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La ya conocida historia que vuelve a sorprender
Estrenada en Netflix tras un estreno efímero en muy pocas salas, ‘Sin novedad en el frente’ ha sorprendido con sus nueve nominaciones a los premios Óscar –récord para cualquier producción alemana– y llega a la gala con el Bafta a la mejor película bajo el brazo. ¿Será la gran tapada de la noche? En 1929, el escritor alemán Erich Maria Remarque publicó la novela en la que había volcado su experiencia como soldado en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Se convirtió en un éxito global instantáneo, aún hoy es la novela alemana más vendida de la historia y conserva el estatus de ser el mejor acercamiento nunca escrito a la Gran Guerra. Su estilo y narrativa se mantienen aún como rabiosamente modernos, y es fácil encontrar paralelismo en la actualidad con algunos de los temas que toca Remarque: la guerra de Ucrania, el auge del nacionalismo, el cuestionamiento de las estructuras establecidas durante décadas… Pero quizá su mayor valor siga siendo el claro antibelicismo que emana de la historia de estos jóvenes que marchan entusiastas al frente, tras sufrir años de propaganda en el colegio, y enseguida descubren el terror. No hay nada heróico en el libro de Remarque. El éxito de la novela de Remarque fue tan importante, que tan solo un año más tarde Hollywood estrenaba una adaptación que conquistaría el Óscar a la mejor película y le valdría a Lewis Milestone el premio a la mejor dirección. Filme de gran emotividad, se detiene más que la película de Berger en describir el discurso patriotero y belicoso que el profesorado viertesobre los alumnos para que vayan a la guerra. El mensaje de este "Sin novedad en el frente" tiene mucho que ver con un par de botas de primera calidad que, en la guerra, tienen más valor que la vida de un soldado. Dichas botas irán pasando de un soldado a otro a medida que estos van cayendo en el campo de batalla, sirviéndole a Milestone para magistrales elipsis (en la nueva versión, las botas son sustituidas por el uniforme que protagoniza el arranque y que vestirá el protagonista). Milestone también incide en un tiempo de permiso del protagonista, en el que descubre que la sociedad no entiende nada de lo que ocurre en las trincheras. “Tú no entiendes nada de la guerra, solo los detalles”, le llegaban a decir. Incapaz de aguantar tanta hipocresía el joven soldado vuelve al frente antes de lo previsto. La guerra es preferible a las mentiras de casa. Al final, en las trincheras, la “insignificante” belleza de una mariposa vale más que la propia vida. Uno de los aspectos importantes de la nueva "Sin novedad en el frente" es que se trata de la primera versión alemana, rodada además en alemán. Como cuenta el productor Malte Grunert, una de las grandes obsesiones fue la precisión histórica en todos los aspectos del filme. Para los actores era difícil ponerse y quitarse los uniformes, que cuando se mojaban pesaban el doble. En las afueras de Praga, en una vasta extensión, el equipo construyó las trincheras alemanas y francesas y la tierra de nadie entre una y otra, con el alambre de púas, los cráteres de las bombas, los esqueletos de animales y los cadáveres. “Moverse en torno a este campo de batalla durante el rodaje era muy deprimente, un reto psicológico”, ha explicado Grunert. “Por no mencionar que hacía frío y estaba todo embarrado”. Aunque quizá no sea demasiado conocido por el gran público, Edward Berger se ha labrado un prestigio en el panorama audiovisual internacional. En los últimos años, ha dirigido capítulos de series exitosas como "The Terror" o " Your Honor", un drama sobre dos niños abandonados, Berger consiguió entrar en la sección oficial de la Berlinale y un buen puñado de premios por todo el mundo. Otro de sus grandes éxitos ha sido Deutschland 83, la primera serie alemana que se vendió en EE. UU. y que también ha podido verse en España en Movistar +. En 2019, compitió en la sección Panorama de la Berlinale con el filme "All My Loving". "Sin novedad en el frente" es su primera gran producción cinematográfica. Pero quizá el elemento más extraño y desasosegante del filme sea su banda sonora. Volker Bertelmann desarrolla una banda sonora minimalista, que anticipa el horror al que se enfrentan estos inocentes muchachos y nos conduce a un estado mental de nervios y desesperación. Con apenas tres notas que emergen una y otra vez a lo largo del filme, el compositor evita acompañar la acción o las emociones para conducirnos a un estado de ansiedad e impacto. Y entre nota y nota, las explosiones, los tiros, los lamentos, los lloros, los gritos de euforia. “Sin novedad en el frente” es destacable por la nueva perspectiva que ofrece desde una producción alemana. Con una visión trascendental y un destacable mensaje antiguerra para el periodo y situación actual a nivel mundial, fue capaz de lograr un impacto de soberana magnitud con una recepción popular consciente de la temática y aspectos principales a tratar. Debido a este entendimiento, interpretación y valoración unánime por parte de los espectadores, podría recibir algunos premios en la 95° ceremonia de los premios de la Academia
Shrek (2001) fue una de las grandes películas de animación de los 2000, que marcó cierta tendencia tanto en lo referido a la animación que para el momento se ubicaba como una digna respuesta a las proezas técnicas de Pixar, y también en lo referido a lo narrativo, planteando un aggiornamento de los cuentos de hadas y un humor bastante ácido llevando el plano actual y referencias pop a los clásicos y por demás contados cuentos infantiles. Las secuelas no tardaron en llegar y si bien «Shrek 2» (2004) es de esas películas que no solo está a la altura de la original, sino que hasta en cierto grado la superan, las otras dos secuelas que tuvo la saga fueron bastante olvidables al igual que el primer spin-off «Gato con Botas» (2011) que no supo aprovechar los grandes aspectos del personaje del título que lo convirtieron en uno de los aciertos de «Shrek 2». Once años más tarde llega la secuela del spin-off como muestra clara de la crisis reinante en Hollywood donde toda producción parece tener que estar anclada en fórmulas probadas para tener luz verde por parte de algún estudio. No obstante, y contra todo pronóstico, esta tardía secuela del adorable felino interpretado por Antonio Banderas, es un gran acierto que encantará tanto a los más pequeños como a los adultos. El largometraje sigue nuevamente al personaje del título, quien descubre que, tras varios años de aventuras y diversiones, ha gastado ocho de sus nueve vidas. Ante el miedo a morir, el gato emprende un viaje épico para encontrar la estrella mágica del centro del Bosque Oscuro y poder pedirle un último deseo donde las vidas le sean restauradas. Obviamente no será el único que esté detrás del preciado y mágico tesoro, primero deberá enfrentarse ante el temible Lobo (Wagner Moura) que vendría a ser una representación física de la muerte, pero también deberá lidiar con Jack Horner (John Mulaney), un pastelero despiadado, Ricitos de Oro (Florence Pugh) y su familia adoptiva de osos, Mamá (Olivia Colman), Papá (Ray Winstone) y Bebé Oso (Samson Kayo), y también tendrá a un viejo amor en la búsqueda de la estrella, Kitty Patitas Suaves (Salma Hayek), quien funcionará como adversaria en primera instancia y luego como ayudante. Además de presentar una narración clásica de búsquedadel tesoro pero con ciertas vueltas de tuerca bastante atractivas y originales, el fuerte de esta secuela radica en una mezcla de técnicas de animación que le dan un look similar al que vimos en «Spider-Man: Un nuevo universo» (2018), donde se yuxtapone desde un estilo de animación 2D con 3D, animación hecha por computadora, pintura, una paleta de colores alucinante y otros recursos que le dan vida a este mundo de fantasía donde se desarrolla la acción. El diseño de personajes también es muy destacable y recobra el espíritu que pudimos ver en las primeras dos películas de «Shrek», recuperando esa irreverencia al reimaginar a los personajes clásicos. Por otro lado, el reparto de voces con el que cuenta el film es superlativo y realmente se nota un gran trabajo a nivel interpretativo. «Gato con Botas: El último deseo» es el caso de aquella secuela tardía que funciona y que no solo brinda un entretenimiento para toda la familia, sino que además posee varias capas para analizar tanto en lo técnico como en lo narrativo (el miedo a la muerte, la valentía, el amor, la familia y varias otras cuestiones son tratadas con una profundidad que va más allá del mero entretenimiento para los más chicos). Y como siempre, Antonio Banderas se luce (y se divierte) con un personaje que conoce de pies a cabeza y que se encuentra entre los papeles más destacados de su carrera.
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