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a la comunidad LGBTQIA+ en República Dominicana

ESCRITO POR: FRANK ABATE

Según una encuesta realizada en 2021, el 60% de los dominicanos rechaza a las personas homosexuales Según los datos de la Encuesta Nacional LGBTI 2020, mostrados en la página oficial del PNUD, el 96.7% de las personas encuestadas en República Dominicana dijo haber sido víctima o presenciado alguna forma de violencia. Sin embargo, la denuncia de los hechos de violencia sufridos es poco común entre las personas que participaron de la encuesta, casi nueve de cada diez (88.7%) dijo no haberlo hecho. Entre otras razones, no denuncian por saberse signatarios de una sociedad que ha institucionalizado el descarte de las personas con una sexualidad distinta a la heteronormativa.

Este descarte está asociado por muchos, particularmente aquellos en la Comunidad LGBTQIA+, con uno de los valores fundantes de la nación dominicana: El cristianismo. O, más específicamente, el catolicismo. Sin embargo, hoy en día la Iglesia Católica, a través de su vicario “infalible”, el Papa Francisco ha expresado de forma reiterada que en la sociedad y aún en sus espacios simbólicos, como los templos, se ha de crear espacio para todos haciendo una alusión obvia y concreta a la comunidad LGBTIQA+ y a otros colectivos tradicionalmente invisibilizados dentro y por los sectores más conservadores de la Iglesia misma. Un mensaje que la jerarquía dominicana, con muy distinguidas excepciones, ha elegido en el mejor de los casos ignorar.

En días recientes un profesor de ética, de reconocida trayectoria universitaria en República Dominicana, denunció que era expulsado de la docencia por mostrar en sus redes sociales su amor por su pareja del mismo sexo. Según cifras que aparecen publicadas en una investigación de Estudios de Género y Familia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (IGEFUASD), cerca del 30% de las personas gays, lesbianas, transexual y transgénero en Santo Domingo han experimentado discriminación laboral.

En la última edición del Código Penal de la República Dominicana, que perimió nuevamente en la primera legislatura de este año 2023, lo que pensabamos imposible sucedió: Los miembros del Congreso trataron de legalizar los niveles extremos de rechazo que han sido cultivados en nuestra sociedad al incluir la discriminación de forma expresa en el documento. y altamente peligrosa para el resto de la sociedad que observaba y se pensaba excenta. En base a este articulado, los ciudadanos del colectivo LGBTIQA+, pero en realidad cualquier persona, podría ser abiertamente discriminado en el trabajo, al buscar vivienda, al tratar de buscar recursos educativos o de salud que la ley garantiza para los demás ciudadanos.

Este verdadero adefesio legal hubiese enraizado a los dominicanos en una realidad preterita a nivel de derechos frente a un mundo que cada vez reconoce más el aporte del colectivo LGBTIQA+. Preguntas tan básicas como, cómo afectaría esta desprotección el turismo nacional no fueron siquiera levantadas publicamente por nuestros congresistas, envueltos en un velo azul de impunidad. Aunque gracias a Dios, el adefesio quedó en la gaveta, el colectivo LGBTIQA+ sigue victima de la discriminación impune en todas las áreas de la sociedad. En esta discriminación existen dos colectivos que son golpeados aún de peor manera, la comunidad trans y la comunidad migrante, particularmente la haitiana y la indocumentada.

Entre los principales reclamos de la comunidad LGBTQIA+ en el país destacan los pedidos de justicia por los desaparecidos. En los últimos tiempos, diversas organizaciones de la sociedad civil, como Amigos Siempre Amigos y la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) se han unido para alzar la voz ante los reclamos de sujetos que son víctimas de una violencia social que se aprovecha de las vulnerabilidades de las mujeres y hombres que por su preferencia sexual han sido estigmatizado