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Informe Técnico: Análisis del líquido ruminal
ANÁLISIS DEL LÍQUIDO RUMINAL
El análisis del líquido ruminal es la herramienta diagnóstica más importante. Algunas veces es necesario aspirar el líquido con una bomba aspiradora, pero usual mente el líquido fluye hacia fuera espontáneamente, especialmente en los casos de “bebida ruminal”. Para obtener una muestra puede ser útil un tubo nasogástrico de potrillo cuyo extremo sea pesado. El tubo debe ser introducido dentro de la boca, teniendo en cuenta de que no sea mordido; los dedos del examinador deben mantener el tubo presionado contra el rafe medio del paladar duro. Además del pH, se deben evaluar el color, olor, consistencia y presencia de coágulos de caseína u otras particularidades. Un líquido ruminal fisiológico es de color beige claro, de olor mohoso y rancio, tiene una consistencia acuosa, y un pH de 6.5 y 7.5. En los casos de “bebida ruminal”, el líquido ruminal tiene usualmente una apariencia lechosa y su pH puede caer a valores por debajo de 4.0. Normalmente tiene un olor ácido y picante, y puede ser rico en coágulos de leche. Algunas veces el fluido ruminal se ve como leche fermentada (yogur). El color depende del tipo de líquido que ha sido bebido. La leche le da un color blanco. Si el líquido bebido dentro del rumen es una solución que contiene energéticos, el color depende de los componentes la solución y del tipo de fibras, goma vegetal, fuentes de energía, grasas vegetales, cocoa o pasta presente. Tratamiento Si existen alteraciones metabólicas severas, como deshidratación y acidosis metabólica, el tratamiento inicial debe enfocarse en la reposición de los fluidos y el reestablecimiento del equilibrio ácido-base. Ya que la acidosis ruminal aguda generalmente ocurre como un proceso secundario, la
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próxima meta es tratar la enfermedad primaria que provocó la disfunción de la gotera esofágica. Esto es de gran importancia; eliminando la causa de la disfunción de la gotera se podrá prevenir que otro sustrato fermentable caiga dentro del rumen. Algunas veces puede ser útil llevar a cabo un lavaje ruminal; el contenido ruminal ácido es sifoneado hacia fuera a través de un tubo gástrico, y la cavidad ruminal es lavada con repetidos f1ushings con uno o dos litros de agua corriente tibia hasta que el contenido haya perdido su olor ácido. El lavado del rumen no es necesario en todos los casos. Está indicado especialmente cuando la enfermedad primaria no puede ser diagnosticada de manera precisa, o cuando no puede ser tratada de manera efectiva por otros medios. Probablemente sea particularmente útil si el ternero ha sido repetidamente alimentado de manera forzada o cuando el líquido ruminal contiene muchos coágulos de caseína. Los terneros que no mejoran su reflejo de la gotera esofágica a pesar de estas medidas, deben ser privados de su ración de leche. En este caso la mucosa puede “descansar”, sin verse atacada por la acción química irritante de los ácidos fuertes. Según nuestra experiencia, la privación del alimento está indicada si el pH del líquido ruminal se mantiene ácido luego del lavado ruminal de dos días consecutivos. Sugerimos privarlo de leche por uno o dos dias. Durante este período de ayuno los terneros deben recibir nutrición parenteral con 2 litros de solución salina fisiológica y 2 litros de solución de glucosa hipertónica (20%) cada 24 horas. Siempre debe estar disponible agua de bebida. Debido al insuficiente aporte de energía de este tipo de nutrición, esta medida no está recomendada para terneros caquécticos. Otra medida de importancia es enseñar al ternero a beber correctamente. Esto puede lograrse permitiéndoles succionar un dedo antes de ofrecerles la tetina. Se puede estimular el apetito, el reflejo de succión y la función de la gotera esofágica ofreciéndoles la ración diaria de leche en tres o cuatro porciones. Los terneros especialmente tímidos, miedosos o débiles siempre necesitan cuidado y cariño. Los terneros que a pesar del tratamiento no mejoran deben ser destetados abruptamente y deben recibir paja de heno y concentrados. Los terneros pueden ser convencidos de que comiencen a comer introduciéndoles pacientemente un poco de paja de heno y concentrados directamente en la boca.
Conclusión
La acidosis ruminal debe ser considerada como una eventualidad posible cada vez que un ternero alimentado a leche sufre de diarrea neonatal u otras enfermedades que puedan comprometer el funcionamiento correcto del reflejo de la gotera esofágica. Las consecuencias de tal alteración ruminal pueden ser muy perjudiciales para el ternero e incluyen alteraciones tanto locales como sistémicas, siendo las más importantes la retículo-ruminitis y la acidosis metabólica respectivamente. La piedra angular de las alteraciones metabólicas es la absorción de ambos isómeros del ácido láctico formados en el rumen. Sin embargo, debido a las diferentes vías metabólicas, sólo el lactato-D tiende a acumularse en la sangre. Este isómero causa directamente algunos de los signos depresivos que forman parte del cuadro clínico de la enfermedad. El curso de la enfermedad puede ser agudo o crónico. El pasaje de un tubo facilita ambos diagnósticos a través del análisis del líquido ruminal y el comienzo de una terapia utilizando el lavaje ruminal. Otros pasos importantes incluyen la corrección de cualquier condición primaria subyacente y la reposición de los fluidos y el reestablecimiento del equilibrio ácido-base. La privación temporaria de la ración de leche debe llevarse a cabo en el caso de la persistencia de la disfunción de la gotera esofágica.
