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REVERENDO CELESTINO GUTIERREZ DE LA IGLESIA CATÓLICA DE SAN JUDAS
En Sarasota
INSPIRADO POR LA FE HA DEDICADO SU VIDA A DIOS Y AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD.
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Por Brent Probinsky
El Padre Celestino estaba feliz y sonriente mientras caminábamos junto con mi asistente, Mayra, guiándonos a una gran área de árboles y jardines que dan sombra detrás de la iglesia de San Judas. “Esta es la despensa de los alimentos donde distribuimos comida dos veces por semana”, dijo, mientras caminaba hacia el gran tráiler. “Aquí es donde las familias pueden entrar con sus autos y nosotros salimos y les damos una bolsa grande de comestibles, ni siquiera tienen que salir de sus autos”.
y pollo”. Nos aseguramos de que cada familia tenga suficientes alimentos de la mejor calidad para comer. La gente en esta comunidad es muy generosa”, dijo. “Esta carne congelada fue donada por el dueño de La Tienda Acapulco Tropical, quien es parte de nuestra Iglesia. Gran parte de nuestra comida es donada cada semana. También recibimos muchas donaciones generosas de dinero para que podamos mantener la despensa de alimentos en funcionamiento. Recientemente recibimos una donación de un automóvil nuevo de cuatro puertas del propietario de una agencia de automóviles Kia en el Condado Charlotte. ¡Valía cincuenta mil dólares! Lo subastamos para usar el dinero para abastecer la despensa de alimentos”.
“Vengo de Bercimuel en la provincia de Segovia, España”, explicó el Padre Celestino. “Era una pequeña comunidad campesina, donde se cultiva varios trigos y vegetales además de crear ovejas. Todos trabajamos duro y de niño ayudé a mi familia. A mí me gustaba mucho el futbol. Mi padre era el alcalde del pueblo.
Dentro del tráiler había mesas largas, cubiertas con grandes bolsas de papel llenas hasta el borde con comestibles, listas para distribuirle a las familias. “Preparamos esta distribución dos veces por semana a 180-190 personas los miércoles y sábados. Hay tanta necesidad en nuestra comunidad. tenemos todo tipo de familias, en su mayoría hispanas, pero no todas”. El Padre Celestino nos condujo a un pequeño cuarto adyacente dentro de la despensa de alimentos con tres enormes congeladores, abrió una puerta con orgullo y nos mostró. “Aquí está la carne congelada, pavo
Caminando de regreso a la iglesia, llegamos a un gran escenario de madera que se había asentado en el jardín al aire libre. Serpentinas de papel con los colores de la bandera mexicana, rojo, verde y blanco, adornaban el escenario. Contra la pared trasera del escenario estaban colgadas muchas imágenes radiantes de la Virgen de Guadalupe. “Anoche tuvimos una celebración de la Virgen de Guadalupe”, exclamó el Padre. “Había tres mil personas. ¡Tres mil aquí. Bandas de mariachis tocaron y fue una maravillosa celebración!”
En el interior de la Iglesia, en la antesala del gran presbiterio, colgaba un gran cuadro de la Virgen, rayos dorados de luz irradiaban de su rostro, mirando con simpatía y amabilidad. Las mesas y el piso estaban repletas de ramos grandes de flores, que las familias habían traído para honrar la imagen de la Virgen.
“ME INSPIRÓ MUCHO EL CURA CATÓLICO DE NUESTRO PUEBLO, Y A LOS 12 AÑOS SUPE QUE QUERÍA DEDICARME AL SERVICIO DE DIOS. CON LA BENDICIÓN DE MIS PADRES, FUI A ESTUDIAR AL SEMINARIO PARA MI BACHILLERATO EN LA CIUDAD DE SEGOVIA. ALLÍ APRENDÍ LATÍN. FUE MUY DURO”, DIJO RIENDO.
“A los 20 años, tomé la importante decisión de que quería ser sacerdote católico ordenado. Fui a estudiar a la Universidad de Madrid Teología Panamericana. Allí continué los estudios de latín, teología y filosofía”. “Fui inspirado por el Papa Juan XXIII para convertirme en un sacerdote misionero”. “Después de la muerte del Papa Juan XXIII, el nuevo Papa pidió a los obispos españoles que enviaran sacerdotes a las Américas. Las prioridades eran tanto espirituales como evangélicas”.
“Tuve una inspiración especial para predicarle a los pobres. Mi primera asignación en América como sacerdote fue en Guatemala. Fui seleccionado para ir allí por mis superiores de la Iglesia. Yo tenía 25 años y era uno de los 5 sacerdotes enviados a Guatemala. Era mi destino. Prometí trabajar como misionero en Guatemala durante 7 años. ¡Y pasé 17 años allí!”. Uno de los mayores logros del Padre fue educar a indígenas mayas analfabetos a leer y escribir y que llegaran a ser autosuficiente. El reunió a muchas familias indígenas para ser el centro de sus comunidades. El Padre les enseñó a trabajar para tener éxito y a no dar nada por sentado.
En esa parte rural de Guatemala, no lejos del pueblo de Retalhuleu, los campesinos indígenas tenían que trabajar en las grandes haciendas cafetaleras. No tenían tierra propia y en las décadas de 1960 y 1970 sus situación era precaria. Un grupo de campesinos llegó con el Padre Celestino en 1971, le hablaron de su situación y le pidieron su ayuda.
Estaban cansados de ser explotados por los hacendados y patrones y querían comprar su propia tierra, para construir sus propias casas.
El Padre trabajó incansablemente en la tarea casi imposible de encontrar fondos para ayudar a cumplir los sueños de los campesinos, comprar sus propias tierras que serían para cultivar. Después de cinco años de lucha y organización con los campesinos, el Padre Celestino envió una solicitud al Padre Cipriano en Alemania en busca de ayuda. El Padre Cipriano respondió favorable y milagrosamente, unos meses después, en septiembre de 1976 se envió una donación de EE.UU. $125,000 que el Padre Cipriano había organizado con generosos donantes. Con ese dinero se compró una finca, ahora llamada “Loma Bonita”.
Bajo la protección de la Santísima Virgen de Guadalupe, la líder espiritual que la comunidad adoptó, se estableció una nueva comunidad católica. Se estableció una finca de café, propiedad y operado por las 54 familias campesinas indígenas que vinieron a vivir y trabajar allí. Ellos plantaron miles de árboles de café en la finca. El padre Celestino les ayudó a montar una fábrica para hacer bloques, para que ellos pudieran construir sus casas. Se construyeron más de 500 viviendas para las familias.

Tres años después, 21 familias más se sumaron a la comunidad. Veintisiete años después, Loma Bonita tenía aproximadamente 154 familias, con una población de 1,010 habitantes. Era una notable historia del cumplimiento de los sueños de un grupo de campesinos indígenas y se logró a través del arduo trabajo, la fe inquebrantable de las familias y del Padre Celestino.
Después de 17 años como misionero en Guatemala, el Padre Celestino pensó: “Ahora es el momento de volver a España y reflexionar sobre mi futuro”. Volvió a Madrid y estudió más teología, y trabajó en las parroquias de la Diócesis.” “Después de 3 años de estudio, decidí regresar a mi trabajo misionero”. “Mi obispo recomendó Venice, Florida para la nueva diócesis, bajo el obispo Nevins. La diócesis de Venice necesitaba sacerdotes españoles para los muchos hispanos que vivían en la zona”. “Acepté venir a Florida durante 7 años y sigo aquí, 27 años después”, dijo entre risas.
“Nuestra parroquia y nuestros proyectos han salido adelante como esperaba, con la ayuda y el apoyo de muchos voluntarios.” “Me desafían las personas que necesitan sentirse protegidas y vienen en busca de consejo. Me preocupa los jóvenes hispanos de nuestra comunidad, que luchan entre un idioma, una cultura en casa y otra cultura afuera. Es importante que no pierdan su lengua materna y saben que pueden participar en ambas arenas”. “Yo era un gran admirador del Papa Benedicto XVI. Me inspiró mucho porque era un gran campeón de la verdad.”
“Al principio solo había una misa en español en Santa Marta. Poco a poco, la comunidad creció. La gente respondió y no los defraudé”. En el 2014 fue el Jubileo de Oro del Padre Celestino celebrando su aniversario número 50 de servicio, de 1964 al 2014.
Su familia en Sevilla, España, le envió un video con cálidas felicitaciones y bendiciones con amor. Los miembros de su familia, jóvenes y mayores saludaron y sonrieron, llenos de lágrimas de alegría. “Nosotros estamos muy orgullosos del trabajo que han hecho en
Guatemala y en los Estados Unidos”, dijo su sobrino. “Todos te amamos y oramos para que tengas muchas bendiciones más”.
Con motivo de su Aniversario número 50 de servicio, el Padre Celestino dijo: “Me gustaría dar dos importantes mensajes: Primero, es fundamental vivir tu fe con pasión, entregándote a Dios, y educar a los jóvenes para el futuro. En segundo lugar, agradezco a muchas personas, especialmente a mi familia y a todas las personas que oran por mí a diario, eso es algo que llevo dentro de mi alma”.

El bufete de abogados:


Felicita al “Reverendo Celestino Gutierrez” por su incansable labor humanitaria y ayuda al desarrollo de la comunidad hispana
