La batalla del Sinaí y en forma específica la operación Kadesh se planteó como una incursión terrorista en Israel y eliminar el bloqueo egipcio de Eilat, marcando la transformación final de las Fuerzas de Defensa Israeli en un ejército profesional capaz de operaciones a gran escala. Así, gran parte de expertos militares, políticos y afines exponen que el verdadero entorno de la batalla estaba enfocado en analizar las condiciones operativas de Israel y generar beneficios políticos y económicos a los países europeos interventores de forma directa o indirecta.