

Como hemos visto, la escritura es una herramienta esencial para el pensamiento, la organización de ideas y la interacción en contextos académicos y profesionales. Aprender a escribir bien no se reduce a conocer normas gramaticales, sino a comprender el proceso comunicativo, aplicar principios de claridad y coherencia, y ajustar el lenguaje al contexto y destinatario. En este módulo hemos abordado los fundamentos necesarios para desarrollar una comunicación escrita eficaz y consciente.
Escribir es una forma de comunicar. Todo proceso comunicativo involucra los siguientes elementos clave:
• Emisor: quien produce el mensaje.
• Receptor: quien lo recibe e interpreta.
• Mensaje: la información transmitida.
• Canal: el medio a través del cual se comunica (ej. correo electrónico, papel).
• Código: el sistema de signos usado (en este caso, el lenguaje escrito).
• Contexto: las circunstancias que rodean el acto comunicativo. Por ejemplo: redactar un informe para una autoridad educativa exige mayor formalidad que escribir un mensaje para un grupo de compañeros.
Para que la escritura sea efectiva, debe cumplir con ciertos principios fundamentales:
Coherencia: es la lógica interna del texto. Las ideas deben estar conectadas entre sí de forma que tengan sentido.
Cohesión: se refiere a los mecanismos
lingüísticos que permiten unir frases e ideas: conectores, pronombres, sinónimos, puntuación adecuada.
Adecuación: consiste en adaptar el texto al destinatario, el propósito y el contexto.
Claridad: implica evitar ambigüedades, frases rebuscadas o tecnicismos innecesarios.
Las barreras comunicativas son obstáculos que impiden que el mensaje llegue con claridad al receptor. Pueden ser de varios tipos:
Semánticas Cuando el significado de las palabras es confuso o se interpreta de forma diferente.
Físicas Estas están relacionadas con fallas del canal (ruido, mala conexión).
Fisiológicas Son aquellas ligadas a condiciones del emisor o receptor (visión limitada, cansancio).
Psicológicas En este caso se refiere a prejuicios, emociones o actitudes que bloquean la comprensión.
Una escritura eficaz requiere planificación. Antes de redactar, es útil responder: ¿Qué quiero comunicar? ¿A quién va dirigido? ¿Qué estructura es más adecuada?
Esto permite elegir el tono, el vocabulario y la forma más pertinente.
A través del análisis de casos y la revisión de ejemplos, se puede aprender a corregir errores comunes como la informalidad en contextos formales, la falta de conexión entre ideas o el uso ambiguo de palabras. Veamos un ejemplo:
“No sé si me puede ayudar, porque estoy full ocupado y no avancé.” ERRÓNEO
“Solicito su ayuda para ampliar el plazo de entrega, debido a dificultades de organización.”
CORRECTO
En resumen, escribir bien es comunicar con intención, claridad y respeto por el lector. Desarrollar esta habilidad implica comprender cómo funciona la comunicación, aplicar principios como la coherencia y la adecuación, y estar dispuesto a revisar y mejorar continuamente.