniente de la Esclavitud.

or distintos motivos, el interés por el estudio de la problemática haitiana en América Latina es escaso. Tan solo los analistas, en su enorme mayoría, ponen el acento sobre los escalofriantes y reales datos publicados por distintos organismos internacionales que confirman que ese pequeño país caribeño detenta el récord en analfabetismo (60% en las zonas rurales y más de 40% en las zonas urbanas), en mortalidad infantil (80 por mil nacidos vivos), en desocupación (70% de la población activa) y todas las demás lacras del subdesarrollo crónico propio de un país periférico sumamente dependiente del imperialismo norteamericano. Inclusive, muchos reproducen los esquemas discriminatorios provenientes de los grandes centros del poder mundial también acerca de la religión del pueblo haitiano (el vodú), asimilándola a la magia. Así, Haití aparece en numerosos textos como algo exótico, fuera del marco del sistema capitalista de dependencia predominante en América Latina y el Caribe -a excepción de Cuba-. El pueblo haitiano aparece también desposeído de su cultura y, sobre todo, de su historia. Una historia que, desde distintos puntos de vista, merece sin embargo un trato netamente diferente. Pero sería injusto en esta breve introducción no reconocer también la culpabilidad de la elite haitiana, la de los dirigentes políticos de mi país desde 1806 hasta nuestros días –salvo algunas y honrosas excepciones– y la de las organizaciones de la izquierda haitiana, en ese modo tan equivocado y tan divulgado de aprehender el drama haitiano. A 211 años de la Proclamación de la Independencia de Haití, revalorizar aquella epopeya –además de ser un deber ineludible – se torna indispensable a la hora de aportar una contribución real y efectiva a la lucha por la transformación de la realidad de ese país sumergido en el atraso, la miseria, el hambre, la indiferencia, el menosprecio y la violencia. Ojalá que las líneas que siguen puedan servir a la puesta en marcha de un proceso de lucha por el rescate de la identidad del pueblo haitiano, la recuperación de su dignidad; es decir por su segunda y definitiva segunda liberación. De la esclavitud a la Independencia Esta terrible historia empezó en diciembre de 1492 con la conquista española de toda la isla, hoy dividida en dos Repúblicas: la Dominicana al este y la de Haití al oeste. Para realizar el pillaje de su principal riqueza, el oro, los conquistadores sometieron a los primeros habitantes (Tainos, Caribes, Arawacs, etc.) a trabajos forzados en las minas donde yacía

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Existieron grandes terratenientes y grandes comerciantes. Fueron los principales propietarios no sólo de muchos medios de producción, sino también de la principal fuerza de trabajo: el esclavo. Fueron cerca de 28.000 en el momento del estallido de la Revolución, y casi todos europeos.

Los esclavos se vengaron de sus verdugos y se declararon libertos. ese metal precioso y tan importante para el posterior desarrollo del régimen capitalista de producción. Aplastadas las rebeliones indígenas por las enfermedades introducidas por los europeos y, sobre todo, por la fuerza y superioridad de las armas españolas, esos grupos étnicos fueron exterminados. Así se produjo el primer genocidio en nuestra región. Es a partir de allí, que en 1517 los vencedores decidieron el transporte de melanoafricanos como esclavos para reemplazar a los indígenas. Había comenzado la Trata Negrera, y luego su producto, la Esclavitud. Este último fue, sin duda, uno de los pilares fundamentales para el desarrollo y prosperidad del capitalismo. En este punto, recalco nada más que la historia jamás registró algo peor en cuanto a crueldad, sometimiento y tragedia humana. Como el rigor de aquel sistema de dominación es conocido por todos, me eximo de mayores comentarios. En 1697, por el Tratado de Ryswick, España cedió a Francia la tercera parte de la isla. Los franceses la llamaron Saint-Domingue; y a través del tiempo se transformó en la colonia más próspera que tuvo Francia. Su producción –gracias a la mano de obra esclava– llegó a representar las dos terceras partes del comercio

exterior de la metrópoli. Pero dicha riqueza fue únicamente para los dueños de los medios de producción ya que la principal fuerza generadora de esa colosal masa de riquezas (el esclavo) vivió como animal. Su rendimiento no llegaba a los diez años. El Pacto Colonial fue un mecanismo que aseguró a Francia los máximos beneficios en el intercambio con sus colonias. En efecto, este pacto exigía que toda la producción de las colonias tenía que ir a parar exclusivamente al mercado metropolitano, y a su vez todos los productos que éstas consumían debían provenir de Francia. De hecho, estableció una división del trabajo de tal modo que la producción colonial no pudo competir con la de la metrópoli, ya que las colonias tuvieron que concentrarse únicamente en la producción primaria. Por tanto, toda industria estuvo prohibida en la isla. El Pacto Colonial exigió que el transporte marítimo de los productos desde y hacia las colonias tenía que hacerse utilizando exclusivamente buques franceses. La primera contradicción principal entre las clases dominantes y explotadoras surgió, sin embargo, del mismo Pacto Colonial, a pesar de su eficacia. Pues el colono que vivía en las colonias y manejaba los hilos de la explotación

Existió también un sector intermedio no homogéneo formado por pequeños propietarios de tierra explotando por supuesto mano de obra esclava. Fueron cerca de 30.000. Entre ellos se destacaron los hijos de los europeos con algunas esclavas (los mal llamados mulatos) y europeos de bajos recursos y dedicados específicamente a pequeñas actividades comerciales. En el polo diametralmente opuesto existió un inmenso sector totalmente oprimido y explotado, formado por los esclavos provenientes de África y sus descendientes. Fueron más de 455.000 al estallar la Revolución. Obviamente, se trató de una formación social integrada por clases antagónicas. Y si se tiene en cuenta la existencia del formidable aparato político, administrativo y represivo que aseguró el sometimiento de todos los habitantes de la colonia a los intereses de los sectores dominantes de la metrópoli, es fácil comprender que la lucha por la libertad no pudo hacerse por medios pacíficos. La violencia revolucionaria fue el único medio capaz de asegurar el triunfo. Así lo entendieron los líderes políticos y militares de los esclavos y las propias masas al rebelarse en agosto de 1791 quemando plantaciones y ajusticiando a sus verdugos. Reflexiones Pertinentes A todas luces, la Revolución Haitiana (17911804) ha sido un hecho inédito y jamás repetido en la Historia. No la caracterizo de revolución burguesa, como lo hacen muchos


SUMPLEMENTO DE FORMACIÓN Y DEBATE | RESUMEN LATINOAMERICANO historiadores basándose únicamente en las características de la época. Pues entiendo que la inexistencia de una burguesía desarrollada en Saint-Domingue, explica suficientemente su incapacidad para desempeñar el rol dirigente que sí cumplió en Francia en 1789. Además esa Revolución no estableció luego de su triunfo relaciones capitalistas de producción, más allá que haya permitido poner fin a un sistema precapitalista de producción como lo ha sido la Esclavitud. Es necesario comprender que la Esclavitud fue más bien uno de los pilares para el posterior desarrollo del capitalismo, pero no son iguales. A mi entender, se trata de una Revolución anticolonial, antiesclavista y anticapitalista en el marco de la lucha por la liberación nacional y social. Pero, desafortunadamente, ha sido una Revolución que duró sólo dos años. Luego de que el fundador de la patria, Jean-Jacques Dessalines, hiciera promulgar una Ley de Reforma Agraria con características revolucionarias, los sectores acomodados desde la época colonial que lo habían acompañado durante la lucha por la Independencia montaron un golpe. Asesinaron a Dessalines el 17 de octubre de 1806, y luego hicieron lo mismo con sus principales lugartenientes. La contrarrevolución triunfó y se consolidó con la llegada al poder de un representante del sector intermedio de la época colonial: Alexandre Pétion. El país se dividió en dos: el Reino del Norte bajo el mando de Henri Christophe y el resto del país bajo el liderazgo de Pétion. Luego asumió el poder después de la reunificación otro representante de los sectores acomodados desde la época colonial: Jean-Pierre Boyer. Este nefasto personaje fue quien aceptó pagar a Carlos X una indemnización de 150 millones de francos-oro -luego reducida a 75 millones- para obtener de Francia el reconocimiento de la Independencia de Haití. Fue la primera deuda externa de un país latinoamericano, cuyo pago durante prácticamente un siglo contribuyó al atraso del país. En este marco, queda claro que las razones de la actual dependencia se encuentran desde muy lejos en nuestra historia, y la presencia de la MINUSTAH -Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití- determinando la ocupación del país es consecuencia de esta misma derrota señalada anteriormente. Aquí no vale invertir el orden de los factores, si no queremos empequeñecer nuestra maravillosa historia y caer en la ridiculez total. Así, hace falta abordar el balance de los últimos casi tres decenios de las experiencias de la lucha por la liberación en Haití. Empezar, por ejemplo, por reconocer cuáles son nuestros límites y que hemos sufrido una aplastante derrota de la mano del imperialismo y de las clases dominantes haitianas. En efecto, supimos echar a la dictadura en 1986, pero no supimos crear organizaciones políticas revolucionarias que estuvieran a la altura de la estrategia revolucionaria que exigía el momento pos dictatorial. Al contrario, la hegemonía dentro de lo que se podría denominar el campo popular fue ejercida por una serie de organizaciones cuya estrategia no podía responder exitosamente a las expectativas de las masas ya que sólo tenían un perfil ideológico socialdemócrata de carácter populista que canonizaba la vía electoral como la única posible y válida para conquistar el poder. Y, al lograrlo, sus dirigentes planteaban como cambios posibles: mejoras salariales y algunas leyes y reformas sociales exageradamente moderadas. Existían -y siguen existiendo- unas organizaciones que hablaban de democracia pero que jamás definían el carácter de clase

El espíritu anticolonial y antiesclavista perdura en gran parte de la población haitiana. que tendríamos los haitianos para sentarnos y ponernos de acuerdo sobre un proyecto de país. Si fuera así, habría que pensar que Haití no tendría nada que ver con la división internacional del trabajo, con un mundo donde hay unas naciones periféricas y otras centrales en donde estas últimas imponen las reglas sólo en función de sus intereses. Así, también, la primera ocupación militar norteamericana de Haití (1915-1934) no tendría nada que ver en el comportamiento de las clases sociales, de las organizaciones, o en la transformación de Haití en una perfecta neocolonia de los EE.UU. Y lo más preocupante es que, hasta ahora, algunos analistas que pretenden ser científicos, no pueden entender que el origen de nuestro fracaso se ubica a partir del asesinato de Dessalines en 1806, el padre de nuestra patria, y con el pago de la llamada deuda de la Independencia en 1825. Por todo ello, hace falta dejar de lado las fórmulas que buscan permanentemente las causas de nuestra crisis en la cabeza de los haitianos sin tener en cuenta previamente las condiciones materiales de su existencia, como así también los tres siglos de esclavitud y el sistema social en el cual estamos evolucionando.

Miles de personas se movilizan habitualmente en reclamo a demandas postergadas y promesas jamás cumplidas. de la misma. La democracia se resumía en el rechazo a la dictadura duvalierista calificada de criminal, oscurantista y retrógrada, como si ésta fuera el único mal que impedía el buen funcionamiento de la sociedad haitiana. Una simplificación nefasta, pues ni siquiera permitía analizar el contexto histórico y material en que se desarrolló la dictadura duvalierista. De ahí, surgía con ímpetu una fuerza social y política mayoritariamente enmarcada dentro del pensamiento burgués. Un movimiento que iba a caer, al cabo de algunos años de lucha en contra del Consejo Nacional de

Gobierno (CNG) que había reemplazado al dictador luego de su fuga, bajo el liderazgo de Jean-Bertrand Aristide, un cura que era adepto de la Teología de la Liberación. Un movimiento político y social mucho más complejo y diverso que la sumatoria de sus componentes, lleno de contradicciones y de límites ideológicos. Ante tal situación, quiero afirmar mi total rechazo a todo tipo de análisis que pretende explicar nuestra crisis a partir de una supuesta idea muy difundida acerca de la imposibilidad

Así, esta línea argumental plantea que Haití es un país pobre y no un país empobrecido, y sus ciudadanos en su inmensa mayoría son gente deshonesta e incapaz de vivir en armonía. Un país donde las masas son tan culpables que las clases dominantes. Algo realmente escandaloso e inadmisible al tener en cuenta las extremas condiciones de vida de los desposeídos y la explotación que los oprime de manera infrahumana. En este sentido, según mi criterio, todo análisis acerca del indescriptible empobrecimiento del país como de su crisis ininterrumpida que pretende ser científico, no puede ignorar ni minimizar el saqueo colonial y poscolonial, sin olvidar la extrema dependencia del país. Es en este contexto que acuso fundamentalmente tanto a España, a Francia, a los EE.UU. y a Canadá, como así también a la oligarquía haitiana, y apuesto a la rebelión popular para salir de la Dependencia, echar a la MINUSTAH y construir la segunda y definitiva Independencia y nuestro propio socialismo. ◄

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La irresponsabilidad de varios gobiernos latinoamericanos alimentó la MINUSTAH

Los nuevos invasores del suelo haitiano ► Por Henry Boisrolin

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aití experimenta una crisis ininterrumpida como consecuencia directa de algunos acontecimientos históricos y políticos trascendentales desde los primeros años de su existencia hasta nuestros días. Sin la pretensión de presentar una lista exhaustiva de los mismos, resalto: el asesinato el 17 de octubre de 1806 de Jean-Jacques Dessalines, el fundador de la Nación; el pago de la deuda llamada de Independencia de 1825; la primera ocupación imperialista al principio del siglo XX (1915-1934); el golpe de Estado en contra del presidente Dumarsais Estimé en 1950; la dictadura duvalierista (1957-1986); el golpe de Estado en contra del presidente Aristide (1991-1994); la ocupación norteamericana comenzada en 1994 luego de la claudicación de los dirigentes de Lavalas con Aristide a la cabeza; el golpe en contra del presidente Aristide en 2004; la ocupación por parte de la MINUSTAH en 2004 como continuidad de la comenzada en 1915; y las sucesivas derrotas del campo popular durante más de dos siglos. Sin embargo, en los últimos 50 años, dicha crisis se tornó cada vez más problemática. Cuando hablo de crisis, no me refiero solamente a las escandalosas y evidentes condiciones materiales infrahumanas divulgadas muchas veces por los grandes medios de prensa sin explicación seria alguna en las cuales sobrevive la inmensa mayoría de los 10 millones de

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habitantes de Haití, sino también a las causas de la misma y al colapso de las estructuras de dependencia en donde las repugnantes y raquíticas clases dominantes demuestran año tras año y de manera alarmante su incapacidad para resolverla. Indudablemente, esta situación crítica interpela en primer término al imperialismo norteamericano como principal responsable al igual que sus socios y cómplices internos totalmente domesticados, como así también, pero a un nivel diferente, a la izquierda haitiana, más allá de reconocer su heroicidad, sus enormes sacrificios pero también sus limitaciones y significativos errores. Acuso, fundamentalmente y sin ambigüedad, a ese mismo imperialismo que con la primera ocupación militar (1915-1934) de Haití creyó, al abandonar el país en 1934, luego de haber cometido toda una serie de atropellos y crímenes en contra del pueblo haitiano, que había dejado para siempre estructuras muy sólidas y de diversa naturaleza capaces de asegurar un control y dominio de las masas populares sin grandes sobresaltos y así salvaguardar de manera permanente sus intereses. Pero la realidad reveló todo lo contrario. En efecto, ante escenarios políticos, económicos, sociales y de resistencia profundamente complejos y ambiguos construidos por los sectores populares, al enemigo principal de los pueblos oprimidos del planeta no le quedó

otra alternativa que recurrir a todo su poderío tal como, por ejemplo, en los últimos 11 años, a la imposición de esta nueva ingeniería de dominación en la región: la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (MINUSTAH), que no es otra cosa que una ocupación tercerizada del imperialismo. Ahora bien, para empezar a analizar la realidad actual, hace falta resaltar que la lista de los crímenes cometidos por la MINUSTAH resulta tan larga como la resistencia del pueblo haitiano a la misma. También, durante todo ese largo tiempo, es imprescindible recalcar que como los vilipendiados y explotados haitianos son marginados de la toma de decisiones por la llamada comunidad internacional y la complicidad y el servilismo de los dirigentes haitianos que emplean año tras año múltiples formas de dominación y sometimiento, la injusticia y la exclusión alcanzaron niveles inusitados. Luego de once años de presencia de la MINUSTAH, las instituciones haitianas se desmoronaron totalmente, las elecciones se transformaron en fraudes masivos, el empobrecimiento de las masas alcanzó niveles inusitados, al igual que la corrupción y la incapacidad de los dirigentes de turno. Sin embargo, a pesar de todos estos datos netamente negativos y la difusión por distintos medios de las terribles injusticias padecidas por el pueblo haitiano -tales como violaciones sexuales perpetradas

por miembros de la MINUSTAH a niñas y mujeres haitianas y jóvenes haitianos, las represiones a movilizaciones populares, la introducción del cólera por los uniformados que ya costó más de 9.000 muertos y más de 800.000 personas infectadas en todo el país-, esto todavía no ha conmovido a ningún gobierno de la región que ha decidido -desde 2004- enviar y mantener sus tropas dentro de la MINUSTAH. Peor aún, cuando las haitianas y los haitianos denunciamos esos atropellos a la dignidad humana, pareciera que estuviéramos rogando a ellos para obtener su clemencia, caridad o piedad, y no justicia y respeto a nuestro derecho a la autodeterminación y a nuestra soberanía. A esta altura del desarrollo de los acontecimientos, no cabe la menor duda que estamos asistiendo a la recolonización de un pueblo. Y en este proceso de neocolonización, lo más incongruente y escandaloso es el accionar de los gobiernos latinoamericanos que plantean en sus respectivos países algunas transformaciones políticas, económicas y sociales progresistas y hasta antiimperialistas en ciertos casos. Así, a mi entender, gobiernos como los de Evo Morales en Bolivia y de Rafael Correa en Ecuador, al mantener sus tropas en Haití no sólo se contradicen, sino que en este preciso caso pierden credibilidad y actúan en contra de los cambios que pregonan. Lo mismo digo


SUMPLEMENTO DE FORMACIÓN Y DEBATE | RESUMEN LATINOAMERICANO con respecto a los de Brasil, Uruguay, Chile, y Argentina que a pesar de haber retirado sus tropas ha dejado el hospital reubicable perteneciente a su Fuerza Área al servicio de la MINUSTAH. En este contexto, vale señalar que nadie puede hacer justicia plena en el plano interno si desconoce y atropella derechos de otros pueblos. Por otra parte, pretender enfrentar al imperialismo cometiendo las mismas arbitrariedades contra otros pueblos en cualquier parte del mundo, es simplemente una aberración histórica. Y en el caso específico de la MINUSTAH, se trata por parte de esos gobiernos de una complicidad inaceptable al formar parte de una ingeniería de dominación elaborada por el propio imperialismo norteamericano. Pero ningún gobierno latinoamericano hasta ahora admitió abiertamente que la MINUSTAH es una fuerza de ocupación. Y cuando se los acusa de participar en la ocupación de Haití, contestan sin vacilación alguna que nunca cometerían tal abuso o despropósito. Sólo -según sus propias palabras- participan en una “Misión de Paz” para ayudar al pueblo haitiano, a construir, por ejemplo, un hospital por allí, o varios kilómetros de camino o algunos puentes en algún rincón de Haití, o para distribuir agua potable en alguna barriada popular, o para resolver los problemas causados por grupos violentos y criminales sin ideología, etc. Pero durante estos 11 años, la realidad ha demostrado que la MINUSTAH no se ha dedicado mayormente a estas obras de beneficencia. Al contrario, -bajo la comandancia militar de Brasil- ha intervenido de manera directa en los asuntos internos de Haití, ha contribuido a la manipulación de elecciones por parte de la llamada comunidad internacional, ha indicado -e indica- a las marionetas haitianas impuestas en los puestos de dirección del país lo que han de hacer, ha reprimido movilizaciones populares, etc. En este marco, cualquiera podría preguntarles: ¿cómo se puede desarrollar la democracia en un país si su pueblo ha perdido su soberanía? Evidentemente, con este tipo de política la respuesta no es sencilla. Es así que algunos dirigentes latinoamericanos hasta han llegado a afirmar que el concepto de soberanía ha sufrido algunos cambios en los últimos tiempos. Una barbaridad que insulta a la propia razón, ya que determinan para otros y según su conveniencia el significado de la soberanía. Comportamiento totalmente perjudicial para el pueblo haitiano, teniendo en cuenta que eso les permite desconocer los gritos y las movilizaciones del pueblo haitiano en contra de la MINUSTAH. Así, también, a pesar del estrepitoso fracaso de la MINUSTAH, para seguir defendiendo esta ocupación disfrazada de ayuda humanitaria, se esconden detrás de las Naciones Unidas como si se tratara de un organismo que se colocaría por encima de los anhelos y las decisiones del pueblo haitiano. Un organismo que, curiosamente, en el caso de Haití dejaría de ser este ministerio supranacional -reconocido en otras oportunidades por muchos de esos mismos dirigentes- al servicio de los intereses de las grandes potencias, fundamentalmente de los EE.UU. Y esto es simplemente inaceptable, y así lo entendió el campo popular haitiano desde los primeros instantes. Y, por último, hace falta entender que si este tipo de intervención que se ensaya en Haití tiene éxito, también podrá ser “aplicada” en cualquier país de la región. Nadie está exento; salvo que estos dirigentes latinoamericanos crean que por participar de esta ocupación esto les exime de una intervención manejada directamente o indirectamente por el imperialismo norteamericano. ◄

Jean-Jacque Dessalines:

el primer General anti-liberal ► Por Jean-Anil Louis-Juste

Dessalines: “En la batalla por vuestra libertad, me comprometo también a luchar por vuestro bienestar”.

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s en la práctica del sistema de producción esclavista en Saint-Domingue que podemos descubrir el pensamiento del General Jean-Jacques Dessalines sobre la libertad. Y es a partir de esta práctica del General en la madre tierra de la libertad en América Latina, que vamos a poder encontrar el camino capaz de conducir a la desocupación del país por la MINUSTAH. Es preciso recordar que el antiguo régimen francés estableció la esclavitud en Saint-Domingue, y se desarrolló a partir de la explotación de los trabajadores esclavos. También resaltar que la colonia de Saint-Domingue representó la principal fuente de riqueza económica de Francia; razón por la cual fue conocida como “Perla de las Antillas”. Pero fue una linda flor sin perfume, ya que los trabajadores que producían las riquezas no podían gozar de absolutamente nada. Al contrario, los dueños de las plantaciones ni siquiera consideraban a los trabajadores como seres humanos. Incluso promulgaron leyes donde los trabajadores eran considerados como si fueran un simple instrumento, e incorporaron estas leyes en el llamado Código Negro. Y este Código era, sin lugar a dudas, una cuerda para ahorcar a los esclavos. Además, los dueños de las plantaciones tenían derecho de vida o muerte sobre los trabajadores esclavos, y los utilizaban también como objetos de placer. Dichas prácticas sexuales habían creado una nueva categoría social denominada mestiza, es decir aquellos que tenían en su cuerpo la sangre de los llamados blancos con las esclavas llamadas negras.

Dessalines contra los esclavocratas “¡Libertad o Muerte! Vivir libre o morir”, fue la consigna de guerra de Dessalines en contra del liberalismo esclavista. Y esto en el mismo momento donde muchos intelectuales europeos reflexionaban sobre la libertad individual, sobre los derechos humanos, etc., pero se beneficiaban de la producción esclavista. Como prueba, podemos recodar a John Locke, uno de los grandes pensadores del liberalismo, que era propietario de uno de los buques que participaban en el tráfico de esclavos hacia América. Además, hace falta señalar que fueron las metrópolis que establecieron las colonias para sus propios beneficios. Ninguna colonia podía establecer alguna industria para transformar los productos agrícolas como tampoco comercializar con otros países que no fueran sus metrópolis. Es decir, desde todos los puntos de vista, no existió ninguna forma de libertad en Saint-Domingue. El General Dessalines desató la guerra con la conciencia clara que todos los seres humanos han de tener libertad para decidir sobre sus vidas. En su primer discurso a la Nación, declaró: “Hemos puesto todas nuestras fuerzas para alcanzar nuestra libertad. Ahora tenemos que utilizar todo nuestro coraje para que esta libertad sea para nosotros mismos”. En este mismo discurso, el General Dessalines vinculó la libertad con el bienestar; asimismo dijo: “En la batalla por vuestra libertad, me comprometo también a luchar por vuestro bienestar. Antes de reforzar esta libertad a través de alguna ley capaz de asegu-

rar la libre individualidad, los jefes que están conmigo, tenemos que dar pruebas concretas de nuestro total compromiso”. Es necesario aclarar que Dessalines, quien fue el primero en emplear este concepto, no tenía las condiciones intelectuales para desarrollarlo tal como lo hizo el europeo Karl Marx. Entonces, es en el desarrollo de la lucha antiesclavista con los cimarrones de Saint-Domingue, que pudo razonar sobre la libertad real. Otro europeo llamado Hegel, interpretó la vida como una lucha entre la libertad y la esclavitud. Según él, los dueños de las plantaciones y los trabajadores esclavos vivían en una especie de interdependencia, pero esos trabajadores no podían realizar sus propios intereses sin la destrucción de los amos. Es en este sentido, que su discípulo Karl Marx iba a desarrollar el concepto de libre individualidad como la capacidad de los seres humanos para salir de la dependencia para poder vivir como verdaderos seres humanos, es decir para vivir dignamente. En resumen, nadie puede ser libre si la sociedad no ha podido crear las condiciones para que todos puedan satisfacer sus necesidades. Pues es en la satisfacción de las necesidades de todos los seres humanos que éstos van a tener la posibilidad para desarrollar sus capacidades para vivir plenamente en la sociedad. La libre individualidad es el desarrollo de todos los seres humanos en una sociedad basada en una solidaridad real entre todos. Es en este marco que hay que interpretar al General Dessalines cuando decía: “El interés colectivo ha de superar el interés individual para poder alcanzar la libertad”. ◄

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Los Clinton tratan a Haití como si fuera un estado vasallo de su propiedad ► Por Wayne Madsen

Durante los dos últimos siglos ha habido en el planeta dos líderes mundiales que decidieron que naciones completas deberían ser de su personal propiedad y explotarlas a voluntad. El primero fue el Rey Leopoldo II de Bélgica quien reclamó la propiedad personal del mal denominado Estado Libre del Congo, colonia represiva no de Bélgica sino de su rey, famoso mujeriego y explotador de prostitutas. El segundo ejemplo de líder mundial que reclama la propiedad completa de un país entero es el ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton. En tanto el Sr. Clinton comparte con el viejo rey Leopoldo II su inclinación por las damas de la noche y las queridas, es la extensa dominación de Haití lo que hace de Clinton un doble de Leopoldo II. Otra primera vuelta electoral presidencial en Haití realizada el 25 de octubre se ha prestado para un nuevo ejercicio de campante fraude en la tabulación de los votos. El Dr. Maryse Narcisse, candidato del partido del ex presidente de Haití, Jean Bertrand Aristide, el Fanmi Lavalas, reclamó que la reciente elección se basó en un descomunal fraude por parte del gobierno haitiano. En el año 2010 el actual presidente, Michel Martelly, reclamó que su tercer lugar contra el candidato apoyado por el gobierno en la primera vuelta fue todo un fraude. El reclamo de Martelly tuvo éxito y fue promovido a un segundo puesto y en la segunda vuelta resultó ganador y fue elegido presidente de Haití. En la más reciente elección en una sola vuelta, el sucesor de Martelly, escogido a dedo, Jovenal Moise, se dice que logró el 32,8 por ciento de los votos, seguido por Jude Celestin, y apoyado por el ex presidente René Preval con el 25,2 por ciento de los votos. El tercer lugar en la llegada, Moise Jean-Charles, con gran popularidad en Haití fue desplazado de la vuelta final. Sin perjuicio que el Sr. Clinton enviara tropas norteamericanas a Haití el año 1994 para restablecer al presidente elegido Aristide, un cura católico romano de orientación marxista de la “Teología de la Liberación”, fue derrocado por un golpe de estado en el mes de septiembre de 1991. La operación militar de Clinton del año 1994 Operación “Apoyar la Democracia” bien podría denominarse de nuevo como “Operación Apoyar la Riqueza de los Clinton”. Rápidamente, Clinton traicionó a Aristide una vez que quedó claro que el partido del presidente haitiano Fanmi Lavalas se encaminaba hacia el mismo progresismo izquierdista como el Movimiento Quinta República de Hugo Chávez en Venezuela que resultó victorioso el año 1999. Clinton obligó al país a soportar las dolorosas

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medidas de austeridad del Fondo Monetario Internacional, FMI prácticamente una sentencia de muerte para el país más pobre del Hemisferio Occidental. En el año 1996, Preval, por quien Clinton manifestó una espontánea simpatía debido a su compromiso de privatizar las empresas estadales de Haití, fue elegido presidente en reemplazo de Aristide. Los seguidores de Bertrand Aristide en el parlamento chocaron con los seguidores de Preval. En el año 1999 Preval disolvió el parlamento y gobernó por decreto durante el resto del año que le quedaba de gobierno. Las acciones de Preval fueron apoyadas por el falso Clinton “pro-democracia” quien el año 1999 estaba muy ocupado en restablecer su capital político luego de la acusación constitucional por parte de la Cámara de Representantes debido al escándalo de Mónica Lewinsky y apoyó las medidas anti-constitucionales de Preval. En el año 2000 Aristide postuló nuevamente a la presidencia de Haití. El Departamento de

Bill Clinton, el brazo del imperio en Haití. más del 92 por ciento de los votos. Una vez que Aristide fue derribado mediante un golpe de estado inspirado y planificado por la Agencia Central de Inteligencia, CIA el año 2004 Clinton extasiado bailó sobre la tumba política de Aristide, quien fue exiliado, primero a la República Central Africana y luego hacia Sudáfrica. En el año 2009 el Secretario

A pesar de la represión de la Minustah, el pueblo no abandona las calles. Estado de Estados Unidos, dirigido por la vieja consigliere de Clinton, Madeleine Albright, apoyó a la oposición haitiana boicoteando la elección presidencial la cual claramente demostraba que las mesas que estaban escrutadas en un 60 por ciento que Aristide ganaba con

General de Naciones Unidas, Ban Kimoon, quien es de propiedad de Clinton y actúa según el gobierno norteamericano, nombró a Bill Clinton como el Enviado Especial de Naciones Unidas para Haití. Clinton se aseguró que la oposición popu-

lista leal a Aristide, el hombre que él ayudó a recuperar la presidencia luego del golpe de estado militar de 1991, siguiera reprimido. Aristide resultaba una anatema para los planes de Clinton para extraer hasta la última ganancia imaginable de Haití. Clinton fue capaz de emplear a la “pacificadora” Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití, MINUSTAH como sus personales centuriones para asegurarse que sus secuaces políticos y empresariales no fueran amenazados por las fuerzas populistas de Aristide que había regresado del exilio en año 2011 con su partido Lavalas. Las fuerzas de la MINUSTAH atacaron y continúan atacando a las fuerzas de Aristide de manera brutal. Tal vez conservando el espíritu de la historia de las sórdidas desviaciones sexuales del Enviado Especial de Naciones Unidas, Bill Clinton, las fuerzas de la MINUSTAH en Haití han sido acusadas de cometer crímenes sexuales, incluyendo la violación colectiva múltiple de un adolescente haitiano, un soldado nepalés torturando hasta la muerte a un muchacho haitiano de 16 años, oficiales paquistaníes violando a un muchacho haitiano de 14 años, débil mental y tropas de Sri Lanka violando niños haitianos. Ni Bill Clinton ni Hillary Clinton jamás han mencionado estas vergonzantes acciones mientras el ex presidente de Estados Unidos ejercía como Enviado Especial de la ONU para Haití. Para coronar estos crímenes de la MINUSTAH está la introducción del cólera en Haití por tropas nepalesas. En el año 2008 la embajadora norteamericana en Haití, Janet Sanderson, lanzó una advertencia contra el regreso de Aristide al país en un cable clasificado dirigido al Departamento de Estado norteamericano. En su mensaje ella hace hincapié en que la MINUSTAH estaba en Haití para proteger los intereses de Estados Unidos, lo cual no incluye el regreso de Aristide al país. “Una partida prematura de la MINUSTAH dejaría al gobierno haitiano en la indefensión… frente al populismo


SUMPLEMENTO DE FORMACIÓN Y DEBATE | RESUMEN LATINOAMERICANO resurgente y las fuerzas políticas contrarias a la economía de mercado, revirtiendo así lo ganado durante los últimos dos años. La MINUSTAH es también una herramienta indispensable en la realización de la política para los intereses básicos del gobierno de Estados Unidos en Haití.” La mención de Sanderson de las fuerzas políticas “populistas” y “anti-economía de mercado” es una clara referencia a Aristide y su partido. La Secretaria de Estado, Hillary Clinton intentó todas las triquiñuelas del manual para impedir el regreso de Aristide al país, incluso que Obama presionara al presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma. Estos esfuerzos fracasaron. Aristide y su esposa hicieron un retorno triunfante en Haití el 18 de marzo del 2011. Un año antes del regreso de Aristide en el 2010 las cosas se tornaron aun peores para Haití y el Sr. Clinton estaba ahí para estrangular a la nación hasta un grado mucho mayor. El terremoto del año 2010 que diezmó a Haití matando a unas 300 mil personas y dejó en la ruina la infraestructura, el presidente Barack

solidario de Clinton que si llegó a Haití fue succionado para beneficio no solo de la elite rica de Haití sino también para empresarios ricos de la vecina República Dominicana quienes ya estaban trasladando sus operaciones hacia Haití. La Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) vinculada a la CIA y miembros de la Asociación de Cultivadores de Arroz de Arkansas (ARGA) esta última compinche de los Clinton, provocaron un desastre en lo que alguna vez fue en Haití una próspera industria arrocera. Haití fue una vez un neto exportador de arroz altamente nutritivo. Una combinación de políticas de la USAID y acuerdos comerciales unilaterales de la época de Clinton destruyeron la industria arrocera de Haití e hicieron que el país dependiera del arroz blanqueado, pobremente nutritivo, caro y genéticamente modificado de la agro-industria de Arkansas. Durante el año 2008 los precios mundiales del arroz estaban en alza y los precios fijados por el agro-negocio norteamericano vinculado a los Clinton produjeron

firmó un acuerdo con el gobierno de Haití para el suministro de seguridad fronteriza en tierra, aire y mar para Haití. El equipo compuesto de Geomines/Mitrelli son los dos más grandes inversionistas en las operaciones de minería de oro en Haití. Con el objeto de obtener pleno acceso al país haitiano, el grupo Mitrelli hizo generosas donaciones a la Fundación Clinton. Uno de los socios de Geomines en las operaciones mineras de Haití, la empresa VCS Mining de Delaware, asignó al hermano de Hillary Clinton, Tony Rodham a su junta de directores el año 2013. Rodham tuvo acceso a generosas opciones accionarias en la empresa VCS lo cual podría brindarle millones de dólares si la VCS consigue oro en Haití. El vicepresidente de VCS Mining, Angelo Viard, también ha contribuido generosamente a la Fundación Clinton, como también para candidatos demócratas, incluyendo a la hermana del miembro más reciente de la Junta Directiva, Hillary Clinton. Por cierto, sucede que VCS acaba de ser “galardonada” con dos concesiones en la minería del oro de parte del

a las dictaduras represivas de “Papa Doc”, Francois Duvalier y de su hijo “Baby Doc” Jean-Claude Duvalier. Uno de los hombres de negocios más ricos de Haití, Gilbert Bigio, judío sirio, es Cónsul Honorario de Israel en Haití quien está más preocupado de ayudar a Israel que a su Haití natal. Tratándose de la elite haitiana, individuos como Bigio se han beneficiado con el dinero de Bill Clinton de ayuda para el terremoto que asoló Haití. Suplementando la protección en seguridad de parte de HLSI para las inversiones Clinton/ Israelíes en Haití, está una guardia armada dirigida por el hijo de Martelly, Olivier Martelly. Estos matones armados recuerdan a los temidos “Tonton Macoutes” de la época de los Duvalier y son conocidos como la “Pandilla Galil” debido a los fusiles Galil israelíes que portan. Durante el mes de septiembre pasado, se informó que Olivier fue detenido por las autoridades federales de Miami acusado de contrabandear estupefacientes. No obstante se dice que el más joven de los Martelly fue calladamente puesto en libertad

Tarde o temprano, Haití se liberará de quienes durante siglos han generado en su población condiciones de esclavitud. Obama asestó un nuevo golpe contra Haití, Obama pidió a Clinton y al ex presidente George W. Bush –presidente responsable del golpe de estado del 2004 contra Aristide—que se uniera a Bill Clinton en los esfuerzos por ayudar a Haití. El Sr. Clinton lanzó el siguiente llamado de alta tecnología en la página web de su Fundación William J. Clinton: “Text ‘HAITI’ al ‘20222’ para cargar 10 USD de su cuenta de teléfono celular a favor del Fondo de Ayuda a Haití de la Fundación Clinton.” La mayor parte de los millones recolectados por Bush y Clinton supuestamente para ayudar a Haití, nunca llegaron al pueblo haitiano pero si a los bolsillos de la familia Clinton y de sus compinches en Haití y en otras partes. El dinero

en consecuencia rebeliones por todo Haití. Para el año 2010, año del terremoto, Haití ya era un caso perdido. Al igual que el viejo rey Leopoldo II que apreciaba al Congo, su país personal, debido a su inmensa riqueza mineral, particularmente de oro y diamantes, los Clinton se convirtieron en grandes inversores en la naciente minería del oro en Haití. Las inversiones de los Clinton que desde hace tiempo eran protegidas por la MINUSTAH serían pronto custodiadas por la empresa de seguridad HLSI israelita, cuya vicepresidenta, Eva Peled, ex oficial de la Fuerza de la Defensa de Israel sucede que también fue gerente ejecutiva de la empresa Geomines y vicepresidenta del Grupo Mitrelli. En el mes de octubre de este año, la HSLI

gobierno de Martelly, la primera concesión emitida por Haití en más de cinco décadas. El nuevo “ejército “privado de Haití, la firma israelí HLSI hace alarde de su capacidad para rastrear minas terrestres. Del mismo modo, la misma tecnología de imaginería térmica se puede emplear para buscar minerales como oro y diamantes. Por lo tanto, HLSI está concentrando sus esfuerzos en “seguridad” en torno a las operaciones de búsqueda de oro en Haití. Haití resiente la presencia de israelíes en el país. Algunos de los primeros esclavistas eran judíos, como la familia Gradiose de Cap Haitien y Gonaives y Simón Isaac Henríquez Morón de Grand Anse, Haití. Por otra parte, de manera secreta, Israel suministró armamento

luego de una cadena de llamadas telefónicas que, según ciertas fuentes de la oposición haitiana, podrían haber involucrado a Bill y a Hillary Clinton presionando para que pusieran en libertad al hijo de su socio haitiano. El feroz control del Congo por parte del Rey Leopoldo II se describe en un libro titulado “El Fantasma del Rey Leopoldo: Una Historia de Avaricia, Terror y Heroísmo en África Colonial”. Ya sea que le recen a Dios o que invoquen las maldiciones del Vudú, muchos haitianos están impacientes porque los fantasmas de Clinton y su esposa se junten con el del Rey Leopoldo II. * Traducción por Sergio R. Anacona ◄

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Entrevista a Sarah Sanette Romulus, militante de ASO (Alternativa Socialista)

“La MINUSTAH es un lobo disfrazado de cordero”

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n noviembre pasado, militantes del Comité Democrático Haitiano de Argentina, entrevistaron a la militante de Alternativa Socialista, Sarah Sanette Romulus, quien dio un cuadro de situación sobre lo que está sucediendo en Haití, al calor de las recientes elecciones y de la presencia permanente de la misión represiva de la ONU. -Para que tratemos de entender lo que está pasando en Haití , ¿podrías explicarnos desde tu perspectiva cómo ves al país hoy, cuáles son sus características? -Antes de hablar de cualquier tema es necesario explicar que nuestro país se encuentra ocupado por la MINUSTAH (Misión de las Naciones Unidas Para la Estabilización de Haití). Esta ocupación ya lleva 11 años en el país y está disfrazada de ayuda humanitaria y, lamentablemente, integrada por países latinoamericanos como Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Brasil, Chile. Porque el criterio es que nosotros solos no nos podemos gobernar. Además, dicen que nuestro Estado es un Estado fallido. Acá el tema es que no nos dejan gobernarnos solos. Entonces un país que está ocupado no puede ser libre, por lo tanto todo lo que se hace no tiene legitimidad. Es decir, el pueblo no legitima esta intervención. Lo hemos denunciado en cada manifestación en las calles. La comunidad internacional es la que decide por nosotros y por supuesto está apoyada por la oligarquía haitiana en el poder. Entonces Haití se ha convertido en una neocolonia de la comunidad internacional. Por otra parte, este lobo con disfraz de cordero que es la MINUSTAH, no sólo que no ha “estabilizado” al país, sino que lo ha humillado con su prepotencia reprimiendo las manifestaciones populares, violando a jóvenes, tanto varones como mujeres y niñas. Hechos aberrantes que van a quedar impunes ya que los soldados gozan de inmunidad diplomática. A pesar de las innumerables denuncias hechas por nuestros organismos de Derechos Humanos y Organizaciones de Mujeres como SOFA (Solidaridad de Mujeres Haitianas), RNDDH (Red Nacional de los Derechos Humanos), por ejemplo. Y la cuestión no termina allí, pues además de todo eso, está científicamente comprobado que el cólera que ya mató a más de 9 mil personas e infectó a unas 800 mil, provino del contingente de Nepal de la MINUSTAH que eliminó sus desechos fecales directamente al Río Artibonite, que es muy utilizado por la población ya que tenemos un elevado déficit de agua potable. También hemos denunciado esto ante los organismos internacionales pidiendo un resarcimiento o indemnización para las miles de familias y miles de niños que han quedado huérfa-

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Los rostros de las mujeres haitianas muestran el dolor de soportar la dominación. nos por esta epidemia, pero la respuesta es la misma: gozan de inmunidad. Entonces es claro que esta “ayuda humanitaria” no la queremos. Repudiamos el avasallamiento de nuestra soberanía. -El 25 de octubre pasado hubo elecciones presidenciales allí en Haití. ¿Qué nos puedes decir al respecto? -La situación es muy compleja, difícil de describir porque tiene múltiples aristas. El país atraviesa una crisis poselectoral de incalculables consecuencias, que se suma a la ya existente a nivel económico, político y social y como dije recién, a la presencia de tropas extranjeras. Lo que sí está claro es que no creemos en este tipo de elecciones digitadas por la comunidad internacional y además financiadas por ella. El porcentaje de votantes no llegó al 30%, lo que indica a las claras la poca credibilidad que se tiene de los extranjeros como así también del Consejo Electoral Provisorio. En esas condiciones no se puede votar. Se supone que el voto es soberano en una democracia pero si la organizamos nosotros, no la comunidad internacional. En estas elecciones como en las anteriores, las legislativas realizadas el 9 de agosto pasado, se constataron fraudes masivos. Ya se sabe fehacientemente que éstos abarcaron a los 10 departamentos geográficos del país, dando ganador al candidato oficialista Jovenel Moïse perteneciente al PHTK (Partido Haitiano Cabeza Rapada). Candidato que hasta hace unos pocos meses nadie conocía. También se descubrió que una Consejera, Yolette Mengual, había votado 7 veces. Sin

embargo, los veedores internacionales avalaron esto. A partir de ese momento, aunque ya antes se venía produciendo, el pueblo y militantes de distintas organizaciones sociales y políticas salieron masivamente a las calles, sobre todo de las ciudades más populosas, de norte a sur y de este a oeste. Hubo miles y miles de personas pidiendo la anulación de las mismas, y otras tantas planteando que sus candidatos habían sido los ganadores, como así también exigiendo la renuncia del Consejo Electoral Provisorio y la del presidente Martelly. Lo cierto es que la mayoría no está de acuerdo con los resultados, porque es imposible estar de acuerdo con esa farsa. También hay que mencionar que en medio de esta crisis, el gobierno de los Estados Unidos envió a Puerto Príncipe tropas que se apostaron alrededor de su embajada. Así se ve claramente la vocación de intervención que ellos tienen. -Dada la situación reinante, ¿qué pronóstico o cuál es la salida que le ves a tamaña realidad? -Es difícil hacer un pronóstico porque la realidad no es estática, hay un dinamismo y una ebullición constante, las miles de personas en las calles así lo demuestran. Pero queda claro que para empezar a salir de esto, la intromisión y sobre todo la ocupación extranjera tienen que terminar. Los que deciden lo que hay que hacer en Haití son los del “Core Group”, integrado por los embajadores de Brasil, Canadá, Francia, España, Estados Unidos, la Unión Europea y los representantes especiales de la OEA y

del secretario general de la ONU. Ellos tienen que dejar de entrometerse en nuestros asuntos. Es obvio que solos no se van a ir, por eso estamos dispuestos a luchar hasta las últimas consecuencias, pues hemos tocado fondo. Y después del fondo no hay nada, por lo tanto y como siempre, en nuestras manos, la del pueblo, está la decisión de tomar las riendas de nuestro destino. No necesitamos que nadie nos diga lo que tenemos que hacer, debemos decidirlo entre todos: haitianos y haitianas bien nacidos. Que no se tome esto como una actitud soberbia, sino que se entienda -a modo de ejemplo-, que nadie puede ir a la casa de otro a decirle cómo tiene que acomodar sus muebles o derribarle una pared diciéndole que necesita más espacio, sin antes preguntarle qué es lo que quiere hacer en su casa y si necesita ayuda y qué tipo de ayuda. Necesitamos ayuda, no lo podemos negar, pero una ayuda verdadera, de igual a igual, con respeto, como nos enseñaron los héroes de nuestra independencia pues cuando algunos países del Sur de América necesitaron ayuda para liberarse, desinteresadamente el presidente haitiano Alexandre Pétion colaboró con Bolívar prestándola. Además, no necesitamos que nadie venga a pelear por nosotros, aunque bienvenidos sean aquellos que lo quieran hacer, pero sí necesitamos respeto a nuestra dignidad. Y si nosotras y nosotros descendientes de un pueblo que fue esclavizado pudimos romper las cadenas de la esclavitud liderados por Jean Jaques Dessalines y derrotar al poderoso ejército francés, más temprano que tarde podemos reiterar esa gesta. ◄


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De Charlemagne Péralte a los nuevos amanuenses del Imperio

Así se forjó un modelo de entrega ► Por Mario Maisonneuvre

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rançois Borgia Charlemagne Péralte nació el 10 de octubre de 1885, en el seno de una familia acomodada y culta de Hinche, una comuna del Departamento del Centro de la República de Haití. Motivado por el deber de servir a su país se interesaba siempre por los asuntos públicos. Así, fue nombrado Vicecónsul de Haití en República Dominicana, elegido intendente de Hinche en 1909 y designado Juez de Paz de Mirebalais en 1911. Después participó al lado de su hermano Saül en 1914 de los levantamientos populares en contra del Presidente Michel Oreste, que iban a permitir el acceso a la Primera Magistratura al ciudadano Oreste Zamor, éste también oriundo del Departamento del Centro. Luego del ascenso de Zamor a la primera magistratura, Charlemagne, a los 28 años, fue nombrado Comandante del distrito de Port-de-Paix y tenía bajo su mando el 9º Regimiento de Infantería, denominado anteriormente 9ª Semi-Brigada que fuera comandada por el héroe de la Independencia Capois-la-Mort. En las primeras horas del 28 de julio de 1915, los norteamericanos desembarcaron en la isla de Haití en Bizoton, y desde allí desplegaron sus fuerzas sin mayores incidentes, salvo en Leogane donde Charlemagne era el Comandante de la seguridad militar de la región. Rehusó deponer las armas y la bandera nacional sin antes haber recibido una orden oficial de las autoridades haitianas. Luego, fue revocado y volvió a su ciudad natal para trabajar las tierras de su familia en Hinche. Así se transformó en granjero, en trabajador de destilería y ganadero. En poco tiempo, después de desarrollar un excelente trabajo entre los campesinos y demás pobladores de la región, Charlemagne alcanzó cierta notoriedad. Fue detenido en 1917, juzgado y condenado a 5 años de trabajos forzados, pero pudo escapar de la prisión. Cabe precisar que los norteamericanos ocuparon el país militarmente y administrativamente, y en función de su estrategia expansionista e imperialista, organizaron un sistema de explotación intensivo de la mano de obra para la obtención de materias primas que necesitaban, tales como el hierro, la bauxita, el aluminio, la madera y productos alimenticios. Alrededor del 40% de los ingresos del Estado estuvieron bajo el control directo de los EE.UU. Disolvieron las Fuerzas Armadas para reemplazarlas por una Gendarmería destinada a mantener el orden interior. Todos los oficiales eran norteamericanos, pero las instituciones locales, seguían bajo la dirección de los haitianos. En 1918, construyeron varios caminos utilizando el sistema llamado “Corvée” de trabajo forzado. La reacción popular fue violenta. Al finalizar ese año, el país ya había entrado en un estado insurreccional. Los campesinos alzados en armas, denominados “Cacos”, eran alrededor de 40.000. Sus jefes más conocidos fueron Péralte y Benoit Batraville, quienes llegaron incluso a atacar la capital, Port-au-Prince. En octubre de 1919, Péralte proclamó un gobierno provisorio en el Norte de Haití. A pesar de dos años de asedios permanentes de las fuerzas norteamericanas, los “Cacos”, con un armamento muy limitado, algunos fusiles viejos y machetes, opusieron una feroz resistencia a los ocupantes. Dicha resistencia fue de tal envergadura, que los EE.UU. tuvieron que aumentar el número

de los Marines, y utilizar su aviación para controlar el territorio. Empleando mucha astucia y sobornos, los norteamericanos lograron que Jean Baptiste Conzé traicionara a Péralte. Y el 31 de octubre de 1919 Charlemagne Péralte fue asesinado por un militar norteamericano llamado Hannken. De hecho, Charlemagne fue un revolucionario nacionalista haitiano y jefe del movimiento de los “Cacos”, opuesto a la ocupación de Haití por los EE.UU. Pero un siglo después, la situación de la nación haitiana empeoró drásticamente, pues las potencias coloniales y las elites intelectuales, económicas y políticas del país se pusieron de acuerdo mediante un complot macabro para robar y mantener a Haití y al pueblo haitiano en una pobreza generalizada y una miseria abyecta. Y desde la huida de los Douvalier en 1986, el pueblo haitiano optó por la democracia y el pluralismo, es decir por el principio de la representatividad a través del voto. Sin embargo, han pervertido, banalizado y destruido las motivaciones del pueblo haitiano para ir a votar y elegir libremente sus representantes. Hoy son la OEA y la MINUSTAH que deciden a quién hay que elegir o no, según sus intereses. Así favorecen a ignorantes y corruptos para acceder al poder político del Estado, para robar los recursos minerales

de Haití. Nos encontramos en una situación tan humillante, la cual correspondería a un pueblo sin grandeza y sin honor. Nuestros ancestros deben estar enojados, devorados por la rabia y la cólera, al constatar nuestro estado de dominación actual. Como ejemplo, tenemos a las desastrosas y dramáticas elecciones legislativas del 9 de agosto pasado organizadas por dirigentes sin escrúpulos. Fueron tan violentas y fraudulentas que el pueblo salió a la calle realizando movilizaciones multitudinarias para exigir la anulación de las mismas. Sin embargo, las potencias coloniales, representadas por el Secretario de Estado, John Kerry, luego de su visita relámpago el 6 de octubre de 2015, apoyaron la declaración de este último, cuando dijo: “Los EE.UU. no aceptan la anulación de las elecciones, hace falta seguir con ellas”. Entonces, quieren seguir con este plan macabro más allá de la voluntad contraria del pueblo haitiano. En este contexto, marcado por una dominación que ignora totalmente los derechos fundamentales de millones de seres humanos, no hay duda que la rebelión es la única solución. Y es en correspondencia con esta realidad, que resulta imprescindible recordar a Charlemagne Péralte, y seguir su ejemplo hasta la victoria final. ◄

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El difícil reto del campesinado haitiano

“La tierra está cansada” ► Por Iolanda Fresnillo Más allá de desastres naturales, campesinos y campesinas se enfrentan diariamente a la falta de tierra, la explotación de los propietarios, la deforestación y los injustos acuerdos comerciales.

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aití ha pasado, en poco más de dos siglos, de ser “la perla de las Antillas” al “país más pobre del hemisferio occidental”. Dos etiquetas que muestran la evolución de un país que a lo largo de los siglos sufrió múltiples injerencias extranjeras, que junto a la actuación interesada de sus élites, ha dejado más del 80% los haitianos y haitianas viviendo bajo el umbral de la pobreza. Más allá del impacto del terremoto que en 2010 se llevó más de 220.000 vidas, y dejó el país devastado, Haití ha sido empobrecido a través de la imposición de políticas económicas y comerciales en favor de una minoría, a menudo extranjera, y en detrimento de la mayoría de la población. Un ejemplo de ello es la situación de la agricultura en el país. Sobrevivir de la agricultura Haití es aún un país eminentemente agrícola. Y digo aún porque así es a pesar de los intentos de favorecer otros sectores económicos como la industria textil de exportación, la minería o el turismo de lujo. La agricultura supone alrededor del 25% del PIB, y ocupa al 40% de los trabajadores haitianos, principalmente en explotaciones de pequeña escala de subsistencia. Según datos de 2005, el 25% de la población rural no posee tierra. Estos campesinos sin tierra son obligados a entregar a cambio al propietario una parte substancial de la producción bruta, alrededor de la mitad de la misma. Bajo este sistema, ni campesino ni propietario tienen incentivos para mejorar la productividad de la tierra. A pesar de ello, en los años 70 Haití era un país autosuficiente, que exportaba parte de su producción agrícola. “Ahora el 70% de la población, casi 7 millones de personas, se encuentra en situación

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de inseguridad alimentaria, y 1,8 millones de personas en situación de inseguridad crónica. La producción agrícola haitiana no es suficiente para alimentar a la población y abastece algo más que el 44% de las necesidades de calorías alimentarias”. Franck Saint Jean, responsable de Soberanía Alimentaria de PAPDA (Plataforma Haitiana por el Desarrollo Alternativo) sabe perfectamente que esta situación no se da a causa de catástrofes naturales o de una naturaleza poco generosa, sino fruto de una serie de políticas impuestas y de la actuación de las élites haitianas. “No se puede hablar de desarrollo o de lucha contra la pobreza sin hablar de reforma agraria”, apostilla Saint-Jean. La herencia colonial Según PAPDA, que trabaja codo a codo con diversas organizaciones campesinas, las causas fundamentales del problema agrícola no se encuentran sólo en las políticas más recientes. La imposición (y aceptación por parte de la naciente clase dominante haitiana) de la deuda de la independencia por parte de Francia para el reconocimiento del nuevo Estado haitiano, después de una revuelta esclava que expulsó a los colonos, ató de pies y manos a dicha burguesía. Para poder afrontar la deuda mantuvieron un sistema de explotación de los campesinos, pues la plusvalía de la producción agrícola constituía la principal fuente para pagar dicha deuda. “Este sistema incluyó facilidades desiguales en el acceso a la propiedad de la tierra”, derivando en el actual sistema de grandes propietarios rentistas versus campesinos sin tierra. La deuda se pagó además con la exportación de madera a Europa, sobre todo a Francia. “Un sistema que ha llevado a la sobreexplotación de los recursos naturales, a la erosión del suelo, a una baja producción de las tierras y, sobretodo, a un desprecio del agricultor”, se afirma desde PAPDA. Un sistema que se inició en el siglo XVI cuando los colones españoles comenzaron el sistema de plantaciones con la caña de azúcar y que avanzó con la colonización francesa, que lo amplió al

café, añil y tabaco. Un sistema qur se profundizó durante los casi 20 años de ocupación norteamericana (de 1915 a 1934), que conllevó la ampliación de la explotación de café, algodón y azúcar, además de iniciar la explotación de frutas tropicales como el plátano o el mango. “Tè a fatige”, la tierra está cansada La población campesina no lo tiene fácil. Muchos complementan lo que les queda de la producción de subsistencia, con la explotación de los bosques para la producción de carbón vegetal. En este sector se repite el sistema de aparcero, pues el campesino sin tierras debe dar al propietario de los bosques explotados la mitad de lo obtenido por la venta del carbón. El carbón vegetal supone, junto a la madera, el 75% del consumo de energía del país, y se calcula que unas 200.000 personas dependen del negocio del carbón. La explotación agrícola y de madera para exportación, la producción de carbón vegetal, o los numerosos huracanes que cada año llegan al país, han dejado un paisaje devastado. Hoy queda menos del 4% de los bosques haitianos. “Tè a fatigue”, la tierra está cansada. Ese era el reto que el 70% de los agricultores haitianos respondieron en una encuesta en 2008 sobre los principales problemas agrícolas a los que se enfrentaban. Al repetir esa pregunta a diferentes organizaciones de campesinos y productores de arroz haitianos durante mi estancia en el país a finales de 2013, obtuve tres respuestas destacadas: mejorar la productividad, proteger la producción local modificando los acuerdos comerciales, y el acceso a la tierra. Los productores de arroz de la región arrocera por excelencia, la Artibonite, agrupados en la red de cooperativas RAKPABA, apuntan a la necesidad de apoyos para mejorar la producción. Hablan de ayudas para solucionar los problemas de drenaje y canalización de agua, que con cada temporada de huracanes tienen que rehacer. De la necesidad de profundizar en el uso de fertilizantes orgánicos de producción local. La formación en

agronomía en las provincias (ahora está centralizada en Puerto Príncipe) así como un sistema de seguros para la producción, hoy inexistente, están también en la lista de demandas. Para Gérald Mathurin, un histórico líder del movimiento campesino del Sur del país -KROS-, el principal reto es generar puestos de trabajo dignos en el ámbito agrícola. “El Estado está totalmente ausente en las zonas rurales” afirma, “lo que deteriora aún más las condiciones generales de vida en provincias”. Para crear condiciones para el empleo digno en la agricultura cree necesario priorizar el uso de productos locales en escuelas y administraciones públicas, pero también una modificación profunda de las relaciones comerciales. Finalmente, Ketlyn Alexandre, del Movimiento Campesino Papay -MPP-, reclama que una cuestión básica es el acceso a la tierra, especialmente para las mujeres. La lucha contra el acaparamiento de tierras es también una prioridad. En Haití dicho acaparamiento sucede sobre todo para la construcción de proyectos industriales o turísticos. La entrada de nuevos inversores, tanto locales como extranjeros, apoyados por el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo para promover la producción para la exportación de bananas o mangos, ha llevado también a casos crecientes de acaparamientos de tierras. Ante esta situación el gobierno haitiano redujo en 2013 un 30% el presupuesto del ministerio de agricultura, a la vez que enarbolaba la bandera del “Open for business”, el lema más utilizado por el gobierno de Michel Martelly. Amparada por los Clinton, la estrategia “Abierto a los negocios” está también apoyada por el Consejo Presidencial Asesor sobre Crecimiento Económico e Inversión en Haití (PACEGI), del que forma parte el ex presidente español, José María Aznar. El objetivo del PACEGI es “transformar Haití de un lugar para ‘hacer caridad’ a un lugar para ‘hacer negocios’”. Y la agricultura familiar y sostenible, la que garantizaría la soberanía alimentaria de los haitianos y haitianas, no tiene cabida en dicha estrategia. ◄


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Raoul Peck, un grande de la cultura contemporánea haitiana

“El cine no es inocente, es también ideología”

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acido en Haití, el director Raoul Peck fue criado en la República Democrática del Congo, debido al exilio de su padre durante la dictadura de François Duvalier en la isla. Años más tarde, viajó en compañía de su familia a Francia en busca de una formación profesional. Pero fue en Berlín dónde estudiaría ingeniería. Mientras manejaba un taxi, el ambiente político de la época en Alemania estaba dividida en Este y Oeste. Fue formando su línea ideológica, la misma que refleja en sus películas. “Me crié en todos estos lugares al mismo tiempo. Pero siempre estuve rodeado de personas haitianas”, asegura el director. Aunque hizo una carrera convencional, su pasión por la fotografía y el periodismo le permitieron acercarse al Séptimo Arte, Peck afirma que el cine es “algo que no se podía hacer en un país como Haití. Ser artista”. Cuando se decidió a ser cineasta lo que más le interesaba era el contenido de las historias y no la técnica, pues él entiende la importancia de mostrar la realidad social de los pueblos. “Nunca quise hacer una película para contar historias, el cine para mí era una forma de hacer política”, explica Raoul. “El hombre sobre los muelles” (1993) fue el primer filme haitiano en estrenarse en cartelera norteamericana, además de ser seleccionada en el Festival de Cine de Cannes. Su cercanía con los problemas sociopolíticos despertaría su vocación por la educación, su sensibilidad como artista y su compromiso con las causas sociales, pero también marcó su relación con la industria cinematográfica, a la cual critica por ser un sistema poderoso y manipulador

de la realidad. Como docente y director, ha comprendido que la única forma en que se puede ser independiente es saber que siempre se puede parar, que las personas deben tener la capacidad de abstenerse de caer en el status quo. “Cuando se tiene la libertad de decir que ‘NO’, no te pueden chantajear”, sostiene Raoul y dice que “no hay que pensar en las consecuencias, sobre todo las económicas. Entonces, los demás entienden que no estás jugando”. Algunas de las películas que él había declinado en algún momento por la falta de autonomía fueron: “Lumumba” (2000) su célebre largometraje, y “Sometimes in April” (2005). Ésta forma de actuar y defender su independencia creativa es lo que ha permitido, desde la educación, formar a jóvenes comprometidos con los problemas de la sociedad en la que están inmersos. Peck habla de la “falta de conexión” que existe entre el mundo de los directores y el que ve el público. Le atribuye esta situación a la manera en que “Hollywood enseña a hacer productos, con una única receta”. Por lo cual, su misión como docente es enseñarles a ser únicos, a resistirse y contar una historia para romper la “narrativa lineal del sistema”. En este punto, se entiende que es un ser político en ejercicio, que transmite la historia de los pueblos lejos de la ficción y los estereotipos impuestos por el mainstream (corriente principal) que unifica criterios y masifica identidades. Muestra de esa creencia es Asistencia Fatal (2013). Devela cómo la intervención extranjera, luego del terremoto de 7,2 que sacudió a Haití en el 2010, fue invasiva, y cómo esta realidad no fue abordada por la televisión. “Un país debe tener

una imagen de su propia historia… El cine no es inocente porque no es solo entretenimiento sino ideología”, sentencia Peck. Raoul Peck se fue de su país pero jamás de su memoria, ha precisado el crítico colombiano Hugo Chaparro Valderrama. “Las películas de Peck son necesarias y enseñan lo que un director registra en el rumbo de sus viajes, traducidos con el registro político expresado en la pantalla. Lo demuestra Monsieur Peck con su último documental Asistencia fatal (2010), un viaje por el tiempo transcurrido dos años después del terremoto que devastaran Haití el 12 de enero de 2010, sin que la ayuda internacional hubiera sido tan efectiva como se anunció, filtrándose entre las ruinas de Port-au Prince la mala conciencia del mundo para no sentir la culpa ante la desgracia ajena, aprovechando el desastre como otra forma de exhibicionismo para el espectáculo de políticos malintencionados o estrellas de cine que se pasean un rato en medio de la tragedia asegurando su fama”. Preciso y contundente Chaparro en su apreciación, que acompaña el clamor enjuiciador del director ante las hipocresías del mundo contemporáneo y el saqueo emocional más allá de los otros saqueos a la dignidad, a los derechos humanos y a la inmensa pobreza extrema que convive con la riqueza desmesurada de unas minorías, que se creen justificados en su compasión y en su limosna. Haití está en el centro de la mirada de este magnífico y honesto director de cine que nos devuelve otra dimensión de la tragedia y del alma de sus contemporáneos. ◄

“Asistencia Fatal”: Peck y una realidad lacerante

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l 12 de enero del 2010 un terremoto con magnitud 7,2 y epicentro a 15 km de Puerto Príncipe, sacudió Haití. Las cifras oficiales hablaron de 316.000 personas muertas, 350.000 heridas, y más de 1,5 millones de personas que quedaron sin hogar. Una de las mayores tragedias humanitarias de la historia se ensañaba así, con el país más pobre de América. Evidentemente, la ayuda internacional en forma de dinero, materiales de consumo no perecederos, voluntarios, bomberos, perros de rastreo, etc. no se hizo esperar. Todos parecían apoyar la reconstrucción de un país asolado. Ahora, la mirada siempre crítica de Raoul Peck, vuelve con este documental sobre la tragedia indagando en la realidad de esa ayuda y sus intenciones para dejar en el aire una pregunta: ¿Merece la pena el precio a pagar por las intervenciones extranjeras o es mejor intentar levantarse por los propios medios? O en otras palabras: “No quiero que me des una mano sino que saques tus manos de encima”. ◄

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Colaboraron en esta edición: Henry Boisrolin, Iolanda Fresnillo, Jean-Anil Louis-Juste, Wayne Madsen

Mario Maisonneuvre, Marie Solange Pierre. RESUMEN LATINOAMERICANO | SUMPLEMENTO DE FORMACIÓN Y DEBATE

LATINOAMERICANO Y DEL TERCER MUNDO DIRECCIÓN: CARLOS AZNÁREZ DIRECCIÓN ADJUNTA: VICENTE ZITO LEMA SUBDIRECTOR: LEANDRO ALBANI REDACCIÓN: WILLY NOCETTI, MARÍA TORRELLAS, FACUNDO AZNÁREZ.

Corrección: Emilio López. Fotografía: María Torrellas, Facundo Andicoechea, Marcelo García, Verónica Canino, José Gervasio Bravo, Héctor Planes, Plus Photo. Agencias: ANNCOL, Prensa Latina, ALAI, Rebelión. Traducciones: Bea Morales, Luis Zorraquino Corresponsales: Brasil: Luis Zorraquino. Uruguay: Gonzalo Abella. Buenos Aires: Marta Valle, Alberto Sordelli. Venezuela: Valeria Fariña y Laura Farina. Ecuador: María del Cármen Garcés. Estados Unidos: Ilka Oliva Corado Cuba: Graciela Ramírez, Javier Salado, Annalie Rueda Cardero. Bolivia: Osvaldo “Chato” Peredo. Colombia: Julio C. Hincapie, Carlos Lozano Guillén. Chile: Roberto Muñoz. Portugal: Miguel Urbano Rodríguez. Madrid: Maite de Miguel. Asturias: Javier Arjona, Marco Antuña. País Vasco: Facundo Aznárez. Consejo de Apoyo: Maite de Miguel, José G.Bravo, Nerea Olaziregi, Adolfo Ribas RESUMEN Latinoamericano es una publicación editada por ASOCIACIÓN LATINOAMERICANA DE CULTURA POPULAR: Dirección Postal: País Vasco: Ap. Correos 5257 Donostia-San Sebastián (2018). Argentina: resumen@nodo50.org Impresión en Argentina: Imp. El Diario del Viajero. Impresión en Europa: Imcodávila S.A. Depósito Legal: AV-88-1993.

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NOVIEMBRE 2015

DIARIOS DE URGENCIA El digital de RESUMEN Suscripción gratuita enviando mail a

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Numerosas muestras de solidaridad con un pueblo que resiste

Latinoamérica no sólo envía tropas a Haití ► Por Marie Solange Pierre* Desde el primer momento que se produjo la ocupación de Haití por parte de la MINUSTAH, allá por el 1 de junio de 2004, por Resolución Nº 1542 del Consejo de Seguridad de la ONU, hubo distintas organizaciones sociales latinoamericanas que se opusieron a tan aberrante situación. Y, a lo largo de estos 11 años de ocupación, se alzaron voces de manera individual como así también colectiva. Algunas, lamentablemente, se acallaron como la de Eduardo Galeano quien siempre estuvo denunciando los atropellos producidos en contra del pueblo haitiano. Otras continuaron y continúan -hasta ahora incansables- alzándose en contra de la ocupación y participando activamente y apoyando a distintas organizaciones populares haitianas y sus luchas por la autodeterminación y la soberanía. Así, también, surgieron Coordinadoras por el Retiro de las Tropas tanto en Uruguay como en Argentina y Brasil. En este ejercicio de memoria no podemos olvidar de mencionar el rol internacionalista de apoyo al pueblo haitiano que desempeñaron -y lo siguen desempeñando- publicaciones importantes tales como Resumen Latinoamericano, La Maza y el grupo “Haití No Minustah” desde Argentina. A estos compañeros y compañeras, no nos alcanzan las palabras para expresarles nuestro profundo y sincero agradecimiento por su labor internacionalista. Inclusive, varias organizaciones políticas, sociales y de Derechos Humanos de Haití, son conscientes de la importancia de este apoyo incondicional, ya que hizo fracasar la política del silencio de la realidad haitiana a nivel internacional, algo que pretendían imponer los grandes medios de prensa y los gobiernos latinoamericanos y de otras partes del mundo que participan en esta ocupación. Así, sin lugar a dudas, en la memoria y el corazón de cada patriota haitiano quedarán para siempre el nombre y el esfuerzo de cada uno y una de estos/as hermanos/as. Y de manera especial, el del uruguayo Guillermo Chifflet, el primer Diputado en renunciar a su banca al oponerse a la decisión de su gobierno de enviar tropas a Haití. Y, en este largo camino, a través de denuncias de los atropellos de la ocupación, de entrevistas con autoridades de dichos países, de invitación

a militantes haitianos para apoyar tales denuncias con datos concretos, de conferencias, marchas, cartas abiertas, seminarios, viajes a Haití, etc.; hoy aparece una luz de esperanza de un cambio en la política oficial al sumarse varias organizaciones sindicales, estudiantiles, políticas, religiosas, de derechos humanos, militantes por la Paz y la Democracia, revistas, emisoras de radio, reclamando el fin de la ocupación. Es que, además, queda cada vez más claro lo que dicen los compañeros y las compañeras de Brasil: “Defender la soberanía de Haití es defender a nosotros mismos”. Una luz que brilló de manera muy significativa cuando, invitados por el Partido Raíz del Campo Popular, participaron en Puerto Príncipe en octubre último varios compañeros latinoamericanos en una actividad Internacionalista y Antiimperialista por cumplirse el primer siglo de la primera ocupación militar norteamericana de Haití. En este sentido, es importante recordar las palabras del diputado uruguayo Eduardo Rubio, cuando expresó: “Algo que nos transmitían los haitianos con pasión, fervor e indignación es ¿quién dijo

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que el pueblo haitiano no puede gobernarse a sí mismo? ¿Quién sostiene que es un Estado fallido? No, Haití es un país ocupado. Esa es la realidad que nosotros vivimos y volvimos con mucha fuerza para seguir dando esta batalla, incluso con la idea de poder coordinar en el plano nuestro como parlamentarios, acciones conjuntas con parlamentarios de Argentina y de Brasil, para poder difundir esto y dar esa batalla para la libertad y la soberanía de Haití”. Y el compromiso asumido quedó expresado en la Declaración de Puerto Príncipe, cuyos aspectos principales transcribimos: Puerto Príncipe, 7 de octubre de 2015 Nosotros, organizaciones y movimientos sociales y políticos haitianos y los grupos de solidaridad reunidos en julio y octubre 2015,

-El reconocimiento por parte de las Naciones Unidas de su responsabilidad criminal (penal) en la introducción de cólera en Haití. -Indemnización y acompañamiento psicosocial para las víctimas de violación y de explotación sexual. -Indemnización para los estudiantes y universitarios privados de clases durante varios años debido a la ocupación de los campus, liceos y colegios por las tropas de la ONU. -Indemnización para las familias que han perdido a uno o más de sus miembros desde el 10 de Octubre de 2010 con la epidemia de cólera. -Compensación para las 800.000 víctimas afectadas por la epidemia de cólera desde el 10 de octubre 2010.

Exigimos: -El retiro inmediato de las tropas de la MINUSTAH.

SEIS EDICIONES IMPRESAS:

Argentina, Venezuela, Cuba, Uruguay, Estado Español y Euskal Herria.

*Responsable de Comunicación del Comité Democrático Haitiano en Argentina◄

EN TV:

DESDE ARGENTINA: CANAL ARGENTINÍSIMA SATELITAL VIERNES 17.30 HS

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