A lo largo de la historia, la migración internacional ha ofrecido oportunidades para quienes migran, así como para sus familias, comunidades y países involucrados. No obstante, estas potencialidades —a veces simbólicas— se ven muchas veces menoscabadas por las adversidades objetivas que enfrentan los migrantes en sus travesías, en sus lugares de destino, en el retorno y durante el tránsito por los territorios intermedios. En la migración de los países del norte de Centroamérica (NCA), a saber, El Salvador, Guatemala y Honduras, confluyen factores económicos —como las brechas salariales y productivas entre países—, desastres naturales y los primeros impactos del cambio climático, en especial en las zonas rurales.