La prueba en el proceso administrativo adquiere sentido pleno y genera convicción y seguridad, puesto que es la herramienta más importante para verificar la realidad de los hechos producidos (o no producidos) sirviendo de fundamento a la decisión final que se adopte, y pudiendo dar lugar, su rechazo, si resultare improcedente, a una verdadera lesión del derecho a la defensa efectiva.