La lectura, como práctica cultural dentro de su desarrollo histórico ha tenido un valor incalculable en la evolución del conocimiento y tecnologías de información, pero dentro de la frontera de la investigación; los contenidos fueron más allá y desplazaron a la lectura como base de los diferentes saberes de la sociedad. Así, hoy en día las personas tienen mayor acceso a la tecnología desde edades tempranas pero las costumbres de la lectura han quedado retrasadas y sesgadas sólo para satisfacer las necesidades escolares y no como parte de la vida y la práctica de acceder a nuevos conocimientos.