LA INSURRECCIÓN QUE LLEGA Comité Invisible
La fabrique editions. París. Marzo 2007 Bajo cualquier ángulo desde el que se observe, el presente no tiene salida. No es la menor de sus cualidades. A quienes quisieran permanecer en la esperanza a toda costa, les retira cualquier apoyo. Aquellos que pretenden impedir las soluciones son desmentidos al momento. Es una cosa sabida que todo no puede sino ir de mal en peor. “El futuro no tiene porvenir” es la sabiduría de una época en la que se ha llegado, bajo sus aires de extrema normalidad, al nivel de consciencia de los primeros punks. La esfera de la representación política se cierra. De izquierda a derecha, es la misma nada que adopta las poses perrunas o los aires de virgen, las mismas cabezas de góndola que encadenan sus discursos tras los últimos hallazgos del servicio de comunicación. Aquellos que todavía votan dan la impresión de no tener otra intención que la de hacer saltar las urnas a fuerza de votar como pura protesta. Se comienza a adivinar que es contra el voto mismo por lo que se continua votando. Nada de lo que se presenta está, ni de lejos, a la altura de la situación. Incluso en su silencio, la propia población parece infinitamente más adulta que todos los títeres que se pelean por gobernarla. No importa que el chibani de Belleville sea más prudente en sus palabras que ninguno de los que se dicen nuestros dirigentes en sus declaraciones. La tapa de la marmita social se vuelve a cerrar con una triple vuelta mientras en su interior la presión no deja de aumentar. Salido de Argentina, el espectro de ¡Que se vayan todos! comienza a acosar seriamente las cabezas dirigentes. El incendio de noviembre de 2005 no ha terminado de proyectar su sombra sobre todas las conciencias. Estos primeros focos son el bautismo de una década llena de promesas. El cuento mediático de los‐suburbios‐contra‐la‐República, si bien no carece de eficacia, falta a la verdad. Los incendiarios han tomado hasta el centro de las
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