JEAN-CLAUDE MICHÉA
IES • 69
Notas [A] Sabemos que el término “materialismo histórico” nunca fue utilizado por Marx (ni tampoco, por cierto, el término “materialismo dialéctico”, acuñado por Joseph Dietzgen en 1886). También sabemos que en la obra de Marx hay múltiples pasajes donde este es llevado a matizar su “teoría de las etapas” (el más conocido es su proyecto de respuesta a Vera Zasúlich, una de las figuras más interesantes del populismo ruso, redactado el 8 de marzo de 1881). Aun así, a diferencia de muchos representantes del socialismo original, Marx nunca llegó a romper verdaderamente con los principales aspectos del mito moderno del Crecimiento. Desde este punto de vista, el caso Podolinsky aparece como muy significativo. Efectivamente, este socialista ucraniano (1850-1891) fue uno de los primeros investigadores que puso en evidencia —apoyándose, entre otros, en el segundo principio de la termodinámica— los límites ecológicos con los que debe chocar inevitablemente todo proyecto de crecimiento económico ilimitado (en este marco es, sin duda, uno de los principales precursores de Nicholas Georgescu-Roegen). En 1882, intentó llamar la atención de Marx y Engels sobre este problema, efectivamente crucial para el futuro del socialismo, y de manera más general, para toda sociedad moderna. Pero como Engels fue incapaz de ver en sus trabajos otra cosa que una nueva versión de las ideas de Malthus (una de sus bestias negras), el intercambio epistolar entre ellos se vio rápidamente estancado. Se puede encontrar una breve alusión a este desencuentro entre Marx y la ecología en el libro de Serge Latouche, La apuesta por el decrecimiento6.
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Serge Latouche, Le pari de la décroissance (Fayard, 2006).