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REPORTAJE Una experiencia

Que Vale Recordar

En la última reunión de la CCRVMA (ver aparte), la discusión sobre la merluza negra de las Georgias terminó condicionada por la imagen de Rusia, cuando el punto central era la decisión de Gran Bretaña, que autorizó la faena no obstante la ausencia de medidas de conservación. Es cierto que no las hubo por un planteo ruso, pero el rigor científico en la zona tampoco es pura transparencia. Un buen ejemplo fue lo sucedido en 2005 y lo ilustra „Cuánta negra hay en las Georgias?‰, crónica publicada en estas páginas (R&S #146) y a la que puede accederse escaneando el Qr adjunto. Ese año, y para la misma pesquería, el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pequero (INIDEP) presentó un método de evaluación con resultados mucho más austeros que el modelo oficial.

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Elaborado por los investigadores Otto Wöhler y Patricia Martínez, y con la colaboración de Anibal Aubone, el planteo impactó al Grupo de Trabajo sobre Evaluación de Efectivos de Peces (WG-FSA por su sigla en inglés), responsable de sugerir el límite de capturas al Comité Científico (CC) de la convención. Y tanto fue así, que se abstuvo de hacerlo y señaló la „necesidad de revisar los límites‰ vigentes. Pero a contramano de esa posición, el CC no sólo reiteró el cuestionado volumen de la campaña anterior: le sumó 500 toneladas llevando el límite a 3.550. En esa experiencia, el Dr. Otto Wöhler tuvo un protagonismo central, y a él recurrió R&S buscando posibles puntos de contacto con lo que está sucediendo en la CCRVMA

Wöhler: Ocurrió tal cual lo reflejó la revista. Recuerdo que las negociaciones fueron intensas y mucho tuvo que ver la experiencia recogida por el INIDEP, que en esos años venía participando tanto en las reuniones del FSA como en las del Subgrupo de Métodos de Evaluación (SAM por sus siglas en inglés). Eso nos permitió desarrollar y perfeccionar un modelo que presentamos en 2005 y en oposición a CASAL, el habitual de Georgias, que contaba con el aval de países como Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda, y cuyos representantes, habitualmente, son los que se ocupan de evaluar la Subárea 48.3. Y fue „remar contra la corriente‰. Es que con fundamento técnico, descalificamos la aplicación del modelo, no el modelo en sí, y eso implicó objetar la estimación de abundancia y la cuota de captura recomendada. Y creo que efectivamente lo logramos. Es que nadie descalificó los resultados de nuestro modelo, mucho más conservadores y con cifras de captura sustentable mucho más realistas y acotadas que las obtenidas, y habitualmente sostenidas, por los representantes de los países mencionados. Nuestro abordaje se basó en los datos no mostrados por el análisis de los científicos de Gran Bretaña, pero a buen entendedor, en el modelo surgían como inaceptables. Y al ponerlos en evidencia ante todo el Grupo y fundamentar la inconsistencia, hubo que discutir y duro para convencer a la mayoría de que no se podían recomendar las cifras del CASAL. Y se convencieron. Es cierto que tampoco se acordó la recomendación de nuestro modelo, que implicaba una reducción sustancial de las capturas, pero era el que aseguraba la sustentabilidad. Frente al Subcomité Científico, que establece la cuota anual, se decidió no recomendar ninguna cifra, y la que finalmente eligió fue un valor de compromiso entre las dos estimaciones contrapuestas surgidas en el Grupo de Evaluación de Peces. Es mi interpretación.

R&S: Y cuál fue su balance de la experiencia?. Pasó mucho tiempo pero parece muy rica⁄

Wöhler: Mi lectura es que fue un éxito y muy gratificante. Con fundamento científico, modificamos lo que era casi „un trámite‰: aprobar, sin mayor análisis, la cuota establecida por Gran Bretaña para la merluza negra de la Subárea 48.3.

Lamentablemente, por falta de continuidad en nuestra participación dentro de la CCRVMA, logros como el que acabo de relatar se fueron perdiendo. Y no digo nuestra a título personal. Me refiero a la presencia de especialistas argentinos en la evaluación de recursos pesqueros, una carencia que señalé en varias oportunidades y también en el ámbito de la cancillería argentina. Creo que es esencial y estratégico cubrir esa carencia y asegurar, también, que ese grupo científico participe en todos los foros y reuniones internacionales que aborden la temática. De otra forma es muy difícil, casi imposible, tener una participación activa, permanente y con solidez científica, en ámbito como el de la convención antártica.

R&S: Restaría que nos aporte su lectura sobre lo que está sucediendo hoy con la pesquería de negra en las Georgias⁄

Wöhler: No estoy involucrado en forma directa como para concluir que el planteo ruso tenga fundamento técnico además de político. Sólo con un análisis detallado de la información presentada, que no hice, podría opinar en profundidad. Debo decir, sin embargo, y por experiencia, que no siempre lo que aporta o apoya la mayoría es lo correcto. De la documentación actual, por ejemplo, me surge una observación. Se considera que el stock de merluza negra en 48.3 se encuentra en un estado óptimo de explotación, esto es, muy cercano al punto biológico de referencia objetivo para el manejo de la especie. Al menos, así se asegura a partir del último modelo de evaluación que cuestiona Rusia y que ejecutó el Grupo de Evaluación de Peces. Nada justifica, entonces, que las capturas recomendadas por ese modelo y los criterios de la CCRVMA, así como los límites de años anteriores, hayan declinado sin pausa, al punto de representar sólo un 33% de los estimados entre 2000 y 2003. Y con esto no quiero decir, insisto, que el planeo hecho por Rusia sea pertinente. Pero a veces, un simple análisis muestra que no todo lo presentado es coherente, y es razonable darle cierto crédito a quienes dudan sobre la sostenibilidad del caladero actual.

R&S: Tampoco tuvo suerte Rusia con sus propuestas de protección⁄ Wöhler:. Las propuso para la fracción juvenil de la especie pero el Grupo de Evaluación de Peces las desestimó. Incluían una fuerte reducción en la captura total y en los límites a la extracción de juveniles, ade- más de regulaciones en la profundidad mínima de pesca, porque los juveniles están en aguas menos profundas que los adultos. El caso es que son medidas razonables para proteger a los juveniles. De hecho, son muy similares a las que implementamos hace unos 15 años en la pesquería argentina y con éxito: estabilizaron la tendencia de la abundancia y el volumen de las capturas. En cuanto a la situación en la CCRVMA, luce muy complicada. Y sobre la salud del caladero de merluza negra en la subárea 48.3, es posible que navegue por alguna región intermedia entre los actuales planteos, e intereses, de ambas partes.

La foto se obtuvo en Yokohama, Japón, en 2005, y participan los integrantes del grupo de Evaluación de Efectivos de Peces, soporte del Comité Científico de la convención antártica. Al centro y de pie, Otto Wöhler, y a su derecha, Patricia Martínez, profesionales argentinos del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), presentes en aquella oportunidad.

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