PRÓLOGO Ni vencedores ni vencidos. La Guerra del Pacífico como análisis de conflicto y no del conflicto en sí mismo EDUARDO CAVIERES FIGUEROA
El 2014, especialmente para la historia de la Europa actual, ha significado una serie de reflexiones sobre lo que ha sido su historia política y militar a lo largo del siglo XX y, muy particularmente en la primera mitad de dicho lapso. El centenario de la Primera Guerra Mundial, el tiempo entre guerras y la Segunda Guerra Mundial provocaron una situación de tal envergadura que, acabada esta última, eran muy pocos los que pudieron aventurar que los europeos podrían sacudirse del enorme peso de los enfrentamientos experimentados, de los millones de muertos y de la odiosidad y resentimientos que cubrían los campos y ciudades del llamado viejo continente. Sin embargo, la propia historia tiene sus propias densidades, ritmos y dinámicas, y sociedades que se dan cuenta de ello pueden efectivamente intentar cambiar proyecciones y forjar mejores futuros. Se puede pensar el 2014 como año de aniversarios. Hace cien años, la Primera Guerra; hace 75 años, en 1939, nuevamente el mundo estaba al borde de una Segunda Guerra, aún más terrible que la anterior. Hace 50 años, 1964, Estados Unidos entraba en Vietnam. Hace 25 años, 1989, en términos históricos y no cronológicos, prácticamente terminaba el siglo XX. El orden bipolar creado durante los grandes acontecimientos de ese siglo se derrumbaba, pero junto con ello emergían otros desafíos: calentamiento climático, proliferación nuclear, aumento del terrorismo. ¿Qué hacer frente a ese pasado? Mirar hacia adelante. El éxito económico no asegura la paz, pero sus fracasos garantizan el conflicto. La defensa del orden internacional es inherente a todo sistema global. La experiencia ofrece lecciones y entre ellas el saber distinguir entre lo deseable y lo verdaderamente fundamental: Solo mediante la solidaridad entre las naciones, mediante el establecimiento de instituciones, mediante la legitimidad que deriva de convocar al diálogo entre todos, es como se puede trazar unas líneas firmes y claras y como se puede persuadir a los demás […] John F. Kennedy alguna vez dijo: Los problemas del hombre son obra del hombre. Por tanto pueden ser resueltos por el hombre1.
Es difícil caracterizar los sentimientos amistosos y odiosos de las personas, más aún actuando socialmente. Momentos determinados a veces terminan siendo lo permanente. Las 1
Larry Summers, “¿Acabará 2014 como 1914?”, Opinión. El País, 16-05-2014.
7
35160 Libro 1.indb 7
27-10-15 17:36