Temer al mar

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Temer al mar

Poesía

Raúl Antonio Cota

Cuadernos

de la Serpiente


D.R. TEMER AL MAR RAÚL ANTONIO COTA Derechos Reservados por Ediciones Cascabel ISBN 978-970-94-3811-6 Diseño editorial: Raúl Cota Álvarez Costura: Taller de Blanca Alvarez Morales Se autoriza la reproducción parcial del contenido siempre y cuando se cite la fuente. Primera edición, La Paz, B.C.S. México. MAYO DEL 2017


RaĂşl Antonio Cota

Temer al mar



NOTA INTRODUCTORIA Una gran parte de la poesía que ha escrito Raúl Antonio Cota, deriva su materia del ambiente que surge de la realidad sudcaliforniana, atendida en su sentido más amplio. Cada poema encuentra su ritmo en lo inmediato; en el mar y la tierra donde Cota ha crecido. Las cosas están allí y aún no ha sido nombradas con la propiedad su�iciente para volverlas entidades vivas; el poeta las toca y las comparte: distribuye su teoría de signos en la página y la fuerza vital del mundo alcanza plenitud. Desde que tengo memoria, la poesía en Baja California Sur exploró, antes que nada, el áspero paisaje trazado por su geogra�ía, el mar con toda una sucesión de fronteras insalvables. Para los que hemos vivido la California, no nos resulta extraño asumir el tema dominante de una tierra que impone sus grados y modela intensamente los actos cotidianos del hombre. Raúl Antonio Cota es �iel a esta tradición de la escritura peninsular. Pero, al asumirla, al desgajarla y cifrarla en imágenes sólidas, la recobra; aporta la cuota necesaria de videncia; erige el poema en testimonio medular; descubre otra vez los sentidos de una materia transparente. Javier Manríquez


RaĂşl Antonio Cota

Temer al mar


LA ROTUNDIDAD DEL MAR NO BASTA A LA BALLENA NI EL

revoloteo de gaviotas SOBRE LA LIMPIA TERRAZA DE SU LOMO

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La ballena es el desembarco de las olas

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TEMER AL MAR Para Ledo Ivo I Temer al mar de pie ante sus grandes olas ante el escape de sus dimensiones azules con la mirada perdida desde tierra �irme desde las dunas ballenáceas y nocturnas. Temer al mar y saber que el destierro no es angustia y que el regreso niega la melancolía desde los instantes que preceden toda recuperación todo arribo �inal. Temer al mar y no con�iar en nuestras venas arenosas y ásperas que se aferran al tiempo. Temer al mar es negar la ballena blanca —la otra— la fantasmagórica, la inútil. Es resistirnos al juego ingenuo de la transmisión de nuestras miserias. Es inútil, nosotros somos la ballena. 5


Creo que amanece

mรกs la sรกbana blanca de su piel cetรกcea

serenamente desnuda al pie de los cantiles

provoca que amanezca.

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II Temer al mar cuando la exactitud azul de la ballena penetre en los recintos privados de las algas y las ostras mas viscosas corran agitando sus mandíbulas hacia ninguna parte porque el oscuro plasma de las aguas amenace con irse del bestiario humano y dejar los continentes �lotando sobre el polvo y los horizontes envejezcan como las propias manos. Temer al mar cuando el crepúsculo interrogue sus ángeles rebeldes y palidezca la nocturna luminosidad de las ciudades cuando la luna y los astros comiencen a ser reales en los lomos peregrinos y cetáceos.

Temer al mar cuando la incertidumbre invada nuestro animo y no alcancemos a saber si nuestro origen es marino o celeste o es origen. 7


Temer al mar cuando sus crestas horrorizan nuestra carne y un aire denso desliza sus misterios en los corredores indiferentes y solos de nuestra alma. Temer al mar cuando se es sonámbulo de día y las colinas de los cementerios no satisfagan nuestras ansias los inútiles y transitorios estados de ánimo.

Temer al mar cuando se confundan las orillas de los puertos y cunda el desoriento entre los más �irmes capitanes del o�icio de escribir a los océanos. Temer al mar cuando nos vayamos a vivir

y todo abandonemos por el entusiasmo. Temer al mar cuando nuestra propia casa le dé la bienvenida por la ventana más amplia y desaloje nuestros obscenos huesos 8

a sus orillas

por la puerta.


Temer al mar cuando no rehagamos los versos como cambia la arena de las dunas y los huesos salinos de animales varíen su ropaje entre los mangles.

Temer al mar cuando las focas no reposen ya no sus bultos de ropavejero en las tranquilas pieles de las rocas.

Temer al mar cuando la carne alucinada en las multitudes solitarias de las grandes ciudades detenga su peregrinar a lo desconocido. Temer al mar cuando al alejarnos de las olas volteemos hacia atrás y las sirenas más absurdas permanezcan sentadas en sus piedras y maten nuestros sueños.

Temer al mar cuando suspenda su canto la ballena y dejemos de advertir el aliento que existe entre el paso de los siglos y los caracoles silogísticos no atesoren —ya no— en su oído musical los gritos primigenios. 9


Temer al mar cuando las cuatro ballenas cardinales se amotinen sobre el mundo.

Temer al mar cuando en locura prendida a la vigilia la ballena descienda a los rincones inhรณspitos y ante la ausencia total de luminosas poblaciones de plancton de apetitosas masa de eufasiรกceos se oculte a morir de hambre como los hombres en las grandes ciudades del mundo. Temer al mar cuando no comprendamos que el canto es el lujo mortuorio del abismo la desesperada resistencia a la individualidad. Temer al mar cuando la ballena no sea el mimo que imita a los peces voladores y el retroceso del pulpo no sea su mรกs astuta manera de avanzar. Temer al mar cuando neguemos que la danza naciรณ de los cetรกceos y heredaron sus ritmos a los cuerpos humanos de la selva. 10


Temer al mar cuando mis atavismos, mis deseos jamás satisfechos los senos nunca besados, las palabras nunca pronunciadas —que se guardan en su regocijo— no se expongan al sol y sea evidente mi e�ímero y casual encuentro con la vida, con esta locura a medias recorrida. Temer al mar al recordar que la carne estalla al grito del arpón, enormes violaciones a la piel —chirridos de la grasa— como si la carne muda despertara en ese largo instante de nunca producir tamaña inmensidad en el espacio momento táctil aéreo las aletas caudales y dorsales dobladas en espasmos para luego quedar a la deriva de si misma más cetácea que nunca. Temer al mar cuando los inenarrables cantos de la ballena jorobada abandonen las inmensas cordilleras 11

submarinas


y no sean más nostalgia ni sean sed ni angustia ni coraje

temer al mar cuando sintamos que la palabra no es ya la otra cara del mundo la única posible temer al mar cuando deje de empequeñecernos la creciente inmensidad azul de sus montañas nómadas mientras las desa�iamos de pie ante su orilla sobre el vértigo huidizo de su arena.

Temer al mar cuando esa tierra sin �in sea solo un horizonte de asombros jamás imaginados en los encuentros de las aguas. Temer al mar cuando el viento ligero no levante ya más las sabanas volantes de la arena y nuestros torsos desnudos en la playa no experimenten el �lagelo sutil de su constancia.

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Temer al mar cuando la playa no sea ya nuestro refugio socorrido ni al calor de la risa de los niños recuperemos la certeza del valor de la vida. Temer al mar cuando las aguas podridas de los astilleros y las turbias de los muelles exijan clasi�icación aparte y el cuerpo de la amada el llanto y las miserias no estén en el mismo pan en el mismo verso.

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TEMER AL MAR se terminó de imprimir en mayo del 2017 en la ciudad de La Paz, B.C.S. La edición estuvo al cuidado de Raúl Cota Álvarez y el autor. Se tiraron 300 ejemplares para publicar en Cuadernos de la Serpiente: revista_cascabel@hotmail.com visita: www.proyectocascabel.blogspot.com


14 Raúl Antonio Cota (La Paz, B.C.S., 15 de marzo de 1949) Licenciado en educación media superior con especialidad en español, posee el grado de Maestro en ciencias de la educación. Ha ejercido la docencia en educación media superior, en licenciatura y en posgrado. Ha incursionado en la poesía, en la crónica, el ensayo, la novela, la reseña y el cuento, además de su labor ininterrumpida como docente, escritor y promotor cultural. Es autor de 11 libros de poemas (entre los que destacan: Temer al mar y otros poemas -1992De cetáceos y de bestias -1981-; De los viajes en general -1984- dos novelas (A toque de campanas -2000- y La niña, memorias de una adolescente -2005-). Ha obtenido el premio latinoamericano de poesía Colima, en 1984; el nacional de poesía “Tepic de Nervo”, en 1985 y el nacional de poesía “Ciudad de La Paz”, en 1990. Ha coordinado talleres de creación literaria desde 1980. Fundo y dirigió durante mas de dos décadas la revista de poesía “La cachora”; presidió la Asociación de Escritores Sudcalifornianos, formó parte del Consejo editorial de la revista “Tierra Adentro”, del CNCA y aparece en el Diccionario de Escritores Mexicanos, editado por el Instituto de Investigaciones Filológicas de la U.N.A.M.


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