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Informe Técnico: El manejo de plagas en agricultura
EL MANEJO DE PLAGAS en agricultura
Muchos investigadores han recopilado datos globales (muy aproximados) sobre daños a los cultivos atribuibles a todo tipo de plagas, incluyendo agentes patógenos y malezas.
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Ellos concluyen que las pérdidas de cultivos debidas a estas causas se ubican entre el tercio y la mitad de la producción mundial, y que esta proporción es más alta en los países en desarrollo que en los más avanzados. Parecería que la causa principal de dichas pérdidas son los insectos, seguidos por los patógenos y las malas hierbas.
Como consecuencia de este preocupante hallazgo, los autores ofrecen varias reflexiones y recomendaciones, entre otras:
Las posibilidades de que los costos de producción aumenten y que la tendencia positiva de los rendimientos se desacelere hacen oportuno reconsiderar algunas de las opciones y prioridades para aumentar la productividad y la oferta de alimentos en el futuro. Toda revisión de este tipo debe incluir el análisis de la prioridad asignada a reducir pérdidas innecesarias de las cosechas y a proteger los cultivos de las plagas.... Teóricamente, se debería otorgar una alta prioridad al mejoramiento de la protección de los cultivos hasta el límite en que los costos marginales de reducir las pérdidas se igualen a los costos marginales de aumentar volúmenes comparables de la producción, por otros medios.... Un obstáculo a la formulación de estrategias de esta índole es la limitación de los conocimientos actuales sobre las pérdidas reales originadas por las plagas y sobre los beneficios que provendrían de un manejo mejorado de las mismas.... El concepto de manejo integrado de plagas ha obtenido fuerte respaldo entre los ambientalistas y los que se dedican a la agricultura.... todavía no existe una definición de consenso sobre el manejo integrado de plagas (MIP). Sin embargo, en su sentido más amplio el MIP involucra un cambio de orientación, alejándose del control de plagas basado en productos químicos y avecinándose a métodos apoyados en la biología. En la actualidad, la mayoría de los sistemas de protección de cultivos en los países en desarrollo, fuera de la agricultura tradicional, están basados en el uso de productos químicos (especialmente en algodón, cultivos de exportación y arroz).... La promoción del MIP requiere de un método eficaz y de fácil manejo, que pueda ser introducido en una escala suficientemente grande como para ofrecer lo mismo que los pesticidas químicos: seguridad contra los daños ocasionados por las plagas y aceptabilidad entre los pequeños productores que no pueden enfrentar pérdidas. Para lograrlo, los organismos internacionales de desarrollo, los gobiernos y otras entidades tendrán que ampliar su apoyo al MIP, incluyendo el aumento de recursos para crear y promover esta forma de manejo. Además de diseminar la información conocida, esto involucra la adquisición de nuevos conocimientos sobre formas para mejorar el manejo de plagas a través de la investigación. También implica la educación y organización de los productores para que puedan aplicar esos conocimientos. No es una tarea fácil. La experiencia de Indonesia y otros países apunta hacia la importancia de un apoyo sostenido por parte de los gobiernos y la introducción de enfoques innovadores para persuadir a los pequeños productores adversos al riesgo a adoptar los nuevos enfoques de control de las plagas. De hecho, el tratamiento químico de las plagas de manera regular constituye, frecuentemente, una estrategia no rentable para los agricultores. Los aumentos en los rendimientos pueden ser contrarrestadas por los costos de los pesticidas y, con el tiempo, las plagas pueden tornarse resistentes a los productos químicos. Años
atrás, en la década de los sesenta, esta resistencia hizo necesario tratar el algodón hasta 30 y 40 veces por cada ciclo vegetativo en el nordeste de México, a raíz de lo cual ese cultivo fue abandonado en la región. El uso de los pesticidas para el arroz en Asia resulta a menudo antieconómico: Los experimentos en fincas y el análisis de los rendimientos de los productores no sugieren respuestas positivas a la aplicación de insecticidas, ni en los rendimientos físicos ni en la rentabilidad.... Herdt et al. (1984) concluyen que los retornos esperados en el arroz son menores para los productores que aplican insecticidas manera preventiva que para los que no los aplican en modo alguno. Este resultado fue validado por los ensayos en fincas de prácticas alternativas para el control de plagas llevados a cabo por Litsinger (1989) y Waibel (1986). En más de la mitad de los casos, tanto Waibel como Litsinger no observaron diferencias significativas de rendimientos entre las parcelas tratadas con insecticidas y las no tratadas. ... Para los sistemas de producción de arroz en tierras bajas tropicales, Rola y Pingali encontraron que el control natural era la estrategia dominante de manejo de plagas desde el punto de vista económico. El control natural, en asociación con la resistencia de las propias variedades, demostró ser sistemáticamente más rentable que el tratamiento preventivo en años promedio.... Las ventajas del control natural se vuelven aún mayores cuando se toman en cuenta los costos para la salud de la exposición a los pesticidas. La magnitud del problema de las plagas ha suscitado interrogantes acerca de las prioridades de la investigación agrícola internacional, reflejadas en el siguiente extracto de una carta de John Wightman: Como especialista con 30 años de experiencia en el manejo integrado de plagas, me fue grato asistir al debate sobre el tema llevado a cabo en el IFPRI en septiembre.... nos enteramos que 50 por ciento de la producción mundial de alimentos se pierde por las plagas. Entonces, ¿por qué el CGIAR prioriza la investigación sobre (1) suelos y aguas, tema que en gran parte ha permanecido inmune al progreso en el contexto de la vida institucional del CGIAR, y (2) crianza y biotecnología, en las cuales el progreso se puede medir normalmente en aumentos de sólo 1-2 por ciento al año? El CGIAR sólo será capaz de tener impacto si enfrenta las restricciones más importantes a la producción (que difieren considerablemente de cultivo a cultivo) y deja los asuntos periféricos a instituciones localizadas en zonas específicas, que ya han alcanzado muchos éxitos. De igual manera, los sistemas nacionales de investigación agrícola deberían reevaluar la prioridad que asignan a la investigación sobre problemas de plagas y el manejo integrado de plagas, en comparación con la selección de variedades y otros tipos de investigación. Las Escuelas de Campo para Agricultores (ECA) de la FAO han registrado avances en promover el manejo integrado de plagas y la fertilidad de los suelos, por medio de modalidades participativas de investigación y extensión. Dichas Escuelas han sido creadas en más de 40 países de Asia, África y América Latina. Su propósito es formular métodos locales viables, derivadas de combinar información científica previa con los resultados de los experimentos propios de los agricultores: El concepto que motiva las ECA es que grupos de productores se reúnan regularmente en un campo para llevar a cabo ejercicios prácticos estructurados de aprendizaje, que les permitan combinar el conocimiento local con métodos ecológicos científicos.... Todos los cursos obedecen a enfoques prácticos, se realizan en el terreno y son del tipo de “aprender haciendo”, con pocas o ninguna conferencia y usando el campo mismo como maestro.... El papel del extensionista ha evolucionado desde el de ser fuente primaria de conocimientos al de facilitador para la creación de conocimientos... Los métodos de las ECA han transformado a los agricultores de receptores de la información en generadores y procesadores de los datos locales. En todas las experiencias de las ECA se ha puesto el acento en desarrollar, en cada zona, un programa de investigación adaptado a las necesidades locales. “Si los productores pensaran que están recibiendo una enseñanza “nacional”, quizás evitarían el contacto con la ECA. El enfoque de las ECA ha evolucionado hasta convertirse en un programa para crear, en cada comunidad, una capacidad para desarrollar sus propios métodos de MIP. Los objetivos de este “MIP comunitario” son los de promover condiciones en las cuales los productores: • actúan sobre la base de su propia iniciativa y análisis; • identifican y resuelven los problemas relevantes; • llevan a cabo sus propios programas locales de MIP, que abarcan actividades de investigación y educación; • obtienen el apoyo de instituciones locales; • crean o adaptan organizaciones locales que fortalecen la influencia de los productores en la adopción de decisiones locales; • emplean procesos de solución de problemas y toma de decisiones abiertos e igualitarios; • crean oportunidades para que los agricultores, en sus comunidades, se desarrollen y/o perciban beneficios de sus actividades de MIP; y • promueven sistemas agrícolas sostenibles.
