
6 minute read
Cenozoico: Eoceno. Presente
Recuadro 2
EXTINCIÓN
Advertisement
El planeta ha estado sometido a eventos catastróficos de diferente índole desde su formación, y varios de ellos, a lo largo del tiempo, han golpeado y arrasado sus ambientes naturales, acuáticos y terrestres. A raíz de éstos, muchos linajes han quedado truncos, pero también se han abierto posibilidades para la expansión de otros y sus descendientes. Algunos autores, basados en el análisis del registro fósil, han sugerido que la Biota del planeta, intrínsecamente, atraviesa por largos ciclos de diversificación, seguidos de subsecuente extinción a lo largo del Tiempo Geológico (Rohde y Muller, 2005). En las siguientes líneas comentamos los eventos de extinción global de mayor calibre, ocurridos a partir de la Era Paleozoica, unos 570 Ma. Las extinciones de linajes ocasionadas por eventos Geológicos y climáticos de gran escala han dejado huellas que son posibles de interpretar. Otros impactos, de naturaleza Biológica, como la irrupción de enfermedades o Patógenos, son más difíciles de trazar. El Recuadro 13-14 desarrolla un ejemplo de interés en esa perspectiva.
Paleozoico (570-245 Ma)
Hace unos 245 Ma, en las postrimerías del Paleozoico, Período Pérmico, habría ocurrido el más profundo de los eventos de extinción en masa experimentados en la tierra. Fue antecedido por dos eventos de extinción masiva previos, uno 500 Ma, en el Período Ordovícico, que habría erradicado la mitad de las familias de Fauna
del globo, y otro en el Devónico, 345 Ma, que habría aniquilado un 40% de éstas (Bowring et al., 1998; Benton y Twitchett, 2003).
La masiva extinción del Pérmico afectó a los principales grupos de animales existentes, y los habitantes del mar; se calcula que entre el 80-96% de las especies marinas se extinguieron durante este episodio; el proceso de recuperación de la vida luego de este arrasamiento habría sido particularmente lento (Benton y Twitchett, 2003; Sahney y Benton, 2008). La extinción habría barrido definitivamente todos los linajes existentes de Trilobites, Artrópodos ancestrales que pululaban en el suelo Oceánico, y habían sobrevivido a aniquilaciones anteriores. Pese a su dimensión mayúscula, parece haber impactado en menor medida a las plantas, muchos de cuyos grupos subsistieron y se diversificaron a lo largo de los momentos siguientes.
Una hipótesis sugiere que la extinción de las postrimerías del Pérmico fue causada por la activación de un foco volcánico en una enorme extensión de Siberia. A consecuencia de las fumarolas producidas, se habría desencadenado una drástica elevación en el porcentaje de CO2 atmosférico, y una elevación global de la temperatura en más de 10°C, con impacto devastador en los medios marinos, que habrían quedado dramáticamente enrarecidos en su cantidad de Oxígeno. El Magma habría combustionado Carbón mineral pre-existente en esas zonas, liberando Metano, exacerbando aun más la elevación de la temperatura atmosférica. Lo descrito habría gatillado un Cambio Climático Global, aumentando la aridez. El clima frío que había caracterizado al Paleozoico habría sido abruptamente sustituido por uno caluroso en extremo, cambiando las condiciones Ecológicas en el mar y la superficie terrestre (Campbell et al., 1992; Wignall y Twitchett, 1996; Knoll et al., 1996; Benton y Twitchett, 2003; Zhong et al., 2006).
Frontera Meso-Cenozoico (65 Ma)
Es hace unos 65 Ma que se produce el evento de extinción masiva más ampliamente conocido, acaecido en las postrimerías del Mesozoico, en el límite Cretáceo-Terciario, también conocido como Frontera K / T. Resultó en la desaparición de un altísimo porcentaje de las especies de seres vivientes de los ambientes terrestres, cercano al 50% del total (Alvarez et al., 1980). Grupos conspicuos de Fauna, sobre todo los Dinosaurios, con todo su variado despliegue, fueron extinguidos; el evento habría afectado en mayor medida a organismos de zonas Tropicales del planeta (Keller, 2001; Brusatte et al., 2012). La Flora mostró
un pulso de extinción y cambio en su composición, menos dramático, pero también de escala global. El impacto en las zonas tropicales fue mayor. Se estima que en el Neotrópico, 75% de las especies de plantas se extinguió como consecuencia de este evento, en contraposición a 30% de la Flora norteamericana (Jaramillo, 2012). Posteriormente al arrasamiento, se hicieron gradualmente disponibles ambientes para una creciente Fauna de Mamíferos, cuya Diversificación se extendería hasta el momento actual.
No hay un consenso sobre la génesis de este episodio (Keller et al., 2009). La interpretación más aceptada es que fue resultado del impacto de un asteroide de unos 10 Km de diámetro, o tal vez una lluvia de ellos. La nube de polvo y material eyectados desde los puntos de choque habrían oscurecido la atmósfera por un período de varios años, obstaculizando la fotosíntesis y marcando el inicio de un invierno global. Una finísima capa de Iridio, raro elemento casi exclusivamente contenido en meteoritos y escasamente presente en la tierra, tapiza los sedimentos de la frontera K / T; el grosor de esta capa aumenta en dirección al Caribe. Adicionalmente, hay huellas de un cráter de unos 250 Km de diámetro, cuya topografía y cronología coinciden con los eventos, cercano al área de la localidad de Chicxulub, de la actual Península de Yucatán, México; éste ha sido atribuido al impacto mencionado (Álvarez et al., 1980; Hut et al., 1987).
Otro explicativo sugiere que una o varias explosiones volcánicas de gran envergadura, cuyas erupciones habrían lanzado cenizas a la atmósfera en cantidades masivas, habrían sido la causa de la catástrofe descrita, fatal para los seres vivientes. Es posible, inclusive, que ambos eventos catastróficos se combinaran al azar en ese momento del tiempo (Brusatte et al., 2012).
Cenozoico: Eoceno
Alrededor de 37-34 Ma, en el intervalo Eoceno-Oligoceno, otro episodio de extinción, de menor escala, parece haber afectado de modo especial las latitudes Septentrionales del globo (Taberlet y Cheddadi, 2002). Se habría originado en un ciclo de expansión de los casquetes polares y el frío asociado, con génesis posible en la separación Suramérica-Antártica, como se recapitula en el Recuadro 11, aunque algunos autores lo asocian también al impacto de un meteorito que se habría precipitado en el área de la actual bahía de Chesapeake, al Norte de Estados Unidos. Habría afectado a la Fauna terrestre, sobre todo la de Mamíferos; en menor proporción a la Flora; ha sido consistentemente documentado en los
territorios del hemisferio Norte. La mayor parte de los Géneros y grandes grupos de plantas superiores sobrevivieron, al igual que muchos Mamíferos; no obstante, muchas especies desaparecieron. Las huellas de esta extinción sugieren que tal vez no habría sido ocasionada por un evento único, sino por varios pulsos sucesivos de Cambios Climáticos (Graham, 2011).
Presente
Varios autores han hecho notar que el arrasamiento de especies y ambientes llevado a cabo por la especie humana, y particularmente la alteración de entornos naturales desde la Revolución Industrial en la segunda mitad de los 1800s, actualmente exacerbado en las zonas Tropicales, tiene una dimensión comparable a la masiva extinción de la frontera Meso-Cenozoico, hace 65 Ma, que extinguió a los Dinosaurios y muchos otros linajes de seres vivos (Raven, 1984).
Dado que existen ambientes Tropicales sobre los cuales nuestro conocimiento es muy escaso, y esta es una realidad en países como el Perú, tal como se desprende del Recuadro 5, la magnitud de esta hecatombe es difícil de calcular. Se ha observado que la culminación de esta mayúscula destrucción se está produciendo en el lapso equivalente a la vida de un solo ser humano, y nos priva de la posibilidad de estudiar y utilizar para bien de la humanidad, muchas de las especies erradicadas en este irreversible proceso (Smith et al., 1993; Pimm y Raven, 2000).