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Sesión 3. Génesis: El Principio del Regalo de Dios Bosquejo

El Propósito del Libro de Génesis Génesis: El Libro de los Principios Génesis: El Principio Histórico‐Literal de la Redención Génesis: El Principio Teológico de la Redención Dios crea Dios habla Dios ve, juzga y sufre Dios, Dios, Dios: Él es el Rey Génesis: El Principio de la Historia Particular de la Simiente de Abraham Elementos Fundamentales de la Historia Particular en Génesis El Pacto con Abraham, Isaac y Jacob ¿En Qué Pensaría Usted Caminando por El Desierto? Génesis: El Principio de la Historia Cristiana Génesis: Es Solo el Principio

El Propósito del Libro de Génesis Nuestra introducción al libro de Génesis comienza con la lectura de un pasaje en el libro de Éxodo. El momento histórico se localiza en la tierra de Egipto, a la orilla del Mar Rojo. Piense por un momento que usted es uno de los israelitas que se encuentra a la orilla del mar, junto con su familia, todavía pensando en todo lo que ha sucedido en los últimos días: La contienda con faraón, la opresión de los egipcios, las plagas, la muerte de los primogénitos, la celebración de la pascua. Su cabeza todavía le da vueltas pensando en todo esto y trata de asegurarse de que no está soñando. De pronto, alguien viene corriendo al campamento para dar la noticia: el faraón cambió de parecer y ha salido con todo su ejército para perseguir a Israel. En este momento, su voz se une a la de muchos otros hebreos, reclamando a Moisés: —¿Acaso no había sepulcros en Egipto, que nos sacaste de allá para morir en el desierto? ¿Qué has hecho con nosotros? ¿Para qué nos sacaste de Egipto? 12 Ya en Egipto te decíamos: “¡Déjanos en paz! ¡Preferimos servir a los egipcios!” ¡Mejor nos hubiera sido servir a los egipcios que morir en el desierto! 13 —No tengan miedo —responde Moisés—. Mantengan sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de la salvación que el Señor realizará en favor de ustedes. A esos egipcios que hoy ven, ¡jamás volverán a verlos! 14 Ustedes quédense quietos, que el Señor presentará batalla por ustedes. Éxodo 14:11‐14 De pronto viene a su cabeza ese pensamiento que visita en muchas ocasiones a los hombres y mujeres, sean jóvenes o viejos: ¿cómo me metí en esto? ¿Cómo es posible que me encuentre en este callejón sin salida?

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Probablemente no necesita transportarse a la orilla del Mar Rojo para poder hacerse esa pregunta. Sus circunstancias actuales ya le traen esa inquietud a la cabeza. Le tengo buenas noticias, el libro de Génesis fue escrito para contestar de principio esa pregunta. Podemos resumir el mensaje del libro de Génesis de esta manera: El libro de Génesis fue escrito por Moisés para instruir al pueblo escogido de Dios respecto al principio del mundo y la humanidad, su corrupción por causa del pecado, y la provisión soberana y misericordiosa de Dios para redimir a su creación y a su pueblo por medio de la simiente de Abraham: Jesucristo.

Génesis: El Libro de los Principios Las preguntas sobre los orígenes (o principios) de las cosas son siempre de vital importancia, especialmente cuando tienen que ver con algo que nos afecta personalmente. El libro de Génesis es un libro de principios. Fue dado al pueblo de Israel en el éxodo, y nos ha sido dado también a nosotros por Dios para dar respuesta a muchas de tales preguntas: ¿Por qué estos sufrimientos? ¿Por qué estos problemas? ¿Por qué tanta injusticia? ¿Por qué es mi corazón tan perverso? ¿Por qué esta la vida llena de sorpresas desagradables y dolorosas? ¿Por qué Dios? ¿Por qué el mundo? ¿Para qué nací? ¿Por qué los genocidios? ¿Por qué los gobernantes perversos y prepotentes? A veces las respuestas serán muy claras, pero en muchas otras ocasiones han de leerse en la trama histórica y teológica del libro. Observemos la forma en la que el Génesis nos ayuda a entender, en la medida que Dios lo ha revelado, el origen y principio de todas estas cosas.

Génesis: El Principio Histórico­Literal de la Redención En su nivel más básico, el Génesis nos provee la información necesaria acerca de los lugares y personajes que serán cruciales a la historia del regalo de Dios en la redención. En él encontramos a Adán, Eva, Noé, Abraham, Sara, Isaac, Jacob, Esaú, Judá, Tamar, Leví, y José. Todos ellos participan en eventos que suceden en Babilonia, Egipto, Canaán, Betel, Salem, etc. En este sentido, el Génesis constituye el principio histórico‐literal del mensaje de la Biblia. Nos ayuda a entender el contexto histórico, en el tiempo y el espacio, de los eventos que nos ayudan a entender el origen de todas las cosas que vivimos.

Génesis: El Principio Teológico de la Redención La semana pasada observamos que al estudiar el Antiguo Testamento debemos constantemente recordar algunos lineamientos importantes en relación a su historia. Específicamente afirmamos que su historia es una historia teológica, particular e incompleta que solo puede leerse, estudiarse y comprenderse correctamente en conexión con el mensaje cristocéntrico del Nuevo Testamento. En las siguientes secciones, examinaremos la forma en que Génesis nos narra esta historia teológica particular a la luz del Evangelio. Existen muchos temas a considerar de los cuales presentamos aquí una lista de la que solo enfatizaremos algunos dejando los demás para un estudio personal más detallado. ¿Cuál es la historia teológica del Génesis? Muy probablemente usted ya está familiarizado con las historias del libro. Le invito ahora a que considere tales narrativas a la luz de las siguientes declaraciones en relación a la persona y la actividad de Dios en este libro:

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Dios crea En primer lugar, el Génesis nos presenta en Génesis 1‐2 la historia de la creación. En ella encontramos lo que Bruce Waltke describe como un monoteísmo ético. Dios es el Creador de todas las cosas y Él es un Creador moral que busca lo bueno y juzga con justicia. Esta idea de un único Dios Creador es la idea más fundamental del cristianismo. En la época del éxodo buscaba re‐educar al pueblo hebreo respecto a la incorrecta cosmovisión del origen del mundo que habían aprendido de la cultura egipcia. Aún hoy en día, el concepto de Dios como Creador Moral es la idea más atacada del cristianismo ya que si esta sola doctrina se recibe como verdadera, nos libra prácticamente de muchas de las creencias seculares que eran nocivas al pueblo de Israel en el desierto y que lo son igualmente para nosotros en el siglo XXI. Entre ellas Waltke menciona seis muy importantes: 1. Materialismo: La teoría filosófica que considera la materia y sus operaciones como la totalidad del universo. Todo lo que existe. 2. Empiricismo: Ya que todo lo que existe es material, todo conocimiento debe estar sujeto a observación, experimentación y verificación. 3. Determinismo: El materialismo y empiricismo al determinismo, la comprensión de la realidad como algo mecánico y sin valor o significado. 4. Secularismo: El secularismo constituye el sistema social y/o político que como resultado del materialismo, empiricismo y determinismo, rechaza todas las formas de fe y adoración religiosa en el contexto público. 5. Humanismo: Todo lo anterior lleva a una filosofía de vida en la que predomina el interés, el valor y la dignidad humanos. Esto resulta en un pragmatismo en el cual todo se calcula en términos de su beneficio para la humanidad. 6. Postmodernismo (antiguo paganismo): Todo lo anterior lleva al postmodernismo actual que remplaza al Dios objetivo de la Biblia por una especie individual de espiritualidad deificada que rechaza la verdad moral absoluta y mide toda afirmación en base a su valor terapéutico individual. El Dios de Génesis 1 y 2, que se presenta como el único Creador que gobierna con justicia a su creación contradice todas estas nociones. Dios habla La historia de la creación nos explica además el origen de todas las cosas en términos de la operación soberana de Dios expresada en el comando de su voz. Dios habla y de la nada (ex nihilo) crea. El Salmo 33 resume elocuentemente el énfasis constante de los primeros capítulos de Génesis en la operación de la voz de Dios (Génesis 1:3, 6, 9, 11, 14, 20, 24; 2:18; 3:14). 8 Tema toda la tierra al Señor; hónrenlo todos los pueblos del mundo; 9 porque él habló, y todo fue creado; dio una orden, y todo quedó firme. Salmo 33:8‐9 Dios ve, juzga y sufre Génesis nos enseña además que Dios está íntimamente involucrado en la supervisión y evaluación de la creación a la que dio existencia por el mandato de su voz: El Regalo de Dios

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Al ver el Señor que la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal, 6 se arrepintió de haber hecho al ser humano en la tierra, y le dolió en el corazón. Génesis 6:5‐6 5

Pero el Señor bajó para observar la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, 6 y se dijo: «Todos forman un solo pueblo y hablan un solo idioma; esto es sólo el comienzo de sus obras, y todo lo que se propongan lo podrán lograr. 7 Será mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos.» 8 De esta manera el Señor los dispersó desde allí por toda la tierra, y por lo tanto dejaron de construir la ciudad. 9 Por eso a la ciudad se le llamó Babel, porque fue allí donde el Señor confundió el idioma de toda la gente de la tierra, y de donde los dispersó por todo el mundo. Génesis 11:5‐9 Dios, Dios, Dios: Él es el Rey Pudiéramos dedicar un año entero a continuar en esta multitud de conceptos sobre la persona y la obra de Dios que el Génesis nos presenta por primera vez. Dios no solo crea, habla, ve, juzga y sufre. Las historias de Noé, Abraham, Lot, Isaac, Jacob y José que ocupan la mayor parte del libro nos proclaman que Él es un Dios que manifiesta su gracia, que salva, que ama, que recuerda, que bendice, que pacta, que sella sus promesas, que se revela a sí mismo, que conquista el pecado y usa el pecado para promover su plan. Un Dios que fácilmente se sobrepone a los obstáculos e “imposibilidades”. Un Dios que responde, un Dios que justifica por la fe. Todo esto para proclamar desde el principio lo que será nuestro cántico aún al final de la historia: 11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Apocalipsis 4:11 Dios gobierna. Él es soberano y por eso actúa, crea, habla, ve, juzga, recuerda, salva, pacta, conquista, justifica por fe, responde, etc. Esta es la historia teológica de Génesis.

Génesis: El Principio de la Historia Particular de la Simiente de Abraham La historia del Génesis es además una historia particular. Su historia teológica se expresa en términos de la historia primeva (original o primitiva) de la humanidad (Génesis 1‐11) pero particularmente en la historia de los patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob (Génesis 12‐50), quienes fueron escogidos por Dios en su gracia soberana para convertirse en el canal de bendición y redención que daría al mundo la posibilidad de gozar del regalo de Dios, de la presencia de Dios, y de la bendición de su reino. Elementos Fundamentales de la Historia Particular en Génesis En esta historia podemos encontrar los siguientes elementos fundamentales: 1. La Historia Primeva (Génesis 1‐11) a. La Creación (Génesis 1:1‐2:4) b. La Creación del Hombre y la Mujer a la Imagen de Dios (Génesis 1:26‐2:25) c. La Caída del Hombre en Pecado y la Pérdida de la Presencia de Dios (Génesis 3‐5) d. La Corrupción del Hombre y la Gracia de Dios (Génesis 6‐11) 2. La Historia de Abraham y de su Simiente (Génesis 12‐50) a. El Pacto con Abraham (Génesis 12‐22)

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b. El Pacto con Isaac (Génesis 26) c. El Pacto con Jacob (Génesis 28) d. El Viaje de Jacob a Egipto (la historia de José) (Génesis 37‐50) El Pacto con Abraham, Isaac y Jacob En el libro de Génesis, ningún aspecto es más importante a la historia particular de Abraham y su descendencia que el Pacto Abrahámico. Es en el Pacto Abrahámico en donde el mensaje de Génesis 1‐11 y el mensaje 12‐50 convergen. El hombre está separado de Dios y de la bendición de su presencia por haber rechazado su gobierno amoroso y soberano. En su gracia, Dios pone en marcha su plan de redención (consumado desde antes de la creación del mundo de acuerdo a Apocalipsis 13:8) al escoger revelarse a un hombre: Abraham. Estas son las condiciones del pacto: 1 Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.»… 5 Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo: —Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6 Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. Génesis 15:1‐6 1 Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: —Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2 Así confirmaré mi pacto contigo, y multiplicaré tu descendencia en gran manera. 3 Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios continuó: 4 —Éste es el pacto que establezco contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5 Ya no te llamarás Abram, sino que de ahora en adelante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una multitud de naciones. 6 Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y naciones. 7 Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto perpetuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descendientes. 8 A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. Génesis 17:1‐8 23 De allí Isaac se dirigió a Berseba. 24 Esa noche se le apareció el Señor, y le dijo: «Yo soy el Dios de tu padre Abraham. No temas, que yo estoy contigo. Por amor a mi siervo Abraham, te bendeciré y multiplicaré tu descendencia.» Génesis 26:23‐24 10 Jacob partió de Berseba y se encaminó hacia Jarán. 11 Cuando llegó a cierto lugar, se detuvo para pasar la noche, porque ya estaba anocheciendo. Tomó una piedra, la usó como almohada, y se acostó a dormir en ese lugar. 12 Allí soñó que había una escalinata apoyada en la tierra, y cuyo extremo superior llegaba hasta el cielo. Por ella subían y bajaban los ángeles de Dios. 13 En el sueño, el Señor estaba de pie junto a él y le decía: «Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra sobre la que estás acostado. 14 Tu descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra. Te extenderás de norte a sur, y de oriente a occidente, y todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia. 15 Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas, y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido.» Génesis 28:10‐15

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¿En Qué Pensaría Usted Caminando por El Desierto? El israelita, mientras caminaba y caminaba por el desierto aquellos cuarenta años tenía material más que suficiente en este primer libro de Moisés para ser instruido en cuanto al por qué de las cosas. ¿En qué pensaría usted al caminar por allí? Pudiera meramente quedarse pasmado al ver sus sandalias y admirarse de cómo le habían durado por tantos años sin malgastarse. También podría levantar sus ojos al cielo y pensar, “El Dios que me sacó de Egipto es el Dios de Abraham, Isaac, y Jacob” Wow!

Génesis: El Principio de la Historia Cristiana El cristiano no obstante, no debe y no puede quedarse en el desierto del Sinaí pensando en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob sin elevar su mirada al mensaje del Nuevo Testamento que interpreta la historia incompleta del Génesis y del Antiguo Testamento. El Génesis da testimonio de Jesús. Jesús mismo lo afirmó así (Juan 5:46; Lucas 24:27). Génesis está lleno de referencias a la obra de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Es en Jesucristo en quien la historia teológica y la historia particular de Israel convergen. Como ya lo hemos dicho antes en diferentes maneras: A través de Cristo, Dios en su gracia soberana está edificando un reino de personas redimidas, para gozo de ellas y para gloria de Él. Considere las siguientes afirmaciones del Nuevo Testamento en relación a Jesucristo. Moisés verdaderamente habló de Él: Jesús es el Señor y Creador de Todo, El Principio Génesis 1‐2; Juan 1:1‐2; de Todo lo que existe Colosenses 1:15‐20; Hebreos 1:1‐3, 10 Jesús es el Señor Soberano de Toda la Creación Hechos 4:24 Jesús es la Simiente de la Mujer Génesis 3:15; Romanos 16:20; Apocalipsis 20 Jesús es el Arca de Salvación Génesis 6; 1 Pedro 3:20‐21 Jesús es la Simiente de Abraham Génesis 12:1‐3; 15; 17; 26, 28; Hechos 3:26; Gálatas 3:16 Jesús es el Perfecto Sacerdote Según el Orden de Génesis 14:18‐20; Hebreos 5:5, Melquisedec 10; 6:20; 7:1‐21 Jesús es el Cordero Sustituto Génesis 22:8; Juan 1:29 Jesús es la Escalera de Jacob Génesis 28:12; Juan 1:51; Jesús es el Verdadero Rey de Judá Génesis 49:10; Apocalipsis 5:5 Frente a nuestro pecado y nuestra rebelión. Frente a nuestra justa condenación y la tragedia de nuestra separación de Dios tenemos esperanza. En Jesucristo Dios nos ha manifestado su amor, su gracia y su misericordia. Él es nuestro Dios, nuestro Creador, nuestro Salvador, nuestro Rey, nuestro Sacerdote perfecto. Él es nuestro acceso a la presencia de Dios. En Cristo Dios nos habla, nos ve, nos juzga, nos salva, se duele con nosotros, nos bendice, nos hace vencer al pecado y lograr lo imposible. Él es nuestra justicia por la fe. Él es nuestro Rey soberano. Él es nuestro acceso al Padre. El regalo más grande que Él desea otorgarnos. Este es el mensaje de Génesis.

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Génesis: Es Solo el Principio Con toda su majestuosidad y excelencia, Génesis es solo el principio de la historia de la redención. Aún y cuando comienza con la gloriosa narración de la creación, termina con una nota sombría: 26 José murió en Egipto a los ciento diez años de edad. Una vez que lo embalsamaron, lo pusieron en un ataúd. Génesis 50:26 Claramente este no es el fin. El Génesis nos provee con suficiente información para una vida de fe y de obediencia a Dios aún en medio de las circunstancias más difíciles y dolorosas. Dios aún no ha terminado. Pero conocemos de Él lo suficiente para confiar y descansar el Él. Mientras camina por la vida con incertidumbre y preguntas, vuelva una y otra vez a meditar en el mensaje de Génesis. En él encontrará esperanza. En él encontrará a Cristo.

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