Cascabel #31

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Cascabel Literaturas

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Muestra del Taller de la Serpiente UABCS Escriben: Jessica Patiño Patricia Vazquez Correa María José Vázquez Moreno Maricela Herrera Lucero Martha Rodriguez Rangel Ariana Esmeralda Becerra Carmen Benítez Raygoza Minerva Liliana Diaz Vega Arturo Hernández Villalba Armando Bustamante Manjarrez Ángel Eduardo Sánchez Gil Carlos Padilla Ramos Salvador Huerta Contreras Eli Whitney Espinoza Brenda Covarrubias

La Paz, B.C.S. diciembre del 2016


Revista Cascabel

No. 31

La Paz, B.C.S. diciembre 2016

Director:

Raúl Cota Álvarez

Consejo editorial: Julio César Félix Lerma Raúl Antonio Cota Ecatl López Daniel Olimón

En este número:

Jessica Patiño Patricia Vazquez Correa María José Vázquez Moreno Maricela Herrera Lucero Martha Rodriguez Rangel Ariana Esmeralda Becerra María del Carmen Benítez Minerva Liliana Diaz Vega Arturo Hernández Villalba Armando Bustamante Manjarrez Ángel Eduardo Sanchez Gil Carlos Padilla Ramos Salvador Huerta Contreras Eli Whitney Espinoza Brenda Covarrubias

Revista Cascabel es una publicación independiente circula trimestralmente en la ciudad de La Paz, B.C.S. y diversos puntos del país. se autoriza el uso del material siempre y cuando se cite la fuente


Mesa de trabajo El oficio literario es una búsqueda constante. La inspiración surge, ya sea motivada por la búsqueda y experimentación, ya por un pulso inesperado del entorno en los sentidos. Pero es necesario hacer el camino hacia la literatura, es obligado reconocer en las huellas de los otros, la semilla probable de nuestro camino. En estas opciones de trayecto, el taller de creación y análisis de textos es una posibilidad seria de crecimiento y comunión con herramientas, perspectivas, consejos, correcciones… Este número de Revista Cascabel reúne una muestra del trabajo del taller de la serpiente UABCS, que sesionó durante octubre y noviembre en el aula 103 del edificio de humanidades de la institución; una pequeña muestra del ejercicio creativo de 16 miembros que no dejaron de asistir a las sesiones, motivados por su pasión imaginativa y por la comunión descubierta en torno a la poesía. La actividad de un taller literario debe ser total: trabajar en el aula, en casa, mostrar el trabajo en todos los medios y recintos posibles, para dialogar con los lectores desde el inicio y obtener de este ejercicio no solo trayectoria literaria, también crítica, autocritica, humildad y confianza en el trazo que marca el camino. Este número es un obsequio de los talleristas al lector. Toca al que lee regresar la tinta como comentario en el tono que adquiera después de la experiencia obtenida en cada poema. Escribimos para ser leídos, leemos para escribir y vivir más plenamente nuestra literatura. Bienvenidos


Muestra del Taller de la Serpiente UABCS


Armando Bustamante Manjarrez Fandango Sale al paso la poesía La intratable callejera Rostro en alma lastimera De señora que no fuera Ser pecado de cualquiera Solo aquel que la escogía Pónese “moños” cual si fuera Cosa bella…¡ ya quisiera ! Pero es graciosa La hechicera Puta en grito de guerrera Anda a veces lisonjera Otras tantas cura penas Risa llanto encadena de blasones y diademas ¡ Ay señora me trajera ! Luz divina pa´ que beba Seque sed que adentro fuera Sal que el pan en masa espera Ya devore amante fiera

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Sale al paso la poesía De barrunta vez primera Propia dama no quimera Que al soñarla me decía; ¡Ay amigo! bueno fuera Cual si fuese alcancía Ponga dentro en la telera Cosas bellas que lo ansían Gracias ellas cantarían Dentro suyo cada día Y su vida constreñida Luto afuera dejaría.

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Registro En esos días de tedio No tenemos sombra La ennochecida se ahuyenta Refugiándose en altares Suenan ritmos internos Despliéganse temores Aullidos claman salidas De borbotoneantes carcajadas Condenado al desierto Abres alas azoradas Contemplas el espectáculo Semejante a Dios En esos días de tedio No tenemos sombra Harta de mí desaparece Colgada de un llanto Oigo espero Nada sucede La algarabía acecha Consigo escabullirla Estás condenado al desierto Las choyas regocijadas te miran Decides “tirar anzuelo” Para recuperarla.

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Carlos Padilla Ramos Miedo Eres vago e intangible y sin embargo... Cuando llegas, losas densas aprisionan el alma con desaforado espanto. Luchas tan etéreas, como infames, invaden desgastándolo todo, desperdiciándolo todo, en un mundo de mentiras. ¡Porque al final, eres solo eso! ¡Mentiras! Y por mucho que te esfuerces por hacer presente nuevo rostro, tus miles de rostros, no son más que máscaras de falsedad que calan y se vuelven celos que abrazan, que fluyen en torrentes abrasando músculos que gritan tiritando por tu culpa. No te temo, sé que en círculos concéntricos regresas, que en periodos sucesivos te presentas. Ven a mí, regresa. No maltratas ya más a mi alma. Te conozco y, no te temo.

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Tragedia

Broma macabra me encontré un día, al enterarme que mi madre iba perdiendo sus recuerdo. Sentí como los cristales de mi vida se rompieron y amenazando mi existencia, con sus aguzadas puntas en mi contra se volvieron. Y me propuse escribir mil notas, pensando que con esto, aquello resolvía y que al leérselas la curaría. Pero el golpe fue tan fuerte en aquel maravilloso baúl de los recuerdos, que se quedaron esparcidos por el aire. Ya no logré remediar, ni parchar al menos, la tragedia. Sin embargo la alegría de mi madre, cuando con sus glaucos ojos me acaricia, hará que mi vano intento haya valido la pena para siempre.

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Jessica Patiño Corazón fortaleza Demasiado frágil el viento que arranca los suspiros de los recuerdos. Demasiado fuerte el huracán que teje la brisa en los corazones muertos. Sin fuerzas mis pensamientos dan golpes quedos a mis manos lánguidas, no hay más, no hay claridad en la turbia tormenta de arenas desérticas. Pedazos rotos de la noche en crepúsculos enardecidos. Cleopatra altiva, serpentea en mi cabeza Hazme esfinge de sal y arena, domina mis instintos de mujer Dame de beber de tu soberbia, para ser majestuosa, desnuda y de piedra. Afrodita acaricia con suavidad el contorno de mis senos no hay lobos entre los bosques adormecidos, ni sombras, ni miedos nacida de la sombra húmeda del espejo, hoy daré los golpes y gritaré primero.

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Seré la lanza que atraviesa en zumbido el aire el certero golpe de frente y sin piedad Penélope dejará sus lágrimas bordadas en los minutos, en la espera de las batallas que coronaran con laureles mis labios. En tu maldita y traidora voz dejaré el puño de mi olvido, de mis noches contenidas y temblorosas Dejaré que mis piernas abracen el torrente delicioso de mis cantos nocturnos, enamorada del perfume que embriaga mis sonrisas, dejaré que los días se hagan rumbos, y las noches siempre.

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Salvador huerta contreras Danza fugaz Danza el aire al cruzar el mar, pregúntale a tus ojos si lo pueden escuchar. Aire que no sabe a dónde ir, no sabe a dónde va y detrás viene Sol vestido de gala, se peina y se lava su cara a orillas del mar. Tiempo, llama al aire que las hojas marchitas lo esperan para danzar, tiempo preciso que deshojas olvido, donde el roble no se siente vencedor ni vencido. Hojas, rompen sus alas a la mitad de su vuelo, barcos de papel a la deriva del recuerdo y caen de noche en frías aguas, donde con suerte pesco estrellas sin anzuelo. Navegando anda el aire, bailando va por el mar, pregúntale a tus ojos, si lo pudieron escuchar.

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Martha Rodríguez Rangel ¡Vamos nena! Trae el estramador peinaré ese largo cabello Dos lindas trenzas tejeré Con jazmines adornaré Nena ¡quédate sosiega ¡ Aún falta tu calzón de oran y tu vestir de guipiur no olvides los anteojos también un cuento leeré ¡ese! El de la hormiguita que tanto te gusta escuchar trae aguja y dedal te enseñaré a zurcir te ayudará a sanar algunas heridas que la vida te pueda dar ¡vamos Nena! Salgamos al jardín Respiraremos el perfume del jazmín Divisaremos la luna Cuan hermosa está

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Cómplice de los enamorados Y tuya también lo será ¡vamos mi Lilita! Te peinaré Un lindo chongo te hará Con tu peineta de perlas Lo adornaré Pintaré tus labios y uñas de color coral Y ¡tus aretes no pueden faltar! Ni tu chalina de cristal Te ayudaré a ponerte tus medias de seda También tus zapatos sin tacón Y tu vestido de satín Que te hace ver igual que el hada de mi cuento infantil ¡vamos mi Lilita! Salgamos al jardín Te diré que la luna es grande y hermosa ¡vamos mi Lilita! Que hoy te voy a leer Este salmo que tanto te gusta Antes de dormir Ahora mi Lilita, hoy te puedo mirar A un lado de la luna, brillante siempre estás…

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Arturo Hernández Villalba Retrato

Entramos. Habitación vacía. Sábanas cortinas blancas limpias. Las bocas se imaginan lejos, se mienten, están cerca . Beso — como tantas pinturas que vuelcan en un instante el deseo de dos bocas— Los amorosos desnudamos algo que no somos nosotros. Acaricias mi soledad acaricio la tuya, muertos una vez más. Cubrimos nuestros cuerpos con las sábanas y las cortinas, marcas con tu labial rojo nuestras siluetas en la escena del crimen.

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Nuestras bocas no se tocan las telas sí — como lo pensó Magritte— se besan. Y las llevamos como nueva piel de vuelta a casa, dejamos el amor colgado tendido. Habitación llena. Salimos.

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Patricia Vázquez Correa Silencio, ahora que te respiro en este azul intenso, mi corazón se vuelve solitario. ¿Qué sentido tiene seguir escuchando tu voz de caracola vacía? ********* Sombra reptante entre blancas dunas, beberé tu desierto hasta evaporarme en dorado horizonte. Gaviotas del tiempo, canto de sal y arena, tibias olas abrazan mi cuerpo algal.

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Distancia Silencio que creces en la punta de la lengua haciendo remolinos de aliento marino. Recuerdo Silencio que enredas el espacio en finas hebras de intolerante ausencia. Nostalgia Silencio que embriagas con tu canto de ballena, las sofocantes noches de verano.

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Ariana Esmeralda Becerra Desvalido

Ve mi alma llena de atropellos donde puede caber indulgencia desvalido ya sin llanto el frío de la noche me acompaña en triste lamento un aullido de algún perro resguarda mi cobija rota aun mas rotos mis sueños con suerte unos zapatos viejos y este piso que es mi cama es todo lo que poseo

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Mar y Desierto

Si quisiera perderme me perderĂ­a en ti, en tu desierto que mis ojos se alegren con flores hermosas quiero gozar de tus frutos lamentar tus espinas sentir tu brisa matinal refrescar mis mejillas o el sol ardiente que mis oĂ­dos se deleiten con el canto de las aves el sonido de las ardillas construir castillos esconderme en la arena te llevo en mi lo que soy, lo que vivĂ­ mitad mar, mitad desierto. 18


Brenda Covarrubias

He llenado mis mejillas de ciruelas del mogote para volver a ver ya el malecón que forman tus cejas, y en un abrir y cerrar de velas tirar el ancla en tu mirada de concreto. ¡Qué aparezcas!, niña endémica de mis brazos, porque ya estoy viendo lejos, aclamando a mis muertos.

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María José Vázquez Moreno

La galería Cuando la garganta se quiebra, no hay palabras en el beso, ni rostro en los amantes, contemplo la floración silenciosa del óleo en el lienzo, flores que mutan ante los ojos de cada espectador.

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Resignificación

El océano, símbolo doble, es a su vez el lugar de la aniquilación y de la reconciliación. A.Camus

Alejandra es una flor, una flor como un pájaro. El mar es un nido, un nido como lecho de muerte. El miedo es una ventana, una ventana como una herida. Un pájaro se esconde en el lenguaje, en el lenguaje encontró una ventana, la herida se abre hacia el mar, una flor rompe el silencio, y anida en las manos de su lecho de muerte.

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Carmen Benítez Raygoza Mi eterno amor Insoportable es carecer de su mirada escuchar el susurro del viento privado del timbre de tu voz transcurrir los meses, sentirme desolada mitigando estas ansias sumida en su recuerdo de amor.

Que falta le hace su mirar a mis ojos sus besos a mis labios su abrazo a mi alma mi nombre dicho por su dulce voz. Si no lo veo pronto viajaré hasta sus sueños y en medio de la noche lo amaré… mi eterno amor.

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Anhelos

Recuerdos que cada día lo buscan ansias que aún no lo encuentran pensamientos que acariciando en mi mente contemplando a lo lejos… muy lejos ocasos y lunas deseando sólo amarlo.

Si fuera mar… lo envolvería en mis olas lo impulsaría hasta mis playas y hundiría sus ardientes anhelos en mi bruma.

Si fuera luz… visitaría sus noches e ingresando a sus sueños besaría cada suspiro exhalado por su boca.

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Eduardo Sánchez Birula

Gazella emoción tubular verde brillante sueño palpable al inicio de algún año del siglo pasado cómplice instructora voz de campanas agudas de círculos suaves y giros engranados elegante hasta en tu sombra floral en primavera rehilete tricolor en septiembre. Voladora del vértigo infantil en las pendientes locas promesa del viaje confiado por el camino largo en la compra cotidiana de la leche o las tortillas gravedad en el descenso

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pistones en las piernas cuesta arriba tus motores. Inquietud lubricada en la línea de salida para ganar o perder. Experta en obstáculos diversión creciente cuando de charcos se trata. Propiedad compartida taller de responsabilidad, constancia, equilibrio, alegría, de cómo hacer amigos, lección en cada caída. Extensión del cuerpo niño para ir más allá para llevar la carga, la que pesa y la que abraza montado entre cadena y freno. No creciste conmigo ¿Qué fue de ti? Invadida por la herrumbre pálida con tus giros atorados tu pedal inmóvil entre soles y lluvias te perdiste, te perdí. 25


Minerva Liliana Díaz Vega

Una triste tormenta Penumbra que se acerca, Sofocando ráfagas de pensamientos Como iones de energía Creando torbellinos de incertidumbre, Cual intempestiva avalancha De la agonía incesante Del sol No poder sentir.

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Vivir el vacĂ­o de tu alma Es como una flor inerte Que se abate Al tempano de tu ausencia, Como la sabia Que deja de alimentar al ser, Seca Abandona Doblega Pero la naturaleza Brinda una tierna lluvia, Una caricia perspicaz, Un aire cadencioso, Que alienta Al resplandor del sol Y a la cĂşspide de la miel.

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Maricela Herrera Lucero Jara. Brote violeta o sonrosado te observo frágil, blanca aceptando al roció matinal que figura tu diana árida hacia donde un guerrero cistáceo dirigió un dardo. decidiendo su curva con agudeza alargada. La pieza con precisión avanza entre el matorral acertó, aunque duda. algo filtro en ella. En el trayecto su interior le habla se reconoce saeta acertando a lo largo del tiempo. En la cacería inicial, en el medievo en la fiesta olímpica, en el juguete improvisado, dirigiendo señales de actualidad.

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Acertó en ti; El brote que tal vez género su esencia descubrirlo la hiere y alegra en proyección veloz. Es la jara! flecha! vira! el impulso del arco desoriento su propio sentido, solo acertar fue el objetivo indicado y a hora en traición Intenta arruinar su simetría única. Negada e inflexible se dirige con afilada redención a extremos en defensa de jaras engañadas por un arco ajeno; o dormidas aun sin ser orientadas dirigidas fríamente no consientes del disparo y dichosas en la costumbre de un juego de azar. 29


Eli Whitney

Reloj y Miedo. La noche en tinieblas. Pregnancia absoluta, sobre este desierto de obsidiana. Estrella, tras estrella, se suicidan, caen sin pensar al vacío. Tengo miedo de regresar, de no encontrar respuesta, Sobre este diminuto escenario, con la puerta, Y las llaves del alba, se abre una nueva esperanza. La miseria de la vida y la arena se funden, Cóncavo y convexo, estoy adentro o estoy afuera. La esperanza fluye en la arena desértica del tiempo. El miedo se apodera de nuevo, es ahora o nunca. Cúmulos de estrellas y almas confían. El tiempo a discernir.

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Carlos Padilla Ramos

El dolor Como si fueras acierto, fluyes. Y vas como atinada respuesta por la vida cómo si para presumirte existieras. No, no te deseo a mi lado. ¡No te necesito! No te llevaré, jamás de mi mano aunque para curar mis heridas me seas indispensable aunque estés conmigo para ahogar mi grito. ¡No, no te necesito!

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Color de vida Del rojo original llegaste y fuiste despuĂŠs, bordeando por el blanco de la inocencia en su pureza. Pasaste revoloteando, como el amarillo de las mariposas de Macondo y volaste por el cielo, donde palpita suavemente la monarca. Te vestiste con el rosa de los sueĂąos, para trascender vivo nuevamente, en el rojo vital de nuestra sangre.

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Sonidos Por los caminos de mi pueblo se escuchan coros celestiales, son el croar de sus batracios, es el cantar del ranatoro. En el atardecer aparece el trinar de golondrinas y el piar de los polluelos en sus nidos. Le acompaña en concierto, La lechuza con sus ¡hues! misteriosos de la noche. Y la mañana retumba en su algarabía colorida, con el quiquiriquí ruidoso de los gallos. Al final se abre el camino para el grave mujido de las vacas, el estremecedor ¡Jiiia! de los jinetes y el agudo relinchar de los caballos.

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Eduardo Sánchez

Un sonido ocre

En el olvido constante del encierro sensorial, merodeando en el vacío busco el siete de la escala y del espectro de luz. Sabio, virtuoso oculto en lo diminuto ondulado, protegido el color del decibel. Lo encuentro en mí, en el cosmos, en un mantra, en un himno de liturgia, en divina consonancia color ocre como la tinta que estos versos escribió.

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Eduardo Sánchez Chispas marinas Qué noche la de hoy la de ayer, tibia transparencia imagen de sueño espejismo material. Brillos azules en el cielo estrellas y luna casi llena entre las nubes. Al frente, luces brillantes puerto agitado. Debajo del agua… ¡Chispas marinas! fosforescencia viva de cuerpos excitados ¿Cómo dijiste? Noctilucas. 35


Muestra del Taller de la Serpiente UABCS



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