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Bonampak y sus misterios
Recapitulación de su hallazgo, los personajes involucrados y su impacto en la cultura
Hoy 9 de febrero, se conmemora el 77 aniversario del hallazgo del sitio arqueológico Bonampak, suscitado en 1946; su descubrimiento fue fundamental para comprender el gran legado de las culturas indígenas en las artes plásticas, la arquitectura y para establecer estudios sobre la cultura maya, que por mucho tiempo representó misterios para los historiadores y sobre todo a los exploradores intrépidos.
En este contexto aparece el arqueólogo norteamericano Charles Herman Frey Hofer, mejor conocido como Carlos Frey, quien llegó a nuestro país en la década de los años 40’s y de acuerdo a especialistas, fue el primero que informó sobre los vestigios de la ciudad perdida de Bonampak, que en maya significa: “muros teñidos” o “muros pintados”.
Pero no es el primero que visita el sitio, ese mérito le corresponde al padre de uno de los lacandones testigos de las primeras expediciones de Occidente a Bonampak; esto de acuerdo al artículo de Alejandro Tovalín Ahumada en la revista “Arqueología Mexicana”.
De hecho, existe un debate entre los hallazgos de Frey y Giles Healey, porque uno encontró el sitio y el otro los famosos murales, siendo este último financiado por la polémica transnacional “United Fruit Company”, quien ha estado inmerso en conflictos internacionales y sucesos sangrientos; precisamente sus intromisiones son retratadas en la novela “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez.
Cabe destacar que se realizaron varias expediciones, de las cuales, destacan la de 1946 y 1949; en esta última se dio una tragedia, en la que Carlos Frey y Franco Lázaro Gómez perdieron la vida.
El descubrimiento de Bonampak se produce después de la Segunda Guerra Mundial, siendo de gran relevancia para México y Guatemala en la aportación de los estudios de las culturas precolombinas, porque los descubrimientos arqueológicos anteriores a los grandes conflictos estaban enfocados a las culturas pertenecientes a la Antigüedad Clásica.

También el descubrimiento aparece en el apogeo del muralismo mexicano, el movimiento artístico insignia de la Revolución Mexicana: esto demuestra la gran contribución de las culturas indignas al arte, ya sea por el uso de pigmentos azules, los materiales utilizados, su composición y la estética.
Algunos expertos la han nombrado la “Capilla Sixtina de América”; el artista Raúl Anguiano en su texto “El arte en Bonampak”, que es falso y superficial, en este sentido apela a que dichos murales tienen semejanzas técnicas y estéticas con los frescos de Pompeya, el arte persa, las pinturas orien tales de Japón y China; porque su volumen y perspectiva son bi dimensionales.
Precisamente Raúl Anguiano, que formó parte de la expedición de 1949, siendo el único pintor presente en el sitio arqueológico.

A pesar de las incomodidades, el viaje fue un momento de gran creativi dad e inspiración, siendo el cuadro de “La espina” una representación de lo que fue ese momento para el artista; luego retrataría en su obra plástica la cotidianidad y costumbres de los lacandones.
En 1959 publicó los testimonios de dicha expedición, retratando pormenores y sensaciones en el texto “Expedición a Bonampak. Diario de un viaje”. Finalmente, esta fecha es cícli- ca, porque en 1991 en la conmemoración de los 50 años de dicho descubrimiento, se nombró como Rincón del Arte “Carlos Frey” al parque ubicado en la 5a norte entre 3a y 4a poniente, donde se develó un busto del propio explorador.

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