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Actividad física para todas las edades
La actividad física regular es fundamental para la salud en general, ya que contribuye a prevenir y tratar diversas enfermedades, como las cardiovasculares, la diabetes tipo II y algunos tipos de cáncer (pulmón, mama, colon, endometrio y ovario). Además, ayuda a mantener un peso saludable, previene el deterioro cognitivo y reduce la probabilidad de sufrir depresión y ansiedad.
Es importante adaptar la actividad física a cada grupo de edad, ya que las necesidades y capacidades varían a lo largo de la vida. A continuación, te compartimos algunos consejos para diferentes edades.
Bebés y niños pequeños (hasta 5 años):
Desarrollo motor: Fomentar el gateo y el desplazamiento colocando juguetes a una distancia que requiera esfuerzo para alcanzarlos.
Fortalecimiento muscular: Estimular el agarre y la fuerza de las manos del bebé mediante la interacción con objetos.
Juego activo: Promover actividades como correr, saltar y jugar al aire libre para desarrollar habilidades motoras gruesas.
Actividades en familia: Incorporar juegos y actividades físicas en la rutina familiar para fomentar hábitos saludables desde temprana edad.
Juegos divertidos: Diseñar juegos que sean atractivos y estimulantes para los niños, incentivándolos a moverse y participar activamente.
Niños y adolescentes (5-17 años):
La actividad física regular es un componente esencial para el crecimiento y desarrollo saludable de niños y adolescentes.
Progresión gradual: Se recomienda iniciar la actividad física con dosis bajas e incrementar progresivamente la duración e intensidad a medida que se mejora la condición física.
Actividad aeróbica moderada: Los niños y adolescentes deben acumular al menos 60 minutos diarios de actividad física aeróbica moderada. Esto puede incluir actividades como bailar, caminar a paso rápido, subir escaleras, participar activamente en juegos y deportes, o pasear con animales.
Actividad física vigorosa: Se sugiere incorporar actividades físicas vigorosas, como montar en bicicleta, practicar aeróbicos, participar en deportes y juegos competitivos (fútbol, voleibol, baloncesto), que requieran un mayor esfuerzo físico.
Enfoque lúdico: Es fundamental que las actividades físicas sean percibidas como divertidas y lúdicas, lo que favorece la adherencia a largo plazo.
Participación familiar: Se recomienda establecer rutinas de ejercicio o deporte que se puedan realizar en familia o con amigos, fomentando así un estilo de vida activo.
Desarrollo de habilidades socioemocionales: Es importante que los niños y adolescentes aprendan a gestionar las frustraciones que puedan surgir en el ámbito deportivo y de la competencia, promoviendo así el desarrollo de habilidades socioemocionales.
Tareas domésticas: Involucrar a los niños en tareas domésticas que requieran esfuerzo físico puede ser una forma adicional de promover la actividad física.
Restricción del tiempo de pantalla: Se recomienda limitar el tiempo que los niños y adolescentes pasan frente a pantallas, ya que esto puede desplazar otras actividades físicas y recreativas.
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