Activistas de derechos humanos y policías en diálogo

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Producción Red de Apoyo por la Justicia y la Paz Relatoras Ileana Ruiz de Mujica Soraya El Ashkar Coordinación de edición Rosinés Villalobos León Diseño gráfico Helena Maso Impresión Textografía Jamer Caracas, 2004

Red de Apoyo por la Justicia y la Paz Dirección: Edificio Caroata, Nivel Oficina 2, Oficina Nº 220, Parque Central. Caracas. Telefax: (0212) 574.1949 / 8005 Apartado Postal: 17.476 Parque Central. Caracas, 1015 – A República Bolivariana de Venezuela Correo electrónico: redapoyo@cantv.net Página web: www.redapoyo.org Depósito Legal: If 91220043233280 ISBN: 980-6638-03-4

Esta publicación es posible gracias al apoyo de la Embajada Británica y Pan para el Mundo.


Índice Preámbulo La evidencia... La utopía... La certeza... El curso... Premisas pedagógicas... La experiencia en las policías... La producción teórica y normativa La necesaria reforma Reflexiones a partir del curso Artículos publicados en la prensa Referencias bibliográficas



Preámbulo Gabriel García Márquez, reconocido escritor latinoamericano, nos brinda un bonito ejemplo de humildad y de reconocimiento de la posibilidad de llegar a la sabiduría a través de los aprendizajes adquiridos personalmente o por otras vidas. Recordar es fundamental para toda profesión. Pero no es cierto que basta. Es preciso registrar, organizar, categorizar, en fin, realizar un ejercicio de sistematización de estos aprendizajes; un esfuerzo de análisis, de identificación de cada parte componente del todo y de las relaciones que integran y dan coherencia a este rompecabezas. Tomando esta metáfora, si extraemos una pieza, en sí misma, tal vez no tenga sentido, como tampoco lo tendrá la imagen general. Pero la pieza, por pequeña que sea, posee características configurativas: color, dimensión, forma, posición que nos permite poder ubicarla en el lugar correcto y su identificación como parte de ese rompecabezas y no de otro.

“Yo no soy un buen escritor. Lo que tengo es muy buena memoria porque todo lo que escribo, alguien me lo ha contado.” Gabriel García Márquez

La educación como profesión no es ajena a esta realidad. Compuesta por un sin fin de conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes, valores, no es posible comprenderla ni asumirla sino de manera integral, pero si no se identifica claramente lo que se sabe y cómo, dónde y por qué se aprendió, probablemente jamás nos servirá de nada lo aprendido. ¡Cuánto debemos aprender! ¿Cuándo lo dejamos de hacer? Donde no preguntamos, no hallamos respuestas; donde no buscamos, no encontramos nada. Todas las cosas cambian, en efecto, pero, siguiendo la línea filosófica expuesta por Nicol (1963) “la motivación vocacional única del verdadero hombre (sic) de ciencia sigue siendo el afán de saber, el amor a la sabiduría...” Sabiduría que se plasma en aprendizaje que más que únicamente un proceso de socialización, de control social mediante el cual la persona “...se sienta confortable en un sistema sociocultural ordenado” (Fichter, 1974) es el cambio sistemático, adaptativo o no, de las actitudes (con sus componentes racional, emocional y comportamental) de una persona como resultado de su experiencia con la gente y entre la gente. De que “sabemos” no nos cabe ninguna duda. A lo largo de la vida nos vamos enfrentando a percepciones, vivencias, conceptos e informaciones que, internalizados, se convierten en aprendizaje. El reto está en organizar sistemáticamente estos aprendizajes de forma tal que, además de aflorar como rasgos de personalidad, despunten como herramientas de promoción y transformación personal y social en un área específica, en nuestro caso, la educación en y para los derechos humanos. 5


Activistas de Derechos Humanos y Policías en Diálogo

“...Yo aprendí que no puedo dejarme llevar por las primeras impresiones y que los policías son seres humanos que también debemos comprender. Me di cuenta que dentro

Ahora bien, podríamos decir que hay dos maneras de aprender: montando con esfuerzo letra a letra, frase a frase, con arduo trabajo intelectual o bien, como producto de un sentimiento interno, de una llama creadora, conjugando la inspiración y el esfuerzo. No por analizar las estrellas, contar milímetro a milímetro las millas que nos separan de ellas, dejarán de parecernos hermosas.

de los policías hay una sensibilidad que está opacada por toda la estructura y la formación autoritaria, represiva pero que allí, en el interior de cada uno, está la posibilidad

Ninguna hora de amor se parece a otra hora de amor. Podemos diseccionarlas limpiamente y verlas anatómicamente en la distancia, hasta reconocer sus detalles diferenciales o bien optar por asimilarlas, dejando que el nuevo aprendizaje se metamorfosee en sangre, impulso nervioso, sea en nosotros y nosotras.

del cambio. El reconocer la importancia y la posibilidad del diálogo de los diferentes es la posibilidad de dialogar entre dos opuestos: los familiares de las víctimas de abuso de poder y los activistas de derechos huma-

Luego el aprendizaje se plenifica en la comunicación, en lo que decimos y en lo que callamos. Gracias a nuestro lenguaje podemos destruir la fuerza de lo perecedero. Podemos crear algo más tangible y cierto que la madera que tocamos, más persistente que la piedra, más duradero, sobretodo, que nuestra propia vida. Lo inmortal se hace visible a nuestro mundo transitorio. El lenguaje es reflejo del aprendizaje humano, de lo más sensible y extraterrenal.

nos por un lado y, por otro la policía y es la posibilidad de que en ese encuentro con el otro te enriqueces mutuamente y puedes ver y entender desde la otra acera y de esa forma construir una sociedad distinta.” Maryluz Guillén Activista de Derechos Humanos en la Red de Apoyo.

Por eso, hoy este trabajo de sistematización de la formación en derechos humanos para funcionarios y funcionarias policiales, es un afán de narrar una experiencia, demostrarla, explicarla, para encontrarle sentido al presente. Desde la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz, asumimos que la educación es un proceso en el que se sueña, se planifica, se forma, se da seguimiento, se evalúa y sistematiza de manera permanente, ya que se trata de una experiencia viva. No por tratarse de reflexiones sustancialmente concernientes a lo humano se ha de aspirar a tratarlas con menor rigurosidad. Así, afrontamos la tarea de no sólo aprender cosas, sino de aprender a decirlas con propiedad, obedeciendo a la doble función (expresiva y comunicativa) del lenguaje.

Entrevista 2002

Decírnosla y decirla a otras personas, no para que quede en el papel, aumentando el volumen de las bibliotecas o esperando por futuros historiadores e historiadoras, sino para que esté a disposición de quien la necesite. Para eso es el cuento, tarea engorrosa mas no imposible, de recordar y categorizar lo vivido, para así poder tener a mano y por tanto ejercer vocativa y profesionalmente lo conquistado. La Red de Apoyo por la Justicia y la Paz es una organización no gubernamental que nació en un barrio de Caracas (Venezuela), en 1985, fruto de la indignación vuelta solidaridad, tras la ejecución de Freddy 6


Crónica del encuentro para un mutuo aprendizaje

Dugarte, por funcionarios de la Dirección de Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) Desde esa fecha, son muchas las víctimas, personas muertas, torturadas, detenidas, allanadas, a manos de los cuerpos de seguridad del Estado, que la Red de Apoyo ha acompañado. En la actualidad, con una perspectiva inter y multidisciplinaria, participamos en la construcción de una sociedad donde la persona sea el sujeto central del desarrollo, siendo capaz de reconocer, exigir y promover los derechos humanos, la paz y la tolerancia para todas y todos en el marco de una democracia plena y participativa. Por eso, en la promoción y defensa de los derechos humanos, la Red de Apoyo:

“Desde la Red de Apoyo hemos avanzado en la formación de policías como un reto de los y las activistas. Porque

• Denuncia jurídica y comunitariamente los casos de violación del derecho a la vida, integridad, libertad y seguridad personal e inviolabilidad del hogar. • Atiende médica, psicológica y pedagógicamente a las víctimas de tortura y familiares de víctimas de abusos policiales o militares. • Promueve políticas públicas en materia de derechos humanos. • Realiza actividades de promoción y difusión y genera procesos de educación en derechos humanos.

sin perder la perspectiva de las víctimas, se trabaja con posibles victimarios y victimarias.” Alfredo Ruiz Activista de Derechos Humanos en la Red de Apoyo. Entrevista 2002

Atendiendo a las personas beneficiarias y áreas temáticas, la Red de Apoyo ejecuta programas, uno de los cuales es “La Policía: defensora de los derechos humanos”, con el cual se aspira que los funcionarios y las funcionarias policiales identifiquen y asuman su obligación en materia de defensa y promoción de los derechos humanos en Venezuela. Una de las estrategias empleadas para este fin es el “Curso de Formación en Derechos Humanos para Funcionarios y Funcionarias Policiales”. Desde el inicio de nuestro trabajo de defensa y promoción de los derechos humanos en la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz, nos dimos cuenta que “policía preso, no resolvía el problema” y muchos de los familiares de las víctimas fueron sugiriendo la idea de formar a la policía. No fue fácil comenzar a hacer los ensayos. El llanto de familiares de víctimas y de las personas torturadas ya había quedado grabado en el corazón y en la razón y dedicarse a formar a policías implicaba, de alguna manera, creer en ellos y ellas como personas.

Los pasos fueron dándose poco a poco. Comenzamos con talleres de 2 y 4 horas sobre derechos humanos en general con policías de las regiones, sin ningún tipo de seguimiento, como quien intenta acercarse a lo desconocido, a la incertidumbre, a un 7


Activistas de Derechos Humanos y Policías en Diálogo

“Yo creo que un primer aprendizaje para mí tiene que ver

mundo nuevo, a quien te ha hecho mal porque le ha hecho mal a las personas más desvalidas.

con la recuperación de la posibilidad de creer en la policía en general. Creer en los y las policías como funcionarias y

Sabíamos que no era suficiente, que era necesario hacer proceso con los grupos y por eso, nos dedicamos durante dos años a la elaboración de un curso.

funcionarios públicos. El poder participar en el Curso, me permitió entrar en contacto con hombres y mujeres que realmente se perciben a sí mismos como seres humanos al servicio de los ciudadanos y ciudadanas. No sólo se entienden policías por oficio o por empleo, realmente creo que

Diseñamos la propuesta, se la pasamos a los amigos y amigas en Amnistía Internacional en Londres, a algunos criminólogos, jueces, abogados y educadores para que revisaran la propuesta. Todos y todas le dieron el visto bueno y comenzamos dos procesos de formación con policías de los estados Falcón y Mérida. Por supuesto, hubo muchas correcciones al aplicar la propuesta. De modo que cada taller fue sometido al juicio de los y las participantes, quienes ofrecieron valiosísimas recomendaciones y a quienes les agradecemos todo lo que fuimos aprendiendo como activistas de derechos humanos.

hay algunas y algunos de ellos que lo experimentan como proyecto vital y se sienten personas a través de ese servicio que prestan.”

Un año fue suficiente para que pudiéramos hacer todas las correcciones y diseñar un nuevo modelo de curso con todas las observaciones incorporadas. Así cumplimos dos años construyendo, un año de prueba piloto y otro año para incorporar las recomendaciones.

Manuel Gándara. Activista de Derechos Entrevista 2002

El nuevo modelo, aunque mantuvo el esquema y las estrategias generales, incorporó actividades vinculadas al trabajo policial, nuevas visiones del trabajo de las instituciones en relación con el tema de los derechos humanos. Este modelo tuvo un diseño gráfico más llamativo y se aplicó durante los tres años consecutivos.

“En el fondo de mi alma creo

Al cuarto año de aplicación el curso tenía nuevas observaciones, que tanto funcionarios y funcionarias como los facilitadores y las facilitadoras fueron incorporando en cada taller, cada discusión, cada dinámica y cada conversación informal. De modo que aceptamos el reto de volver a mirar detenidamente la propuesta e incorporamos nuevas actividades, modificamos otras, redimensionamos la visión del curso y se produjo un nuevo material con el que estamos trabajando actualmente.

Humanos en la Red de Apoyo.

que soy educador. No maestro de tiza y borrador, sino educador desde mi profesión. Por eso asumo mi rol como policía desde esta perspectiva. “ Francisco Romero Bueno Comisario General Policía Metropolitana de Caracas Entrevista 2002

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Cabe destacar que en todo el proceso de “ensayo y error”, además de los participantes de cada uno de los cursos, colaboraron personas externas a la Red de Apoyo quienes sirvieron como facilitadoras y facilitadores de algunos talleres. Calculamos unas 20 personas en total, entre miembros de la Red de Apoyo y otras organizaciones no gubernamentales de promoción y defensa de los derechos humanos, como también


Crónica del encuentro para un mutuo aprendizaje

funcionarios y funcionarias policiales, quienes asumieron la educación como parte de su rol profesional.

“Con los policías no puedes hablar de pura teoría. El reto es hablar desde las prácticas

Este Curso de Formación ha generado toda una experiencia de aprendizaje que, con esmero, recopilamos y ponemos a la disposición de todos y todas.

cotidianas, por eso debemos conocer sobre procedimientos, funcionamiento, estructuras internas, reglamentos para poder llegar al centro del problema de la policía.” Maryluz Guillén. Entrevista 2002

EL PRIMER GRUPO FORMADO EN LA PM

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La Evidencia... “Al despertar la aurora, Glenda sale de su casa - ¿A dónde vas Glenda, tan temprano en la mañana? - Voy en busca de esperanzas que me ayuden en la vida a revivir mis derechos, a no olvidar lo pasado. - ¿No crees que ya es suficiente tristeza para ti? - La tristeza para mí es saber que aunque hay mucha gente con mis mismos ideales, siempre habrá en el mundo quienes se olviden de los derechos ajenos. Aquellos que no saben cuánto daño están causando a personas como yo, que sufro y lloro en silencio. - Deja tu corazón en paz y olvida lo vivido. - Ni lavando mi cuerpo con aguas de las alondras podré tener mi corazón en paz. El recuerdo como volante de ciego llega gimiendo canciones. ¿Cómo me pides que olvide? Es como no recordar el mar, el cielo y la vida misma. No me pidas que olvide, porque me estás pidiendo que muera.” Escrito por Glenda Ríos, madre de Marlon Arias, joven asesinado por un funcionario de la DISIP el 23 de enero de 1996.

“Se lo llevaron vivo, toda la comunidad lo vio y cuando lo fui a buscar a la policía, me lo entregaron muerto”. Dice el señor Dugarte, llorando.

Este testimonio se ha repetido miles de veces. Son padres y madres que han sufrido las consecuencias de una violencia institucionalizada y clasista, en manos de unos funcionarios policiales gerentes de la arbitrariedad y la muerte. “Lo hemos visto por el barrio, él sigue trabajando y en estos días parece que hirió a otro muchacho”, asegura la señora Silva, con rabia de repetición. Un mecanismo de impunidad que se ha repetido miles de veces; y hemos sido testigos y testigas de las formas que usa la institución para avalar las actuaciones policiales: esconder o transferir a sus funcionarios (generalmente hombres) para no ponerles a derecho.

No es un secreto para nadie que los cuerpos de seguridad cuentan con funcionarios poco preparados, gatillos alegres, vinculados a los negocios ilegales como robo de vehículos o tráfico de drogas. Para nadie es un secreto que muchos de los que hoy son policías, ayer fueron delicuentes. Pero ayer, hoy, mañana, el tiempo se confunde en una misma historia 11


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sin límites. Para nadie es un secreto que en Venezuela la gente le tiene más temor a la policía que a los mismos delincuentes, con quienes se puede negociar la vida y los bienes. Para nadie es un secreto que en Venezuela la policía tortura, detiene arbitrariamente, ejerce la “matraca” (modalidad de extorsión), abusa del poder que le da tener un arma de reglamento y un uniforme. Para nadie es un secreto que los policías no tienen límites en las actuaciones, que se les permite todo y que alrededor de los procedimientos que no se ajustan a derecho, se crean miles de mecanismos y complicidades personales e institucionales para impedir que sean castigados. Por eso se repite, una y otra vez, la historia de violación a los derechos humanos y la historia de la impunidad. El diagnóstico que se ha hecho en estos últimos años, desde los distintos sectores de la sociedad y el gobierno nacional, coincide en presentar un servicio de policía incapaz de garantizar la seguridad ciudadana y el libre ejercicio de los derechos y libertades fundamentales. Dicho diagnóstico alude a la incapacidad estructural de coordinación entre los distintos cuerpos de seguridad pública, la falta de control externo sobre sus actividades, la confusión de los criterios de eficacia y eficiencia con los de libertad de acción, la militarización en todos los niveles de los servicios que son esencialmente civiles, la corrupción y la ausencia de mecanismos de rendición de cuentas ante la población, la intervención de partidos políticos en la conducción de los distintos cuerpos de seguridad, (desvirtuándola como institución profesionalizada) las acciones violentas para el control de la criminalidad, la ausencia de políticas preventivas y de investigación de la criminalidad, una visión del problema centrado en sus funcionarios y funcionarias y no en la institución, la poca capacidad de recoger información y hacer análisis estadísticos sobre criminalidad, el despliegue irregular de personal en la ciudad con planes efectistas y poco confiables, bajos niveles de capacitación, condiciones precarias de trabajo e inestabilidad laboral, reglamentos internos fuera de la legalidad, una estructura excesivamente rígida que no responde a las necesidades institucionales y sociales, una formación militarizada y violenta que atenta contra los derechos humanos. Vale decir, el diagnóstico evidencia el fracaso en la configuración de un servicio de policía que responda a las demandas de seguridad ciudadana. Este servicio de policía profundamente viciado, deteriorado en todos sus niveles, corrompido, sin duda alguna, ha menoscabado el fortalecimiento de la institucionalidad democrática. Algunos efectos, según la Red de Apoyo, de esta práctica histórica son:

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• El menoscabo en la confianza del público. La gente ha dejado de creer en la policía como institución. Dudan de las buenas intenciones y de su rol en el cumplimiento de la ley. • La agudización del malestar social, por la impotencia de ver a las funcionarias y los funcionarios encargados de cumplir y hacer cumplir la ley, en ejercicios ilegales y sin ninguna posibilidad de sanción. • La reducción de la eficacia de los procesos judiciales, por la negligencia y la impericia en los procedimientos policiales y por ende, la desconfianza de la comunidad en las instituciones del Estado en tanto no han sido capaces de dar respuesta a necesidades concretas. • El aislamiento de la policía de la comunidad, en tanto se concentró la misión de las instituciones en el orden público y se olvidó que su trabajo principal es la prevención de la criminalidad y por ello, el trabajo comunitario. El trabajo de procesamiento de información es absolutamente básico e indispensable. • La promoción de una cultura del silencio, que se instala por el miedo de quien denuncia, a recibir represalias (amenazas, persecución, detenciones arbitrarias, tortura) y por la conciencia de la comunidad en general de que no se respeta “la confidencialidad” de los denunciantes. • La deformación del concepto de aplicación de la ley, despojándola de toda licitud. Ya parece muy normal que la gente haga uso de la violencia para resolver sus propios conflictos. Tanto así, que cada año hay un número cada vez más significativo de “linchamientos comunitarios”. • Una democracia de baja intensidad, porque no hay sistema democrático que pueda subsistir sin apelar a condiciones institucionales de orden interno, ni tampoco puede subsistir conviviendo con valores autoritarios y violentos dentro de las fuerzas públicas de seguridad. • El fortalecimiento de una doble moral en las prácticas democráticas. Aparece un discurso impecable en materia de derechos humanos, pero las prácticas son otras. • Unas instituciones policiales debilitadas a lo interno, porque no hay organización que resista semejantes prácticas autoritarias, gerenciadas desde los intereses partidistas y no desde el bien común. • Una cultura de corrupción, con la justificación del salario paupérrimo y los beneficios sociales nunca previstos. • Un autoritarismo evidenciado en la toma de decisiones, en las relaciones con los ciudadanos y las ciudadanas, en el trato a los subalternos y las subalternas, en la gerencia organizacional.

“A nadie le da tristeza la muerte de un policía porque ellos son malos, pero si ellos se sensibilizaran, derrocharan amor, entonces la comunidad sí se entristecería y hasta iría al entierro”. Gladis Miranda, familiar de víctima de abuso policial. Entrevista 2002

“Los policías solemos ser solitarios entre dos bandos... entre nuestros superiores que no nos quieren y compiten y las comunidades que tampoco creen en nosotros”. Comisario José Santiago. Policía de Mérida Entrevista 2001

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“Últimamente he descubierto que las denuncias de los ciudadanos por violaciones a los derechos humanos tiene raíces profundas que nacen y se recrean en prácticas institucionales que pueden ser arbitrarias unas, otras negligentes y otras sencillamente desprovistas del cuidado que amerita. Cuando un funcionario sale y acciona su arma de reglamento ilegítimamente contra un ciudadano, se comete sí una violación de derechos humanos, pero detrás de esta acción hay circunstancias tan penosas como un entrenamiento inadecuado, una sobrecarga de trabajo, unas condiciones de vida personales e institucionales de mucha presión, que hacen que uno se pregunte de quién es la responsabilidad. No justifico con esto el error cometido particularmente por ese funcionario, pero hay una complicidad institucional, estadal, que amplía el rango de la violación cometida. Con Policías como las que tenemos actualmente en Venezuela, con policías como los que laboran en ellas, más bien extraña que no haya más abusos”. Francisco Romero Bueno Comisario General Policía Metropolitana de Cararacas Entrevista 2002

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La Utopía...

Frente a este panorama tan desolador, la Red de Apoyo apuesta por la utopía y como dice Eduardo Galeano: “En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar. ¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible”. Nosotros añadimos: Una policía digna, con salarios justos y beneficios sociales que garanticen calidad de vida; una policía moderna, con equipos y gerencia moderna. Una policía cuyos criterios de selección no respondan a partidos políticos ni a medidas clientelares y que deje de ser el brazo armado de los partidos de turno; una policía de alta profesionalización, con perfiles de ingreso y manuales de procedimientos. Una policía que no tenga que vivir de la matraca ni haga procedimientos ilegales, ajustados a códigos internos, que son contrarios a la legislación nacional.

“Ella está en el horizonte (...) me acerco dos pasos y ella se aleja dos pasos, camino diez pasos y el horizonte corre diez pasos más allá. Por mucho que camine, nunca, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso, para caminar”

Una policía que proteja los derechos ciudadanos y que vele por la seguridad de todos y todas sin discriminación alguna, que use la fuerza cuando sea estrictamente necesario y que el arma de fuego sea la última opción, como lo garantizan los principios de las Naciones Unidas sobre el uso de la fuerza y el empleo de armas de fuego. Una policía que conozca la legislación nacional e internacional, porque cuenta con funcionarias y funcionarios encargados de cumplir y hacer cumplir la ley,

Eduardo Galeano

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que pueden objetar una orden ilegal sin miedo a ser castigados o expulsados de la institución. Una policía organizada no sólo para responder a emergencias sino en el funcionamiento ordinario. “Pensaba que sólo con la formación personal era suficiente y con los cursos me di cuenta que no basta la formación. Es necesario que el policía cuente con el apoyo del grupo porque de lo contrario termina aislado. Y es que somos esencialmente afectivos y el grupo ejerce coacción afectiva. Además, es necesario que tenga una estructura organizativa, que lejos de castigarlo por su buena conducta, lo promueva.”

Una policía con mecanismos democráticos a lo interno para supervisar y controlar las políticas, los recursos y el diseño de los planes de acción. Con controles externos para evitar la corrupción y aumentar la confianza de la ciudadanía. Total... la policía es un bien público, le pertenece a la comunidad y ésta tiene el derecho de ejercer control sobre ella. Una policía que asuma como prioridad la educación y el mejoramiento profesional de sus funcionarias y funcionarios, porque entiende que el recurso más valioso con el que cuenta es el ser humano que está entregando la vida cada día. Una policía que sea crítica con ella misma y no sea cómplice de los abusos de poder, que sancione debidamente, que dé órdenes expresas sobre la conducta de las funcionarias y los funcionarios, que promueva a su gente, que no escatime en la preparación académica, que motive a quienes lo hacen bien y ayude a quienes lo están haciendo mal.

Alfredo Ruiz Activista de Derechos Humanos en la Red de Apoyo. Entrevista 2002

Una policía que erradique la práctica del maltrato y la tortura hacia fuera y también a lo interno de la institución, porque todos y todas sabemos que aquello que me hacen, seguramente yo lo haré y además, porque sabe que la tortura está causando daño a la persona, a la comunidad y a quien la aplica. Que su misión no esté centrada en el orden público sino en la protección de los derechos humanos y por ello, su función sea más preventiva que represiva. Una policía comunitaria, que recoja los intereses de la comunidad y los traduzca en actividades que favorezcan el desarrollo. Una policía que se asuma como una institución de servicio público, de carácter civil y de formación civil, dirigida por civiles. Una policía que conozca sobre derechos humanos y no se deje engañar por aquellos que suelen decir que la protección de los derechos humanos impide la lucha contra el delito. Una policía que luche sin temor por las reivindicaciones merecidas. Ese sueño de policía pareciera imposible, pero para realizarlo basta una férrea voluntad político-financiera y gente con coraje que se anime a refundar la policía. La Red de Apoyo le apuesta a este sueño, desde la certeza que da la consideración que ningún curso de formación va a resolver el problema de las policías en Venezuela, pero con la evidencia que sin personas formadas en el campo de los derechos jamás se podrían dar los cambios tan necesarios, es que nos atrevemos a formar policías.

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La Certeza...

El conocimiento de los derechos humanos y su puesta en práctica como marco normativo, hace que los funcionarios y las funcionarias sean capaces de reconocerse como personas sujetos de derecho y, por ende, asumir la responsabilidad de participar activamente en la reivindicación de sus derechos y la protección de los derechos ciudadanos. Cuando se tiene una policía que conoce, respeta y protege los derechos humanos, entonces:

“El respeto por los derechos humanos, además de ser una normativa legal, también nos

• Se derriba la falsa creencia que la protección de los derechos humanos es un impedimento para la lucha contra la delincuencia y se entiende la seguridad ciudadana como un sistema basado en los derechos humanos como principios éticos. • Se fomenta la confianza del público en la policía como agentes de la autoridad, encargados de cumplir y hacer cumplir la ley y, por ende, el trabajo coordinado entre la policía y la comunidad se convierte en una posibilidad mayor de seguridad ciudadana y ésta en una meta compartida. • Se fomenta la credibilidad de las instituciones democráticas como instancias para el ejercicio del derecho en un marco de estado de derecho. • Se pueden desarrollar mecanismos de control y supervisión ciudadano, sin que ello se vea como una amenaza o riesgo por parte de la institución policial. • Se está contribuyendo con la erradicación de la impunidad como forma de proceder cuando hay violaciones a los derechos humanos.

ayuda a mejorar la eficiencia de la policía y a crear un ambiente de confianza dentro de la comunidad.” Comisario Manuel Briceño. Policía de Barinas. Entrevista 2001

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• Se contribuye a la solución pacífica de los conflictos, rompiendo con la tradición que los problemas se resuelven con abuso de poder y por ello siempre gana el más fuerte. • Se sirve a la administración equitativa de la justicia y, por ende, se promueve una cultura de justicia y de denuncia que terminan por garantizar una democracia participativa. • Se fortalece una institución para que sus miembras y miembros sean servidores públicos, guardianes de la dignidad humana. • Se fortalece una misión institucional de protección y promoción de los derechos humanos, erradicando esa tradicional función que le han ido asignando, por vía del chantaje financiero, de ser el brazo armado de los gobiernos de turno y encargados simplemente del orden público. • Se cuenta con sujetos críticos, reconociéndose como sujetos de derechos y deberes, con una visión más amplia de su trabajo como guardianes de la ley. • Se profesionaliza la función policial y protege los derechos de los funcionarios y las funcionarias, al comprenderse que el respeto por los derechos humanos será el reflejo de una policía digna. • Se va creando la cultura de la no violencia, la objeción de conciencia, el diálogo, la tolerancia, prevención y la coordinación interinstitucional. • Se comprende la labor de las organizaciones de derechos humanos y no se vuelve a estigmatizar sino, por el contrario, se hacen esfuerzos de articulación para la formación, entre otras actividades. • La conciencia sobre los derechos humanos es una forma de recuperar la dignidad humana. • Se valora la organización y lo colectivo, como la forma, por excelencia, de promover una cultura de respeto por los derechos humanos. “Con el proceso de formación, el otro comienza a tener rostro, historia y eso nos cambia la idea del victimario.” Alfredo Ruiz Activista de Derechos Humanos en la Red de Apoyo

El mandato de la policía moderna es proteger los derechos humanos, defender las libertades fundamentales y garantizar la seguridad ciudadana en una sociedad democrática mediante políticas y prácticas que sean lícitas, humanitarias y disciplinarias. Desde las Naciones Unidas se han definido algunos principios institucionales que garantizan el fortalecimiento de una policía para la democracia con una orientación humanitaria, los cuales pasamos a enumerar:

Entrevista 2002

a) La ausencia de cualquier tipo de injerencia política en las actuaciones policiales. b) La desmilitarización, en todos sus aspectos, del servicio policial. c) El respeto absoluto de los derechos fundamentales. d) La transparencia de la actuación y el control de sus actividades y centros de dirección por parte del ejecutivo y el poder legislativo. e) La limitación de la acción de la policía al sector de la criminalidad 18


Crónica del encuentro para un mutuo aprendizaje

y el monopolio del uso de la fuerza en la vida social. En este sentido y considerando que el policía, por esencia, es un defensor de derechos humanos, entonces, debe conocer las normas internacionales que regulan sus prácticas y, además, debe saber cómo hacer su trabajo eficaz y eficientemente, haciendo uso racional y proporcional de la fuerza.

¿Será que del dolor, además de lágrimas y rabia, también brota la comprensión y el perdón? ¡Yo creo que sí! Desde mi experiencia y aprendizajes he comenzado a sentir y a entender el perdón como un sentimiento y una expectativa válida para tener paz, esa paz tan necesaria que ayuda a reconstruir la esperanza para volver a soñar en limpio e imaginar utopías, donde la vida de unos no pase por la muerte , donde el policía sea tu amigo y no tu verdugo, donde el policía te brinde seguridad y garantía de vida y no de muerte. Donde el policía se sienta digno de su profesión y no un malhechor con derecho a irrespetar y abusar. Gracias por atreverse a reconocer los errores del pasado y por el compromiso asumido... y comenzar la vida de otra manera... y acompañarnos en este mismo sueño. Raquel Aristimuño Madre de Ramón Ernesto Parra. Asesinado por la PM en mayo de 1995

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El Curso... “... ¿Quién sabe...? de repente llegue el día en que una se plante en su crepúsculo e, inmune a toda duda corrosiva, le apueste a la vida, al cambio, al reflejo de una luciérnaga en el caos... ¡Y gane!” IRA de Antares

Por ello, la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz ha diseñado y puesto en marcha un Curso de Formación en Derechos Humanos para Funcionarios y Funcionarias Policiales, el cual ha sido pensado especialmente para oficiales de las Policías estatales y/o municipales que refuerce y aliente una ética de reconocimiento y compromiso con la observancia de las normas nacionales e internacionales de derechos humanos. Un Curso de Formación que sensibilice a los funcionarios y las funcionarias respecto de su particular papel de promoción y protección de los derechos humanos en su labor diaria, asumiendo la resolución de conflictos por la vía del diálogo y la utilización del arma de fuego en extremas circunstancias y último recurso; Un Curso de Formación que propicia un debate a lo interno de las instituciones, para favorecer cambios estructurales actitudinales y de reglamentos a favor de una cultura de respeto por los derechos humanos de todos y todas, porque somos iguales en dignidad y derecho; Un Curso de Formación que reconoce los niveles de discrecionalidad ejercidos por los funcionarios y las funcionarias e intenta proveer un marco ético, dado universalmente para su control; Un Curso de Formación desde donde se comprende que el poder de la policía debe estar al servicio público, para garantizar el libre ejercicio de los derechos y libertades de toda la ciudadanía; Un Curso de Formación que pone énfasis en la construcción profesional valorizadora de la persona, en el marco de lo que se define como educación de adultos, de carácter permanente; Un Curso de Formación que sirva entonces para el crecimiento personal y profesional, para la revisión de las estructuras institucionales y el marco jurídico que las sustenta.

“El participar en el Curso para Funcionarios policiales, me permitió descubrir a policías que van asumiendo la perspectiva, el trabajo en la promoción y defensa de los derechos humanos, como algo vinculado a su propias personas y vinculado a sus propio servicio”. Manuel Gándara. Entrevista 2002

“Nosotros también somos seres humanos, tenemos derechos y se atenta contra ellos.” Jhonny Campos Policía Metropolitana de Caracas Entrevista 2000

Pasemos a describir el curso:

Las ideas fuerzas del Curso son: 1. La policía es un servicio público y sus actitudes cívicas deben reflejar dignidad y producir reconocimiento social. 2. La policía es una institución civil y la formación debe ser civil. No se entrena para la guerra ni puede ver a la sociedad o a sus miembros como el enemigo.

”He sido un salvaje, he tratado mal a los detenidos y este curso me ha llegado muy hondo” Geovanny Verde Policía de Barinas Entrevista 2001 21


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3. El policía debe conocer sus derechos y los derechos humanos de la población en general para poder promoverlos. 4. El policía tiene la responsabilidad de respetar los derechos humanos de todas las personas, sin discriminaciones.

Concepción curricular Desde el comienzo, nos planteamos una concepción curricular de reconstrucción social, la cual plantea la necesidad de hacer del currículum una posibilidad de evidenciar con visión crítica y propositiva los problemas y las contradicciones político-sociales y culturales e incidir en ellos para reconstruirla desde un horizonte ético. Esta visión promueve la formación de personas capaces de asumirse como sujetos de derecho, comprometidas con la justicia y la solidaridad y por lo tanto, capaces de abordar los problemas reales de la sociedad y dar solución a los mismos desde la búsqueda de consensos, el diálogo y una visión común de sociedad. El diseño curricular planteado intenta ser problematizador en tanto que: • Tiene la pretensión de indignar a los sujetos que participan del proceso y colocarlos frente a la injusticia, la desigual distribución de las oportunidades y el desigual ejercicio del poder. • Tiene una visión integradora y por ende, no se agota en lo meramente informativo sino que incorpora lo afectivo, lo corporal, lo social, lo político en una visión globalizadora. • Desentraña los conflictos desde la complejidad como criterio para evidenciar contradicciones, generar cuestionamientos, tensiones, más preguntas que respuestas, desde un marco de referencia ética. • Es abierto y las necesidades de los grupos irán determinando los problemas a plantear, las estrategias a seguir aún en medio de las generalidades dadas. • La metodología seleccionada crea las condiciones de motivación para que quienes participen se animen a detectar los conflictos, asuman las tensiones y sin la pretensión de descartarlas, buscar respuestas problematizadas. • Crea las condiciones para elaborar alternativas de solución y de acción desde el diálogo y según las necesidades del grupo, los problemas reconstruidos, las contradicciones dadas, pensando en la sociedad que queremos.

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Crónica del encuentro para un mutuo aprendizaje

Este currículo tiene algunos propósitos, unos objetivos expresos y otros tantos implícitos que, a continuación enunciamos:

Propósitos generales 1. Promover una cultura de paz y de respeto a los derechos humanos. 2. Favorecer los procesos de democratización a lo interno de las instituciones para fortalecer el estado de derecho. 3. Promover el diseño de políticas institucionales a favor de una cultura de respeto a los derechos humanos.

El objetivo general Lograr que los funcionarios y las funcionarias de policía asuman su compromiso ético y legal en la promoción y defensa de los derechos humanos.

“... Se trata de un cambio de actitud, que conllevará, también, a un cambio de valores, o vicever-

Los objetivos específicos 1. Conceptualizar los derechos humanos según la Constitución Nacional y algunos instrumentos internacionales de protección a los derechos humanos. 2. Identificar los derechos y obligaciones de los funcionarios y las funcionarias, según todos los instrumentos internacionales de protección a los derechos humanos. 3. Reconocer la responsabilidad del Estado en materia de derechos humanos y las instancias de protección. 4. Confrontar el discurso de los funcionarios y las funcionarias en torno a la ética y contrastar sus actitudes a partir de ese discurso.

sa, más que un simple aprendizaje teórico, o abstracto de una serie de conocimientos de lo que se trata es de crear un cambio de cultura, y ésta empieza por un cambio de actitud. Entonces, aunque parezca pequeño, es un esfuerzo molecular.” Erick Gutiérrez. Voluntario de la Red de Apoyo. Entrevista 2002 23


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“...en el proceso de formación ha sido importante el tomar contacto con la otra cara de la realidad, de lo que es la vida y el desarrollo de la labor policial. Quizás uno siempre ha estado muy sesgado por el enfoque que tiene como activista de derechos humanos o sencillamente como ciudadano y el poder acceder a espacios de diálogo nos ha permitido ver que el policía es una persona también con carencias, necesidades de desarrollo profesional o de desarrollo humano. Pero eso, fundamentalmente eso, permite tener

5. Reconocer las funciones de la policía en caso de estados de excepción. 6. Identificar la objeción de conciencia como derecho humano. 7. Identificar los derechos laborales de los funcionarios y las funcionarias de policía y las formas de proteger y defender sus derechos. 8. Analizar causas y consecuencias de la violencia/represión y manejar la técnica de resolución de conflictos. 9. Identificar los prejuicios y agresiones en relación con los sectores sociales y las consecuencias de las violaciones a los derechos humanos. 10. Identificar los principios de la educación en derechos humanos y construir planes de acción que permitan la socialización del curso a lo interno de la institución. 11. Acercar la teoría a los procedimientos policiales y revisar, a la luz de los derechos humanos, la actuación cotidiana. 12. Valorar los alcances de la perspectiva de género dentro de las instituciones de policía.

una visión distinta de lo que es el trabajo del policía. “ Pablo Fernández Blanco Activista de Derechos Humanos en la Red de Apoyo. Entrevista 2002

“Yo entendí que era un promotor de derechos humanos y desde que hice el curso estoy haciendo esfuerzos dentro y fuera de la institución para promover los derechos humanos y hacer que mejore nuestra práctica policial. Es difícil porque los policías fuimos formados desde otra perspectiva, pero algún día.... algún día lo conseguiremos. Felipe Rojas Quero Policía de Falcón. Entrevista 2000

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Intenciones de la Red de Apoyo Todo acto educativo es un proceso de producción de conocimiento y ninguna producción de conocimiento es neutral, porque todo conocimiento está estrechamente vinculado a intereses y necesidades; además de estar culturalmente mediado e históricamente situado. La Red de Apoyo, después de 10 años en la defensa de los derechos humanos, evidenció que “policía preso, no resuelve el problema sino que agrava la situación en el sistema penitenciario”. Tanto familiares de las víctimas como defensores y defensoras de derechos humanos empezamos a reflexionar sobre la necesidad de formar a los policías (generalmente hombres), para que cesaran los atropellos y abusos de poder. Con los cursos de prueba nos dimos cuenta que los objetivos no sólo deberían estar centrados en brindar información y fomentar una actitud de compromiso con el tema de los derechos humanos, sino que nos interesaba que comenzara un proceso de reforma a lo interno de las instituciones con aquellos funcionarios y funcionarias que se formaron en el curso, de modo que los cambios se hicieran a la luz de los derechos humanos. En ese sentido, implícitamente, desde la Red de Apoyo se han manejado algunos objetivos que no se dicen expresamente y tampoco están escritos en los programas que presentamos a las instituciones, pero que en esta sistematización de la experiencia queremos evidenciar, porque “Expresar nuestras posiciones como educadores, defender nuestros sueños, posiciones y preferencias es un deber ético que nos coloca frente a la educación como un hecho político y además directivo”, diría Paulo Freire.


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Objetivos implícitos: 1. Fomentar un pensamiento crítico que devele las estructuras y relaciones de dominación para transformarlas desde los valores de justicia social. 2. Promover el ejercicio de la ciudadanía, desde la comprensión que las personas son quienes participan en la toma de decisiones de los asuntos públicos y aquellas que son protegidas en sus derechos civiles, políticos, económicos y culturales. 3. Producir contra-significados y contra-valores en el campo de las relaciones personales y a lo interno de las instituciones policiales, desde los valores de los derechos humanos. 4. Generar espacios para la vivencia de la democracia y la resolución de los conflictos por la vía del diálogo y la negociación. 5. Problematizar el lenguaje, las experiencias, las relaciones de poder, el marco jurídico, las formas culturales institucionales para develar las contradicciones y favorecer su superación. 6. Animar la lucha a favor de la dignidad humana y el respeto por los derechos fundamentales. 7. Fomentar la auto-valoración personal y grupal. Desde el trabajo de formación nos hemos reconciliado con la imagen del y la policía y hemos podido reiterar nuestra convicción con relación a la concepción de la persona como sujeto de derecho: Para la Red de Apoyo, la persona es: • El centro de nuestras preocupaciones como seres que reflexionan, aman y odian, se angustian y tienen esperanzas, crean y destruyen, ejercen sus derechos y se silencian, seres que se afirman y reconocen en la otredad, se niegan en los actos, seres condicionados por sus relaciones sociales y sus circunstancias pero no determinados, capaces de intervenir el mundo, programados para aprender y por lo tanto inacabados, como diría Paulo Freire. • Seres con un auto-concepto en permanente reconstrucción, lo que permite redimensionar los proyectos de vida personal e institucional. • Seres con capacidad para indignarse frente a las injusticias cometidas contra los más vulnerados y de solidarizarse con éstos desde un proyecto político social basado en los valores de los derechos humanos. • Seres capaces de aproximarse a la realidad para pensarla desde la confusión, lo contradictorio y enfrentar la incertidumbre. • Seres que se asumen como parte de la historia y ésta como “lo dándose” y no “lo dado”, de modo que puede ser parte de su construcción. • Seres que se afirman a sí mismos en la acción conjunta con el otro ser desde la inter-subjetividad y quienes no se pueden pensar, explicarse, verse, leer el mundo ni proyectarse solos, sin los otros seres.

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• Seres autónomos, que desarrollan significados/afectos particulares y tienen una identidad en proceso de formación que se da de manera múltiple y compleja.

Núcleos problematizadores Primer núcleo: en torno a definiciones Conceptos de derechos humanos. Características de los derechos humanos. Tipologías de los derechos humanos. Una interpretación de la historia del reconocimiento de los derechos humanos. Segundo núcleo: en torno a instrumentos de protección Derecho interno y derecho internacional de los derechos humanos. Obligaciones y funciones de los funcionarios y las funcionarias de policías según las Naciones Unidas. Tercer núcleo: en torno al Estado Conceptos de Estado, nación, gobierno, democracia, sociedad civil. Organigrama del Estado venezolano. Diferencia entre delitos y violación a los derechos humanos.

“Este curso me ha permitido hacer algunas confirmaciones La primera es que somos seres inacabados y por eso, siempre

Cuarto núcleo: en torno a la ética El mundo de la ética es el mundo de la búsqueda del ser humano por construir un mundo donde vivir humanamente. El ser moral como constitutivo antropológico. Lo humanizador como criterio único de la ética. La complejidad del relativismo moral y sus límites ante la necesidad de mínimos de justicia desde el sistema y las relaciones de poder. ¿Quiénes son los otros para mí?

tenemos la posibilidad de seguir aprendiendo y de cambiar. La segunmda es que los educadores y educadoras aprendemos desde las prácticas mismas y de la reflexión

Quinto núcleo: en torno a los estados de excepción Concepto y principios fundamentales de los estados de excepción, conflicto armado, disturbios civiles. Diferencia entre derechos y garantías. Responsabilidad de los funcionarios y las funcionarias policiales en los estados de excepción. Clasificación de los estados de excepción y su regulación.

sobre éstas. La tercera es que aún en medio de muchas deficiencias educativas, se puede generar un proceso de formación desde lo cotidiano.”

Sexto núcleo: en torno a la objeción de conciencia Concepto, características e historia de la objeción de conciencia como derecho. Instrumentos legales donde se establece el derecho y la responsabilidad penal de la desobediencia. Formas de objetar de una funcionaria o funcionario encargado de cumplir y hacer cumplir la ley.

Alfredo Ruiz Activista de Derechos Humanos en la Red de Apoyo Entrevista 2002 26

Séptimo núcleo: en torno a los derechos laborales Los derechos humanos laborales: derecho al trabajo, a la estabilidad, al salario justo, a condiciones y medio ambiente adecuado, a libertad sin-


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dical, convención colectiva, huelga, seguridad social, a la no discriminación en el empleo, prohibición del trabajo forzoso. Mecanismos de defensa nacional. Mecanismos de defensa internacional. Restricciones legales de las instituciones de policía para ejercer algunos derechos humanos laborales. Estrategias de promoción y defensa de los derechos humanos laborales. Octavo núcleo: en torno a la resolución de los conflictos Conceptos y características de la violencia. Tipología de la violencia. Técnicas de resolución de conflictos. Noveno núcleo: en torno a las representaciones sociales Creencias y representaciones sociales. La legitimidad de las actitudes agresivas y su relación con las frustraciones personales y grupales. Las actitudes frente al peligro real. Secuelas físicas y psico-sociales de las violaciones a los derechos humanos. Medidas de prevención de las violaciones a los derechos humanos. Décimo núcleo: en torno a la Educación en derechos humanos (EDH) Conceptos, características de la EDH. Principios básicos de la EDH. Estrategias metodológicas de la EDH. Estrategias de planificación educativa. Un décimo núcleo: en torno a la perspectiva de género Definiciones sobre la perspectiva de género. Las estructuras injustas en las instituciones de policías. La asignación de roles. Representaciones sociales. Duodécimo núcleo: en torno a los procedimientos policiales Misión de la policía. Perfil profesional integrado de la policía. Factores que favorecen y obstaculizan en lo interno y lo externo para el cumplimiento del deber. La investigación como función de la policía. Funciones de la policía en disturbios y manifestaciones. Responsabilidades de la policía en las detenciones legales. Los reglamentos internos y su adecuación con las recomendaciones de Naciones Unidas.

Esto se traduce en talleres por considerarlo la estrategia por excelencia... El taller es un espacio de formación que apunta a promover experiencias vivenciales guiadas por algunos ejes problemáticos que facilitan la discusión. El taller permite problematizar, desde las experiencias personales e institucionales, en un ambiente de confianza porque se da en grupos. 27


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El taller es un espacio para el diálogo franco, abierto, confrontador, con una visión crítica de las prácticas organizacionales. El taller es un lugar donde no hay uno que sabe y otro que aprende; sino que es un lugar donde se privilegia el compartir de quienes participan de la experiencia. El taller es un espacio para la resolución de casos, el debate en grupos, los juegos cooperativos, el trabajo de lectura compartida, la dramatización, el diseño de programas, la revisión de reglamentos internos y otros documentos, el análisis de coyuntura, entre otros... El taller se ha entendido como un espacio de construcción colectiva del discurso desde la comprensión que se logra mirando las prácticas institucionales y los asuntos más teórico-normativos. El taller se convierte en la posibilidad de aprender haciendo, confrontando con los otros y otras las nociones previas y construidas, enredar y desenredar a partir de ejercicios que faciliten la reflexión. Por sus características, en el taller, quienes participan se permiten hacer bromas, acercarse entre sí y con los facilitadores y las facilitadoras, desarrollar habilidades y destrezas, expresar sentimientos. El taller se vive como una aventura plena de problemas y rutas dispuestas a ser descubiertas, reflexionadas y sin la preocupación de tener que llegar a respuestas y doctrinas... basta con que nos acerquemos a nuevas preguntas y algunas evidencias.

La organización del Curso en 12 talleres Sesión de Apertura: dinámica de presentación, evaluación diagnóstica, requisitos universitarios y presentación del curso. (4 H) Taller 1 Conceptualizando los derechos humanos. (4 H) Taller 2 Los Instrumentos de protección a los derechos humanos. (6 H) Taller 3 Responsabilidad del Estado en materia de derechos humanos. (8 H) Taller 4 Ética en el ejercicio de la profesión policial. (4 H) Taller 5 La policía en los estados de excepción. (4 H) Taller 6 Derecho a la objeción de conciencia en la profesión policial. (6 H) 28


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Taller 7 Los derechos laborales en la profesión policial. (4 H) Taller 8 La Policía defensora de la paz. (4 H) Taller 9 La Policía defensora de la dignidad. (4 H) Taller 10 La Policía promotora de los derechos humanos. (8 H) Taller 11 La perspectiva de género en la policía. (6 H) Taller 12 Ser y deber ser de la policía. (12 H) Total horas de taller: 74 Conversaciones Son diálogos con especialistas de alta calificación a nivel nacional e internacional en materia de derechos humanos en áreas específicas. Son 6 conversaciones. Duración: 2 horas cada una. Los temas serán seleccionados de acuerdo a las necesidades de cada grupo. Total de horas: 12 Tutorías personalizadas y revisión de compromisos Durante el curso, se revisarán los compromisos académicos asumidos en cada taller y se ofrecerán tutorías personalizadas para ayudar a superar las dificultades propias en la elaboración del trabajo final. Total de horas: 14 Total de horas presenciales: 100 La Duración Doscientas (200) horas en total. Noventa (90) horas presenciales. Ciento diez (110) horas de lectura y trabajo personal. Los requisitos de aprobación • Contar con el 90% de asistencia a los talleres. • Haber entregado el 90% de las asignaciones correspondientes a cada taller. • Aprobar el trabajo final. 29


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Mi canción no es para mí, sino para el que queda, ya que es mi último deseo. Les pido a todos mis compañeros que no se olviden de mis sueños, Yo moriré en este día Pero no mi pensamiento La causa no morirá Seguiré viva en la lucha Viva en el sentir de un pueblo Un pueblo cansado de la impunidad De la injusticia en que vive Un pueblo que grita y lucha Por encontrar la verdad Por la justicia luchamos Perdonemos al opresor Que no sabe la verdad Que no sabe que en el mundo Se escribe la historia del que lucha Por la solidaridad, la libertad y la paz Todos unidos por siempre Despertaremos a la vida Glenda Ríos. Madre de Marlon Arias. Asesinado por la DISIP en mayo de 1995 En “El Platillo de la Balanza” año 2000

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Premisas Pedagógicas... El Curso de Formación, como toda la propuesta educativa de la Red de Apoyo, está básicamente fundamentado en los postulados del educador brasileño Paulo Freire. Nadie educa a nadie, nadie se educa solo, las personas se educan entre sí, mediatizadas por el mundo; de modo que todo el proceso organizado intencionalmente, se estructura a partir de la conciencia que el que enseña, al enseñar, aprende y que el que aprende, al aprender enseña. Eso pone a los activistas y a las activistas de derechos humanos y a la policía que participa del proceso formativo en una actitud de diálogo y por lo tanto, de escucha, porque es escuchando que se aprende a hablar con las otras personas, con las diferencias, con lo ajeno y lo propio. Escuchar para entrar en el movimiento interno del pensamiento ajeno y escuchar así, la duda, la indignación, la creación, las respuestas históricas, los prejuicios y las nuevas creaciones culturales. Es el diálogo donde se producen acuerdos, argumentos, negociaciones, propuestas y soluciones a los conflictos.

Cada encuentro de formación permitió que La Red de Apoyo conociera, desde lo interno de las instituciones, el problema que implica en la práctica institucional “garantizar los derechos humanos”. “La policía se ha convertido en el brazo armado de los partidos de turno y no es un servicio público de seguridad ciudadana”. Con esa claridad, los funcionarios y las funcionarias policiales que participaron de nuestros procesos de formación, fueron haciendo aseveraciones sobre su institución. Así, en cada encuentro, fuimos aprendiendo sobre las razones estructurales de los mecanismos de impunidad; los razonamientos históricos de los atropellos policiales; asunto que nos permitió reelaborar nuestro discurso sobre el problema de los derechos humanos en Venezuela y comenzar a impulsar políticas públicas que favorecieran una cultura de respeto a los derechos humanos, desde la conformación de instituciones modernas, democráticas y organizadas bajo el principio de justicia.

“Fue precisamente porque nos volvimos capaces de decir el mundo, en la medida que lo transformábamos en lo que reinventábamos, por lo que terminábamos por volvernos enseñantes y aprendices, sujetos de una práctica que se ha vuelto política, gnoseológica, estética y ética.” Paulo Freire

A partir del encuentro con la policía, la Red de Apoyo se ve comprometida a impulsar la Ley de Policía Nacional, no sólo para garantizar los principios básicos de actuación según los reglamentos de Naciones Unidas y disminuir así los niveles de discrecionalidad de los funcionarios y las funcionarias, sino para garantizar la reforma de todas las instituciones en el campo administrativo, gerencial, reglamentario y de procedimientos, de modo que también se pueda garantizar los derechos humanos de los funcionarios y las funcionarias policiales. 31


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La educación es un acto creador y no mecánico, en tanto todos los sujetos que participan en el proceso van reestructurando nociones, aportando desde sus contextos y haciendo uso de su creatividad, construyen un nuevo conocimiento que genera un nuevo campo de conceptos que les permite tener otra actitud frente al mundo, sus relaciones y su trabajo cotidiano. Así la policía va descubriendo un cuerpo teórico y legislativo que regula sus acciones, que les permite reordenar sus ideas en torno a sus actuaciones diarias.

El curso está intencionalmente organizado de la siguiente manera: 3 talleres, en una primera sesión de 8 horas de trabajo diario, 5 talleres en la segunda sesión y 4 talleres en la tercera sesión, con conferencias magistrales en la segunda y tercera jornada. Nos gusta dejar un período de 15 días entre cada sesión, para que quienes participan tengan el tiempo suficiente de reflexionar sobre los asuntos discutidos durante la sesión anterior, revisar sus prácticas policiales más comunes, vincularlas con las reflexiones hechas en el curso y sobre todo, el tiempo para confrontar su historia personal e institucional a partir de los valores y principios de los derechos humanos y dejarse afectar emocionalmente, de modo que puedan incorporar, de forma significativa, las nuevas nociones sobre derechos humanos, las nuevas actitudes y valores. “Cuando iba de regreso a casa, me fui pensando que muchas veces violé los derechos humanos sin saber que lo estaba haciendo y pensando que lo que hacía era lo mejor”. Así lo han declarado algunos funcionarios y funcionarias que, después de la primera sesión, ya empiezan a darse cuenta que no fueron formados de la mejor manera y que la institución ha obviado los compromisos con la comunidad nacional e internacional en el campo de los derechos humanos, que sus derechos han sido violados miles de veces a pesar de los muchos instrumentos jurídicos que los protegen, que sus actuaciones han respondido a una cultura institucional y a una historia policial que no deja de ser autoritaria y militarista, con valores contrarios a una cultura de paz y de respeto a los derechos humanos.

“Una de nuestras peleas como seres humanos debe dirigirse a disminuir las razones objetivas de la desesperanza que nos inmoviliza”. Paulo Freire 32

Aprehensión de la realidad, que significa partir de lo cotidiano, donde las experiencias se asumen como la acumulación de memorias colectivas que proporcionan, a las personas que participan, sentido de familiaridad, identidad y conocimiento práctico. “Todos ustedes saben de derechos humanos, lo que haremos acá seguramente es darle nombre y profundizar en los contenidos”. Así comenzamos para explicar que las nociones que tienen sobre derechos humanos serán consideradas a la hora de trabajar las definiciones universalmente manejadas y para ratificar la importancia que tiene, para el equipo de trabajo, el conocimien-


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to propio del sentido común. Nos interesa sobremanera partir de los conceptos que se manejan, no sólo a título personal sino como grupo, porque dichas nociones han generado, de alguna manera, una práctica, un discurso que ha circulado y no es sino a partir de dichas nociones que se puede generar un nuevo campo de conocimiento integrado. De modo que las experiencias contextualizadas, las nociones del mundo, la racionalidad para resolver los problemas, sus conceptos de Estado y la visión que tienen sobre la función policial, son el punto de arranque y también de llegada crítica cuando se ha superado el sentido común y se ha fomentado la curiosidad epistemológica. Estas nociones y su contexto son “punto de llegada”, en tanto que el nuevo conocimiento pueda interpelar las prácticas efectistas, los mecanismos de abuso de poder, las relaciones autoritarias, la violencia institucional, los discursos populistas. Partir de eso que pasa hoy de manera injusta para poder incidir sobre ello y que mañana sea diferente. “A mí me pasó que el jefe me dio la orden de sacar a los locos de la ciudad, pero cuando los saqué, se prendió un lío con los medios de comunicación y quien terminó pagando fui yo, porque el jefe no se responsabilizó de la orden dada”. Casos como éste y muchos más, de funcionarios y funcionarias que traen su experiencia al proceso nos ayuda a entender que el respeto por los derechos humanos no depende sólo de la voluntad individual sino que requiere de una voluntad institucional y en ese sentido, en cada taller, se procura resolver casos de la vida cotidiana que han evidenciado violación a los derechos humanos, de modo que se vaya configurando un marco de referencia institucional que permita dar orientación a próximas actuaciones. Un ambiente donde nos podamos pronunciar, a pesar de las diferencias y donde cada participante sienta que es bien recibida cada una de sus reflexiones, preguntas y silencios. Por eso, el curso siempre comienza con las presentaciones no sólo de quienes somos y de dónde venimos, sino también de los sueños que nos mueven, de nuestras prácticas sociales, de las aspiraciones profesionales, de los intereses institucionales, de las posiciones políticas y las banderas que hemos defendido, de modo que podamos, desde el inicio, generar un ambiente de confianza que permita a los participantes pronunciarse sin miedo, confiar en nosotros como educadores y educadoras, a pesar de la brecha creada a partir de la estigmatización sobre quienes defienden los derechos humanos como defensores y defensoras de delincuentes. “Después de 10 años de trabajo en la defensa de los derechos humanos, nos dimos cuenta que no nos habíamos detenido a escuchar el otro lado de la moneda: la voz de la Policía. Con ustedes hemos apren-

“El sujeto que se abre al mundo y a los otros inaugura con su gesto la relación dialógica en que se confirma como inquietud y curiosidad, como inconclusión en permanente movimiento en la historia.” Paulo Freire

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dido mucho sobre derechos humanos y nos han dado pistas de cómo seguir haciendo nuestro trabajo por la dignidad humana”. Esta declaración sincera, casi confesional nos acerca y nos coloca como nuevos interlocutores personales e institucionales. Pero además, este primer encuentro también ha promovido un ambiente de confianza a lo interno de las instituciones, porque cabe señalar que nos hemos encontrado con un ambiente de mucha desconfianza. Los funcionarios y las funcionarias no confían en sus compañeros y compañeras, miden sus palabras y miden al grupo antes de hacer críticas contra la institución; hay temor a ser delatados y calificados de traidores o traidoras por revelar secretos institucionales, pero pronto es superado este ambiente y en el 90% de los grupos se ha generado un ambiente de reflexión crítica que ha terminado por coincidir en los análisis hechos desde las organizaciones de derechos humanos, sobre el problema de las policías. “No me preocupa decir que la policía ha sido la caja chica de la Guardia Nacional.” Así lo afirma uno de nuestros estudiantes en clase, delante de todos sus compañeros y compañeras, en una institución, dirigida por un coronel de la Guardia Nacional.

“Lo que quiero repetir con fuerza es que nada justifica la minimización de los seres humanos ... nada puede legitimar un “orden” desordenador. No junto mi voz a la de quienes hablando de paz, piden a los oprimidos, a los harapientos del mundo su resignación. Mi voz tiene otra semántica, tiene otra música. Hablo de la resistencia, de la indignación, de la justa ira de los traicionados y de los engañados. De su derecho y de su deber de rebelarse contra las transgresiones éticas de que son víctimas cada vez más.” Paulo Freire

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La educación es una forma de intervenir el mundo, de problematizar las complejas relaciones sociales, las experiencias, la cultura en general. En ese sentido, la educación se convierte en un proceso generador de preguntas más que un proceso de acumulación de respuestas, donde se fraguan sueños; entendiendo que soñar, además de ser un acto político necesario es una connotación de la forma histórico-social de estar siendo mujeres y hombres porque forma parte de la naturaleza humana. “¿Eso significa que podemos organizarnos en sindicatos? ¿Por qué no tenemos acceso a la información sobre los presupuestos de la policía? ¿Por qué no elegir a nuestros directores? ¿A quién le interesa que los militares sigan dirigiendo instituciones de carácter civil? ¿Por qué no pensar en institutos de carácter autónomo? ¿Por qué no pensar en una policía comunitaria?” Son algunas preguntas que comienza a hacerse la Policía a raíz del curso, y aseguran que los cuestionamientos no les angustian sino que les traen esperanzas; los ponen a soñar con una institución donde puedan ejercer sus derechos. Las preguntas, lejos de paralizar, colocan a los participantes en una actitud de curiosidad epistemológica desde la noción que manejamos en la Red de Apoyo sobre el relativismo histórico (nada está dado como cierto, inequívoco, irrevocable). La verdad no es ni siquiera relativa sino relacional, porque los planteamientos considerados “verdaderos” son dependientes de la historia, el contexto cultural y las relaciones de poder que operan en una sociedad dada.


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De modo que los cuestionamientos comienzan a generar indignación, en tanto develan estructuras de poder y se comienza a asumir una actitud de compromiso con ellos mismos y con la institución. Por supuesto que siempre hay niveles de compromisos y no hablamos del 100% de las funcionarias y los funcionarios involucrados en los procesos de formación. Algunas personas han aprovechado los trabajos finales, (que son un requisito de grado), para proponer reglamentos internos ajustados a derecho y a la Declaración Universal de Derechos Humanos. Otras personas han elaborado materiales de difusión y juegos para los procesos de socialización del curso y, algunas se han incorporado a la lucha por una ley de policía nacional. Muchos han asumido una labor de multiplicación más de carácter individual porque todavía las instituciones no lo asumen desde la Dirección. “Mi vida cambió a partir de este curso, yo soy otro con mi familia y con mis subalternos”, ha sido la declaración de muchos oficiales de policías al término del proceso. El proceso de educación debe ser entonces una intervención en lo personal para que, a partir del cambio de la percepción del mundo y de sus complejas relaciones, haya posibilidades de comenzar a generar cambios estructurales y culturales y viceversa también. Cambiar es difícil pero no imposible, porque los colectivos están haciéndose en un continuo histórico pleno de tensiones, contradicciones, placeres y utopías. El cambio se va gestando poco a poco, es casi imperceptible porque se va fraguando en el corazón de los humanos y eso sí que no lo podemos medir. Sólo tenemos la certeza que con los procesos de formación algo comienza a pasar en el interior de las personas, que en algunos casos, se traduce en actitudes concretas que evidencian dicho proceso. En efecto, algunas personas testimonian con su propia vida los cambios que, esperamos se hagan de forma institucional “...sólo tuve que esperar 8 horas, pero resolví el conflicto sin hacer uso de la violencia, a pesar de las órdenes expresas del comandante de policía de desalojar a la fuerza..”. Que un policía aplique los pasos para resolver los conflictos por las vías del diálogo y objete una orden ilegal es ya un cambio que parecía imposible pero que la formación recibida lo empujó a asumir. Que un comandante de policía haga circular una orden expresa de prohibición de la tortura y que, además señale que serán sancionados quienes lo hagan y su superior, por no haberlo informado y supervisado, es signo de cambios institucionales que pueden ayudar a promover una cultura de respeto por los derechos humanos. En tanto, está haciendo el esfuerzo de circular un discurso, lo cual implica un cambio en los códigos, en el lenguaje; y cambiar el lenguaje es parte del proceso de cambiar el mundo, en tanto que la relación leguaje-

“Me gusta ser persona porque, aun sabiendo que las condiciones materiales, económicas, sociales y políticas, culturales e ideológicas en que nos encontramos generan casi siempre barreras difíciles de superación para la realización de nuestra tarea histórica de cambiar el mundo, también se que los obstáculos no se eternizan.” Paulo Freire

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pensamiento-mundo es una relación procesal, contradictoria que requiere de nuestro “darnos cuenta” para superar las contradicciones y asumir dicha relación. Comenzar a hablar de derechos humanos es comenzar a generar una representación social y una lógica de pensamiento que se podría traducir en una práctica social apegada al discurso pronunciado. Que se apliquen medidas correctivas en los centros de reclusión preventiva y que se prohíba el maltrato a los reclusos; que se piense seriamente la posibilidad de crear una dirección de derechos humanos a lo interno de las instituciones, o que se organicen de forma sistemática los procesos de socialización con los agentes de policía, son signos de cambios institucionales que además no se llevarían a cabo sin la voluntad personal de quienes están convencidos de que es urgente y absolutamente necesario comenzar a hacer algo para que lo que hoy pasa y nos indigna, mañana nos dignifique. El cambio sigue siendo difícil porque los testimonios registrados siguen siendo experiencias aisladas; sin embargo, son signos de esperanza que nos invitan a soñar en la posibilidad siempre presente del cambio en instituciones tan verticales como la policía, con una formación militarizada y rígida en su funcionamiento, con una historia de injerencias de partidos políticos y de los gobernantes de turno que no han permitido el sano desarrollo de las mismas. La educación, en ese sentido, pretende ser un proceso por el cual los sujetos asumen la posibilidad del cambio que exige un saber político que se gesta en las reflexiones sobre las acciones públicas, aún en condiciones adversas donde parece imposible gestar transformaciones, tanto en los aspectos estructurales, como en la cultura. La afectividad no está excluida de la cognoscibilidad porque la educación es una práctica estrictamente humana, subjetiva, lúdica y porque se conoce con el cuerpo entero. Nuestra práctica educativa intenta ser afectiva desde la certeza que los afectos abren puertas para el diálogo y el diálogo es la estrategia por excelencia para desarrollar actitudes.

La propuesta educativa de la Red de Apoyo es resultado de una construcción colectiva de reflexión, discusión, acción, compartir experiencias. Todo un proceso retroalimentado que, al final, ha permitido la elaboración y manifestación del “estilo de trabajo educativo” de la organización. Este estilo se caracteriza por la especial atención que tenemos a la cercanía cariñosa, los juegos como estrategia, los testimonios, los símbolos y las imágenes. Todos estos elementos están siempre presentes, configurando el cómo de nuestra labor educativa. 36


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Cercanía cariñosa Creer en las personas, aprenderse sus nombres, sus cualidades, mirarles directamente a los ojos, abrazarles, darles una palmada en la espalda, hacer preguntas más personales, fumarse un cigarrito con ellas o tomarse el café de la mañana en conversaciones informales, besarles con respeto y en la medida que lo permitan, salir a bailar o tomarse una cervecita, es una forma de generar confianza y crear un ambiente donde la gente pueda ser auténtica, franca. Ese ambiente ha permitido que funcionarios y funcionarias se confiesen en conversaciones privadas por haber violado los derechos humanos y manifiesten el arrepentimiento que tienen a raíz de los principios enunciados en el curso. Muchos funcionarios y funcionarias mantienen el contacto con la Red de Apoyo por los vínculos establecidos con los facilitadores y las facilitadoras. Algunos denuncian irregularidades a lo interno de la policía, con la confianza que da haberse formado para la crítica y para la defensa de los derechos fundamentales. Esto representó un cambio para los y las funcionarias policiales. “El Curso me permitió quitarme la armadura que, durante muchos años, la institución de la Policía me ha hecho cargar. Me humanizó, me hizo transparente para los demás compañeros y eso me alivia” Comisario José Santiago, Policía de Mérida.

“Nuestra capacidad de aprender, de donde viene la de enseñar, sugiere, o más que eso, implica nuestra habilidad de aprehender la sustantividad del objeto aprendido.” Paulo Freire

Los juegos como estrategia Partiendo del principio que los juegos acercan, divierten, amenizan, desarrollan capacidades de espontaneidad, relaciones interpersonales y grupales, relajan, aumentan la integración grupal, armonizan o problematizan, dependiendo del juego. También facilitan la comunicación de sentimientos y la sociabilidad, consolidan un auto-concepto que favorece la autonomía de las personas. Procuramos incluir juegos a lo largo de todo el proceso porque con el juego se evidencian actitudes y podemos conocer mejor a los funcionarios y las funcionarias. Procuramos que los juegos sean cooperativos y no competitivos, para fomentar actitudes como la solidaridad, la justicia, la comunicación, la coordinación, la atención por el otro. Procuramos que los juegos tengan relevancia y sean pertinentes con el tema que se esté trabajando y por ello, después de jugar siempre se construyen de forma colectiva las reflexiones. En ese sentido, procuramos que los juegos no distraigan la reflexión sino que sean incorporados de manera tal, dentro de la dinámica de todo el proceso, que no sientan que es un distractor sino un esfuerzo del mismo.

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Activistas de Derechos Humanos y Policías en Diálogo

“Estar en el mundo sin hacer historia, sin ser hecho por ella, sin hacer cultura, sin “tratar” su pro-

Procuramos que sean juegos acordes con el grupo porque no a todo el mundo le gusta jugar, no todas las personas se arriesgan a tocar al otro, a vincularse, a afectarse. El grupo va definiendo las medidas de riesgo del juego. Por eso, los juegos deben ser definidos y aplicados por los facilitadores y facilitadoras que han estado acompañando todo el proceso.

pia presencia en el mundo, sin soñar, sin cantar, sin hacer música, sin pintar, sin cuidar de la tierra, de las aguas sin usar las manos, sin puntos de vista del mundo sin asombro ante el misterio, sin politizar, no es posible.”

Los Testimonios Estamos convencidos que los testimonios de víctimas de la tortura y de familiares, cuyos hijos han sido asesinados por la policía, causa un impacto inmensurable en los policías que han participado del proceso. Algunos nos han dicho que es demasiado frontal, pero otros lo agradecen porque es colocarse frente a las posibles consecuencias de sus actos.

Paulo Freire

“Mujeres y hombres se hicieron educables en la medida que se reconocieron inacabados. No fue la educación la que los hizo educables, sino que fue la conciencia de su inconclusión la que generó su educabilidad. También es en la inconclusión, de la cual nos hacemos concien-

El testimonio tiene una doble intención; por un lado, sensibilizar a los funcionarios y las funcionarias para que nunca más utilicen su arma de fuego con el propósito de violar los derechos humanos y, por el otro, que el familiar se pronuncie y asuma una actitud educadora frente a quienes son responsables de proteger los derechos humanos, pero que son personas potencialmente violadoras de dichos derechos. “Yo creo que aporté algo para que ellos vieran que ellos también son seres humanos y que no deben tratar a las otras personas tan mal como las tratan, porque yo sinceramente creía que los policías eran robots. Una se cansa de hablar con ellos y ellos ni siquiera hablan, ni siquiera contestan, entonces en este Curso yo vi como ellos hablaban, como se comunicaban unos con otros y el carácter que tenían que era muy distinto a cuando están haciendo un operativo. Me quedó algo bueno de poderles aportar, haber contribuido a que ellos se den cuenta de cómo son las cosas y cómo tienen que proceder. Cómo con un mal procedimiento se le desgracia la vida, no a una persona sino a todas aquellas que le rodean.” Gladys Miranda. Familiar de victima de abuso policial. Procuramos no incluir testimonios de casos de la misma policía donde estamos facilitando el curso, sino de otra institución policial para que no sientan que estamos aprovechando el espacio de formación para denunciar a personas concretas y provocar un enfrentamiento.

tes y que nos introduce en el movimiento permanente de búsqueda, donde se cimienta la esperanza. “No estoy esperanzado”, dije alguna vez, por pura testarudez, pero por exigencia ontológica.” Paulo Freire

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Procuramos que los familiares que den testimonios sean personas que puedan hablar con fuerza, con claridad, dar consejos, advertirles de los peligros. Nos parece inoportuno que familiares que todavía no están psicológicamente preparados para enfrentarse a un grupo de policías, aunque no sea la policía que asesinó a su hijo, formen parte de la experiencia. Por ello, siempre consultamos con la gente que acompaña a los familiares desde la Red de Apoyo para que den su aprobación.


Crónica del encuentro para un mutuo aprendizaje

Música, poesía, imagen para re-crear el conocimiento Reconociendo el hecho educativo como un fenómeno complejo, tan complejo como el ser humano, hemos ido descubriendo la riqueza que puede aportar al mismo todo el mundo de lo cultural, lo artístico, lo simbólico. Son formas de entrar en contacto con aspectos que, de otra manera, permanecen inmunes a nuestra propuesta. La música que suena al fondo mientras se hace el trabajo en grupo, la música colocada mientras se juega o se pasan las horas del mediodía, crea un ambiente de empatía y nos pone a conversar de temas más triviales que de alguna manera crea vínculos afectivos. La poesía usada al comienzo de los procesos o al final, aquella utilizada en algún taller, puede reconstruir imágenes sobre la educación, los derechos humanos y sus activistas, y nos coloca en una lógica lingüística estética que puede provocar el desarrollo de nuevas habilidades y la conexión con el sentido de trascendencia que todos tenemos. Las películas referidas a temas concretos que tratan de problematizar una experiencia, el contexto, gustan mucho, sobre todo porque no todos los policías y las policías tienen tiempo para dedicarse al cine. Las Fotografías, recortes de prensa, imágenes de televisión sobre abusos policiales, son parte de los recursos didácticos que animan a reconstruir el discurso.

Por ello, procuramos que cada vez más haya recursos audiovisuales, que puedan empujar una reflexión traída desde las experiencias mismas, de la cotidianidad, para que se vean a sí mismos y se vayan formando criterios a la luz de los derechos humanos y desde la discusión colectiva sobre actitudes y valores.

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La experiencia en las policías... “No den por imposible lo que no hayan puesto a prueba” Simón Rodríguez

Hasta la fecha de estas reflexiones iniciales (febrero 2003), la Red de Apoyo ha facilitado una decena de talleres y 10 Cursos de Formación en Derechos Humanos en 6 Instituciones Policiales. Si bien la idea original era formar sólo un grupo de oficiales por Policía, en algunos casos, la estrategia cambió en las negociaciones con la dirigencia de dichas instituciones. En el caso de Mérida, se han realizado tres cursos ya que la solicitud por parte de la Policía es la de formar a toda la oficialidad. En Barinas, tras el primer curso, la socialización de la experiencia de los participantes hizo que otros funcionarios presionaran a su comandante para la realización de otro curso facilitado por la Red de Apoyo. En la Policía Metropolitana de Caracas, para la segunda ocasión se pensó en incluir el curso de derechos humanos como parte del Curso de Gerencia que realizan los Comisarios como requisito para optar al ascenso y porque la mayoría de estos funcionarios serían los que tendrían luego la responsabilidad de ser Jefes de Zona. En Caracas, accedimos a esta solicitud por un año, porque luego suspendieron todo el trabajo que se estaba haciendo con la formación en derechos humanos con la Red de Apoyo. También se realizaron cursos en las policías de los estados Guárico, Falcón y en las policías municipales de Maracaibo y San Francisco. En los actuales momentos estamos realizando cursos con la policía del estado Portuguesa y Aragua, pero éstos son parte de una nueva experiencia que no hemos evaluado aún. Veamos algunos de los componentes del proceso de formación:

La Selección Durante los años de trabajo de la Red de Apoyo, hemos recogido datos hemerográficos, estadísticas de instituciones gubernamentales y no gubernamentales y denuncias procesadas por nuestra organización, que nos dieron la pista referente a las tendencias de cuerpos de seguridad involucrados en violaciones a los derechos a la vida, integridad y seguridad personal e inviolabilidad del hogar, resultando que los funcionarios de las Policías Estatales y la Policía Metropolitana de Caracas encabezan las mismas. Por ello asumimos como prioridad comenzar por la formación de dichos funcionarios (policías estadales). Una vez diseñada la propuesta 41


Activistas de Derechos Humanos y Policías en Diálogo

educativa, se gestionó, a varias instancias, la puesta en marcha de la misma. En estos trámites conseguimos dificultades referentes al tema financiero y a la falta de voluntad política para llevarlos a cabo. Frente a la primera situación, se buscaron aliados (agencias de cooperación internacional o Embajadas) que contribuyeran económicamente como aporte a la disminución de las violaciones de derechos humanos en Venezuela. La Red de Apoyo ofreció los cursos en aquellas instituciones que expresaron su voluntad de contribuir a la capacitación de su personal con las máximas autoridades de las instituciones, vale decir, su directiva, que en algunos casos era militar y en otros casos civil. De las 6 instituciones: 2 a cargo de policías y 4 a cargo de militares. A saber: Mérida: civil. Falcón: militar retirado. Táchira: militar activo. P.M: civil. Guárico: militar activo. Barinas: militar activo.

Los procesos de entrada a cada policía fueron distintos. Veamos: En Falcón, logramos una entrevista con el Director (militar retirado) por medio de una periodista que trabajaba en la Red de Apoyo y era sobrina del director mencionado.

Los policías tienen una misión tan bonita... Ellos deberían ser humanitarios, gente de bien,

En Mérida, fue el Director (civil) quien solicitó a la Red de Apoyo la posibilidad de facilitar el curso a raíz de una intervención que tuvimos, como organización, en una reunión donde se discutía conjuntamente con la Dirección de Coordinación Policial, el pensum de estudio de las Escuelas de Policía y el director estaba presente.

gente que cuida a otros, sobre todo a los más débiles. Ellos deben tener un corazón de carne... pero muchas veces no

En Barinas, el voluntariado de la Red de Apoyo hizo las gestiones. El Director se mostró receptivo y cuando estuvo en un seminario organizado por la Red de Apoyo se concretó la negociación.

es así. Ojalá que aprendan. Gladys Miranda Familiar de víctima Entrevista 2002

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En Guárico, en el año 1998 enviamos el proyecto del Curso de Formación en Derechos Humanos a los Directores y Comandantes de varias policías estatales. A comienzos del año 1999, la encargada de Educación de la Policía de Guárico nos solicitó una entrevista a la cual asistió el Comandante y aceptó la realización del Curso con su personal. En la Policía Metropolitana de Caracas, a raíz de su desmilitarización, el Director de Educación solicitó a la Red de Apoyo que iniciara un proceso de formación con todos los oficiales y que cada año se facilitara por lo menos un curso al menos a 30 oficiales. Lo hicimos durante dos años,


Crónica del encuentro para un mutuo aprendizaje

hasta que la política institucional cambió porque cambiaron al Director de Educación. No era un compromiso institucional, sino personal. En Táchira, la negociación se había logrado con la Directora de la policía (civil) cuando estuvo en un seminario organizado por la Red de Apoyo, pero la removieron del cargo y nombraron a un militar activo a quien no le gustó mucho la idea del curso (de hecho hubo muchos problemas prácticos por falta de voluntad política). Sin embargo, el curso ya estaba aprobado y tuvo que ceder.

De estas gestiones obtuvimos algunos aprendizajes, tales como que las gestiones deben hacerse de forma institucional y lograr la voluntad política de la directiva. La oferta del curso no debe hacerse sólo desde la crítica a la institución de policía sino desde la posibilidad de profesionalizar el trabajo, por medio de la formación y desde la concepción que las policías y los policías son defensores de los derechos humanos por misión. La negociación debe hacerse por escrito y lograr la firma de un convenio donde ambas instituciones acuerden compromisos de trabajo.

Características de la selección La selección ha sido hecha por la directiva con el encargado del Departamento de Educación, en caso de que lo hubiere, o alguna persona designada para tal fin. Allí pudimos evidenciar algunas cosas que intuíamos de la realidad de las instituciones policiales en general, como la estructura absolutamente vertical, el apego ciego a las órdenes y la falta de habilidades de coordinación y criterios claros para la selección de personal, independientemente de la función o labor encomendada. 43


Activistas de Derechos Humanos y Policías en Diálogo

• Los policías no son consultados sobre su deseo y posibilidad real de participar en el curso. • Se impone como una orden para los funcionarios y las funcionarias seleccionados y seleccionadas. • Los criterios de selección están vinculados a: sus niveles de responsabilidad, el rango, la jurisdicción donde estén designados. En algunos casos se ha intencionado que los funcionarios que tienen conductas irregulares hagan el curso. Sin embargo, esto varió dependiendo de la dirección de la policía y las características organizativas. Así pues, uno de los primeros dilemas con que nos enfrentamos fue ¿debe el Curso de Formación en Derechos Humanos ser obligatorio o voluntario?

“Yo no quería venir al curso,

En los primeros dos cursos (Falcón y Mérida), nos dimos cuenta que “el carácter obligatorio” del curso generaba mecanismos de resistencia por parte de los funcionarios o las funcionarias que no querían participar del proceso de formación y aparecieron en una lista de la orden del día. Esta primera observación nos hizo pensar en la posibilidad que sólo se invitara a quienes tenían motivación para dicha formación. Sin embargo, los mismos funcionarios y funcionarias nos recomendaron (al comentárselos) que no lo sugiriéramos, porque era un curso muy importante para el ejercicio profesional y que era absolutamente necesario que todos los funcionarios y las funcionarias (quisieran o no) participaran de un proceso de formación como el que estábamos proponiendo.

pero ya estando aquí me di cuenta de la importancia de un curso como este porque ayuda a profesionalizar, facilita la promoción de los derechos humanos y me doy cuenta de los muchos errores cometidos en el pasado. Creo que debe ser obligatorio para todos los uniformados de la policía. Creo que es el mejor curso que yo he hecho sobre derechos humanos.” Jimmy Olivero Policía de Guárico. Entrevista 2000

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En la Red de Apoyo dimos la discusión y en adelante asumiríamos que las únicas condiciones de la organización para la selección de los participantes son: • Que sean oficiales, lo cual facilitaba el efecto cascada de multiplicación de los aprendizajes dentro de las instituciones jerarquizadas y disciplinadas. “Me parece muy importante que se den talleres de derechos humanos, y dentro de ello, de perspectiva de género a oficiales de las policías, primero porque ellos están dentro de un rango que les permite influenciar en los de menos jerarquía, en base a las reflexiones que ellos vayan obteniendo en estos talleres.” Erick Gutiérrez. • Que participen mujeres en el curso en proporción con el número de ellas en la institución, por criterios de equidad de género. “Otro aprendizaje que tiene que ver con el tema de género es ver muy claro que una institución que es tan machista y tan cerrada, aunque trata de incluir en sus filas a las mujeres, lo hace de una forma tan machista que absorbe a las mujeres y las mujeres ni se dan cuenta en la situa-


Crónica del encuentro para un mutuo aprendizaje

ción en la que están. Es otra perspectiva del autoritarismo: la opresión de género.” Maryluz Guillén. Sin embargo, hemos tenido que hacer excepciones, lo ideal no siempre corresponde a lo posible. En Barinas, el director no autorizó la participación de todos los oficiales, ya que es una Policía que cuenta con un reducido número de los mismos y no se les podía separar de sus funciones durante tanto tiempo. La opción fue realizar un curso combinado entre oficiales y personal subalterno. En todas las instituciones ha sido muy complicado que haya la misma proporción de hombres y mujeres en los cursos porque, en general, hay mucho menos mujeres que hombres oficiales. Cuando preguntamos las razones, nos dimos cuenta que eran discriminatorias. Argumentan que no escogen a las mujeres para que hagan el Curso de Oficiales porque es una “inversión perdida”. Aseguran que las mujeres tienen menos nivel de rendimiento y competitividad que los hombres porque son, o potencialmente son, madres. Se las percibe más débiles físicamente y con menos capacidad de ejercer la fuerza que los hombres, también aseguran que las mujeres no quieren asumir cargos de mucha responsabilidad porque ello podría implicar separarse de su familia y vivir lejos de su casa y que tampoco quieren trabajos que impliquen riesgos físicos como el patrullaje, orden público, investigación, custodia de recintos penitenciarios; asuntos que en los hombres no representan problemas. De modo que, a la hora de seleccionar el personal que va a la Academia para realizar el Curso de Oficiales, priorizan a los hombres, y hay pocas oficiales mujeres. Otra excepción considerable la constituyó el segundo grupo de la Policía Metropolitana de Caracas con quienes trabajamos. El grupo fue seleccionado por el sub-director de la Policía por varias razones: • El grupo estaba internado en el Instituto Universitario de la Policía Metropolitana en El Junquito, preparándose en una especialización sobre Gerencia Policial y no estaban trabajando en la calle, con funciones propias de la Policía. Eso, se supone, ayudaría a concentrar a las personas participantes y dedicarse al tema de estudiar.

“Cuando vi que era un curso de Derechos Humanos, me apunté porque yo estudio derecho. Estoy en cuarto año y todavía no he visto nada sobre derechos humanos. Ahora se que se.” Luz Elisa Rada Policía Metropolitana de Caracas

• El grupo se estaba preparando para ascender y asumir responsabilidades mayores. Se supone que asumirían cargos de gerencia en la Policía y probablemente asumirían Comisarías.

Entrevista 2000

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Sin embargo, nos encontramos con otra realidad: • El grupo estaba decepcionado de la Policía porque había mucha incertidumbre, habían jubilado a compañeros del grupo de forma inesperada, no sabían lo que pasaría con sus vidas en el campo laboral. Sentían mucha desmotivación. • El grupo sintió que el curso fue una medida arbitraria impuesta por sus superiores y siempre lo vieron como un mecanismo de presión, en tanto les aseguraron que quien no hiciera el curso, simplemente reprobaría la maestría. • El grupo además, sintió que el curso era impertinente en relación al tiempo, porque coincidía con la última etapa de la especialización y no les daba el tiempo para cubrir todos los compromisos de carácter académico, tanto del curso como de la especialización. • En los días de trabajo con la Red de Apoyo, quedaban acumuladas las materias propias de la especialización; asunto que les dejaba con más trabajo. Las consecuencias no se hicieron esperar: • Resistencia con el curso. • Resistencia con la Red de Apoyo. • Falta de compromiso con el curso, desgano, saboteo en todo el proceso. • Falta de reflexión y participación crítica. • Un grupo que no escuchaba ni seguía instrucciones porque no les interesó el tema. Con este ambiente, comenzamos el curso tratando de superar las dificultades pero fue realmente cuesta arriba.

El Inicio

“Uno llega con prejuicios al curso de derechos humanos con la policía y te encuentras con rostros y personas concretas que te hacen cambiar de idea.”

En la primera jornada de encuentro, siempre comenzamos con un compartir de las expectativas que los funcionarios y las funcionarias tienen de su participación en la experiencia de formación. En términos generales, lo expuesto por las personas participantes fue: • Conocer sobre los derechos humanos del policía. • Tener cómo defenderse de los ataques de los ciudadanos y ciudadanas cuando dicen que ellos violan los derechos humanos. • Cambiar la imagen de la policía como arbitraria y abusadora. • Profundizar sobre los derechos humanos.

Pablo Fernández Activista de Derechos Humanos en la Red de Apoyo Entrevista 2002

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Cabe señalar que muchos no se hacen expectativas porque son obligados a hacer el curso. Incluso, algunas personas se enteran que deben participar en un curso de 4 meses, el mismo día que empieza el curso, de modo que, no tienen el tiempo necesario para formarse una idea de lo que esperan del mismo.


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A continuación, preguntamos si conocen sobre derechos humanos, generalmente suelen afirmar que han tenido formación al respecto y que conocen de la materia. Esta formación y conocimiento se pone en entredicho cuando realizamos una prueba de carácter diagnóstico ya que nos encontramos con muchas confusiones y poca claridad en el tema. Hemos encontrado que: • Hay mucha desinformación sobre qué son los derechos humanos. Todos y todas piensan que se restringen a los derechos civiles. No tienen visiones integrales al respecto. • Hay una gran confusión entre violaciones a los derechos humanos y delitos. • No conocen los instrumentos internacionales de protección a los derechos humanos y muchos no manejan la legislación nacional. • No conocen las normas de Naciones Unidas que regulan la actuación de los funcionarios y las funcionarias de policía. • No tienen noción de la objeción de conciencia como derecho ni manejan la organización del Estado venezolano, las diferentes instancias y sus funciones. • Hay confusión de términos básicos como democracia, estado, nación, gobierno, sociedad civil. • Las nociones sobre educación están ligadas a conferencias y charlas.

Al finalizar la primera jornada reconocen que no conocían sobre el tema y que, apenas, manejaban muy someramente algunas definiciones básicas.

Algunas Cifras Personas graduadas

Personas retiradas

Mérida 1 Mérida 2 Mérida 3 Falcón Táchira P.M 1 P.M 2 Guárico Barinas 1 Barinas 2

Mérida 1 Mérida 2 Mérida 3 Falcón Táchira P.M 1 P.M 2 Guárico Barinas 1 Barinas 2

18 31 35 22 24 24 22 19 29 24

248 personas promedio por curso: 25

5 0 0 4 7 2 0 2 5 4

Mujeres por curso 34 personas retiradas promedio del curso: 3

Mérida 1 Mérida 2 Mérida 3 Falcón Táchira P.M 1 P.M 2 Guárico Barinas 1 Barinas 2

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3 1 1 3 2 7 1 7 3 1

28 mujeres promedio por curso: 3


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Cifras de funcionarios oficiales y de personal subalterno Estado

Funcionarios Funcionarios oficiales subalternos Mérida 113 2.300 Falcón 67 2.800 Guárico 100 1800 Barinas 61 1500 Táchira 120 2.210 Policía Metropolitana de Caracas 900 8.633

Lo que queremos señalar es que en Mérida la Red de Apoyo logró formar el 74% de oficiales . En Falcón el 32%, en la Policía Metropolitana de Caracas se logró formar el 5%, en Guárico se formó el 19% de los oficiales, en Barinas el 86% y en Táchira se formó el 20% de oficiales. Por otra parte, queremos destacar que el porcentaje de personal policial formado es aún menor con relación al número total de policías que son parte de la institución. Vale decir: en Mérida se formó el 3% de la Policía. En Falcón la cifra llegó al 7% de la Policía. En Guárico se formó el 5%. En Barinas se logró formar al 3.5% y en Táchira se logró formar al 5% de la Policía. A nuestro juicio, siguen siendo porcentajes poco significativos para una institución como la Policía que requiere de personas formadas en materia de derechos humanos que impulsen la reestructuración necesaria.

Caracterización de los grupos humanos Durante este tiempo, por la facilitación directa del personal de la Red de Apoyo, se han formado 248 funcionarios y funcionarias. Sólo el 11% de esta cifra corresponde a mujeres policías. Algunas de las características de los grupos con quienes hemos compartido son: • Personas con más de una profesión, la mayoría licenciadas en ciencias policiales o cursando esta licenciatura de 5 años. • Hemos tenido personas desde los 23 a los 40 años. De 8 a 20 años de servicio. • Personas críticas con su institución, dispuestas a generar procesos de reflexión donde se develan las debilidades institucionales, siempre y cuando haya posibilidad de confiar en quienes participan. De lo con48


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trario, se mantienen calladas y sólo lo comentan en las conversaciones de pasillo. • Personas negadas a seguir militarizadas pero haciendo muy poco para asumir la responsabilidad de la desmilitarización. • Personas negadas también a seguir con la fuerte injerencia de carácter partidista, concientes que la policía se ha convertido en el brazo armado de los gobiernos de turno. • Con serios problemas de redacción y sintaxis, a pesar de las carreras universitarias hechas. • Con serios compromisos y dificultades para la lectura personal y la elaboración de síntesis de documentos. • Personas orgullosas de ser policías y de pertenecer a la institución (lo perciben como una vocación personal aún más que profesional). • Por lo general, les gusta jugar y participar de las dinámicas de grupo, Al principio se muestran recelosas con los facilitadores y las facilitadoras pero en la medida que sienten que no somos una amenaza, que no les atacamos, que no estamos para juzgarles, comienzan a acercarse y dialogar abiertamente. • Gente dispuesta a participar de los procesos de cambio institucional. • Los oficiales de policía suelen tener claridad sobre la labor preventiva de la policía, aunque en la práctica hagan énfasis en el orden público. • Personas poco arriesgadas a la hora de organizarse. • Gente muy atropellada a lo interno de las instituciones. Personas mal pagadas, poco protegidas laboralmente, silenciadas. • Muy preocupadas por su bienestar social pero con poca capacidad de promover luchas reivindicativas. • Ávidas de información, de procesos de reflexión, de espacios para compartir con los compañeros y compañeras. • Con gran disposición a escuchar, participar, jugar, debatir.

“Hemos aprendido con los policías que la defensa de los derechos humanos no se limita a la denuncia sino que es necesaria la formación y además la reestructuración policial y, aún más que necesaria, urgente.” Alfredo Ruiz Activista de Derechos Humanos Entrevista 2002

El diálogo puso en evidencia a las instituciones 1. La ausencia de políticas claras en materia de seguridad ciudadana. 2. Una gerencia basada en lo urgente , sin considerar lo importante ni la planificación como principio. 3. La falta de voluntad política en la formación del policía en general, pero mucho más en el campo de los derechos humanos. 4. Falta de carrera policial. 5. Injerencia de corrientes partidistas en la gestión meramente policial. 6. Multi discriminación por género en asuntos concretos relacionados con el trabajo, la formación, la selección, los ascensos, los traslados, los salarios e incluso en la vida privada. 7. Frente al ejercicio de violencia, los funcionarios reaccionan con absoluta naturalidad, como si no hubiese otra manera de relación. 49


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“Las instituciones de la policía requieren de la mirada no sólo de sus funcionarios más sensibles sino de toda la sociedad porque es un bien público. Toda la sociedad es responsable de lo que pasa en las policías.” Maryluz Guillén Activista de Derechos Humanos en la Red de Apoyo Entrevista 2002

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8. Están concientes de los problemas de autoritarismo dentro de la institución y de los procesos que no se pueden calificar de democráticos. 9. La vigencia de reglamentos internos violatorios a los derechos humanos. 10. Alto índice de violencia doméstica entre los funcionarios y las funcionarias policiales y con una intervención poco profesional, de parte de la institución, cuando se les presta atención. 11. Los derechos de muchos funcionarios y funcionarias son vulnerados, y no son capaces de organizarse. 12. Baja preparación académica y falta de hábitos de estudio. 13. Permeabilidad a lo militar. 14. Los funcionarios y funcionarias tienen una profunda sensibilidad a lo social y al entorno inmediato, del cual forman parte. 15. Serios problemas de gerencia organizacional. No están preparados o preparadas para dirigir una institución de carácter público. 16. Todos los procesos son manuales, engorrosos, al margen de la tecnología. 17. Un reconocimiento del rol de servidoras y servidores públicos pero una formación ajena a esta misión. 18. Una tremenda capacidad de criticar la institución y manifestarlo con confianza a la Red de Apoyo. 19. Los funcionarios y las funcionarias son capaces de reconocer sus errores y, en algunos casos, rectificar. 20. Se entiende la disciplina como la capacidad de obedecer órdenes, aún cuando sean absurdas. 21. Ausencia de una misión compartida. Cada quien entiende la misión de la policía desde sus experiencias y aprendizajes. 22. Es dificil que los funcionarios y las funcionarias que deseen seguir estudiando puedan hacerlo. Se les dificulta, bien sea por las órdenes que reciben de no seguir estudiando o por el exceso de trabajo que no permite la posibilidad de hacerlo. 23. Ordenes absolutamente arbitrarias y seguidas sin ningún tipo de reclamo. 24. Muchas de las violaciones a los derechos humanos son por ignorancia, impericia, miedo. 25. No hay personal capacitado para la atención de los problemas de las mujeres, de los niños, niñas, adolescentes, extranjeros y extranjeras. 26. Las instituciones se han entendido como el brazo armado de los partidos y gobernantes de turno y no han tenido capacidad para abrir la discusión sobre la autonomía funcional, de la cual deberían gozar. 27. Un manejo poco claro de las finanzas.


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28. Ausencia de departamentos encargados de la educación y el mejoramiento profesional en la mayoría de las instituciones. La educación es un asunto marginal.

Alcance y significación del curso según las policías y los policías formados... Aunque es muy difícil hacer una clasificación taxativa de los alcances de un Curso como este, creemos que los alcances han sido de tipo personal, cuando afecta a la persona y su entorno familiar: “el trabajo de la policía nos desensibiliza y este Curso nos volvió el alma al cuerpo. Jairo Nava, Policía del Táchira. O de tipo institucional, cuando afecta la organización y estructura de la policía: “Fue un Curso para la vida y ahora siento la responsabilidad porque antes veía los problemas y se los dejaba a otros para que resolvieran, ahora me siento parte del problema” José Daniel Zambrano, Policía de Trujillo. Los policías y las policías declaran que el curso tuvo significación en sus vidas en tanto sirvió para: 1. Darse cuenta que los policías y las policías también tienen derechos humanos y el Estado es el responsable de protegerlos porque nació para ello, porque tiene los recursos, porque tiene las instituciones y porque tienen compromisos con la comunidad internacional: “Exhorto a mis compañeros a que no nos maltratemos y que comencemos a luchar por nuestros derechos.” Inspector Alis Cordero, Policía Mérida. 2. Darse cuenta de las muchas violaciones contra los derechos de la mujer policía, por el hecho de ser mujer y de los muchos mecanismos institucionales que se ven como “normal”, pero son absolutamente discriminatorios, que no favorecen el crecimiento personal ni profesional de las mujeres policías. “Me quisieron despedir porque salí embarazada y soy soltera... El reglamento dice que por inmorales.” Inspectora Rosa Valero, Policía Mérida. 3. Asumir una actitud de compromiso con el estado de derecho y el respeto a los derechos humanos, en tanto son representantes del Estado que es responsable de la vigilancia de los derechos humanos: “...comprendí por qué yo había violado los derechos humanos, creo que puedo corregirme y ahora, conciente, me toca a mí mejorar mi actuación.” Inspector José Gregorio Méndez, Policía de Mérida. 4. Comenzar a hacer propuestas de reorganización de la policía, como la reforma de los reglamentos internos, los cuales atentan contra los derechos del policía y la policía y evidencian claras discriminaciones por razones de género; la creación de oficinas encargadas de la protección

“Nunca pensé que podía ir a la Policía Metropolitana de Caracas a dar mi testimonio. Un funcionario de esa policía mató a mi hijo... pero fue muy bueno darme cuenta que no todos son iguales.” Ketty Herrera Familiar de Víctima Entrevista 2002

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“Este curso no sólo me ayudó a ser mejor policía sino a ser mejor persona.” Douglas Nuñez Policía Metropolitana de Caracas Entrevista 2000

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de los derechos humanos y atención a las mujeres maltratadas. “El Reglamento interno de castigos disciplinarios está en la Dirección de la Policía... Ojalá lo aprueben.” Inspector Jimmy Olivero, Policía de Guárico. 5. Animar a algunos oficiales a emprender un trabajo de promoción de los derechos humanos con los subalternos o las comunidades en general, aún en medio de muchas dificultades institucionales: “Mi trabajo es orientar a mis subalternos... quiero hacerlo.” Inspector Ascanio Molina, Policía de Mérida. 6. Comenzar a publicar los artículos de opinión sobre el tema en periódicos regionales. 7. Comenzar a girar instrucciones en contra de la tortura, prohibiéndola y explicitando la sanción para quienes la cometan; además de otro tipo de órdenes relativas a personas detenidas en lugares de detención preventiva: “Yo caí en cuenta de mis culpas...errores, y tengo un ratón dentro del estómago, es como renunciar a esta vida y comenzar otra.” Inspector Martín Rengifo. Policía de Falcón. 8. Recuperar la esperanza de gerenciar su policía. “Seguro que llegaré a ser director de la Policía. Comisario José Oscar Ángel Valero. Policía de Mérida. 9. Elevar la autoestima y comprender que las otras y los otros son legítimos y por ello, son interlocutores con quienes se puede dialogar y crecer en el ámbito personal y profesional: “El Curso me ayudó a entender lo que puede sufrir un ser humano por un mal procedimiento por parte de la Policía. Por eso, los derechos humanos, más que una materia, es una visión del mundo que cambia hasta en las relaciones personales y familiares”. Inspector José Hernández, Policía Metropolitana de Caracas. 10. Evidenciar la historia de procedimientos hechos sobre la base del abuso de autoridad y no sobre la legalidad y el respeto a los derechos humanos: “Yo había violado los derechos humanos sin saber lo que estaba haciendo, acatando órdenes...creo que el Curso me ha dado la información necesaria para profesionalizar mi trabajo y ser mejor persona.” Comisario William Osorio, Policía Metropolitana de Caracas. 11. Atreverse a objetar órdenes ilegales, arbitrarias y contrarias a los principios y valores de los derechos humanos. 12. Asumir una política de formación permanente y continua en materia de derechos humanos. “El Curso me dejó con nuevas preguntas como para seguir buscando.” Inspector Douglas Núñez, Policía Metropolitana de Caracas. 13. Conocer mejor a los compañeros y las compañeras, integrarse, ayudarse mutuamente para caer en cuenta que somos equipo de trabajo, que trabajar en coordinación, como equipo, facilita la vida:


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“Creo que este Curso nos acercó a nuestros compañeros de trabajo y a las organizaciones de derechos humanos para comenzar a sentir que no estamos tan solos.” Comisario José Santiago, Policía de Mérida.

Los cambios.... “Sin duda no somos los mismos que entramos a este Curso” , aseveraba el Inspector Balbino Becerra de la Policía de Mérida. Pero, sabemos que los cambios no se dan de la noche a la mañana, que es un proceso de conversión, que requiere de tiempo, recursos, voluntad personal e institucional y sobre todo requiere de tiempo.

En ese sentido, la Red de Apoyo apuesta a la reforma de las instituciones de policía preventiva a partir de un proceso de formación que sabemos no es suficiente, pero que podría ser el inicio de una serie de acontecimientos que podrían cambiar la historia de las instituciones. Sabemos que el cambio de un policía no es el cambio de la institución ni de una cultura. Lo ideal es formar a todo el personal con liderazgo y con dirección, pero no siempre tenemos la disposición presupuestaria ni contamos con la voluntad política para lograr entrar plenamente a una institución. De modo que mucho del trabajo hecho en estos años, está limitado por los factores internos y externos que impiden que los resultados de la formación se concreten en reformas reales de las instituciones. Sin embargo, el proceso de formación ha generado algunas experiencias interesantes, que podrían ser indicativas con relación a la posibilidad de cambiar las instituciones de la policía y las actitudes personales de los funcionarios y las funcionarias encargadas de cumplir y hacer cumplir la ley. A continuación compartiremos algunos testimonios de participantes del Curso en los diferentes estados. Cada una de estas personas, a raíz de la formación en derechos humanos, ha descubierto alguna faceta nueva de su ejercicio profesional.

Jymmy Olivero; Sub-Comisario de la Policía de Guárico: “Cuando hice el curso, me di cuenta que el reglamento interno no era el más adecuado. Primero porque era un reglamento que no sólo contemplaba los asuntos correspondientes a la institución, sino que regulaba la actuación de los ciudadanos. De modo que me di a la tarea de comenzar un proceso de revisión y elaboré un nuevo reglamento interno que sólo estableciera los asuntos relacionados con la Policía, los derechos, deberes, principios básicos de actuación, faltas, sanciones y demás. Lo cierto

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del caso es que terminado el proyecto de reglamento interno, lo presenté a mis superiores, a quienes les gustó mucho la idea y lo acogieron como propio. Sin embargo, el reglamento debe ser presentado ante la Comisión Legislativa del estado y hasta allí llegó la ilusión de contar con un reglamento que respetara los derechos del policía y fuera más explícito sobre la actuación de todos los funcionarios de la institución. Cuando me trasladaron al Retén Policial, lo primero que hice fue reunirme con todo el personal y dictarles la cartilla sobre el respeto a los derechos humanos del detenido. Prohibí el maltrato físico y psicológico y también el uso de objetos contundentes. Coloqué en un lugar visible los derechos del detenido, contemplados en la legislación nacional e internacional. Sancioné a más de un oficial porque contravino mis órdenes, hasta que se acostumbraron a tratar con dignidad a los presos. Costó algunos meses de trabajo y de formación pero se logró. Debo confesar que no es fácil porque la institución tampoco ayuda mucho. No hay presupuesto para la alimentación de los presos, las condiciones de los calabozos no son las más adecuadas, los recursos, a veces, para las llamadas telefónicas o los traductores en caso de que sean extranjeros, no se consiguen. ¡¡Es difícil!! Pero vamos haciendo camino para respetar los derechos humanos”.

Felipe Rojas Quero, Sub-Comisario de la Policía de Falcón: “Me dieron la orden de terminar con la manifestación pacífica de la comunidad que estaba trancando una carretera nacional. Fui hasta el lugar, llegué a las 9 de la noche y estuve negociando hasta las 5 de la mañana cuando se apareció el Director que era un militar y me insultó, me agredió y criticó la forma cómo había intentado resolver el problema. Todo por resolver el conflicto por la vía del diálogo como ya habíamos aprendido, y sin recurrir a la violencia que era la orden que tenía. El resultado: fui trasladado de esa unidad de trabajo y puesto en una Comisaría lejana a mi familia y a mis amigos y lejos del centro de toma de decisiones. No importa, porque me siento tranquilo con mi conciencia, hice lo que tenía que hacer y lo volvería a hacer de la misma manera. Desde que hice el curso de derechos humanos he tratado de ser multiplicador. Primero hice mi tesis de grado, en la licenciatura de ciencias policiales, sobre un programa de formación en derechos humanos a lo interno de la institución de policía; después nos inventamos una cartelera rotativa que la fuimos trasladando de una comisaría a otra y cuando llegaba a uno de nuestros centros, teníamos una pequeña conversación con los policías con relación al tema de los derechos humanos. La cartelera 54


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sirvió para generar algunas reflexiones muy importantes sobre los procedimientos policiales a la luz de los derechos humanos. En más de una oportunidad he facilitado algunos talleres con la Red de Apoyo en el curso de formación a policías y por mi cuenta; he trabajado con jueces, defensores y hasta con estudiantes de liceos, en el afán de promover el respeto a los derechos humanos. ¡¡Hay tanto que hacer!! Estoy convencido que a mayor capacitación en materia de derechos humanos, mayores posibilidades de hacer el trabajo con profesionalismo y eficiencia. En Falcón hicimos el esfuerzo por crear una Dirección de derechos humanos a lo interno de la Policía, pero los cambios de director, la inestabilidad política y social y los permanentes cambios de cargo que he tenido, no me han permitido trabajar bien la idea, pero siempre la tengo presente porque debemos tener una instancia que vele por los derechos ciudadanos y también por los derechos del policía”.

Jhonny Campos; Inspector de la Policía Metropolitana de Caracas: “Desde que hice el curso estoy pensando por qué no cambiamos el orden cerrado por juegos cooperativos. La estrategia tiene la misma función, pero una es militarizada y otra es más civil, divertida y hasta de mayor dificultad. Sería muy difícil, pero a la larga daría mejores resultados. Así lo propuse a mis jefes, quienes se negaron ¡por supuesto! Pero llegará el día en que lo podamos hacer. Lo que sí logramos dentro de la institución fue eliminar tantas presentaciones firmes para revisar el personal. De 6 paradas al día, logramos reducirlas a 3. Vamos poco a poco.”

Gregorio Valero; Sub-Comisario de la Policía Metropolitana de Caracas: “Desde ahora estoy introduciendo en los mensajes de Control Maestro (transmisión colectiva), algunos artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Esa es la mejor manera de llagar a todos los policías de todos los turnos, porque a juro deben escuchar las transmisiones y si cada día damos mensajes sobre cómo usar la fuerza, cuáles son los derechos humanos, dónde están consagrados y mencionamos algunos derechos esenciales para la policía, como el derecho a objetar órdenes ilegales, podríamos estar favoreciendo una cultura de respeto a los derechos humanos.”

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Carlos García, Inspector de la Policía de Barinas: “Ser supervisor es una labor compleja. No basta con darse una vueltica por los puestos policiales. En cada visita se debe aprovechar para informarse de la problemática de la zona, asesorar a los funcionarios, no dar nada por supuesto. Es mejor repetirles algo que ya saben que callar y que mañana resulte que cometan una violación de derechos humanos porque yo fui negligente y no di las instrucciones precisas. Por eso verifico los lugares donde hay detenidos, converso con ellos, visito la comunidad, reviso qué puede faltarle a los funcionarios para que cumplan a cabalidad su servicio. Parece mentira, pero a veces, con remediar una situación que pareciera “normal”, como que el funcionario de guardia no tenga el uniforme adecuado y esté identificado, complica el procesamiento de una denuncia.”

Mapy Farnúm, Comisaria de la Policía Metropolitana de Caracas: “La formación de todo el personal de la policía es una tarea ineludible, aunque un poco complicada en el caso de la PM porque son muchos, pero en la Dirección de Educación, con el Comisario Barrientos, estamos haciendo una serie de folletos (10) que contemplen los asuntos esenciales sobre derechos humanos. La idea es repartirlos entre todos los policías mientras llega la formación más especializada. El curso de derechos humanos nos ha ayudado mucho porque estamos tomando el contenido aprendido en clase”.

Rafaela Rivas, Cabo Primero de la Policía de Barinas: “Como mujer policía, consideraba un privilegio que me tuvieran atendiendo el preescolar de la Policía. Este trabajo es necesario, pero me pregunto si no debería hacerlo una maestra no uniformada. Desde que comenzó el proceso de multiplicación de los aprendizajes de derechos humanos, me di cuenta que yo puedo estar al mismo nivel que compañeros de jerarquía superior, siempre con respeto, pero es que respeto nos merecemos todos. Coordinando los talleres y facilitando algunos de ellos, comencé a pensar en continuar la carrera policial y solicitar hacer el curso de oficial para así estar más preparada en mi labor policial. Esto puede complicarme la vida con más exigencias, pero me he demostrado a mi misma que sí soy capaz de hacer cosas importantes para mi Institución”.

José Oscar Ángel Valero; Comisario Jefe de la Policía de Mérida:

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“No hay duda que la formación en derechos humanos es fundamental, por eso quiero que la Red de Apoyo forme a todos los oficiales de la Policía como me formó a mí y luego nos acompañe en el proceso de socialización. Desde la subdirección de la policía, estamos asumiendo


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una actitud de compromiso con la reforma de la policía merideña y creo que el reglamento interno, que aún estamos proponiendo, acoge los principios de los derechos humanos.”

Pablo Arteaga, Inspector de la Policía de Guárico “Me dieron la orden de no ir; no me dieron permiso para asistir al seminario organizado por la Red de Apoyo, a propósito de la Constituyente y los cambios relativos a la policía. Realmente yo desobedecí, porque me pareció una orden injusta, arbitraria y me fui al seminario, porque me pareció que era una oportunidad de formación que no quería perder y además porque creo que todos los policías debemos pelear por nuestras reivindicaciones. Se estaba legislando sin nuestras voces y eso no me parecía lo más correcto. Fui al seminario para decir que la policía debe ser una institución de carácter civil, asunto que debe quedar contemplado en la Constitución. Menos mal que así fue. El problema ahora es cómo hacer vigente lo que está consagrado como ley en la Constitución”.

Manuel Briceño, Comisario General de la Policía de Barinas “Durante mucho tiempo creí que era un buen policía. Siempre traté de apegarme estrictamente al reglamento interno. Por eso me dieron el cargo de Inspector General. Sólo tenía que seguir las normas y esperar la jubilación. Ahora me doy cuenta que el cargo que desempeño es mucho más delicado de lo que pensé. Ante una investigación me esmero en conocer los hechos, escuchar las partes, tratar de ser justo. Antes desconfiaba de la gente que venía a exponer una queja, pensaba que era chisme de pueblo. Ahora, oigo, interrogo, verifico la información, tanto de los ciudadanos como de los funcionarios. Yo ya estoy viejo, y se que me queda poco tiempo en la Policía, pero es mi deber enseñar a quienes me sucederán, animarlos a que estudien, se preparen y asuman su rol de policías, no como un privilegio, sino como un servicio a la sociedad”.

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La Producción teórica y normativa En cada uno de los Talleres de Formación que componen el curso, los participantes deben elaborar conceptos y reflexiones grupales pertinentes a la temática que se esté trabajando. Algunas de estas construcciones colectivas fueron:

Conceptos sobre derechos humanos Son todos aquellos atributos inherentes al ser humano, desde el momento de la concepción, en cuanto a la satisfacción de sus necesidades como tal y que lo hace merecedor de todo lo bueno, asunto que le permitirá un desarrollo íntegro dentro de la sociedad en la cual convive. Serie de atributos del ser humano que son reconocidos por los estados para garantizar su libre desenvolvimiento en la sociedad en paz, libertad, igualdad, respeto, equidad y justicia. Son las garantías universales que protegen a la raza humana desde el momento de nacer, así como vivir con dignidad en un Estado, gozando de las libertades comunes, disfrutar de los beneficios para la existencia y procreación de los pueblos. Conjunto de valores y principios inherentes a la persona humana que nacen con el ser mismo y que el Estado está en el deber de respetar y garantizar. Son postulados supralegales de cumplimiento universal. Conjunto de principios y valores universales inherentes a la persona que son reconocidos por los estados para garantizar su cumplimiento y contribuir al pleno desarrollo de la sociedad y la paz mundial. Es un conjunto de valores, virtudes, necesidades propias e innatas del ser humano que se adquieren en el momento de la concepción y perdura aún después de la muerte. Estos derechos no pueden ser transferidos, ni violados por autoridad alguna. Es un conjunto de garantías universales creadas legalmente con la finalidad de proteger al ser humano durante su proceso de crecimiento, permitiéndole desarrollarse de una manera libre y cosechando valores para así disfrutar de una vida plena. 59


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Los valores y privilegios que le son inherentes al hombre por su propia condición humana. Por ello son irrenunciables, imprescriptibles, universales y se legalizan gracias a la lucha de la humanidad en contra de toda clase de opresión y tiranía. Es un sistema de principios de igualdad natural y constitucional mediante el cual gozamos las personas y que no pueden ser violados. Es un conjunto de normas que nos permiten vivir con dignidad. Es el reconocimiento del derecho a la vida por el sólo hecho de ser humano, respetando su dignidad y los valores morales que conforman a una sociedad. Es un conjunto de mecanismos básicos que establecen los seres humanos para poder desenvolverse en el medio que habitan y amparados en normas legales que le permitan garantizar el estatus social e integridad física y moral. Son el conjunto de principios primordiales que requieren todas las personas para garantizar la dignidad del ser humano sin distinción de raza, sexo y color. Es el goce y disfrute de las necesidades primarias básicas y fundamentales que debe tener toda persona para su libre desarrollo psíquico y social, indispensable en toda sociedad. Son todas las garantías que debe ofrecer el Estado y que dignifiquen a la persona y los pueblos. Es una serie de privilegios del que debe gozar cada ciudadano por el simple hecho de existir, independientemente de la raza, el sexo, la clase social. Es por ello que se deben respetar y garantizar. Son obligaciones que tiene el Estado para con sus ciudadanos, contemplados y establecidos o no en la Constitución nacional y sus leyes, sin distingos de edad, raza, sexo, religión y condición social, cuyo objetivo y fin común es la protección social de los ciudadanos de manera integral. Son inherentes a los seres humanos y además son progresivos. 60


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Misión de la Policía Elaborar una misión compartida de la Policía, desde la visión de los derechos humanos, re-coloca el tema de cuál es la función de una institución como esa. La elaboración de la misión ha permitido que los funcionarios y las funcionarias se den cuenta que la institución ha ido construyendo un camino ajeno a la real misión de una policía. Presentamos la sistematización de lo que se suele reconstruir como misión: • Cumplir y hacer cumplir las leyes, ordenanzas, decretos y disposiciones. • Proteger y garantizar el libre ejercicio de los derechos y libertades de las personas. • Garantizar la prevención de toda clase de delitos, manteniendo la paz interna, la tranquilidad, el orden y la seguridad pública con estricto apego a la Constitución. • Promover el derecho a la vida. • Resguardar a las personas, sus propiedades y bienes. • Proteger el interés público, garantizar la igualdad de derechos. • Evitar el maltrato y la tortura sin distinción de condiciones. • Servir de promotor social mediante acciones comunitarias.

El funcionario y la funcionaria que tenemos De gran sencillez con mala preparación, sin estudios, con mala remuneración, con baja autoestima, incapaces de desobedecer una orden ilegal, discriminados, abnegados, sin conocimiento de las leyes, tontos utiles de las voluntades políticas, carentes de vocación de servicio. Afectados y afectadas por la agresividad y la violencia, vinculados a actos de corrupción, resignados, con poco sentido institucional, con falta de ética profesional, con frustraciones, poco conocimiento de derechos humanos, distantes de la comunidad y con mal equipamiento.

“Lo bueno de esta metodología de trabajo es que es construcción colectiva. Entre todos los participantes y las participantes se va haciendo el camino y el discurso.” Alfredo Ruiz Activista de Derechos Humaos en la Red de Apoyo

El funcionario y la funcionaria que queremos

Entrevista 2002

Sencillos, bien remunerados, estudiados, tecnificados, entrenados, con criterio, capaces de ser críticos, autónomos, lideres, trabajadores comunitarios, capaces de dialogar, amantes de la paz, conocedores de las leyes, que no se dejen manejar por la voluntad política, con sentido de pertenencia a su institución, incorruptibles, con vocación de servicio, que sepan distinguir el bien del mal, capaces de hacer uso de su objeción de conciencia, apegados al respeto por los derechos humanos, leales en sus relaciones, capaces de denunciar cualquier arbitrariedad o abuso de poder, preocupados por su formación continua y con alta autoestima.

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Propuestas de las políticas públicas hechas durante el curso • Una política nacional de prevención del delito. • Elevar el nivel académico de los policías y las policías. • Unificar criterios en los procedimientos policiales y acción comunitaria. • Mejorar las condiciones laborales de los policías y las policías. • Diseño de un plan nacional en materia de seguridad, basado en un sistema de información, supervisión y control. • Intensificar el adiestramiento de los policías y las policías en asuntos policiales. • Formación en materia de derechos humanos a toda la policía y la comunidad en general. • Crear una ley nacional de policía que unifique criterios en materia policial. • Crear comisiones nacionales y regionales sobre policía. • Crear direcciones o departamentos dedicados a la protección de la mujer y otros a los derechos humanos.

Algunos temas escritos Como requisito para la aprobación del Curso de Formación en Derechos Humanos, cada persona participante debe elaborar un artículo de opinión que vincule la práctica profesional y los derechos humanos. Los escritos son una buena evaluación de lo aprendido y también un diagnóstico de los temas de más interés para los funcionarios y las funcionarias. Así tenemos que los temas más escogidos tienen relación con: • Seguridad personal. • Toma de decisiones. • Derechos del policía. • Seguridad social. • Directrices para los procedimientos policiales. • Brigadas especiales. • Cadena de mando. • Derecho a la objeción de conciencia. • Delincuencia, derechos humanos y labor policial. • Estados de excepción. • La tortura. • Procedimientos policiales a la luz de los derechos humanos. • Detenidos y detenidas y derechos humanos.

También escribieron artículos...

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Durante el curso de formación también los funcionarios y las funcionarias de policía comienzan a escribir pequeños ensayos sobre derechos humanos y actuación policial. Ante la imposibilidad de presentarlos todos, seleccionamos sólo dos:


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En necesario formar a los policías en derechos humanos “Según la historia, la policía es una institución de la cual no han podido prescindir, en ninguna época, los pueblos. Es sin dudas una de las organizaciones más antiguas creadas por el hombre, cuya razón de ser se basa en que es un servicio destinado a mantener el orden público y velar porque se cumplan las leyes que garantizan los principios fundamentales de la convivencia social.

Sin embargo, a pesar de su gran trayectoria, el Estado parece no haberse preocupado por la formación de quien lleva sobre sus hombros la responsabilidad de brindar seguridad a una comunidad sedienta de protección. La palabra policía proviene del griego Politeia, que significa el gobierno de una ciudad o estado; no obstante vemos pocos funcionarios que honran ese significado, porque su formación es más represiva que preventiva. Los militares se encargaron de militarizar la institución. La palabra policía es sinónimo de seguridad, tranquilidad, bienestar; sin embargo es lamentable que a quienes el Estado les ha dado el privilegio de proteger, no se les forme adecuadamente. El hecho de que la policía tenga la autoridad para reprimir el delito, eso no les da una carta en blanco para hacer lo que les venga en gana y violar los derechos fundamentales, pero hay que formar al policía para que conozca todos sus compromisos y sus limitaciones en el cumplimiento de la ley. Para contar con una policía preparada y capaz de responde a tan noble misión, es necesario que haya una política de formación permanente en materia de derechos humanos para todos los policías y para toda la comunidad en general.” Comisario Antonio Becerra Policía de Mérida 1998

La cadena de mando “El ejercicio de la función profesional de la Policía obedece a la necesidad que tiene el Estado de asegurar, mantener y permitir que los ciudadanos ejerzan libremente sus derechos y por ello, tenemos la Policía Metropolitana de Caracas, institución armada, jerarquizada y disciplinada. Esta estructura jeraquizada ha tenido serios inconvenientes, porque muchas veces los procedimientos no son los más adecuados para dar cumplimiento a la orden dada, según la cadena de mando. 63


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Hay problemas de comunicación, y el poder discrecional cuando se imparte una orden es tal, que el funcionario puede cometer violaciones a los derechos humanos. Creo que se ha acudido a la coacción y por eso, los policías actúan por temor al castigo, más que por convencimiento de las cosas. Por eso, decimos que esta cadena de mando ha servido para ejercer el autoritarismo dentro de la institución. Con esto no se logra nada, porque los policías terminan resentidos y su relación con la comunidad empeora. Pasa dentro de nuestra institución que en muchos de los cargos están oficiales no capacitados, que no han llegado por mérito sino por clientelismo político y eso ya crea desconfianza en el personal. Pero si nos atrevemos a decir estas cosas, es catalogado como un acto de indisciplina, porque atenta contra los intereses de quienes detentan el poder a lo interno de la institución.” Inspector Mario Briceño Policía Metropolitana de Caracas Año 2000

La Clausura El Curso de Formación tiene una duración pautada. No así el proceso de aprendizaje, el cual concebimos como permanente. Por ello, el acto de “clausura” tiene esa connotación de hito histórico: fin de una etapa e inicio de otra, tal cual lo comentaba Roberto Barrios, funcionario de la Policía de Mérida: “el final del Curso es el comienzo de un camino de respeto a los derechos humanos”. Este hito, en las distintas regiones donde trabajamos, tuvo características peculiares de acuerdo a la idiosincrasia de los y las participantes. Siempre hubo discursos, entrega de certificados y reconocimientos. Seguidamente, marcadas por esta teluridad, vivimos la formalidad caraqueña y andina o la guasa y jolgorio llanero y falconiano que desembocó en brindis, compartir de carne en vara, u otra comida típica y baile. En los discursos de cierre, se mantuvo la línea del Curso: mensaje a la integralidad que nos constituye como seres humanos: razón, corazón y acción. A continuación transcribimos algunos de los mismos, concientes que la única palabra que nos pertenece es aquella que aún no hemos dicho, éstas, en tanto que pronunciadas, pertenecen a quien las necesite. 64


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Discurso de cierre del I Curso de Derechos Humanos en la Policía de Mérida Año 1998 Padre Ches*: vuélvenos duros como la piedra del Milla en nuestra fidelidad a nuestro pueblo. Madre Chía*: dános la nobleza de la aversión al derrame innecesario de sangre. Padre Ches, Madre Chía: hacednos como el Albarregas: sonriente y decidido. Padre Ches: danos la justicia en una madrugada, cuando los frailejones abren entre las nieblas sus transparentes soles. Madre Chía: que la libertad sea estallar de rosas en una palabra pura. Padre Ches, Madre Chía: dadnos el coraje de los cuchillos fríos de las cumbres y del Mucujún oscuro que en sus rocas brama para romper las cadenas de la quemante represión de estos días. Padre Ches: que no seamos un cuerpo oculto por calles y tinieblas, unos ojos vendados y un alma en cadenas. Madre Chía: que la dignidad alegre nuestra mirada como un sol recién nacido en el páramo azul, florecido de flautas. Padre Ches, Madre Chía: que cambiemos la tumultuosa rabia de los sufridos, por lecho, casa y pan a todos repartido. Desde la época precolombina, los guerreros pobladores de los Andes, entonces Skukes y Timotes, cantaban a sus dioses en lengua Mucu, sus ansias de justicia, libertad, nobleza y dignidad. Ahora queremos recoger este espíritu, el mismo que impulsó a María Rosario Nava a unirse a las tropas de Bolívar, afirmando convencida: “cuando el pueblo guerrea, siempre busca la paz” para hacer, en este acto, la certificación de defensores a la que por ser humanos tenemos derecho. Certificación ante la cual no cabe más que una opción comprometida. Compromiso que no atañe sólo a los activistas de organizaciones que específicamente promueven y defienden los derechos humanos. Este Curso permitió perfilar y reconocer el rol del Policía como promotor de condiciones de vida más humanas, enmarcadas dentro de un ideal común de solidaridad, tolerancia, capacidad de gozo y bondad. Hablamos de compromiso y para entender el significado social de los compromisos, conviene tener presente la observación de Piaget acerca de lo que distingue el compromiso humano de las obligaciones que provienen de un contrato. Cuando celebramos un contrato, nuestro interés es el de cumplir, lo antes posible, con las obligaciones que éste nos impuso,

* Padre Ches y Madre Chía: Dios sol y Diosa luna respectivamente, en idioma cuica.

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para quedar libres de ellas, como decimos coloquialmente, “para salir de eso”. En cambio el compromiso, como forma básica de solidaridad, consiste en prestaciones mutuas que tienen la función de establecer vínculos duraderos, que hacen que uno pueda contar con el otro en diversas situaciones, generando un sentido de solidaridad básico. Solidaridad que trasciende los vínculos de la amistad y tiene su razón de ser en la tolerancia. La tolerancia con el vecino, con el compañero o compañera de trabajo, de militancia o, simplemente, con las personas que sufren los rigores de nuestro tiempo, no puede tener, como condición previa, aquella vinculación muy selectiva que llamamos amistad. Si solamente nos solidarizamos con las personas cuyo trato nos agrada en determinado momento, que comparten nuestras opiniones y visiónes de mundo, entonces esta solidaridad es espuria. La solidaridad se establece en la medida de la estrechez de los vínculos y del espesor de la convivencia, pero es solidaridad, solamente, si es libre e independiente del vaivén de las preferencias personales, una solidaridad basada en la coincidencia de una comunidad de destino. Por otra parte, señalaba Erich Fomm que “la vida consiste en volver a nacer continuamente. Pero la tragedia es que la mayoría de nosotros morimos antes de haber comenzado a vivir”. Este vivir donde se renace continuamente, implica a mi entender, capacidad de gozo. Esta es la dimensión extraviada de la experiencia del ser humano. Experiencia que es fundamental, sin la cual el ser humano se cercena. Mas no es posible el gozo sin la plena vigencia de los derechos humanos. Y en este caminar hacia el rescate del goce de vivir, el compromiso es también hacia la búsqueda de la bondad. Pero es la nuestra no una bondad mansa, sumisa, condescendiente. Como señala Neruda: “... los buenos serán los que más pronto se liberen de esta mentira pavorosa y sepan decir su bondad endurecida contra todo aquel que se la merezca. Bondad que no soba ni lame, sino que desentraña y pelea porque es el alma misma de la vida. Y así serán llamados buenos los de derecho corazón, los no doblegados, los insumisos, los mejores. Ellos reivindicarán la bondad podrida por tanta bajeza, ellos serán el brazo de la vida y los ricos de espíritu. Y de ellos, sólo de ellos será el reino de la tierra”. Madre Chía: danos la inmortalidad de la coherencia ética. Padre Ches, Madre Chía: hacednos solidarios, tolerantes, felices y buenos. Ileana Ruiz de Mujica Profesora del curso de derechos humanos

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Discurso de cierre del I Curso de Derechos Humanos en la Policía de Barinas Año 2000 Constituye para mí, motivo de satisfacción el hecho de expresar, en nombre de mis compañeros, estas breves palabras con motivo a la clausura de este curso y hacer nuestro agradecimiento al ciudadano Coronel Comandante General de la Policía del Estado Barinas, porque desde el inicio de su gestión, su acción ha sido dirigida a la capacitación y formación del funcionario policial. A la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz y a la Embajada Británica por su contribución para hacer realidad este curso que hoy llega a feliz término, ya que por primera vez, en el estado Barinas, a un grupo de policías se le brinda la oportunidad de recibir formación relativa a los principios y mecanismos de defensa y protección de los derechos humanos. Yo diría era un derecho que se nos había negado, pero ésto implica, compañeros graduandos, que debemos estar concientes y a la altura de la responsabilidad que hoy asumimos, porque estamos comprometidos con la Red de Apoyo, con nuestra institución y nuestra comunidad de convertirnos en defensores, multiplicadores y de poner en práctica los conocimientos adquiridos. Quiero destacar que este Curso sensibiliza al policía, porque hay que vencer ese sentimiento de propia importancia que acompaña al uso del uniforme, pareciera que con él surgiera una nueva personalidad completamente diferente a la que tiene la misma persona en ropa ordinaria. Este sentimiento de la propia importancia tiende a hacer que el agente tome cada violación de la ley como una ofensa personal, tal como si el infractor estuviera deliberadamente haciendo algo para molestarlo. La reacción del agente es entonces de desquite, en lugar de educación al público, pues en el período de formación de este curso se nos hizo énfasis en que el respeto a la dignidad humana es prioridad, que las demás personas son tan legítimas como nosotros, que el respeto a los derechos humanos, además de ser una normativa legal, también nos ayuda a mejorar la eficacia de la policía y a crear un ambiente de confianza dentro de la comunidad. El policía, en el cumplimiento de sus funciones y la acción permanente de protección de los bienes, derechos y vidas de las personas, necesita una base suficiente, que le permita crear conciencia y mística policial, para que, en todo momento, piense como policía, sienta a la policía y actúe como verdadero policía. Y la concepción moderna de la Policía está orientada a que ésta tenga un mínimo de acción punitiva y represiva, por eso tenemos que ser defensores y promotores de los derechos humanos. Compañeros, ser policía es saber darse y entregarse a un ideal, someterse a una férrea formación, porque los caracteres no se forman como los 67


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hongos en la selva en una noche de luna, sino a base del ejercicio cotidiano. Como fundamento de todo, el policía debe poseer un buen cúmulo de cualidades mentales, espirituales, físicas y morales. No se requiere ser superhombres, pero sí ciudadanos íntegros, en toda la extensión de la palabra. Nuestro trabajo es social, el policía debe ser amigo y consejero de su comunidad, su protector más cercano, listo también para actuar con diligencia y energía para contener los embates de la delincuencia que amenaza la sociedad. Debemos ser humildes, pero orgullosos de ser lo que somos. Nuestra lucha es por la seguridad y por la vida. Lo que hagamos o dejemos de hacer, influirá sustancialmente en el desarrollo material y espiritual de nuestro pueblo. Comisario Manuel Briceño Policía de Barinas.

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Discurso de cierre del II Curso de Derechos Humanos en la Policía Metropolitana de Caracas Año 2001 Queridos comisarios y sub-inspectores que hoy llegan al final de un proceso y el comienzo de una vida!!! Desde la conciencia que son garantes de los derechos humanos... Hoy queremos, desde la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz, felicitarles sinceramente por haber llegado al inicio de un camino... Un camino de respeto a los derechos humanos, un camino de retos para gente que sueña un mundo de justicia y paz, un mundo donde los seres humanos vivamos en dignidad. Ustedes se atrevieron y por eso, están acá hoy... se atrevieron a verse a sí mismos, a cuestionar la existencia de la institución, a develar sus incongruencias y redefinir las opciones desde los derechos humanos. Por eso!!! Por eso y por más... por aquello que pasa en el corazón y que no se puede evaluar, ni medir, porque lo escondemos muy adentro. Por eso que fue ocurriendo en el pensamiento y en los afectos... ¡VALIÓ LA PENA! Hoy queremos que sepan que valió la pena. Valió la pena por todo lo que con ustedes aprendimos de la policía, de las organizaciones, de nuestros discursos y las prácticas educativas, de nosotras mismas. También nos miramos y nos descubrimos en nuestras contradicciones. A todos les guardamos especialmente en nuestra memoria. A cada quien lo recordamos por algo especial. O por su broma, o por su crítica, o por los chinches puestos en las sillas, o por las bromas de los pasillos, o por los sonidos de burla con los compañeros, o por los silencios, o por los discursos eufóricos, o por las miradas reguladoras o por las interrupciones del café, o por las excusas del trabajo no hecho... tantas actitudes que jamás se nos borrarán de la memoria y que hicieron de este grupo, un especial grupo. Muchas gracias a Ludmila y a todos. Hoy queremos que sepan que nos sentimos felices de sabernos capaces de dialogar abiertamente y sin tapujos, porque entre amigos así se habla...

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Por eso, hoy podría dar un discurso, para complacerles: suave y poco confrontador, como quien quiere despedirse sin problematizar y para no caer mal el día de cierre pero ¡me niego! Ya saben que no es mi estilo. No tendría sentido culminar este proceso, tan cuestionado, sin cuestionar lo necesario ni relevar las urgencias de la labor que ustedes como servido ras y servidores públicos tienen. Hoy quiero pensar en voz alta con ustedes sobre “los derechos humanos” que por cierto, no son una moda, no son un antojo de un grupo trasnochado, no son un invento de la comunidad internacional de la cual formamos parte como país. Los derechos humanos son un horizonte ético, un imperativo legal, una exigencia de los pueblos sufridos, el consenso de los mínimos para vivir con dignidad, una conquista de los sectores más desfavorecidos. Los derechos humanos son valores que dan orientación a la vida de los gobiernos, principios que rigen a los Estados y normas que deben ser respetadas. Los derechos humanos no son un invento de ayer, ni existen por capricho filosófico como dicen algunas personas, son producto del sufrimiento de muchos y muchas. De modo que lo que hoy tenemos consagrado en la Constitución y en los tratados internacionales, lamentablemente es el resultado de una historia de autoritarismo, de abuso de poder y de la injusta distribución de la riqueza y las oportunidades. Los derechos humanos deben ser los lentes con los cuales miramos el mundo, este complejo y muchas veces absurdo mundo y las relaciones entre las personas, el lente para mirar la organización, las instituciones... En ese sentido, los derechos humanos también son una opción, una decisión y por eso, aunque estén consagrados, no se respetan si las instituciones y las personas no deciden que son una manera de vivir. No basta con que estén consagrados y convertidos en normas. Es necesario que estén grabados en el corazón de las personas y de las instituciones. Los derechos humanos se convierten en una decisión de las instituciones cuando se respetan los derechos de sus trabajadores y trabajadoras, cuando tienen condiciones laborales que les dignifica, que les hace mejores policías, que les prepara para defender y proteger los derechos de la ciudadanía, cuando tienen un marco jurídico y organizacional capaz de garantizar su desarrollo pleno.

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Los derechos humanos se convierten en una decisión personal cuando, a pesar de las órdenes locas e ilegales, como policía eres capaz de objetarlas, con argumentos. Cuando, por encima de las políticas institucionales, asumes el compromiso de proteger la dignidad humana y no te involucras en actos de corrupción por beneficios personales ni eres cómplice de procedimientos ilegales por complacencia.


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Los derechos humanos pueden convertirse en una cultura si las decisiones personales y las decisiones institucionales comienzan a ser una realidad. Tú puedes hacer la diferencia, la PM podría hacer la diferencia, si asumen una actitud de compromiso con la promoción de una cultura de respeto a los derechos humanos y derrumban el mito que ha corrido por los pasillos de nuestros gobiernos: “No se puede garantizar seguridad ciudadana, respetando los derechos humanos”. Mito que apenas demuestra la incapacidad de nuestras instituciones de garantizar un plan de seguridad ajustado a derecho y a las reales necesidades de las personas más desprotegidas. Me niego a pensar que el Estado de derecho deba imponerse desconociendo la legalidad, por encima del derecho, por encima de la justicia. ¡Es el teatro del absurdo! Tenemos la seguridad que, a mayor respeto a los derechos humanos, tanto del policía como de la ciudadanía, mayor seguridad ciudadana. A mayor respeto por la justicia, mayores posibilidades de desarrollar el Estado de derecho que todos y todas anhelamos. Ese seguirá siendo el reto para nuestros gobiernos, que pasan por la vía diseñando planes efectistas para salir del paso y reto para la comunidad en general, que también clama por mano dura, intolerancia y hasta pena de muerte. De modo que los derechos humanos, además de aprenderse, deben ser vividos y ese es el reto que tienen los oficiales: Comisarios y Sub-inspectores que hoy se gradúan. El reto es convertirse en multiplicadores y multiplicadoras, socializar las experiencias vividas, los aprendizajes conquistados, porque no vale la pena quedarse con ellos en el bolsillo. El reto es empujar para que amanezca el día, como diría nuestro Alí Primera... empujar para que la institución se convierta en modelo de policía para América Latina y el mundo. El reto es reinventarse una policía, una institución, que lejos de la militarización, aprenda a vivirse desde lo eminentemente civil en todas sus cotidianidades. Que no tengan que pararse firme ante un superior, que los superiores entiendan que sus subalternos no están a sus servicios, que se mire a la ciudadanía no como enemigos de guerra a quienes hay que eliminar ni a la gente pobre como criminales, que las paradas sean eliminadas de la formación y los sables del uniforme. Que se pueda entender que a mayor jerarquía, mayor responsabilidad, mayor capacidad de servir a la comunidad, mayor ejemplo para quien viene detrás y que se

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asuma una actitud de compromiso educativo con los otros y las otras iguales. El reto es verse, criticarse, apoyarse, dialogar con los iguales y con los diferentes también, no tenerle miedo a la confrontación, a la problematización, al diálogo franco, a las denuncias hechas, a la investigación exhaustiva, a las inspecciones externas, a la mirada de las organizaciones de derechos humanos. El reto es disminuir la violencia institucional, capacitar a todo el personal en materia de derechos humanos y también en técnicas policiales. El reto que les queda es construir una institución al servicio de las personas más desprotegidas, de los vomitados por el sistema. Formar a oficiales de la policía en el campo de los derechos humanos tiene sentido en tanto, desde su conciencia de sujetos de derecho, pueden transformar el lugar común y recrear una institución cuya misión se centra en la protección de los derechos y libertades fundamentales. Por eso, los alentamos y animamos a hacer camino al andar y dejar huellas de justicia y bien. Que les conozcan como los promotores y las promotoras de los derechos humanos. Que pasen por el mundo haciendo el bien... Ese es nuestro deseo y anhelo.

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Que les conozcan en adelante porque se dedicaron a promover una cultura de respeto a los derechos humanos, porque pelearon por sus derechos e hicieron de ésta su casa, una institución de auténticos valores democráticos. Que les conozcan como los defensores y las defensoras de la dignidad. Ese es nuestro anhelo y que vaya por delante nuestro deseo. No queda sino agradecer la hospitalidad de siempre en el Instituto Universitario, a cargo del Comisario Larry López; la disposición de cada uno de los oficiales para con el curso, las horas de trabajo, las peleas y confrontaciones que nos ayudaron a seguir pensando la educación alternativa, los juegos, las conversaciones de pasillo, los trabajos finales, la discreción con que trabajaban algunos temas que también evidenció la situación, los cariños repartidos, los juicios hechos, las críticas a la Red de Apoyo, los cafecitos a buena hora, los descansos exigidos. Por último, quiero despedirme como diría Martín Luther King... O vivimos todos juntos como hermanos o perecemos todos juntos como idiotas. Soraya El Achkar Profesora del Curso de Derechos Humanos

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Discurso de cierre del II Curso de Derechos Humanos en la Policía de Mérida Año 2001 Pocos estados de Venezuela tienen los privilegios naturales y culturales de Mérida. Diversidad de paisajes, gentes y climas, el punto más alto de nuestra geografía y el lugar más bajo sobre el nivel del mar. Esto hace que “Yo quiero ir a Mérida” sea exclamación común en venezolanos y venezolanas así como extranjeros, cuando ansían momentos de paz y encuentro con la naturaleza. Y es que Mérida acoge con placer al viajero. Andar por la carretera trasandina es una experiencia inolvidable: la riqueza agrícola de La Azulita y los pueblos del Sur. La confluencia vial y comercial de la zona de El Vigía, la niebla sobre el frailejón, las cercas de piedras, las nubes al alcance de la mano. En la ciudad que bañan cuatro ríos, miles de estudiantes de toda Venezuela le dan un toque multicolor a la vida. Ojalá, ahora que, con esta clausura oficial del Curso de Formación en Derechos Humanos, comienza la etapa de puesta en práctica de los aprendizajes adquiridos, este “Yo quiero ir a Mérida” sea fruto de una referencia nacional no sólo de una geografía tentadora sino, del respeto por la dignidad humana. Porque, ¿de qué nos sirve una tierra bella si no se toma en cuenta a quienes la habitan? Hace años, el jefe indio Seattle en su carta al Presidente de EEUU decía:”Todo lo que ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen el suelo, se escupen a sí mismos”. Hoy podemos afirmar, también, lo inverso: si se menoscaba la integridad del otro o de la otra, se pierde la grandeza de la tierra, y más aún, se pierde la propia entereza ya que, como afirma John Donne, filósofo inglés, “nadie es una isla, completo en sí mismo. La muerte de un ser humano nos disminuye, porque estamos ligados a la humanidad”. Durante el maratónico Curso de Derechos Humanos, aprendimos que las personas estamos comprometidas con el mundo en que vivimos. Sabemos que lo que nos será posible en la vida no sólo depende de nosotros, sino también de lo que acontezca en ese mundo social al cual estamos atados y que llevamos siempre con nosotros. Por tanto, en función de nuestra relación indisoluble con la sociedad, todo lo que acontece en ella nos concierne. Gisela y amigos que hoy reciben su certificado como “testigo” de la carrera de promoción y defensa de los derechos humanos, no pidan la inmor74


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talidad, la omnisciencia. No pidan que la sociedad les de la felicidad, no es ésta una ración que pueda ser reclamada en la Gobernación, ni distribuida en la Comisión Legislativa o en la Defensoría del Pueblo. Pidan que su trabajo tenga sentido, que puedan probar para qué sirve y mejorar cada día la manera cómo está hecho, para que les permita prodigarse en él realmente y hacer uso de sus facultades y desarrollarse como personas y como institución. Pidan, y ése sería un cambio fundamental, que se les deje decidir, con todos y todas los demás, lo que tengan que hacer y, con sus compañeras y compañeros de trabajo, cómo hacerlo a la luz de los principios fundamentales de actuación policial. Pidan, pues, poder participar directamente en todas las decisiones institucionales que puedan afectar su existencia o al curso general de la sociedad en la cual viven. No acepten que su suerte sea decidida, día tras día, por unas gentes cuyos proyectos son simplemente desconocidos y para los que ustedes no son más que cifras en un plan, y que, en el límite, su vida y su muerte estén siempre entre las manos de otros. Sé perfectamente que la realización de otra sociedad no será de ningún modo simple, que se encontrarán a cada paso problemas difíciles. Pero prefieran enfrentarse a problemas reales que a las consecuencias del delirio, las intrigas y artimañas. Si debieran incluso enfrentarse con el fracaso en esta vía, prefieran el fracaso en un intento que tiene sentido a un estado de inacción irrisoria. Deseen encontrar al prójimo a la vez como a un semejante y como a alguien absolutamente diferente. No como a un número y, menos, como a un enemigo. Deseen que todos los ciudadanos y las ciudadanas puedan verlos como a otros seres humanos. Que las relaciones no sean terreno de expresión de la agresividad, que los conflictos sean resueltos por la vía de la negociación, superados a través del diálogo, que arrastren lo menos posible de inconsciente, estén cargados lo menos posible de imaginario. Sepan ciertamente, que este deseo que será de ustedes y mío, no puede realizarse hoy ni mañana, ni a lo mejor, realizarse íntegramente mientras vivamos. Pero no podemos sucumbir a la desesperación ni al rumiar catatónico. No podemos, con este pretexto, pasar el tiempo mirando pasar la historia o leyendo novelas policíacas. Un día vivirán unas mujeres y hombres para quienes el recuerdo de los problemas que más pueden angustiarnos hoy en día, no existirán. Ileana Ruiz de Mujica Profesora del Curso de Derechos Humanos 75


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Multiplicando los aprendizajes Como parte de la estrategia de formación en derechos humanos para funcionarios y las funcionarias policiales, después de cada curso facilitado por la Red de Apoyo, se seleccionaron entre los participantes aquellas personas que manifestaron más interés en el tema, claridad conceptual y habilidad metodológica para la facilitación de aprendizajes. A estas personas se les brindó un adiestramiento especial sobre técnicas de facilitación y educación en derechos humanos y se les encomendó la tarea de diseñar un plan de multiplicación del curso, de forma tal que los conocimientos básicos sobre derechos humanos pudiesen ser manejados por la mayor cantidad posible de funcionarios y funcionarias de su propia institución. Esta estrategia implica un verdadero convencimiento de su importancia por parte de la dirigencia de cada Policía, ya que amerita un esfuerzo de organización, no sólo de los facilitadores y las facilitadoras sino de toda la institución. Esta experiencia fue posible sólo en el estado Barinas, cuyo Comandante particularmente interesado en el tema y, en general en la formación de su personal, brindó las condiciones para adelantar el proceso. Fueron seleccionados ocho funcionarios y dos funcionarias quienes, por parejas, se distribuyeron la facilitación de los talleres. Con la asesoría de la Red de Apoyo, se planificaron fases de multiplicación con cursos simultáneos en las once Zonas Policiales del estado. Esta planificación se efectuó con pocas modificaciones, debidas a ajustes logísiticos, durante los años 1999 al 2001.

“El mayor reto es que los policías se conviertan en multiplicadores de esta experiencia y que sus prácticas estén preñadas por esta experiencia vital.”

Como resultado de este proceso, en la Policía de Barinas se formaron en materia de derechos humanos un total de 375 funcionarios y funcionarias. Periódicamente, la Red de Apoyo realizó visitas a las Zonas, donde se efectuaron foros o encuentros comunitarios en los cuales tanto los ciudadanos y ciudadanas como los funcionarios y las funcionarias, compartieron los aprendizajes obtenidos, aclararon dudas y expresaron también sus denuncias y requerimientos para un mejor funcionamiento de la Policía.

Manuel Gándara Activista de Derechos Humanos en la Red de Apoyo Entrevista 2002

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También en Caracas, con la Policía Metropolitana de Caracas, se diseñó un plan de multiplicación, ajustado a las características de la institución. En esta Policía no hubo el apoyo institucional requerido y tanto los facilitadores seleccionados (6 funcionarios y 4 funcionarias) como las per-


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sonas participantes, encontraron múltiples trabas para su tarea. En esta Policía sólo concluyeron su aprendizaje 26 personas, en un proceso muy atropellado que dejó un saldo de frustración. De ambas experiencias rescatamos que para el buen funcionamiento de un plan de multiplicación, debe haber en la institución policial una capacidad instalada de organizar y supervisar los procesos y garantizar los recursos necesarios.

Por ello recomendamos que: • Haya un responsable de la Dirección de Educación (en caso de que exista en la institución), u otra persona designada para este fin, que participe en todo el proceso. • Una de las personas facilitadoras se comprometa a hacer el seguimiento del grupo, a revisar los compromisos académicos, detectar líderes y motivar al grupo en general. • Las facilitadoras y los facilitadores queden a disposición de la Dirección de Educación o quien se encargue de ello, durante las jornadas de trabajo y queden eximidos de las responsabilidades cotidianas para poder dedicarse con atención a este proceso de multiplicación. • Haya supervisión de quien facilita; se prevean todas las necesidades de la facilitación y se procuren las condiciones óptimas para cada taller. • Antes de comenzar el proceso se consigan todos los recursos didácticos necesarios y se reproduzcan los materiales instruccionales. • Se garantice que las comunicaciones sean por las vías más idóneas y que, efectivamente, todas las personas involucradas en el proceso estén bien informadas sobre lo que les compete. • Se garantice que las personas participantes en el curso se mantengan de permiso durante los días de taller, porque si les corresponde trabajar, no pueden tener el rendimiento deseado. Hay que pensar que los días de estudio son una inversión que hace la institución con sus integrantes. • La Red de Apoyo supervise el proceso, para revisar las actitudes y las prácticas pedagógicas de los facilitadores y las facilitadoras. • Los jefes inmediatos de las personas participantes reciban una orden expresa de apoyar el proceso de formación ya que, además de un derecho, es una necesidad.

Para que haya una política de formación en derechos humanos, dentro de las instituciones de la policía, basta con que haya un director que quiera hacerlo y un equipo de trabajo convencido y capacitado.

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La Necesaria Reforma “Los muertos están cada día más indóciles. Antes era fácil con ellos: les dábamos un cuello duro, una flor... ¡pero, qué va! Los muertos son otros desde entonces. Hoy se ponen irónicos, preguntan. Me parece que caen en cuenta de ser cada vez más la mayoría.” Roque Dalton

Desde que comenzamos a formar policías, nos dimos cuenta que el problema de las violaciones a los derechos humanos no se resolvería con los cursos, sino que era urgente la reforma de todas las instituciones de policía. En ese sentido, la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz comenzó, a partir de acá, a instar al gobierno nacional, a las gobernaciones y alcaldías, a la Asamblea Nacional y Comisiones Legislativas a impulsar La Reforma de las Instituciones de la Policía, como un asunto urgente y absolutamente necesario, en el marco del respeto a los derechos humanos y el fortalecimiento de las instituciones de la democracia. La agenda sobre la Reforma de los cuerpos de seguridad está planteada desde que en el año 2002 introdujimos ante la Asamblea Nacional el Anteproyecto de Ley que organiza el Cuerpo Uniformado de Policía Nacional, con el propósito de participar en la discusión legislativa. Los puntos de la agenda de reforma son los siguientes:

1. La desmilitarización de todos los cuerpos de seguridad y que sean sus mandos naturales quienes dirijan la policía. 2. El establecimiento de mecanismos para el diseño de políticas de prevención del delito, que respondan a las directrices del Estado y consultadas con las comunidades organizadas y organizaciones de derechos humanos. 3. La diferenciación de las competencias de los distintos cuerpos de seguridad en el ámbito nacional, regional y local. 4. La regulación de los principios básicos de actuación de los funcionarios y las funcionarias de policías, de acuerdo a lo establecido por las Naciones Unidas al respecto. 5. El establecimiento de mecanismos de control externo que supervise la actuación de los funcionarios y las funcionarias de policía y el funcionamiento general de la institución. 79


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6. La regulación de mecanismos de rendición de cuentas interna y externamente que evite la corrupción, la malversación de los fondos y demás delitos de salvaguarda. 7. La reestructuración de la organización interna de la policía (direcciones, departamentos, formas de supervisión, funcionamiento interno) que favorezca la democratización a lo interno de la institución. 8. La elaboración de manuales de procedimientos que garantice mínimos criterios comunes en las actuaciones diarias. 9. La adecuación de los reglamentos internos a la Constitución, las leyes de la República y demás tratados internacionales suscritos por Venezuela. 10. El establecimiento de una carrera única basada en criterios de profesionalidad. 11. La formación en el ámbito comunitario que promueva el trabajo preventivo. 12. La regulación de los derechos de los funcionarios y las funcionarias de policía y de las condiciones laborales, de acuerdo a las Normas Internacionales del Trabajo. 13. La unificación, en el ámbito nacional, del proceso de selección, el régimen educativo, el régimen disciplinario, el de previsión social y el de finanzas. 14. El establecimiento de los reales mecanismos de coordinación con los órganos de seguridad ciudadana, establecidos en la Constitución y demás cuerpos de seguridad. 15. La promoción de la modernización del trabajo de los cuerpos de policía.

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Reflexiones a partir del Curso “Yo me quedo pensativa, soñando que las cosas pudieran ser diferentes. Si le enseñaran educación y buenos modales a los policías; si les instruyeran en el uso adecuado de las armas; si no los cambiaran tanto; si dieran cuenta de su actuación ante la gente; si se relacionaran más con la comunidad que sabe quiénes son los malandros y quiénes no; si les enseñaran a respetar las leyes y los derechos de los ciudadanos; si los seleccionaran bien y no les dieran armas y autoridad a tantos individuos violentos y desequilibrados que lo que buscan es la ocasión para descargar sobre los demás sus frustraciones, sus temores, su agresividad; si... si... si... Sueño que algún día todo esto será una realidad.” IRA de Antares. Se oye en el Barrio, mayo-junio, 89

Muchas de las discusiones se han centrado en los derechos y deberes de la Policía y desde la Red de Apoyo, hicimos el esfuerzo de sistematizar estas reflexiones que hoy queremos presentar

Los Derechos El policía y la policía, al igual que cualquier otra persona, gozarán siempre de los derechos reconocidos por la Constitución. Por las funciones que desempeñen las personas que integran la institución policial, éstos son algunos de sus derechos humanos que tienen especial relevancia: • No podrán ser detenidos, sin previa orden de aprehensión dictada por un Juez competente, salvo en los casos de flagrancia o cuando en lugares apartados en los que no hay Juez, el Agente del Ministerio Público ordene por escrito su detención. • Tendrán derecho a la asistencia de un defensor o defensora en el caso de ser acusadas por la comisión de un delito, y a permanecer en silencio. • No podrán ser incomunicadas bajo ninguna circunstancia. • Deberán ser consideradas inocentes hasta que no se les demuestre su culpabilidad. • No podrán ser agredidas en su integridad física y mental. • Solo podrán ser sancionadas internamente después de haber sido escuchadas dentro de un procedimiento de responsabilidad administrativa. 81


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“La Red de Apoyo se pronuncia en contra de las violaciones a los derechos del policía y por eso, desde el curso, impulsamos el respeto a los funcionarios y promovemos los cambios estructurales.” Alfredo Ruiz Entrevista 2002

• No podrán ser arrestadas por más de 48 horas por la comisión de alguna falta de carácter administrativo. • No podrán ser sancionadas colectivamente por el solo hecho de pertenecer al mismo grupo en donde algunos de sus integrantes hayan cometido una falta y no puedan ser identificados. • Podrán presentar solicitudes o quejas ante sus superiores, así como acudir a otras instituciones en forma respetuosa o pacífica, de preferencia por escrito. • Podrán tener acceso a la información que exista en su expediente personal. • Dispondrán del equipo que garantice su seguridad y de absolutamente todos los medios necesarios para el cumplimiento de sus tareas. • No deberán ser discriminadas o relegadas en cualquier forma por favoritismo. Cada funcionario y cada funcionaria debe tener las mismas oportunidades. • Siempre deberán recibir un trato respetuoso de sus superiores. Podrán ser amonestadas, pero nunca ridiculizadas. • Han de percibir un salario suficiente para satisfacer sus necesidades fundamentales, debiendo recibirlo íntegro y a tiempo.

Los Deberes Pero, además, la Policía también tiene que ceñir su actuación bajo unos parámetros establecidos por la Comunidad Internacional, a saber:

Todos los funcionarios y las funcionarias del Cuerpo Uniformado de la Policía:

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1. Respetarán y protegerán la dignidad humana y mantendrán, defenderán y promoverán los derechos humanos de todas las personas, sin discriminación alguna. 2. Ejercerán su función con absoluto respeto y cumpliendo los deberes que le impone la Constitución de la República y demás leyes. 3. Servirán a su comunidad y protegerán a todas las personas contra actos ilegales, en consonancia con el alto nivel de responsabilidad exigido por su profesión. 4. No cometerán ningún acto de corrupción y se opondrán rigurosamente a todos los actos de esa índole y los denunciará a las autoridades competentes. 5. Tratarán dignamente y con respeto a toda persona bajo su custodia, a las víctimas y los testigos. 6. Impedirán, en el ejercicio de su actuación profesional, cualquier práctica abusiva arbitraria o discriminatoria que entrañe violencia física o moral. Por el contrario, observarán en todo momento, un trato


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correcto y esmerado en sus relaciones con los ciudadanos y las ciudadanas a quienes procurarán proteger y auxiliar en las circunstancias que fuere requerido. 7. Deberán identificarse, de manera que la persona afectada pueda reconocerlos por su nombre o número de identidad. Cuando la urgencia requerida por una determinada situación, en la cual los funcionarios o las funcionarias deban intervenir, no permita el cumplimiento previo de la obligación antes señalada, la identificación se deberá hacer tan pronto como las circunstancias así lo permitan y en los casos que sea procedente una detención de conformidad con la Constitución y las leyes, la misma deberá ser practicada por agentes debidamente identificados. 8. Toda persona detenida deberá ser informada en el acto de su captura, sobre las razones que determinan su detención así como de los derechos que la asisten. 9. No podrán infligir, instigar o tolerar ningún acto de tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes ni invocar la orden de un superior o circunstancias especiales como estado de guerra o amenaza de guerra, amenaza de la seguridad nacional, inestabilidad política interna o cualquier otra emergencia pública como justificación de la tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. Se entenderá por tortura todo acto realizado intencionalmente por el cual se inflijan a una persona penas, dolores, sufrimientos físicos o mentales, con fines de investigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo personal, como medida preventiva o con cualquier otro fin. Se entenderá también como tortura la aplicación a una persona de métodos tendientes a anular su personalidad o a disminuir su capacidad física o mental, aunque no causen dolor físico o angustia psíquica. 10. Cuando los funcionarios o las funcionarias tengan motivaciones para creer que se ha producido o va a producirse un acto de tortura, están en el deber de informar a sus superiores y si fuese necesario, cualquier autoridad u organismo apropiado que tenga atribuciones de control o correctivas, para que se proceda a subsanar dicha violación. 11. Deben asegurar plena protección de la salud de las personas bajo su custodia y, en particular, tomar las medidas inmediatas para proporcionar atención médica cuando ello sea preciso. 12. Deben recurrir a medios no violentos para resolver los conflictos y utilizarán la fuerza cuando sea estrictamente necesario y de forma proporcional a los objetivos lícitos y no se admitirán excusas para el uso ilegítimo de la fuerza.

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13. Utilizará el arma de fuego sólo en circunstancias extremas: a) En defensa propia o en defensa de otras personas en caso de amenaza inminente de muerte; o de lesiones graves. b) Para evitar un delito particularmente grave que entrañe un serio peligro para la vida o con el objeto de defender a una persona de otra que represente ese peligro y oponga resistencia armada a la autoridad. c) En todos los casos, sólo cuando las medidas menos extremas resulten insuficientes. 14. Cuando el empleo de las armas de fuego sea inevitable, los miembros de los órganos del Cuerpo Uniformado de la Policía Nacional están en el deber de: a) Ejercerlo con moderación y razonabilidad, proporcionalmente a la agresión de la cual es objeto. b) Reducir al mínimo los daños y lesiones, respetando y protegiendo la vida humana. c) Proceder de modo tal que se preste, lo antes posible, asistencia y servicios médicos a las personas heridas o afectadas. d) Procurar y notificar lo sucedido a la mayor brevedad posible, a los parientes o amigos íntimos de las personas heridas o afectadas. e) Notificar los incidentes a los funcionarios y funcionarias superiores, quienes los examinarán y asumirán la debida responsabilidad cuando tengan conocimiento de que los funcionarios y funcionarias a sus órdenes han cometido abusos. 15. Cuando los funcionarios o las funcionarias policiales, en cumplimiento de su deber de salvaguardar el disfrute y ejercicio pacífico de la ciudadanía de sus derechos y libertades, entre éstos el derecho de reunión y de manifestación, se vean por razones fundamentadas en la ley, en la obligación de disolver tales manifestaciones, deberán utilizar los medios menos peligrosos para la vida y la integridad de las personas y en la medida mínima necesaria. 16. Podrán abstenerse de cumplir sus funciones, al concretarse una ocupación, por consideraciones de conciencia, lo cual no redundará en la modificación de su estatuto de no deliberante. 17. Dispondrán de una serie de medios que permitan un uso diferenciado de la fuerza y recibirán adiestramiento para el uso de esos medios. 18. Podrán negarse a cumplir una orden ilegal y además no deben ser sancionados o sancionadas por ello. 19. Deben impedir la victimización de las mujeres y se asegurarán de que no vuelva a producirse como consecuencia de omisiones de la propia policía o de prácticas de aplicación de la ley que no tengan en cuenta la condición específica de la mujer. 84


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20. Tienen la obligación ética de denunciar las violaciones a los derechos humanos que conozcan se hayan producido o que se van a producir. 21. Vigilarán que en todos los procedimiento y actividades de la institución policial se observen los principios de legalidad, necesidad, no discriminación, proporcionalidad y humanidad. 22. No deben discriminar por motivos de raza, sexo, religión, idioma, color, opinión política, origen nacional, posición económica o cualquier otra índole. 23. Aplicarán medidas para proteger los derechos y la condición especial de la mujer, en particular de las mujeres embarazadas y las madres lactantes, los niños y los jóvenes, los enfermos y las personas de edad u otras personas que necesiten un trato especial, de conformidad con las normas internacionales de derechos humanos. 24. No pueden alegar el acatamiento de órdenes superiores para eludir la responsabilidad en caso de excesos que infrinjan las disposiciones de la presente ley.

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Artículos publicados en la prensa nacional A raíz de la experiencia de formación con las instituciones policiales, la Red de Apoyo comenzó a generar ciertas reflexiones sobre el tema que quisimos hacer públicas y así, Soraya El Achkar , activista y partícipe de la experiencia, se dedicó a escribir algunas reflexiones que hoy queremos recoger en esta sistematización.

Así no se puede garantizar la seguridad ciudadana Salvador Méndez 18 años de edad, estudiante de electricidad en el INCE, el mayor de 3 hermanos y la esperanza de su madre para ayudar con los gastos de casa. Estaba en casa, viendo la tele, como todas las noches, cuando una bala loca, de repente, cruzó por la puerta que estaba abierta y quedó incrustada en su pierna. ¿Qué había pasado? Una bala loca de un policía gatillo alegre. Salvador Méndez, todavía sufre las consecuencias de aquella impericia policial, porque quedó discapacitado. ¿Por qué pasan estas cosas? Es que el policía quiere hacerlo? Quiero seguir creyendo y suponiendo que no es así sino que son “errores”, gajes del oficio dirían algunos. También alegan la presión, la rapidez de los hechos, las circunstancias, el claroscuro, el miedo, los prejuicios, la falta de entrenamiento. Pareciera que los procedimientos son el espacio de entrenamiento y eso sí que es un craso error. Las habilidades se adquieren con la práctica. Todos nosotros sabemos que a manejar, aprendemos manejando, a nadar, aprendemos nadando y entonces suponemos que a disparar, se aprende disparando. Ese es un arte, una capacidad que se tiene y una destreza que se adquiere con el entrenamiento adecuado y continuo. La adquisición de una destreza exige constancia y dedicación y si no... Que lo diga el Gato Galárraga o Rafael Vidal. Un policía debe ser un profesional del tiro y para ello, debe entrenarse, según los expertos, una vez al mes, con, al menos unos 25 tiros y las 87


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policías de los estados que más entrenan tienen una práctica de 12 tiros al año. ¿Qué podemos esperar entonces? En estos últimos años, La Red de Apoyo por la Justicia y la Paz ha facilitado cursos de derechos humanos a oficiales de la policía de los estados y todos los oficiales han asegurado que no reciben entrenamiento continuo después de salir del período de formación. ¿Cómo nos podemos sentir seguros los ciudadanos sabiendo que quien tiene un arma de reglamento, dada por el Estado para protegernos, no tiene entrenamiento permanente que garantice el uso racional del arma de fuego? ¿Cómo puede el Estado garantizar el respeto por los derechos humanos con un policía que no está entrenado para usar el arma de fuego? Se supone que la seguridad debe estar en manos de profesionales en el área y un policía que no recibe entrenamiento de tiro, seguramente actuará sin los criterios exigidos de una disciplina. No es posible garantizar seguridad y respeto por los derechos humanos si la policía no incorpora en la formación continua, el entrenamiento de “tiro”, de modo que se profesionalice el servicio de seguridad. La pregunta obligada es ¿Cómo es que no reciben entrenamiento? ¿Cuál es el problema? La respuesta es simple: no hay presupuesto para eso. Terminados los estudios básicos, entregada el arma de reglamento, lo que queda es ejercer su función de protección y “como vaya viniendo, vamos viendo”. El entrenamiento de tiro supone una inversión en municiones, en conchas, en horas de dedicación que el Estado no ha dispuesto para la policía, asunto que ha atentado contra la profesionalización de la policía y atenta contra cualquier plan de seguridad que se ponga en marcha. Más policías en la calle pero sin entrenamiento es realmente un peligro. Imagínense un funcionario inexperto, sin entrenamiento continuo, usando un arma de guerra automática, ¿quién puede llamar a eso “plan de seguridad”? si se supone que los planes de seguridad deben disminuir los niveles de riesgo. Lamentablemente, un policía sin entrenamiento aumenta los niveles de riesgo, como lo aumenta también el tipo de armas que se compra y se usa. Entrenar debidamente desde los principios de ética policial y parar este negocio, sí que implicaría enseriarse con un 88


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plan de seguridad, aunque se dejen de beneficiar quienes hacen la compra-venta de armamentos. Hemos sabido que hay oficiales de la policía que se entrenan por su cuenta, porque les gusta o les entretiene pero tienen que pagarlo de sus bolsillos y esperar que los funcionarios de las policía asuman el costo del entrenamiento es una ilusión, si consideramos los sueldos que ganan los policías. Los planes de seguridad pasan por reestructurar a las policías y comenzar en serio a profesionalizar el servicio y esto implica invertir recursos para el entrenamiento porque, a mayor entrenamiento mayores posibilidades de bien usar el arma de fuego bajo los principios de proporcionalidad y necesidad. No es posible que esta policía garantice protección a los ciudadanos y mucho menos proteja los derechos humanosmientras no esté altamente capacitada. Que ésta sirva para hacer un llamado a quienes están dirigiendo las policías y a quienes diseñan las políticas generales, para que asuman de una vez, con seriedad, un plan de profesionalización que garantice un serio plan de seguridad que devuelva a la gente la confianza en el sistema y en la policía. “El Universal” fecha: 10/08/00

¡Dios nos cuide! Dios nos cuide! Es la única expresión que nos queda por decir si al Ministro del Interior y Justicia se le ocurre concretar la brillantísima idea de crear una policía nacional con 3000 hombres sacados de entre los reservistas. Realmente se requiere de altos niveles de análisis para comprender las decisiones que el gobierno toma en materia de seguridad ciudadana. Si la Asamblea Nacional aprobó vía constituyente, la creación de una policía nacional de carácter civil, supongo que el espíritu del constituyente es que tengamos una policía cuya estructura responda a organizaciones civiles, con dirigencia civil y sobre todo, de formación civil; entonces ¿cómo es que al Ministro se le ocurre que los reservistas que están entrenados para la guerra desde los valores militaristas, se pueden convertir en policía civil? Es algo esquizofrénico ¿no? 89


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Desde la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz, hemos hecho el esfuerzo por preparar a oficiales de las policías estadales y en cada curso discutimos sobre este asunto del carácter civil, definición que ellos han entendido, reducidamente, como la posibilidad de ser dirigidos por sus mandos naturales, que evidentemente es un derecho, aunque la Guardia Nacional haya puesto muchos “peros”. Sin embargo, el carácter civil es, además un estilo de vida y organización que se construye, se forma y, por ello, es absolutamente necesario cambiar la estructura, los reglamentos internos y especialmente la formación para que se pueda desarrollar un policía cuyos principios básicos de actuación se ajusten a un código de ética civil que no es solamente personal sino institucional y se deje de ver al ciudadano como el enemigo de guerra. Los cuentos de cómo los trataron en la escuela cuando decidieron ser policías o cuando se les envió a la formación como oficiales, son de terror, a pesar que algunas de estas escuelas son dirigidas por policías. Algunos muy atrevidos confiesan como si fuese natural... Me despertaban por las noches a palos. En el Junquito, que por las noches puede llegar a 3 grados la temperatura, más de una vez, nos sacaban en ropa interior o desnudos a las 3 de la madrugada y nos obligaban a meternos en las alcantarillas y además nos bañaban con agua fría. Muchas fueron las veces que tuve que limpiar las botas de un superior, levantarme recién comido y hacer ejercicios forzados, comer de cuclillas, o masturbarme delante de los compañeros. En educación solemos decir que si tratas a una persona con agresión, seguramente su patrón de conducta será violento y la pregunta que nos hacemos inmediatamente es ¿qué se espera de una persona, vale decir en este caso, de un policía que es vejado y permanentemente, maltratado en un período... y que “de formación”? ¿Podemos esperar que este policía respete los derechos humanos cundo a él, se les fueron violados?, ¿Cuál es el mensaje que se le está dando? ¿Qué podemos esperar de este policía cuando se encuentre con los ciudadanos? ¿Cómo pensar que es posible, viable, factible, un plan de seguridad ciudadana desarrollado por policías que no han tenido una percepción de seguridad en su institución sino que, por el contrario, se han formado con violencia y para la violación de los derechos más elementales, para la reacción y no para la pro-acción? 90


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Seguir pensando en planes de seguridad sin considerar una seria reestructuración de la organización interna de las policías y un radical cambio paradigmático en la formación, es seguir pensando que la violencia se resuelve con violencia y ya es un consenso general que eso no funciona así y que, a fuerza de violar los derechos humanos, no consolidaremos el estado de derecho. Entonces, ¿hasta cuándo organizar planes de seguridad sin preparar a los equipos que lo realizarán? Pensar en un plan de seguridad pasa por pensar en quienes van a desarrollar dicho plan y lamentablemente en nuestro caso, quienes son responsables de ejecutar dicho plan no están preparados para manejar los niveles de conflictividad propios de nuestra sociedad y asumir métodos propios de la resolución de conflictos por las vías del diálogo, la negociación, el manejo de información como vía de prevención, sino que están entrenados para reaccionar con violencia. Fueron entrenados para violar los derechos humanos. Eso fue lo que aprendió-vivió en la escuela y esos no son valores de carácter civil. Ya está bueno de improvisar porque nos estamos jugando la vida de personas y comunidades. La seguridad ciudadana es un derecho, ahora consagrado en la Constitución Bolivariana, y ello implica un compromiso del Estado en pensar conjuntamente con la sociedad civil, el modelo de seguridad que queremos y los métodos para lograrlo, además de la policía que necesitamos. Eso no es un asunto exclusivo del Ministro del Interior y Justicia, que de repente se le ocurren ideas tan aberrantes como la de organizar una policía nacional con reservistas; o del vice ministro, que monta redadas comprobadamente ineficientes; del coordinador policial que es un militar paradójicamente o de un gobernador, cuya orden es disparen a matar; o de un alcalde que, por campaña electoral, predica plomo al hampa. Que ésta sirva como una exigencia a quienes están elaborando las políticas y a la próxima Asamblea Nacional de llamar al diálogo y la participación en la construcción del modelo de institución policial que todos necesitamos y no quedarse con propuestas efectistas y populistas viendo a ver cómo las incorporan para salir ganando la partida y quedarse con la mejor tajada. Este es un llamado a que dejen de jugar con la seguridad ciudadana, nuestro derecho humano. “El Universal” fecha: 08/07/00

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El Policía del mes Suena bien. Nadie podría pensar que este sistema de reconocimiento puede distorsionar la carrera policial y la misión de la policía de cumplir y hacer cumplir la ley. Es un sistema que se usa mucho en empresas como Mac´Donalds para animar a la gente a bien hacer su trabajo y que su conducta sirva de ejemplo para otros trabajadores. En ocasiones, también puede ayudar en la escala salarial, según el modelo de evaluación de desempeño que se utilice. Lo cierto es que no suena mal; por el contrario, suena a conducta intachable, a héroe, a servidor, a honorabilidad, suena a bienhechor, a conducta éticamente incuestionable. Se supone que “El policía del mes” es un sistema para recompensar a los policías que han hecho procedimientos que, según algunos, son impecables, ajustados a derecho y han contribuido con el bien común. Pero este cuento no es tan así en las policías nuestras. Nombre del policía del mes: Enrique Escalona. Rango: Sargento mayor de la PM El procedimiento seleccionado: Lucha contra la delincuencia. Modo de proceder: Se enfrentó con ellos y los mató. Eran 5. Ahora bien, Si averiguas un poco más el procedimiento, descubres que el sargento mayor se atrevió a dar la orden a sus subalternos, para que dispararan a un grupo de jóvenes que apenas si estaba patinando una noche decembrina en la plaza de su barrio y que nada tenían que ver con hampa común. Llegaron disparando, los colocaron en el piso, boca abajo, de espaldas y le dispararon. Fue una equivocación, un error o quizás buscaban un procedimiento que fuese seleccionado como el mejor del mes. Cualquier funcionario necesita unos 4 años, aproximadamente, para ascender a un rango superior, pero como toda regla, ésta también tiene sus excepciones. Si un funcionario se gana este reconocimiento del “policía del mes” tres veces al año, logra un ascenso de inmediato. El problema es ¿qué tipo de procedimientos están reconociendo como los mejores del mes? Hemos sabido que la mayoría de los procedimientos escogidos están estrechamente vinculados a la muerte de supuestos delincuentes. Qué pena que se tenga que reconocer sobre la base de la muerte de personas. 92


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Claro que todo funcionario quiere ascender, porque eso implica un aumento salarial, prestigio, la posibilidad de tener más gente bajo sus órdenes, prebendas y esta forma de reconocimiento es una manera mucho más fácil de lograr los ascensos, pero ascender sobre muertos es absolutamente denigrante y que la institución lo permita y promueva es aberrante. Si averiguas un poco más, descubres que el sargento mayor Escalona no tiene la edad ni el tiempo suficiente dentro de la policía como para tener el rango que tiene. ¿Cómo llegó? A fuerza de ganarse el merecido premio del “policía del mes”. A fuerza de procedimientos donde seguro, hay muertos... digo. Delincuentes o no, eso no importa, porque después se inventan los expedientes y como además la sociedad está pidiendo plomo al hampa, es fácil justificar los medios. Es una responsabilidad de todos los ciudadanos vigilar la actitud de todo funcionario de policía y es una responsabilidad exigirles actitudes intachables, que respondan al cumplimiento de la ley, se garantice el respeto a los derechos humanos y se fortalezca el estado de derecho. Somos responsables de la institución policial que tenemos y nos toca denunciar para que el servicio sea óptimo. Yo me pregunto si es posible diseñar un plan de seguridad con una gerencia policial que permite el reconocimiento de procedimientos que no se ajusten a derecho, con procedimientos fuera de la ley. Diseñar un plan de seguridad pasa por replantearse las formas que tienen las instituciones policiales de “Reconocer” el trabajo de sus funcionarios y las formas de evaluar su desempeño, para que los ciudadanos nos sintamos seguros que no saldrán a la calle a “buscar procedimientos” sin considerar los medios y obviando el estado de derecho. Ya está bueno de seguir pensando que la seguridad se consigue con procedimientos donde hay muertos y por ello debe premiarse. La seguridad no puede conseguirse con más muertos. Es absurdo.

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Sirva ésta para hacer un llamado a todos los directores de policías y a todos los jefes de comisarías para que diseñen políticas de altura, procedimientos ajustados a la ley y no sometan a los ciudadanos a la locura de los funcionarios que andan buscando ascenso. “El Universal” fecha: 15/07/00

Discriminación contra las mujeres en la policía De 30 participantes, un promedio de 5, son mujeres, en los cursos que, sobre derechos humanos hemos dado a oficiales de las policías estadales. Cuando preguntamos la razón del pequeño porcentaje, la respuesta es simple: no hay tantas mujeres oficiales. - ¿Por qué no hay mujeres oficiales? - Porque no las seleccionan par hacer el curso de oficiales. - ¿Por qué no las seleccionan para el curso de oficiales? - Porque las mujeres son muy complicadas. - ¿Por qué son muy complicadas? - Porque paren, deben cuidar de los hijos, que si se enferman, que si la llaman del colegio, que si las tareas... piden muchos permisos, además porque a ellas mismas no les gusta hacer el trabajo de calle, que las cambien de un lugar a otro, ni participar en las manifestaciones, ni ser parte de la brigada motorizada. Todavía si sigues preguntando, ¿se discrimina a las mujeres en la institución? - No... Ellas son lo más lindo de nuestra institución. Tenemos brigadas femeninas que se encargan de las requisas a las mujeres y muchas de ellas están en la administración, encargadas de la formación, en las oficinas de atención a la infancia, a las mujeres, en atención al público, porque siempre es bueno que cuando llegues a una institución puedas encontrarte con una cara bonita, sonriente que pueda atenderte debidamente ¿no? Estos son los argumentos que se utilizan para seguir manteniendo una estructura evidentemente discriminatoria, que no favorece el desarrollo integral de las mujeres como policías. A lo interno de las policías, las mujeres no tienen acceso a ciertos espacios, por lo que se piensa es propio de mujeres, diferenciadamente de los hombres y en ese senti94


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do, aparece como normal que las mujeres no participen de espacios de ejercicio de poder, que se les vea y trate como si fueran el adorno de la institución y que las políticas estén diseñadas, atendiendo especialmente las características de los hombres. Hemos sabido que hay instituciones donde la mujer soltera es expulsada por inmoral si queda embarazada de un policía. Si a esta mujer se le ocurre defenderse, el tribunal disciplinario interno estará compuesto por su superior inmediato, que seguramente es un hombre, el inspector general, que seguramente es un hombre y el director general, que seguramente es un hombre y su abogado defensor que también es un policía de la institución y que seguramente será un hombre. ¿Que tal las posibilidades de defensa? Si esta mujer logra mantenerse en la institución, comienza un vía crucis para lograr superar todos los obstáculos para lograr los ascensos en su debido tiempo. Hemos sabido que las mujeres policías, muchas veces, deben someterse a acoso sexual por parte de sus superiores para poder ascender. Hemos sabido de mujeres policías que deben sacrificar su vida familiar para poder asumir cargos importantes; así como la sacrifican los hombres, pero las consecuencias sí son diferentes para hombres y mujeres. Muchas mujeres asumen el rol de los hombres y deben comportarse como los hombres para que puedan ser asignadas a cargos de dirección y eso sí que es lamentable, porque somos evidentemente diferentes.. Alguna mujer policía nos ha confesado que la única manera de llegar a puestos de dirección es mantenerse soltera y sin hijos, para que no pongan obstáculos para lograr los ascensos, la designación de cargos importantes, la formación continua, la participación en espacios de toma de decisión sobre las políticas institucionales. No creo que ninguna institución pueda fortalecer un estado de derecho si a lo interno vivencia las más profundas 95


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contradicciones. Ninguna institución puede garantizar seguridad si sus principios están basados en la discriminación. La situación de las mujeres en nuestra sociedad es el resultado de las relaciones estructurales de poder establecidas entre hombres y mujeres, además del rol que se les ha asignado a ambos y esto sí que es un asunto político. No privado, como se ha pretendido saber, como para que no se creen políticas y se legisle en la materia y por ello, las instituciones deben generar directrices para el desarrollo de hombres y mujeres por igual, desde la comprensión que somos igualmente diferentes. Las mujeres y hombres viven en condiciones distintas y desiguales que producen necesidades diferenciadas, y las políticas, los programas, las medidas asumidas, por lo tanto, no pueden se neutrales, porque producen efectos discriminatorios contra las mujeres, porque en su formulación, lo masculino sigue siendo el parámetro de lo normal, lo común, Además pretenden que las mujeres se igualen a los hombres y eso no tiene sentido. El reto es eliminar lo masculino como paradigma de la igualdad. Eso significa que toca reestructurar las policías en sus políticas institucionales, estructura organizativa, métodos de trabajo, toma de decisiones para favorecer la democratización en las relaciones laborales, propiciar la justicia social y crear las condiciones necesarias de equidad que permitan el pleno ejercicio de los derechos y libertades fundamentales. Que esta reflexión sirva para que, quienes dirigen las instituciones policiales, asuman una actitud de compromiso con la inclusión de la perspectiva de género en la estructura, legislación y formación de la policía. Ya está bueno de discriminación. Necesitamos coherencia y consistencia en los planes de seguridad. “El Universal” fecha: 17/08/00

Algunas Reflexiones sobre seguridad ciudadana... ¿Sabía usted que en la mayoría de las instituciones policiales no es tan fácil que un oficial se tome las vacaciones? Las vacaciones son asignadas arbitrariamente y según los criterios del director de turno. Tú te vas esta semana tres días y tú te vas la semana que viene 5 días... es una orden, 96


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no un derecho ejercido. En los cursos de derechos humanos con la policía, auspiciados por la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz, nos hemos encontrado con oficiales que tienen hasta 6 años sin tomarse unas vacaciones y no ha sido por falta de solicitud. Pero tampoco insisten mucho en tomárselas porque les serruchan el puesto, los etiquetan como flojos y los van relegando dentro de la institución. La verdad es que yo no puedo imaginar cómo aguantan. Todos necesitamos descansar para rendir bien en nuestro trabajo y hacerlo con gusto. Más aún, si se trata de un trabajo de tan alto riesgo como el ejercicio policial. Pensar que los ciudadanos estamos en manos de unos funcionarios que tienen 5 años trabajando corrido es como para asustarse. De plano podríamos asegurar que ningún plan de seguridad puede garantizarse con un personal acumulando años de cansancio. Toda gerencia moderna, que pretenda ser exitosa, debe garantizar que sus trabajadores estén en óptimas condiciones para asegurar el fiel cumplimiento de la misión. ¿Sabía usted que para que un oficial de policía estudie una carrera adicional casi debe hacerlo clandestinamente porque le hacen la vida imposible? Nos hemos topado con funcionarios que están estudiando administración o derecho, haciendo mucho esfuerzo porque los horarios son muy complicados y estudiar después de haber estado 24 horas trabajando es cuesta arriba. Estos funcionarios estudian a pesar de la institución y de sus superiores, quienes no facilitan las posibilidades sino que, por el contrario, le asignan más trabajo que el corriente, les llaman vagos cuando estudian en sus ratos libres, los rotan y cambian de residencia con mucha frecuencia, no les dan permiso para presentar exámenes si están de guardia. Supongo que un plan de seguridad serio pasa porque sea llevado a cabo por personal altamente cualificado en distintas áreas y especialmente la policial y la pregunta que me hago de inmediato es ¿cómo se logrará tener una policía profesionalizada si no es política de la institución facilitar las posibilidades de preparación académica de los funcionarios? Para todo el mundo es un consenso que la educación es una vía de desarrollo. ¿Por qué no se diseñan políticas educativas, entonces? 97


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¿Sabía usted que la mayoría de los funcionarios de policía no tiene un seguro de vida ni para ellos ni para su familia? ¿Que loco no? Esta es una profesión de alto riesgo y se supone que el estado debe garantizar las condiciones para que sus trabajadores desempeñen su labor con tranquilidad; sin embargo, los funcionarios de policías deben salir a la calle a enfrentar todo riesgo, porque además así se lo exige la sociedad sin que el Estado les proteja en sus más elementales derechos. ¿Pero quién reclama? ¿Cómo se puede reclamar? Si los funcionarios intentan organizarse y reclamar de forma colectiva, les acusan de insubordinación y pueden ser expulsados por auspiciar levantamientos. La sociedad no reclama al Estado que garantice los derechos del policía porque no siente que sea un bien público, no la siente como propia y no le interesa lo que con ella pase. ¿Cómo puede el Estado garantizar un plan de seguridad para los ciudadanos si no garantiza seguridad a los funcionarios encargados de velar por el plan de protección? Pensar en un serio plan de seguridad, exige pensar en la seguridad de quienes lo ejecutan. Ya está bueno de seguir pensando que es posible elaborar planes de seguridad sin pensar seriamente en reestructurar las instituciones policiales. Con la reforma que hubo del Estado, la única institución que no se tocó, fue la policía. ¿Por qué? Creo que ya es hora de comenzar a revisar qué policía queremos y cómo queremos que funcione y para adelantar la discusión, ya podemos asegurar que una policía que no garantice los derechos humanos del policía no puede garantizar la protección de los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos. No basta con que esté consagrado el derecho a la seguridad en la nueva Constitución Bolivariana, es necesario crear las condiciones legislativas, educativas, estructurales, gerenciales que permitan desarrollar instituciones policiales ajustadas a los principios de ética civil y es una responsabilidad de toda la sociedad participar en la construcción de estas nuevas instituciones. “El Universal” fecha: 10/08/00 98


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Sistema de corrupción Con una policía corrupta no se puede garantizar la seguridad ciudadana. Con una dirección que se queda con un 10% de las comisiones de las compras hechas, para darle una tajadita al jefe de logística y otra tajadita al jefe de compras, para que se mantengan silenciados, es imposible organizar una policía que garantice el cumplimiento de la ley y el estado de derecho. Todos sabemos que más de la mitad de los funcionarios de una institución cumplen servicios que no son propios de la policía y no corresponde al Estado costear los gastos. Se sabe de ex gobernadores que, terminada sus funciones, se han llevado a funcionarios de la policía para que sigan bajo sus servicios y cada quincena van al comando a cobrar. Después se atreven, públicamente, a pedir más funcionarios porque no son suficientes. Señores directores, recojan a sus funcionarios y dignifiquen su trabajo. El PAP significa: patrulla a pie. Esos funcionarios que vemos por las calles, que nos parecen que están cuidando a la gente, pues están contratados, prácticamente, por los dueños de los locales comerciales quienes pagan al supervisor del PAP con una tarifa que está tasada: cobran el sueldo de un policía para darle un poquito a los funcionarios, otro poco para el supervisor, otro para el comandante de la zona y éste le da a quien lo nombró comandante, que generalmente es el sub-director. La matraca funciona igual. Los funcionarios le piden a los buhoneros unos dos mil bolívares por semana, por puesto y de ese dinero se beneficia el policía, los encargados de la sub-comisaría, el comandante de la comisaría, el sub-director y el director de la policía. Todos se benefician de la economía informal. Una se pregunta ¿será posible confiar en esa policía? Será posible diseñar un plan de seguridad con un policía y toda una institución que genera una cultura de corrupción? ¿Cuántos casos no hemos conocido de gente que es detenida por robo o con droga y es liberada con ofrecer algo de dinero a los funcionarios que efectuaron la detención? Los funcionarios no tienen idea que están debilitando un siste99


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ma de administración de justicia, que están promoviendo la delincuencia. Yo supongo que sí lo saben, pero el beneficio es mayor. Es sabido por todos que hay convenios entre los grupos organizados que roban carros o que trafican con droga, porque uno se pregunta por dónde entra la droga a Caracas o por dónde salen los vehículos robados? Es muy fácil!! No se montan alcabalas cuando van a pasar y así nadie vio, nadie oyó, nadie detuvo in fraganti y el plan de seguridad sigue funcionando. ¿Cómo se puede garantizar seguridad si los funcionarios también son unos delincuentes? Estamos esperando que sean los delincuentes quienes garanticen seguridad ciudadana? Sabemos de funcionarios que, además del trabajo de la policía, tienen otro más y eso no parece mal pero el problema es que los horarios son los mismos y por ende no pudieran estar en los dos al mismo tiempo. Así que se ponen de acuerdo con sus jefecitos para que les cubran las espaldas. Solo aparecen los días de cobro para retirar su cheque en la Policía y de eso darle a los jefecitos por el silencio de los cómplices. Se sabe de ex comandantes de la policía que cuando cesan sus funciones, se llevan los carros de la policía. Esos carros que no están identificados, pero que fueron comprados con dinero de la policía para desarrollar los planes de seguridad ciudadana. Sabemos que hay agentes de policía que no son agentes de policía. Es decir, están contratados como agentes de policía pero no han hecho curso de agentes y trabajan en otras cosas dentro de la policía. Son cargos que se fueron dando por compromisos políticos. Con este panorama, ¿será que podemos creer en la posibilidad de contar con una policía capaz de desarrollar algún plan de seguridad ciudadana planificado por el Vice Ministerio de Seguridad Ciudadana? No podemos seguir confiando en un plan de seguridad que no contemple un serio cambio estructural a lo interno de las policías, una seria depuración y la creación de mecanismos de control que puedan garantizar una policía de altura, una policía que se dedique a la labor profesional que implica la seguridad ciu100


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dadana. Tómense en serio este problema que exige profesionalismo y profesionales de altura. Por otra parte quiero hacer un llamado a los ciudadanos porque también tenemos una responsabilidad en todo esta situación, en tanto que lo permitimos, lo vemos como normal, lo silenciamos, no lo denunciamos, lo avalamos con nuestro aporte. Lograr tener una policía digna, respetuosa de los derechos humanos es una responsabilidad de todos, denunciar los actos de corrupción y no convertirnos en cómplices es comenzar a generar un sistema policial confiable. “El Universal” fecha: 22/08/00

Se Busca un director para la PM Se busca un director tenaz para dinamizar un proceso de reestructuración de la PM, creativo en la gerencia, que no le tiemble el pulso a la hora de sancionar las violaciones a los derechos humanos, valiente para asumir los errores y emprender nuevas formas de trabajar y relacionarse, intolerante con la corrupción policial, sencillo para que la gente pueda conversar con él de sus problemas, profesional en la administración y gerencia de la institución, serio en las relaciones políticas, contundente en las medidas preventivas, esencialmente civilista, democrático en la toma de decisiones, preocupado por las condiciones laborales de sus funcionarios, honesto a toda prueba, empecinado en la formación integral de sus trabajadores, arriesgado para cambiar todo reglamento interno que afecte la dignidad humana. Respetuoso de la ley y justo en sus decisiones. Se busca un director que sea de la propia institución, un funcionario de la policía, no traído de afuera, no sacado debajo de la manga de cualquier político. Un policía que quiera su institución, que se haya formado en ella, que tenga sentido de pertenencia y que quiera reivindicar las relaciones entre la institución y la comunidad. Una persona que haya hecho carrera policial honestamente y haya ascendido en el tiempo correspondiente, sin los procedimientos irregulares que se suelen utilizar, que esté cualificado para el servicio de alta gerencia policial por el dominio teórico - práctico en el campo de la planificación estratégica, la economía, la educación, el derecho, las ciencias policiales y la defensa nacional. Un policía que, 101


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durante su carrera haya tenido una conducta intachable y que sea modelo para otros muchos funcionarios. Se busca un director para la PM que sea capaz de priorizar la seguridad ciudadana, que asuma la responsabilidad de garantizar el libre ejercicio de los derechos y libertades fundamentales y que se las juegue a la paz. Un director que priorice el trabajo comunitario y un serio servicio de inteligencia antes que la represión generalizada. Un director empeñado en cumplir y hacer cumplir la ley y por ello, obstinado en el conocimiento de la ley y de todos los compromisos de la policía con la comunidad internacional en el campo de los derechos humanos. Se busca un director que pueda poner punto final a la matraca policial, los abusos de poder, la tortura, los procedimientos arbitrarios, las ejecuciones, los mecanismos de impunidad, el reclutamiento forzado, las complicidades con los remates de caballo, el narcotráfico y la distribución y venta de armamentos; de modo que la comunidad pueda creer en la institución y confiar en sus trabajadores. Se busca un director con guáramo para no aceptar privilegios, que no se crea el cuento del poder, que sepa manejar los conflictos, que represente siempre los intereses de los colectivos y que no le de miedo decir la verdad. Se busca un funcionario de la Policía Metropolitana de Caracas que se entienda a sí mismo como servidor público y garante de la dignidad humana y, además, que quiera asumir una actitud de compromiso con los cambios tan necesarios, porque suponemos que no será fácil cambiar los procedimientos, las actitudes, la estructura, los reglamentos, las formas de relacionarse, toda una cultura organizacional de la policía. Hay que reinventarse una institución encargada de velar por la seguridad ciudadana, así que se requiere de una persona que no le tenga miedo al trabajo ni a las resistencias propias de todo cambio. Se busca un director que quiera el cargo no por los reales, sino porque cree que es posible soñar con una policía digna del ahora Distrito Metropolitano. Pero.... también se busca al Alcalde Mayor que prometió una policía de carácter civil, dirigida por sus mandos naturales. Si alguna persona lo ve, por favor, díganle que no tenga miedo, que estamos esperando por su decisión. Que escoja al 102


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mejor funcionario de la policía y lo nombre, de una vez por todas, como director de la Policía Metropolitana de Caracas. Desde la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz y el llanto de muchas madres y padres cuyos hijos han sido asesinados por funcionarios de la Policía Metropolitana de Caracas en estos 15 años que llevamos haciendo defensa y promoción de los derechos humanos, le pedimos señor Alcalde, que cumpla con su promesa y tome la decisión ya. “El Universal” fecha: 11/10/00

En nombre de Dios, pongan su cargo a la orden Cédula y contra la pared!! Después de los golpes, me esposaron, me montaron a patadas en la patrulla y me llevaron al módulo donde me encerraron toda la noche porque era sospechoso... no se de qué? Al día siguiente me soltaron y dijeron que era una equivocación. Así lo declara Alí Ramírez, joven de 21 años de edad cuyo único delito, al parecer es ser negro y vivir en un barrio de Caracas o mejor dicho, ser pobre. Ese ha sido el comportamiento de la Policía Metropolitana de Caracas durante estos últimos 30 años. Las premisas parecieran ser: Existe un enemigo interno al que hay que buscar y acabar. Los ciudadanos son el enemigo de la guerra y hay que combatirlos. Todos los pobres son delincuentes. Todos los hombres entre 18 y 28 años son potencialmente delincuentes. Dispara primero y averigua después. Estamos en una guerra contra el hampa. Pareciera que las órdenes y los planes de seguridad ciudadana giran en torno a una guerra, a estrategias militares y éso, definitivamente no ha dado resultado porque cada día es peor. ¿No será que tenemos que cambiar a quienes han dirigido las policías? La Guardia Nacional debe reconocer que en estos 30 años que tiene dirigiendo la Policía Metropolitana de Caracas no ha logrado organizar una policía capaz de prevenir el delito, crear mecanismos de inteligencia, promover trabajo comuni103


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tario, garantizar la protección de los bienes, incentivar la participación ciudadana y la organización de los sectores populares, desmantelar los mecanismos de tráfico de vehículos, armamentos y droga. La policía no ha podido controlar el orden público sin que haya personas arbitrariamente detenidas, maltratadas y asesinadas. Tampoco ha podido capacitar al personal para que use adecuadamente su arma de reglamento, ni ha podido controlar la corrupción a lo interno de la institución, por el contrario, tiene mecanismos que la promueven. No ha podido ejercer sus funciones sin cometer actos ilegales y por ello la tortura es una práctica sistemática. Tampoco ha podido proteger la dignidad humana del detenido, ni han servido a la comunidad como es debido. La policía no ha logrado diseñar planes de seguridad integral donde la prevención sea el eje central de intervención. La policía ni siquiera garantiza los derechos de sus policías y muchos de ellos son víctimas de la misma institución. La Policía Metropolitana de Caracas no ha podido, definitivamente, convertirse en una institución seria que garantice la seguridad ciudadana... Entonces por que la insistencia de permanecer en su dirección? Cuál es el interés? Qué van a perder? A qué le temen? Les toca renunciar, por ética, por compromiso; por dignidad deberían renunciar y no darle tantas vueltas y esperar que el Alcalde Mayor, como corresponde, tome la decisión.

En nombre de Dios, les rogamos, pongan su cargo a la orden Necesitamos que sean civiles quienes dirijan nuestra policía. Es un derecho de los funcionarios de carrera y es un derecho de toda la comunidad. No queremos premisas, políticas ni estrategias militares en la policía civil. Eso no ha dado resultado. Necesitamos que la Policía Metropolitana de Caracas comience el proceso de convertirse en una policía Civil y decimos “proceso” porque estamos seguros que no basta con que sea dirigida por un civil. Hace falta que la formación, la estructura y los códigos se ajusten a los principios de una policía civil, cuyo fin ético primordial sea el servicio comunitario y la protección a la dignidad humana. Ya nadie se cree el cuento que no hay gente preparada, que no están dadas las condiciones, que será el caos de la ciudad, que estaremos desprotegidos. Ya nadie se cree el cuento que es necesario que la Guardia Nacional se mantenga al frente violando el 104


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mandato de la Constitución Bolivariana, que ordena una policía de carácter civil. Estos 30 años han sido suficientes para crear el verdadero caos y sembrar el terror en quienes vivimos en este, ahora llamado, Distrito Metropolitano. Así que señores de la Guardia Nacional, en nombre de Dios, les rogamos que pongan su cargo a la orden y dejen que sea un civil el que dirija nuestra policía, para que se comience un proceso de formación y reestructuración tan necesaria para lograr una policía digna que respete y proteja los derechos humanos de todos y todas. “El Universal” fecha: 01/09/00

Ver para creer Desde la Red de Apoyo celebramos que el Alcalde de la ciudad de Caracas haya nombrado a los nuevos directores de la Policía Metropolitana de Caracas, de entre sus funcionarios. Una policía civil y dirigida por sus mandos naturales era una exigencia ética que desde hace muchos años, la democracia le debía a toda la comunidad. La ciudad de Caracas se merece una policía capaz de entenderse a sí misma como servicio público y a los ciudadanos, no como el enemigo de la guerra sino como sujetos de derechos, preparada para diseñar sistemas de seguridad ciudadana que efectivamente garanticen el derecho de vivir en paz. Desde la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz, celebramos que estén en la dirección de la PM funcionarios de carrera y tenemos las esperanzas puestas en este proceso, que han comenzado reconociendo que la estructura organizativa no responde a las necesidades de la ciudad ni de la institución, que la corrupción y los hechos delictivos no son ajenos a las prácticas policiales, que los reglamentos internos atentan contra la dignidad humana, que se han permitido las violaciones a los derechos humanos y que no se ha sancionado a los responsables sino, por el contrario, se han favorecido, que la seguridad ciudadana es algo más que el despliegue escandaloso de miles de funcionarios uniformados en la calle, que la formación ha sido militarizada y que, por lo tanto, hay que hacer cambios en todas las esferas. Realmente hay que tener coraje para ver los errores y caminar por encima de ellos con la idea de superarlos. 105


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Sabemos que los procesos de cambio son complejos y requieren de tiempo para madurar una nueva cultura organizacional, sobre todo en la PM cuya historia está marcada por las violaciones a los derechos humanos y por eso es tan difícil creer que es posible pensarse una policía diferente, quizás toca decir: ver para creer. La comunidad de Caracas necesita ver para creer Que la policía efectivamente está trabajando para garantizar la seguridad de todas las personas. Que es un servicio público, de protección, encargados de cumplir y hacer cumplir la ley. Que se identificarán, de manera que el afectado pueda reconocerlos por su nombre o número de identidad. Que acudirán a medios no violentos, en principio como, la estrategia por excelencia y usarán su arma de reglamento sólo cuando sea estrictamente necesario y respetando los principios de legalidad, proporcionalidad y necesidad. Que la prevención será el norte y no responderán a políticas represivas, creyendo que es una manera de resolver el problema de la inseguridad. Que se empeñan en un trabajo comunitario serio, no para promover la distribución de armas y consumo de droga sino para favorecer la organización que dignifica. Que tratarán dignamente y con respeto a toda persona bajo su custodia, a las víctimas y los testigos. Que asegurarán plena protección de la salud de las personas bajo su custodia y, en particular, tomarán las medidas inmediatas para proporcionar atención médica cuando ello sea preciso. Que podrán negarse a cumplir una orden ilegal y no serán sancionados por ello. Que, por obligación ética, denunciarán las violaciones a los derechos humanos que conozcan se hayan producido o que se van a producir. Que aplicarán medidas para proteger los derechos y la condición especial de la mujer, en particular de las mujeres embarazadas y las madres lactantes, los niños y los jóvenes, los enfermos y las personas de edad u otras personas que necesiten un trato especial, de conformidad con las normas internacionales de derechos humanos. Que no victimizarán a las mujeres, a los jóvenes, a los pobres, a los negros, a las trabajadoras sexuales, a los niños trabajadores y de la calle. 106


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Que pondrán, de inmediato, a la orden de las autoridades competentes, a los funcionarios incursos en violaciones a los derechos humanos y que no los protegerán con los típicos mecanismos de impunidad, que durante años han operado. Que la formación es de carácter civil, forjadora de personas autónomas, críticas, proactivas y líderes comunitarios. Desde la Red de Apoyo, estamos seguros que, aunque es un primer paso, no basta con tener una dirección de la Policía que sea civil, de sus mandos naturales, es necesario una dirección que conduzca con criterios éticos, democráticos, justos, que con firmeza promueva los cambios tan necesarios, porque la credibilidad se impone más que con el discurso, con los hechos. Estamos seguros que no basta con el firme propósito de la institución de cambiar sin la participación de todos los ciudadanos y ciudadanas que vigilen, controlen, denuncien las actuaciones irregulares de los funcionarios de su cuadra, de su comunidad. Es urgente que nos convirtamos en guardianes de los policías y que en franca confrontación, podamos decirle a la nueva dirección, creemos porque hemos visto o todo lo contrario. “El Universal” fecha: 23/11/00

Un ser sin estudio es un policía Un hombre sin estudio es un ser incompleto, decía el Libertador Simón Bolívar y en un graffiti pintado en alguna pared de la ciudad de Caracas fue sustituida por otra, un tanto más popular, que intenta interpretar un fenómeno de la vida cotidiana: Un ser sin estudio es un policía. Y lo ratifican las políticas de los gobiernos y directores de instituciones policiales que creen que cualquier persona puede ser policía, que se puede entrenar a los funcionarios para garantizar seguridad ciudadana en una charla de tres días, que la formación de actitudes, de sentido de pertenencia con la institución, de compromiso con la seguridad, es instantánea. Cualquier docente serio sabe que la formación de una persona requiere de un proceso y el proceso necesariamente pasa por tener tiempo. No se puede formar a un policía, entregarle un arma de reglamento para que la bien use, un uniforme para cumplir y hacer cumplir la ley, una credencial que le da autoridad en un simple curso de 6 ó 4 meses. Imposible pensar que, en ese tiempo, se puede preparar 107


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para cumplir la misión de proteger la seguridad y garantizar el respeto a los derechos humanos. Por muchos planes de seguridad ciudadana que se diseñen, no se pueden poner en marcha si no se cuenta con el personal capacitado y altamente entrenado. Un plan de seguridad requiere, necesariamente, de un equipo de profesionales para poder salir de este atolladero en el que nos han metido las medidas desesperadas. El secretario de seguridad de la Alcaldía Mayor, Iván Simonovis, en una declaración publicada en este mismo periódico, el día 17 de este mes, a propósito de dos funcionarios de la PM que hirieron a tres personas en un intento de perseguir y detener a unos delincuentes, declara que “ningún funcionario policial puede abrir fuego si no tiene su objetivo claramente identificado. Esto ocurre por falta de entrenamiento.” Todos, absolutamente todos los sectores de la sociedad coinciden en que necesitamos más y mejor educación para todos y todas sin excepción y sobre esta premisa, que además es un derecho, yo me pregunto: ¿cómo es que el Alcalde Alfredo Peña, su secretario de Seguridad y el director de la Policía Metropolitana de Caracas el profesor Henrry Vivas, promueven, avalan, permiten planes para formar policías en 6 meses ó 4 quizás. Menos y peor educación para la policía encargada de velar por la seguridad ciudadana. ¡Dios nos cuide porque ellos no podrán hacerlo, aunque quieran! La Policía Metropolitana de Caracas había logrado que los aspirantes a policías cursaran un año de estudios y ese año, equivalía a dos semestres del Técnico Superior en Policía Preventiva, el cual podían continuar después, estando en la calle. ¿Por qué retroceder? ¿Hasta cuándo medidas efectistas que no garantizan la vida y la seguridad personal ni favorecen una cultura de respeto a los derechos humanos? ¿Hasta cuándo dirigentes y directores de policía que pretenden sacudirse el problema con más policías en la calle? Hay que repetirlo muchas veces: no se trata de más, sino de mejores policías. Dicen que la ignorancia es atrevida, así que desde la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz, pedimos, imploramos, exigimos en nombre de Dios y del pueblo que no sean tan atrevidos y que recuperen la cordura. La seguridad ciudadana 108


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requiere de profesionales y los profesionales no se hacen en 6 ó 4 meses de formación. “El Universal” fecha: 28/03/01

¿Para qué una Policía Nacional? Todos estamos de acuerdo en una cosa: “los servicios de policía preventiva son un desastre”. El diagnóstico hecho desde diferentes sectores de la sociedad coincide en señalar que los cuerpos uniformados tienen una tremenda incapacidad de dar respuestas efectivas al problema de la seguridad ciudadana; no han logrado establecer mecanismos de coordinación entre sí; hay una excesiva injerencia de los partidos políticos en la conducción de las instituciones; faltan recursos para dotar, preparar y sostener programas de entrenamiento; sus funcionarios no están capacitados para las exigencias de su labor; la organización interna carece de mecanismos de rendición de cuentas y de control externo, las condiciones de trabajo son precarias; los reglamentos internos están fuera de la legalidad, violando los más elementales derechos del policía. En una cosa estamos todos de acuerdo: el Estado ha fracasado en la configuración de un servicio de policía preventiva que responda a las demandas de seguridad ciudadana, pero, cómo remediar el entuerto? ¿Con otro Cuerpo Uniformado de Policía? ¿Para qué más instituciones si no hemos podido resolver el problema con las que tenemos? La Constitución del 99 ordena la organización del Cuerpo Uniformado y organizar no es crear sino ordenar lo que tenemos. Este fue el espíritu del Constituyente y muchos parlamentarios de hoy, son testigo de esta afirmación. Con este mandato, creyendo en la participación ciudadana y asumiendo el compromiso ético, después de 15 años denunciando violaciones a los derechos humanos junto a los familiares de las víctimas de abusos policiales y militares, la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz, conjuntamente con otras 24 organizaciones de derechos humanos y muchos policías a nivel nacional, propusimos, desde un anteproyecto de ley presentado por iniciativa popular, con el aval de 20 mil firmas recogidas en todo el país, que se unificaran los crite109


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rios en relación a los principios básicos de actuación, según los parámetros de Naciones Unidas, unificar el régimen financiero, educativo, disciplinario, de carrera y el régimen de previsión social, con la idea de ordenar el desastre que durante años se ha ido consolidando y que no ha permitido desarrollar instituciones al servicio de los ciudadanos. La propuesta fue introducida en noviembre del año pasado y no es, sino hasta junio de este año cuando se hace la presentación formal ante la Comisión de Política Interior, aunque ya habíamos estado discutiendo el asunto con la sub-comisión de asuntos policiales. Nos preocupa la demora, pero más nos preocupa que la discusión esté centrada en la creación de un nuevo cuerpo uniformado de carácter nacional, con funciones, por lo menos en el papel, relativo a la prevención. Desde la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz hacemos un llamado a la Asamblea Nacional para que discutamos con expertos en el tema, que dialoguemos las propuestas con Naciones Unidas, que veamos las experiencias de otros países latinoamericanos, que escuchemos las voces de los policías en los estados y en los municipios, que lo discutamos con alcaldes y gobernadores. En fin, que se haga YA una agenda de discusiones y mesas de trabajo con amplia participación donde se puedan recoger las principales propuestas para la elaboración de una ley que responda a las necesidades del diagnóstico inicialmente presentado. No podemos seguir esperando!! “El Universal” fecha: 04/08/00

Peligro: la Asamblea Nacional legisla Desde noviembre del año pasado, la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz viene participando en el proceso de elaboración de la ley que organiza el cuerpo uniformado de policía nacional, porque presentó una propuesta de ley por iniciativa popular y hoy, después de 7 meses, queremos, con toda responsabilidad, advertir algunos peligros que afectan el proceso de elaboración de la ley.

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Primer peligro No está lista la ley de seguridad ciudadana. Le compete al Ejecutivo, por ley habilitante, elaborar la ley orgánica de seguridad ciudadana que es la ley marco para la ley que organiza el cuerpo uniformado de policía nacional, la cual se está discutiendo sin considerar la primera. Esa ley no está lista, pero tampoco sabemos dónde se discute, en qué estado está la discusión, quién está trabajándola. Segundo peligro El Poder Legislativo supeditado al Poder Ejecutivo. Muchas de las discusiones se han parado porque deben ser consultadas con el Ejecutivo y la razón que dan es, que en definitiva, quien debe ejecutar la ley, debe participar de la elaboración por aquello de la viabilidad política y económica; sin embargo advertimos que se puede estar debilitando el sistema democrático en tanto no hay control entre los poderes. Tercer peligro Sin experticia ni organización. No se pide que todos los diputados sepan de todo, por eso es necesario que haya expertos en los temas a legislar. En ese sentido, la Ley que organiza el cuerpo uniformado no ha contado con especialistas en el área de policías, pero tampoco ha contado con un proceso organizado, expedito, sistematizado, donde se recojan las voces de gente que durante años ha estudiado el problema de los servicios de policías, las preocupaciones de los gobernadores, alcaldes y de los mismos policías a nivel nacional. Cuarto peligro No asumir responsabilidades con el tiempo. Por mandato constitucional, la Asamblea Nacional debería tener lista la ley que organiza el cuerpo uniformado de policía nacional para julio de este año, es decir, al término de su primer año. Sin embargo, no está lista y se mantiene la discusión. Era imposible tenerla lista en el tiempo porque no se planificó nunca un proceso de discusión, de consultas, de debates que pudieran dar paso a una propuesta coherente y de consenso con los protagonistas.

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Quinto peligro Tendencia a la centralización. En un estado federal, no podemos acudir a modelos centralistas que responden a estados unitarios, según los expertos. De modo que la pretensión de crear un nuevo cuerpo uniformado de carácter nacional, para hacer labores preventivas no tiene sentido porque para eso están las policías estadales y municipales con la diferenciación de competencias que es necesario regular. Pero tampoco tiene sentido que, en el afán de ponerle fin a la anarquía de los servicios de policías, se pretenda centralizar de tal forma que no se facilite la organización y la administración de los recursos. Desde la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz y en nombre de los familiares de las víctimas de abusos policiales y militares y de muchos policías que nos han acompañado en este debate, hacemos un llamado de atención a la Asamblea Nacional para que revise el proceso y discutamos abiertamente nuestras posiciones, pero también hacemos un llamado a todos los policías de este país y a la sociedad en general, para que se incorpore al diálogo porque la ley del cuerpo uniformado de policía nacional debe ser una preocupación de todos y todas, en tanto está regulando un servicio de carácter público y comunitario. No publicado.

Feliz Día del policía El día del maestro, los chamos le llevan regalitos a su maestra querida, el día de la madre se celebra en todo el mundo pero, el día del policía, quién lo celebra además del policía? No debería celebrarlo la sociedad toda? La pregunta que me hago es por qué las comunidades, los empresarios, los estudiantes, las asociaciones de vecinos no celebran el día del policía? Pero hoy, en el día del policía, no me quiero detener en la respuesta que puede sonar impertinente si queremos felicitar; por el contrario, quiero honrar, en este día a aquellos policías venezolanos que han dado testimonio de servidores públicos y a quienes hemos conocido a lo largo de nuestro quehacer en la defensa y promoción de los derechos humanos desde la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz. Feliz día al policía que un día negoció con los manifestantes durante más de 6 horas, pero no los desalojó haciendo uso 112


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desproporcional de la fuerza, como le habían ordenado sus superiores, convirtiéndose así, en un objetor de conciencia. Feliz día al policía que empeñado en promover los derechos humanos a lo interno de la institución, hizo uso del “control maestro” para difundir la Declaración Universal y el Código de Ética para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley. Feliz día al policía que un día reconoció que había violado los derechos humanos de los estudiantes en la academia, abusando de su poder y está empeñado en que nunca más se produzcan los tratos denigrantes. Feliz día al policía que empeñado en reestructurar su institución, se dedicó a elaborar un nuevo reglamento interno que protegiera la labor del policía y se incorporaran mecanismos de control externo. Feliz día al policía que, a pesar de las órdenes de sus superiores de no estudiar, hacen el empeño a escondidas y siguen otras carreras universitarias. Feliz día al policía que, a pesar de la oportunidad, no se dejó sobornar, ni vendió su conciencia por beneficios personales. Feliz día al policía que, en un procedimiento policial, le tuvo que enseñar al juez y al fiscal lo señalado en los pactos internacionales de protección a los derechos humanos para que no abusaran de sus funciones. Feliz día al policía que, a pesar de todas las dificultades que le presentó la institución, se empeñó en hacer un proceso de multiplicación con sus subalternos, del curso recibido en el campo de los derechos humanos. Feliz día a las mujeres policías que son discriminadas dentro de la institución y que sin embargo, siguen luchando por visibilizarse. Feliz día al policía que cuando le delegaron la responsabilidad del centro de reclusión, lo primero que hizo, fue colocar en la pared, las normas de Naciones Unidas en relación al trato que se le debe dar a los reclusos y al primero que las ignoró, golpeando a un detenido, no dudó en abrirle un proceso disciplinario.

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Feliz día al policía que a pesar de no poder asociarse para defender sus derechos, sigue haciendo el trabajo político a escondidas, para garantizar un marco jurídico que dignifique su labor. Feliz día al policía que se atrevió a sugerir, aunque sin muchos resultados, que se cambiara el orden cerrado por juegos cooperativos para favorecer el trabajo coordinado y el sentido de grupo. Feliz día al policía que se empeña en la desmilitarización de su institución en todas las esferas y no cree que porque ya no la dirigen militares, se acabaron los esquemas castrenses. Desde la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz queremos felicitar a todos los policías, mujeres y hombres que creen que es posible una institución que garantice la seguridad ciudadana, respetando los derechos humanos. Feliz día del policía. No publicado.

La PM patrimonio histórico de la ciudad ¿A quién se le ocurre? Hace unos días leímos con asombro en la prensa nacional que el Cabildo Metropolitano convirtió a la Policía Metropolitana de Caracas en Patrimonio Histórico de la Ciudad. “Parece Macondo en 100 años de soledad”. ¿A quién se le ocurre nombrar Patrimonio de la ciudad a una institución que se ha caracterizado por cometer innumerables violaciones a los derechos humanos, que ha sido cómplice con los remates de caballo, el narcotráfico, el robo de vehículos, la distribución? ¿A quién se le ocurre pensar que los funcionarios de la policía han hecho de su institución un organismo incapaz de matraca, de corrupción, de cometer actos arbitrarios, desobedecer órdenes ilegales, diligente a la hora de atender a los heridos en disturbios, racional en el uso de su arma de reglamento, como para que sea la institución que reciba tan honorable nombramiento?

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¿A quién se le ocurre justificar que la Policía que cometió la masacre de Blandín, aquel diciembre de 1997 y encubrió impunemente, hasta el día de hoy, a sus funcionarios para que no asumieran su responsabilidad penal, merezca semejante nombramiento? La Policía Metropolitana de Caracas no se preocupa por tener personal debidamente calificado. Los policías que están en la calle, se forman en sólo 6 meses. ¿Qué puede aprender una persona sobre seguridad ciudadana y uso de armas de fuego en un período de 6 meses? Sin embargo, el Cabildo Metropolitano premió esta política institucional nombrándola Patrimonio Histórico. Quienes levantaron la mano para aprobar semejante decisión seguramente no saben que en esa institución se atenta, incluso, contra los derechos de los mismos trabajadores y trabajadoras: muchos son los casos de cadetes torturados bajo la excusa del régimen disciplinario. La discriminación por género es una evidencia en las cifras de mujeres que se ven privilegiadas en cargos de toma de decisión. El seguro de hospitalización está vencido y los funcionarios heridos en ejercicio de sus funciones no están siendo atendidos como merecen. La PM no ha logrado organizar una policía capaz de prevenir el delito, crear mecanismos de inteligencia, promover trabajo comunitario, garantizar la protección de los bienes, desmantelar los mecanismos de tráfico de vehículos, armamentos y droga. Tampoco ha podido capacitar al personal para que use adecuadamente su arma de reglamento, ni ha podido controlar la corrupción a lo interno de la institución. No ha podido ejercer sus funciones sin cometer actos ilegales. La policía ni siquiera garantiza los derechos de sus policías. Entonces, ¿a quién se le ocurre nombrarla patrimonio histórico de la ciudad? La Red de Apoyo por la Justicia y la Paz, en nombre de los muchos familiares de víctimas por abusos de la Policía Metropolitana de Caracas, protesta por este nombramiento hecho desde el Cabildo Metropolitano e invita a los concejales a recuperar la cordura. No publicado. 115


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Los principios no se negocian Juan Antonio Rodríguez, 26 años de edad, incapacitado de los dos brazos. Causa: torturas en la policía. María Eugenia, 8 años edad, muerta. Causa: una bala de un policía que perseguía a un delincuente. Fernando Arcángel, 27 años de edad, murió. Causa: desangrado mientras la policía lo ruleteaba por toda la ciudad, después de haberlo herido. Para nadie es un secreto que la policía trabaja bajo un código implícito, cuyos principios han sido: toda persona detenida debe ser tratada... perdón maltratada, víctima de torturas. Toda persona herida, debe ser llevada con prontitud a ningún lugar, a ver si muere en el camino. Si se trata de niños o mujeres, da igual. Todo acto irregular cometido por un funcionario y visto por otro igual, no deberá ser denunciado, sino solidariamente ensombrecido para que nunca haya responsables. El principio más importante quizás es el silencio, por eso son obedecidas las órdenes ilegales y nunca dicho los crímenes cometidos. Otros de los principios del código es no identificarse, tratar a la ciudadanía como el enemigo de guerra, no dar información, detener arbitrariamente, hacer uso de las armas de fuego de forma indiscriminada y desproporcional, cargar encima un arma chimba para aumentar la capacidad de ejercer el vicio, sacarle real a la gente cada vez que se pueda, aterrorizar sólo con la presencia. Esta historia de la policía del garrote, de la anarquía, del abuso de poder debe terminar. Hay que ponerle punto final a este código del terror y comenzar a escribir una nueva historia sobre la base de un código deontológico que vincula a los miembros de todos los cuerpos policiales imponiendo el respeto de la Constitución, el servicio permanente a la comunidad, la adecuación entre fines y medios como criterio de su actuación, el secreto profesional y la responsabilidad en el ejercicio de sus funciones. Un código que obligue a los funcionarios a tratar a todos con respeto y dignidad, que prohíba la corrupción y promueva la objeción de conciencia para desobedecer órdenes ilegales, que controle el uso de las armas de fuego y condene la tortura. 116


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Pero ¿de quién es la responsabilidad de cambiar esta historia? Corresponde a las instituciones de policías no permitir prácticas arbitrarias, a la ciudadanía denunciar los atropellos y participar en el diseño de políticas; a la Asamblea, legislar sobre el asunto. Desde la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz, hemos introducido un anteproyecto de ley que organiza el cuerpo uniformado de policía nacional el capítulo que proponemos sobre los principios básicos de actuación, no es más que una compilación de todos los tratados y convenios internacionales suscritos por Venezuela ante la comunidad internacional y que intenta regular la actuación de la policía. Sin duda, le corresponde a la Asamblea Nacional adecuar el ordenamiento jurídico interno, según los convenios antes mencionados, en tanto es un compromiso adquirido con la comunidad internacional y un imperativo ético, una responsabilidad histórica. Los principios no se negocian... La Red de Apoyo exhorta a todos los diputados y diputadas a levantar su voto a favor de incluir los principios básicos de actuación en la Ley que organiza el Cuerpo Uniformado de Policía Nacional. Diputado, diputada: no dejes pasar la oportunidad de darle a la policía, los principios que necesitan para ejercer su profesión y así cambiar la historia de la policía del garrote. Venezuela se merece una policía con principios y tu voto hace la diferencia. “El Universal” en fecha: 18/02/01

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Referencias Bibliográficas FREIRE Paulo. “Pedagogía del Oprimido”. Siglo veintiuno editores, edición Nº51. México 1998. Primera edición 1970. “¿Extensión o comunicación?”. Siglo veintiuno editores, sexta edición. México 1987. Primera edición 1973. “Política y Educación”. Siglo veintiuno editores, segunda edición. México 1997. “Cartas a Cristina”. Siglo veintiuno editores, Primera edición. México 1996. “Cartas a Guinea Bissau” Siglo Veintiuno editores. México, D.F. 1977. “La educación como práctica de la libertad”. Siglo Veintiuno editores. Cuadragésima sétima edición. México, D.F. 1998. Primera Edición 1969. “La educación en la ciudad”. Siglo Veintiuno editores. Primera edición. México, D.F. 1997. “La importancia de leer y el proceso de liberación” Siglo Veintiuno editores. Primera edición. México, D.F. 1984. “Pedagogía de la Autonomía” Siglo veintiuno editores, primera edición. México 1997. “Pedagogía de la Esperanza”. Siglo veintiuno editores, Primera edición. México 1993. FICHTER, Joseph H. (1977). Sociología. Biblioteca Herder, sección de Ciencias Sociales. Vol 55. Undécima edición revisada. Editorial Herder. Barcelona, España. P. 43 NICOL, Eduardo. (1963). Psicología de las situaciones vitales. Fondo de Cultura Económica. Segunda edición corregida. México.

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Contaron... Ileana Ruiz de Mujica y Soraya El Achkar Red de Apoyo por la Justicia y la Paz



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