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Una pica en la MILLA 201

Al menos por una vez, Argentina tiene chances de “marcar la cancha” más allá de las 200 millas, un espacio donde las flotas nómadas campean a sus anchas. Es lo que surge de un artículo periodístico firmado por Otto Wöhler y Roberto García Moritán, biólogo el primero y embajador el segundo, al que puede accederse escaneando el Qr adjunto. En su enfoque recuerdan la reciente ampliación de la plataforma continental argentina (ONU 2016), que en el mapa tiene color azul oscuro, y los derechos que le asisten al país, al menos en los espacios sin disputa de soberanía; es el caso del que tiene una trama de rayas blancas, con límite sur entre la milla 200 y el punto denominado RA-481 (latitud 45º40´58,61” y longitud 56º00´38,66”). Por esa condición, y lo destacan los autores, aplica lo que dice la Convención sobre Derecho del Mar (CONVEMAR) en su artículo 77, esto es, que el dueño de la plataforma es soberano sobre “los organismos vivos pertenecientes a especies sedentarias, es decir, aquellos que en el período de explotación están inmóviles en el lecho del mar o en su subsuelo o sólo pueden moverse en constante contacto físico con el lecho o el subsuelo”. No tiene esos derechos, en cambio, sobre la columna de agua, abierta a la faena para cualquier bandera. Pero si esa faena es con arrastre o palangre de fondo, es otra la película, porque “vulnera a distintos recursos vivos adheridos o en contacto con el lecho marino –dicen Wöhler y García Moritàn-, y entonces está vulnerando recursos propiedad del estado argentino”. No sólo eso, también es pesca ilegal, porque para operar en el área adyacente a la Zona Económica Exclusiva (ZEE) y sobre la plataforma continental, Argentina exige y otorga una licencia de pesca de gran altura (Resolución CFP 8/04). Y lo enfatizan los autores: “quien no disponga de la licencia habilitante y realice actividades de pesca mediante arrastre o palangre de fondo, se encuentra realizando prácticas pesqueras ilegales”

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Demás está decir que sobran ejemplos, y los puede contabilizar con facilidad el Comando Conjunto Marítimo. La cuestión es saber si hay un buen soporte jurídico, y el país tiene espaldas para avanzar con la exigencia y sancionar a los transgresores.

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