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EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA
Permítaseme, sr Decano, realizar aquí en este recinto de la juridicidad como lo es el auditorio Jose León Barandiarán, realizar algunas reflexiones sobre la realidad peruana, y en forma específica, sobre el Congreso de la República, al que compete una muy alta responsabilidad frente a los destinos del país y que el día de hoy celebramos en esta sesión solemne, anticipándonos en cuatro días al bicentenario de su creación
Debemos expresar que, dentro del diseño constitucional peruano, el Congreso de la República constituye uno de los tres (03) poderes fundamentales del Estado peruano, por lo que bien vale reflexionar sobre su verdadera importancia
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En dicho sentido, ya señalaba con acierto el barón de Montesquieu, que este poder del Estado garantiza el necesario “equilibrio de poderes”; en consecuencia, el Congreso de la República se convierte en un verdadero bastión contra las eventuales decisiones irreflexivas de cualquiera de los otros poderes, que muchas veces se exceden en sus pretensiones; y es que, debemos expresar con toda claridad, que el Congreso de la República goza del privilegio de ser el más democrático de los tres (03) poderes del Estado, pues constituye el único poder en el cual cada uno de sus representantes es elegido por todos los ciudadanos en elecciones nacionales. Es el paradigma verdadero de la representación nacional, pues los legisladores elegidos provienen de todos los confines del país. Es por ello que, el Congreso de la República, recoge las esperanzas y anhelos de todo el país y es, precisamente, a dichas legítimas aspiraciones que le corresponde dirigirse, y así no arriesgarse a alejarse de la realidad nacional.
Siendo así, bien cabe preguntarse, entonces ¿qué rol debe cumplir el Congreso de la República en los tiempos actuales?
¿Qué tipo de rol debe desempeñar el Congreso?
En cualquier sistema democrático, el Congreso de la República es fundamental ya que en él se ejerce la soberanía popular que es el principal motivador político que moviliza la acción para lograr obtener los resultados positivos que se necesitan y a su vez los demanda la sociedad peruana en su conjunto.
Dentro del accionar del Congreso de la República, debemos evitar de plano que este se limite a constituir simplemente una mera caja de resonancia que pudiera utilizarse para hacer propaganda partidaria o beneficiarse con fines partidarios, olvidándose de proponer leyes necesarias o útiles para resolver los problemas más álgidos que tiene nuestro país, que además de no ser pocos, requieren de su más pronta atención.
Desde una perspectiva más formalista, queda claro que –como regla general– las leyes deben ser aprobadas por los congresistas con las mayorías correspondientes, siendo que al presidente de la República le corresponderá posteriormente promulgarlas si es que no tuviese lugar alguna observación que formular. Por ello, es importante que la labor congresal sea técnicamente escrupulosa, pues la ley debe quedar lista para su promulgación y así evitar en lo posible las innecesarias dilaciones que a veces se presentan.
Sin perjuicio de lo antes señalado, consideramos que al Congreso de la República le corresponde cumplir un rol mucho más activo y acorde con su espíritu democrático que consiste en gran medida en dar voz a los que no la tienen, como podemos comprobarlo cuando se revisan las noticias y/o titulares de los principales diarios o medios de comunicación social.
El congreso de la República peruano de nuestro tiempo (visto de una perspectiva práctica como el ente representativo de las más diversas tiendas políticas), debe cumplir y profesar determinadas características insoslayables.
Así, el Congreso debe necesariamente saber:
Escuchar: ¿cómo podría conocer lo que un determinado sector de congresistas plantea en beneficio de los ciudadanos si no se escuchan debidamente sus propuestas?
Pensamos que lo ideal es que los partidos políticos traten de unir fuerzas para obtener la aprobación de las leyes que ellos preconizan, para lo cual es necesario que los diferentes grupos políticos sepan entenderse en lo fundamental, dejando de lado aquello que no sea tan importante para después, lo que implica saber escuchar cuáles son las posiciones que se presentan para escoger la mejor, descartando el criterio partidista para dar preferencia a la mejor.
Dialogar: si no se conversa con las tiendas contrarias buscando encontrar los puntos en común sobre las propuestas que pueden plantearse en el Congreso de la República ¿cómo pretendemos llegar a algún acuerdo? Desde la época de Platón, por mencionar un ejemplo, el diálogo ha acompañado a los seres humanos, ¿por qué debería ser excluido in limine del Congreso de la República? el diálogo es absolutamente indispensable.
Concertar: fruto del haber escuchado el planteamiento del otro, de haber dialogado pidiendo mayores precisiones o buscando los puntos en común, llega un momento en el cual se debe buscar preferir los intereses generales de la nación. Sabemos que para los gobiernos que no cuentan con mayoría parlamentaria le es muy difícil el manejo político si no abogan proponiendo fórmulas sensatas que puedan ser aceptadas por las otras tiendas políticas; pero en cualquier caso todos deben concertar, para así lograr los acuerdos necesarios y en muchos casos indispensables.
Bien dicen por ello que la política es el arte de lo posible por lo que se debe estudiar bien que es lo que realmente se quiere obtener antes de presentar un requerimiento, petitorio o proyecto de ley. Estos deben estar debidamente fundamentados para que seaní aprobados por la mayoría parlamentaria o en todo caso enmendados en aquello que corresponda para que así el proyecto sea aprobado sin perder su esencia.
Proponer: finalmente, en aras de los intereses generales de la nación, termina teniendo lugar la última etapa en la que se materializa todo lo conversado a lo largo de la propuesta final. Esta etapa es la propositiva y es la que, tal vez, más lejana sienta respecto de sí mismo el ciudadano de a pie, pues son muchas las propuestas generales y concertadas que se dirijan hacia la comunidad en general.
Fiscalizar: el origen constitucional del Congreso está en su papel fiscalizador. El Poder Legislativo surge para equilibrar el poder que ejerce el Poder Ejecutivo. Sin embargo, este papel medular debe ser ejercido sin arbitrariedades y, tratándose de investigaciones a funcionarios, atendiendo al derecho de defensa y con respeto escrupuloso al debido proceso. No se piense, pues, que nuestra intención se ha dirigido a realizar una crítica irreflexiva respecto de los roles que debería cumplir el Congreso, sino que, por el contrario, entiéndanse estas palabras como un llamado a la reflexión dentro de una coyuntura tan particular como compleja que nos está tocando vivir, por lo que nos merece con toda razón la mayor preocupación.
Conclusión
Dicho ello, permítasenos concluir:
Desde nuestra tribuna, como observadores demócratas que somos, llamamos a una reflexión y a una evaluación de los roles que en la actualidad viene desempeñando el Congreso de la República; pues en nuestra situación actual, nada es más necesario que la ejecución de roles activos apartados de cualquier sesgo meramente político que no miren a los intereses de la nación como el eje rector.
La ciudadanía espera del Congreso más y mejores leyes al servicio de su desarrollo político y social tal como corresponde, más aún ahora que se tiene una nueva directiva que ha obtenido el respaldo mayoritario de sus miembros.