La degradación del medio ambiente es resultado en gran medida de los patrones de producción y consumo que son nocivos para el mismo. En este sentido es deber de la sociedad y en un sentido más amplio el Sector Público puede intervenir para modificar el comportamiento de los agentes económicos por medio de impuestos ecológicos que desestimulan la contaminación y sobre producción, constituyéndose en una posible alternativa ante los conflictos ambientales y que actualmente, varios países la utilizan como elementos de limitación del impacto nocivo sobre el ambiente.