Once vs once

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Rubén Rivera

Poesía

Once vs once

Cuadernos

de la Serpiente


D.R. ONCE VS. ONCE RUBÉN RIVERA Derechos Reservados por Ediciones Cascabel ISBN 978-970-94-2951-2 Diseño editorial: Raúl Cota Álvarez Costura: Taller de Blanca Alvarez Morales Se autoriza la reproducción parcial del contenido siempre y cuando se cite la fuente. Primera edición, La Paz, B.C.S. México. OCTUBRE DEL 2016


No hay partido de vuelta entre el hombre y su destino

Samuel Beckett


PROLOGO PARA UN PARTIDO

Hacer un poema es como meter un gol olímpico, si es un verdadero poema. Fallar un poema, es como fallar un penal. Once vs Once es un partido de alta exigencia en una cancha rigurosa: el endecasílabo. Los poemas de Once vs Once recurren a la forma del centón para hacer surgir la gran jugada de la poesía, para jugar en la página el partido por el poema. Los grandes maestros hacen su jugada exquisita, virtuosa, y Rubén los sigue con habilidad, pues en la cancha de la página, hasta el jugador más joven puede hacer una jugada maestra. Once vs Once recupera el juego del centón en la más rigurosa de las formas: el endecasílabo y el soneto, forma redonda, como el balón que Rubén lanza a los maestros y ellos se la regresan.

V. L.


I

DESDE LA BANCA

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GIUSEPPE UNGARETTI

“El niño gritaba: ¡es un gato, es un gato!”

Una a una se muestran las estrellas del poderoso equipo italiano. Se introduce en reliquia, y este llano graba en su frente luminosas huellas. Para el poeta y el niño no hay estrellas más grandes que Sentimenti italiano y que del cielo recibió una mano y para consolaros vive en ellas. Estrellas deja y va a gozar estrellas este portero en su felino salto. Estas enluta, cuando dora aquellas gallinas de los campos celestiales. Y no para uno, sino dos penales y brinca como un gato, ¡alto, alto!

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MALDITOS CONTRA BONITOS

Qué bueno que te fuiste Arthur Rimbaud burlando a todos tus contrincantes. Pájaros suplan, pues, faltas de gentes que son poetas curados en salud. Whitman, Cavafis, Rilke, y un alud de bellos jugadores delirantes. Varias figuras, rostros y semblantes, corren tras de ti, Baudelaire y Artaud. Pero lo malo es que todo esto viene a dar en un fracaso irremediable como el amor si el tiempo lo detiene, fallar un gol es más que despreciable; Rimbaud corrió como loco hasta la meta, falló: no era futbolista, era poeta.

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JUAN CARLOS ONETTI

Mira en tu derredor: el mundo, ruina; ya no es mágico el mundo. Te han dejado. Eres invulnerable. ¿No te han dado los partidos con peñarol inquina? Alma robusta en penas se examina, del instante perpetuo y desterrado. Ya son doce los años que postrado el fútbol es tu alegre medicina. Todo se pierde o todo se apresura menos un juego contra peñarol, ese se gana sólo gol a gol. Arriba de tu cama la figura del portero del equipo El Nacional: tu crucifijo... e impide todo mal.

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MIGUEL HERNÁNDEZ A Lolo el guardameta

Miguel Hernández ve un partido. Se juega en una cárcel española, sola como un suspiro y un ay, sola y cerca de la nada y el olvido. Blande y blandea el sol, ennegrecido, cumple la jarra su misión de tórtola. A los pies de Miguel llega la bola, los jugadores paran el partido: la deja el rubio y el azul la toma, con pasto de algodón, niño, de mano el guardameta la atrapa con destreza en lo que el gol avanza. Pide en vano Miguel parar el gol desde esa loma y recuerda a su amigo con tristeza.

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SAMUEL BECKET EL PORTERO

Todo portero es crucificado por la línea que se dirige al sol, un gol es un gol es un gol es gooooool y para qué volver te has preguntado a cometerle falta al fauleado. No hay nada que hacer con ese gol, el balón te quema como un sol. Pregunto: ¿cómo ves el mar?: mareado. Como es , como es, como es, como es, ¡cómo es! Se que Dios nunca ha ganado un partido y en el cielo espera a Samuel. Señor: si tantos juegos has perdido, ya sabes como es Becket, ¡cómo es! Y nunca tendrás un portero como él.

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EL FUTBOLISTA DE FRANCISCO TOLEDO

Yo no quiero llegar pronto ni tarde, tan sólo cuando empiece mi partido. Sólo una cosa no hay. Es el olvido. Y casi olvidaba el juego esta tarde. El portero no es ningún cobarde, todo de lumbre cándida investido acontecer de algún milagro herido y en el centro de la portería: arde. En este verde incendio, qué juego nos ha tocado ver y disfrutar. El que sabe estar solo entre la gente es el portero y el que lo va a pintar. Puedo estar apartado, más no ausente y si pierdo el partido no lo niego.

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BOB MARLEY

Ni yo pretendo premio ni consuelo, sólo jugar fútbol con mis amigos. ¡Ai! Chamaba-me meu amigo, festivo rayo que nació del suelo: el balón que levanta el vuelo. Yo no entiendo ni lo que digo, pero si entiendo a mis amigos pues no siempre quien sabe llega al cielo. Tembloroso de aroma y zumbido. El juego sigue de sol a sol, jugamos juntos desde la mañana y cada cosa en el lugar debido. En una de las porterías un gol, ya de noche, fumamos mariguana.

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ALBERT CAMUS EL PORTERO

Aprendí que el balón nunca viene hacia uno por donde se espera, aprendí a capturar la esfera de cuero, y que la vida tiene campos donde el alma se entretiene. Sólo en el corazón hallará fiera, leones y centauros, y quimera aquél que en el juego se mantiene. El juego es la batalla de la vida, amargas son las aguas de la muerte que nadie condición de opreso olvida. ¡Oh condición mortal! ¡Oh dura suerte! Tecum ludere sicut ipsa possem, como hace la muerte con la vida idem.

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II

EL JUEGO DEL HOMBRE


EL PENALTY

Entre las trabas que te dio la meta, pulso de arena, azogue sin sentido es la herida que deja en el vencido guerrero llamado “guardameta”. Mas no es el ritmo oscuro del planeta de los sueños al sueño compartido; a la orilla, de mí ya desprendido, sueño meter el penalty en la meta. Y soy sombra en la sombra ante el guerrero, el que puede caer, si él se derriba. Contra el semblante de la suerte esquiva, junto a la red inviolada, el portero recibe un gol y es el primero y sólo lo pasado es verdadero.

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EL ÁRBITRO

Sospechándose indigno de otra hazaña, en su hierro perdura el hombre fuerte. Aún calla el grito que la fama vierte: es hombre fuerte, mas de mala entraña. Como la muerte blande su guadaña sepa aquel animal que tuvo suerte, porque en la cancha el árbitro es la muerte y donde pisa crece la cizaña. Arde el anochecer en su destrozo. Ya puedes ver el trágico escenario: un gol en contra y un hombre menos. Fue más larga que paga de tramposo esta segunda mitad: fue un calvario con el árbitro de negro entre truenos.

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EL JUEGO LIMPIO

Si el mundo amaneciera cuerdo un día, ganaríamos todos los partidos. A todos cuantos fueron atrevidos, nuestro equipo siempre golearía. Si el mundo amaneciera cuerdo un día los árbitros no fueran corrompidos; no se arreglarían los partidos y nuestro equipo nunca perdería. Si el mundo amaneciera cuerdo un día, en el juego darían la cerveza cuando el calor por el octubre cesa. Si el mundo amaneciera cuerdo un día, and stregth by limping sway disambled, cada jugador caería ebrio al césped.

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EL MAL DELANTERO

Por derribaros, de soberbia armado, el defensa se barre con gran saña. Quebrar a delanteros es su saña, para mantener su marco inviolado. Tú solo en los errores acertado, delantero que pareces caña, y devanado en pringue telaraña, culo aún de florentines desechado. No en ostentoso mármol esculpido, prolongando en futuro tu presencia, nada te negará ni mal ni olvido. Veinte veces lo intentas y las fallas y el defensa te da su malquerencia, no contra hombres: luchas con murallas.

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UN JUEGO ABURRIDO

Mas nada ocurre, no, sólo este sueño que se hace pesadilla en el partido. Estamos viendo un juego aburrido donde el delantero es un leño. Mejor beber la copa de beleño que estar narrando este partido, que es un bodrio sin fin y sin sentido y no puede quitarme el sueño. He aquí un bosque con disfraz de lobo, He aquí un listo con cara de bobo, He aquí un cronista aburrido. He aquí un partido que no es partido, porque en el lento instante del quebranto, ¡alegría nos diera que acabara, tánto!

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UN BUEN PARTIDO

Si celebrar victorias es tu intento; si le compites, no es tu mal bastante. No aspires a pasar más adelante que a gozar la jugada del momento. Escribirá con luz el firmamento: es de mil modos el mortal brillante, aunque en el marco ande errante entre el relámpago y el viento. Jugamos como nunca y perdimos, como siempre, pero competimos. La gloria nos concede una sonrisa: aún no hemos ganado ni un partido, mas lo importante se ha cumplido: la poesía y el fútbol se hacen sin prisa.

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UN MAL JUGADOR

Goles para enredar en si, derrotas, cautivo enredo ronda tu costado, si el abismo, en diluvios desatado, se hubiera tragado las pelotas. Cerrado el marco para ti, ¿lo notas? Por todo lo que el árbitro ha pitado: faltas, manos y lo que has fallado, cual burro, no como caballo: trotas. ¿Dónde están las líneas de la cancha? Por encima de un arco que se cierra más grande que la solitaria tierra. Peores flechas disparas que Cupido, pues no matan de amor: sí de aburrido al no haber gol en portería tan ancha

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UN DOMINGO FUTBOLERO

En el fútbol se recompone el día y los gritos se enredan en las redes y al amparo de númenes paredes el hombre recupera su alegría. Asistidos de ardiente valentía los porteros esperan en las redes Mientras tú a tu mujer agredes porque te estorba la sintonía: ¡vieja, déjame ver este partido! El verde quema su aire de espadas. El esférico aire, la garra ofensiva, poco le importan a una diva. Chancleó sus sandalias doradas y te dejó allí mirando tu partido.

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LA BANCA

En su grave rincón, los jugadores se levantaron y los compañeros eran un equipo de once porteros convertidos en once perdedores. En la banca había seis jugadores: un defensa, un medio, dos delanteros y, por supuesto, otros dos porteros que creían ser todos triunfadores. Se alzó un grito de entre la multitud de triple hierro y fuego doloroso. ¡Oh, Dios mío! ¿Qué voy a hacer? Estaba el técnico en gran inquietud moviéndose de un lado a otro como oso, mirando, solo, el marcador crecer.

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LA TELE Y EL DINERO

¿Quién hace tuerto al galán? La televisión y el dinero. Y hacen esclavo al delantero y hace al portero un gañán. ¿Quién hace de los balones pan? La televisión y el dinero. Y al cobarde hace guerrero y al rey cristiano un sultán. El juego es de la telecracia. Havelange en contra de Maradona: que juegue y se calle la boca, que desquite el dinero que le toca. Dijo el mico al jugador con gracia y a quien la fama por sin par pregona.

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EL QUE PINTA LA CANCHA

Con tardos pasos solo voy midiendo pensativo los campos mas desiertos y en mis actos de alegría muertos se ve por fuera que voy por dentro ardiendo. Una cosa a Dios le voy pidiendo, no vencer o deshacer entuertos ni hablar con él o con los muertos, cuando la cancha va apareciendo bajo la humilde cal de alma blanca y una secreta y rígida medida arma de rayos la invencible mano. Y el árbitro da el pitido soberano, le pido a Dios estar ya de perdida, si no en el partido: en la banca.

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EL BALÓN DESINFLADO

La red que rompo y la prisión que muerdo; la cancha en la que ruedo o vuelo pasando del campo hasta el cielo. Los taquetes: el derecho y el izquierdo. Todos los jugadores que recuerdo, el utilero que era mi consuelo, están ahora dos metros bajo el suelo: dejad que a voces diga el bien que pierdo. Íbase el día. El aire empardecido libraba a los vivientes de la tierra de sus fatigas, mientras decidido yo solo estaba a sostener la guerra, y al balón se le salió el aire y quedé vencido ante el desaire.

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EL SILBATO

Tocando mĂşsica de lo arbitrario, el silbante se afana en la llanura anhelando la luz serena y pura en su tragicomedia de canario. Lleva colgado como escapulario el silbato que canta su bravura. Nadie le llame Dios, que es gran locura. No es Dios: es pĂĄjaro y estrafalario. El diablo paga silbando tres toesas de tierra por el negro nigromante, y sus errores largamente impresos son cosa mĂĄs dura que el diamante. Y su fiereza de quebrantahuesos provoca mil dolores de cabezas.

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UN PARTIDO DE MUJERES

La manada de yeguas en la cancha corre alegre sobre el verde campo; son ganado de color endrino y ampo, y al patear el balĂłn son bella mancha. Para el mar cualquier bahĂ­a es ancha; para el amor cualquier brillo es lampo; para una yegua cualquier llano es campo, y para el jugador el cielo es cancha. Gozar y no morirse de contento de ver pechos y nalgas sudorosas. Todas con su hermoso movimiento, sudando mares pero oliendo a rosas, saltan y corren y no son gacelas, pero de la belleza son gemelas.

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UN AFICIONADO DESNUDO EN EL CAMPO

Bendita fue de Dios la poca ropa que dio razones al aficionado, para en el juego haberse desnudado, por andar alegre y no en la copa. Metido el gol por la invencible tropa suele vencer las armas del airado. Mucho de valeroso y esforzado tiene el desnudo que en el campo trota. Salta y grita como alegre loco y su equipo triunfa por dos goles. El balรณn rueda pesado como un coco: esfera es racional que ilustra el suelo. El desnudo no pudo alzar el vuelo y le brillan las nalgas como soles.

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III

ASTROS

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GARRINCHA

A Vinicius de moraes, el poeta de los versos torcidos.

Garrincha, el ángel de los pies torcidos. Tú, en cuyas venas caben cinco grandes, aguarda la victoria que la mandes para vencer en todos los partidos. Tú y pelé ganaron los partidos. Bendito seas dondequiera que andes, porque eres grande entre los grandes y nos dejas a todos divididos. ¿Quién fue mejor, Pelé o Garrincha? De los hermanos como dos espejos enamorados de su semejanza, nada puede decir un simple hincha. Tan sólo como todos los perplejos ante Garrincha, enamorarse de la danza.

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EL GUERRERO SEVILLANO

Como guerreros que mueren en batalla, algunos en el campo han caído a veces jugando un buen partido; otras con la vergüenza del que falla, pero siempre mueren en la raya. Cuando el tiempo los haya consumido; cuando estén condenados al olvido, nosotros contaremos su batalla. El de Camerún y el Portugués, y esos once africanos fulminados junto al extranjero sevillano, han caído juntos mano a mano. O mucho mejor: juntos pies con pies, siempre en el juego hermanados.

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ABDON PORTE

En doscientos partidos fue aplaudido hasta que se apagó su buena estrella. A la portería no le hacia mella y hasta una tortuga se le hubiera ido. Lo que seremos y lo que hemos sido, son poca cosa ante el encanto de ella: la fama que a débiles atropella para los que se acogen al olvido. El hombre que nació sombrío, llamado Abdón, como aquel ángel acabó con su vida en una cancha que reflejó su largo desafío. El público es demasiado cruel y la gloria no soporta una mancha.

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PEDERNERITA

En las heladas aguas del cálculo egoísta; sumergido en su aventura; dejada por plebeya la ventura; el Che en la cancha se ensuciaba el culo. U lagartija, u mico, u gallo, u mulo, el Che viajaba siempre sin premura en lo que lo llevara a la aventura y lo hiciera sentir del viento el ósculo. Me atajé un penal para la historia de Leticia, Pederneritas querido. Y de mordaz blasfemia persuadido me comí de membrillo un ate, no de guayaba revolucionaria porque siempre le he ido a River Plate.

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HELENO DE FREITAS

Los pasos se desligan de sus huellas. Doblega la memoria sus desiertos. Heleno despertó hasta los muertos, flota de cuántos rayos y centellas. O juntó en vuestros ojos las estrellas con cielo armado y con escollos yertos. Más estamos difuntos que despiertos, decían los del flamengo en sus querellas al ver el gol que anotó Heleno. Pues el que llega y entrega bien guardado lo que en el pecho lleva con cuidado, entrega su corazón a su destino. Freitas tenía estampa de gitano y cara de Rodolfo Valentino.

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FRANCISCO GENTO

Don Francisco Gento, el forajido, metió para el Real Madrid no el primero: el gol dos mil, fue en aquél épico partido… El primer gol lo había metido Di Stefano, ya iban más de mil y era el mes más cruel: abril lentamente se anula en el olvido. ¿Dónde estará? Pregunta la elegía de quienes ya no son, como si hubiera una región en que el ayer pudiera ser el hoy, el aún y el todavía. ¿Dónde estarán pregunta un aficionado los más de mil que habían anotado?

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EL GOL MIL DEL REY PELE

Andrada está en el arco sentenciado. Él no fue quien cometió la falta. Ve a la multitud cual nube alta y hay un silencio inesperado. Crecer quiere el castigo dilatado. De césped blando y florecido esmalta un chorro bullidor, desde la alta tribuna que de verde se ha pintado. El rey nunca regaló una moneda. Tiende las manos y el peligro advierte Andrada ante la sentencia inevitable. ¿Y del hombre qué es lo que queda? Pensaba Andrada vencido e insalvable: su faz exangüe dibujó la muerte.

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STANLEY MATTHEWS

Sir Stanley Matthews, como cupido tenía alas en la espalda y volaba por los campos donde el Sir jugaba, su equipo nunca había perdido. Ningún defensa lo había detenido por más patadas que éste le pegaba. Stanley Matthews a Inglaterra amaba, y la reyna en Sir lo había convertido. Jugaba de winger, o sea de alado delantero, o de punta en español. Stanley Matthews era un delantero que cuando metía cualquier gol en Bukingham era siempre festejado por la reyna y por su escudero.

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EUSEBIO

Ninguém Eusebio fue una pantera. Dilató su victoria al vencimiento, y era tan ligero como el viento aquel felino que Eusebio era. Reinas en las almas y en la esfera con la necesidad del movimiento. Escribirá con luz el firmamento la negra fama de tu carne fiera. Eras nadie y también una pantera. Propiamente retratan tu belleza; tus himnos cantan y tus virtudes reza la afición lusitana que te adora. Eras una gran pantera sin cola y no de Portugal, eras de Angola.

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SINEDINE ZIDANE

En la estepa maldita, bajo el peso de sibilante brisa que asesina, irgues tu talla escultural y fina, como un relieve en el confín impreso. Mientras le doy a la mesera un beso en esta bella y cálida cantina, la tele está encendida en una esquina y a todos les absorbe el seso la final del mundial en la pantalla. ¡Aventura feliz! La rememoro. Zona divide en término italiano aquél que lucha con la gran muralla azurra. Y no metió gol con la mano, mas si cornó a un defensa como un toro.

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PAOLO ROSSI

Han venido a tocar hasta mi puerta. Mejor dicho: a la de la prisión, el técnico y toda la selección con la vida de miedo medio muerta. Ventana para el sol, ¡qué solo! Abierta: y yo sin levantarme del colchón, el técnico frente a mí, ¡qué llorón! Hecho de palma, soledad de huerta. ¿Qué puedo hacer por ti, signiore? ¡Ay!: ¡hazte de mi bando!, el lirio llora. Miré los muros de la patria mía… Y dije: paga mi fianza desde ahora; haré que toda Italia te adore. Y con cuatro goles lo cumplía.

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LEÓNIDAS DA SILVA

Leónidas, guerrero en bicicleta, correr galán y fulminar valiente pudo, no con seis piernas, con veinte, que el miope periodista anacoreta no las vio llegar hasta la meta, cuando su rayo navegó tridente, tres goles metió en caliente: no uno, como registró el majareta periodista en su nota exagerada. Y en aquella sabana pensativa, entró en batalla el gran Leonidas, como aquel griego de las termópilas, cuando a las puertas de la tumba helada seguía su eterna gloria fugitiva.

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ONCE VS. ONCE se terminó de imprimir en octubre del 2016 en la ciudad de La Paz, B.C.S. La edición estuvo al cuidado de Raúl Cota Álvarez y el autor. Se tiraron 300 ejemplares para publicar en Cuadernos de la Serpiente: revista_cascabel@hotmail.com visita: www.proyectocascabel.blogspot.com


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Rubén Rivera, nace en Guasave, Sinaloa, el 05 de octubre de 1962. Estudio la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas (1992-1996). Ha publicado los libros de poesía Cuerdas de mar (1995), Flores y relámpagos (1998), Al fuego de la panga (2001), Música de cuatro espejos (2006), Defensa de oficio (2009), La llama de los cuerpos (2010), Fulgor del regreso (2012), Sewa Yoleme (2013), Caravanas de Sombras (2013), el libro de fotografía Encuentro con Baari segua (2000), un libro de recopilación y versiones: Sones de venado-Maaso buiquim (2004), realizó la Antología de la poesía sinaloense 1960-1970, Permanencia del relámpago (2008) y la antología Cinco al patíbulo (2007). Obtuvo el Premio Interamericano de Poesía Navachiste (1997), el Premio del Sol (1998), mención honorifica en el Segundo Concurso Nacional de Poesía Benemérito de las Américas de Oaxaca (1998), el Premio Nacional de Poesía Clemencia Isaura de Mazatlán (2000), Mención Honorífica en el Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz (2013), el Premio Nacional de Poesía "Timón de oro" 2013. Ha ofrecido recitales de su obra poética en diversas partes del país. Su trabajo se ha publicado en diversos diarios locales y nacionales (El Universal, La jornada) y en las revistas Tierra Adentro, Blanco Móvil, Textos, Timonel y Los Centauros.


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