Cascabel número 36

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Cascabel Literaturas

36

Epicentro

Poemas sobre el sismo Escriben:

Mike Olvera Christopher Amador Daniel Olimón Juan Pablo Rochín Raúl Cota Álvarez Adrián Corona Ibarra Ramón Cuéllar Márquez

La Paz, B.C.S. septiembre del 2017


Revista Cascabel

No. 36

La Paz, B.C.S. septiembre 2017

Director:

Raúl Cota Álvarez

Consejo editorial: Julio César Félix Lerma Raúl Antonio Cota Ecatl López Daniel Olimón

En este número: Mike Olvera Christopher Amador Daniel Olimón Juan Pablo Rochín Raúl Cota Álvarez AdriánCorona Ibarra Ramón Cuéllar Márquez

Revista Cascabel es una publicación independiente circula trimestralmente en la ciudad de La Paz, B.C.S. y diversos puntos del país. se autoriza el uso del material siempre y cuando se cite la fuente


Cadena invencible Mike Olvera

He visto la tierra romper las cadenas invencibles que tanto presumimos su nuevo despertar sacude los castillos de diamante devuelve la vida a las aguas sonĂĄmbulas dibuja el respiro de la fumarola

He visto la tierra romper a llorar, al ver a sus hijos invencibles que tanto presume ruega volver al sueĂąo, pues vuelve a escucharlo todo almas jĂłvenes suspendidas en un plano sin luz ni caricia almas maduras desgarrando sus venas contra el beso del concreto almas sabias indagando en el recuerdo de las grietas


He visto la tierra romper su tristeza, al escuchar a sus hijos invencibles se han alzado entre las ruinas sin nombre respiran escombro, mas no dejan que la pena los ahogue vuelven a ser cadena de una misma sangre sangre que lucha y llora bajo el mismo sol, bajo la misma luna

He visto la tierra romper‌cadenas invencibles.


Nueve pisos de texto sobre un corazón

Christopher Amador

(9)Tem(8)Temor. (7)Tem(6)Temblor. (5)Tem- Tem- Tem(4)-blor. -blor. -blor. (3)¿Escuchas (2)bajoestos (1)escombrosorales (PB)micorazón?


7.1 latidos por segundo Christopher Amador

Es momento de bajar de los escombros la esperanza. Rendir el puño ya cansado de mentarle la María a nuestro Creador. *********** México vivo y dolido / si tiemblo lejos de ti / que digan que estoy contigo y que me entierren aquí/. ************ A la hora de la piel el temblor no sabe de distancias. ************ Nuestro México está vivo. Apasionado hasta la violencia demostró que guarda aún un corazón latiendo odio bajo tierra. ¿Seguiremos sembrando metal en sus llagas, secando su lago, pisando con bloques sus últimas hierbas?


Espasmos de un mundo a tus pies Daniel Olimón

El mundo se nos vino encima de abajo hacia arriba. A tus pies el cielo hundido de septiembre, la cíclica historia agrietadas generaciones de mismas desgracias, la ondulante tragedia cimbró nuestras vidas, sus líquidos ojos se aferran a los muros danzantes, la sólida esperanza amputada


hoy corre húmeda entre escombros y carnes abiertas, abismos, sus latidos, silencios caídos puños que lloran elevados arrastrando al viento miles de voces ¿tu, también los escuchas?


[A medio día vino]

Juan Pablo Rochín Sánchez

A medio día vino la muerte trayendo sobredosis de ocasos con la mirada fija en la piel de los muros que temblaban de la escuela y de las casas de los párpados altivos que se unieron para descombrar la ilusión enfermiza de una ciudad al borde del abismo. Ahora el viento levanta la argamasa diplomática de las víctimas que siempre son las mismas. La carne se contrae en medio de las frondas los hoteles


las fauces carniceras de los dioses cuando los cachorros aterciopelados poderosos olisquean la esperanza y mueven el rabo con amor sincero cuando encuentran a alguien vivo al noveno, al niño paseante a la anciana mínima a los gritos que bullen y yo desde la paz de mi casita me imagino y puño en alto también guardo silencio y lo comparto.


Siete punto uno Raúl Cota Álvarez

¿Cuánto pesa un niño recién bañado en luz? ¿Cuánto vale un abrazo al salir del polvo y la angustia? ¿Cuánto mide la distancia entre el escombro y la esperanza? El errante corazón del mundo ha lanzado su latido implacable, pero el eco de millones ha latido más allá de las fisuras, ha bombeado sangre inmensa a las ganas de ser uno ante el desastre. Que impotencia escribir mientras otros escarban, dar golpes al teclado mientras allá las ruinas abren paso a los héroes: manos que rescatan el aliento del hermano, brazos que cargan al amigo que acaba de nacer al ver los ojos de un extraño


que ha llegado a sacarlo de las sombras, voces que penetran el desastre para encontrar el silencio que espera por ayuda. ¿Cuánto vale un mexicano? no hay medida que abarque la grandeza de un paisano que olvida su fragilidad y rompe y tira y abre y llega a su destino: otro hermano mexicano en desgracia. Hoy más que nunca me siento orgulloso de ser parte de un país que no sólo sigue de pie ante la rapiña de unos cuantos, también se toma la mano en colectivo para levantar a los que han perdido el equilibrio.


Equinoccio de Otoño Adrián Corona Ibarra Vine a orillas del Mar de Cortés vine a ver llegar el otoño del dos mil diecisiete a que el aire de la playa seque los lagrimales a cerciorarme que este día y noche duren por igual a sofocar bajo sus olas las últimas brasas del verano. Tenemos los pies cansados de la Canícula y su locura y oídos agotados de tanto estruendo de la tierra clamar y el viento silbar ves la vida pasar en grados Richter y te desnuda, empequeñeces despojado de rutinas y falsedad.

Sucumbo al barullo de noticias ahogo el puño entre el teclado recojo un grito de impotencia y vuelvo al inicio,


mis hermanos del sureste siguen en desgracia y antes estuvieron los del Caribe, tocó tierra la tormenta la desesperanza arrasó colonias en Cabo el agua sólo quitó la venda de estupidez política y podridas autoridades que no tienen cauce, ni madre el agua sí y la tierra y el viento, y hoy somos más líquido y volveremos a la tierra y todos terminaremos en los brazos del viento, por las faldas de Coatlicue.

Todo fue en un verano de noches hondas y mañanas pálidas de tardes e inundaciones de las 13:14 pm de otro 19 de septiembre de volver a oír el latido del subsuelo la antesala del desconcierto la trompeta de volver a unirnos puños arriba , seguimos latiendo un país erguido y ondeante nada nos detuvo.


Otoño detén al verano y que comience la meditación Somos tierra, viento, fuego, tus hijos más ingratos perdónanos Coatlicue

Hoy la noche dura lo que el día en una semana que ha tenido miles de horas pm otoño quiero reposar los lagrimales y que las olas de este mar lleven el nombre de angelitos que se fueron al mar eterno del descanso y nunca llegue el olvido ni para ellos ni para tanto héroe desconocido de los ángeles caninos de los que en sus pechos aún retiembla el fuego sus manos mueven escombros y acarrean víveres y en sus hombros se sostiene esta nación hoy el tiempo es arena y golpea la espalda pero se topa con una nación unida hasta la simiente.


La patria se mueve

Ramón Cuéllar Márquez La patria se mueve bajo nuestros pies, remueve sus sábanas de fuego y piedra, sus sueños nos alcanzan de día y de noche, como ahora, con su bostezo de 7.1 en la escala de Richter, como treinta y dos años atrás con sus 8.1 grados. Le gustan los septiembre 19 porque así recordamos que no debemos estar dormidos a la hora de la realidad maquillada y prostituta, en nuestros propios sismos cotidianos. Está dormida y despierta, mostrando sus labios, sus ojos, esa piel tectónica que nos abraza y asusta. Habla en silencio de lo que hacemos y lo que no hacemos, de lo que hemos dejado de hacer. Pero la patria sabe que cada que su sueño retumba, nosotros volvemos a ser solidarios con la sangre y respetamos la muerte y ayudamos a que la vida regrese, aunque los dioses de leyes inventen historias de niñas fantasma, de cajas chinas para desviar las manos que ayudan, las manos que sienten. Nada hay más exacto que la patria cada que tiembla, porque nos regresa a los ríos, nos regresa la esperanza y la propaganda política es destruida con un solo puño en alto. La patria se mueve y nosotros, simples hormigas, volvemos a creer en nosotros mismos.


Epicentro

Poemas sobre el sismo


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