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Turbulencias antárticas
La crónica de estas páginas repasa el conflicto que surgió en 2022, y puede repetirse este año, en la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA). Fue porque Gran Bretaña autorizó la faena de merluza negra en aguas de las Georgias, sin que la convención hubiese decidido medidas de conservación para la subárea 48.3, que las comprende. Cuatro palangreros con bandera de Santa Helena pescaron en la zona, y aunque uno se mudó al registro francés de Reunión, la incógnita es si los restantes volverán este año al caladero. Sería, como se advertirá en la lectura, un riesgo para la convención, que como otros foros internacionales acusa los golpes de la tensión geopolítica.
No era un encuentro más. La cita del pasado octubre en Hobart, Australia, domicilio de la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA), tenía en agenda un tema espinoso. Sucede que en su reunión anterior, y por objeción de la Federación Rusa, no hubo consenso para establecer medidas de conservación (CM-conservation measures) en la subarea 48.3, ubicada en jurisdicción de las islas Georgias. Y sin conservation measures, el reglamento de la CCRVMA no habilita la faena. Pero cuatro longliners, autorizados por Gran Bretaña y con su bandera, se aplicaron a pescar las 2.400 toneladas que contemplaba el libreto rechazado por los rusos. Que hoy por hoy no son precisamente populares, y en Hobart, como en otros foros internacionales, su turno en la palabra coincidió con el ruidoso retiro de una parte de las delegaciones. No todas, claro, y no por adhesión, ni mucho menos, con el agresor de Ucrania. Es que la función de la CCRVMA es otra. Como lo dice su nombre, la „conservación de los recursos vivos marinos antárticos‰, y para muchos, en la subárea 48.3 se atentó contra ese objetivo. En rigor, contra la propia convención, porque más allá de la catadura de sus miembros, las decisiones se adoptan por consenso, y para pescar en 48.3 no lo hubo.
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Pero el desenlace no puede sorprender. La invasión rusa a Ucrania contaminó todos los foros multilaterales, y al amparo de la cohesión occidental todo es posible. Por ejemplo, la posición ucraniana en Hobart, respaldando a los británicos cuando se discutió la legalidad de la faena en 48.3; claramente, una devolución de favores por el apoyo de Londres en la guerra. Tampoco sorprendió el dislate de Noruega al señalar que „la no renovación de la MC 41-02 (medidas de conservación) no conlleva la prohibición de la pesca en la subárea 48.3‰: tres de los cuatro longliners que pescaron en Georgias son de la armadora noruega Ervik Havfiske.
La paradoja es que, con Rusia dentro de la CCRVMA y por el
Composición
Miembros
Argentina
Australia
Adherentes (*)
Bulgaria
Canadá
Bélgica Islas Cook
Brasil
Finlandia
Chile Grecia
China
Ecuador
Francia
Alemania
Mauricio
Pakistan
Panamá
Perú
India Vanuatu
Italia
Corea del Sur
Namibia
Paises Bajos
Nueva Zelanda
Noruega

Polonia
Federacion Rusa
Sudáfrica
España
Suecia
Ucrania
Reino Unido
EE.UU.
Uruguay
Unión Europea
Japón mecanismo de consenso, tampoco hay chances de que el horizonte se despeje. De hecho, su delegación advirtió en Hobart que impugnaría a los barcos cuestionados si se postulaban para pescar en otras áreas de la Convención. Por caso en el Mar de Ross (˘rea 88), una zona muy concurrida cuando ceden los hielos, y destino habitual de esa flota después de faenar en 48,3. No sucederá este año (ver recuadro).
(*) Todo estado interesado en las actividades de investigación o de explotación de recursos a las que se aplica la Convención, puede adherirse a ella, pero los estados adherentes no participan en su proceso decisorio ni contribuyen a su presupuesto.
Los tiempos cambian
Con disputa de soberanía de por medio, era previsible que fuese Argentina el país más crítico con los británicos. Pero el enfoque que eligió la delegación nacional, ganó consenso porque apuntó a los riesgos de la propia convención si las diferencias, como fue el caso, se resuelven con decisiones unilaterales. Es que la CCRVMA, además, dejó de ser una „sucursal del Commonwealth‰, como la calificó alguna vez un diplomático rioplatense, y tampoco la Mancomunidad Británica de Naciones, como se llamó en sus comienzos, es lo que era. El mejor ejemplo lo aportó Sudáfrica, uno de los estados asociados, que arrancó 2023 participando en ejercicios militares con la Federación Rusa.
Por cierto, no es el único „malo‰ en las pulseadas de Hobart. China está lanzada a consolidarse en la pesquería del kril, y es tan rigurosa como los rusos a la hora de bloquear iniciativas que no comparte, como la expansión de las áreas marinas protegidas (AMP) Curiosamente, a contramano de una iniciativa de Argentina y Chile, que son autores de una propuesta en común para la Península Antártica. Los vecinos patagónicos no tienen una relación fácil, pero en el episodio de

Especies Objetivo
Kril (Euphausia superba) y merluza negra (Dissostichus spp) son, por lejos, las dos especies que dominan la pesca comercial en aguas antárticas. Los cuadros ilustran la dinámica de los desembarques, con dos países nítidos en el liderazgo que son Noruega y Francia. La última, sin riesgo de perderlo porque el grueso de la captura lo concreta en las 200 millas de las islas Kerguelen, donde tiene reconocido título de soberanía. La mitad del kril, en cambio, se pesca en aguas de la península antártica (48,1), donde el tratado del continente congeló las reivindicaciones territoriales hasta 2048. Y otra cuota importante en las Georgias (48.2/3), donde la ocupación británica tiene arancelado el acceso. Con años en la pesquería, flota y know how apuntalan el dominio noruego, pero los asiáticos vienen a paso firme y lo prueba la incorporación del moderno “Shen Lan” (foto) y el desembarque logrado en 2020, antes del impacto de la pandemia.
Desembarques Merluza Negra
Desembarques Krill
INTEGRADOS PARA LA DESCARGA, ALMACENAJE Y EXPORTACION DE PESCADO



Desde hace 18 años en el puerto de Bahia Blanca
Sitio 19-Muelle Ministro Carranza PUERTO ING. WHITE puertofriobb@gmail.com www.puertofrio.com la subárea 48.3 cerraron filas y también Uruguay. œCoincidencias con proyección en el tiempo? Sería bueno, y sintonizaría con un axioma clásico que recordó hace poco la ex canciller Malcorra: „si las regiones pierden peso, los países pierden importancia relativa‰. Por lo demás, el negocio también lo justifica. Georgias, que supo licenciar barcos con bandera del vecindario, le dio prioridad a los noruegos, y en una sintonía que no es casual. Tras el Brexit, y en el Mar del Norte, los escandinavos pasaron a ocupar un lugar relevante en la agenda pesquera de Gran Bretaña.
La sociedad, sin embargo, derrapó en la Antártida y tendrá que asimilar las consecuencias de faenar en offside. Estados Unidos se abstuvo de considerarla pesca ilegal, pero anunció que el producto no podrá ingresar a su mercado en tanto carece de la documentación que lo legitima y que extiende la propia CCRVMA. El ámbito armatorial también acusó el impacto, con debates en el seno de COLTO, la agrupación de los licenciatarios legales de toothfish en aguas antárticas, donde al menos los socios chilenos plantearon su desacuerdo (R&S#231). Y en el inventario hay que incluir la decisión de Sanford Ltd. de Nueva Zelanda, cliente regular de la subarea 48.3, que en la temporada pasada se abstuvo de postular a su longliner „San Aspiring‰ para incursionar en la zona.
En cualquier caso, y hasta aquí, sólo especulaciones intentando descifrar la dinámica pesquera en aguas antárticas y en el limitado capítulo de la merluza negra. La pulseada del kril, por ejemplo, con China en el ring, tiene mayor alcance y pega de lleno en las AMPs y en el dilema de conservar o explotar los recursos. Pero mientras se discute la agenda de la convención, en el backstage se multiplican las señales de un creciente posicionamiento territorial y la cultura de la guerra fría, actualizada por la crisis geopolítica que campea por el mundo. Claramente, no hay virginidad posible para la Antártida, y menos con decisiones como la británica, que agravan la fragilidad de la convención.
Los cuestionados no van al Mar de Ross
El informe sobre la última reunión de la CCRVMA, en el capítulo Pesquerías Exploratorias, recoge el testimonio de Gran Bretaña al anunciar su decisión de no postular a los barcos cuestionados para faenar en el área 88. “Hemos oído claramente –dijo el portavoz británico- que Rusia bloqueará la pesquería exploratoria del mar de Ross a menos que se eliminen cuatro barcos británicos de la lista de los que pueden participar. Reino Unido no es Rusia. No vamos a poner en peligro una captura obtenida científicamente. Tampoco vamos a hacer de los otros Miembros rehenes de esta situación. Por lo tanto, aunque nos exaspera la postura de Rusia, aceptamos que no podemos impedir que ejerza su poder de veto. Dicho esto, sin embargo, debemos dejar constancia de la duplicidad de la situación. Rusia afirma que la pesquería de austromerluza (merluza negra) de las Georgias del Sur es insostenible porque tiene una media del 25% de peces inmaduros en las capturas. La pesquería del mar de Ross captura una media del 50% de peces inmaduros. Y en un stock que es manifiestamente más vulnerable a los impactos del cambio climático. Esto no es ciencia. Es política. Es lo que es”.
