HERBERT MOROTE
acosaban a los patriotas, o Bolívar ajusticiaba a la oposición; para Unanue era igual defender la Colonia, la monarquía constitucional que promovió San Martín, el militarismo que encumbró a Riva-Agüero, o la Presidencia Vitalicia que auspició a su favor Bolívar. Bajo este último, nuestro sabio fue más que testigo de atropellos y abusos, fue cómplice. Era ministro cuando se restauró el tributo de los indígenas, cuando se restableció la esclavitud, cuando se expatrió a los soldados peruanos a Colombia. En fin, contribuyó en todas las medidas que tomó Bolívar contra el Perú. Nuestro egregio científico fue cómplice de los fusilamientos, se solidarizó con el atroz ajusticiamiento de Berindoaga, y como vimos anteriormente amenazó a Francisco-Javier Mariátegui diciéndole “temo que usted muera joven” cuando éste protestó por el envío de tropas peruanas a la Gran Colombia. Es más, estando de viaje el presidente del Consejo de Gobierno, Santa Cruz, Unanue no titubeó y usó las tropas colombianas para reprimir a sangre y fuego los motines antibolivarianos que los limeños promovieron. Coinciden sus biógrafos en decir amargamente que Unanue murió olvidado. Realmente debían agradecer que no quisieran acordarse de Unanue el político. Sus contemporáneos no le perdonaron el papel que jugó con Bolívar. Así como Unanue tenía la habilidad de llevarse bien con los gobernantes, también se ha llevado bien con la historia del Perú que ha olvidado su actuación política. En cambio ha quedado, y hasta crecido, el reconocimiento por su labor científica y su quehacer por implantar una medicina social, sin discriminaciones de razas o condiciones sociales. El sabio Hipólito Unanue descansa en paz. 7.4. JOSÉ MARÍA PANDO José María Pando, un rico y apuesto limeño, acabó sus estudios en el Seminario de Nobles en Madrid e ingresó al servicio diplomático de la Corona a la edad de 15 años. Su primer destino fue la legación de Parma. Dos años más tarde (1804) lo ascendieron a la embajada de Roma donde al parecer conoció a Bolívar. En 1808, el hermano de Napoleón es impuesto como rey de España y eso truncó momentáneamente la carrera diplomática de Pando. José I, más conocido en la península como “Pepe Botella”, exigió que todos los funcionarios le jurasen lealtad. Muchos se negaron a hacerlo, entre ellos los miembros de la embajada de Roma, quienes sufrieron arresto por desobediencia en un castillo de los Alpes. Después de estar tres años preso, Pando se fugó y, pasando por Nápoles, decidió irse lo más lejos posible del alcance de Napoleón, y qué mejor que regresar a Lima. En el Perú no se sabe si participó en los movimientos políticos independentistas; es muy posible que Pando se mantuviera al margen de las conspiraciones de 142
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