CAÑICULTORAS EMPRENDEDORAS
Elizabeth Martínez y la Agricultura Limpia
Proyecto de Vida E
s de las pocas mujeres vallecaucanas dedicada de tiempo completo a cultivar la tierra. Y también una de las que más aboga por la agricultura limpia. En ella tiene hondos significados de tradición familiar, de responsabilidad con las generaciones que la heredarán, de salud y bíblicas cuando cita al génesis en la referencia que hace sobre la entrega de la tierra al hombre para que tenga abundancia en su sobrevivencia. Proveedora de caña en el ingenio Central Castilla, Elizabeth Martínez de Londoño logra mantener en pie sólo parte de ese sueño ecológico que es la agricultura limpia. En su finca, El Palmar Judith, herencia de familia, se aprecia el daño que causan las fumigaciones con glifosato y otros herbicidas que hacen los ingenios. Ya son más de 400 árboles -entre frutales y maderableslos que han caído por este nefasto efecto. Pero el ánimo de esta cañicultora, no sólo le sirve para soportar la devastación y las enormes pérdidas económicas que esta acción le genera, sino que además le alcanza para sobrellevar la frustración que le produce el silencio de los ingenios: “Les he escrito cartas y la única respuesta es su burla, están convencidos de estar haciendo todo bien. Se sienten seguros de sus métodos. Aquí han venido funcionarios del ICA, de la CVC y de la Contraloría pero no han querido ver el problema. Sus argumentos para no hacer cumplir la ley es que en la
finca existen plagas y enfermedades, pero inexplicablemente no quieren reconocer que éstas se dan como consecuencia de las mismas fumigaciones. Pese a esto, tenemos un grupo de personas de la Universidad Nacional, interesadas en hacer un estudio más a fondo sobre el uso de los madurantes”, explica Elizabeth al contarnos su problema. Durante el recorrido por su propiedad, ubicada en el corregimiento de Murillo, jurisdicción de Pradera, nos muestra con entusiasmo especies realmente nuevas para muchos de nosotros, como El Balso, -árbol que da una especies de lana que sirve para hacer almohadas- el anón del Pacífico, caimos, morey, etc. Y entre las conocidas nos encontramos con las más comunes en la mesa de los colombianos: guanábanas, aguacates de diferentes variedades, plátanos, bananos, mamey, papayas, mangos, naranjas, mandarinas, zapotes, madroños, guayabas, limones, cacao recién sembrado, árboles maderables, guadua y algunas especies que no alcanzamos a ver y otras que tristemente no veremos, como la badea que Elizabeth cultiva pero que nunca ha podido cosechar, debido a que esta es una de las variedades más frágiles frente al efecto de las fumigaciones. Con vehemencia, explica Elizabeth que el monopolio comercial ha impedido que la humanidad disfrute de toda la inmensa variedad de alimentos y especies que la tierra da.
Junio de 2006
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