La democracia en América Latina muestra elementos de debilidad vinculados con la incapacidad del Estado de extender los derechos humanos fundamentales a toda la población, requisito fundamental para convertir a los ciudadanos de un Estado en parte de la cohesión social, la participación, el sentido de pertenencia y el apoyo estable a esa democracia, es decir, legitimar dicha democracia en base del elemento social.