Una de las principales razones de la crisis económica del fútbol ecuatoriano se sustenta que a partir de 2013 la mayoría de equipos ecuatorianos decidieron incrementar sustancialmente sus presupuestos llegando a un punto de sobre endeudamiento con la firme meta de conseguir campeonatos nacionales pasando de una inversión anual global en el 2013 de 42 millones de dólares al 2014 con una inversión cercana de 58 millones de dólares. Como expresa (Galeano, 2015, pág. 18), pasando a mantener una filosofía administrativa de “Debo, luego soy”, lo cual ha desencadenado más allá de inconvenientes económicos una reducción en la calidad deportiva del campeonato nacional y una crisis social en las hinchadas que exigen resultados deportivos.