Vuelve a mi

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(Libro 1)

Por Kryss Tesla


Capítulo 1: Fantasmas ¿Era ella? No, no podía ser ella, desapareció hace 10 años, en una de las noches más frías de aquel invierno, sin dejar ni rastro, nunca supo si se escapó por la pelea que

tuvieron aquella mañana o si se la llevaron por la fuerza, el caso fue, que nunca volvió a saber de ella. La busco días y noches enteras, removió cielo y tierra, durante los

primeros años, pero todas sus esfuerzos fueron en vano, puesto que nunca hayo pista alguna, y conforme pasaban los años, perdía la esperanza en hallarla, hasta que llegó el día en que dejó de buscar, pese a todo su dolor y sufrimiento, dejo de buscar, pero aún con la esperanza de que apareciera o encontrará una nueva pista que le hiciera reanudar la búsqueda y recuperar la esperanza pérdida. Solo algunos conocían su desgracia, otros la habían olvidado, aunque no hablará de ello, siguiera con su vida y se comportará como si eso nunca hubiera ocurrido, cada noche volvía a su mente, su imagen, su tierna sonrisa, su dulce mirada, sus abrazos

llenos de amor.... cuanto dolor envolvía a su corazón cada noche, cuanto sufrimiento volvía a su mente, cuanto odio así mismo, cada noche se culpaba y castigaba así

mismo... "Cada noche vivo un infierno, vivir con este dolor, pero aunque viva en así, ojalá sigas viva y estés sana y salva donde quiera que estés", se repetía cada noche, una y otra vez hasta quedarse dormido. Todas las noches volvían sus fantasmas, hasta que

aquel día entro por esa puerta, acompañada de ese hombre, esa mañana, volvieron sus fantasmas, sin necesidad de que fuera de noche, la vio entrar por aquella puerta que accedía al otro salón del palacio a través de un pasillo, mientras cruzaba este, no

dejaba de mirará aquella joven, pero ella en ningún momento le dirigió la mirada, solo miraba al suelo, paso por su lado, el seguía observando sorprendido, y no dejo de hacerlo hasta que entró al salón y se cerraron las puertas, todo esto ocurrió en

segundos, pero para el fueron largos minutos, todo parecía que iba a cámara lenta, y

su mente no dejaba de repetirse lo mismo, una y otra vez, ¿era ella? ¿Acaso podía ser ella? ¿Seguía viva? Si era ella, ¿era feliz? ¿Dónde ha estado todo este tiempo? ¿Me recordará? ¿Por qué no ha levantado la vista del suelo? ¿A caso no habrá notado que

la observaba?, quizás no sea ella, y la edad le este jugando una mala pasada, puede que se estuviera volviendo loco.... Necesitaba volver a ver a esa joven, necesitaba saber si era ella, así que lo mejor que pudo hacer, era esperar a que saliera, o buscar una excusa para entrar allí y presenciar aquella reunión, y así poderla observar y averiguar si era ella. Ella....


Capítulo 2: Amistad Tenía 14 años cuando ella desapareció, era como una hermana para mí, desde que nos conocimos fuimos inseparables, siempre juntas, jugábamos juntas, íbamos a clases

juntas, pasábamos juntas, incluso muchas noches las pasábamos juntas, si no era en mi casa era en la suya. No había nada que no nos contáramos, lo sabíamos todo la una de la otra, éramos como hermanas. Siempre llamábamos la atención por nuestros juegos, no éramos las típicas chicas que jugábamos con muñecas y practicábamos el bordado y el tejer, a nosotras nos gustaba jugar con espadas y arcos y flechas, echo de menos

nuestras aventuras en el bosque, no había chica que se conociera el bosque mejor que ella, por no decir ninguna, creo que incluso, no había hombre que se orientará mejor que ella.

Hace ya 10 años que no sé nada de ella, que desapareció sin dejar rastro, por mucho

que la buscaron no hallaron pista alguna de lo que fue de ella, llegue a ponerme en lo peor, llegue a pensar que mi mejor amiga, mi hermana, había muerto, que nunca más volvería a estar a mi lado. Pasamos tantas cosas juntas, tanto buenas como malas, incluso tuvimos nuestras peleas, pero al final volvíamos a estar bien. Primero pensé que todo pasaría pronto y ella volvería, que todo quedaría en un susto, después me puse en lo peor, tiempo después dejaron de buscar, yo no, yo seguí buscándola, pero cinco años después lo deje, intente hacerme la idea de que ya no

volvería, acostumbrarme a que en mis momentos más felices y en los más tristes, ella no estaría a mi lado. Aún duele, pero duele más por la costumbre de que ya no esté al hecho de que no esté... No dejo de pensar en ella, todos los días, antes de irme a dormir y cuando me levanto

cada mañana, no dejo de pensar que no estuvo ahí cuando murió mi abuela, de que no estuvo ahí el día de mi boda, que se perdió el nacimiento de mi primer hijo. La hecho tanto de menos, desde que desapareció mi vida cambio, yo cambie también, deje de ser la joven alegre que era, hasta que le conocí a él, mi marido, el me volvió a llenar de

alegría, pero aún sigo sintiendo ese vacío que ella dejó. Solo deseo que este donde este, este sana y salva, y si algún día puede regresar, lo haga y vuelva junto nosotros. Ella...


Capítulo 3: Comienzos Pasados Hace unos tres años llegue a esta ciudad, para alistarme al ejército de la guardia real. Cuando llegue todo era nuevo para mí, no conocía a nadie e iba algo perdido por las calles, bueno, muy perdido, por lo que decidí preguntarle a una joven del mercado

como podía llegar al cuartel de la guardia real de palacio, la joven muy amablemente me indicó el camino, y lo seguí. Al cabo de una hora más o menos llegue, y me dispuse a preguntar por el capitán de la guardia real, este me recibió muy amablemente, le dije cuáles eran mis intenciones y me dijo que al día siguiente, al amanecer me haría una serie de pruebas, y si las pasaba, estaría dentro, después de eso me pregunto si tenía donde pasar la noche, le dije que no, él muy amablemente me recomendó una posada muy cerca del cuartel, cuya dueña era conocida suya, dijo que fuera de parte de él y

eso hice. Llegué a la posada y me recibieron muy amablemente, dije que venía de parte del capitán de la guardia real, el joven dueño muy sonriente me pregunto si venía a

alistarme, le dije que sí, él llamo a su joven esposa y me dijo que la siguiera, que ella me llevaría a la habitación donde pasaría la noche, yo seguí a la joven, cuando

llegamos a la habitación le pregunté cuanto costaba la habitación por noche, la joven le respondió que ella y su marido tenían por costumbre hacer apuestas con los futuros soldados y dijo que aquella noche era gratis, pero si no pasaba las pruebas a la primera tenía que pagar esa noche y todas las que pasará allí hasta que me rindieron y me fuera o consiguiera pasarlas. Acepte. Estaba seguro que las pasaría y entraría ese mismo día a la guardia real. Y así fue, llegue a las pruebas muy puntual, bueno, llegue mucho antes de tiempo, mientras esperaba veía a los hombres entrenando, cada vez deseaba aún más entrar en la guardia real, y lo hice, pase todas mis pruebas y superando muchas marcas de otros

hombres, el capitán estaba muy decidido a aceptarme, incluso dijo que si lo hacía bien sería de los mejores hombres de la guardia y algún día podría ser su mano derecha. A lo largo de estos tres años no pude evitar escuchar los rumores, leyendas y

habladurías de los hombres, hay muchas historias, pero hay una que me llama más la atención que ninguna otra, no hay nada claro, parece que paso hace ya 10 años a día de hoy, y en esa historia lo único que sé es que trata de una joven que desapareció, de la cual ni siquiera es el nombre, solo sé que siempre dicen, ella desapareció sin dejar rastro, la noche más fría de aquel invierno. Ella.


Capítulo 4: Para Bien y Para Mal No podía creer lo que oí cuando vino a buscarme, fui con él hasta allí, para esperar a su lado, ahora necesitaba verlo con mis propios ojos, eso y que yo estaré siempre a su lado. Yo viví junto a él la peor noche de su vida, y también fue la mía, yo también la quería, con toda mi alma, y bien lo saben todos aquellos que nos rodean, juntos movimos cielo y tierra para encontrarla, pero todo fue en vano, desapareció y no dejo ni rastro. Esos

meses y los primeros años de búsquedas infructuosas fueron un infierno para él, a día de hoy muchos han olvidado esta tragedia, los que aún la recuerdan piensan que

nosotros nos hemos olvidado de ella, que ya no nos duele, que dejó de importarnos, pero lo que no saben es que él se culpa cada día por lo ocurrido, nunca lo olvida, ni lo olvidará, siempre está ahí, lo único que hace es ocultar su dolor y no mostrarlo nunca jamás a nadie, ni si quiera a mí, que nos conocemos desde que éramos niños, nadie lo

sabe, pero sigue viviendo ese infierno, y yo junto a él. Siempre estuve a su lado, y sigo,

muchos dijeron que acabaría al borde de la locura, pero no fue así, porque yo le ayude y apoye, jamás dejaría que se destruyera así mismo, el cuido de mí en el momento más bajo y horrible de mi vida, es justo que ahora lo haga yo por él. Mi dolor no es tan fuerte e insoportable como el suyo, aun así me duele, pero yo lo entiendo, lo que no puedo llegar a comprender es como consigue ocultarlo, bueno no lo comprendía hasta que lo vi. Una noche, no hace mucho decidí ir a hacerle una

visita, no quería abrirme la puerta, pero tras mucho insistir lo conseguí y también conseguí que hablara conmigo y fue impresionante, todo ese dolor que durante el día era imperceptible, salía por la noche. Sus ojos estaban inundados en lágrimas, en su

cara se reflejaba la tristeza, la rabia y todo el dolor que le comían por dentro. Cuando

le pregunté como hacía para seguir en pie y ocultarlo él lo describió como: "Sigo en pie por ella, porque se que sigue viva, lo siento, y por ella sigo con mi vida, aunque este dolor incesante siempre este ahí. Por el día es más fácil, me distraigo con el trabajo,

pero por las noches, mi mente me vuelve a traer esa noche una y otra vez, y el dolor es más fuerte e incesante, es como si alguien estuviera constantemente dándote golpes, una y otra vez, una paliza que nunca acaba, que viene todas las noches. Pero no pierdo la esperanza en que algún día volverá a mi lado".


Me dolió ver a mi mejor amigo destrozado de esa forma, pero también me enorgullezco de él, admiro su fortaleza, envidio su fe y esperanza incansables, y siempre ahí. Si el piensa que ella, volverá, yo también, y estaré a su lado para bien o para mal, porque no sólo es mi mejor amigo, es como un hermano para mí, es mi hermano. Y ella, volverá, lo sé, volverá. Ella...


Capítulo 5: Regreso Fui a buscar a Mike, mi mejor amigo, si era ella necesitaba que él estuviera con él en ese momento. Por mucho que intento acceder a la sala de reuniones no lo consiguió, por lo que tuvieron que ser pacientes y esperar fuera a que salieran. Pasaron dos horas hasta que por fin se abrieron las puertas, Mike y yo esperábamos apoyados a la pared, junto a una de las tantas ventanas que recorrían aquel pasillo de palacio. Primero salieron las manos derechas del rey y ministros, después algunos

soldados y justo detrás de ellos aquel hombre que vino a reunirse con el rey, y en ese momento la volví a ver, allí estaba, justo detrás de aquel hombre, mirando al suelo y

sin levantar la mirada. No le aparte la mirada en ningún momento, necesitaba saber si era ella, pero por mucho que la miraba esta no alzaba la vista, la seguí, pero una vez dejará atrás la puerta principal y saliera fuera no podría seguirla, Mike no quería que lo hiciera, pero lo hice, grite su nombre, si era ella, seguro que algún movimiento haría, de algún modo tendría que reaccionar si era ella... "¡Adele!". Entonces la joven alzó la vista y miro hacia atrás, no me salían las palabras, pero a Mike si... "Jean, es ella, mira sus ojos, tenías razón, es ella... Adele". Sí, eran sus ojos pero no era su mirada, aquella no era la mirada que siempre tuvo, era muy distinta, estaba cambiada. Cuando grite su nombre y alzó la vista busco quien la llamaba, se giró y me vio, solo sostuvo la mirada unos segundos, cuando me la retiro, pero en esos segundos tuve el tiempo suficiente para ver que había cambiado, ya no tenía esa mirada llena de amor y ternura, ahora era una mirada vacía y llena de odio y rencor, pero, ¿Por qué me miraría así? ¿Me odia por aquella pelea? ¿Dónde ha estado todo este tiempo y por qué ahora tiene esa mirada llena de odio? Necesito respuestas, tengo que conseguir hablar con ella, necesito saber quién es ese hombre al que

acompaña, tengo que conseguir información, y Mike me ayudaría a ello. Aunque a los dos nos recorría un mal presentimiento, pero yo no quería hacerle caso, solo pensaba en que ella había vuelto. Ella... Adele...


Capítulo 6: Venganza Hacia 10 años que nadie me llamaba así, por mi nombre, hacia 10 años que abandone esa vida... Cuando escuche mi antiguo nombre no pude evitar mirar hacía todos lados para saber quién fue, pero esa voz me era familiar, y cuando miré hacía atrás todo

quedaba claro, ahí estaba él, no pude evitar mirarlo con todo el dolor y el odio que recorrían mi ser. Quería ir a gritarle, pero no podía, debía contenerme si quería que todo saliera bien, no podía cometer ningún error. El hombre al que acompaño es un duque muy adinerado pero al que pocos conocen, él fue quien me recogió y me enseño el camino que debía coger para dar paz a mi corazón y mitigar mi dolor, su plan me sembró muchas dudas, yo quería atacar

directamente, pero en aquel momento en el que escuche mi nombre, ver quien era y verle a él, y como cambio su mirada cuando le mire en la forma en que lo hice, el duque tenía razón, este plan es mucho mejor que el mio. Ya había dejado que me

viera, he creado curiosidad en él, ahora tengo que dejar que me busque, otra vez, pero esta vez dejaré que me encuentre, y mientras averiguaré quien es su mano derecha,

seguro que lo tendrá como a un hijo, él y su mejor amigo Mike, quien no se percató del odio que irradio hacía ambos, pero daba igual, mi plan, el plan del duque y el mío saldría a pedir de boca. Mi querido duque.

Hace 10 años que me escape de casa dejándolo todo atrás, después de aquella fuerte

pelea decidí no volver nunca más, descubrí lo que hizo y tuve que reprochárselo, y él no dejaba de buscar mil excusas, todas incomprensibles para mí, y parecía que no lo entendía, ¿quién era él para decidir de quien me tenía que enamorar? No entraba en

razón, no lo entendía, dio igual, me fui, sin llevarme nada, solo lo puesto, gran error, es noche había nevado y fue la más fría del invierno, y me interne en el bosque. Yo nunca me pierdo en el bosque, tengo un gran sentido de la orientación, pero esa noche me

perdí, creí que moriría congelada, pero no fue así, me desmaye en la nieve y cuando desperté estaba en una cabaña muy acogedora. Luis, estaba allí junto con Ylia y Mark, su hermana y su mejor amigo y marido de esta, todos habían vivido una vida

complicada y sufrida, pero con los planes de Luis que siempre iban a la perfección y sus dos fieles compañeros consiguió llegar a donde esta, mi querido duque Luis. El me acogió, le suplique que no me devolviera a casa, que no avisará a la guardia real y cuando le conté lo sucedido me ayudo a investigar sobre mi pasado y él de Jean y


Mike, descubrí lo que descubrí, y mi odio hacia él, ellos, no hizo más que crecer y crecer. Su plan se hizo más fácil a conocernos, parecía que el destino hizo que nos cruzáramos para que el pudiera llevar a cabo su plan con más facilidad y a mí para darme la oportunidad de descubrir una verdad que llevaban ocultándose años. Luis me busco ropa, me dio una habitación, me ayudo a perfeccionar mi manejo en las

armas, y su hermana y su mejor amigo me ayudaron a eliminar los sentimientos y a tener sangre fría, a no vacilar en ningún momento y no tener compasión, que el amor

hacía ese hombre no vuelva a mí, para así poder ser capaz de obtener lo que más deseo en este mundo... Mi venganza. Después de 10 años de espera, años llenos de dolor y

tristeza, que alimente y convertí en odio y sed de venganza, ansias y deseos por lograr mi objetivo, la eterna espera había terminado y ahora comenzaba mi guerra, guerra en la que sólo nosotros cuatro saldríamos victoriosos, y es que lo que más deseábamos en este mundo es verlos caer, ellos a los reyes y yo a Jean y Mike, verlos caer, pero sobre todo ver sufrir a Jean como yo sufrí, hacerle sentir aún más dolor y verle caer. Mi mayor deseo durante estos diez años, hundirlo, si sufrió al no encontrarme, ahora sufrirá aún más con mi indiferencia y mi rencor hacia él, pensará que aún sigo enfadada porque mando a la horca al chico del que estaba enamorada, que no entre en razón en que era un vulgar ladrón y lo merecía, creerá eso porque no sabe que

descubrí la verdad, la verdad acerca de mi madre y que él me estuvo ocultando, una

verdad que duele aún más que esa atrocidad, ahora me vengaré gracias a mi querido duque. Ahora es hora de que lleve a cabo mi venganza contra él, el capitán de la guardia real, y su segundo al mando, Mike, y cuando encontrará su mano derecha,

caería con ambos. Mi principal deseo de venganza es hacia Jean, Capitán de la guardia real... Mi padre. Es hora de que comience la guerra, y mi dulce venganza... Venganza...


Capítulo 7: Tú Mirada Al caer la tarde el capitán Jean me mando a llamar para que me reuniera con él en el cuartel, urgentemente, cuando llegue con él estaba Mike y ambos muy serios, ¿qué ocurriría? - Luke. - Capitán, a sus órdenes. - Necesito que me hagas un favor, debo encargarte una misión que quiero que lleves con total discreción.

- Lo que sea capitán. - Necesito que averigües el nombre de ese hombre que ha venido a ver al rey esta mañana, quiero saber quién es él, y la joven que le acompañaba también. - De acuerdo señor. - No vuelvas hasta que lo hayas averiguado todo. - Como ordene mi capitán, me pondré a ello inmediatamente. - Gracias Luke. - Señor. Después de tres años esta era la misión más extraña que me encargaba el capitán, pero quien era yo para llevar la contraria, además, no podía negarme, el capitán me había acogido como a un hijo, y era como un padre para mí, si podía ayudarlo en lo que

fuera, lo haría. Me dirigí hacia palacio y entre por la zona del servicio, con suerte allí encontraría a Sebastián, el sirviente más cotilla de palacio, no había nada que se le escapará, era tan cotilla que se enteraba de todo los tejemanejes de la corte, estoy

seguro de que él sabría decirme todo lo que el capitán quería. Tuve que esperar un par


de horas hasta que Sebastián pudo atenderme, pero valió la pena, como siempre, me recibió con los brazos abiertos. - ¡Luke, amigo mío! ¿En qué puedo ayudarte? ¿Vienes a preguntarme por Sol? Porque ya perdiste el salto, ahora está con el ayudante del cocinero. - No Sebastián, no vengo a preguntar por Sol. - No pude evitar sacar una sonrisa tonta. - Nada es eterno, amigo mio, y menos la diversión, vengo a preguntarte por la visita que tuvo el rey esta mañana, ¿qué sabes? - Todo, amigo mío, todo, ¿quieres saber algo en concreto? - No, quiero saberlo todo, todo lo que sepas. - ¿Por? - Un favor que me han pedido, tu cuéntame, sabes que no me sacarás más. - Esta bien, el hombre que vino esta mañana es un duque muy adinerado, ya sabes que después de la guerra con el reino vecino, palacio se ha quedado algo... Escueto de dinero, y al rey le ha parecido buena idea hacer negocios con él, negocios que parecen ir a buen puerto, los reyes están encantados con ese duque y su familia. - ¿Qué sabes de la joven que le acompaña? - ¿La has visto? - Aún no. Pero dime que sabes de ella. - Es una joven muy bella, aunque me es muy familiar y no sé de qué. Sé que su nombre es Flor, tendrá más o menos tu edad y parece ser la esposa del duque. Ahora mismo debe estar en el jardín con la reina, su majestad la invitó a merendar mientras el

duque y el rey negocian. Aunque la joven no parece tener muy buen humor con el servicio, porque con la reina es toda simpatía. No sé mucho más. - De acuerdo, muchas gracias Sebastián, te debo una. - Siempre me debes una, querido amigo.


Después de hablar con Sebastián hable con algunos guardias para hacer un intercambio de guardia y así poder ver a esa joven e indagar algo más, conseguí acceder a la guardia que la escoltaría hasta el carruaje cuando está se fuera, así quizás

podría averiguar algo más, ya que no pude acceder a la guardia que se encontraba con ella en el jardín. Tuve que esperar durante horas, aunque valió la pena, cuando la joven apareció no la pude ver bien, ya que iba rodeada de su propia escolta y de la guardia real, pero cuando se despidió de la reina y se comenzó a acercar, no pude

creer lo que veían mis ojos, era una joven realmente hermosa, mientras la escoltada hasta su carruaje no pude quitarle el ojo de encima, era hermosa. Por el camino iba

poniéndose sus guantes cuando uno de ellos cayó, me acerque a recogerlo pero ella también iba a cogerlo, así que en ese momento nuestras cabezas chocaron, y cuando vi sus ojos, quede maravillado por esa hermosa mirada, mirada que sostuvieron durante muchos segundos, la joven pareció sonrojarse por unos momentos, y entonces me grito, que hermosa voz... -¡Soldado! Podría al menos pedir disculpas en vez de quedarse ahí parado como un idiota mirándome así? ¿Es que no sabe modales? - Lo siento señorita, no era mi intención, es que su belleza distrae. - ¿Me estas culpando a mí por tu torpeza soldado? - ¡No por Dios señorita! Dios me libre de ello, ha sido todo culpa mía, yo solo quería recoger su guante, tenga. Entonces al carruaje llego el duque, que había estado reunido con el rey. - Querida mía, ¿ocurre algo? Porque le hablas así a este pobre joven, a lo que ha alcanzado mi vista solo quería ayudarte.

- Si, lo siento, es el cansancio el que habla, discúlpame soldado. - Por favor no se disculpe, debía haberle preguntado, discúlpeme vos a mi señorita. - Duquesa, la señorita es señora y Duquesa. - No sabía que eran matrimonio, disculpen, permítanme que les ayude subir al carruaje.


- Muchas gracias soldado, querida, adelante. Ambos subieron al carruaje y se marcharon, el truco de siempre funcionó, corroboré la información de Sebastián, y descubrí que la Duquesa es de armas tomar, pero aún así me seguía pareciendo hermosa, y sentía curiosidad sobre ella. Pero ahora debía volver al cuartel a informar al capitán.

Que joven tan hermosa, lástima que estuviera casada con el duque, si no hubiera

coqueteando algo con ella, pero de los errores se aprende y es mejor no meterse en terrenos ajenos y peligrosos. Su mirada, quedó clavada en mi mente, creo que no podría olvidarla, ¿o sí? Que más da, yo tenía una misión que cumplir y lo haría. Aunque no pudiera quitar su mirada de mi cabeza... Esa hermosa mirada... Tú Mirada...


Capítulo 8: La Unión hace la Fuerza La unión hace la fuerza, y ese es el motivo por lo que me uní a Luis, Ylia y Mark, al paso de los años me acabe enamorando de Luis, y él de mí, así que hace dos años

decidimos casarnos antes de iniciar nuestra venganza, poco después compramos las

tierras y los títulos y pusimos en marcha nuestro plan de venganza, el me ayudaría a mí a vengarme y yo a él. Yo cambie mi nombre para romper con totalidad con mi pasado, ya no quería volver a ser Adele nunca más, desde entonces sería Flor, la mujer

de Luis. Pero, algo me paso cuando vi a ese soldado y no sé qué era, daba igual, tenía el aspecto del típico mujeriego y Luis era mi amor y con quien tenía planeada mi vida y mi venganza, tenía que mantener la sangre fría y olvidar la compasión. Íbamos en el carruaje de camino a casa cuando pasamos por delante de una posada, fuera había unos niños jugando y atendiéndolos una joven, yo conocía a esa joven,

aunque hubieran pasado 10 años la reconocí, era Margaret, mi hermana, mi mejor amiga, ¡Dios mío estaba preciosa! No me podía creer que ahora fuera madre, espero

que sea feliz y que este casada con su príncipe azul, como soñábamos cuando éramos niñas, yo tengo a mi príncipe azul, pero no seré feliz hasta que haya cumplido mi venganza, por mi madre. Ahora vienen tantos recuerdos a mi mente, que no hable

nada durante todo el camino, no paraba de recordar y revivir mi niñez con Margaret, nuestras aventuras y visiones de futuro, nuestros planes, queríamos casarnos a la vez, o al menos estar en nuestras bodas, le fallé, lo lamento pero esto es un sacrificio por

bien mayor, solo espero que si nos volvemos a encontrar, si nos volvemos a ver cara a cara, me pueda perdonar algún día. Una hora después llegamos a casa, y mi silencio durante todo el camino pareció molestar a Luis, cuando entramos a casa Ylia y Mark nos recibieron, y nos

preguntaron que tal fue todo, si el plan estaba tomando buen camino, durante esa conversación también estuve en silencio, no pude evitar sumergirme en mis recuerdos, pero Luis lo noto. - Querida, llevas mucho tiempo callada, empiezo a preocuparme, no has hablado desde el encuentro con ese soldado, ¿era conocido? ¿Te estás replanteando esto? - No, no conozco a ese soldado, a juzgar su aspecto, es joven, no llevará más de cuatro o cinco años en la guardia; no ha sido por ese joven, de camino aquí he visto a la que


fue mi mejor amiga y no he podido evitar recordar mi niñez, lo siento si te he incomodado. Pero sabes que jamás me echaré atrás, mi venganza contra mi padre por mi madre es mi prioridad, y lo sabes.

- Lo siento querida, me he dejado llevar, tienes razón, espero que me perdones mi amor. - Por supuesto que te perdono. No pude evitar besarlo, pero Ylia me observaba molesta, sabía que si decía que me había sumergido en mis recuerdos no le gustaría, eso no era propio de alguien de sangre fría, si no quería aguantarla después tenía que salir de esta situación. - Ha sido un momento de debilidad que no se volverá a repetir, lo prometo. Por cierto, ¿qué tal la reunión con el rey? - Eso hermano, ¿el plan podrá seguir tal y como lo planeamos? - Por supuesto hermana, dentro de un mes se celebrará un gran baile para celebrar el éxito de los negocios y en tres días se celebrará una cena en palacio para celebrar nuestra llegada. - El rey esta encantado contigo. - Si, y la reina con Flor, todo saldrá bien, y en el baile podremos atacar y llevar a cabo nuestra venganza. - ¿Y Flor? - ¿Yo? Mi plan es mucho más sutil, mi plan ya está en marcha, ya estoy torturando a mi padre con sólo dejarme ver y mirarlo con odio, después a lo largo de este tiempo seré indiferente y cuando los reyes caigan, el con ellos. - ¿No será un obstáculo si sospecha? - Hermana, el padre de Flor estará tan centrado en ella que podremos atacar sin problemas, ya verás.


Todos estábamos unidos en esto, la sed de venganza y el odio unía nuestras causas, mi amor por Luis y el suyo por mi daba fuerza a la causa, después de conseguir nuestro objetivo, seríamos libres y felices. La unión hace la fuerza.

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La mirada de esa joven no dejaba de rondar por mi mente, lástima que fuera una mujer casada, y tan antipática, pero ella también me miro de esa forma, dios mío iba a volverme loco, locura que pronto se pasaría, o... ¿se haría mayor aún? Después de ese momento me dirigí de vuelta al cuartel para informar al capitán, pero de camino me encontré con Sebastián que me dio más información y de utilidad, llegue al cuartel cuando cayó la noche, pensé que el capitán ya estaría acostado, pero no, estaba esperándome y Mike con él. - Capitán, tengo información. - ¿Qué has averiguado Luke? ¿Has podido obtener mucha o poca información? - ¿Con Sebastián en palacio? Creo que más que suficiente y de fiar. La joven se llama Flor, tendrá más o menos mi edad y es duquesa, esta casada con ese duque. - ¿Qué está casada con ese hombre? ¿Estás seguro? La indignación y su enfado me sorprendieron, ¿qué importaba si estaba casada o no? No me importaba a mí, por qué a él. - Si, capitán, me lo ha dicho Sebastián y después conseguí cambiar turno con unos compañeros y me metí en la escolta hasta el carruaje, allí me encontré con el duque y lo verifique. Pero, ¿por qué le molesta tanto que este casada, capitán?

- Deberías contárselo Jean, es tu mano derecha y ya está metido en esto, algo más de ayuda no nos vendrá mal. - ¿Has escuchado la historia de la joven que desapareció hace 10 años sin dejar rastro?


- Si, su hija tengo entendido. - Exacto, esa joven no se llama Flor, se llama Adele y es mi hija, y quiero averiguar como desapareció, porque no volvió y porque ahora vuelve, y casada con ese hombre. - Señor, ¿esta seguro que es ella? Sin ofender. - Si Luke, es ella, confía en nosotros. Tenemos que conseguir hablar con ella. Pero como, no se nos permite hablar con invitados de ese nivel.

- Disculpe, pero creo que yo sé como, en unos días, tres me ha dicho Sebastián, se celebrará una cena en honor a los duques, usted se tendrá que encargar de la seguridad y Sebastián me debe un favor, quizás con un buen plan podamos organizar un encuentro.

- Buena idea Luke, buena idea. Gracias. - Capitán, usted es como un padre para mí, le ayudaré en lo que pueda, puede confiar en mí. Además, la unión hace la fuerza. Sonreí al capitán y me comprometí a ayudarle pero... No podía ser, esa era la hija

desaparecida del capitán, las mujeres casadas no eran problema, pero esto, espero que sólo sea un capricho por su hermosura, porque si meto la pata me voy a buscar muchos problemas, nunca me he enamorado, espero que no sea la primera vez, no, no lo va a ser porque no la conozco, solo he mediado dos palabras con ella y era para

buscar información, pero esa mirada, dios mío no me podía quitar esa mirada de la cabeza. Da igual, Luke, no le des más vuelta, solo ayuda al capitán y Mike, la unión hace la fuerza...


Capítulo 9: El plan Ideé un plan con Mike y Luke, planeamos hablar con ella durante aquella cena, era

simple y tenía que funcionar, Luke hablaría con Sebastián para que nos ayudara y yo con Margaret, seguro que su presencia nos ayudaría, así que decidí ir a la posada que regentaba junto con su marido y hablar con ella.

- Buenos días Margaret, hacía mucho tiempo que no te veía. Margaret era la mejor amiga de Adele, eran uña y carne como Mike y yo, también era como una hija para mí, había visto crecer a ambas, aunque con Adele había perdido

10 años de su vida, y con Margaret había podido ver como se casaba y daba a luz sus hijos. Se sorprendió al verme, hacía semanas que no pasaba por allí, los chicos me saludaron con mucho alegría, me llamaban tío abuelo, eran un amor, habían salido a su madre.

- Jean, hola, ¿qué te trae por aquí? - Necesito pedirte ayuda con un asunto Margaret. - Lo que sea, ¿qué ocurre? - Adele ha vuelto, ha venido casada con un duque, la vi ayer en palacio y Luke consiguió información, necesito que me ayudes a hablar con ella. Si estás tú será más fácil, contigo no se enfadó cuando se marchó. - ¿Adele está viva? ¿De verdad ha vuelto? - Si, querida, ha vuelto, y está hecha toda una mujer, es hermosa. En menos de dos días habrá una cena en palacio para celebrar y dar la bienvenida a los duques, Mike, Luke y yo estamos trazando un plan para poder hablar con ella a solas, y pensé que tú también querrías estar ahí. - Por favor, que tengo que hacer, dime, ayudaré encantada.


- Gracias querida. Yo me encargaré de organizar la guardia, tú irás con Sebastián y os encargareis de servir las mesas y atender a los invitados, ahora te contaré el plan. - Claro, ven, sentémonos. Le conté todo el plan a Margaret y esta acepto sin problemas, nos ayudaría encantada. Después volví al cuartel, me reuní con Mike y Luke para decirles que Margaret nos

ayudaría, Luke dijo que Sebastián también estaba dispuesto a colaborar, así que por la noche nos reuniríamos para ultimar detalles.

Cuando estábamos todos juntos ideamos el plan, simple de planear difícil de llevar a cabo. - ¿Crees que podrás ayudar Sebastián? - Por favor Luke, ¿acaso dudas de mi poder de persuasión? Conmigo vuestro plan saldrá a la perfección. - ¿Entonces esta todo claro? Sebastián, tu eres la clave. - Luke, hoy me estas decepcionando, a ver, tenéis que conseguir hablar con Flor a

solas, es simple, Luke estará en la guardia de la cena, vos, capitán, también, y Mike esperará en la habitación del servicio junto con Margaret, yo sobornare a una de las sirvientas para que derrame la sopa sobre Flor, y la llevaré a la habitación para ayudarla a limpiarla y listo. - Suena fácil, pero no lo será, ¿de verdad crees que será fácil sobornar a una sirvienta y dejar que la regañen y humillan delante de los reyes? - Capitán, discúlpeme pero, conozco todos los trapos sucios de palacio, y se de una sirvienta que estará dispuesta a eso a cambio de mi silencio por ciertas... cosas. - Esta bien, tu eres la clave, cuando lleves a Flor a la habitación Luke y yo la escoltaremos. Así podremos hablar con ella. - Os puedo dar más tiempo si queréis, puedo pedirle a la reina que le deje ropas limpias a la duquesa para yo poder lavar las suyas, eso os dará al menos 10 minutos más.


- De sobra, muchísimas gracias Sebastián. - Un placer capitán. Ves Luke, deberías confiar más en mí. - Lo hago, créeme. Y sé que guardaras el secreto. - Ser cotilla es enterarte de todo querido amigo, no soltarlo todo, soy cotilla, no chismoso, si fuera así ya no estaría en palacio. La verdad es que nunca pensé que la ayuda de este sirviente fuera a ser tan importante. Siempre ha servido fielmente a sus majestades y no había queja de él, lo

sabía todo de palacio, pero no hablaba de nada de lo que escuchará, un año después de ingresar en la guardia Luke se hizo muy amigo de él, y desde entonces siempre ha sido una fuente de información fiable, y a los reyes tampoco les importaba como era, como el mismo Sebastián decía, era cotilla, con un oído muy fino, que captaba información sin querer, y no era chismoso, sabía a quién debía desvelar cierta información y a quien no. Ahora tenía más confianza en que el plan saldría bien, y después de 10 años podría volver a hablar con mi hija, pedirle disculpas y darle un abrazo, como echaba de menos sus tiernos abrazos. Como la he echado de menos durante estos 10 años infernales.


Capítulo 10: Al Descubierto Esta misma noche era la cena en palacio, y al atardecer Margaret ya estaba en palacio, infiltrada como sirvienta en la cocina, Sebastián había encontrado a una joven

sirvienta de palacio que acepto encantada hacer lo que le pedía si a cambio ganaba unos días libres, Mike se quedaría en el almacén, aguardando la llegada de Adele,

cuando fuera el momento, Luke y yo estaremos en el salón durante la cena. Cuando cayó la noche Luke y yo ya estábamos en nuestras posiciones, estábamos a las espaldas de los reyes mientras saludaban a los duques, Adele me miraba de reojo, pero tenía un mal presentimiento. Entramos a palacio y cuando todos se sentaron a la mesa, nos colocamos guardando la puerta principal, y esperamos. Cuando entrará la sirvienta todo se pondría en marcha, y así fue, la joven entro acompañada de Sebastián, y

cuando fue a servir a Adele, derramó la sopa sobre ella, ahora empezaba el teatro, hicimos bien en confiar en Sebastián. - ¡Oh Dios mío! Cuanto lo siento mi señora, no era mi intención. - ¡¿Qué has hecho joven inútil?! ¡Dios mío que falta de respeto hacia la duquesa! Mi señora, majestades, mi señor, disculpen a esta torpe joven. - No se preocupe, tampoco es para tanto. - Pero mi señora, esta bañada en caldo, por muy buen cocinero que tengamos esa sopa esta mejor en un plato que sobre usted. Por favor, acompáñeme y la ayudo a limpiarse eso. Por favor. - De acuerdo, gracias. Con permiso, discúlpenme. - No se preocupe, la escoltaran por si surge algún problema. Capitán, por favor. - Sí señor. - Perfecto, no podría ir mejor.- Majestad, no es necesario, estaré bien. -Insisto.


- De acuerdo, gracias su Majestad. Sebastián condujo a Adele a la habitación del servicio y nosotros los seguimos. Cuando llegamos a Adele se le cambio la cara al ver a Margaret en la cocina, esta cogió la llave

y abrió la puerta del almacén, Adele se quedó paralizada, entonces Sebastián consiguió meterla en el almacén de un empujón, Mike evitó que se cayera, entonces todos entramos en el almacén. Adele miraba a todas partes sorprendida.

- Bien, esperaré 10 minutos, después subiré a hablar con la reina, le pediré uno de sus vestidos, cuando llegue tendréis que estar acabando la conversación, porque tendrá que volver a la mesa, y bien vestida. - Gracias Sebastián. Este salió cerrando la puerta tras él y dejándonos a Margaret, Mike, Luke, Adele y a mi dentro, era hora de hablar después de 10 años.

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No me lo podía creer, esto sí que no me lo esperaba, me habían tendido una trampa,

debí habérmelo imaginado, pero no fue hasta que vi a Margaret cuando caí en la idea de que todo era una trampa. Me imaginaba que mi padre haría algo, pero no que llegaría hasta estos extremos, y para colmo Mike también estaba allí. Al final tendría que pelear con el antes de lo previsto, pero lo bueno era que ya había averiguado quien era su mano derecha, el soldadito encantador del otro día... - Así que esto era una encerrona. - Quería hablar contigo hija, ¿dónde has estado estos 10 años? ¿Por qué desapariciones así?

- ¿De verdad me preguntas eso? Sabes muy bien la respuesta. Margaret, si quieres hablaremos tu y yo, pero solas, en unos días iré a la posada donde trabajas y hablaremos, ¿vale? Ahora, vuelvo a la cena, permiso.


Margaret estaba tan impresionada que no sabía que contestar. Justo en ese momento mi padre me agarró del brazo e impidió que me fuera. - Suéltame. Si crees que te voy a dar explicaciones, crees mal, sabes perfectamente porque me fui. - Si, lo sé, pero no me dejaste que te diera explicaciones. Ese muchacho era un ladrón y un estafador, la orden de detenerlo me llego de muy alto, no podía hacer nada, y yo no lo juzgue ni lo condene, fue el juez. No tuve culpa y ahora lo sabes. Perdóname hija.

- Puede que tengas razón, pero eso no hará que te perdone. Te culpó también por otras cosas. Ahora déjame irme. No quiero que me vuelvas a hablar nunca más. - ¿Qué? ¿Por qué? Después de 10 años y no quieres saber nada de mí. - Por eso me fui, y maldita la hora en que acepte volver. - Adele... No pude evitar cortarle la palabra. - ¡Flor! Mi nombre ahora es Flor, Adele dejó de existir hace mucho. ¿Quieres hablar? Bien, hablemos, pero tú y yo solos. Se acabó, a la mierda el plan, le diría que es lo de mi madre ya y me iría, así le haría sufrir igual, y también lo desconcentraría y no prestaría atención a Luis, el plan saldría bien de todas formas. Cuando salieron todos, estalle.

- Si no he vuelto en 10 años es porque no quería volver a verte. - Adele, ¿Por qué? ¿Y qué haces casada con ese hombre? - Ese hombre me rescató, me ayudo a descubrir cosas de mi pasado, tu pasado, me cuido y me dio una vida lejos de ti. Si no te gusta no es mi problema. - ¿De qué estás hablando Adele? - ¡Flor! Llámame Flor, y te estoy hablando de mamá, de mi madre.


- ¿Qué, que hablas de tu madre? Y no te pienso llamar Flor, tu nombre es Adele. Tu madre murió... - ¡No! No me vengas con ese cuento... padre, se muy bien como murió mamá y no es como tu lo contaste. ¿Creíais que nunca lo sabría? Pues te equivocaste. - ¿De qué estás hablando? Tú no sabes nada. - Si lo sé, padre, desde luego que lo sé. Hablé con el antiguo arzobispo y amigo del cardenal, y se que me mentiste.

- Hablaste con mis dos peores enemigos, seguro que te contaron lo que a ellos les intereso, no puedes fiarte de sus palabras. - También hable con un testigo, deja de escudarte en mentiras, deja de perseguirme, y no te vuelvas a acercar a mí. - Adele, deja que Mike y yo hablemos contigo, verás como no es lo que tú crees y ni como te lo hayan contado esos cantamañanas. Solo saben mentir, sobre todo en su beneficio. Adele, tu madre... - ¡No, ni la menciones! No tienes derecho... No me mientas ni busques burdas excusas... ¡Tú mataste a mi madre! Tú…


Capítulo 11: Dolor De repente la habitación se quedó en silencio, ambos nos miramos fijamente a los ojos, mi padre no sabía como reaccionar hasta que al fin habló, como pudo...

- ¿Qué...? ¿De qué hablas...? ¿No entiendo por qué dices eso? Eso.. eso no es así... - ¿Qué no es así? Pues no es la reacción que deberías tener si no sabes de lo que estoy hablando, deberías haber montado en cólera frente a esa acusación, y, mírate, ahí

estas, quieto, sorprendido y sin saber como reaccionar. Eso hace que crea aún más todo lo que descubrí. - No, Adele, no es lo que tu piensas, déjame que te lo explique por favor... No, es lo que piensas, de verdad, ni como te lo hayan contado... Yo, no... - Tu, no, qué, ¿eh padre?, ¿qué no mataste a mamá? Pues para no haberlo estas

dudando mucho y muy nervioso. No quiero ninguna de tus explicaciones y aunque me las des no me creeré ninguna, así que deja que me marche y olvídame. - Adele, no puedes confiar en esas personas, solo buscan arruinarme, hace años convencí al rey de que no llevará acabo el desahucio de un barrio entero de trabajadores, eso no les gustó, desde entonces han buscado desacreditarme. No puedes fiarte de ellos.

- Claro, ¿y de ti si? ¿Por qué? Tú mandaste a Jack a la horca, ¿ahora me vas a decir que no me puedo fiar del Duque? Porque ahórratelo, es mi marido, y confío en el, más de lo que jamás confiaré en ti. - Adele, por favor, ¿y si te está utilizando? - ¿Te estás escuchando? ¿Utilizarme para qué? Por qué no me dejas vivir mi vida acaso crees que soy tuya y tú puedes decidir en mi vida porque no es así. Me voy, estoy cansada de escucharte, a ti y tus constantes tonterías y mentiras. - Adele, por favor, déjame que te explique lo de tu madre, por favor hija. Se acabó ya no aguantaba más...


- ¡No! No menciones a mi madre, no quiero escuchar tus explicaciones. Y no me vuelvas a llamar Adele y mucho menos hija, que te quede claro, tu para mí ya no eres mi padre, eres un simple desconocido que es el capitán de la guardia real, y tu olvida

que tienes una hija porque ya no la tienes. Te odio, y no quiero volver a saber nada de ti. Me marche de allí dejándolos todos atrás, en el camino me encontré a Sebastián, que venía a traerme un vestido de la reina para cambiarme, lo acepte y mientras me cambiaba vino Margaret.

- ¿Qué te ha pasado? Tú no eras así. ¿Por qué le has dicho esas cosas tan horribles a tu padre? Él te quiere, y solo quiere lo mejor para ti, lleva años buscándote y rezando para que estuvieras viva sana y a salvo. - Margaret, es una historia muy larga que ahora no tengo tiempo de contarte, pero te prometo que te la contaré, solo dame tiempo, por favor. Te prometo que cuando esté lista, te buscaré y te lo contaré todo. Pero han pasado tantas cosas y he descubierto

otras muchas que, han hecho que ya no pueda confiar en mi padre y que incluso lo odie. - Adele, esa palabra es muy fuerte y son sentimientos muy graves. - Margaret, por favor, pronto lo entenderás pronto, te lo prometo. Entonces salí de allí para volver a la mesa, cuando llegue en su puesto estaba Luke y Mike, parecía que mi padre se marchó y esos dos me miraban con mala cara, pero me daba igual, yo tenía mis razones, y ahora además sabía que Luke era la mano derecha

de mi padre, lo siento por él, pero caería con él. También tenía que poner al día a Luis de todo lo ocurrido y asegurarle que esto no alterará los planes. Ya le había confensado todo lo que siento, y le había hecho daño, suficiente para que no se

centrara en Luis y si en mí, ya no se centraría en nada, estaría perdido. De todas formas me aseguraría de que así fuese. Y dentro de unas semanas hablaría con

Margaret, cuando todo se empezará a tranquilizar después de lo de esta noche. Cuando volvimos a casa le conté a Luis todo lo ocurrido, confiaba en mí y sabía que el plan seguiría su curso y todo saldría bien, pero cuando me fui a dormir empecé a pensar y, no había caído en la cuenta de que a Luke, no lo conozco, no sé cómo


reaccionará ante esto, y si el si decide investigar, Mike estaría ocupado cuidando de mi padre y poniendo en orden a la guardia, puesto que mi padre no estará en posición y ánimos de hacerlo, pero Luke, que haría él. No lo conozco, no sé qué inteligencia o

determinación tiene, normalmente los mujeriegos y ligones no tiene el cerebro más grande que una manzana, pero, ¿y si, él sí? Y si empezaba a sospechar e investigaba, podría echarlo todo a perder. De todas formas no me preocuparía de ello, mandaría a alguien a investigarlo, y que lo siguiera, si este soldado se ponía a investigar y meter las narices donde no le llaman hablaría con el Luis, él se encargaría de hacer lo que hubieres que hacer. Pero en el fondo había algo que me incomodaba, algo que intentaba hacer que me sintiera mal, pero, intentaba no escuchar ese sentimiento y evitarlo todo lo que

pudiera. Pensaba en mi madre para evitar que el arrepentimiento viniera a mí, y el dolor de lo de mi madre me ayudaba a soportarlo. Pero esperaba que el dolor de mi

padre fuera tan grande que no fuera capaz de mover un dedo en contra de Luis, yo ya había obtenido mi venganza, él ya caería solo y se llevaría con él a Mike y espero que a Luke, pero, porque esos sentimientos de culpa y remordimientos luchaban por salir al exterior, ese... dolor. A caso ahora lo de mi madre perdía peso, no, no podía ser así, quien tenía que sentir dolor era mi padre, no yo.


Capítulo 12: Recuerdos No podía creer lo que acababa de oír, cada una de sus palabra se clavaron en mi

corazón como puñales incandescentes, uno tras otro. Tuve que salir de allí dejando a Mike y Luke solos el resto de la cena, a pesar de todo el dolor que sentía acompañe a

Margaret a su casa, nunca dejaría que le pasara nada, la quería como a una hija, como a la hija que parecía que acababa de perder. Margaret no hablo durante el camino, sabía como me sentía, al llegar a la posada su marido la recibió y nos despedimos. - Jean, estoy segura de que todo lo que dijo no iba en serio, ella te sigue queriendo, un corazón tan bueno como el suyo no se puede convertir tan fácilmente es algo tan

oscuro y frío. Esa que escuche hablar y gritarte no era nuestra Adele y lo sabes. La recuperaremos, ya verás. - Gracias por tus ánimos y tu optimismo Margaret, pero tú no vistes sus ojos, su mirada, me odia. - Dice que un día vendrá a visitarme y hablar conmigo, estoy segura de que podré ayudar, lo intentaré al menos. - Te lo agradezco mucho Margaret, pero no creo que logres nada, aún así gracias de corazón. Después seguí mi camino, y volví a mi casa, allí cogí una botella de vino y me senté en la mesa de mi despacho. Abrí uno de los cajones de esta, allí tenía el único recuerdo

que conservaba de mi familia, mi hermosa familia, un grabado en el que estaban mi mujer, mi hija y yo. Estuve unos minutos admirándolo hasta que no pude retener más las lágrimas y estas inundaron mis ojos.

Tengo tantos recuerdos hermosos de mi mujer y mi hija, aún recuerdo cuando conocí a mi mujer, yo aun era un simple soldado raso que patrullaba las calles de la aldea, y allí estaba, en el mercado, de pie frente al puesto de flores, con esa hermosa melena roja al viento, decidí acercarme a ella y, dios mío que ojos tan hermosos, color

avellana, como los tiene Adele, no pude evitar caer rendido a sus pies, a partir de ahí siempre fui a buscarla al mercado, hasta que un día conseguí que saliera conmigo, un par de años después nos casamos. Ella siempre acepto mi trabajo como soldado,


incluso me animo a luchar por subir de graduación, creo que si no hubiera sido por ella, ahora mismo no sería capitán de la guardia real. Y aquel hermoso primer día de primavera en el que nació Adele, tampoco lo olvidaré jamás. Después de un duro

embarazo y parto nació, el doctor pensaba que no llegaría a adulta, enfermo muchas veces, pero siempre sano, y al final acabó siendo un muchachita muy sana. El día en que nació y la sostuve entre mis brazos fue un día mágico, nunca había

sentido tanta alegría y amor hubo un momento en el que parecía que me sonrió. Le pusimos el nombre de Adele por la hermana de mi mujer, Judith, porque la adoraba y nunca volvió a saber de ella, ese nombre significaba de buen humor, agradable y

noble, desde luego así era ella, la vi crecer, le enseñe a ella y a Margaret a luchar con espadas, a tirar al arco y luchar, como pasatiempo, como juego, pero para que también se supieran defender. Mi hija era todo amor, alegre y con un gran corazón noble, era como el significado de su nombre. Siempre estuvo muy apegada a mí, su madre siempre le decía que parecía que estaba enamorada de mí y haber si se tenía que poner celosa. Al contrario que ella, Adele siempre me esperaba despierta todas las noches

para que le diera el beso de buenas noches y la arropara, Judith solo esperaba a que volviera con vida, cuando murió su madre, poco antes, me nombraron capitán, ya no

corría los riesgos de antes, ahora siempre estaba en palacio con el rey, con los guardias o en el cuartel, al morir Judith, Adele siempre estaba conmigo, fuera a donde fuera, y cuando ella lo podía estar se quedaba en casa de Margaret, e incluso allí, apenas dormía esperando mi llegada.

Pero todo cambio cuando conoció a ese estafador y ladrón, se comenzó a separar de mi, y cuando lo arrestaron todo comenzó a ir a peor hasta que llegó aquel día en que lo ejecutaron y ella desapareció. Echo mucho de menos a mi pequeña, sus tiernos abrazos, que por muy mal que hubiera sido mi día, cuando llegaba a casa y mi

pequeña me abrazaba, todo cambiaba y parecía una tontería, que al día siguiente todo sería mejor, eran abrazos llenos de vitalidad y amor, que parecían capaces de curar cualquier mal estar de sentimientos. Era mi vida, mi tesoro, y parece que no lo supe cuidar, ¿qué hice mal? Según Mike, cualquiera en mi lugar la hubiera dado en adopción, incluso me dijeron que lo hiciera, que un hombre viudo en mi puesto de

capitán no podía hacerse cargo de una niña de seis años, pero yo lo hice, y la eduque y cuide de ella, cuando desapareció tenía 17 años. Era mi vida, mi otra mitad, durante

estos 10 años no he hecho más que sufrir por ella, deseando recuperarla y volverla a tener entre mis brazos, abrazarla y sentir que todo irá bien y nunca más la volveré a perder, pero, ahora, me odia, no me respeta, y este dolor, es aún peor que antes, apenas

puedo sostenerme en pie, no puedo evitar llorar, esta aquí, en la ciudad, en palacio, tan cerca de mí, y, y... la he perdido para siempre, si antes pensaba que vivía en el infierno,


esto es aún peor, al menos antes no sentía este dolor tan profundo y esta tortura sobre mí. Dios mío, siento que me quiero morir, he perdido a mi pequeña y no puedo vivir teniendo que ver como me desprecia, sus miradas de amor convertidas en odio,

miradas que te llenaban de ternura y ahora te llenan de dolor y mal estar, porque están llenas de odio y desprecio. Ni si quiera me ha dejado explicarme. Ella era lo único que me ayudaba a levantarme cada mañana, a seguir viviendo después de lo de

su madre, pero ahora, ¿cómo podré vivir ahora? Solo quiero dejarme morir, pero Mike y Margaret no lo permitirán, ni el bueno de Luke, ¿pero acaso tengo algo por lo que vivir? Ahora mismo solo siento tristeza y dolor.... He perdido mi vida... He quedado muerto en vida...


Capítulo 13: Descubriendo la Verdad Esa noche fue una noche muy extraña, el capitán habló con su hija, y aunque estaban en el almacén pudimos escucharlo todo, que chica tan fría y sin escrúpulos, ¿cómo

podía hablarle así a su padre? Estaba muy perdido con todo esto, quise preguntarle a Mike pero dijo que ya hablaríamos del tema más adelante, y hoy, al amanecer estaba en casa del capitán y ninguno de los dos dio señales de vida, solo se escuchó algún grito que otro, parecía que Mike estaba regañando al capitán. A pesar de todo seguía

sintiéndome atraído por Adele; así que decidí ir a hablar con Margaret, siempre me he llevado bien con ella, su marido y sus pequeños, desde que los conocí por aquella noche que pase en la posada antes de pasar mis pruebas, después de ingresar siempre me pasaba por allí, con el capitán y Mike, o con los amigos, a cenar y lo que fuese. Al final acabamos haciendo una buena amistad. Cuando llegue a la posada me encontré con Jake, el marido de Margaret, un hombre con un gran corazón y muy amable. - Buenas Jake, ¿qué tal todo por aquí? - Hola Luke, muy buenos días amigo mío, ¿Vienes a llenar el buche o a hablar con Margaret? - A hablar con Margaret, pero, ahora que lo mencionas, me encantaría hacer ambas, aún no he desayunado. - Pues claro, ¿lo de siempre? - Por favor. - Bien, voy a llamar a Margaret y a prepararte el desayuno. - Gracias. Como siempre, Jake me recibía con los brazos abiertos y con una sonrisa, desde que lo conocía jamás lo vi triste, ni enfadado, era un gran hombre con mucho temple, desde


luego hubiera sido un buen soldado, aunque mejor así, Margaret tiene un marido estupendo y la posada unos dueños envidiables por cualquier otra posada de la ciudad. Mientras desayunaba, vino Margaret. - Buenos días, Luke. ¿De qué quieres hablar? - Buenos días, Margaret. De la mujer del capitán, la conversación de anoche, no entendí nada, y sabes que esos tipos de situaciones no me gustan. - Pues eres soldado, deberías ser capaz de aguantar situaciones tensas y desagradables, y no tener que saberlo todo. - Estoy acostumbrado, no tengo que saber detalles de nada, pero cuando se tratan de temas de la monarquía, y no personales del capitán. Vamos Margaret, somos una familia, tu misma lo dijiste hace tiempo, nunca pregunte por la hija del Jean, por respeto, por no traer los recuerdos, pero después de lo de anoche, ¿no crees que debería de enterarme de lo que está pasando? - Tienes razón, lo siento, pero es que esta situación me está poniendo muy nerviosa e incómoda, no me esperaba nada de lo que ocurrió, ella no era así. - Te entiendo, pero para poder ayudar, necesito saber porque Adele acusa a su padre de tal cosa. Ya me contaste lo de ese joven, pero nunca nada de la mujer del capitán.

- La madre de Adele se llamaba Judith, murió cuando ella tenía 6 años, no entiendo las acusaciones de Adele, porque que yo sepa y recuerde, y por lo que me contaron mis padres fue, que tuvo un accidente. - ¿Cuantos años tenías cuando ocurrió todo? - A punto de cumplir cuatro, soy tres años más pequeña que ella, nos conocimos

cuando tenía cinco, yo no conocía Judith. Pero más o menos a esa edad me contaron que la madre de Judith murió en un accidente de caballo. - ¿Qué ocurrió? No pude evitar sentir curiosidad, si fue un accidente, ¿por qué Adele acusaba a su padre de haber matado a su madre?


- Según me contaron mis padres y más tarde escuche de boca de muchos vecinos, es que Judith fue a visitar a una amiga al pueblo vecino, por lo visto se fue en la mañana, y cuando cayó la noche aún no había vuelto, por lo que Mike y Jean fueron a buscarla. Según dicen la encontraron muerta en el camino, su caballo y ella habían caído al río,

ambos estaban muertos en la orilla de este, el caballo parece que cayó sobre ella. Eso es lo que yo tengo entendido que pasó. - Y, ¿Tú crees de verdad que fue un accidente? - Luke, ¿qué estás insinuando? - No lo que tú crees, no estoy diciendo que Adele tenga razón, sabes que Jean es para mi como un padre, sobre todo desde que los míos murieron hace un año, pero, Margaret, de camino al pueblo más cercano desde aquí, no hay animal que asuste a un caballo, ni lugar escarpado para que este resbale y caiga. ¿No crees quizás que la

atacarán? Y alguien quiere que Adele piense que fue su padre quien la mató, no sé. ¿Paso algo raro u especial ese días o después de aquel día? Robos, acusaciones, algo así. - No, o... Espera si, hubo un juicio bastante importante en la corte, pero el pueblo nunca lo supo con seguridad, ni si era algo importante de verdad o solo rumores. - Margaret, por favor, piénsalo fríamente un momento, todo esto, ¿no te empieza a

sonar sospechoso? ¿Y de dónde ha salido ese duque? ¿Y por qué está con Adele? La muerte de Judith, la acusación de Adele a su padre, ese juicio misterioso... Aquí pasa algo raro, y no le digas paranoico por favor, dime que tú también lo ves. Después de ese comentario Margaret se quedó mirándome fijamente, y sólo pestañeo una vez, por un momento pensé que me tacharia de loco, pero con o sin ella iría a

hablar con Sebastián, y cuando tuviera alguna sospecha más, hablaría con el capitán. Pero si Margaret me apoyará y ayudará, sería algo más fácil para tratar al capitán. Después de unos minutos Margaret contestó. - Dios mío Luke, tienes razón, aquí hay algo raro. ¿Qué hacemos? - ¿Me ayudarás? - Por supuesto, ¿qué tengo que hacer?


- Si aquel día hubo un juicio o, ocurrió algo importante en la corte, Sebastián lo sabrá seguro, yo voy a hablar con él, tú intenta que Adele venga a hablar contigo. Después nos reunimos y nos contamos lo que sabemos, y si es suficiente, vamos a hablar con Jean, ¿estás de acuerdo?

- Por supuesto, me parece una gran idea, quiero recuperar a mi hermana. - Y yo la normalidad, mi paz y tranquilidad desde que llegue, pero con un poco de alegría. Cuando nos despedimos, ambos nos pusimos manos a la obra. Había que descubrir la verdad.


Capítulo 14: Misterios Después de que se fuera Luke mande a un mensajero a llamar a Adele, esperaba que

acudiera esta misma tarde, la conversación con él me había despertado muchas dudas, ahora sospechaba y no sabía cuál sería la verdad, y menos aún teniendo solo una versión. Aquella misma tarde Adele vino, la suerte estaba de mi parte. - No me puedo creer que hayas venido. Corrí a abrazarla, no pude evitarlo. Al menos ella me devolvió el abrazo, aunque fuera por poco tiempo. - Margaret, se por qué me has llamado y te lo contaré todo. Y así fue, me lo contó todo, como se fue, como le recogió el duque y la protegió. No me gustaba ese duque, tenía algo raro en él. De todas formas quise ir directa al grano. - Adele... Digo... Flor, ¿por qué acusaste a tu padre de matar a tu madre? Creí que ella murió en un accidente de caballo cuando volvía del pueblo vecino. - Eso es mentira, Margaret, estuve investigando y eso era mentira. Luis, el duque, me trajo al antiguo ayudante del primer ministro, y me confesó lo que ocurrió con mi madre.

- El ministro odia a tu padre, ¿cómo ibas a confiar en las palabras de su ayudante? - Porque también hubo testigos y hablé con ellos. - ¿Y si los hubieran sobornado? - Margaret, confía en mí, removí cielo y tierra, sería muy difícil que todos coincidieran con la misma información. Mi padre mató a mi madre.

- Pero, ¿por qué? No creo que tu padre fuera capaz de eso, es un hombre con un

corazón muy noble, sufrió por la muerte de tu madre como sufrió con tu desaparición. - Remordimientos, quizás.


- Pero... - ¡Margaret! Crees conocer a mi padre, pero no es así. La guerra con el otro Reino comenzó por el descubrimiento de que aquí había un traidor, un espía, y por no reconocer que el traidor estaba entre las filas cercanas al rey se tuvieron que buscar a una cabeza de turco, y cogieron a mi madre por no haber nacido en este Reino, así sería más fácil, la acusaron de traición y mi padre no tuvo inconveniente en ser su verdugo. - Adele, no puedo creer eso, yo... - Pues no lo creas, es tu problema, yo tengo las pruebas, y por eso he vuelto, para vengarme. - Adele, abre los ojos, me parece que no piensas claro, no creo que tu padre hiciese tal cosa, tiene que haber otra explicación, ¿cómo te vas a vengar de él? ¿No le estás haciendo sufrir bastante ya?

- Se acabó, me marcho, esta claro que no entiendes nada, aléjate de mí, y mi venganza con mi padre acabará cuando el este desacreditado, arruinado y muerto. - Dios mio Adele, ¡has perdido la cabeza! Después de esto se marchó, no me podía creer nada de lo que acababa de escuchar, esa no era la Adele que yo conocí, esa era un monstruo cegado por el sentimiento de la venganza, tenía que hablar con Luke.

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Cuando llegue a palacio no tuve mucha suerte, Sebastián estaba ocupado y tuve que esperar horas hasta que por fin pude hablar con él. Como siempre, a pesar de estar agotado, estuvo dispuesto a ayudar.


- Bueno, déjame que tome un par de vasos de agua y te atiendo encantado guaperas. Después de beberse media jarra de agua, me llevo a la sala junto a la cocina para tener algo de más intimidad y me ofreció asiento.

- Pues, tú me dirás, en que puedo ayudarte amigo, ya que últimamente no vienes solo en calidad de hablar como amigos.

- Lo siento de verás, ojalá tuviera que ser así. - ¡Eh! No te lo tomes a mal, no me importa, ya sabes que te ayudaré en todo lo que te pueda ayudar, y más después de la situación de anoche, a ver, dime, ¿qué quieres saber? - Anoche escuchamos a la hija del capitán acusándole de haber matado a su mujer. Esta mañana he estado hablando con Margaret y me ha dicho que la mujer del capitán murió en un accidente de caballo. Pero también me ha dicho que hubo un juicio muy misterioso en esa época. ¿Qué sabes de eso?

- Luke, os estáis metiendo en tierras ajenas, y eso es peligroso, deberías hablar con Jean antes que conmigo.

- En estos momentos Margaret tiene que estar hablando con Adele, cuando ambos tengamos la información que necesitamos hablaremos con él, pero Sebastián, por favor, que juicio fue ese, ¿qué sabes? - Mucho Luke, más de lo que debería, y sabes que en mi destaca mi discreción, es un asunto del que me dejaron muy claro que no dijera nada, sobre todo Mike y Jean. - Sebastián, esto va a ir a peor si no intentamos ayudar al capitán y a Adele, por favor, cuéntame. - Luke, es un tema muy serio, y te metes donde no te llaman, de verdad, dejadlo. - Sebastián...

Este se fue y me dejó con la palabra en la boca, a la noche hablé con Margaret y me contó todo, por lo que en ese mismo momento decidimos ir a palacio a hablar con Sebastián, aunque tuviéramos que sacarlo de la cama, y eso hicimos.


- Chicos, de verdad, os estáis metiendo en terreno muy delicado, el rey también me pidió guardar silencio, a todos los de la corte, no puedo hablaros de nada del juicio, de verdad. - ¿Ni aunque sea para ayudar al capitán? - Luke... - Sebastián, acaso quieres dejar morir al capitán y no hacer nada, porque eso es lo que quiere Adele, esta cegada por la sed de venganza y quiere acabar con su propio padre, y créeme, no tiene miramientos. - Por Dios santo, sentaros, os contaré...


Capítulo 15: La Verdad Todos nos sentamos y Sebastián comenzó a contarnos todo. - A ver chicos, de aquí no puede salir nada de lo que os cuente, solo hablad con el

capitán y su segundo, nada más por favor, o si se corre la voz me mandaran a la horca. - Claro que no diremos nada, esto solo lo trataremos con Jean y Mike. Margaret fue muy delicada, como siempre. - Esta bien, si, hubo un juicio, un juicio por traición a la patria. Antes de la guerra se descubrió a un traidor, y todas las pitas llevaron a Judith, la mujer del capitán, por lo visto su padre era espía y ya por ello pensaron que ella también. Todo se llevó con total discreción, pero sin contar con la guardia real, el primer ministro mando a dos mercenarios a buscarla y la cogieron cuando volvía del pueblo vecino. - ¿Y el capitán no sabía nada? - Nada, hasta que vi a Judith entrar por la puerta de servicio e hice llamar a Jean y Mike. Ambos llegaron, presenciaron el juicio y la defendieron. - ¿Entonces? - Tú que crees Margaret, el ministro presentó innumerables pruebas en contra de ella, no se saben de donde las saco, pero Jean no dejaba de insistir en que eran falsas y ella inocente, suplico al rey piedad por la madre de su hija, pero no valió de nada y la condenaron a la pena máxima por traición a la patria.

No pude evitar que se me cambiara la cara e intentar abrir la boca. - ¿Pena máxima? Eso es, eso es, tortura y hoguera. - ¡Qué! Margaret quedo horrorizada.


- Si Margaret, pero la madre de Adele tuvo suerte, y no murió de tan horrible forma. Creo que se porque Adele piensa que su padre mató a su madre, es porque el ministro tergiverso los hechos.

- ¿A qué te refieres Sebastián? Margaret y yo no dejábamos de asombrarnos a cada palabra que escuchábamos, tan malas personas habían formado parte de la corte del rey y todos sin saber nada y

engañados. Pero lo peor de la conversación estaba por llegar, la desgarradora verdad que Adele debería saber, y no la que ella piensa que es la verdad. - A que por una parte Adele si tiene razón, Jean mató a su mujer, pero por súplica de esta, él fue a liberarla para ayudarla a escapar y huir lejos, pero ella no quería pasar su vida huyendo, ¿qué vida era esa para su hija? Sobre todo porque si huía se sabría que Jean habría ayudado y hubiera sido enviado a la horca, así que por lo visto Judith le suplico que la matará y que dejará el arma allí. - Para fingir el suicidio y que el capitán saliera indemne. - Exacto, Mike me contó que Judith no tenía el valor para hacerlo ella misma, y con todo su dolor y sabiendo el dolor que causaría a Jean, pero ella solo quería mantener a

salvo a su familia. Así que el la apuñaló y murió en sus brazos, después dejo el cuchillo en sus manos y se marchó. - ¿Nadie sospecho nada? - Esa daga se la quitaron a uno de los guardias encargados de llevarla a la celda, así

que se pensó que se la había quitado en un despiste y se suicidó. Jean lleva cargando eso en su conciencia desde entonces. Adele debe saber la verdad, no es justo que el capitán pase por todo ese sufrimiento. - Lo sabemos, ahora hablaremos con él, Margaret y yo intentaremos idear un plan para solucionar todo esto. Gracias Sebastián, te debemos mucho.

- No hay de que amigos, para eso estamos, y por favor, tened mucho cuidado.

Margaret y yo salimos de palacio, y acompañe a esta a la posada, eran altas horas de la noche y no la dejaría ir sola por esos caminos, aparte de que le prometí a José que


cuidaría de su esposa. Una vez llegamos a la posada comenzamos a comentar todo lo que escuchamos, allí estábamos a salvo de cualquier cotilla del ministro. - Ayer me dijiste que veías algo sospechoso en todo, yo ahora lo veo aún más claro. - Yo también amiga mía, yo también. Alguien tiene mucho interés en quitarse al capitán de en medio.

- Quien le dio esa información a Adele conocía todos los hechos, de tal forma que pudiera tergiversarlos a su favor.

- Creo que va más allá Margaret. - ¿A qué te refieres? - A que alguien le tendió una trampa a Judith, y al morir no pudo salirse con la suya y ahora están usando a Adele. - ¿No te parece demasiado retorcido? - Puede, pero es algo que me escama, si no es así me parece algo muy simple, no lo sé. De todas formas, ahora voy a ir a ver al capitán, espero que quiera recibirme. Me marche y deje a Margaret pensando en mi loca y descabellada teoría, me dirigí hacia el cuartel para hablar con él capitán, pero cuando llegué tuve mala suerte, acababan de llegar órdenes de palacio.

- Luke, que bien que llegues ahora, hay ordenes de palacio. - Mike, necesito hablar urgentemente con el capitán. Es sobre... - Ahora no Luke, esta descansando, mañana hay que cumplir órdenes. - ¿Qué órdenes? - Mañana a primera hora de la mañana el capitán, tu, un montón de guardias y yo, debemos estar a primera hora en la salida de palacio.


- ¿Para? - Mañana al amanecer el rey y los duques irán de caza, y como siempre hemos hecho debemos escoltar al rey y sus altos cargos y a los invitados.

- De acuerdo pero, necesito hablar con el capitán, respecto a lo de la otra noche.... - Luke, te estás metiendo donde no te llaman. Déjalo. - Pero, Mike... - Es una orden. Me marcho, debo prepararlo todo para mañana y ayudar a Jean. Y tú vete ya a descansar, mañana estarás al mando de las tropas que acompañarán a los duques, descansa, te quiero en plenas facultades por favor. - Sí, señor. Conteste ya resignado, pero tenía que hablar con el capitán, durante la cacería tenía que conseguir llegar a él en algún momento. - Gracias Luke, recuerda, a primera hora en palacio. -Sí, no se me olvidará, tranquilo señor, allí estaré. El duque, cada vez me resultaba más sospechoso, salido de la nada, de la noche a la mañana, acogiendo hace diez años a una pobre cría enfadada con su padre, al cual

amaba con todas sus fuerzas, y, que quizás, si no hubiera sido por ese duque le hubiera perdonado lo de ese ladronzuelo y hubiera atendido a razones, pero no, ahora vuelve y cegada por un tupido pañuelo teñido de rojo por el deseo y las ansias de venganza.

Mañana, durante la cacería, tenía que acercarme a hablar con el capitán, y quizás a Adele, al menos tenía que intentar algo, lo que fuera para poder salvar la vida de ambos.


Capítulo 16: Un Largo Día Cuando amaneció me preparé para ir a la cacería con Luis, esperaba que fuera un día

corto, me quedaría con la reina y volveríamos cuando él terminará de cazar con el rey, era lo que había que aguantar, para que todo saliera bien. Pero cuando llegue allí todo cambió repentinamente, la reían se sintió indispuesta y no acudió, y para colmo mi

padre, Mike y Luke estaban allí, la situación se ponía cada vez más incómoda. Al final decidí ir con Luis y el rey de caza, creía que así la situación sería algo menos

incómoda, pero me equivoque, mi padre y compañía no dejaba de observarme. Un par de horas después aún no habían cazado nada, y al poco avistaron a una cierva, era hermosa, muy hermosa, no podía dejar que la cazaran, me disculpe con Luis y el

rey, les dije que volvía a casa, y mandaron a Luke a que me acompañase, la verdad es que me molestó un poco, pero mi plan era salvar a la cierva, así que con suerte me

podría librar de él. Decidí desviarme del camino y adentrarme en el bosque, así podría desviar a la cierva y salvarla, de paso creí que Luke me perdería de vista.

Una hora después más o menos, conseguí salvar a la cierva y despistar a Luke, llegue a un claro y decidí sentarme a descansar un poco disfrutando de la soledad, o al menos eso pensaba. - Si creías que te perdería de vista te equivocas, llevo siguiéndote todo el camino. - ¿Pero que...? Por Dios, déjame en paz, no tienes otra cosa que hacer, o algún trabajo para Jean o Mike.

- Si, y es lo que estoy haciendo. Cuando iba a reprocharle empezó a oscurecer repentinamente, por el olor a humedad parecía que se aproximaba tormenta, tenía que salir de allí, me levante de un salto del suelo y me acerque al caballo. - ¿Y esa prisa?


- Viene una tormenta, y nunca me he adentrado tanto en este bosque, con la oscuridad podría perderme y la lluvia es peligrosa. - Esta bien, vámonos pues. Ambos subimos a los caballos y nos marchamos, todo iba bien hasta que estalló la

tormenta, decidimos ir al galope pero el caballo de Luke resbaló y se cayó, Luke quedó atrapado bajo el caballo, cuando fui a ayudarle mi caballo se asustó, por un trueno, este se encabrito y caí. Por suerte solo me hice una pequeña herida en la cabeza, estuve inconsciente muy poco tiempo, cuando desperté quería marcharme y seguir el camino antes de que lo perdiera, pero no pude, no pude dejar a Luke allí, atrapado bajo el

caballo. Si fuera otro lo dejaría allí, pero no pude, había algo que no me dejaba, tenía que ayudarlo. Cuando lo saque de allí, lo arrastre como pude hasta una cueva cercana, acabamos empapados, encendí un fuego como pude, e intente que entráramos en calor, no me gustaba los movimientos de Luke, parecía que le costaba respirar, pudiera ser que tuviera una costilla rota, pero si no despertaba no podía hacer mucho más, pero

tampoco me atrevía a acercarme mucho más a él, me hacía sentirme nerviosa. Al final no tuve más remedio, me acerque a él e intente despertarlo. Pero de repente parece

que no respiraba y su cuerpo estaba muy frío, decidi acercarlo algo más al fuego, mi capa ya estaba casi seca, así que decidí taparle con ella, e intente despertarlo, su respiración era muy débil, empezaba a preocuparme.

- ¿Luke? ¿me oyes? ¿Luke? ¡Vamos Luke, despierta! ¡Luke!

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Cuando estalló la tormenta todos volvimos al campamento que montamos en la ladera, no cesaba de llover, y habría que volver pronto, pero me empezaba a preocupar Luke, ya debería haber vuelto, le dije que acompañará a Adele a casa y que volviera, y aún no había vuelto. Puede que le sorprendiera la tormenta, pero era poco probable, cuando volvimos al campamento él ya debería estar allí.


- ¿A qué le das vueltas Jean? - A Luke, aún no ha vuelto y me empiezo a preocupar, ya debería de estar aquí cuando llegamos.

- Tranquilo, estará bien, ya verás, quizás le haya sorprendido la tormenta al volver,

cuando escampe volverá y si no nos encuentra aquí volverá al cuartel o a la posada de Jake y Margaret. - No sé Mike, después de lo de Adele, Luke es lo único más parecido a un hijo que tengo, y tengo un mal presentimiento. - Jean, por favor, céntrate. - Me dijiste que no me dejará caer en la depresión, que buscará algo que me levantará, y eso he hecho, si algo le pasa a Luke, no me lo podré perdonar, ya sabes desde que murieron sus padres hace un año, no he podido evitar cogerle más cariño aún. - Lo sé, me sabe mal a mí también, yo también le tengo cariño, le ayudamos a hacer justicia por lo de sus padres, le acogimos y le ayudamos. Como dice Margaret, somos una familia, pero pensar que le ha pasado algo es peor, seguro que estará bien, ya verás. Deja de preocuparte. - Lo intentaré. Cuando cesó la tormenta volvimos a palacio, el duque a su casa y Mike y yo al cuartel. Pero cuando llegamos, Luke no estaba ahí, una hora después vino el duque a preguntarnos si nuestro soldado había vuelto, porque su esposa no estaba en casa. Lo peor de todo fueron las insinuaciones del duque. - ¿Donde está el soldado Luke? Dijo con mucho retintín el duque. - Aún no ha vuelto y no sabemos donde esta, ¿por qué señor? - Porque mi mujer tampoco ha vuelto, y no puedo evitar sospechar, ya se sabe la fama de los jóvenes soldados.


- ¿Disculpe señor? Luke, es uno de los mejores soldados de la guardia, no insinué situaciones que puedan provocar graves problemas, sin tener pruebas. Lo más

probable es que les sorprendiera la tormenta y ahora estén de vuelta y lleguen pronto. - Me da igual, quiero que vayan a buscar a mi mujer y la lleven a casa, si no le diré al rey que su guardia no ha querido colaborar en una petición mía.

- Si señor, ahora mismo formaremos una patrulla de búsqueda, no se preocupe. El duque se marchó con sus aires de grandeza y nosotros montamos la patrulla de

búsqueda, la verdad es que por una parte me preocupaba, porque Adele siempre se ha orientado muy bien el bosque y sabía moverse por él, al igual que Luke, y por ello ya deberían haber vuelto, la tormenta escampo hace horas, si todavía no habían vuelto, es que algo había ocurrido para ralentizarlos. Espero que ambos estuvieran bien.


Capítulo 17: ¿Otro Día Más? Al poco que se marchará el duque montamos la patrulla de búsqueda y fuimos hacia

al bosque, aunque llegar allí, recorrer toda la ladera y meternos en el bosque llevaría muchas horas, pero esperaba encontrarlos sanos y salvo a los dos, a pesar de todas la palabras de Adele era mi hija, y no le deseaba ningún mal, solo que estuviera bien.

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Zarandeé a Luke con fuerza pero no obtuve respuesta, decidí ponerlo de lado, como hacía mi padre cuando enfermaba con esas toses tan desagradables, parecía que

funcionó, ahora respiraba con algo de menos dificultad, pero aún no despertaba, a pesar de todo lo dejaría descansar y mañana lo volvería a intentar, pero, seguía

estando muy frío, no podía dejar que perdiera más calor, así que me tape con la capa y me recosté junto a él, espalda con espalda, aunque a la mañana al despertarme, muy a

pesar mía estaba abrazada a él, y cuando me di cuenta me asegure de que aún dormía, así era, no se había despertado ni parecía que se hubiera movido de su sitio. Me levante y decidí ir a buscar algo para desayunar, al volver noté algo raro en Luke, me

daba la sensación de que no respiraba, me acerque a él todo lo que pude, quería ver si respiraba, parecía que no, así que apoye mi cabeza sobre su pecho, para ver si su corazón aún latía, entonces... - Sigo vivo, si es eso lo que te preocupa, pero con este dolor no es fácil respirar a un ritmo normal.

No pude evitar sobresaltarme y alejarme de él de un salto y acabar al otro lado de la cueva.

- ¿De qué vas? ¿Por qué no te has movido cuando me he acercado? - Quería comprobar la bondad y la nobleza de tu corazón, después de esto, veo que aún hay algo bueno en ti.


- ¿De qué hablas, después de qué? - De salvarme, de no dejarme morir. - Mis problemas son con mi padre, no con los demás. - ¿Seguro? No parecía eso por tu forma de mirarme, a mí y a Mike, era la misma mirada con la que mirabas a tu padre, llena de venganza. No me lo podía creer, ese chico me estaba calando, y eso no me gustaba nada. No podía dejar que se oliera mis planes y los de Luis, ni de lejos. Pero, es que me ponía muy nerviosa, no podía disimular cerca de él, era muy difícil. - Por cierto, tienes unos ojos muy bonitos. - ¿Disculpa? Soy una mujer casada, que te haya salvado no quiere decir que puedas y te deje cortejarme...

- ¿Qué? Yo no te estoy cortejando, solo he hecho un comentario, es qué decir un

comentario bonito ahora es cortejar, desde luego no hay quien te entienda, de borde pasas a una asesina sedienta de venganza, a una amante de los animales y buena

persona que me salva y ahora vuelve a ser una borde. ¿Pasas muy a menudo por esos trances? Lo digo porque no quiero que de un momento a otro vuelva la asesina sedienta de venganza y la pagues conmigo. - ¿Pero tú estas bien? Te debiste de golpear la cabeza al caer, porque no es normal tanta palabrería sin sentido. Y yo no soy una asesina... No he matado a nadie. - Aún, pero lo de tu padre si se podría considerar intento de asesinato. - Lo de mi padre es asunto mío y no deberías meterte, no te incumbe. - Si mi incumbe, tu padre es como un padre para mí, y no se merece lo que le estas haciendo. Él te quiere y te ha echado mucho de menos, desde que desapareciste ha vivido en un infierno y para colmo vuelves para torturarlo más en vez de volver a ser felices y acabar con ese sufrimiento.


- ¿Es que acaso tus padres no dieron suficiente amor que lo necesitas del mío? Él no es mi padre, mato a mi madre. -Primero, mis padres si me dieron amor y me criaron como pudieron, hasta que el marqués de donde yo vivía decidió quemar toda la aldea a quien no pagara sus altos impuestos, mis padres no tenían para pagar y los quemo en su casa, tú padre me ayudo a hacer justicia y que el marques pagara por sus asesinatos. Le debo mucho a tu a

padre, y no voy a dejar que le hagas sufrir así. Y segundo, tu versión de los hechos respecto a tú madre no encaja mucho con la versión de medio pueblo y toda la corte que juro silencio ante el rey.

- Mira lo siento por lo de tus padres, pero que la corte tenga otra versión de los hechos me da igual, el rey podría haberlos sobornado o mandado jurar silencio y proteger la verdadera versión, mi versión. - ¿Y por qué tu versión es la verdadera? ¡Ah! Ya entiendo, porque eres la niñita enfadada enamorada ciegamente de su querido marido, y este es un santo, y todo lo

que diga es verdad, y todos los demás somos los malvados ogros que quieren engañarte y hacerte daño, porque tu padre y la gente con la que has crecido y te quieren con locura de verdad ahora son los que te quieren mentir y hacerte daño. Mira yo solo

llevo tres años aquí y tu padre, Mike, Margaret y su marido son para mi como una familia, al contrario que tú querido duque que desde que lo vi me ha dado mala espina y no lo trago.

- ¿Acaso lo conoces? No puedes hablar porque no lo conoces, no sabes nada de él, igual que no sabes nada de mí.

- No me hace falta conocerlo, mi instinto nunca falla, y tu querido duque no es buena persona, tú si lo eres, y te estas dejando engañar e influenciar por tu querido duque, incluso apostaría que ni si quiera lo quieres de verdad, te ha hecho creer que lo quieres para poder utilizarte dios sabe para qué. - Claro, porque tú crees en el amor a primera vista y que todos tenemos a nuestro verdadero amor esperándonos, y siempre llega a nosotros y sin buscarlo.

- Pues mira, ya que lo dices si, y que se salven y te colmen de regalos y quieran

ayudarte a llevar a cabo una venganza absurda, dándote pruebas falsa, en vez de ayudarte a entrar en razón, no es amor.


-¿Y tú que sabrás? No sabes nada. - Se mucho más de lo que crees, te he calado, desde la primera vez que te vi, y fue un golpe muy bajo saber que eras la hija desaparecida del capitán y para colmo así de mala persona. - Yo no soy mala persona, yo quería a mi madre, y mi padre me la arrebato porque el rey se lo ordeno, la acuso de traidora y no tuvo miramientos en condenarla y

ejecutarla, y después seguir criándome como si nada hubiera pasado. Prefirió cumplir órdenes al amor de mi madre, y eso no se lo perdonaré jamás. - ¡Nada de eso es verdad..! - ¡Deja ya de decir eso..! - ¿¡Por qué!? ¿Por qué las verdades duelen? ¿Por qué tú tienes que llevar razón por que tu duque es un santo? ¡Venga ya y madura! - ¡Callate,callate, callateeeee! - ¡No pienso callar hasta que reacciones y te dignes a escuchar la versión de tu padre! ¡Despierta ya! ¡Te están utilizando para algo mayor y no lo ves!

Luke me estaba sacando de quicio, la conversación acabo a gritos y al final acabe

acercándome a él para pegarle y hacer que se callara, pero a pesar de estar herido tenía más fuerza que yo y consiguió ponerse de rodillas y cogerme las muñecas, la única defensa que me quedaba era gritar, pero para cuando me di cuenta mi grito se ahogó, quise apartarme de él, pero no podía, porque en el fondo no quería. Ese

estúpido soldado consiguió hacerme callar con un beso, eso sí que no lo vi venir. Pero yo tampoco hice nada porque acabará, siempre estuve segura de que quería Luis, me case con él muy segura de que lo amaba, pero, ahora, dios mío ahora dudaba de si

quería al duque, nunca había sentido por él lo que estaba sintiendo por Luke. De un simple beso para hacerme callar se acabó convirtiendo en un beso apasionado, de

querer salir de allí y dejarlo abandonado en esa cueva, ahora no quería que acabara nunca ese momento, desde que me peleé con mi padre y me presentaron esas pruebas de lo que le había hecho a mi madre, nunca me había sentido tan bien, tan querida.


Acaso, ¿lo quería de verdad? Eso quería decir que haberme casado con el duque se convertiría en el peor error de mi vida. Dios mío que me estaba pasando...


Capítulo 18: Pandora Dios mío, ese beso, nunca pensé que diría esto, pero, pero creo que me he enamorado... - Ves, ya te has callado, ahora ojos bonitos, ¿podemos hablar tranquilamente? - ¿Pero qué has hecho? - Sí, lo sé, eres una mujer casada, pero tu marido no me asusta... Nunca había sentido algo así por una chica. Y, por cierto, tú tampoco has hecho nada por evitarlo o apartarme de ti. - Yo tampoco había sentido esto nunca, y más vale que el duque no se entere. - No tiene porque enterarse. Déjame demostrarte que te quiero, por favor escúchame. - ¿Qué? - Margaret y yo estuvimos investigando acerca de lo de tu madre, y la usaron de cabeza de turco, Adele, aquí se esconde algo más gordo, si nos ayudas podremos averiguar algo más y llegar al final de esto. Por favor, escucha a tú padre.

Se quedó mirándome fijamente a los ojos durante unos largos segundos, y por fin se animó a contestarme.

- De acuerdo, hablaré con mi padre, pero lo hago por ti y por Margaret, pero ahora tú y yo tenemos un problema, y es que estoy casada.

- Créeme, eso no es problema, ya lo solucionaremos. Ahora deberíamos volver, estoy seguro de que tu duque ha mandado a que nos busquen. - Tienes razón, además, debería mirarte el médico. Adele me ayudo a levantarme, y me sirvió de apoyo todo el camino, y también

hablamos de muchas cosas, cada vez estaba más de acuerdo con Margaret, Adele era una chica increíble, noble y buena. Cada vez me sentía más atraído por ella. Cuando ya estábamos saliendo del bosque escuchamos caballos, unos minutos después nos


encontramos con la patrulla de búsqueda y el duque, lástima, porque Adele quiso decirme algo, pero cuando llegó el duque se cortó, y tampoco le hizo mucha gracia vernos juntos. El capitán vino a abrazarme, se preocupó al ver mi estado, bueno, se preocupó más de lo que parece que ya estaba.

- ¡Luke! ¿Estás bien? Dios mío que mal aspecto. - Tranquilo Jean, parece peor de lo que es, pero estoy bien. - ¿Qué te ha pasado? - Nos sorprendió la tormenta, mi caballo se asustó y cayó encima mío, Adele me salvo. - ¿Adele? Preguntó Mike sorprendido, que vino a ayudarme. - Si, señores, traigo buenas noticias. Cuando llegamos al cuartel el médico me examinó, al parecer tenía algunas cosillas

rotas y estaba bastante magullado, lo suficiente para que me retirarán del servicio por un tiempo, pero a pesar de ello yo seguiría investigando con Margaret acerca del

duque y la madre de Adele, tenía que buscar alguna conexión, me daba la sensación de que el duque escondía algo, y podría ser acerca de eso. Después del examen del médico fui a hablar con Mike y Jean. - Bien, cuéntanos, ¿qué buenas noticias son esas, hijo? - Tengo una buena y una mala. ¿Por dónde empieza? - Por la buena, por favor. Me pidió Mike con gesto de súplica. - Bien, Mike si recuerda bien le pedí hablar con el capitán la noche antes a la cacería, el motivo era que Margaret y yo habíamos investigado y descubierto lo que hizo usted

por su esposa señor, y llegamos a la conclusión de que alguien le tendió una trampa, y


ahora ese alguien quiere seguir su venganza y esta usando a Adele. Posiblemente el duque, pero no lo sé con seguridad y tampoco tengo pruebas. - Luke... - Déjeme acabar capitán, se lo ruego. - Esta bien, adelante. - Gracias, verá, Adele me salvo, y mientras estábamos refugiados, la convencí para que hable con usted, sin peleas, acepto escuchar su versión de los hechos, y mejor que no me pregunte como lo he logrado.

- ¡Dios mío Luke! Eso, eso es una gran noticia, como puede a ver una noticia mala en todo esto.

- La mala, la mala es que me he enamorado de su hija, señor. La habitación se quedó en silencio y ambos me miraban muy fijamente. - ¿No serán los mismos sentimientos que sentías por Sol? - No señor, esta vez no me la puedo quitar de la cabeza, y tengo la gran necesidad de protegerla y alejarla de ese duque, y traerla de vuelta a casa. - Si de verdad la quieres, a mí no me parece ningún problema, y ni una mala noticia, ni mucho menos, gracias Luke, etas haciendo mucho por esta familia. - También es la mía señor, mañana a primera hora iré a informar a Margaret y Sebastián de esto. Después buscaré la forma de contactar con Adele y concertar la visita de ambos. - Gracias, de corazón Luke, gracias. Mike y Jean me abrazaron, después me ayudaron a levantarme y llegar a mi habitación. Mañana, a pesar de estar herido, me esperaba una larga mañana.


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- ¿Qué hacías tan pegada a ese soldado? - ¿Perdona? Por dios Luis, ni se te ocurra llevar el tema por donde creo que lo quieres llevar. Estaba herido, por eso estaba pegada a él, le ayudaba a mantente en pie. - Eso lo entiendo, lo que no entiendo es como lo mirabas, lo ves tres veces y ya has caído en las redes de ese mujeriego, porque eso es lo que es, un mujeriego. - ¡Luis! ¿Te estás escuchando? Por favor, yo jamás te sería infiel, te quiero. - Mientes, te has enamorado de ese soldado, ¿no le habrás contado nuestros planes? - ¿Estas loco? Por supuesto que no. Te estás equivocando, y ahora mismo me voy a mi habitación, no pienso aguantar más comentarios absurdos.

Adele se subió a su habitación enfada, pero después de ver como se miraban esos dos, no pude evitar ponerme celoso, es verdad que atrae a Adele a mí para poder usarla para mis planes, pero con el paso de los años me acabe enamorando de ella, y no

pensaba permitir que un soldaducho como ese me la arrebatará, nunca, ella estaría a mi lado para siempre, al menos hasta que la muerte nos separase, como bien dijo el cura el día que nos casamos. Minutos después apareció mi hermana y mi cuñado, para saber que eran esos gritos.

- Cuñado, ¿se puede saber a qué vienen esos gritos? - ¿Ya ha aparecido Adele? - Si, ya la he encontrado y la he traído de vuelta a casa. - Y, ¿a que venían esos gritos? - A nada hermana, tonterías. - Luis...


- Creo que se ha enamorado de ese soldado que va siempre con su padre. - ¡Qué! ¿Tú estás loco? No podemos permitirnos eso. ¿Estás seguro? - He visto como se miraban, algo ha pasado en ese bosque, ella jura que no, pero esas miradas...

- ¿Crees que le habrá confesado algo? Es débil, sabía que era débil, y que esto podría complicarse.

- Ella jura que no ha dicho nada, y la verdad la creo, si no ya tendríamos a todo el ejército aquí para apresarnos o ejecutarnos inmediatamente. - Tienes razón, pero, ese soldado sospecha de nosotros, si vuelve a Adele en nuestra contra y se reconcilia con su padre, ahí ya sí que estaremos perdidos. - Tranquila, no dejaré que eso pase. - Más te vale, Luis, más te vale. Recuerda lo que está asquerosa monarquía le hizo a nuestra familia, tenlo muy presente.

- Siempre lo tengo muy presente Ylia. Mi hermana y su marido se fueron dejándome en el salón, vaya día llevaba, después de eso tuve que tomarme más de una copa.

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No me podía creer que el idiota de mi hermano fuera a fastidiar el plan a estas alturas, le deje bien claro que supiera controlar a esa pequeña zorra, pero se tuvo que despistar, desde luego es un inútil. - ¿Qué hacemos Ylia?


- Llámale, dile que aunque no le guste tenemos que reunirnos, deberíamos trazar un plan B por si acaso este se tuerce, no confío en que mi hermano maneje a esa idiota, al final ha resultado que se ha enamorado de verdad de ella, y esos celos es probable que nos traiga problemas.

- ¿Solo quieres que le llame para reuniros? También podría encargarme de del problema, para que este plan no falle.

- Tienes razón, mata a ese soldado, pero se discreto, que parezca un accidente, y aún no lo hagas, no quiero correr riegos, espérate a que me reúna con él, mientras busca información sobre ese soldado, no quiero que me pille desprevenida. - Esta bien, como quieras, pero pienso que lo mejor sería quitarlo de en medio, como a tu hermano. - Tranquilo Mark, cada cosa a su tiempo, con los planes hay que tener paciencia para que salgan bien, si corres mucho puedes meter la pata y arruinarlo todo. Tú solo

asegúrate que eso dos no se ven, para que ella no se ablande y lo suelte todo. Que mientras de mi hermano me encargo yo. Cuando llegue el momento los iremos quitando de en medio, a todos. - Esta bien. Voy a buscarlo. - Dile que nos reuniremos en la iglesia abandonada, en el antiguo sepulcro de la Santa. - Si querida. Mi venganza se llevaría a cabo, y no pensaba dejar que nadie lo impidiera, y menos el inútil cornudo de mi hermano, y su querida esposa y su amante. Si era necesario, los mataría a todos.


Capítulo 19: La Conspiración Luke me dio una gran noticia y no pude evitar sentirme mucho mejor y más feliz,

quizás pudiera recuperar a mi hija, antes lo hubiera creído imposible después de la conversión que tuvimos, pero ahora podía ver algo de luz. Pero por ahora tenía que seguir con mi vida, así que como cada mañana acudí a palacio con Mike, para

asegurar que los soldados cumplían sus órdenes y para que el rey diera las órdenes que tuviera que dar, y si necesitaba consejo de algún tipo. Esa mañana acabamos teniendo una reunión con el rey y el primer ministro acerca de los impuestos del pueblo, como siempre el ministro encontraba la solución a todo con violencia y dejar pobres, aún más, a lo humildes campesinos del reino. Como siempre

acabamos en disputa, nunca me lleve bien con el primer ministro, siempre estábamos enfrentados desde que nos conocimos en la corte. Cuando acabó la reunión Mike y yo nos dispusimos a volver al cuartel y de paso hacerle una visita a Luke, para ver como se iba recuperando de sus heridas. Todo iba bien hasta que el primer ministro nos apareció.

- Míralo, como siempre pavoneándose por la corte, lleva más de veinte años en el cargo y sigue todavía como si fuera un pavón real.

- Lo sé, siempre estuvo ansioso por el poder, no paró hasta que el rey lo nombró ministro.

- No debió. - Todos opinamos igual Mike. - Pasamos a saludar a Sebastián antes de ir a ver a Luke. - Claro. Entonces decimos coger las escaleras de servicio para ir a la cocina o a la sala de

servicio para buscar a Sebastián y saludarle, y ya de paso darle la bona nueva sobre Adele.


- Vaya por Dios, Pierre Eduard se dirige hacia nosotros. Dijo Mike con retintín. - No fastidies... - ¡Jean! ¿A dónde vas por ahí? Se que la guardia no podéis andar a vuestras anchas por todo palacio, pero no hasta el nivel de tener que ir por la vía del servicio. - Vamos a saludar a un amigo Eduard, nada más. - Es verdad, olvidaba de que vosotros os relacionáis con la plebe. De ahí, esa necesidad de ayudar a la plebe, no subir los impuestos no los ayudará, porque si el Reino sigue pobre, ellos también. - Tus bolsillos, querrás decir... - Ya sabemos que odias que el rey nos escuche más a nosotros que a ti, pero, el rey tiene más conciencia que tú, aparte de que nosotros no lo atosigamos ni hicimos uso de ciertas situaciones para llegar a nuestros puestos. - Si, debe ser eso, y tú Mike, ¿haces algo a parte de perseguir a Jean por todas partes

como su perrito faldero? Por cierto, el duque me ha dicho que le diga, capitán, que su soldado Luke, no se vuelva a acercar más a su esposa. Me retiro caballeros, tengo asuntos más importantes que atender. Después de ese comentario el primer ministro se fue por donde vino. Dios mío como le odiábamos, Mike tenía ganas de estrangularlo con sus propias manos, y la verdad, si pudiéramos no se lo impediría.

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Vaya mañanita la mía, primero el rey no acepto ninguno de mis consejos, y después

tuve que soportar a esos ineptos inoportunos de la Guardia Real, Jean y Mike, siempre interfirieron en mis planes, pero mi mañana no se iba a tranquilizar, claro que no,


ahora tenía que reunirme con Ylia, espero que no estuvieran metiendo la pata con el plan, era lo que faltaba ya. Cuando llegue al lugar acordado para el encuentro, Ylia y Mark ya estaban allí esperándome. - ¿Qué ocurre, para que esta reunión? - Para saber si eliminar a alguien o no. Parece ser que mi hermano sospecha que Adele tuvo algo con el soldado de la Guardia Real, Luke, sinceramente, la note rara, creo que podría arruinarlo todo. - ¿Quieres matar a la hija de Jean? Estas loca, es la pieza clave en todo esto. - No si se reconcilia con su padre. O por lo menos quitar de en medio a ese soldado. - ¿Sabes lo que me costó llegar hasta aquí? ¿Cuantos años intento hacerme con el

poder? El estúpido del rey no es tan imbécil como yo creía, no se fía de mi ni de mis métodos, el quiere ser bueno con el pueblucho. Así nos va a arruinar, el pueblo tiene que tener claro quien tiene el poder y esta en lo alto. Y Jean, sabes cuánto tiempo llevo intentando quitar a Jean de en medio, y no hay forma. - Lo sé señor, pero... - ¡Pero nada! Quise hundir a Jean con la muerte de su esposa y no lo conseguí, pero

sabes lo que me costó crear esas pruebas falsas para que después eso fallará, pero, hay que arriesgar para ganar, así que cree pruebas falsas para inculpar al noviecito de Adele, sabía que huiría enfadada con su padre, y así fue, tu trabajo era convencer a tu hermano de que la acogiera y yo os daría esas pruebas para que odiara a su padre. Ahora, a estas alturas no me vengas con querer matarla antes de tiempo. - Lo sé, señor, yo llevo 10 años aguantándola, y soportando que mi hermano acabará enamorándose de ella, pero ahora podría ser un estorbo y arruinarlo todo. - No aguanto al rey, ni a Jean y Mike, nunca lo he hecho, pero desde que mandaron a la horca a mi querido primo, el marqués, para ayudar a ese soldaducho, los aguanto aún menos. Entonces quise acelerar el plan, pero, ¿lo hice?


- No. - Exacto, porque la paciencia es clave para que los planes salgan bien, y este saldrá bien, por algo llevo años planeándolo. ¿Tú quieres vengar a tu familia? - Sí señor. - Pues se paciente y espera a la noche del baile, total, solo quedan unas semanas, pronto todo acabará. Seamos pacientes. - Entonces, ¿qué hacemos con Adele y Luke? - Esperar. - ¿Esperar? ¿Pero..? - Pero nada, esperar, vigilarla, cuando entra y sale sola de la casa, y seguidla, cuando sepas cuando y como se reúne con el soldado dadle el chivatazo a tu hermano,

anónimamente, que los descubra juntos, la justicias ya hará su tarea, me encargaré que hasta el día del baile, Adele solo reciba un pequeño castigo y al soldado lo envíen a la horca, como hice con su antiguo novio.

- De acuerdo señor, pero, ¿y si mientras averiguamos donde se reúnen, esta lo destapa todo? ¿No deberíamos actuar antes? - Hay que arriesgar para ganar, Ylia, no desvelará nada por respeto a Luke, se como es Jean, no dirá nada hasta que se sienta mal, en ese tiempo nos da lo suficiente para llevar a cabo lo que te he dicho. - De acuerdo señor, lo haremos como usted dice. - Por supuesto, si no, no cumplirán tus deseos de venganza. Por cierto, controla mejor a tu hermano, es un inútil, y no necesitamos que descubra nada, sigue manejándole, necesitamos su amistad con el rey para que todo salga como queremos. - Mi hermano está controlado, no se preocupe.


- Eso espero Ylia, porque si no, tú y tu marido, no os librareis de caer junto con Adele, su querida familia, y toda la monarquía de este Reino. ¿¡Ha quedado claro!? - Cristal, señor. - Bien, más o vale, ineptos. Por Dios, como podían ser tan inútiles. Desde luego hoy no ganaba para disgustos, pero pasará lo que pasará, yo, me saldría con la mía, y si no en el intento vería caer a Jean, se acabó no hacerme caso y tomar mis decisiones en cuenta, era el primer

ministro, y mis palabras debían ser escuchadas, respetadas, tomadas en cuenta, y una

vez cayera la monarquía, mi órdenes serían acatadas sin queja ni negación alguna. Ya estaba harto de que Jean se quedará con todo, llevaba años planeando esta venganza, ahora me tocaba a mí ganar, y nadie ni nada arruinaría mis planes. Y en el momento que esa estúpida, su marido y su hermano, dejarán de serme útiles, los quitaría de en medio, la noche de ese baile sería mi gran noche, porque esa noche yo me coronaria como rey del Reino, y ya sí que nadie podría pararme, y a todos

aquellos que junta creyeron que llegaría ahí, y todos los que me arrebataron todo, incluido el amor, lo pagarían, igual que pagarían lo que le hicieron a mi primo, eso ya

fue la gota que colmó el vaso. Ahora todos pagarían por lo que me hicieron, ahora, me tocaba ganar a mí...


Capítulo 20: Familia Como cualquier otra mañana me levanté, levante a los niños, hice el desayuno,

mientras Jake, que siempre se levantaba antes que yo, ya estaba atendiendo a los clientes de la posada. En cuanto estuve lista me dispuse a ir a ayudarle, como siempre, cuando llegue Jake estaba hablando muy alegre con alguien. - Buenos días, querido. - Margaret, mira quien ha venido. - Hola Margaret. - Adele... No me lo podía creer, era ella, después de nuestra última conversación no creí que volviera a verla. Que alegría tan grande me recorrió el cuerpo al verla ahí de pie,

charlando alegremente con Jake, aunque acabará de conocerlo, esa era la Adele que yo conocía, esa era la chica que fue mi mejor amiga y mi hermana. - Espero no importunarte al venir tan temprano. - ¡Oh, no! Claro que no, es un placer tenerte aquí. - Desde luego, eres bienvenida aquí, ven siempre que quieras, todo lo que haga feliz a mi mujer me lo hará a mí. Ir a hablar a sala de estar de casa, ahora os llevo algo de desayunar, ligero, supongo que ya habréis desayunado. - Si, yo con los niños. - Y yo en casa, pero la verdad, he desayunado poco, así que, si no es molestia... - ¿Molestia? Ninguna mujer, aquí como en tu casa, ¿verdad Margaret? - Por supuesto, ¿qué quieres?


No pude evitar contestar con mucha alegría e ilusión. - Un zumo de naranja, por favor. - Marchando, ahora te lo llevo, tú quieres algo querida. - Lo mismo querido, gracias. Ambas fuimos a la sala de estar de casa y nos sentamos junto a nuestra pequeña

chimenea, en la que sólo quedaban ascuas, pero aún había un calor muy confortable en la habitación. A los pocos minutos llego Jake con los zumos y unas magdalenas. - Las magdalenas las acaba de traer Sisí, recién hechas, es la mejor confitera del pueblo y amiga nuestra, siempre trae algo de regalo por cuidar de su hijo cuando ella está ocupada.

- Vaya, tienen una pinta exquisita, gracias. - De nada, y que os aproveche chicas, que disfrutéis de vuestra reunión. Avisarme si necesitáis algo. - Claro cielo, gracias. Cuando Jake se marchó estuvimos unos minutos en silencio, pero al final Adele lo rompió. - Al final encontraste tu príncipe azul, parece un hombre maravilloso. - Lo es, es un hombre maravilloso, te eche de menos el día de la boda, y los días en que supe que estaba embarazada y nacieron mis hijos. - Lo siento mucho, de verdad. ¿Cuántos hijos tienes? - Dos, ambos barones. ¿Tú tienes hijos? - No, la verdad es que no, ni si quiera he pensado en tenerlos, aún. Oye, he venido a pedirte disculpas por como acabamos la última vez.


- Estas perdonada, no hacía falta que vinieras, yo se que esa que hablaba no eras tú. - Supongo que no, pero tenía que venir a pesar de todo, bueno, y que me pillaba de paso para ir al cuartel.

- Y tan de paso, estamos al lado. - Cierto. Me encantó volver a ver esa sonrisa, su sonrisa y sobre todo cuando se mordía el labio inferior, eso era que había algo más. - ¿Y esa sonrisilla? Te iba a preguntar si vienes a hablar con tu padre, pero me da que no, que vienes por otra cosa. - No, no, solo vengo a hablar con mi padre y Mike, se lo prometí a una persona. - No me mientas, vienes a ver a Luke, hace una semana que paso lo del bosque, ya hable con él y me contó lo que pasó. - ¿Cómo que te contó lo que pasó? ¿El qué? - Que te convenció para que entraras en razón, con lo que averiguamos él y yo. - Si, cierto, eso, si, y por eso vengo a hablar con mi padre, para darle una oportunidad. - Eso y lo del beso. - ¿Qué beso? No sé de que estas hablando. - Ya, te han empezado a brillar los ojos cuando he mencionado a Luke, ¿te gusta verdad?

- A ti no te puedo ocultar nada, nunca he podido, sí, me gusta Luke, pero soy una mujer casada, y no puedo arriesgarme, Luke podría pasarlo mal, no quiero saber lo que haría el duque contra el si supiera lo que pasó, y aún menos si yo le fuera infiel. - Pero si no le amas, no le amas, también debería respetar eso. No sé, quizás podrías huir con él.


- Margaret, nunca creí que escucharía tales cosas e ideas locas como esa salir de tu boca. Ambas nos reímos después de ese comentario, pero yo iba en serio, ese duque no me gustaba nada y no quería que le hiciera daño a mi amiga. - No se Adele, ese duque no me gusta, me da mala espina, y no quiero que te haga daño, y tampoco que te condenes a vivir una vida desdichada lejos de quien de verdad quieres.

- Necesito saber que paso con mi madre, y si no la mató mi padre, ni murió en un accidente, si era inocente, quiero saber porque y quien la condenó injustamente y para que fines, si el duque lo descubre, no me dejara. - ¿Descubrir qué? Adele, te ayudaré a lo que sea, a espalda de quien sea, pero una vez acabemos y descubramos lo de tu madre, vete, vete lejos con Luke y se feliz .

- Margaret, yo... Justo en ese momento llegó Jake acompañado de Mike, no me lo esperaba, y creo que cortó a Adele cuando iba a decirme algo importante, pero aún así esperaba que en algún momento me lo dijera.

- Hola chicas, siento interrumpir, pero ha venido Mike y quería ver a Adele. - No pasa nada, adelante Mike, ¿quieres tomar algo? Bueno, si a Adele no le importa. - No, no, sientate con nosotras, de todas formas ahora iba a ir a hablar con él. - Te he visto entrar temprano, y bueno, no sabía si entrar o no. ¿Qué es eso de que ahora iba a hablar conmigo?

- Adele iba a ir ahora al cuartel a ver qué tal esta Luke y a hablar con su padre y contigo. - ¿De verdad?


- Si, prometí a Luke, que escucharía a mi padre, pero antes quería pasar a pedirle disculpas a Margaret por como la trate en nuestra última conversación. - Vaya, ese muchacho no deja de obrar milagros desde que llegó, también ánimo a tu padre la verdad, ¿y cómo ha conseguido ese milagro? - Supongo que en situaciones de peligro uno se detiene a escuchar al otro, y prestar atención. - Yo diría, que el amor mueve montañas. - ¿El amor? ¿Acaso correspondes al muchacho querida? - Tío Mike, por favor, no vayas por ahí, Margaret, callada estas más guapa. Adele comenzó a ponerse colorada, y eso fue muy divertido, hacia mucho tiempo que no podía disfrutar de algo así, que gusto que la familia este volviendo a reunirse así. - Bueno, a mi me parece que ese duque no es tu amor verdadero, quizás en su momento te lo pareció, pero Luke quizás te enseño su verdadero significado,

sinceramente, yo nunca había visto a Luke tan prendado de una joven, y eso que no es la primera vez que dice estar enamorado, pero si la primera vez en la que sus ojos brillan cuando lo dice.

Mike no pudo evitar reírse cuando decía las últimas frases, era verdad que Luke era un chico atractivo y atraía las miradas de muchas, y que él se aprovechaba en muchas

ocasiones de ello, también había dicho un par de veces que se había enamorado, como con Sol, una sirvienta de palacio, pero al final, acababa solo. Pero esta vez algo me

decía que era diferente, esos dos se habían enamorado él uno del otro, y de verdad. Lo sé porque esos sentimientos eran los que yo sentía y sigo sintiendo por Jake. - Tío Mike, por favor, déjalo, no vayas por ahí. ¿Qué pasa? - Creí que nunca te volvería a oír llamarme así. No sabes cuánto lo he echado de menos, pequeña. Por cierto, tu padre está en palacio, en menos de una hora vuelve, y como cada mañana después de ver al rey irá a ver a Luke, si quieres puedes venir conmigo y le esperamos en su despacho o en la habitación de Luke mientras le rendimos visita.


- Si a Margaret no le importa, me parecería buena idea. - Claro que no me importa, lo que si espero que no os importe que yo os acompañe,

me encantaría llevarle una de estas magdalenas a Luke, le encantan los dulces de Sisí. - Claro que no, me encantaría que fuéramos todos juntos, como una familia. - Es que somos una familia querida mía, una familia que ahora vuelve a estar unida. Fue muy tierno como Mike abrazo a Adele, y está le correspondió, ya echaba de menos estas escenas, creo que ese día sería uno de los días más felices de mi vida. Poco

después de eso avise a Jake y nos dirigimos al cuartel para ver a Luke y esperar allí la vuelta de Jean, la verdad es que estaba deseando presenciar esa conversación, quería ver como padre e hija se reconciliaban y todo volvía a la normalidad, aunque

evidentemente no todo podía volver a la normalidad, ese duque seguía estando casado con Adele, y algo me decía que lo de la madre de Adele iba para largo, e íbamos a remover muchas cosas. Pero ahora me daba igual, ahora solo quiero disfrutar de como la familia se volvía a unir, quiero disfrutar ese momento todo lo que pueda.


Capítulo 21: Reconciliación Hacía tiempo que no me sentía tan feliz y llena, era como si volviera a estar completa. Cuando llegamos al cuartel fuimos directamente a ver a Luke, quien para sorpresa de todos estaba en el patio entrenando con otros hombres, Mike no tardo en regañarlo nada más verlo. - ¡Luke! ¿Qué estás haciendo? Deberías estar descansando. - Lo sé Mike, pero llevo una semana quieto, sin hacer nada, ya no aguanto más, necesitaba volver a blandir una espada, se echa de menos el entrenamiento y los paseos a palacio... Luke se quedó mirándome justo cuando me vio aparecer detrás de Mike junto con Margaret. - Que bien acompañado vienes Mike. - Lo sé, oye, ¿por qué no vienes al despacho del capitán con nosotros? Adele quiere hablar con su padre, y parece ser que eso es gracias a ti. - Voy encantado. Luke no dejaba de mirarme con una sonrisa, y no pude evitar devolverle la sonrisa, tenía una mirada tan tierna. Cuando llegamos al despacho de mi padre Mike se sentó en el sitio de mi padre, los demás en las sillas que había por allí, y que colocamos frente a la mesa, para poder hablar todos cómodamente sin darnos la espalda. - ¿Cómo estás? - Bastante bien la verdad, y muy recuperado, aunque sería difícil no recuperarse rápido cuando Margaret viene todos los días con su milagrosa comida. Y bueno, los cuidados de todos, solo me has faltado tú. ¿Qué tal con tu esposo?


- Creo que he conseguido recuperar su confianza en estos días, pero tiene muchos celos de ti. - Es normal, sabe muy bien que soy mucho más atractivo que él y mejor persona. - Deja de fanfarronear Luke, aunque por una vez sea con razón, pero déjalo ya. Todos nos reímos con ese comentario, la verdad es que no me apetecía nada hablar de Luis, sobre todo porque en algún momento tendría que contarles todo, y traicionar a

Luis, o, intentar hacer que salieran del reino, ¿pero cómo? Bueno, mejor no comerme la cabeza ahora con eso, ahora tenía que ver que me tenía que decir mi padre. Mientras nos reíamos de Luke, mi padre llego, tan puntual como siempre. - ¿Y esas risas? ¿Qué hacéis todos aquí? - ¡Jean! Mira quien ha venido a verte y hablar contigo. Dijo Mike con una sonrisa de oreja a oreja. - Adele... A mi padre se le iluminó la cara cuando me gire y me reconoció. Yo no pude evitar sonreír. Cada vez me sentía más extraña y a la vez cómoda después de todo. - Hola... Papá. - ¿Has venido..? - En son de paz, no quiero pelear, solo quiero escuchar tu versión de lo que pasó con mamá, aunque Luke y Margaret ya me han contado lo que les contó Sebastián, el sirviente jefe de palacio. - Pues Sebastián dice la verdad, hija, tu madre no quería morir de esa forma tan cruel, yo fui a buscarla para ayudarla a fugarse contigo, pero se negó, dijo que no quería esa

vida para ti, huyendo de un sitio a otro, no quería tampoco que te criaras lejos de mí, y tampoco que me condenaran por ayudarla. Me suplico que la matara, pero yo no podía...


Mi padre se acercó a donde estaba sentada y se arrodilló delante mía y cogió mis manos, y con lágrimas en los ojos siguió contándome como murió mi madre. -... Yo no era capaz de hacer algo así, pero tu madre cogió mi daga, se la quite, pero me suplico una y otra vez que lo hiciera, que ella me perdonaba que lo haríamos juntos, y así fue, empuñe la daga y tu madre rodeo mi mano con las suyas y se

apuñaló. Minutos después tu madre moría en mis brazos. Me hizo prometer que te protegería con mi vida. No tenía palabras, no podía decir nada, estaba claro que mi padre decía la verdad, era imposible que pudiera inventarse o mentir con esos sentimientos y esa forma de

hablar. Dios mío, qué he estado a punto de hacer, si mi madre levantará cabeza me odiaría. Tengo que arreglar esto, pero el problema es, cómo, y, ¿por qué Luis me mintió? ¿Qué está pasando aquí? - Cariño, esas personas te mintieron, o ¿sigues sin creerme? Todos me miraban expectantes. - Claro que te perdono papá, sé que no me miente, pero, ¿tú podrás perdonarme a mí? - Claro que si mi niña, te quiero. Entonces mi padre me abrazo, dios mío como echaba de menos los abrazos de mi padre, que bien me sentía, me sentía tan bien que no pude evitar romper a llorar. El problema fue que Mike comenzó a preguntar y yo no estaba lista aún para dar respuestas. - ¿De dónde saco el duque esa información? - La verdad, no lo recuerdo bien. Solo hable una vez con el antiguo arzobispo, el que era amigo del cardenal.

- ¿Él te dijo qué ejecutaron a tu madre? ¿Y le creíste sin más siendo enemigo de tu padre? - Al principio no, pero Luis, el duque, dijo que eso ponía en los papales que este le dio.


- ¿Qué papeles? ¿Los llegaste a ver? - Si... Justo en ese momento llamaron a la puerta y me libre de poco, bastante había hecho ya dando el nombre del duque. Mike abrió la puerta y resultó ser un mensajero de

palacio que traía un mensaje urgente, se requería la presencia de mi padre y Mike en la corte, junto con los duques, ¿qué pasaría ahora para que requiriera la presencia de Luis y mía también? - Habrá que ir corriendo a palacio. - Si, tienes razón Mike, Adele, cariño, ¿el duque sabe que estas aquí? - No, cree que he ido a ver a Margaret. - Vale, muchacho, ven aquí. ¿Cuánto quieres que te pague por decir que me has

encontrado a mí y a mi segundo en la posada de la familia Olivere? Y que la duquesa estaba allí también claro. - Pues con cinco monedas de oro diré eso encantado, si me preguntan, y si no guardare silencio para siempre. - Muy bien, Mike dale esas monedas. No me lo podía creer, mi padre me estaba encubriendo, sabía que al duque no le haría ninguna gracia que supiera que estuve aquí, lo que no sabía es que le haría aún menos gracia saber que me he reconciliado con mi padre. - Bien, habrá que ir a palacio, más tarde intentaremos averiguar el porqué de todas tus falsas creencias. Cuando mi padre dijo eso me entraron ganas de contarlo todo, pero ahora sospechaba

de Luis y su familia, había algo que no me cuadraba en todo esto, y tenía que descubrir qué y para eso tenía que estar en ambos bando, a no ser que confiará en ellos y les contará todo y me ayudarán, pero y si todo lo que había recuperado lo volvía a perder, y si pensaban que era una traidora. Dios mío no sabía que hacer, pero tenía que penar rápido porque tarde o temprano tendría que tomar una decisión. Se acabó.


- La verdad, es que debería contaros algo. - ¡Sabía que había algo más! En el bosque, ibas a contarme algo antes de que apareciera la guardia. - Y a mí me ibas a decir algo antes de irte cuando nos enfadamos y hoy cuando llego Mike. - Sí, ambos tenéis razón, pero tenía miedo, y sigo teniéndolo, aunque ahora algo menos. - Lo malo es que va a tener que esperar, tenemos que ir a palacio, cariño crees que después podrías contárnoslo. - No, una vez vuelva al lado del duque tendré que quedarme con él y volver a casa. No puede saber que me he reconciliado contigo, ni sospechar aún más de mí y Luke, si no estaré en serios problemas.

- Bien, no entiendo nada, pero si es así nos reuniremos en otro momento. - Dame dos días, quiero encontrar los documentos que le dieron a Luis, y que él me dejo leer acerca de lo de mamá, no los volví a ver pero se donde los guarda, tengo que

conseguir cogerlos sin que se entere o que me los deje de alguna forma, los traeré y así quizás consigamos averiguar algo, y de paso os contaré la verdad acerca de todo. - Esta bien hija, como quieras, pero me preocupas, ¿estarás bien? - Si, nos estas preocupando a todos. - Tranquilo Luke, papá, no te preocupes, ninguno os preocupéis, estaré bien, de verdad. Mientras iba a palacio iría trazando en mi mente algún plan y mentalizarme y

armarme de valor para lo que iba a hacer, iba a traicionar a quien me salvo la vida y me dio amor y cobijo en unos momentos en los que lo estaba pasando muy mal, pero al fin de al cabo esas personas no eran mi verdadera familia, ellos si, además, había algo

que no encajaba y muy sospechoso, ya no podía fiarme de Luis y compañía por mucho que me doliera.


Capítulo 22: Pasado Los dos nacimos y crecimos en el mismo pueblo, la única diferencia es que yo era

cuatro años mayor que Jean. Lo conocí cuando él tenía ocho años y yo doce, Jean se metió en una pelea por defender a un chico con el que se metían solo por el hecho de ser solitario e ir siempre acompañado de su perro, era un chico muy simpático y

alegre, a día de hoy el noble encargado de proteger al pueblo, gracias a una buena herencia que le quedó con la que pudo comprar un título. En esa pelea Jean estuvo a

punto de acabar bastante mal, le dieron una buena paliza, pero en ese momento pase por allí al volver de ayudar a mi padre en el mercado, mis padres eran agricultores, e intercedí en la pelea ayudando a Jean a salir de ese lío. Desde entonces nos hicimos

inseparables. Yo venía de una familia de agricultores y Jean de una familia de soldados y granjeros, lo que empezó como simples juegos cambio cuando al cumplir Jean los 16 y yo los 20 decidimos alistarnos en la guardia real. Ambos partimos a la ciudad, la capital del reino, allí conocimos a los padres de

Margaret. Cuando llegamos todo era un mundo nuevo, muy distinto al pueblo, en el cuartel los soldados nos recibieron bien, los demás aspirantes no, en aquellos momentos eran muchos los que aspiraban a la guardia real y querían ser los mejores, a muchos no les caímos en gracia, tuvimos muchos competidores y alguna que otra

trampa que nos tendieron, pero al final logramos entrar, dentro tuvimos que sacrificar mucho para llegar a donde estamos, unos años después Jean conoció a Judith y poco

después nos hicieron mano derecha del capitán. Ahí fue cuando comenzarían nuestros problemas, por llamarlos de alguna forma. En aquel entonces el rey no era el que ahora es, si no una reina, la madre de nuestro rey actual actuaba como regente. El rey

murió joven y la reina queda gobernando sola, era inexperta e ingenua, lo peor es que estaba rodeada de víboras y a merced de ellas. Por desgracia nuestro capitán pertenecía a esas víboras.

Junto con nosotros había otro muchacho, se llamaba Pierre, también era la mano

derecha del capitán, pero cuando el cardenal le ofreció un puesto a su lado lo cogió sin pensarlo y dejo la guardia, nunca confiamos en él, se veía claramente que lo único que buscaba era el poder, nunca nos llevamos mal con él, yo no, Jean si tuvo problemas con él cuando esté empezó a rondar a Judith, ella trataba de evitarle pero siempre estaba regalándole cosas y agasajándole, Jean odiaba eso, lo peor es que Judith


también, y a pesar de todas sus negativas el seguía detrás. Por suerte Pierre se rindió una vez Judith se casó con Jean. Todo fue bien, quitando tener que aguantar al cardenal, al arzobispo y al capitán, odiábamos como se aprovechaban de la reina, desde luego no fueron los mejores tiempo para el Reino, hubo mucha pobreza, y todo empeoró cuando entramos en guerra con el Reino vecino, todo por culpa del cardenal, al final terminó por

cabrearles o con sus exigencias y remilgos respecto al mercado y los términos de los tratados de paz. El rey era solo un crío cuando tuvo que ir a la guerra, luchamos codo

con codo con él, en esa lucha perdimos a muchos hombres, entre ellos al capitán, pero ganamos. Al volver la reina considero que el joven rey ya podía gobernar, por lo que se le nombró y coronó oficialmente como tal, y este, actuó en consecuencia, en menos de un año llevo a cabo un gran número de cambios, entre ellos echar al cardenal, y a todos los corruptos, y el único que consiguió quedarse fue Pierre. El rey nombró a Jean capitán de la Guardia Real, y le pidió que me nombrara si segundo, el cardenal y el arzobispo quedaron fuera, aunque no fue motivo de preocupación para ellos, el

arzobispo fue nombrado cardenal y el cardenal vive retirado en un palacio en otro de los reinos vecinos. El rey quería echar a Pierre, pero este a base de súplicas y ruegos

consiguió quedarse y tomar el puesto de consejero, que más tarde a base de artimañas, agasajos y atosigando al rey, conseguiría que le nombrarán primer ministro. Nunca soportamos a Pierre, siempre fue mala persona, y se le veía, todos lo veíamos, siempre estuvo solo, nadie en la guardia quería relacionarse con él, pero al rey le daba lástima, eso y que por desgracia tuvo el tino de salvar a la reina de morir asesinada a

manos del rey vecino y por desgracia nuestro rey se sentía agradecido y por ello tenía que cumplir sus deseos. Gracias a Dios, la mayoría de las veces a la hora de

administrar el Reino y tratar los asuntos concernientes a la paz con otros reinos y con el pueblo contaba con nosotros y nos escuchaba. A todos nos dolió el sacrificio de Judith, incluido el rey, no quería creerse esas pruebas, no deseaba matar a la mujer de su capitán, y menos después de haber asistido a la

boda, la verdad es que siempre tuvimos relación con el rey antes de ser nombrado rey, y en la guerra nos unió más al ser compañeros de armas. Pero no quedo otra, no podía volver la cata como si tal cosa, y menos cuando tantos altos cargos pedían la cabeza de la supuesta traidora, no nos dieron tiempo a reaccionar, todo fue muy rápido, todos lamentamos su muerte.


Jean y yo somos como hermanos, desde nuestra infancia hemos estado unidos, siempre que uno ha caído el otro ha estado ahí para ayudar a levantarlo, en todos los

momentos, durante la guerra me hirieron de gravedad, de hecho llegue a perder algo de visión en el ojo izquierdo, a día de hoy casi no veo nada y tengo la cicatriz, mientras me recuperaba Jean tuvo que ir a luchar solo, tuvo como compañeros de armas a Pierre, pensé que como estábamos en guerra se alejaría todas las diferencias, era

nuestro Reino lo que estábamos defendiendo, pero no fue así, Pierre no cubrió las espaldas de Jean y acabó muy mal herido, eso también le dejo una cicatriz horrible en

el pecho, cuando termine de recuperarme estuve junto a él cuidándole, por desgracia se le infecto y paso muchos días con altas fiebres, casi creía que le perdía, pero no fue

así, durante esos días llego una carta de Judith que decía que estaba embarazada, creo que eso le dio fuerzas suficientes para salir adelante, y aquí está, a base de todos esos golpes que recibe siempre se vuelve a levantar, y yo siempre lucharé a su lado. Jean es como un hermano para mí, y Adele es como mi sobrina, y cuando Judith murió me prometí a mí mismo que cuidaría de Jean y Adele con mi vida si fuera necesario, aunque la familia fue aumentando, Margaret también se convirtió en una sobrina para mí, un miembro más de la familia, y para mí fue un honor acompañarla al altar el día

de su boda, y la llegada de Luke, esa también fue un milagro, ese muchacho es como si fuera un hijo para mí, es un gran muchacho con un noble corazón, la pareja ideal

para Adele, eso desde luego. Todos éramos una familia, unida de nuevo feliz, ojalá esto durase para siempre pero, tengo un mal presentimiento, la última vez que lo tuve fue cuando Judith murió, espero que no se volviese a cumplir ninguno de mis males presagios y esta vez se convirtiera solo en eso, un mal presentimiento. Adoro a mi familia, jamás me arrepentiréis de haberme metido en esa pelea y hacer conocido a Jean, esto es lo mejor que me podría haber pasado.


Capítulo 23: Fiasco Todos nos dirigimos a palacio y cuando llegamos el rey y el primer ministro ya estaban reunidos junto con el duque, estos dos últimos nos pusieron mala cara al entrar con

Adele, aunque Mike y yo entramos con ella como si la escoltáramos, hicimos todo lo posible para que el duque no sospechara nada, como mi hija nos pidió. Cuando estuvimos todos el rey comenzó a hablar. - Disculpad toda esta prisa, pero debo de informaros de una cosa importante, mis queridos duque y duquesa, me temo que tendremos que posponer el baile en vuestro honor unas semanas más. - Vaya, es una lástima, y ¿a qué se debe majestad? Si se pueden saber los motivos, claro. - Por supuesto, llevamos un tiempo teniendo problemas con el Reino Este, nuestros

aliados en la guerra, hemos estado a punto de entrar en otra guerra, pero gracias al asesoramiento de mi capitán de la Guardia Real y su segundo, he conseguido llegar a un acuerdo, y me temo que en estos días tengo que viajar y reunirme con el rey, para poder determinar las condiciones del tratado de paz que vamos a firmar. Espero que disculpéis esta premura y molestias causadas. - No se preocupe majestad, es algo importante y no se puede descuidar de ello. Todo iba bien hasta que Pierre tuvo que intervenir. - Majestad, desconocía esos planes. - Primer ministro, yo soy el rey, usted solo me aconseja, y no tengo porque contarle todas mis ideas y planes, yo gobierno como quiero, para eso soy el rey. - Lo sé majestad, pero tampoco tenemos porque ceder a los deseos de los demás y humillarnos con ello y hacer creer que somos unos sumisos de quien se pueden aprovechar, no creo que el pueblo quiera que piensen eso.


- Pierre, el pueblo no pensará eso, de hecho estoy haciendo esto por el pueblo, ellos solo quieren paz y vivir tranquilos y felices, lo que menos quieren ahora es entrar en una nueva guerra y acabar aún más pobres. Esta es la mejor oportunidad para seguir viviendo en paz y que su calidad de vida mejore.

- Esta bien majestad, pero el pueblo no debería influir tanto en las decisiones, ellos son unos analfabetos que no saben nada y no tienen idea de política, no deberían meterse donde no los llaman y vos, majestad, tampoco escucharlos tanto. No pude evitar intervenir. - El pueblo tiene todo el derecho a decidir, y si el rey los escucha, lo respetarán aún más, si entraremos en guerra te aseguro que no habría pueblo que escuchar, porque no quedaría nadie con vida. - Habló el capitán de la Guardia Real, otro pueblerino más. - Al menos soy sincero con el rey, él sabe que si cuida al pueblo, el pueblo lo querrá. - Son unos caras duras que quieren vivir sin trabajar. - Eso no es así, ellos quieren trabajar sus tierras sin que nobles como tú los saqueen y

los dejes sin nada para vivir, quieren a un noble y un rey que los cuide, y que les exija lo que el da. Si el rey los trata bien ellos vivirán felices y en paz y no habrá problemas de ningún tipo. - Por favor, que aberración. - ¡Se acabó! Y por ello escucho más los consejos de Jean que los tuyos Pierre, guarda silencio y dedícate a lo que te tienes que dedicar. - Majestad, no debería cancelar esa fiesta, seguro que el rey vecino puede esperar, no podemos ser descortés con el duque, y menos después de la ayuda que los está brindando...

- Pierre, te lo advierto, no me desafíes más y desafíes mi autoridad delante de

invitados, porque como vuelvas a hacerlo estas fuera, y ahora más te vale guardar silencio. Si no fuera por Jean ahora estaríamos arruinados y el pueblo nos hubiera


linchado, una estupidez más, y perderás tu puesto de primer ministro y tu título y posición en la sociedad. - Si, majestad. Pierre me miro con una mirada llena de odio, no me asustaba, no era la primera vez, ya estaba acostumbrado. Después, al acabar la reunión todos nos fuimos, odiaba ver como mi hija se iba con ese duque, y más ahora que quería contarnos algo, ahora sospechaba más y tenía miedo por ella, espero que no le pase nada.

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Vaya, esto estropeaba los planes y no me lo veía venir, ahora habría que retrasarlo

todo, y eso podía hacer que todo se fuera al traste. Quizás hubiera que trazar un plan B, aunque no se porque, ya tenía la sensación de que algo así pasaría, cuando llegamos parecía que todo iba bien, que nuestros planes se harían reinado, pero, ¿ahora? Yo no veo al capitán de la Guardia Real muy destrozado, ni a él ni a su segundo, y Adele, no la veo como la veía antes, ni ella me mira como lo hacía antes, aquí había algo raro. - Dime Adele, ¿cómo es que has venido tan bien acompañada? - Estaba con Margaret en la posada cuando Jean y Mike aparecieron para desayunar, al poco apareció el mensajero y se ofrecieron a escoltarme, no me negué ya que me imagine que al rey le molestaría que fuera sola. - Iba a disculpar tu ausencia, no deberías haberte molestado, podrías haber pasado más tiempo con tu amiga. - Si, pero entonces, ¿qué clase de esposa sería? Como buena esposa y duquesa tengo que estar al lado de mi marido, sobre todo si el rey tenía que dar esa mala noticia. ¿Qué haremos ahora con el plan?


- No lo sé, tendremos que hablarlo antes de cambiar nada con mi hermana y mi cuñado, no podemos idear algo nosotros solos, ellos participarán, así que deben estar al tanto. - Esta bien. - ¿Has visto a ese soldado, verdad? - ¿Disculpa? Eso a que viene Luis, ¿de verdad crees que sería capaz de hacerte eso? - Si, si ese estúpido creído don Juan te ha comido la cabeza, te ha engatusado y has caído.

- Estas muy equivocado, yo no sé nada de ese. - ¿Segura? Y no sera que venias tan bien acompañada por el hecho de que has estado en el cuartel visitando a ese don Juan y ya has acabado viniendo escoltada por esos dos, porque sinceramente, prefiero pensar que me pones los cuernos con ese cantamañanas antes de que te reconcilies con tu padre y me traiciones. - Luis, se te está yendo la cabeza, te estás obsesionando, y te estás dejando llevar por locuras, y eso va a ser lo que acabe con todo, no yo. Después de esa frase Adele pretendió ir a la habitación como si nada, no tuve más remedio que cogerla por el brazo y detenerla. - Me estoy cansando de tus juegos Adele... - ¿Qué haces Luis? ¡Suéltame! Me estás haciendo daño. - Antes me vas a escuchar, ni se te ocurra volver a ver a ese imbécil, porque si no te

juro que tú y él la vais a pagar caro, muy caro, porque pienso mandarlo a la horca y a ti con él, y sabes que puedo hacerlo. - Te estás viviendo loco Luis. Entonces la solté y la deje ir, pero lo que dije iba muy en serio, y como en algún momento viera a esos dos juntos más de la cuenta, acabaría con él, nadie tocaba a mi


mujer, y menos un soldaducho de esa calaña. Una hora después más o menos llego mi hermana y tuve que ponerla al tanto, se lo timo bastante bien y me dijo que ya trazaríamos el nuevo plan.

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Que estúpido era mi hermano, que ganas de quitármelo de encima. Al menos después de hablar con el primer ministro tuve todo el camino hasta casa para tranquilizarme. Vaya fastidio el retrasar el baile, eso era un fiasco, y con lo que me contó Pierre, cada vez estaba más segura de que la estúpida de Adele acabaría recuperando su estúpida

conciencia y volviendo a sacar su noble corazón, y nos traicionaría, había que cambiar el plan, y ahora lo que haría sería acabar con ella también, y para eso usare al idiota de mi hermano, pero yo vengare a mi familia y haré caer al rey, cueste lo cueste, y quitaré de en medio a todo aquel que se interponga...


Capítulo 24: Búsqueda Después de la visita a palacio, Jean vino a la posada para ponernos al día, Luke de vino conmigo y ambos esperamos hasta que Jean y Mike llegaron. Parecía que el retraso del baile venía bien, ya que según Mike Adele puso cara de alivio al escuchar esa noticia.

Aún así todos estábamos preocupados por Adele, tan lejos de nosotros, así no podíamos protegerla, aunque ella fuera muy capaz solita, nosotros teníamos las necesidad de sacarla de allí y traerla a su verdadero hogar, para ello teníamos que avanzar en la investigación, pero hasta que Adele no nos trajera esos papeles no podíamos hacer mucho, solo esperar, o al menos eso pensaba yo.

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A la noche siguiente después de la pelea con Luis, decidí ir a su despacho para buscar

aquellos papeles que le comenté a mi padre, me asegure de que todo el mundo dormía y me puse a ello. Cuando llegue al despacho me puse a buscar por todas partes, hasta que me topé con un armario muy grande cerrado con llave, pero ese era el menor de mis problemas porque sabía donde guardaba todas las llaves, así que encontré esa

llave rápido, el problema fue que cuando lo abrí ese armario estaba lleno de papeles hasta arriba, ¿cómo iba a buscar yo sola entre tantos papeles? Era imposible, me acabarían pillando, tenía que buscar la forma de que alguien pudiera venir a

ayudarme, quizás Margaret, o quizás Luke, no, Margaret era la mejor opción, pero la cosa tenía que estar sola, bueno, seguro que encontraría el momento perfecto. Lo que no recordaba es que detrás de la puerta había otro armario, bueno ya nos la

apañaríamos, en principio mañana iría a la posada para hablar con ella. Deje todo

como estaba y salí con mucho cuidado y volví a la cama, aunque esa noche no pude dormir mucho, mi vida ahora se resumía en la palabra traición. Al amanecer me dispuse a ir a ver a Margaret, pero por desgracia mi plan falló, comenzaba a ponerme muy nerviosa y a dudar de si esto acabaría bien. Todo se arruinó cuando me dispuse a salir por la puerta principal. - ¿A dónde vas, Adele?


- A ver a Margaret. Gire el pomo de la puerta y empecé a tirar para dentro para abrir cuando de repente se cerró de golpe, fue Luis quien lo hizo, acto seguido se pudo delante de la puerta impidiéndome el paso. - ¿Qué haces? - Eso es lo que debería preguntar yo, ¿no te parece? - ¿Disculpa? - ¿Tú te crees que soy tonto? ¿Acaso crees que me voy a creer esa excusa? - ¿De qué hablas Luis? A parta por favor, se me hace tarde. - Ya te he dicho que no vas a ninguna parte, se que no vas a ver a Margaret, si no a ese soldaducho, a Luke, no soy idiota, te has enamorado de él. - ¿Qué? - ¡Sí! No me mires con esa cara como si estuviera loco, he visto como lo miras, y se que el otro día, antes de ir a palacio estuviste con él, no soy idiota.

- Si piensas eso, sí que lo estas Luis. Déjame pasar, no me puedes tener aquí encerrada. - Claro que puedo, a partir de ahora no saldrás de aquí sola, dos sirvientes te acompañarán, y yo diré quienes vas contigo. Y si no iré yo contigo, pero no saldrás más sola de esta casa.

- ¿Y esa maravillosa idea ha sido tuya? O, ¿alguien más ha intervenido? - Digamos que mi hermana, Mark y yo no nos fiamos tanto de ti. - ¿Perdona? Yo jamás os traicionaría, os estáis volviendo locos o qué os pasa. - Vuelve a ti habitación, o ve al salón haz lo que quieras, pero de esta casa no sales, al menos no sola.


Mierda, todo se acababa de complicar, cada vez se volvía más difícil intentar solucionar mi error, de alguna forma tenía que conseguir hacer a Margaret que viniera ayudarme, por suerte una de las sirvientas de la casa era amiga mía y dentro de dos días era día de compras, solo tenía que esperar a que Luis se fuera a su cita

habitual con el rey y así podría hablar con Mary, la sirvienta amiga mía. Y así lo hice, al caer la tarde fui a hablar con ella. Gracias a esta estupidez de Luis di rienda suelta a

mi imaginación e ideé un plan completo, lo plasme en papel, ahora solo hacía falta que llegará a Margaret. - ¡Mary! - ¿Señora? A sus órdenes. - Ven conmigo, aquí no nos oye nadie, necesito que me ayudes, ¿podrás hacerlo? - Por supuesto mi señora, dígame que es lo que tengo que hacer. - Mira, toma este sobre dentro de dos días, cuando vayas al mercado a comprar, pasa por la posada que está frente al cuartel de la Guardia Real, busca a una joven llamada Margaret o a su marido Jake, y les das este sobre, ¿entendido? - Si señora, así lo haré. - Muy bien, y procura que nadie te siga ni te vea. - Por eso no se preocupe señora, siempre voy sola, y si algún guardia me sigue lo despistare. - Perfecto, mucha gracias Mary. Tuve suerte, parecía que después de todo, las cosas no iban tan mal, al menos eso parecía.

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Dos días después.... Mientras estaba atendiendo las mesas y a los clientes no dejaba de pensar en sí Adele estaría bien, llevaba dos días son verla y sin saber nada de ella, y para colmo, Jake, estaba muy raro, no paraba quieto ninguno de estos días. Todo era muy raro, a la

noche por fin, después de estar todo el día fuera, como era muy habitual últimamente en estos dos días, Jake llego a casa, y con una extraña sonrisa. - Hola querida. - Hola cariño, ¿y esa sonrisa? - Ven conmigo, tengo algo que enseñarte, vamos a la cocina. - Esta bien. Jake me cogió de la mano y prácticamente me llevo corriendo hacía allí. Ambos nos sentamos en la mesa y de repente, de debajo de la camiseta se sacó un montón de papeles. - ¿Qué son esos papeles Jake? - Condenas formadas por el verdugo. ¿Te acuerdas de Rigoberto? El hermano del verdugo. - Si, ¿qué ocurre? - Pues me debía un favor y hoy me lo ha devuelto, hace dos días fui a verle y le pedí que me dejara ver las actas de ejecuciones del día y año de la ejecución de la madre de Adele. El me dejaba entrar al despacho y yo buscaba, por eso no he estado por aquí estos dos días.

- ¡Santo Dios, Jake! ¿Te has vuelto loco? Eso es muy peligroso, y si el que está detrás de todo esto se entera. - Lo siento, pero se cuanto es de importante para ti Adele, y quería ayudar..


- Lo sé, pero tenemos hijos. - Tranquila, Jean esta al tanto de todo, menos de que creo que he encontrado lo que buscamos, quería que fuéramos los dos a decírselo. - Esta bien, a ver, ¿qué es? - Son unas actas de ejecución por traición, y se trata de una mujer, creo que son de la madre de Adele, Jean nos lo confirmará cuando las vea. Pero creo que es de ella, y lo mejor es que pienso que estos son los papeles que el duque le enseño a Adele. Si ella

trae los papeles los podremos comparar, y así sacar algo en claro, si son iguales, no lo son, si son copias o falsificaciones.

- Dios mío, Jake, cariño, eres un genio, gracias a ti puede que ahora estemos más cerca de descubrir que es lo que está pasando aquí. Gracias cariño.

No pude evitar abarcarlo y besarla con todo mi amor. Después de ello fuimos a ver a Jean, Mike y Luke, para mostrarle la bona nueva, pero justo cuando nos íbamos a ir, entro una muchacha que me andaba buscando muy nerviosa y con mucha prisa. - ¡Por favor, busco a Margaret, la esposa del posadero! ¿Alguien me puede decir donde se encuentra? - ¡Joven! Soy yo, ¿para qué me buscáis y además con tanta prisa? - Ay señora, verá soy sirviente de la duquesa Flor, Adele, el duque no la deja salir sola, solo si va con sirvientes dispuestos por su orden, y ella me ha pedido el favor de que le entregue este sobre, pero la hermana del duque ha sospechado de mí y el marido de esta y un serpiente de este me vienen siguiendo, llevo todo el rato intentando

despistarlos, y al fin hace poco lo logre, pero no tengo tiempo, no puedo dejar que me vean salir de aquí, por el bien de mi señora, aquí le dejo el sobre y me voy a toda prisa, con permiso.

- ¡Espera joven! ¿Por qué el duque hace eso? - Piensa que mi señora miente, que no viene a verla a usted, si no al soldado Luke. - Vale gracias, corre niña, corre.


Vaya, todo empezaba a complicarse, a ver que decía el sobre, espero que hubiera encontrado esos dichosos papeles y los pudiéramos comparar, pero no, era otra cosa, era un plan, para Luke y para mí.

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- Señor, tenemos problemas, el marido de la posadera ha estado en casa del hermano del verdugo, y mi mujer me ha mandado seguir a la sirvienta de Adele, ha ido a entregarle algo a la posadera, esos dos sospechan algo ¿hago algo?

- Como no, esa metiendo las narices donde no le llaman. ¿Crees que Adele nos ha traicionado?

- Puede ser, o puede que esté jugando a dos bandos, o que ella aún no haya movido ficha, o esa posadera este investigando por su cuenta junto con el capitán de la guardia. - Puede ser, de todas formas lo mejor será librarse de ella. - ¿Me encargo yo? -¿Qué? ¡Noo! No seas bruto Mark, hay que ser discreto y hacer las cosas bien, no

hacer que se nos echan encima ya. No yo me encargo, haré algo que la mantenga distraída. Y ya veremos que hacemos, tú sigue vigilando a tu mujer y al idiota de tu cuñado. - Vale, hermano.


Capítulo 25: Complicaciones Después de recibir el mensaje de la sirvienta de Adele, Jake y yo nos dirigimos hacia el cuartel para ver a Jean, allí le mostramos los hallazgos de mi marido. - ¿Qué te parece todo esto? - Normal, regular, demasiado a decir verdad. Esta todo en orden, como cualquier

orden de ejecución esta formada por el arzobispo, el primer ministro, el rey y... y yo. - Quizás haya alguna irregularidad, o algo, lo que si deberíamos encontrar son las pruebas que se mostraron para inculpar a Judith. - Buena idea. ¿Alguna novedad de mi hija? - Si, por lo visto el duque no la deja salir sin vigilancia, esta celoso de Luke. - Eso puede ser un problema. - No, precisamente en la nota dice que el duque saldrá de caza con el rey mañana, me ha dicho que acuda y le ayude a encontrar esos papeles. - Estupenda oportunidad. Pero tened cuidado, mandaré a Luke contigo para que guarde vuestras espaldas. - De acuerdo. - Bien, voy a ir a palacio, para ver si el rey necesita algo. Cada uno nos fuimos por nuestro lado, el resto de la mañana transcurrió normal, al caer la tarde vinieron muchos soldados que acabaron sus guardias, como siempre venían aquí a pasar el rato, el capitán y Mike también vinieron, pero no con muy buena cara, por lo visto el duque estaba indispuesto y mañana se cancelaria la caza, por cual el plan de Adele debería cancelarse, habría que llevarlo a cabo en otro momento, pero, ¿cuándo? Vaya desastre.


- ¿Tienes forma de comunicarte con Adele? - No... - La cacería se ha propuesto al domingo, y la reina quiere merendar ese día con Adele, esto es un fastidio. Necesitamos esos papeles. - Lo sé. Bueno, seguro que encontramos la solución. - Todo esto ha sido obra del duque. Seguro. Dijo Luke muy enfadado. - Puede ser. - Lo es Margaret, créeme, el duque ha pedido expresamente que Luke vaya con ellos a la caza, que Adele podría ir a merendar con la reina. - Entonces qué haremos. Tampoco tenemos quien nos cubra la espalda. - Mike, el irá con vosotros, Luke y yo nos quedaremos con el rey y el duque. - ¿Y Adele? - No lo sé, es una chica lista, algo se le ocurrirá, pero tenemos que conseguir contactar con ella.

- De todas formas ese día, tienes que estar todo lo atentas que puedas, por si Adele consigue huir de alguna forma.

Unos minutos más tarde llegaron dos soldados del primer ministro y comenzó a echar

a todo el mundo de la posada, Jake se acercó a los soldados para pedirles explicaciones, pero estos comenzaron a atacarle, Jean, Mike y Luke salieron en su defensa. - ¿Qué ocurre aquí? No tenéis ningún derecho a entrar así en un negocio honrado.


- Capitán Rainieri, segundo Fontane, soldado Duboix, estos son asuntos del ministro y no les atañe, y me temo que las órdenes son cerrar este antro, por mucho que fastidie a los soldados de la Guardia Real. Señor y señora Olivere, esta posada queda clausurada. - ¡¿Qué?! ¡No tenéis ningún derecho a hacer esto! ¡Cómo mantendré a mi familia! ¡Vivo de esto! ¡No hay derecho! Me quede muy sorprendida, esos soldados vinieron con un simple papel firmado por el ministro y nos cerraron la posada dejándonos a mis hijos, a mi marido y a mi con lo puesto y en la calle. Mi marido ya no sabía como reaccionar, y Jean y los demás

soldados hicieron lo imposible por ayudarnos, incluso se pelearon con estos, aunque Jean siempre intentaba solucionarlo todo hablando, y por ellos paro a sus soldados. - ¿El rey esta al tanto de esto? - Esto es asunto del ministro y no del rey. Y esta orden esta firmada por el rey y el ministro, así que, capitán, como buen soldado acata las órdenes y retírate, que nosotros queremos cumplir las nuestras.

Jean no tuvo otra que apartarse y dejarlos, todos observábamos desolados ese espectáculo, como echaban a los inquilinos y destrozaban nuestra casa. - Margaret, el cuartel es muy grande, no estamos al cien por cien, hay varias habitaciones libres, veniros con nosotros.

Como siempre Luke tan amable. Y el capitán y Mike también. - Luke tiene razón, os vendréis al cuartel con nosotros. - Gracias, pero no queremos ser molestia, y estar allí estorbando. - ¡Por dios querida! ¿Estorbo tú y tu familia? ¡Nunca! Todos los soldados os acogerán con los brazos abiertos y lo sabes.

Grito Mike muy indignado por mi comentario. - De acuerdo, pero nos dejareis ayudar, no queremos estar de inquilinos sin hacer nada a cambio.


- Esta bien, pero no mucho. Minutos después vino la criada de Adele con otra nota, en ella explicaba que el duque pediría que en la caza junto a él estuvieran Luke y su padre Jean, que quizás Mike

podría ayudar pero antes tenía que idear un plan para poder acabar antes de tiempo la merienda con la reina. Conteste la nota, y le dije todo lo que estaba ocurriendo, pero que a pesar de todo la ayudaría, fuera como fuera.

Mientras Jean, al día siguiente volvió de palacio y le consiguió encontrar un empleo

provisional a Jake, ayudaría a Sebastián en las labores de palacio, según decía Jean, era temporal mientras conseguía reunirse a solas con el rey y hablar de este tema y

solucionarlo, el estaba muy seguro de que recuperaríamos nuestra posada, yo quería pensar eso, pero no estaba muy segura, y tenía miedo, mucho miedo, yo solo quería recuperar mi vida normal, pero hasta que no acabara no sería posible, y solo había dos opciones, una, dejarlo todo de lado y olvidarnos, o dos, llegar hasta el final de esto y

quitar de en medio a los malos de verdad. Evidentemente me decantaba por la segunda opción, y lucharía todo lo que hubiera que luchar, estoy segura de que todo esto solo

son obstáculos, unas complicaciones en el plan, nada más, después esto se solucionaría y todo saldría bien.

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Unos días después de haber hablado con el recibí un mensaje suyo en el que decía que

quería reunirse conmigo otra vez, así que me dirigí a verlo, quedamos en las ruinas de una iglesia antigua, era raro que por allí hubiera o paseará gente. - Hermano, ¿qué deseabais de mí? - ¿Tu mujer ha hecho algo respecto a su hermano? - Si, le tiene comida la cabeza con que Adele le es infiel, así que este la tiene confinada en casa.

- Bien, yo le he dado un escarmiento a la posadera amiga de Adele. - ¿Qué habéis hecho?


- Quitarles la posada, ahora no tienen nada, a ver si así centran sus esfuerzos en sobrevivir en vez de meter las narices donde no les llaman. - Hermano, creo que eso ha sido ir demasiado lejos, creo que estas poniendo tu posición en peligro. - No te preocupes, no harán nada. - Ellos no, pero, ¿Y Jean? - De él me ocupo yo, no te preocupes. Y si algo falla, vamos al plan B, tu y yo. - Como tú digas Pierre.


Capítulo 26: La Luz en la Oscuridad Luis me tenía clausurada, apenas podía hacer nada sin tener a nadie vigilándome

constantemente, era una tortura. Necesitaba que llegará ya el domingo, así tendría Luis una oportunidad para buscar lo que necesito y... marcharme, para no volver, después

de esto tenía más claro que mi lugar estaba con mi padre, y no con Luis, me dolía, pero tenía que traicionarle, no podía vivir así. El domingo Luis se iba de caza con el rey, Ylia y Mark se iban al poblado vecino, últimamente estaban mucho por allí, al menos eso decían ellos. Y yo tenía la merienda con la reina, ya se me ocurriría algo para poder salir antes de allí y volver a casa, pero antes tenía que buscar una solución a los problemas de Margaret, no era justo por lo que estaban pasando, y todo por mi culpa. Y por fin llegó el tan ansiado día, y ya lo tenía todo planeado, solo esperaba que saliera bien. Luis y yo llegamos a palacio, y como no se despidió de mí, de la forma en la que se volvió habitual en estas últimas semanas.

- Nos vemos luego querida, al menos hoy tendré vigilado a tu amantes. - Lo que tú digas... Querido... Como era habitual unos guardias me acompañaron hasta el jardín, donde la reina me esperaba para desayunar, Mike era una de los soldados que pertenecían a mi escolta,

menos mal, alguien conocido, el me ayudaría a librarme de esos dos matones que Luis puso a vigilarme. La tarde transcurrió con normalidad, y como calcule, al par de horas después de la merienda me excuse con la reina. - Majestad, esta merienda ha sido espectacular, quien ha sido el artista que ha

realizado todo esto, me encantaría ir a la cocina a felicitarlo. Si a usted no le incómoda claro, su majestad. - Por supuesto que no querida amiga, adelante, Sebastián estará encantado de recibir sus halagos .

Bien, Sebastián, esto era mejor de lo que pensaba.


- Muchas gracias majestad. Chicos, estamos en palacio, entiendo que mi marido se preocupe por mi seguridad, pero, aquí no hay nada que temer. - Cierto, el segundo del capitán le acompañará, no hace falta más. Adelante querida. - Gracias, con su permiso majestad. - Un placer. Mike y yo fuimos a la cocina, y fue una grata sorpresa encontrar allí a Jake y Sebastián. - Jake, cuanto siento lo de la posada, pero te prometo que lo solucionare. - No te preocupes Adele, todo se terminará arreglando, ya verás. - A veces pienso que el ministro esta metido en todo esto, pero eso ya sería demasiado retorcido...

- Bueno, ahora qué estás aquí, ¿qué hacemos? ¿Llamo a Margaret? - No, no, no... Bastante tenéis con lo vuestro, al contrario, Sebastián vendrá a

ayudarme, si él quiere claro, y Mike me ayudará a librarme de esos dos matones. - ¿Importarme? Para nada querida, será un placer ayudarte. - Yo tengo el plan perfecto para librarme de esos dos. - Yo quiero ir, por favor, déjame ayudar Adele. - De acuerdo, yo volveré arriba, le diré a la reina que acaba de venir una de mis

criadas a avisarme de que hay problemas en casa, debo ir rápido, mientras vosotros dos saldréis de aquí e iréis a mi casa, Mike me acompañaras y te libraras de esos dos. - Bien, Sebastián, avisa a los dos soldados que hay en la puerta trasera de palacio, son de fiar, nos ayudarán. - Perfecto, vamos allá señores.


Jake y Sebastián salieron y fueron a avisar a esos dos soldados, mientras Mike y yo volvimos al jardín. - Majestad, muchas gracias. Sebastián es un gran sirviente, envidia me da. - Desde luego uno de los más y fieles y de los mejores. - Por supuesto, majestad discúlpeme pero, ha venido una de mis sirvientas a decirme que hay problema en casa y debo volver a toda prisa, pero antes, no quiero parecer aprovechada, pero me gustaría pedirle un favor. - Querida, libre eres de irte, y claro que no le importa amiga, pídeme lo que quieras, te escucho. - Verá majestad, tengo unos amigos, la familia Olivere, tenían una posada y de ella vivían, les iba muy bien, esta frente al cuartel de la Guardia Real y los soldados siempre desayunaban, cenaban y pasaban los ratos allí al acabar sus guardias. Pero por

desgracia y sin venir a cuento el ministro la ha cerrado, quitándoles el sustento a ellos y sus hijos, me gustaría que hablará con el rey y les permitieran volver a la normalidad y vivir su vida.

- Dios mío, el ministro siempre haciendo lo que le da la gana y para perjudicar al pueblo. No te preocupes querida amiga, que muy pronto solucionare ese problema, en cuanto llegue el rey trataré el asunto con él. - Muchas gracias majestad, de verdad, estaré en deuda con usted para siempre. - No me lo agradezcas por favor, dejémoslo en que ha llegado a tus oídos esta injusticia, me has informado y yo actuaremos en consecuencia. La reina fue muy amable, ya me quedaba más tranquila en lo que se refería al futuro de Margaret. Salí de allí como alma llevaba al diablo, al llegar a casa los soldados de

Mike se libraron de esos dos matones, y los cuatro comenzamos a buscar esos papeles como locos, teníamos que salir de allí antes de que cayera la noche, para que nadie nos pillara y yo pudiera salir de allí.


- Nada, aquí no hay nada, y solo queda un armario por mirar, y espero que no estén ahí, porque no se dónde esta la llave. - Encontremos o no esos papeles, tú te vienes conmigo, le he prometido a tu padre que no te dejaré estar más con esa bestia. - Mike, tranquilo, si los encontramos iré contigo, ya lo tenía pensado, estoy harta y quiero huir de aquí, pero no si no los encontramos me quedo, quiero hacer justicia a mi madre, y para ello necesito esos papeles. - Esta bien... - ¡Chicos! Creo que tengo algo... Sí, tengo algo, venid aquí. Sebastián a penas se podía contener de la alegría. - Madre mía Sebastián, esos papeles son como los que me dio Rigoberto, el hermano del verdugo.

- Y espera, que aquí hay más cosas, mirad. - Esos papeles no los llegue a ver yo, pero, espera, ¿de dónde los has sacado? Esos no estaban en este armario. - No, estaban en este otro. - Ese es el armario de Ylia la hermana de Luis... - Y sabes qué es lo mejor de todo... Que estas son las pruebas que utilizaron para inculpar a tu madre.

Dijo Mike sin aliento, estaba atónito, pero no más que yo, cada vez tenía más claro que me habían utilizado y me estaban utilizando, tenía que salir de allí fuera como fuera... - Volvamos a casa, ya tenemos todo lo que necesitamos, además, tenemos que estar todos porque tengo algo que contaros, y aún así estoy casi segura de que no se lo que está pasando aquí realmente. - ¿A qué te refieres?


- A que aquí está pasando algo más gordo que lo de mi madre y lo que tengo que contaros, mucho más gordo. En cuanto estuviéramos todos les contaría todo lo de Luis y su familia, antes de que todo se volviera más feo de lo que ya estaba.

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Yo, aquí, de caza, con este mendrugo, mientras Adele estaba ocupado en cosas más importantes y graves, y este me tenía aquí por ser un celoso, aunque en realidad hacia bien en estar celoso de mí, porque Adele estaba enamorada de mi igual que yo de ella, y él lo sabía, lo sabía muy bien y por ello la tenía encerrada como si de un aminas se tratase, me daba asco, eso no eran formas de tratar a una señorita. No dejaba de

mirarme, se puso tan nervioso que cuando se separó del rey persiguiendo una presa se metió en el bosque, no me quedo otra que seguirlo, pero el muy idiota trato de tenderme una trampa, en la cual caí, por ingenuo. Me adentre en el bosque, buscándolo, entonces de repente sentí el frío hierro de una espada en mi cuello, como no, el duque.

- Tira tu espada al suelo, intenta algo y te rebano el cuello. - Como ordene duque. Y así lo hice, pero no la deje muy lejos, estoy seguro de que yo sabía pelear mucho mejor que él. - Se acabó, este es tu fin soldaducho, voy a acabar con tu patética vida. - Perdona, mi vida es de todo menos patética, estoy seguro de que vivo mucho más feliz que tú. Al menos no vivo obsesionado con que me van a quitar a mi chica. Contra más nervioso lo pusiera, mejor, así intentaría cortarme el cuello sin penar antes es como hacerlo y podría arrebatarle la espada a la vez que yo recuperaba la mía, y así


fue, por fortuna llevaba los guantes, así que cuando me iba a cortar metí mi mano en medio, cogiendo su espada, al girarme tire y conseguí su espada, con la que le apunte, después di unos pasos atrás y recupere la mía. - Me has robado a mi mujer, y eso no lo perdonaré nunca. Este saco la pistola y me apunto con ella, ahora parecía que si tenía problemas de verdad, pero entonces empecé a andar hacia atrás, y él me siguió, me abalance sobre él para quitarle la pistola y esta se disparó... Por surte no me dio, pero los dos acabamos hundiéndonos en una ciénaga, ahora

tendríamos que trabajar para salir juntos de allí, o uno de los dos tendría que quedarse allí, para siempre...


Capítulo 27: Deteniendo el Tiempo Ahora estábamos los dos metidos en esa ciénaga, y si no trabajábamos juntos, uno de los dos parecería allí...

- Esto es por tu culpa, soldado estúpido. - Claro, todo es por mi culpa, tú eres perfecto y no cometes errores... - Tendría que a haber acabado contigo hace mucho. - Si, si, vale, pero aquí solo tenemos dos opciones, primera, trabajamos juntos y salimos los dos de aquí, o segunda, solo sale de aquí uno con vida, y no es por ser agorero o querer decepcionarte, otra vez, pero yo tengo más posibilidades que tú. - ¿Y eso por qué soldaducho? - Porque yo tengo entrenamiento militar, y tú no, simplemente por eso, entonces qué, ¿qué opción coges? Contra más tarde en pensar más probabilidades hay de que mueras aquí, porque yo me voy y te dejo.

En duque se quedó mirándome, aún con más odio que antes, y a pesar de toda la

humillación que iba a sufrir con su respuesta, se armas de valor y contesto, pero eso sí, jamás dejo su mirada odio. - Esta bien, ¿qué tengo que hacer? - Darme tu daga, y el la fusta del caballo, por suerte llevo un pequeño rollo de cuerda, mete la mano bajo el lodo y sácala, pero con cuidado de no dejarlas atrapadas. - Ya está, toma, ¿y ahora qué? - Mira y aprende. Silbe para llamar a mi caballo, até la cuerda a la fusta y la lance, mi caballo la cogió y a mi orden comenzaría a tirar.


- Bien, ahora agárrate a mí y no te sueltes. El caballo comenzó a tirar cuando le di la orden, el duque iba agarrado a mí, y con las dagas me ayude para moverme en el barrizal, clavándola en los lugares que parecían más firme y así poder ayudar a mi caballo a tirar de nosotros. Cuando salimos el duque cogió camino y se marchó, como no, sin dar las gracias ni nada parecido.

Por suerte el día de caza acabo y me dirigí de vuelta al cuartel con el capitán, estaba deseando darme un baño, el barro me llegaba hasta las orejas, literalmente.

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Todos mis esfuerzos eran inútiles, no conseguía librarme de ese estúpido soldado,

siempre se libraba. Al menos ese día Adele no pudo estar con él, y mientras la tuviera encerrada en casa no podría estar con él, y así se quedaría hasta que lleváramos a cabo el plan. No permitiría jamás que esos dos estuvieran juntos, Adele era ni mujer, y nadie podría romper eso, en algún momento ella se daría cuenta que ese soldado es solo un capricho y nada más. Al llegar a casa me encontré con mi hermana y mi cuñado, para mi desgracia parecían enfadados. - ¿Dónde esta tu mujercita? - Había ido a merendar con la reina, ¿no ha vuelto aún? - Pues no, y todo tu despacho esta patas arriba, y los matones que contrataste para vigilar a tu mujer, están atados de pies a cabeza en la cocina. - Mierda... - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -


Cuando llegamos al cuartel teníamos sorpresa, Adele estaba allí, y muchas veces volví al cuartel después de un día de caza con el rey, pero pocos como aquel día, ella vino a recibirme corriendo, me abrazo y me besó, fue el mejor día de mi vida, muchas veces pensé que me había enamorado, pero no, nunca sentí lo que estaba sintiendo en ese

momento, bueno, mejor dicho, nunca hasta que conocí a Adele había sentido lo que sentía con ella. No dejaba de pensar en ella, siempre me preocupaba su bienestar, solo quería lo mejor para ella y que fuera feliz, cuando me enteré que el duque la tenía

encarcelada en su propia casa me entraron ganas de ir a sacarla de allí por la fuerza, pero Jean y Mike me lo impidieron, odiaba que ese hombre la tratará así por unos

simples celos. Aunque es verdad que a veces le entendía, amas a alguien, piensas que esa persona te ama a ti, y entonces conoce a alguien y se enamora, descubres que no te ama, eso debe doler, espero que jamás me llegue a pasar a mí.

Estando en los brazos de Adele era como estar en el paraíso, como si el tiempo se

detuviera y no existiera nada más que nosotros dos, era un sentimiento hermoso. - ¿Qué haces aquí? Quiero decir, me encanta tenerte aquí, pero pensé que el duque te tenía clausurada en casa, y que no conseguirías librarte, aunque encontrarás los papeles. - No podía más, así que he decidido correr el riesgo, mi lugar esta aquí, con vosotros, sois mi familia, y aquí es donde debo estar. - Eso por supuesto, y nosotros te protegeremos. - Papá, no sólo he encontrado las actas de ejecuciones, si no mucho más. - Eso es genial hija, al fin haremos justicia. - Mucho más que eso papá, tengo que contaros quienes son en realidad el duque y su familia, y porque están aquí. - Esta bien, pero antes pasa un rato con Luke, mientras vamos a buscar a Margaret, así ya nos informamos todos de todo.

El capitán como siempre, dando la puntilla. - Si, porque Adele tiene una buena noticia que darles también a Margaret y Jake.


Mike no podía aguantar su felicidad. - Vaya, que gran día el de hoy. Y desde luego que lo era, todos salieron y nos dejaron a Adele y a mi solos. - A penas te conozco y me tienes enamorado. - Créeme, en poco tiempo me conoces mejor que cualquier otra persona, siempre viste a mi verdadera yo a pesar de todo.

- En esa hermosa mirada nunca vi ningún mal, sabía que no serias capaz de hacerle daño a tu padre. - Te equivocas, lo hice. - Pero la sangre no llego al río, mira, ahora todo esta bien, vuelves a estar con tu familia.

- Pero en perdido 10 años de vida, en lo que parece ser, en los que he sido la

marioneta de esa familia, y lo que es peor, ¿me perdonareis cuando sepáis toda la verdad? Fui a abrazarla, ella lo necesitaba. - Tú misma lo has dicho, eras una marioneta, tú no sabías que te estaban usando, no eras consciente. - Tal vez tengas razón. - Créeme la tengo, además, te quiero demasiado como para no perdonarte, creo que

tendría que ser algo demasiado grave para que no fuera así. Además, nunca es tarde para solucionar las cosas. - Espero que así sea. Estar en tus brazos es reconfortante, nunca había sentido algo así, es como si... - ¿Si el tiempo se detuviera?


- ¡Exacto! Eso mismo, y como si los problemas desaparecieran de repente, solo estuviéramos... - Tú y yo... Lo sé. - Ojalá este momento no acabará nunca. - Estoy de acuerdo. Te quiero. - Y yo a ti, como nunca he querido a nadie, ni si quiera al duque. Pero... Estoy casada... - Eso da igual, cuando acabe todo esto nos fugaremos si es necesario y empezaremos de cero los dos. Nada ni nadie nos separará. - ¿Lo prometes? - Lo prometo. De verdad, era como si se parará el tiempo, tenerla entre mis brazos era lo mejor que

me había pasado en mi vida, sobre todo en ese día, después de esa tarde horrible con el imbécil del duque, encontrar a Adele en el cuartel era lo mejor que me podría haber pasado, y pasar el resto de mi vida con ella, aún más.

Dicen que el tiempo pasa para todos, pues yo pienso que durante estos momentos, en los cuales, en cualquier minuto podrían venir a alejarnos, el tiempo se ralentizaba,

hasta detenerse y así concedernos a Adele y a mí la oportunidad de estar juntos y sentir por esos momentos que sería para siempre y nada ni nadie nos separaría. Pero se

acabó, teníamos que bajar al mundo real, todos llegaron, y nuestro abrazo se convirtió en simplemente, Adele y yo dándonos la mano. Pero en esos instantes, el tiempo se detuvo, al menos eso sentimos ambos, el tiempo detenido, solo para nosotros dos.


Capítulo 28: La Hora de la Verdad A ser sincera nunca me cayó bien el primer ministro, jamás, al rey tampoco, pero era tan bueno que no quería echarlo, sobre todo, porque según él, se esforzó mucho en llegar ahí, yo pienso todo lo contrario, que llegó a ir por medios poco ortodoxos, pero yo ya estaba cansada de la forma de actuar de ese pendenciero, y su último gesto no

me gustó nada, así que decidí ir a hablar con él, a conocer las razones que le hicieron llevar a realizar tales actos, si no me convencían acudiría al rey. Llegue al despacho de este y me decidí a entrar.

- Buenos días primer ministro, ¿me permite pasar? - Por supuesto majestad, usted no hace falta que pida permiso para entrar, esta en su palacio.

- La educación es lo primero ministro, siempre ha de estar presente. - Cierto, tiene toda la razón, majestad. Y ¿dígame, qué es lo que le trae por mi humilde despacho? - Respuestas, a ciertas acciones que me parecen poco justificables. - ¿Y cuál es la pregunta a la que desea que le dé respuesta, mi señora? - A por qué ha clausurado la posada de la familia Olivere. - Pues esa posada ha sido cerrada por ser un antro que nada más que traía mala fama, acogía a personas, digamos, de mala calaña, despojos y proscritos de otros reinos. Un

lugar donde se acogen delincuentes debe ser cerrado, debemos proteger al populacho. - ¡Vaya! Pues yo no tenía entendido eso, pero debo de haberme informado mal. Pues entonces bien hecho ministro, hay que cuidar del pueblo. - Gracias majestad.


Después de escuchar eso me marche, no podía creer todas esas sandeces que estaba escuchando, siempre tuve claro que lo único que le interesaba era el poder y no el pueblo, ahora mismo acudiría al rey para hablar con él urgentemente. Tuve suerte de que estaba en el jardín practicando el tiro y no reunido.

- ¡Querido! ¿Te importaría si hablamos un poco? Tengo un asunto importante que tratar con vos. Es importante.

- Lo que quieras querida, por favor siéntate. ¡Sebastián! Tráenos algo de picar por favor.

Sebastián como siempre contesto rápido y se puso a manos a la obra. - Será un placer, majestad. - Gracias. Y dime querida, ¿de qué se trata? - Una queja, acerca del primer ministro, creo que ya se ha excedido en sus labores. ¿Recuerdas haber firmado alguna orden de clausura de una posada? - Querida, todos los días firmo muchos papeles, es probable, creo que a veces confío demasiado en Pierre. - Pues no deberías. - Por favor, dime que ocurre, no quiero verte así de indignada, te prometo que solucionar lo que sea. - Ayer la duquesa me pidió un favor, resulta que tiene una amiga que regentaba una posada junto a su marido, y hace unos días Pierre decidió clausurarla, según él era un tugurio, y que acogían a criminales y proscritos. Hoy me he informado, he hablado

con gente del servicio, incluido Sebastián, y varios guardias, me han contado todo lo contrario. Me han dicho que acogían a personas muy decentes, al ser de buen precio a

gente más pobres y otras menos pobres, y que todos los soldados pasaban por allí antes y después de sus turnos, a descansar, cenar o desayunar, nada de malo tenía. - No parece que hubiera razón de cerrarla.


- Por supuesto que no, al señor Olivere, es amigo de Sebastián, es el nuevo ayudante de este. La señora Olivere ha sido acogida junto con sus hijos por el capitán, en el cuartel de la Guardia Real. - Que desfachatez. - Pienso que lo ha hecho para fastidiar a la Guardia Real, ya sabes que nunca le gusto a pesar de pertenecer a ella hace mucho. - No te preocupes querida, esto lo solucionare enseguida, no permitiré no una sola falta más de Pierre, le dije que si me volvía a provocar actuaría en consecuencia, y eso voy a hacer.

- Gracias, querido.

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Llego el momento, me acerque a mi padre y cogí sus manos, le mire a los ojos, mire a los ojos de todos, era la hora de decir la verdad, era la hora de la verdad. Les conté todo lo que me contó Luis y su familia, porque querían venganza, lo que siempre fue raro fue el como acabe yo de por medio. - Luis y su hermana buscan venganza por unas acciones que tomó el rey sobre su familia, según ellos sus padres fueron injustamente condenados por robar dinero,

aumentar los impuestos de su zona y mentir al rey diciendo que las cosechas fueron malas y quedarse ellos con más dinero del que debían. Yo me lo creí, y más después de que me enseñarán esas pruebas acerca de mi padre, esta claro que deje que me manejarán como si de una marioneta me tratase.

- No tienen porque buscar venganza por ello, el rey tendría sus motivos, tendría pruebas que demostrarán eso, y me parece muy sospechoso que te mostrarán esas pruebas de la noche a la mañana prácticamente. No es tu culpa, las circunstancias fueron esas, lo importante es que ahora estás aquí, enmendado tu error, y justo a tiempo.


- Lo sé tío Mike, pero eran tan creíbles. Gracias por vuestro apoyo. - Lo sé querida. Veámoslas. Y no debes dar las gracias por ello, somos familia y así es como funcionan las familias. No puedo creer que no se enfadaran conmigo, no se lo tomaron mal, al contrario, nos pusimos manos a la obra con todo lo que traje de casa de Luis, y me apoyaron sin dudar de mí. Cada vez me arrepentía más de haber hecho lo que hice, o al menos haber reaccionado antes.

- Que de papeles, ¿tú marido no tomará represalias? Cuando vea que todo esto no está. - Puede ser, no lo sé Margaret, la verdad es que por esa parte tengo miedo. - Con la información que tenemos podemos ir al rey, no dejaré que ese hombre te ponga la mano encima. - Gracias papá. Estuvimos varias horas rebuscando y leyendo papeles, hasta que por fin Mike encontró algo. - ¡Mirad esto! Son las supuestas pruebas que se presentaron para inculpar a Judith. Todas firmadas por Pierre... Y supuestamente presentadas por anónimos. - Llamarme loca, pero cuando clausuraron la posada no pude evitar pensar que el primer ministro estaba involucrado en todo esto. - ¿Pierre? ¿Y por qué estaría aliado con esa familia? ¿Qué tiene que ver ellos con él? - No lo sé Luke, es solo una intuición, pero es que es todo tan sospechoso. - Y rebuscado. - Lo sé...


- No sé que decir, pero creo que Margaret podría tener razón si lo pensáis fríamente. Habría que buscar más información, intentar averiguar algo. - Adele tiene razón, Margaret, tú y Jake conocíais al hermano del antiguo arzobispo, ¿por qué no vais a hablar con él? Quizás sepa algo y no le importe contarlo. - De acuerdo. - Yo mientras iré a los antiguos archivos a buscar más información sobre esa familia, y ya de paso, sobre Pierre, a ver si hay algo que los relacione. Mike quédate al cargo, dile al rey que estaré fuera un día, no más. - Eso esta hecho. - Luke, quédate con Adele, por si al duque se le cruzan las ideas y quiere hacer algo. Y en caso de que Pierre se entere de algo, cuidaros todos las espaldas, y huir si es necesario, creo que nos estamos metiendo en algo muy grande, y es posible que salgamos mal parados si a partir de ahora cometemos errores.

Justo en ese instante llamaron a la puerta, era un mensajero del rey, se pedía que mi

padre y la familia Olivere acudieran a palacio urgentemente, ellos se fueron y yo me quede con Mike y Luke.

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Llegamos a palacio en un abrir y cerrar de ojos, cuando entramos a la sala del trono

Pierre estaba allí, frente a la reina y el rey, cuando nos vieron entrar el rey comenzó a hablar. - Bien, me alegro de que estén aquí, sobre todo ustedes señor y señora Olivere, porque el primer ministro Pierre, tiene algo que deciros. - ¿Disculpe majestad? - Sí, señor ministro, va a pedirle disculpas a esta humilde familia por clausurarles su posada por error.


Pierre se quedó muy sorprendido ante las palabras del rey y la atenta y fría mirada de la reina, yo me comenzaba a aliviar por los giros de estos acontecimientos. - ¿Te has quedado mudo Pierre? De todas formas da igual, yo ya tengo muy claro cuáles son mis acciones y yo te advertí. Familia Olivere, su posada será reabierta de forma inmediata, ya hay guardias realizando la acción, disculpad las molestias ocasionadas.

- Muchísimas gracias sus majestades, se lo debemos todo. - No debéis nada, soy el rey y mi deber es impartir justicia, y que se cumpla la ley, y proteger al pueblo ante todo, pueden marchar en paz.

Margaret y Jake se disponían a salir, entonces los pare y les dije que me esperarán fuera. Minutos después el rey emprendió acciones contra Pierre.

- Pierre, ha clausurado una posada sin pruebas de verdad de lo que condenabas en la

orden que firme, una vez más has usado tu cargo en beneficio propio en vez de servir al pueblo, esto ha llegado a su final, te relevo de tu puesto, ya ordenare a otra persona primer ministro, alguien que de verdad aprecie al pueblo y no anhele solo el poder. - ¡Qué! ¡No puede hacer eso majestad! ¡Por favor, deme otra oportunidad! - Te lo advertí Pierre, y no quisiste escucharme, lo siento pero no hay vuelta atrás, esto es una orden inmediata, coge tus cosas y abandona palacio esta misma noche, sin reproches.

- Si majestad. No podía creer lo que estaba viendo y escuchando, el rey había y echado a Pierre de su puesto, al principio pensé que esto sería buena señal, pero después pensé que nunca había visto a Pierre enfadado, y si de verdad estaba aliado a día familia, quería decir

que el peligro aún no había pasado, y lo que era peor, ¿y si ahora había aumentado el peligro? Fuese como fuese al salir y reunirme con Margaret y Jake les puse al tanto, quizás hubiera que acelerar las cosas.


- Chicos, id a vuestra posada, solucionado lo que tengáis que solucionad e ir a hablar con el hermano del arzobispo, yo me voy a toda prisa al archivo, ya le he dicho al rey que volveré mañana al atardecer. - De acuerdo, pero, ¿y esa premura ahora? - El rey acaba de echar a Pierre de su cargo y no me fío de él, no quiero que me pille desprevenido. Que Mike vaya con vosotros por si acaso. - Esta bien. Todos nos fuimos y comenzamos a llevar a cabo la parte del plan que les correspondía a cada uno, esperando que todo saliera bien...

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Acudí corriendo a la llamada de mi hermano, le puse primera excusa que se me ocurrió a Ylia y Luis para mi marcha repentina y me fui. Una vez que me encontré con mi hermano este me puso al día de todo. - ¿Qué ocurre hermano? - Cambiamos al plan B. El idiota del rey ha tenido cajones de echarme de mi puesto y de palacio. Iré a casa de tu mujercita y tu cuñado, allí me ocultare, por suerte queda

poco para el baile, mientras tanto pondremos en marcha nuestro otro plan, es hora de acelerarlo todo y llevar acabo nuestra venganza hermano. - Que así sea hermano...


Capítulo 29: Atrapados -Margaret-

Jake, Mike y yo fuimos a ver al hermano del arzobispo a ver si este nos contaba algo, pero tuvimos la mala suerte de que cuando llegamos el cura del pueblo estaba allí para confesarlo, se estaba muriendo, al menos yo conseguí entrar para ver si podía tener

alguna oportunidad de averiguar algo. Pero no tuve mucha suerte, a pesar de ver las caras esperanzadas de Jake y Mike al verme salir de la casa. - ¿Y? - Nada, solo galimatías, el pobre hombre estaba muriendo, su mujer dice que cuando enfermo anoche, el afirmaba que lo habían envenenado. - ¿Hemos hecho seis horas de camino para esto? - Espera Mike, quizás esos galimatías tengan significado para nosotros, ¿qué te ha dicho querida?

- Eduard, que la familia Eduard es peligrosa. Y algo de la monarquía, el apellido de Jean y poco más audible.

- Espera, ¿familia Eduard? - Si, ¿te suena? - El ex primer ministro, se llama Pierre Eduard... - Querida, parece que tus teorías no eran tan descabelladas. - El maldito Pierre está metido en esto y ahora ha perdido su puesto, esto puede ser peligroso, no tenemos ni idea de cuales son sus intenciones.


- Si las sabemos, si esta aliado con el duque, sabemos que quiere ver a la monarquía fuera de combate. Pero, ¿cómo? Ahora no es ministro y el baile no es hasta el domingo, aún queda una semana. - A no ser que tenga otro plan, esto empieza a parecer una locura. Dijo Jake llevándose su mano derecha a la frente y frotarla con los dedos y quitarse algo de sudor.

- Hay que volver al cuartel ya y reunirnos con los demás, llevamos horas fuera,

buscaremos más respuestas en el camino, contra más desvelamos de esta retorcida historias, más empiezo a preocuparme.

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-Mark-

Entre en casa con mi hermano, como acordamos él y yo puse al día a Ylia, según nos convenía para nuestro plan, y todo comenzó a obrarse, era hora de que nosotros nos

hiciéramos con el poder, gobernar al pueblo como de verdad tenía que ser gobernado, y no como lo hacía ese niñato. Era hora de mover a los títeres y hacerlos desaparecer según cumplan sus funciones. - Es la hora Ylia, Adele y Luke deben estar en el cuartel, ya sabes lo que hacer con tu hermano. - Por supuesto señor, pero, ¿y el baile? Aún queda una semana. - No te preocupes, de eso me encargo yo, tu haz tu parte. - Sí señor. - Mark, ve con ella. Mientras Ylia se adelantaba mi hermano se acercó a mí y me susurro que ya tenía que comenzar todo, y que me preparará, y que no me olvidará de que estaba honrando a


nuestra familia, eso jamás. Después de que me asegurará de que Ylia y Luis iban al cuartel, mi hermano iría a por Jean y yo a por los amiguitos de Adele. Cuando entramos en el despacho de Luis, Ylia comenzó con su cuento. - ¡Hermano! He encontrado a tu mujercita, esta refugiada en el cuartel de la Guardia Real con ese desgraciado de Luke Duboix. - ¡Maldita! ¡Se ha fugado con él! - Yo te recomiendo que vayas con tus hombres y los fieles del ministro, la pilles insitu y para escarmentarla la encierres unos días en los calabozos de palacio, y si lo deseas, déjame a mí al soldaducho, yo me encargaré de él. - ¿Lo matarás? - ¿Qué es lo que deseas tú? - Da igual, haz lo que quieras con él, no quiero saberlo, solo quiero recuperar a mi mujer.

- Lo harás, unos días encerrada la harán recapacitar, ya verás, confía en mí, solo ha sido una confusión suya, ya verás como vuelve a amarte a ti. - Eso espero, si me ayudas todo saldrá bien. - Claro que si hermanito. Era increíble lo idiota que era su hermano, ingenuo totalmente, confiaba ciegamente en su hermana mayor, así le fue tan fácil manipularlo. Cuando ellos se dirigieron al

cuartel de la guardia, yo me dirigí a encontrar a los amigos de Adele, nuestros espías nos informaron que se dirigían al cuartel, sería fácil tenderles una trampa a mitad de camino. Por fin, todo estaba saliendo a pedir de boca. Mi hermano me paro antes de salir. - Los espías me han dicho que Jean esta en los archivos, voy para allá. - Yo voy a por Mike y compañía. Quiero interceptarlos antes de que lleguen al cuartel y puedan evitar que se lleven a Luke y Adele.


- Bien, nos vemos en palacio entonces, asegúrate de que todos esos están fuera de combate, quiero verlos a todos encerrados o muertos. - Por supuesto hermano.

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-Mike-

Estábamos llegando al cuartel cuando vimos los caballos del duque y compañía

dirigiéndose hacia este. Menos mal que decidimos tomar otro camino, si no hubiera sido así nos hubieran interceptado. Fue Margaret quien nos avisó. - ¡Mirad! Se dirigen hacia el cuartel. - Y algunos de ellos se desvían... Nos esperan a nosotros. Empezaba a preocuparme cada vez más. - Es cierto. ¿Por qué? - Porque el duque y su hermana van a por Adele y Luke, esos vienen a por nosotros, hemos tenido suerte de volver por el camino viejo. - ¿Y que haremos ahora? No podemos avisar a Adele y Luke y mucho menos a Jean. - Jake tienen razón, quizás quieran tenernos a todos controlados. - Puede... Estaba claro que todo esto era parte de un plan más grande de lo que pensábamos, esto no era un plan de usurpar el poder, esto era una venganza, toda una conspiración. Margaret quiso intervenir.


- Sabemos que nos quieren a todos, ellos piensan que estamos volviendo por el camino nuevo, démosle lo que ellos creen que quieren. - ¿A qué te refieres? No pude evitar preguntar preocupado. - Yo iré por el camino nuevo, dejaré que me atrapen, así estaré con Adele y Luke, tendréis más gente dentro de palacio, será fácil devolverles la trampa. - Me niego, y si te matan, de eso nada, iré yo, vosotros huid. - Mike, Jake y yo no sabemos nada de estrategia militar ni estamos armados. - Tú sabes luchar. - Y Adele, es por eso que me necesitas dentro. Nosotros seremos la fuerza interna de palacio. Jake y tú podréis conseguir ayuda, buscar a Jean y planear algo. - Esta bien, pero no me gusta este plan. - La verdad es que a mí tampoco, pero no hay otra opción. Me voy, te quiero Jake. - Y yo a ti Margaret. Jake se quedó mirando como Margaret se iba, desde las colinas vimos como atrapaban a Margaret, y Mark, el cuñado de Luis no estaba muy contento, era cierto, esperaba una presa más suculenta, ahora éramos un problema más. Eso nos daba ventaja, al

menos eso esperaba. Con Luke dentro y mis dos chicas quizás tuviéramos una buena oportunidad, ahora tenía que buscar a Jean, esperaría a que vaciaran el cuartel y usaría los túneles secretos que pocos conocían.

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-Adele-

Que bien me sentía junto a Luke, me sentía segura con él, creo que con él la espera a que todos volvieran se haría corta. Pasaron varias y aún ninguno había vuelto, la verdad es que nos esperamos a preocupar un poco, pero era normal, la casa del hermano del arzobispo estaba a las afueras del pueblo, eso eran una cinco o seis horas a caballo, y mi padre dijo que volvería mañana al atardecer, así que dudo que tuviera la fortuna de acabar antes y llegar antes. Un par de horas después de eso escuchamos que alguien llegaba al cuartel, pensamos que serían Margaret y compañía, pero para mí desgracia no, era Luis, acompañado de su hermana y sus hombres, algunos incluso a hombres que aún le debían ser leales al Pierre, esto no era para nada bueno. - ¡Lo sabía! ¡Era verdad! Me engañas con ese palurdo. Hasta aquí has llegado zorra. ¡Lleváosla! Encerradla en un calabozo de palacio, y más tarde tú y yo hablaremos, mientras recapacita. Hermana, haz lo que quieras con el soldado. - Luis, ¡no! Por favor, la venganza del ministro no te debe de influir, te están utilizando. - ¿Qué? - No le hagas caso hermano. Esta loca. Cuando vi la cara de Ylia, cada vez todo empezaba a tener más sentido, creo que Luis no era consciente de que Pierre estaba metido en todo esto, su cara lo dijo todo, Ylia se puso nerviosa. - ¡Llevaos al soldaducho! - ¡Tranquila Adele! Estaremos bien. - De eso nada parejita, para ti tengo pensado algo muy distinto y más incómodo que a tu chica.


Esto se empezaba a poner muy feo, quizás Luis fuera un títere en todo esto, tenía que averiguarlo fuese como fuese. ¿A donde se llevaban a Luke? ¿Qué harían con él? No pude evitar sufrir por él, le quería con toda mi alma. - ¡Luke! ¡Luke! ¡Luke! ¡No, por favor, Luis, no le hagas daño, por favor! ¡Luuuuuuuke! No pude evitar soltar esos gritos desgarradores, me salían del alma... - ¡Te amo Adele! - ¡Y yo a ti Luke! No pude evitar decir eso, a pesar de que era probable de que volviera a Luis más iracundo de lo que ya estaba.

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-Jean-

Pase horas en los archivos, viendo escudos de armas de todo tipo y de un montón de

familias nobles, tenía que averiguar de donde había salido esa familia y que tenía que ver con Pierre. Por fin, cuando ya comenzaba a caer la noche, logre encontrar algo, era un viejo escudo de armas y abajo ponía Eduard, estaba claro que era de la familia de Pierre, ahora tenía que ver el árbol genealógico, junto con estos papeles antiguos había varias actas de matrimonios no muy antiguas, seguro que entre ellas estaría la de Adele y ese duque. Comencé a leerlo todo cuando ya estaba empezando a dar cuenta de donde había salido Pierre y esa familia. Ahora tenía más claro que nunca que todo esto era una conspiración de Pierre, para

vengarse de su familia y de mí, y para todo eso uso la inocencia y ansias de venganza de esos huérfanos y lo que más me cabreaba, uso a mi hija y a mi mujer. Tenía que acabar con todo eso lo antes posible, debía coger todo esto y llevarlo ante el rey. - Hasta aquí hemos llegado, no te saldrás con la tuya Pierre.


- ¿Eso crees? Es tarde amigo mío, ya prácticamente he ganado yo. Después de escuchar eso me di la vuelta, esa voz, allí estaba, apoyado al quicio de la puerta mirándome y sonriendo maliciosamente. - Tú, alimaña... - Hola, Jean, adiós, Jean. Nos vemos. No me dio tiempo a decir nada cuando de repente sentí un fuerte golpe en la cabeza y todo se volvió negro...


Capítulo 30: Danza Macabra - Pierre –

Era la hora, mi hora, mi momento, vengaría a mi familia y acabaría con el rey, por fin, después de tantos años de espera, y obstáculos. Estuve dispuesto a dejarlo todo por una mujer, mujer que no me amaba a pesar de que yo la amaba con toda mi alma, después de eso ella y su marido también se convirtieron en mi objetivo de venganza junto con el rey, ya acabe con ella, ahora acabaría con su marido, y de paso con toda la monarquía y la Guardia Real, sin rey, no eran necesarios. Mi hermano y yo seríamos los nuevos gobernantes de este Reino. Bienvenidos a mi Danza Macabra...

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-Sebastián-

Acabe todas mis labores, así que decidí ir a descansar, hacía tiempo que no acababa tan tarde, así que decidí salir por la puerta donde entraban lo pedidos de alimentos frescos del mercado, creo que hice bien en salir por aquella zona. Cuando me disponía a salir, escuche mucho follón, entre la penumbra de las antorchas no conseguían distinguir bien las figuras, pero no hizo falta cuando reconocí la voz de Margaret forcejeando con los que parecían soldados del ex primer ministro. Me

escondí cuando escuche que venían más guardias, pensé que lo mejor que podía hacer era esconderme y escuchar, después iría a pedir ayuda. - ¡Soltarme estúpidos! ¡Adele!


- ¡Margaret! - ¡Encerradlas a las dos! En los calabozos más oscuros y húmedos que encontréis. Esa voz, ¿quién era esa mujer? Esa respuesta la obtuve cuando escuche la voz del duque y llamo a esta mujer hermana. - ¿Por qué está la posadera aquí? - Hermano, me temo que el plan ahora tiene otra orientación. - ¿Qué? ¿De qué estás hablando Ylia? - Ya lo verás. - ¿Qué vas a hacer con Luke? - Eso ya está hecho, por lo menos una parte, el mar se encargará de la siguiente. - ¿A donde lo has llevado Ylia? - ¿Ahora te preocupa ese soldaducho? Tranquilo, lo he encerrado en un sumidero del puerto, estará vivo hasta que suba la marea. No podía creer lo que estaba escuchando, tenía que buscar a Jean y los demás inmediatamente. No podía perder tiempo, iba contrarreloj, la marea comenzaría a subir en unas cuatro horas.

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- Adele –

Esta era la primera vez que estaba tan asustada, y lo estuve aún más cuando vi como los guardias traían a Margaret también, al final todo nuestro plan había fallado, Pierre


iba dos pasos por delante nuestra y nosotros lo habíamos subestimado, ahora estaba encerrada y no sabía nada de mi padre, ni lo que habían hecho con Luke, solo sabía que Mike y Jake era nuestra última esperanza, espero que encontrarán a mi padre. Al menos tuve suerte de que a ambas nos metieron en la misma celda. - ¿Estas bien? - Más o menos, ¿y tú? - Asustada, muy asustada por primera vez en mi vida. - Yo estoy más que asustada, estoy aterrorizada, si eso te consuela. - No mucho. Espero que Mike y Jake encuentren a mi padre pronto y se les ocurra como encontrar a Luke y sacarnos de aquí. - Tenemos que confiar en ellos. - Absolutamente. Entonces, cuando los guardias se fueron, no sé como ni por donde, apareció Sebastián. - Chicas, ¿estáis bien? - Si, dios mío Sebastián que alegría verte. - Me alegro de que estés bien, no tengo mucho tiempo, he oído que vienen unos guardias a custodiaros, necesito que me digáis donde encontrar a Mike y compañía, para contadles todo esto y que vengan a por vosotras. Y antes rescatar a Luke. - ¿Sabes que han hecho con Luke? - Si, pero tranquila, si encuentro a los chicos yo iré a por él, volverás a estar con él, ya verás, ahora corred, decidme.

- Volverán al cuartel cuando los guardias de Pierre se marchen, para acceder a palacio desde los túneles que hay allí y que conectan con este.


- Quizás no tenga tanto tiempo, ¿dónde podría interceptarlos? - En las colinas, por el camino viejo. - Esta bien, vosotros aguantar, que yo voy a por vuestros hombres. - Gracias Sebastián. Te queremos. - Y yo a vosotras preciosas. Dios mío, espero que Sebastián lo contrario siguiera, ahora él era nuestra última esperanza.

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- Luis –

No podía creer lo que estaba escuchando, ¿a qué se refería mi hermana con que no se ceñiría a mi plan? ¿A cuál entonces? - De qué plan hablas, Ylia. Entonces, repentinamente me miró y se río. - ¿Acaso crees que tu plan era útil? El primer ministro es el verdadero artífice de esto, estamos siguiendo su plan. - Espera, quieres decir, que... - ¿Qué te he estado utilizando? Desde el principio, simplemente has sido una marioneta en todo esto estúpido, ahora, haz lo que te diga y ve a asegurarte de que

esas dos están bien vigiladas, ya nadie podrá impedir la venganza de nuestra familia.


- Espera, no querías encerrar al rey y la reina, querías matarlos. - Evidente, así no podrían intentar recuperar el trono. Es cuestión de tiempo, en breve nos haremos con el castillo, ahora ve a vigilar a esas dos y haz algo útil de verdad.

- Íbamos a destronar a los reyes, nada más, estas creando un mar de sangre, sangre que está en tus manos.

- Sangre por sangre, hermano, y si no lo entiendes, tu serás el siguiente, créeme, no me importa.

Había sido un títere en todo esto, no me podía creer como había sido utilizado vilmente por mi propia hermana, tenía que intentar solucionar esto, aunque quizás ya fuera tarde, pero tenía que hacerlo. Baje a los calabozos, y fue entonces cuando

escuche a Adele y su amiga hablar con alguien más, cuando vi de quien se trataba decidí esperarlo a las afueras de palacio. Cuando salía conseguí interceptarlo, aunque al principio no fue muy amistoso. - ¿Sebastián? - ¡Tú, hijo de..! - Por favor, espera, yo no sabía que mi hermana y mi cuñado estaban aliados con el primer ministro. Me han utilizado, y me hicieron utilizar a Adele, yo no sabía nada. Por favor déjame ayudar, se donde esta Luke, sé que aliviadero es, déjame llevarte. Y después os ayudaré a entrar en palacio.

- No me fio de ti. ¿Por qué querrías tu salvar a Nike? - Por favor, déjame ayudar. El hecho es simple, me han manipulado, me obligaron a enamorarme de Adele y yo no lo vi, es normal que ella ame a otro, no es justo que paguen inocentes por mis errores, no quiero que nadie más salga herido.

- Vale, pero a la primer de cambio o que sospeche de ti, dejaré que Mike y Jake te quiten de en medio. - Esta bien.


Tuve suerte de convencerlo, no era mala persona, solo estaba cegado, me habían estado utilizando como una marioneta y yo no lo vi, no lo vi porque confiaba ciegamente en mi hermana, debí haberme dado cuenta que ella no solo tenía sed de

venganza, si no sed de sangre y que estaba dispuesta a acabar con todo aquel que se le interpusiera.

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- Luke – Me desperté con un tremendo dolor de cabeza, no sabía donde estaba, solo que todo estaba húmedo, creo que fue el frío y la humedad lo que me despertaron. Me levante como puede, todo me dolía, empecé a mirar a mi alrededor, quería averiguar donde

estaba, pero era difícil, todo estaba en penumbra. Estire los y comencé a andar con las manos tocando la pared, estaba en un lugar pequeño, ¿una celda quizás? Podría ser, no estaba seguro, pero, esta humedad, no era humedad normal, no, había sal en las paredes...

- ¡Oh dios no! ¡Será zorra! No estaba en palacio ni en el cuartel, no estaba en una celda, estaba en el puerto, en un aliviadero. Cuando se construyó el puerto, dicen que una bruja lo maldijo por echarla

de su casa, así que cuando subía la marea inundaba este, pero las peores inundaciones eran en luna llena, así que decidieron crear una red de túneles en el puerto, estos

túneles tenían unas bocas en el exterior, tapadas con rejas, así, cuando la marea subía, el agua entraba por estos túneles, y las bocas que daban al exterior era para que saliera el agua sobrante y no destruyera la estructura. Años después se comenzaron a utilizar para ahogar a criminales, o a morosos de juegos de tugurios.

Hoy era luna llena, y seguro que quedaban pocas horas para que subiera la marea, y para colmo mi sabía que era de Adele. - Tengo que salir de aquí. Tengo que cuidar de Adele, lo prometí... Mierda, empieza a entrar agua, no puede ser...


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- Pierre – Por fin estaba todo listo, tenía a esas dos encerradas, a Luke a punto de morir y a Jean donde yo quería. Ya era la hora.

- Hermano, va a dar media noche, que todos los hombres se apoderen de palacio, que lleven al rey William y a la reine Alexandra a la sala del trono, es hora de celebrar nuestro baile particular. - Si hermano. - ¡Ah! Y lleva también a Adele y su amiga, quiero que vean como acaba todo esto, y así de paso, que Adele y su padre estén juntos por última vez, o que mueran juntos si quieren. - De acuerdo. Fui a la sala del trono, de camino disfrute viendo como todos aquellos guardias que no eran fieles a mí, caían muertos a mis pies. Mientras hacía que dos de mis soldados

llevarán el cuerpo inconsciente de Jean, era la sorpresa estupenda para su hija y los reyes. Cuando llegue a la sala del trono me acerque lentamente al trono, y tome posesión de él, quería que al entrar todos, lo primero que vieran fuera a mi sentado en el.

Ahí venían, era la hora, bienvenidos a mi Danza Macabra...

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- Rey William Nos había despertado en mitad de la noche atracándonos de nuestra cama, a mi mujer y a mí, nos llevaron a rastras por todo palacio hasta la sala del trono. Al principio intente defenderme y proteger a mi reina, pero cuando empecé a ver todo lo que

habían hecho con mis hombres, mis pobres y fieles guardias, los habían acribillado, dios mío que dolor, me dolía ver eso, porque era el rey, si no hubiera llorado y suplicado clemencia. No entendía nada de lo que estaba pasando, al menos no hasta que llegue a la sala del trono.

- ¡Pierre! ¡Cómo te atreves a cometer tal atrocidad! ¡Estas loco! - Si, si, su... "majestad", lo que vos digáis, pero me temo que ahora quien gobierna aquí soy yo, y se hará mi voluntad.

Minutos después llegaron Flor, la mujer del duque, o al menos eso pensaba hasta que vi lo que vi, y una joven más. - Y ya estamos todos. - Es cuestión de tiempo de que la guardia se dé cuenta de lo que está ocurriendo y el capitán...

- ¿Qué capitán William? ¿Este? En ese momento unos hombres lanzaban hacia Flor un cuerpo, dios mío, era mi capitán de mi guardia, qué le habían hecho, Flor se lanzó hacia él y se abrazó a su

cuerpo, que poco a poco comenzaba a recuperar la conciencia. Pero hasta que no la escuche hablar no entendía porque le dieron a ella su cuerpo. - ¡Papá! ¿Papá estas bien? ¿Papá? - Tranquila duquesa, Flor, perdón, Adele, tu padre está bien, pronto recuperará la conciencia, solo fue un pequeño golpe en la cabeza. - ¡Estas loco Pierre! No me extraña que mi madre te odiara y escogiera a mi padre.


- ¡Cállate cría impertinente! Y aprovecha ese momento con tu padre porque será el último. - Estas loco. - ¡Calla William! - ¡Majestad! Soy tu rey y debes tratarme como tal. - El rey lo soy yo ahora, y es hora de celebrar el baile prometido. Bienvenidos a mi venganza, bienvenidos a mi Danza Macabra.


Capítulo 31: Sacrificio - Sebastián – De camino al cuartel nos encontramos con Mike y Jake, quienes lo primero que intentaron fue matar a Luis, y aunque no quería tuve que detenerlos.

- ¡Esperad! Esta con nosotros, al menos eso me ha dicho, sabe los planes de su hermana y el primer ministro, nos será útil para colarnos en palacio. - ¡¿Qué?! - Si, os ayudaré, pero antes hay que ir al puerto, mi hermana ha encerrado a Luke en uno de los aliviaderos. Si no lo sacamos de ahí antes de que suba la marea morirá ahogado.

- Sebastián, esto no me gusta. - Pero ya hemos llegado hasta aquí, creo que de verdad esta con nosotros,

arriesguémonos, vamos a por Luke, y con él y Luis entramos a palacio, y con los guardias que queden, contra más seamos mejor. Todos los hombres fieles al duque se han hecho con el palacio. - Y no debemos demorarnos más, hasta donde he podido averiguar, ahora mismo deben de estar todos en la sala del trono, donde Pierre, mi hermana y mi cuñado deben de estas comenzando a llevar a cabo su venganza.

- De acuerdo, confiaremos en ti, iremos a salvar al Luke, después iremos con Jean y reuniremos a todos los guardias que podamos e iremos a palacio. - No, sin Jean, Pierre tiene a Jean, estará en palacio en la sala del trono junto a los reyes y puede que Adele y su amiga también. - Dios mío, mi esposa.


- Esta bien, no perdamos tiempo, vamos al puerto. Cuando lleguemos lo primero será buscar al capitán del puerto, tiene que darnos la llave de los aliviaderos. Conseguí que no lincharan al supuesto duque, y fuimos a por Luke todo lo rápido que pudimos, una vez llegamos yo me encargue de pedir la llave de los aliviaderos mientras los demás lo buscaban. Aunque cuando iba con la llave para dirigirme hacia

ellos una pesadumbre me inundó, los aliviaderos estaban casi inundados al completo...

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- Luke – Busque mil formas de salir de allí, pero no halle ninguna, el agua no dejaba de entrar,

y cada vez lo hacía más rápido. Lo único que podía hacer era rezar porque alguien me encontrará y mantenerme a flote como pudiera, por lo menos hasta llegar arriba, si el agua llegaba arriba del todo y rebosar por la rejilla de arriba, estaba muerto, esperaba que eso no ocurriera.

No sabía cuanto tiempo llevaba en el agua, estaba fría, y ya estaba cansado de luchar por mantenerme a flote, lo peor era que el agua no dejaba de subir, cada vez estaba más seguro de que ese era mi fin. El agua llego arriba, me agarre como pude a las

rejas, y antes de que el agua comenzará a rebosar cogí mi última bocanada de aire. Estaba bajo el agua, concentrado en aguantar todo lo que pudiera, aún esperaba un milagro, si, un milagro, eso sería que alguien me encontrará y me sacaran de ahí, ¿los

milagros existen? Siempre fue una pregunta que me rondaba la cabeza y que no sabía si alguna vez obtendría respuesta. Ese día la obtuve. De repente, mientras estaba bajo el agua comencé a escuchar voces conocidas llamándome, al principio pensé que

quizás sería mi mente, que antes de morir me estaba jugando una mala pasada, pero, ¿y si no? Cogí fuerzas como pude y subí arriba para intentar sacar una mano, y lo

logré, poco después estaban tirando de mí y colocándome sobre el suelo. Eran ellos, mi familia. - ¡Luke! ¡Dios mío! ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?


- Salado... - Fue la palabra que conseguí decir mientras me incorporaba, después quería decir que bien, pero cuando mire hacia donde estaba Sebastián vi al duque. ¿Qué hace el aquí? Él es el malo, casi muero por su culpa. - Por culpa de mi hermana, no mía, yo no sabía que mi hermana iba a matarte, y menos que estaba compinchada con el primer ministro, ni si quiera sabía que se conocían.

- Tienes que creerle, nos ha ayudado a llegar aquí, acortar la búsqueda en el puerto.

Además nos ayudará a colarnos en palacio, Pierre tiene a Margaret, Adele, los reyes y a Jean, no podemos perder tiempo, él es el único que sabe que situación hay dentro de palacio.

- Esta bien... - Tuve que aceptar a regañadientes. En cuanto me incorpore nos dirigimos al cuartel para acceder a palacio desde los túneles subterráneos que conectaban con este. Al llegar conseguimos reunir a unos pocos hombres, llevábamos un pequeño ejército, que esperábamos fuera suficiente, muchos de los hombres resultaron ser espías o más leales a Pierre que a Jean, para mí era algo incomprensible la verdad. Comenzamos a andar por los túneles, no me podía creer que estuviéramos fijándonos de semejante estiércol, no pude evitar pararle cuando los demás se adelantaron. Le empuje poniéndolo contra la pared y agarrándolo por el cuello. - ¿De qué vas? Más te vale que esto no sea una trampa, no me creo que después de venir a por nosotros y dejar a tu hermana que hiciera conmigo lo que quisiera, ahora me estés ayudando. - No es una trampa, yo solo quería vengarme del rey por lo que le hizo a mi familia, todo fueron falsas acusaciones, alguien los inculpo, mi hermana me dijo que Adele nos sería útil, pero al final me enamore de ella. Hoy, en palacio, he descubierto que estaba aliada con el primer ministro, no tenía ni idea, todo ese deseo de venganza me lo

sembró mi hermana, ahora me he dado cuenta de que sólo e ha utilizado para utilizar a Adele, todos hemos sido los muñecos de Pierre. Yo no quiero que nadie muera, solo quería encerrar al rey, no matarlo, y mucho menos matar a Adele. - Vale, pongamos que te creo, ¿qué harás después?


- Desaparecer, si Adele te quiere a ti que se quede contigo, yo me marcho. - ¿Así de simple? - Así de simple, solo quiero que este a salvo y sea feliz, nada más, ahora, ¿podemos seguir el camino e ir a salvarla? - Claro. No me podía creer todo lo que había escuchado, al final iba a resultar que era un buen hombre y todo, y que sólo lo tenían manipulado.

El túnel acaba en la sala del servicio, la cual estaba vacía, habían dejado casi todo el

palacio vacío, Sebastián nos guío hasta el camino que nos llevaría directos a la sala del trono, después quedo atrás, ya que ahora tocaba luchar con todo aquel que opusiera resistencia, espero que cuando llegáramos todos siguieran con vida. Lo que aún no me podía creer era estar luchando codo con codo con el duque, y que ambos nos guardáramos las espaldas.

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- Jean – Cuando recupere la conciencia estaba en palacio, con mi hija abrazada a mí y Margaret junto a mi, estábamos en la sala del trono de palacio y Pierre, ¿pero qué? Pierre estaba sentado en el trono del rey, mientras me incorporaba y me orientada, escuchaba la voz de mi hija preguntándome si estaba bien y al rey peleando con

Pierre. Cuando more a mi izquierda vía a la reina en el suelo, de rodillas, detrás del rey, quien también estaba de rodillas, delante de ella y con un brazo rodeándola en señal de protección. Por Dios, ¿qué locura era esta? - ¿Papá, estas bien?


- Si hija, no te preocupes. Me puse en pie como pude. - ¡Bienvenido Jean! Has despertado justo en el momento más importante. - ¿Qué estás haciendo? - Vengarme, ¿acaso no descubriste ya el por qué en los archivos? - Si... Lo hice. - Déjame que yo deleite a William. Entonces entro un guardia muy apurado y le susurró algo a la hermana de Luis, esta nos lo comunico a todos que ocurría. - El segundo de Jean, el posadero, el criado y el novio de Adele vienen acompañados de mi hermano, están cerca, ¿qué hago? - Déjalos que vengan, pero ocúpate de tu hermano en cuanto llegue, no quiero más traidores. - Sí señor. - ¡Bien! Entonces esperemos a nuestros invitados, para poder contar mi hermoso cuento lleno de odio y venganza, ah, y muerte. No quiero más interrupciones, matadlos a todos cuando entren, menos a Mike, a todos. Pierre seguía sentado en el trono como si nada, y su hermano junto a él. - Para ir entrando en situación, dime William, ¿recuerdas la crisis provocada por una epidemia de peste? En la que tu padre decidió que los altos cargos eran más importantes que el pueblo, pero no todos.

- Recuerdo la epidemia, pero no las acciones emprendidas por mi padre, al cual no me parezco en nada por cierto. No puedes castigarme por sus errores.


- ¡Oh, sí que puedo! Además, no es sólo por las acciones de tu padre, si no las tuyas también. ¿Recuerda la acción que llevó a cabo nada más llegar al trono? - Tome muchas decisiones y acciones, ¿me concretas cuál, por favor? - Será un placer, echar prácticamente a toda la corte y quitarle sus títulos a la mayoría

de los nobles para después venderlos, ¡venderlos! Para que cualquier pobretón pudiera convertirse en noble. Ensuciarste a la nobleza, y a mi familia. - Mientras puedan pagarlo, ¿por qué no se lo iban a merecer? Gracias al pueblo hay Reino, ellos son quienes cosechan, cultivan y venden, crean el mercado. Y muchos

aldeanos humildes valen más que muchos nobles corruptos que solo quieren dinero y poder, y no se molestan en cuidar de sus tierras y a quien en ellas habitan. - Y por esos pensamientos no te mereces ser rey. - Tu no quieres ser rey Pierre, tú quieres ser un tirano. Esa conversación entre el rey y Pierre me helaba la sangre, cada vez estaba más seguro de que Pierre era un demente. Esas ansias por llegar a poder, su odio hacia el pueblo,

como no lo pude ver venir, debería de haber estado más atento. De repente se abrieron de golpe las puertas, allí estaban Mike y compañía, entraron avasallando como

pudieron, pero había más guardias de lado de Pierre que del nuestro para nuestra desgracia, y algunos otros que acompañaban a Mike resultaron ser traidores también. Pero todo comenzó a ponerse más feo cuando Ylia decidió tomar partido en la pelea.

Ylia se dirigió a la lucha y luchó contra muchos soldados, pero lo que estaba haciendo no era luchar, era abrirse paso, quería dirigirse hacia Luke. Este estaba ocupado luchando contra dos guardia, Adele y yo comenzamos a gritarle cuando vinos que Ylia iba a atacarlo por la espalda, quería apuñalarlo. Todo fue muy rápido, para cuando nos dimos cuenta alguien cayó al suelo y mi hija grito... - ¡Luiiiiiissss! ¡Nooooooo! El siguiente grito fue el que lo paro todo, mi hija corrió hacia el cuerpo de Luis mientras Pierre ordenaba que todos parasen y que apresaran a los demás. - ¡Basta! Cogerlos, juntar a la hermosa familia. Ahora me vais a escuchar y esto va a acabar de una vez.


Ylia no tuvo ningún escrúpulo, no le importó matar a su propio hermano. Luis se interpuso entre Luke e Ylia, y se sacrificó por ellos, al final, era un inocente más, un inocente más que moría por culpa de ese loco.

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- Luke – Solo escuchaba gritos a lo lejos, cuando acabe con uno de los guardia todo comenzó a ir a cámara lenta, en ese momento pensé, ahora sí, este es mi final, pero no fue así, cuando me di la vuelta vi como Ylia se dirigía a mí con su espada preparada para apuñalarme, pero entonces de repente apareció Luis, que se interpuso, e incluso le dijo que no lo hiciera, pero a este le dio igual y lo apuñaló, me dolieron las palabras que escuche salir de su boca, pobre Luis, al final no se merecía nada de eso. - Idiota. - Pero, hermana, ¿por qué? - No hermano, ¿por qué me has traicionado tú a mí? - Tú no eres la joven con la que crecí, eres un monstruo. Ojalá Dios te perdone. - A quien tiene que perdonar es a ti, que ya estas muerto, no a mí... No tuvo miramientos ningunos, después de esas últimas palabras dejo caer el cuerpo de su hermano al suelo, segundos después Adele estaba junto a él y yo con ella.

Teníamos que acabar con estas injusticias ya, odiaba ver como se derramada sangre

inocente. Luis solo era un pobre chico engañado, manipulado, solo quería enmendar sus errores, ojalá encontrará el perdón.


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- Adele – No podía creer lo que estaba viendo, Luis se sacrificó por Luke, a pesar de que lo odiaba, dio su vida por él, a pesar de los obstáculos corrí hacia él, puede que los últimos días no hubiera sido el marido modelo, pero estuve casada con el muchos años y a pesar de todo fuimos felices, no le dejaría morir solo, no se lo merecía. No podía evitar llorar, le quería, amaba a Luke, pero quería y tenía aprecio a Luis. - Dios mío Luis, ¿qué has hecho? - Protegerte, proteger a Luke era proteger tu felicidad, y eso es protegerte a ti. He cumplido mi palabra Luke. Luke se acercó y le dio la mano. - ¿A qué te refieres, compañero de armas? - Te dije que yo solo quería que Adele fuera feliz, por ello me quitaría de en medio

después de todo. Esta no era mi idea cuando quise decir eso, pero, al menos lo tendréis más fácil para caseros cuando lo deseéis. - Lástima no haber podido conocerte mejor, veo que tienes sentido del humor. - Hasta en los peores momentos, ¿verdad Adele? - Si, siempre... Gracias... - A ti, por dejarme abandonar este mundo acompañado y habiendo sido querido, o al menos apreciado. - Amado, Luis, amado, porque te llegue a amar. - Yo también. Sed felices por mi, ¿lo prometéis?


- Por supuesto. Luis murió en mis brazos, en esos momentos la rabia y la ira comenzaron a adueñarse de mi, vi la daga de Luis y la escondí debajo de mi manda con cuidado. No iba a

permitir más pérdidas, y mucho menos más sacrificios. Dios mío, cuanto dolor, rabia e irá estaba conteniendo, esperaría al momento perfecto y acabaría con Pierre de una vez, pero a quien quería ver sufrir era a Ylia, era una asesina a sangre fría, ¿como

podía haber matado a su propio hermano? No dudo ni titubeo en ningún momento, estaba igual de pirada que Pierre y Mark. - ¿Cómo has podido? ¡Era tu hermano pequeño? - ¡Era un incordio y un traidor! Nunca debí confiar en él, era un inútil y un idiota. - ¡Basta he dicho! Llevad a la parejita con sus amigos, y acabemos con esto de una vez, que tengo un reino que gobernar...


Capítulo 32: Amor Verdadero - Mike – Todos estábamos frente a Pierre, Ylia y Mark, Adele volvía a estar junto a su padre pero esta vez agarrada de la mano de Luke, yo estaba detrás de ellos, y junto a mi Jale, que

tenía entre sus brazos a Margaret, y a al otro lado estaba Sebastián. Los reyes seguían en el mismo sitio que cuando llegamos. - Bien, ahora que estamos todos continuemos. Mi padre era la mano derecha de tu padre William, y ostentaba dos títulos, el de marqués y el de conde. Pero cuando llego la epidemia de peste muchas aldeas estas quedaron muy afectadas, la que regentaba mi padre era la más productiva del reino, hasta que ya no hubo aldeanos que la cultivaran, cuando mi madre cayó enferma tu padre decidió desechar a mi familia, así que tuvimos que quedarnos en aquellas pobres y enfermas tierras. Comenzábamos a recuperarnos cuando tu llegaste al trono, mi padre quiso hablar contigo, estaba

dispuesto a adaptarse a tus políticas, era un hombre viejo, solo quería vivir en paz. Pero no, tú te negaste y para colmo nos arrebataste nuestros títulos y tierras. Entonces comencé a planear mi venganza, hasta que conocí a una mujer... - Judith. - ¡Exacto! Chico listo, Luke. Si, una hermosa mujer con un noble corazón, a ella no le gustaba la venganza, odiaba eso cosas, pensé en abandonar todos mi panes por ella, pero entonces descubrí que se prometió a Jean, toda mi irá volvió a florecer, así que

decidí no sólo llevar a cabo una venganza, sino dos, y cuando te nombraron capitán y tuviste una hija me lo pusiste mucho más fácil. - Así estas, demente, tantos años con esa loca obsesión en la cabeza. - ¡Cállate! No tienes ningún derecho a opinar estúpido crio, porque tu fuiste quien me obligó a acelerar el proceso. El marqués de tus tierras era mi hermano, hermano de Mark y mío. - Genial, debía de habérmelo imaginado.


- Fallo a mi favor, Mike. Cuando me enteré del embarazo de Judith, todo se volvió claro para mí, solo tenía que quitar de en medio a Judith, investigue sobre ella y descubrí que no era de aquí, si no del reino vecino enemigo aquel entonces. Que mejor forma que inculparla de traición, así Jean tendría que criar solo a su hija, se le haría más difícil controlarla y enseñarle a distinguir bien entre el bien y el mal. Cuando Adele se enamoró de aquel ladrón comenzó a ponérmelo todo más fácil, solo me hacía falta ejecutarlo, esta se enfadaría, huiría y a partir de ahí solo tenía que llevarla a

donde yo quisiera, y para ello tenía a Ylia y el estúpido de su hermano. Es verdad que mucho lo deje al azar pero, controlando muchas cosas sería fácil, así después solo tenía que conectar ambas venganzas, y, voila, aquí estamos.

- ¿Qué? Tienes una mente podrida, estás loco. ¿Cómo pudiste matarla así, de esa forma tan cruel? Eso no era amor, era obsesión. No pude evitar enfrentarme a él, aunque Jean si que le tenía ganas, pero no dejaría que hiciera nada, yo protegería a esta familia. - Mataste a judith solo por venganza, la mataste y después manipulaste a mi hija, me quitaste una de las cosas que más amaba en mi vida e intentaste quitarme la otra, te voy a matar, cabrón. Pierre se río antes de contestar a las palabras de Jean. - Eso lo vas a tener difícil, amigo mío. Bien William, vas a firmar esto que tengo aquí y me vas a dar tu corona. Ylia se acercó al rey, lo cogió del brazo y lo arrastró hacia una mesa que trajeron uno de los esbirros de Pierre, esta la pusieron delante nuestra. - ¿Qué es eso? - ¿Eso? El papel que me nombrará rey porque su vas a abdicar. - Nunca. - Bien, pues mataré a tu querida reina. - Nos vas a matar a ambos de todas formas, que más da.


- Bien, de acuerdo, nuevo trato, si firmas dejo a tu reina vivir. - Jamás firmaré. - Pues te mataré ya y me ahorraré ese paso. Al final el rey firmo rezando porque este dijera la verdad y dejará a la reina con vida, pero de repente todo cambió, mientras Pierre hablaba, le atacaron por la espalda...ç - Bien, arrodillaros ante vuestro nuevo rey, ahora soy yo vuestro gobernante

supremo... Pero... ¿Qué? ¿Por qué lo has hecho? Creí que está venganza era de ambos. - Sí, al principio si, pero, ¿repartir el poder entre tres? ¿Para qué pudiéndolo tener todo yo? Adiós hermanito. - ¡Qué! Mark mató a su propio hermano por el poder, esta familia estaba loca, y se creían listos, pero no, porque con ese arrebato de Mark, Luke y yo planeamos como acabar

con ellos mientras los demás los distraigan aún más, lo que no podía creer fue lo que vi, después de matar a su hermano apuñalándolo por la espalda, mató a su propia

mujer contándole el cuello, aprovechando la sorpresa de esta por su primera acción. - El nuevo rey, soy yo. Mientras esto ocurría conseguimos ser rápidos, con las velas que había en los candiles creamos un incendio entre todos, mientras los guardias estaban distraídos con este Sebastián saco a los reyes de la sala, Adele ayudaba a su padre a incorporarse, aún

estaba aturdido por el golpe, pero cuando intento andar el cuerpo agonizante de Pierre cogió del pie a Adele, haciéndola caer al suelo, iba a ir a ayudarlos, pero Jean cogió la daga de este y lo remató.

- ¡No toques a mi hija! Hijo de... Eso por Judith. Pudrete en el infierno. Jake y Margaret salieron junto con Sebastián, pero después volvieron para comenzar a

apagar el fuego. Mark se dirigía a Adele y Jean, pero Luke se interpuso, de eso nada, no le dejaría solo, así que corrí hacia allí, era duro de pelar, pero no quedaba más


remedio, tenía que proteger a mi familia, Jean y Luke estaban débiles para luchar. Cuando iba hacia ellos uno de los fieles de Mark me atacó, me hizo un corte en el brazo, pero continúe luchando, el humo inundaba la sala, acabe exhausto de esa

lucha, pero acabe con ese miserable y dos más, cuando volví a mirar, Luke estaba intentando levantarse para seguir luchando, Jean intentaba ayudarle, Adele con toda la destreza que heredó de su padre y con todo lo que aprendiendo de la guardia resistió y peleo bien, hasta que Mark la desarmo, de eso nada, jamás dejaría que ese loco matará a mi sobrina, ni hiciera daño a nadie de mi familia, yo los protegería con mi vida, así que me lanza hacia ellos y...

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- Jean – Conseguí ayudar a Luke a incorporarse, con todo ese humo que desprendían las llamas cada vez era más difícil la batalla. Cuando esté se incorporó le escuche gritar no,

entonces miré al frente y vi a Adele en el suelo y Mark a punto de clavarle su espada en el pecho a mi hija, pero entonces, Mike se interpuso. - ¡Noooo! No por dios no, por favor, no... Me quedé en shock al ver esa escena, me quedé totalmente inmóvil, no podía reaccionar, escuchaba como mi hija gritaba y lloraba desconsoladamente, entonces vi como Luke corría hacia ellos y mataba a Mark, en ese momento reaccione y me tire hacia el cuerpo de Mike. Lo cogí entre mis brazos, mire atrás y vi como Luke apuñalaba en el pecho a Mark con su daga. Antes de aquello Mark estaba hablándonos. - Estáis muertos. - No, tu por no cuidar tu espalda estas muerto, es lo que tiene cuando matas a tu única familia. Como no, Mike con la última palabra en la boca.


- Estas muerto. - Puede, pero tú también. Fue en ese momento cuando mire para atrás y vi la escena descrita antes, Mark cayó muerto en pocos minutos, y ahí dejamos su cuerpo, yo cogí a Mike y Luke a Adele y salimos de allí. - Arde en el infierno, capullo. Y literalmente, y Mike soltó tu frase perfecta. Cuando estuvimos fuera me senté en el suelo y apoye a Mike contra mi pecho, Sebastián vino corriendo y le dio agua, Adele limpiaba de sudor y humo la cara de Mike. - Vaya, cuantos cuidados... - El rey ha mandado llamar al médico. - Gracias Sebastián, pero no se para que, uno ya tiene una edad. - No digas eso tío Mike, por favor, vas a salir de esta, te queda mucho por vivir. - Eso es a ti querida, que estas en la flor de la vida, y tienes a ese chico loco por ti. Esto ya es mi final, pero ha valido la pena, Luke, ven, acércate hijo. Luke se arrodilló delante de Mike, junto a Adele, detrás de ellos estaban Jake y Margaret, con lágrimas en los ojos. Luke se fijó en la herida y no pudo evitar que las lágrimas escaparan, la verdad, le entendía muy bien, yo estaba al borde de las

lágrimas, ellos veían como Mike se apagaba poco a poco, pero yo, yo presionaba la herida intentando parar la hemorragia, o al menos eso quería pensar, la realidad era

que lo único que hacía es que se desangrara más lento, quizás para que pudiera decir adiós. Sentía como se me escapaba su vida de mis manos, dios me sentía tan inútil e impotente.

- ¡Ey, chico! No llores hombre, uno no vive eternamente, ven, dame la mano y

escucharme todos atentamente. Tú, Luke, has sido como un hijo para mi, y como tal, te quedarás con mi puesto, porque te lo mereces, además de que alguien tiene que


controlar al viejo loco de Jean, y Adele sola no podrá. Quédate con mi habitación y sus pertenencias. ¡Ah! Y cuida de Adele, aunque eso sobra decirlo. Margaret, Jake, por favor, jamás dejeis esa hermosa posada, ni de atender al cuartel como lo hacéis, nos

tenéis mimados pero, ¿eh, quien si no velará por nuestros estómagos? Sebastián, nunca cambies, eres una gran persona y amigo. Y Adele, Jean, por favor, no más peleas, la familia es la familia, hay que cuidar de ella, que no muera en vano. Ya no pude más, tuve que llorar. - ¿Por qué hermano? ¿Por qué? - ¡No Jean! Hermano, no por favor, preguntas absurdas no, no iba a dejar que ese capullo sin escrúpulos matará a Adele, es tan joven y tiene tanto por lo que vivir.

Además, somos una familia, y si por algo hay que dar la vida, es por la familia. Por favor, no lloréis, y jamás olvidéis que no os quiero, y nunca os he querido, siempre os he amado.

Minutos después, mi mejor amigo, mi compañero de armas y fatigas, mi hermano, nos

dejó, no pude evitar llorar desconsoladamente abrazando su cuerpo ya inerte. Me daba igual lo que hablarán los demás, jamás sabrían lo que es ese sentimiento, la gente ajena a nosotros que vio ese momento solo vieron a un soldado morir, su familia vio al

hombre que para ellos era como un padre apagarse, yo sentó como se escapa la vida del cuerpo de mi hermano. No lo volvería a ver, no volvería a aguantar sus chistes

malos, sus gracias, ¿quién pondría ahora mis pies sobre la tierra? Perdí a mi balanza, mi bastón, mi apoyo moral. ¿Quién me ayudaría a levantarme cuando cayera o me diera un empujón cuando lo necesitará? Si, a ojos de los demás era el segundo de la

Guardia Real, un soldado, para nosotros era un miembro más de lo familia, para mí, mi hermano desde que éramos niños. Adiós Mike.

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- Mike – Siempre fui un mero espectador se la vida, nunca encontré a mi media naranja, ni tuve hijos, pero jamás me hizo falta, no sería de mi misma sangre, pero Luke era como un


hijo para mí, al igual que Margaret, Jake y Adele, y Jean, mi hermano. Pero al ser un espectador aprendi una cosa, aprendí el significado del amor verdadero, y os preguntaréis cómo si nunca encontré a mi media naranja, pues puede que no la

encontrará, pero si encontré una familia, el amor verdadero no es sólo aquel amor incondicional que se profesan las parejas, sino también la familia, en el sufrimiento de Jean cuando Adele desapareció, eso era amor verdadero, lo que Adele y Margaret

sienten, es amor verdadero, porque son corazones siempre dispuestos a darlo todo por la personan que ama, sea pareja, hija o hermana, haya o no unión de sangre. Mi sacrificio fue por amor verdadero, por amor a mi familia, ellos aún tiene mucho por lo que vivir, y yo, estaré ahí con ellos para siempre, porque cuando se forjó esta familia me jure a mi mismo que los protegería con mi vida, y hoy con mi muerte juro que

seguiré velando por ello, y que los cuidare y amare dentro de sus corazones. Y espero que Luke y Adele, se amén de la misma forma en la que lo hicieron Jean y Judith, de la misma forma en la que hoy se aman Jake y Margaret. Y el día de su boda estaré ahí, siempre estaré ahí, velando por todos. Porque hay que amar igual que te aman a ti.


Epílogo: “Vuelve a mi” Ocho meses después...

- Adele – Poco después de que todo acabará me costó mucho hacer una vida normal, pero lo

conseguí gracias a mi familia. Cuando fui a casa de Luis para sacar todas mis cosas y llevarlas al cuartel, mi verdadero hogar, no pude evitar preguntarme muchas cosas, además de sentir lástima, porque en esa casa, junto a Luis, viví momentos felices, al fin de al cabo, a pesar de ser utilizado me amaba de verdad, yo no sabía que era utilizada, pero, fui feliz. Durante esos meses hasta hace poco había una pregunta que me rondaba la cabeza, ¿en mis 27 años de vida fui utilizada? ¿Acaso nací para que me

manipularan? ¿Desde el momento en que ese loco supo que vendría a este mundo mi destino fue ser objeto para una venganza? ¿Cuál era ahora el objetivo de mi vida, mi

destino? Hoy encontré la respuesta, nací libre, me arrebataron a mi madre, a mi padre un tiempo, aunque fui feliz, me alimentaron de odio y venganza, pero fui perdonada y encontré mi camino, me volví a encontrar a mi misma, fui un objeto para una

venganza, pero conseguí darle la vuelta, mi destino es ser libre, estar con mi familia, la gente a la que amo, aún me sigue doliendo la pérdida de Luis y mi tío Mike, pero he de seguir adelante, aún tengo a gente que me quiere conmigo, aquellos que lucharon por mí, y por los que yo lucharé cuando sea necesario.

Me fui, me perdí, caí en un profundo y oscuro pozo, pero encontré la luz, encontré la forma de salir, me ayudaron a salir de ahí, porque fui encontrada, porque volví a mi

hogar, y ahora, es la hora, la hora de ser aún más feliz, cierro los ojos, respiro hondo, y doy un paso hacia delante, es hora de caminar hacia el altar, es hora de estar con Luke hasta que la muerte nos separe, o, ¿quizás no? Estoy segura de que no, porque cundo llegue nuestra hora, nos reuniremos todos de nuevo, y entonces, ya no habrá nada que separe a esta familia.


- Jean – Perdí a mi mujer, la mujer que amaba con mi alma y toda la fuerza de mi ser, me la

arrebataron por una venganza, venganza que también me arrebato a mi hija durante 10 años y que después me arrebato a mi hermano. Creí que jamás volvería a ser feliz, pero después recuperé a mi hija, al fin parecía que todo volvería a la normalidad, pero perdí a Mike, creí que no lo superaría, pero no, me di cuenta que tengo a mi hija

conmigo, a mi familia, siempre tendré a mi familia, familia que durante los años iría creciendo. Me sentía incompleto pero era feliz. Vi a mi hija casarse, uno de los días

más felices para la familia, incluso los reyes acudieron a la boda, pero era normal, les salvamos la vida, salvamos el Reino, y estaban agradecidos. El rey encontró a su nuevo primer ministro, y está vez era buena persona, y de eso estábamos seguros porque el nuevo primer ministro era Sebastián. Era feliz porque todos eran felices, además en unos meses tendría a mi primer nieto. Adele volvía a ser inseparable de Margaret, Jake y Luke se volvieron como hermanos, me recordaban a mí y Mike, pero con un tercero, porque Sebastián hizo su amistad con Luke a un más fuerte, y también la forjó con Jake, y los demás. Ya no habrá nada que separe a esta familia, de eso estoy seguro.

La posada Olivere fue reformada gracias al patrocinio de los reyes y a Sebastián, ahora era más grande e incluso acogía a los novatos de la Guardia que aún no se habían ganado la habitación en el cuartel, Luke era mi segundo y el y Adele entraban a los hombres, bueno cuando Adele podía porque también ayudaba a Margaret en la posada. Todos éramos felices y seguíamos unidos. Perdí a una hija, cayó en lo más profundo, un pozo lleno de odio y venganza sembradas por las mentiras de un vil hombre rencoroso, pero al final volvió a mí y fue salvada. Volvió a mí.


Agradecimientos Sé que muchos la habéis leído aquí en el blog, otros pocos en wattpad y me gustaría daros las gracias por seguir la historia que he estado escribiendo. Pero sobre todo me gustaría darle las gracias a dos personas, a mi mejor amiga, Desi, y a mi amiga Ally, ya que han estado siguiendo la historia, esperando ansiosamente cada capítulo, sobre todo Ally (#ADELUCK), ambas han sido un apoyo para escribirla por sus ánimos e ayuda cuando una se bloqueaba. Muchas gracias por vuestros comentarios y apoyos

chicas, sin vosotros puede que está historia no hubiera continuado. Muchas gracias, de verdad. Así que me gustaría dedicar esta historia a estas dos personas y una vez más, gracias por todo.


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