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CAPITULO 5: DIVINIDADES DEL MAR Y DE LAS AGUAS

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CAPITULO 3: MUSAS

CAPITULO 3: MUSAS

CapítuloV

DIVINIDADES DEL MAR Y DE LAS AGUAS

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Doride

Nereo desposó a una hija de Océano, Dóride, y tuvieron una gran familia de ninfas marinas, las nereidas, que vivían con sus padres en las profundidades del mar. Desempeñaban un papel muy importante en las creencias y cultos populares, mucho más que el propio Nereo. Los persas llegaron a hacer sacrificios a las nereidas debido a un naufragio que sufrieron en las costas de Grecia.

Existen pocos mitos en las que las nereidas formen parte importante; permanecieron siempre juntas, salvo algunas excepciones. Solían nadar compitiendo con otras bestias marinas entre las olas, y bailar en las cosas. Algunas nereidas conocidas fueron Nesea, Eulimina, Cimotolega y Pontoporea. Hesíodo proporcionó un catálogo identificando cincuenta nereidas. Las Nereidas más famosas, protagonistas de sus propios mitos, fueron: Tetis, Anfítrite, Galatea y Ps-

Nereidas

Nereo era el hijo mayor de Ponto y Gea. Era un dios marino que vivía en el interior de una cueva en las profundidades del mar junto a sus muchas hijas, las nereidas.

Según Hesíodo, Nereo era una divinidad bondadosa, sabia, dispuesta siempre a ayudar. Nereo no aparece en ningún mito importante salvo en una de las historias de Heracles (Hércules), el héroe preferido de los griegos. Heracles debía llegar al jardín de las Hespérides y Nereo podía revelarle el camino, pero este trataba de escaparse transformándose en agua, fuego y en cualquier bestia posible. El héroe no se agotó de luchar en ningún momento y Nereo se vio obligado a revelar el camino. Esta mítica escena protagonizó un sin fin de vasos de los siglos VI y V a.C., en las que se ve a Nereo con cola de pez, posteriormente como un humano.

En otra tradición se hace referencia a la Ilíada, en la que Nereo impone la calma en el mar para que Alejandro, hijo de Príamo, y quien había raptado a Helena, pudiera volver sano y salvo a casi. No sin antes revelarle las funestas consecuencias que traería el secuestro de Helena a Troya.

Tetis Galatea

Tetis fue cortejada tanto por Zeus como por Poseidón, debido a su extraordinaria belleza. Sin embargo, la titánide Tetis profetizó a Zeus que, si engendraba un hijo con ella, este sería más poderoso que él y lo destronaría. Temeroso, Zeus decidió casarla con un mortal, el héroe tesalio Peleo, seleccionado por ser un hombre piadoso. Según otra tradición, la misma Tetis se negó a Zeus para evitar molestar a Hera, quien había sido su protectora en el pasado.

Su casamiento con Peleo no fue de común acuerdo; mientras que Zeus le prometió a Peleo que le entregaría a Tetis por esposa, esta no deseaba casarse con un mortal; por el contrario, deseaba casarse con un dios y engendrar un hijo muy poderoso. Por ello, Peleo debía forzarla a casarse. Existen muchas tradiciones sobre esto, siendo la más difundida que Peleo le tendió una trampa en la costa de Tesalia y la tomó por sorpresa cuando salía del mar. La tomó firmemente mientras esta forcejeaba y se metamorfoseaba continuamente en fuego, luego en león, luego en serpiente. Según Heródoto este evento sucedió en el cabo Sepia, llamado así porque la última transformación de Tetis fue una sepia, y fue en ese momento en que Peleo pudo controlarla.

La boda se celebró en el monte Pelión en presencia de todos los dioses. La felicidad de Peleo duró muy poco, pues Tetis nunca dejó de demostrar su negativa ante el casamiento. Empeñada en tener un hijo inmortal, quemó en una olla de agua hirviendo a todos los hijos que tuvo con Peleo para comprobar su inmortalidad, fracasando. Impidiendo un nuevo infanticidio, Peleo rescató al séptimo y último de sus hijos, Aquiles, y lo entregó al centauro Quirón para que lo educara. Una historia más tardía y más popular, es que Tetis bañó a Aquiles en el lago Estigia para darle la inmortalidad, pero como lo sostuvo del talón para sumergirlo, esta parte se convirtió en la única que le podía causar la muerte si se hería. Galatea era una nereida deseada por Polifemo, un terrible cíclope. El carácter colérico y monstruoso de Polifemo sólo cedía cuando pensaba en Galatea. Él cantaba canciones en la costa con su lira, recitaba poemas que celebraban la gracia y belleza de la nereida, le ofrecía rebaños y una cueva para que pudieran dormir juntos, pero Galatea siempre lo rechazó.

El poeta romano Ovidio, contó que Galatea estaba enamorada de Acis, un hermoso joven hijo de una nereida. Un día, cuando Polifemo buscaba a Galatea en una costa, la encontró acostada con Acis. Enfurecido, lazó una piedra contra el joven, dándole muerte. Pero Galatea se apresuró y convirtió su sangre en agua, convirtiéndose así en el dios del arroyo que lleva su nombre. Seguramente esta parte de la historia fue invención de Ovidio.

El único hijo de Nereo

Nereo tuvo un único hijo, Nerites, el favorito de Afrodita cuando esta vivía en la casa de Nereo justo después de nacer de la espuma creada por los genitales de Urano. Cuando marchó al Olimpo, regaló alas a Nerites para que viajara con ella, pero este prefirió quedarse a vivir con su familia. Enfurecida, lo convirtió en un caracol marino.

Tritón

El dios del mar Tritón era hijo de Poseidón, el regidor divino de los mares, y de Anfritrite. Se le representaba habitualmente como una sirena masculina, una criatura con la parte superior del cuerpo de un hombre sobre una o incluso dos largas colas de pez. Sus atributos incluían un tridente y un largo y curvado cuerno hecho de concha. Tritón tenía el poder de apaciguar las aguas turbulentas soplando a través de su cuerno de coócha. Según algunas versiones, había gran cantidad de tritones y todos formaban parte del séquito de Poseidón.

Tritón fue de gran ayuda en la expedición de los Argonautas, los héroes que liderados por Jasón acudieron a bordo del Argo a buscar el Vellocino de Oro (ver Los Argonautas). En un momento del viaje, el barco quedó encerrado en las aguas del lago Tritonis, en Libia, del cual no podían encontrar salida al mar, historia que cuenta Apolonio de Rodas en su obra Argonáutica (siglo III a.C.) Orfeo sugirió que debían usar el gran tridente que Apolo le había regalado a Jasón y ofrecérselo a los dioses de la tierra tan pronto como hubieron cogido el tridente apareció ante ellos el gran dios Tritón adoptando el aspecto de un hombre joven y les habló. Tomó un poco de tierra y la alzó dando la bienvenida diciendo: “Aceptad este regalo, amigos. Aquí y ahora no tengo a nadie mejor a quien recibir sino a extranjeros como vosotros. Si os habéis perdido, como muchos otros viajeros en tierras extrañas, y queréis cruzar el mar de Libia, yo seré vuestro guía.

Mi padre Poseidón me ha enseñado todos sus secretos y yo soy el rey de su litoral. Quizá hayáis oído hablar de mí aunque vengáis de tan lejos”. Eufemo, agradecido, extendió su mano para recibir el presente y contestó: “Mi señor, si algo sabes sobre el mar de Minos y sobre el Peloponeso, te rogamos que nos lo digas.

Lejos de tener intención de llegar hasta aquí, hemos sido arrastrados a los bordes de tu tierra por una fuerte galerna. Perdimos el rumbo de nuestra embarcación y llegamos a esta laguna. Ahora no tenemos ni idea de cómo salir y llegar hasta la tierra de Pelops”.

Tritón, extendiendo su mano, señaló el mar distante y la boca profunda del lago. Al mismo tiempo explicó: “Esa es la salida al mar, las aguas tranquilas y oscuras marcan el punto más profundo, pero a cada lado hay playas en los que varar; desde aquí podéis ver la espuma. Lejos, en la distancia entre ellas hay una estrechura.

Una vez que estéis en mar abierto, mantened la tierra a vuestra derecha y abrazad la costa hacia el norte. Cuando se acerque a vosotros y se aparte de nuevo tendréis que salir por el punto hacia donde se proyecta y seguir navegando recto”. Animados por el dios, los Argonautas siguieron su rumbo. Mientras tanto, Tritón tomó el pesado tridente y se sumergió en las aguas. Todos pudieron verle descender y, aun así, en un momento había desaparecido, cerca de ellos, con su tridente. ]asón sacrificó una oveja en la proa con las siguientes palabras: “Dios del mar, tú que apareces ante nosotros en las orillas de estas aguas, sé gentil y concédenos el regreso feliz que deseamos”.

Mientras rezaba cortó el cuello de su víctima y la arrojó al agua. El dios surgió de nuevo de las profundidades ya no transformado sino en su verdadera forma, y, tomando la proa de la embarcación, los condujo hacia mar abierto.

El cuerpo del dios, por delante y por detrás, desde la corona de su cabeza hasta su cintura y de los pies a la cintura, era como el de los otros inmortales, aunque desde ahí no era más que como el de un monstruo con dos largas colas terminadas en un par de aletas con forma de luna creciente. Con las aletas removía el agua de la superficie y arrastró al

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Argo a mar abierto, donde lo lanzó en su ruta. Después se sumergió en el abismo y los Argonautas gritaron de maravilla ante una visión tan pavorosa e inspiradora» (Argonaútica, Libro IV).

En otras historias, Tritón -o los tritones- también tenían otro lado menos benevolente. Como si fuesen “sátiras del mar”, los tritones tenían la mala costumbre de molestar a las mujeres que se bañasen en el mar y a los hombres jóvenes. En cierta ocasión, cuando Tritón corneó a un grupo de seguidoras del dios del vino y la vegetación Dioniso en Boecia, hubo una pelea entre los dos dioses, que terminó en una derrota para el dios marino. El gran héroe Hércules también dijo que en una ocasión tuvo que luchar con un monstruo marino llamado Tritón.

Proteo

Proteo es un dios griego del mar que es capaz de cambiar su forma a voluntad. Esta asociación explica la palabra “proteico”, que se utiliza para describir algo extremadamente flexible o siempre cambiante.

Aunque Proteo no es tan conocido como algunos miembros del panteón griego, apareció en algunos mitos griegos, y su nombre sugiere que puede ser bastante viejo, dado que protos significa “el primero” en griego.

Según la leyenda, Proteo es el hijo de Poseidón y Tetis, y su trabajo oficial es como el pastor de las focas de Poseidón en la isla de Lemnos. A menudo aparece en forma de foca toro, cuidando de las vacas del rebaño. Sin embargo, Proteo también es capaz de ver el futuro,

por lo que es una especie de oráculo, lo que lo habría convertido en una figura de reverencia en la mitología griega. Proteo también tiene tres hijos, Polígonos, Telégonos y Eidothea, que aparecen periódicamente en mitos al lado y separados de su padre. Homero describió a Proteo como el “viejo del mar”, describiendo sus formidables poderes oraculares. Sin embargo, según Homero, las habilidades de Proteo tuvieron un precio. El dios sólo le diría el futuro a alguien que fuera capaz de capturarlo y sostenerlo, y sus habilidades para cambiar de forma podrían hacer de esto un gran desafío. Sólo después de ser vencido Proteo aceptaría decir el futuro o ayudar a la gente, pero su consejo era típicamente sólido, porque estaba obligado a decir la verdad.

Al parecer, varios héroes griegos acudieron a Proteo para que les ayudara con varios problemas, desde expiar las ofensas contra los dioses hasta reparar las plagas en los cultivos y el ganado. Menelao, por ejemplo, supuestamente se enteró de la muerte de Agamenón por Proteo, y Proteo también le ayudó cuando fue apaciguado por los dioses.

Debido a que la idea de poder cambiar de forma a voluntad es a la vez intrigante y atractiva para muchas personas, Proteo a menudo aparece en obras de poesía y ficción, y a veces los personajes basados en él aparecen también en películas. Los personajes con habilidades proteicas son típicamente retratados como extremadamente poderosos, ya sean villanos o héroes, ya que el cambio de forma tiene un gran número de usos, y las cualidades proteicas como la flexibilidad y el ingenio son a menudo vistos como rasgos positivos de carácter. Este Proteo es un rey de Egipto, y no está relacionado con Proteo el dios.

mitologiagriega.info

En la mitología griega, Circe era una diosa de la magia, aunque a veces se la representaba como una ninfa (dios de la naturaleza menor), una bruja o una hechicera. En cualquier caso, ella estaba asociada con la magia. Ella sabía mucho sobre pociones y hierbas, y a veces usó este conocimiento contra sus enemigos y las personas que la ofendieron, convirtiéndolos en animales salvajes. También tenía una varita o bastón llamado los rabdos que también usaba para canalizar su magia. De hecho, esta fue la primera mención de una “varita mágica o bastón” en los escritos occidentales; fue mencionado en el poema épico de Homero, la Odisea, cuando Circe lo usó para convertir a los hombres de Odiseo en bestias. Circe era la hija de Helios, un titán que representaba al Sol, y Perse, una ninfa del océano. Era una de las tres mil de su especie, hijas de los titanes Oceanus y Tethys. En otra versión, Circe era la hija de Hécate, una diosa de la brujería.

Ella tenía dos hermanos. Uno se llamaba Aeetes, y se ocupaba del Vellocino de Oro, un vellón que era propiedad de la realeza. Estaba hecho de la lana de un carnero dorado con alas. Su segundo hermano era Perses. Pasifae era su única hermana, y ella era la reina de la isla griega, Creta, y también la esposa del rey Minos. También se dijo que ella dio a luz al Minotauro, una criatura que era mitad hombre, mitad toro, con la cabeza y los cuernos de un ganado y el cuerpo de un hombre.

En algunas historias, Circe fue exiliada por su padre Helios para vivir sola en Aeaea, una isla ficticia, como castigo por matar al príncipe de Colchis, quien era su esposo en ese momento. Más tarde tuvo hijos con Odiseo, el rey de Ítaca de los escritos de Homero. Sus tres hijos fueron Ardeas, Latinus y Telegonus.

Circe

Circe es un popular personaje de la mitología griega, famosa por su papel en La Odisea de Homero y la leyenda de Jason y los Argonautas. Hija de Helios, el sol, y Perseis, una oceánide, Circe era una hechicera que convertía en animales a quienes la ofendían con pociones mágicas.

Circe vivía en la isla de Eea. Según Homero, su residencia estaba forma por una mansión de piedra en medio de un bosque, rodeada de animales salvajes, como leones y lobos, que no eran más que sus víctimas transformadas, por lo tanto, no eran peligrosos.

Cuando Ulises arribó a la isla de Eea, envió a algunos de sus hombres a recorrer la isla. Estos fueron recibidos por Circe, quien los invitó a un banquete, pero la comida estaba envenenada con una de sus pociones y los marineros se convirtieron en cerdos. El suspicaz Euríloco fue el único que advirtió el peligro y logró escapar y avisarle a Ulises lo que había ocurrido. El héroe fue a rescatar a su tripulación, pero antes se topó con Hermes, el dios mensajero, quien le aconsejó que recogiese algunas hierbas para protegerse de Circe. Y eso hizo. Cuando la hechicera le ofreció algo de beber, Ulises agregó las hierbas al brebaje y el hechizo de Circe no tuvo efecto en él, por lo que luego la obligó a regresar a sus hombres a sus formas humanas.

La leyenda también dice que, irónicamente, la hechicera Circe no pudo contra los encantos de Ulises y se enamoró de él. De hecho, según Hesiodo tuvieron tres hijos: Agrio, Latino y Telégono, quien gobernó a los etruscos.

En la leyenda de Jason y los Argonautas, Circe purificó por la muerte de Apsirto. También transformó a Escila en un monstruo que era mujer en su mitad superior, mientras que en la parte inferior surgían horribles perros que devoraban todo.

Por Anabella Squiripa

Escila

Escila es una figura conocida sobre todo por la Odisea, donde aparece como monstruo marino junto al torbellino Caribdis, formando un peligroso estrecho -probablemente el de Mesina- completamente imposible de navegar. Antes de esto había sido una hermosa ninfa marina que se había permitido rechazar a multitud de pretendientes.

Entre todos los que habían pretendido sus favores estuvo el dios marino Glauco, cuya primera forma fue la del mortal Glaucis. Pero posteriormente fue transformado en tritón, con cabeza y torso de hombre, y cola de pez, cuando puso sus pies sobre un arroyo virgen siendo pescador. Vació su red sobre la hierba para contar su pesca y los peces recobraron la vida y regresaron al mar. Sorprendido, Glaucis probó la hierba y experimentó una irrefrenable necesidad de sumergirse en el agua. Así lo hizo y fue recibido por los dioses del mar, que le dieron la inmortalidad y su nuevo aspecto.

Escila, a quien le contó este cuento, no mostró interés en él, de manera que Glauco consultó a la hechicera Circe (ver Circe). Le pidió que le diese hierbas mágicas para conquistar a Escila, pero Circe le advirtió que no lo hiciese, a la vez que le declaraba su amor. Cuando Glauco la rechazó, Circe no pudo resistir la humillación y se consideró tan insultada que preparó una pócima mágica para verterla en la bahía donde nadaba Escila. El agua contaminada transformó a Escila en un monstruo con 12 patas y seis cuellos, rematados con una horrible cabeza cada uno. Según Ovidio, su vientre estaba cubierto con cabezas de perros ladrando de aspecto similar al de Cerbero.

Al ver a su amada transformada, Glauco rompió a llorar, pero muy asustado dejó el palacio de Circe, temiendo que la hechicera quisiera casarse con él. Escila permaneció en el estrecho de Mesina y, según Ovidio, se vengó de Circe devorando a parte de la tripulación de Odiseo cuando pasaron el estrecho, pues el héroe había sido amante de la hechicera. Finalmente, Escila se convirtió en roca. Aún hoy en muchos lugares se mantiene la expresión «entre Escila y Caribdis», con el sentido de estar entre la espada y la pared.

Antes de ser un monstruo y un remolino, Escila era una ninfa, de quien se enamoró el dios Glauco. Éste busco el socorro de Circe, cuyo conocimiento de hierbas y de magias era famoso. Circe se prendó de él, pero como Glauco no olvidaba a Escila, envenenó las aguas de la fuente en que aquélla solía bañarse. Al primer contacto del agua, la parte inferior del cuerpo de Escila se convirtió en perros que ladraban. Doce pies la sostenían y se halló provista de seis cabezas, cada una con tres filas de dientes. Esta metamorfosis la aterró y se arrojó al estrecho que separa Italia de Sicilia. Los dioses la convirtieron en roca. Durante las tempestades, los navegantes oyen aún el rugido de las olas contra la roca.

Según algunas versiones del mito, Escila, al quedar convertida en monstruo marino tenía cabeza y cuerpo de mujer, terminado en forma de pez del cual salían cabezas caninas muy voraces. Junto a Caribdis acechaba el paso de las embarcaciones por el estrecho de Mesina. La morada de Escila era una gruta submarina que estaba en el lado peninsular; la de Caribdis, bajo las rocas

de Sicilia. De Caribdis se decía, y se dice, que era un gigantesco remolino que absorbe y devuelve las aguas tres veces diarias, mientras que de Escila se afirma que emitía sonidos engañosos..

A veces se ha pretendido que su origen fue humano, pero sufrió luego una metamorfosis monstruosa. Así lo cuenta Ovidio en Metamorfosis (XIII.730 ss. y XIV.1 ss.). Escila era una bella muchacha que tuvo muchos pretendientes, que ella solía rechazar. Uno de ellos, Glauco, acudió a Circe, la bruja, para pedir que interviniera en su favor con sus habilidades mágicas. Circe trata de conseguir a Glauco para ella misma. Quiere disuadirlo de conseguir a la que lo rechaza: mejor será que acepte a la que sabe apreciarlo. Rehúsa Glauco y la maga desvía su despecho hacia la rival. Escila solía refugiarse en una ensenada fresca y apartada para huir del rigor del sol del mediodía. Allí se dirige Circe. Emponzoña el antro con sus fórmulas mágicas y sus conjuros. Escila ve como brotan de su vientre seis perros feroces y comprueba con espanto que forman parte de ella.

Segun Homero en la Odisea: Describe a Escila como un monstruo que aúlla desde la cueva en que habita. Su voz es como la de un perrillo recién nacido, pero su aspecto es terrible. Tiene doce patas pequeñas y deformes. Seis cuellos sostienen otras tantas cabezas con bocas dotadas de triples filas de dientes densos y mortíferos. Es inmortal. Se alimenta de cuantos seres marinos se ponen a su alcance, pero no desdeña los cuerpos de los navegantes que osen acercarse a su morada. El único recurso que les es permitido es la invocación a Crateis (a quien Apolonio de Rodas identifica con Hécate), la madre del monstruo, la única capaz de contener sus ataques.

La presentan como un ser que tiene torso y rostro de mujer joven y de cintura para abajo se compone de seis perros feroces con sus respectivas cabezas de bocas terribles y ladradoras. Doce patas sustentan a la criatura. Casi todas las versiones señalan como su padre a Forcis, que cuenta entre sus hijos a otros monstruos, como las sirenas y tritones.

Esta transformación se dio en medio de su faena como pescador. Glaucis lanzó su red sobre la hierba para contar su pesca pero los peces volvían a la vida y regresaron al mar. Sorprendido por aquella acción, Glaucis probó el contenido de la hierba sintiendo como efecto una necesidad de lanzarse al mar. Nadando hacia las profundidades de aquellas aguas, fue recibido por los dioses del mar, quienes le dieron la inmortalidad y el nuevo semblante.

Ya como Glauco, el titan intento impactar a Escila con la historia, para provocar el interés de ella sobre él pero no surtio efecto, por lo que Glauco consultó a la hechicera Circe, a quien le solicitó algunas hierbas mágicas para conquistar a Escila.

Circe se negó ante tal petición, y a cambio le declaró su amor, pero Glauco la rechazó. Circe no pudo resistir la deshonra y al sentirse insultada, preparó un brebaje mágico para derramarlo sobre las aguas donde Escila nadaba.

Glauco presencio aquella horrible transformación y se puso a llorar desconsoladamente, huyendo del palacio de Circe. Escila permaneció vagando en las aguas del estrecho de Mesina, pero se vengó de Circe al atacar a la tripulación de Odiseo cuando pasaron por sus dominios, ya que Odiseo había sido amante de la hechicera.

Escila y Caribdis, son dos monstruos marinos de la mitología griega situados en orillas opuestas de un estrecho canal de agua. Caribdis, era un monstruo que cargaba enormes cantidades de agua varias veces en el día y las devolvía, adoptando así la forma de un remolino que devoraba todo lo que se ponía a su alcance.

Mientras que Escila era un monstruo marino con forma de mujer pero contentiva en su cintura de unas serpientes y perros de varias cabezas, también devoradores de lo que atravesara sus dominios.

Se dice que los marineros al pasar por las aguas del canal, al tratar de evitar a Caribdis que se les presentaba con un gran torbellino, se van iban al otro extremo donde estaba Escila, corriendo el mismo grado de peligro de ser derribados. Posteriormente, se le llamo al lugar con el “Estrecho de Mesina”, ubicado entre Calabria y Sicilia, al sur de Italia.

También debido a esos hechos tomo sentido retorico la frase “entre Escila y Caribdis” para representar la situación donde está entre dos peligros y el alejarse de uno, te haría estar cerca del otro, es decir, “entre la espada y la pared”. En ambos sentidos se vivía un tormento difícil de superar y del que pocos salían bien librados.

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Cíclope

En La Odisea de Homero, los cíclopes eran pastores que vivían en Sicilia. Eran una raza salvaje, caníbal y fuera de la ley que no temía a dioses ni a hombres. El héroe griego Odiseo fue atrapado con sus hombres en la cueva del cíclope Polifemo, un hijo de Poseidón, dios del mar. Se cuenta que Odiseo lo cegó para escapar de la cueva en la que el gigante los tenía cautivos, y donde ya había devorado a varios de sus hombres.

En la historia se dice que Ulises (Odiseo), rey de Ítaca y esposo de Penélope, de vuelta de la guerra de Troya y durante los diez años que duró su viaje, arribó con sus hombres al país de los cíclopes, rudos gigantes como montañas, con un solo ojo central, que vivían pastoreando cabras y elaborando quesos.

Uno de estos, Polifemo “ dotado de extraordinario vigor, salvaje e ignorante de la justicia y de las leyes”, los hace prisioneros y mata a seis de los griegos “ cogió a dos de ellos y los aplastó contra el suelo (...). Y los devoró (...) y no dejó ni sus entrañas, ni sus carnes, ni sus huesos...,” encerrando al resto en la cueva con los animales. Odiseo consigue emborracharlo con vino, y a la pregunta del gigante antes de caer rendido por el alcohol, de cuál era su nomPor: Johann Heinrich Wilhelm Tischbein

bre, le responde que Outys (nadie). Dormido Polifemo, los de Ítaca le clavan una estaca de olivo candente en el ojo, y ante sus aullidos de dolor los demás gigantes acuden y le preguntan qué le ocurre.

-”¡Amigos! Nadie me mata con fuerza y con engaños”, por lo que los demás cíclopes se retiran pensando que Polifemo grita en su borrachera. El ingenio de Ulises dio resultado.

Luego, tras salir de la cueva sujetándose a la lana del vientre de los carneros para no ser atrapados por Polifemo, el héroe de Troya y sus hombres llegan a la región de las sirenas.

Ulises quiso escuchar el irresistible canto con el que atraían a los marinos hacia los acantilados para devorarlos, por lo que mandó a sus hombres que lo ataran al mástil de la nave sin soltarlo por más que clamara, y que ellos se taponaran los oídos con cera para no sufrir la incontenible seducción de aquellos seres mitad mujeres mitad peces, aunque en otros relatos mitológicos se refieren como mezcla de mujer y pájaro.

Hijos de Poseidón y Afrodita, raza de indóciles y salvajes pastores que habitaban en la isla de Trinacria (hoy Sicilia), y capitaneados por Polifemo, a quien cegó Ulises, de esta forma y como ya hemos señalado, describe Homero en La Odisea a los cíclopes, gigantes de fuerza hercúlea y con un solo ojo.

Aunque los cíclopes forman parte de una de las muchas fábulas griegas perfectamente tramadas, la existencia de seres con un solo ojo central e impar sí que supera a la ficción, desmitificando, porque en este caso son crustáceos nadadores y dulciacuícolas del género Cyclops. También en la Teogonía de Hesíodo, los tres hijos -Arges, Brontes y Estéropes- de Urano y Gea, personificaciones del cielo y de la tierra, eran cíclopes. Fueron arrojados al mundo inferior por su hermano Cronos, uno de los titanes, después de que él destronara a Urano; pero el hijo de Cronos, el dios Zeus, liberó a los cíclopes del submundo, y ellos, agradecidos, le regalaron el rayo y el relámpago, con los que derrotó a Cronos y a los titanes, y se convirtió así en señor del universo.

Los personajes mitológicos que Homero hace intervenir en su poema, han sido sacados de la realidad y modificados al encarnarlos en la literatura. La naturaleza ensaya, acierta, y a veces se equivoca, y muestra de ello, es el nacimiento de niños y niñas con malformaciones tan insólitas como los cíclopes y las sirenas.

Si hoy día, a pesar del conocimiento científico acerca de lo que son los fallos en el desarrollo embrionario, aun siguen sorprendiéndonos estas infrecuentes monstruosidades (monstra: muestra del poder de los dioses), ¿cuál sería el pensamiento de los intelectuales del siglo IV o V a.n.e. ante estos hechos? Desconocedores de la más elemental biología de la diferenciación, recurrirían a los dioses del Olimpo y explicaban el nacimiento de estos niños como mensajes, advertencias y castigos, y según la interpretación libre de cada cultura... en unos casos eran adorados y en otros, eliminados.

Es clara la preferencia evolutiva de no encontrar en la naturaleza seres vivos que presenten en la región cefálica un solo ojo, mucho menos en humanos, aunque no por ello deja de ser posible, como ha ocurrido. El hecho de que la mayoría de los animales tengamos dos ojos y no uno solo, es una decisión tan importante como cualquier otra que haya permitido una ventaja evolutiva tan consensuada. La decisión de originar ambas vesículas ópticas tiene mucho que ver con el desarrollo del cerebro, y concretamente con mecanismos particulares por los cuales se forma la porción más rostral del cerebro o prosencéfalo.

El desarrollo del prosencéfalo en humanos puede ser entendido siguiendo una serie de fases cronológicas, como son fases de inducción dorsal (3-4 semanas de gestación) y ventral (4-6 semanas), neurogénesis (8-16 semanas), migración (12-34 semanas), organización (de 24 semanas a postnatal) y mielinización (de 24 semanas a 2 años de postnatalidad), cada una de las cuales se caracteriza por particulares desórdenes durante el desarrollo. Elucidar los mecanismos por lo cuales tiene lugar cada fase nos permite comprender mejor los principales trastornos que ocurren en el desarrollo del cerebro en humanos, como pueden ser la anencefalia, la holoprosencefalia, la microcefalia, los desórdenes en la migración celular y las displasias corticales, entre otras.1

Factores de inducción del desarrollo, no solo del cerebro sino también de todo el embrión, generan patrones espacio-temporales de expresión que van a determinar los ejes morfogenéticos del individuo. De esta manera, la organización estructural del tejido está marcada, principalmente, por una inducción rostral y otra caudal (eje anteroposterior), y por una inducción dorsal y otra ventral (eje dorsoventral). Pero además, intervienen factores cuyos ejes de organización permiten una bilateralidad de las estructuras, como ocurre con las vesículas ópticas y posiblemente con otros órganos simétricos.

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