Introducción
una estructura productiva que opera como fábrica de la desigualdad y una cultura de negación del otro como desigual en derechos y capacidades. Las brechas de productividad, la articulación asimétrica con mercados internacionales, la apropiación concentrada de la riqueza en la explotación de recursos naturales y la baja disposición a reformas estructurales son facilitadas por una herencia cultural marcada por relaciones de privilegio” (CEPAL, 2017g, pág. 31).
4. La dimensión social A lo largo del séptimo decenio, el acento en la igualdad se reflejó en una amplia producción analítica, empírica y propositiva sobre la dimensión social de la realidad latinoamericana y caribeña. La cuestión social figura en el núcleo de los análisis de la CEPAL desde la década de 1 960. En la fase estructuralista, la pobreza y la mala distribución del ingreso se estudiaron principalmente desde el punto de vista del subempleo, la heterogeneidad estructural y la concentración de la propiedad. Se analizaron en forma integrada las tendencias en las estructuras productivas y sociales, argumentándose que los procesos históricos determinaron la combinación de una oferta ilimitada de mano de obra perceptora de bajos salarios con la insuficiente absorción de trabajadores en la modernidad, debido a tasas de inversión relativamente bajas y a tecnologías intensivas en capital típicas de los países de altos ingresos. Se llegó a la conclusión de que predominaban “patrones” o “estilos” de desarrollo orientados al consumo de las élites y perpetuadores de las condiciones de pobreza y subdesarrollo (Furtado, 1961; Sunkel, 1970; Pinto, 1965, 1970 y 1976; Graciarena, 1976; Wolfe, 1976). En este importante capítulo de creación analítica de la CEPAL se priorizaron la desigualdad y la pobreza en términos de ingresos y propiedad y se analizaron el subdesarrollo y la injusticia social desde ese poderoso ángulo analítico. Al mismo tiempo, sin embargo, se puede sugerir —como hacen Lavinas y Simões (2015)— que los textos clásicos de la CEPAL no incluyeron una serie de otros aspectos centrales de la problemática social de la región. Parece ser el caso, por ejemplo, de los efectos sociales de la estructura tributaria, la temática de la desigualdad en términos amplios de protección social (educación, salud, previsión, entre otras) y la insuficiencia de las políticas de bienestar social correspondientes. Por cierto, la evolución de las ideas de la CEPAL sobre la cuestión social en sus primeras décadas todavía merece un estudio detallado, que vaya más allá de la lectura de los textos clásicos. Una hipótesis razonable es que su evolución hasta la década de 1990 estuvo relacionada con tres áreas: i) la profundización del conocimiento sobre la distribución del ingreso y la pobreza, facilitada por el surgimiento de encuestas de hogares en los sistemas nacionales de estadística de los países de la región y por la generalización de estadísticas censales confiables; ii) los trabajos sobre población, realizados desde la década de 1950 por
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