DE VOCACIÓN A OFICIO. Una guía profesional de la ilustración.

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De vocación a oficio. Una guía profesional de la ilustración

«El cerebro es un invento humano magnífico. Funciona desde el nacimiento hasta el momento en que te levantas para pronunciar un discurso», dijo el escritor Mark Twain. Habrás oído hablar del famoso miedo escénico. Casi todos lo hemos sentido. De hecho, los actores consagrados declaran que, cuando dejen de sentir mariposas en el estómago al pisar las tablas del escenario, se retirarán. En un nivel adecuado, los nervios son útiles para mantenernos en alerta. Tres son los elementos básicos en el miedo a hablar en público: - Cognitivo: Pensamientos verbales o en imágenes de emociones negativas o anticipación de consecuencias desfavorables. Nos decimos: «Creerán que solo digo sandeces», «siempre meto la pata», «no tengo nada interesarte que decir», «mi sitio es otro», «haré el ridículo», «esto es una tortura» «mi obra no le importa a nadie»... - Somático: Respiración acelerada, ritmo cardíaco desbocado, temblores, sudoración, estómago revuelto, sonrojo, manos heladas, boca seca, ansiedad, nervios... - Conductual: Evitamos o, mejor dicho, escapamos de cualquier situación en la que tengamos que hablar en público rechazando todo tipo de invitaciones por mucho que nos atraiga el evento. También correremos el riesgo de quedarnos en blanco, tartamudear, equivocarnos... Disminuiremos la intensidad de este pánico tan común en la profesión con sencillos ejercicios de relajación como dominar la respiración diafragmática o abdominal, que facilita una respiración lenta y regular. Si practicas yoga o meditación estarás familiarizado. La preparación y la anticipación, junto a la relajación, harán que nuestra intervención concluya con una ovación y nos proporcionarán mayor confianza. Forman un triángulo de vértices virtuosos. Aprovecha tu profesión. Cuentas con herramientas visuales para apoyarte en imágenes, generar presentaciones atractivas e ingeniosas o emplear tus ilustraciones como recurso para mostrar tu proceso creativo. La proyección, en casos de mucha timidez, sirve de escudo para desviar la mirada del público a la pantalla. Guiño, guiño. Para cautivar a un público no necesitas ser Meryl Streep ni Barack Obama. Desde la honestidad, la naturalidad, la pasión, la generosidad y la confianza se llega a la mayoría de la gente. ¿Conoces a Ferrán Adrià? Al frente del restaurante El Bulli se convirtió en el mejor chef del mundo. La revista Time lo incluyó en la lista de los diez

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