Revista literaria kultural ixpapalut vi edicion

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COPLA PA´L PUEBLO DE LOCURAS, VIAJES Y LUCHAS De locuras, viajes y luchas está hecha la vida La vieja vida, eterna, contingente Allá plausible, aquí aborrecida Grotesco antagonismo del nervio óptico de mucha gente. Las hojas de un libro viéndome, Hojas de navajas que cortan con el filo de la verdad La sangre de mis volcanes invocándome El salobre recuerdo de la pelvis de una veleidad Viajes, como libros en hamacas volando Infiriendo la herencia del hambre de siempre Luchando – como el de la triste figura – rodando Colina abajo, herido, cansado pero libre Dejos de sombras felizmente excomulgados Solitario anti-social que se niega a balar Cetrino halcón por la ley ahorcado De esta moderna vida, cuya especialidad es matar Con ignorancia, con endemia, con hambre, con tristeza MATAR! Al pobre, al sueño, al libro, al poeta MATAR! A la alegría, a la prostituta, al deseo MATAR! Al maestro, al hermano, a la tierra MATAR! Las flores, la risa, la sangre MATAR! …Aún estamos aquí Y la sangre de los sueños Y la alegría del deseo Y los hermanos de los libros Y las flores de las prostitutas Están con nosotros! Te ilegalicé dentro de las fronteras de mi pensamiento, Y con esa ley apresure la revolución en mi mente – no miento –

¡De locuras, viajes y luchas está hecha la vida!... Tlanemani

Que me vio nacer, que me vio sufrir y que me vio jugando en la aceras del morir. Pueblo mío, pueblo tuyo: pueblo de humilde gente, pueblo de rosas y pueblo de perlas preciosas. Lugar donde el torogoz aloja su mirada en el despertar de la madrugada. Nidos de chiltotas solteras y tabancos llenos de rábano, pero de cualquier manera son palomas jicameras. Es mi orgullo mi terruño, es mi felicidad, mi tristeza, y aunque no es de la realeza, tiene árboles de aceituno. En mi tierra abundan: Las guacalchías y los zopes, los vinos de caña y los trapiches con maña. Existen los juegos de bolos, los juegos de naipes; sustraen el dinero del amigo, aunque el alcohol sea su enemigo. El campo está lleno de harapos, harapos harapientos en desgracia, que viven de la misericordia de Dios lleno de gracia. Este lugar fue casa de Terremoto, choza de sabios ancianos, morada de gente de respeto y hogar de Mauricio Vallejo. Aquí se dice que existen los espantos, los cadejos blancos, y los ejecutivos que por ahí andan vestidos de santos. Juan Miguel Pérez


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PATRIA. Contemplar tu belleza y olvidar tus batallas recordar el futuro, olvidando el pasado y tu pueblo que pasa alrededor de las vallas, en busca de un sueño, para alcanzar lo anhelado.

??? (Prohibido el plagio sin antes soborno...) No niegues eso, si yo te vi la semana pasada volando en un remolino, no me lo niegues que a mí ni me engañas Yo sé que tú secuestraste al unicornio azul... Simples despliegues de alas que purifican el entorno simples pero importantes estrellas que giran en torno a algo que no alcanzan a ver nuestros ojos. Eterna alma inmortal que resguardas las almas de miles de seres diminutos que nada ocultan, pero que nada lloran... o que nadie nunca oye. Soy yo el libertador de la bandera desinteresada de las cuatro banderas que se despliegan de la noche a la madrugada. vuelvo eternamente en mi para regresar en si la existencia de lo que es vuelvo eternamente en si para regresar a mi.. eternamente en mi...

¿Es poco decir que nosotros te amamos? Aun cuando muchos te han abandonado ¿Es nuestra ilusión dejar de ser explotados? Esa es la razón por la cual hoy luchamos. Buscar otros rumbos no es el remedio si buscamos no ser explotados ¡Tenemos el poder, para dejar de ser esclavos! La sangre que corre alrededor de mis venas es sangre mezclada con ideales y sueños, que me permite ver entre las ventanas; los vientos de cambio y revolución. Patria: si no entiendes la razón por la cual hoy te escribo; es porque he visto la hermosura de tu corazón, es porque tenemos la fuerza para seguir adelante y las mejores armas para ganar la batalla. No necesitamos balas para matar a alguien; porque no somos ―yanquis‖ asesinos. Nomás necesitamos nuestras ideas, y trabajar para conseguirlo. ¡No desmayes patria querida, ya no derrames más tus lágrimas! Acompáñame a contemplar el paisaje y a recuperar la sangre de nuestros caídos…

Yulu

Juan José Ríos Guevara


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GALIMATÍAS De lo que no puedes escapar Como fallo del intestino Que no es la muerte ni el azar, ¿Sera el destino?

Tlanemani

ALBORADA OMINOSA (A la memoria de Carlos ‗Toto‘, Ena y Carlos, Marcial y Ada, Miguel y Luz)* ―Y yo me afirmo para ese después cuando ya no esté.‖ (Edgar Mauricio Vallejo Marroquín) Sombras muertas de hambre sisaron calor a nuestra tierra, apagaron la alborada, aromaron el pueblo con fragancia de martirio, prolongaron la noche para oficializar el dolor de los sepulcros, amamantaron con formol a la única historia. Las otras historias esperan el despertar de la máquina de escribir, que los ladrillos den a luz a sus paredes, para ser escritas en ellas; desean ser cargadas en las mochilas escolares y alumbrar cajas fuertes para humanizar las cuentas; ansían que los nombres sean espinas en los recodos del olvido; y el pulso de las venas calcinadas por los plomos le exigen a la patria salir de su silencio de mosquita muerta, le retan a enseñar sus manos escondidas con las que lapidó a sus hijos, le ordenan derribar la viga de su ojo tuerto. Los ecos en la memoria inquieren: ¿Saldrá el sol en la ventana de los huérfanos? ¿Seguirán secándose los ojos de las madres esperando bajo los dinteles? ¿Se podrá abandonar la mortaja para regresar a la sábana caliente? ¿Seguirá compulsiva la patria construyendo tumbas? * A eso de las 4 y las 4:30 de la mañana del 25 de febrero de 1981, entre la 2ª Calle Oriente y la Primera Avenida Norte, B° Concepción, Tonacatepeque; después de sacarlos de sus hogares, fueron asesinados los esposos Carlos Daniel Espinoza y Ena Senovia Chávez, Marcial Balmore Campos y Ada Yolanda Chávez, Miguel Ángel Sandoval y Luz Orellana; y el albañil Carlos López (―Toto‖). Rob Escobar


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INFIERNOS

GENOTIPO Dedicado a la verdadera resistencia indígena 1932 Somos sangre de nuestros ancianos y abuelo de nuestros abuelos germen impuro el peor rojo incidente vertido sobre tierra vetusta somos civilización sin color de piel almas amorfas y grises retrogradas conciencias desperdigadas en una generación sin memoria matiz de la tierra semilla negada por su origen y por su historia travestida desde la tumba sin nombre Cobardes ante la revuelta de la exclusión migrante de nuestra eterna identidad de propaganda leyenda de las tribus menores asiéndose del poder. Somos Macario Canizales resistencia indígena Somos mujeres comadronas de ajenos tiempos sobre tiempos visionarias de otras dimensiones una Mesoamérica amalgamada de muerte, expansión y ficción repetitiva Somos dominación y olvido cuentos de cadenas en códigos escritos dentro de nuestra sangre. Duke Mental

Teñidos los valles con tanta sangre derramada, oscuras alas guardadas en la tumba del averno, azacuanes vomitando en el vértigo del navío, sogas apretando fuerte los cuellos del cántaro. Cinturones de fuego alrededor de la lengua, almas sin tregua pespuntando maicillo, lenguas a oscuras en el silencio de la mesa, pieles con lupus en la ventana de la espera. Harapos desnudos bajo el puente del olvido, hojarascas casi en llamas doblando la esquina, clavos en el neumático del vate de hielo, abejas clavando su aguijón en el obrero. Los segundos son balas al corazón, los peldaños, acantilados de lodo; extrañas herrumbres que vienen de las cloacas, causando vómitos a los entes sin sábanas.

Usted y yo, respirando azufre cada segundo que pasa; pero nos unimos en la cuerda floja y caminamos por ella; somos una flota de piratas blancos esquivando cañones, esperando el momento para hundir la Atlántida nuevamente. Juan Miguel Pérez


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(Quezaltenango, 25 de abril de 1936– 23 de marzo de 1967) Fue un poeta guatemalteco. En 1954, debido a su oposición al golpe de Estado contra el gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán, salió exiliado hacia El Salvador donde trabajó en varios oficios. Regresó a su país cuatro años después y estudió Derecho en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Sin embargo, el siguiente año partió a la República Democrática Alemana donde obtuvo una beca para estudiar letras, la cual abandonó para integrarse a un grupo de cineastas que filmaban los levantamientos populares de la época (la brigada Joris Ivens). Una vez más retornó a Guatemala en 1964, pero nuevamente fue exiliado el año siguiente. No obstante, organizaciones políticas le nombran representante de su país en el Comité Organizador del Festival Mundial de la Juventud y tuvo la oportunidad de viajar por diferentes partes del mundo. En 1966 volvió a su patria e integró la guerrilla de las Fuerzas Armadas Rebeldes, siendo capturado por fuerzas gubernamentales el 19 de marzo de 1967. Castillo fue torturado brutalmente y murió quemado vivo junto a otros trece colaboradores de la insurgencia. VÁMONOS PATRIA A CAMINAR (II) (Vámonos patria a caminar) Vámonos patria a caminar, yo te acompaño. Yo bajaré los abismos que me digas. Yo beberé tus cálices amargos. Yo me quedaré ciego para que tengas ojos. Yo me quedaré sin voz para que tú cantes. Yo he de morir para que tú no mueras, para que emerja tu rostro flameando al horizonte de cada flor que nazca de mis huesos. Tiene que ser así, indiscutiblemente. Ya me cansé de llevar tus lágrimas conmigo. Ahora quiero caminar contigo, relampagueante.

Acompañarte en tu jornada, porque soy un hombre del pueblo, nacido en octubre para la faz del mundo. Ay, patria, a los coroneles que orinan tus muros tenemos que arrancarlos de raíces, colgarlos de un árbol de rocío agudo, violento de cóleras de pueblo. Por ello pido que caminemos juntos. Siempre con los campesinos agrarios y los obreros sindicales, con el que tenga un corazón para quererte. Vámonos patria a caminar, yo te acompaño.


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INTELECTUALES APOLÍTICOS Un día, los intelectuales apolíticos de mi país serán interrogados por el hombre sencillo de nuestro pueblo. Se les preguntará sobre lo que hicieron cuando la patria se apagaba lentamente, como una hoguera dulce, pequeña y sola. No serán interrogados sobre sus trajes, ni sobre sus largas siestas después de la merienda, tampoco sobre sus estériles combates con la nada, ni sobre su ontológica manera de llegar a las monedas. No se les interrogará sobre la mitología griega, ni sobre el asco que sintieron de sí, cuando alguien, en su fondo, se disponía a morir cobardemente.

Nada se les preguntará sobre sus justificaciones absurdas, crecidas a la sombra de una mentira rotunda. Ese día vendrán los hombres sencillos. Los que nunca cupieron en los libros y versos de los intelectuales apolíticos, pero que llegaban todos los días a dejarles la leche y el pan, los huevos y las tortillas, los que les cosían la ropa, los que le manejaban los carros, les cuidaban sus perros y jardines, y trabajaban para ellos, y preguntarán, "¿Qué hicisteis cuando los pobres sufrían, y se quemaba en ellos, gravemente, la ternura y la vida?" Intelectuales apolíticos de mi dulce país, no podréis responder nada. Os devorará un buitre de silencio las entrañas. Os roerá el alma vuestra propia miseria. Y callaréis, avergonzados de vosotros.

ARTE POÉTICA Hermosa encuentra la vida quien la construye hermosa. Por eso amo en ti lo que tu amas en mi: La lucha por la construcción hermosa de nuestro planeta.


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EL OCELOTE.

— ¡Dispárale! ¡Dispárale! — le gritó José a Omar, quién sostenía una escopeta apuntándole a un Ocelote. Mientras, el Ocelote, mantenía su mirada fija a los ojos de Omar. Omar, que había andado toda la noche con José, buscando a aquella criatura, quedó hechizado por los ojos del Ocelote, que brillaban ante la luz de la luna; la mirada de la criatura era profunda y parecían hablarle y suplicarle; y hasta vio una lagrima que bajaba por la cara del animal. Se decía en el pueblo que aquella criatura, no era más que una bruja que se convertía en distintos animales; y que era la culpable de la desaparición de una joven del pueblo. — ¡Si serás cobarde! — le gritó José, y al instante le arrebató la escopeta, y en el mismo impulso lo empujó y lo tiró al suelo; luego, José trató de apuntarle al Ocelote, pero éste al ver el desparpajo, ya iba en retirada; y José sólo le pudo ver la cola que desaparecía entre unos árboles, pero, aun así, le disparó. — ¡No! — Gritó Omar— ¿Qué haces? La vas a matar. — ¿A qué te refieres? Si de eso se trata, de matar a la bruja. — No, no existe tal bruja. — ¿Qué dices? ¿Y la joven que desapareció? — No despareció, es el Ocelote. — No entiendo. — Te explicaré— Dijo Omar, pero dame mi escopeta. A lo lejos en el interior del bosque, se escuchó un segundo disparo, ante la expectativa de todo el pueblo que esperaba el regreso de los dos jóvenes que se habían designado para ir a cazar a la bruja. Cuando Omar salió del bosque, iba acompañado de la joven que había desaparecido y a José, nunca se le volvió a ver; y según lo que contó Omar, José dio su vida para matar a la bruja y salvar a la joven. Héctor Dennis López


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DURMIENDO CON FANTASMAS CASO XVC OBSERVACIONES: Refiere don Manuel González, que el 28 de junio de 1988 en San Marcos Lempa, en encarnizado enfrentamiento, resulto herido por bomba, ese mismo día -medio muerto- fue trasladado al hospital de San Miguel, donde estuvo en recuperación por 6 meses; a la fecha, aun dice sentirse incomodo, cuando observan su cicatriz, en el rostro; en la actualidad, se dedica a la agricultura de subsistencia y a trabajos ocasionales como ayudante de albañilería y filatelista, de vez en cuando asiste a la iglesia evangélica, con respecto a su salud padece de ulceras gástricas desde hace 4 años, en ocasiones recurre a pastillas para los nervios, manifiesta enojarse con facilidad, menciono tener pesadillas, por ejemplo: se encuentran patrullando con el pelotón, en quebrada seca de piedras afiladas, rodeados de arboles esqueléticos, escuchan un sordo zumbido de avispas y descubren horrorizados, la repunta de sangre que inunda el cauce, el ácido animal despelleja con garras, los alaridos en remolinos, al atardecer, los huesos rojos entre cangrejos azules, al anochecer en la niebla, pupilas de búho fosforescentes, aúllan como sapos, luciérnagas azules inunda los cráneos, aquí finaliza el sueño, diluido en la noche caliente, como un sobre de café venenoso. Manifiesta sentirse mal si ve películas de guerra, como: “Lágrimas de Sol” de Bruce Willis o “Rambo II™”; fuma de dos a cuatro cigarrillos al día, y consume bebidas embriagantes, en eventos sociales como: las fiestas de fin de año, bautizos, fiestas patronales y velorios. CASO VXC

OBSERVACIONES: El paciente Hernán Joya, viste de forma ordenada y limpia, una camisa azul llena de dragones carmesí, se muestra tranquilo y colaborador, refiere que en septiembre de 1989, resulto herido en medio de un combate en las montañas de Chalate, fue cerca del mediodía, terminaron ―el rancho‖ y comenzó la balacera, se refugio tras unas piedras rojas, subió el M16 sobre su cabeza y sin ver el objetivo, libero ráfaga tras ráfaga, la explosión de una granada le hiso perder el sentido. Se despertó en el hospital de San Miguel, luego fue transportado al antiguo hospital militar de San Salvador, donde estuvo 9 meses en recuperación, luego de la amputación de su pierna nunca absorbió atención psicológica. Recibió capacitación en sastrería y durante 9 años, - en la década de los 90´s -, fue el administrador de un local de videojuegos (maquinitas), de esta época recuerda a los estudiantes, con sus uniformes olor a sol, despedazándose entre si, en Street Fighter II con los inolvidables Blanka, Guile y por supuesto Killer Instinc con Eyedoll y Orchid, de manera extraoficial, confeso que le encantaba jugar Metal Slug. Actualmente vive con su hermana de 39 años y su sobrino de 9 años, no asiste a la iglesia, su salud es muy buena, no fuma, ni consume bebidas alcohólicas, su salud mental se percibe estable. Gabriel Alvarado


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SPARKS IN THE SHADOW A modo de introducción, el hacha hace su entrada triunfal en el cuero de la víctima; mientras tanto, las sombras juegan con las chispas que deambulan en el tizne de las putrefacciones, los zombiesse pelean contra la carne dócil de las manzanas; luego, las cavilaciones penetran en el colmillo desafilado de la herrumbre que le miente al hierro. A medida pasa el tiempo: los portones se convierten en ventanas ecuestres, los lirios hacen manicure a otros lirios y los zancudos hacen su viernes trece en la noche de las chispas de las sombras; frente a mí, el ego del círculo vicioso de las generaciones, las creencias que mutilan el candelabro y las religiones que flagelan el bolsillo en silencio; salvo cuando el buen actuar se demuestra en el eco de los puentes, el azar no importa y las monedas surgen como vitaminas para los pobres. A oscuras el escarpelo lima la superficie del cráneo, los gatos se esconden y los machos tarántulas se desnudan frente a la víctima, haciéndole el amor a la necrofilia y obteniendo el orgasmo fétido frente a los millones de ojos de nuestro Alfa y Omega. Ahora no puedo dormir, cada puchito de oscuridad que atisba en mis ojos, es un verso que mutila mis pupilas, el café que baja por mi esófago, baja como esquirlas incitantes; ya las sábanas parecen cobijas de fuego y la luz del bombillo sacude el loco frío que penetra en mis poros; desnudo junto al regazo de mi amor, obtengo una prosa más, en la que los monstruos debajo de la cama y los teñidos puñales, salen a la luz de las chispas de la sombra. Juan Miguel Pérez “AYÚDANOS QUE TE AYUDAREMOS” En un cuarto de una hilera de cuartos, Jimena se siente segura. Las continuas madrugadas colmadas de caricias, lentas respiraciones y descansos mañaneros propiciaron su costumbre de recurrir a esas habitaciones. Todas son iguales. Únicamente puede diferenciar el color y la textura del cabello que descubre en el piso o en medio de las sábanas. El fuerte olor a lejía de la cama no le importa, ya que en la tendencia que tiene por exagerar, nimiedades de ese tipo resultan matices de su conmiseración. Una tarde, Jimena visitó una casa cuyas paredes eran un collage de mujeres y de niños sonriendo. Una señora de complexión gruesa le recibió y le indicó que avanzara delante de ella. Mientras caminaba hacia el interior de la casa, una joven de muy baja estatura le saludó efusivamente y le pidió esperar en una silla. Por fin, una mujer robusta y pequeña llegó hasta ella con evidente desconfianza y le pidió pasar dentro de una oficina. Jimena habló por diez minutos, luego calló. Sabía que no le recriminarían su circunstancia, sin embargo, se sentía vulnerable. La mujer le planteó la facilidad de gestionar un aborto, pues tenía un contacto en la Unidad de Abortos Legales del Ministerio de Salud. Jimena mostró poco entusiasmo provocando una mueca de desdén en su anfitriona y en su rostro una despedida impasible.


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El adefesio moral que Jimena profesaba le impidió aceptar. Abortar implicaba una culpa histórica que ni la lucha por el derecho ni la legalidad podrían expiar. Así que optó porque su vientre creciera. Luego de ocho meses, Jimena fue atendida en el Hospital de Maternidad Adolescente del Cantón San Felipe. Mientras se apoyaba sobre una camilla en posición decúbito lateral, una trabajadora social y abogada le explicaba las cláusulas del documento que estaba por firmar. En dicho contrato se disponía que no viera ni amamantara al bebé; que quedaba obligada a descargar la leche de sus pechos diariamente en un período de tres meses y entregarla para su conservación en el Banco de Leche Materna para Neonatos Adoptados. Durante ese tiempo el Ministerio de Erradicación de la Pobreza se encargaría de su alimentación. Otra cláusula establecía que no conocería a los padres adoptivos y le advertía de una falta penal si intentase establecer algún contacto directo o indirecto. La joven profesional preguntó si todo estaba claro y Jimena afirmó frunciendo el rostro; en ese instante la enfermera había inyectado la anestesia epidural y estaba lista para sala de partos. Todo estaba por terminar. Un programa gubernamental burdamente llamado “Ayúdanos que te ayudaremos” se encargaba de socorrer a adolescentes embarazadas que no tuvieran las condiciones para ser madres. A las niñas se les daba una prebenda escolar desde el Bachillerato hasta un Post Grado en el extranjero, a cambio de desligarse del bebé y darlo en adopción. Para el gobierno del país, que la tasa de natalidad de Europa estuviera en el 0,1% era conveniente para sus arcas. Jimena fue una beneficiada. Otra vez está en la habitación 21, es miércoles. Son las siete y diez minutos. Ha notado que ese día le dan la misma alcoba. Sin ánimo de ser ilusoria, la hebra de cabello que encuentra esta noche, es idéntica a la de la semana anterior: rubio cenizo, tinturado y con la urgencia de un tratamiento reparador. Le resulta familiar. Piensa: tres semanas en este motel es suficiente. Una noche un joven invitó a Jimena a su primera fiesta en la playa. Fue todo un carnaval. Había música en vivo, bikinis, turistas con largas cabelleras pajizas, cervezas frías y estimulantes de toda variedad. Ese joven la acompañó durante toda la velada. Iniciaron una relación que terminó tres meses después, cuando Jimena tenía quince años y un embrión en sus entrañas. No sufrió por ese noviazgo. Su decisión por tener al bebé no generó muchos conflictos. Su familia se conformó con la mentira deliberada sobre un amante que le daba todo lo necesario con la condición de que estuviera disponible para él en cualquier instante. Sin embargo, ése amante si existió. Lo conoció por una amiga de la escuela en un centro comercial de la periferia. Era un tipo inteligente, ceremonioso y aparentaba siempre tener dinero. Con mucho esmero la llevó a una oficina para adscribirla al programa “Ayúdanos que te ayudaremos”.


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Después de su primer cheque de beneficencia, Jimena supo que el trabajo de su amante consistía en una peculiar variedad de tratante, labor a la que él prefería denominar como filantropía. Se dedicaba a reclutar adolescentes ambiciosos, atractivos e inescrupulosos que no estuvieran vinculados al narcotráfico o a sicarios urbanos para contratarles. “Mi madre me engendró a los trece años. Mi abuela tuvo a mi madre a los doce años y así ha sido por mucho tiempo. La población crece desmesuradamente en el ‘tercer mundo’ y los europeos son estériles. Hay que hacer negocio -le dijo una madrugada en la que conversaron extensamente- Con mi colega en la oficina es mucho más fácil. Le llevo a las chicas y él las recibe. No imaginarías lo sencillo que resulta seducirlas -Jimena se ruborizóEste negocio es simple, adolescentes conquistando adolescentes para fecundarlas, abandonarlas y convertirlas en candidatas idóneas para los programas asistencialistas del gobierno”. Jimena descubrió que el joven que la invitó a la playa era parte de esa treta. Pero no hubo indignación ni protesta, más bien, anuencia. El estipendio que se recibía por cada jovencita era considerable. La mayoría no superaban los dieciocho años de edad, tampoco las fantasías, caprichos y temores de una adolescente, de manera que las becas remuneradas terminaban derrochadas en manos de la corrupción. Entonces Jimena decidió hacer equipo. No interferiría en sus estudios. Estaba convencida de que haberse enterado de las trampas de la perversión era una oportunidad. Ella sería la excepción. Era capaz de mantener el equilibrio. Así razonaba mientras su amante le explicaba con detalle en qué consistiría su labor. Jimena no era una buena estratega pero sí era una buena mentirosa. Durante meses aprendió a inducir a las mentes frágiles de sus blancos hacia severas depresiones; procuró señuelos adictivos para jovencitas inquietas; experimentó con redes sociales por internet que facilitaran nuevos embarazos; formó divas suburbanas que engancharon sus intereses económicos con el sexo, ya fuese, con uno o varios hombres. En casos extremos las forzó a irse, las acosó y amenazó hasta generar la demencia. Jimena creía que la psicología era su vocación y no supo de qué manera empezó a divertirse con cada una de las tragedias. Jimena y su amante eran una compañía teatral sin nombre, sin guiones y sin parlamentos. Solamente tenían un disfraz: su lucro inescrupuloso. Juntos recorrían las polvosas veredas de los pueblos con sus montajes retorcidos en busca de niñas, niños y dinero. Las noches eran consagradas al regodeo. No había rutinas. El tiempo pasaba sin que Jimena se percatara. A veces permanecía despierta durante días enteros. A veces dormía un día completo. Sus hábitos alimenticios empezaron a cambiar, comía solamente en la madrugada, sin embargo, ella siempre sonreía. Recoge su cabello por tercera vez en quince minutos. Tira las cosas de su cartera en la cama. Busca su Tarjeta de Circulación Lícita Ciudadana. Quiere cerciorarse de lo que sospecha. La encuentra: en efecto, ese día expira. Mañana no podrá andar por la calle, el


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mercado o el parque libremente. No tiene dinero para renovarla, además, la policía no lo permitiría porque de seguro que la aprehendería de inmediato. La cita era a las doce del mediodía en punto, en un restorán de comida rápida. Jimena llegó quince minutos después. Su rostro un poco demacrado, resaltaba las mustias ojeras bajo sus ojos café oscuro. Almorzaba con notable esfuerzo. Miraba hacia la calle por la enorme ventana, evitando la contemplación de su compañero. Sospechaba que la veía con lástima. Esa sería la primera noche que no dormirían juntos. Al despedirse, Jimena recibió en su mano una servilleta que tenía escrita la frase: “Quien con monstruos lucha, cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti. F. N.” No comprendió con exactitud la advertencia. Únicamente, estaba segura que su cerebro registró esa tarde como el comienzo de una extrema desidia por su existencia. Así, una mañana de octubre, su cómplice y amante le pidió olvidarse de su labor. Jimena tuvo que partir cabizbaja hacia la ciudad. El centro de la capital era un escenario abarrotado de personas y cosas. Era estridente. Estaba militarizado haciéndolo parecer más peligroso. Habían pasado dos años desde que fue madre por un minuto. Deambulaba por las hediondas calles del mercado cuando vio a una joven trabajadora del sexo que sobresalía por sus prominentes glúteos desnudos. Tenía el cabello rubio cenizo, tinturado y con la urgencia de un tratamiento reparador. La reconoció: era una de las “beneficiadas” que habían llevado a la oficina asistencial. Evidentemente, perdió la beca. Su trabajo insidioso había tenido éxito. Sin embargo, Jimena también la había perdido. Después de tres incidentes con la Policía de Narcóticos, la pequeña estructura de corrupción la había expulsado. Se había convertido en una adicta sin control. Los domingos amanecía llorando en el amplio pasillo de las afueras de un bar. Ahí departió durante largas horas llenando las mesas con botellas de cervezas y ensuciando los espejos de su maquillaje con amarga cocaína. Son las ocho y diecinueve. El fuerte olor a lejía empieza a hostigarla. Se ve en el espejo como queriendo entablar un diálogo. Se desnuda. Nota que su trasero en nada se parece al de la mujer de cabellera rubia que identificó en el centro ayer; la mujer que estuvo hace unas horas en esa misma cama. Se arrellena sobre las almohadas fingiendo ser ella. Se coloca en las posiciones sexuales que se le ocurren. Enciende una pipa y fuma descontroladamente mientras se compadece de sí misma. Confunde su vómito con un ron no tan añejo; otra vez exagera. A medianoche Jimena duerme y solloza a ratos como un bebé abandonado. Rebeca Henríquez


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DOS CIPOTADAS SOBRE EL TRAVESTISMO DEL HOMBRE AFEMINADO A LA MUJER VARONIL Rafael Lara-Martínez Y se puso de culumbrón, y se rieron y le tiraron un batidor y un olote y siacabuche,―El cuento de Pirpichimpe, Talepate y Bubulú‖, Salarrué. 0. El problema Existe el olvido, el miedo y la desidia. Las tres actitudes se reúnen en el silencio. El silencio produce monstruos. Los monstruos son el sueño de la razón histórica en El Salvador. Una trinidad nocional define su campo de inacción: indígena, martinato y cuerpo. Estas figuras son los monstruos invisibles de los estudios culturales. Los temas que casi nadie menciona ni nota rigen el tabú. Despliegan el terreno prohibido del sacrilegio y de la exclusión a quien no se regocije ante ―el culumbrón‖ de un payaso: la teoría a la moda y el simulacro en boga. El indígena declara la ilusión hispano-céntrica que hacia el 2012 publica antologías sin incluir su legado. Persiste una idea colonial. Un error geográfico sitúa el país en un área castellana exclusiva. A puerta cerrada subsiste la exclusión pipil, lenca, etc. del legado poético y político, nacional y universal. El martinato confiesa la persistencia de su patrimonio. Las mismas imágenes que ilustran las revistas artísticas de la presidencia del general Maximiliano Hernández Martínez (1931-1934; 1935-1939; 1939-1944), los museos capitalinos las exhiben como testimonio del auge indigenista nacional. En el 2012, basta tachar el nombre del mecenas presidencial para que su imaginario artístico sirva de aliento cultural a sus enemigos declarados.

El cuerpo manifiesta la existencia de lo siniestro. Más allá de la cuestión feminista, los estudios de género no revelan la existencia de sexualidades liminales. Pese a que su mención se halla en las obras clásicas de Francisco Herrera Velado, Claudia Lars y Salarrué, un puritanismo intelectual autoriza el encubrimiento.

A continuación se des-encubren dos travestismos en Cuentos de cipotes (1943; 1961). Aun si se trata de una de las obras más leídas de Salarrué, su lectura acostumbrada oculta la liminalidad de género presente en la obra. Se trata de dos travestismos opuestos y tan complementarios como el amanecer y el atardecer. Mientras los estudios culturales se colocan en el zénit y en el nadir de la sexualidad, hay evidencia literaria suficiente para revelar varios casos de transformación de los opuestos. Ellos muestran cómo lo masculino se vuelca sobre lo femenino; viceversa, lo mujeril sobre lo viril. Para el cipote, esta mudanza resulta de manera tan simple y natural como el día y la noche se revierten en su antónimo, al amanecer y al anochecer.


16 I. Del hombre afeminado… I. 1. De los santos La primera transformación —de lo masculino a lo femenino— no se efectúa en el cuerpo biológico ni en el deseo personal del travesti. Se trata de una percepción, o de la manera en que el cipote observa a un adulto que sería su modelo de comportamiento. En un giro que se juzgaría anticlerical, las figuras del travestismo son los santos y los sacerdotes vestidos de falda, es decir, ataviados con una indumentaria calificada de femenina. De un santo, el niño visualiza su cuerpo afeminado en el rostro y en las piernas depiladas. Hay una neta mutación corporal que feminiza el cuerpo varonil. Además, la figura virtuosa utiliza un maquillaje femenino y un vestido mujeril. Sólo su trasero lo distingue en su masculinidad. ―Taba un santo vestido de Quo Vadis […] cara de muchacho beyo sexo con cupón gratis, caniyas peladas. Rodiyas con rush y nagüita de plata estilo natación. Y sólo se conocía quera varón en que no tenía casi nalgas‖ (―El cuento del santo chorchingalero‖), mientras su contraparte femenina —―la Angelita nalgona‖— las posee en prominencia. Esta diferencia resulta radical ya que el papel nodal del orificio en el cual termina la hondonada de los glúteos consiste en prestarse a la penetración. Tal cual lo refiere el niño Bombolío, la función esencial del ano es servir de funda para que un instrumento se inserte en él. ―No soy rotura de jundío para que me puyen con aguja‖ (―El cuento de Bombolío en vacaciones, el chucho Jitler y la fugada‖). Referir la sodomía —acaso la pederastia— en Cuentos de cipotes sería un tabú muy en boga.

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Pero una de las maneras en que el niño salvadoreño comprende su relación con el adulto declara la violencia corporal que se ejerce sobre él. Hasta Dundo Cirujía sabe que el poder se ejerce ―por todos los orificios del cuerpo del delito‖ (―El cuento del Dundo Cirujía que por tantito lo revolcó el toro en la barranca inolvidable‖). I. 2. De los sacerdotes La burla de la autoridad eclesiástica remata la transformación sensible de los hombres en mujeres. Si los clérigos se visten de enaguas —según la descripción infantil— habría que preguntarse por qué los otros hombres no adoptarían ese mismo atuendo para engalanarse. Al menos en dos ocasiones, el cipote identifica a un presbítero como ―señora‖ al confundir la sotana con un vestido largo de mujer. ―Y eneso pasó un padre gordo y con nagua negra y un aniyo platiado en el dedo peludo y le dijo [a Olín Olán]: ¿Por qué yorás, hijo mío? […] ―Yo no estoy yorando señora‖ (―El cuento de soplar y doler con un cura con un hoyo y con un ojo‖).―Quería ver al cura quera una señora negra que sólo liandaba echando agua por fregar a todos los tiernitos llorones‖ (―El cuento del tal Cayito quera ñeto malcriadoso y diajuste algo idiota de las entendederas‖). Resulta un juicio acostumbrado afirmar que Cuentos de cipotes define el ―alma infantil cuzcatleca‖ — ―recrea la lengua vernácula‖— sin explicitar los rasgos culturales de tal identidad. Parecería que el principio de lo nacional se hallara vacío de todo contenido cultural. Sólo el temor puritano por mencionar la sexualidad encubre lo obvio. Entre las cualidades de la visión infantil salvadoreña se halla el calificar a los santos y a los sacerdotes de mujeres. La convención social del vestido los sitúa del lado femenino.


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El hábito religioso el niño lo describe como atuendo mujeril que emparienta a los sacerdotes con una señora respetable. Si los párrocos y los santos se travisten de mujer, un hombre común tendría el mismo derecho de hacerlo sin quebrantar la ética eclesiástica. No sólo el travestismo sería un paradigma religioso de lo nacional. También la violencia perversa del adulto hacia los niños caracterizaría el alma cuzcatleca. ―Y [una señora] agarró un tizón y se los quería pegar en el jundío‖ a un cipote (―El cuento de Temblorete, los con nudo y el cuete burla burla‖). II. …A la mujer varonil Muy distinto resulta el travestismo femenino. Ya no se trata de una percepción que caracteriza el ―alma infantil cuzcatleca‖. En cambio, define el deseo íntimo de una niña, quien rechaza la predeterminación biológica para suplantarla por su propio deseo anímico. Si la posesión de un cuerpo la define una predestinación, el deseo expresaría el arbitrio humano en todo su apogeo. ―La casualidencia, desgraciada del destino de la suerte perra que le dicen, y la malestreya de la fatalidad del tuerce‖ (―El cuento del señor que patió la bolejabón en el andén‖). Al hado biológico que le asigna al alma un cuerpo sin libertad de elección, se contrapone la libertad de elección. Si el vestido expresa una identidad social, el cuerpo sexuado y la raza organizan una jerarquía social bastante diferenciada. Para una niña, el ideal de ascenso significa un doble travestismo: ser hombre blanco.

El deseo de la niña Rute es dual. Por una parte anhela blanquearse para que su apariencia cobre la figura de una angloamericana. ―Vuá comprar […] medias con pelitos rubios como los de una

gringuita turista‖. Por la otra, aspira a ser hombre. ―… Y unas chachamas de seda para dormir vestida diombre y con perjúmene‖ (―El cuento de la lucita misteriosa, el tesoro, el pirata y el tonto derrochante‖). Quizás así, doblemente travestida, alcanzaría una posición jerárquica superior: ser hombre blanco dotado de poder político y adquisitivo. El bien material supremo, el dinero, no sólo sirve para obtener mercancías y beneficios tangibles. Su utilidad verdadera consiste en transformar el cuerpo —la raza y el género— de quien posee un capital. Y si acaso ese deseo entrañable no se realiza durante la vigilia, los personajes del cuento lo hacen efectivo en sus ilusiones utópicas. ―Se jueron a dormir para ver si siquiera soñaban quera cierto y siacabuche‖. El deseo de volverse hombre blanco se vuelve más entrañable cuanto que a su antónimo, la mujer negra, se le depara un destino de manceba u objeto de placer del poderoso. ―Y era mero como si estaba vailando el baile que le dicen de la conjoncha que son tonteras afroconcubinas de música de negros […] El kantil […] apretándose el cinchito de la cintura dijo ajeno a toda presencia beyoséxica‖ (―El cuento del kantil contravenenoso y la taltuza desteñida de horror‖). En breve, la ascensión social el cipote no sólo la describe en términos económicos. Implica una transmutación racial y un travestismo masculinizante.


18 Sin esos atributos del poder —capital, raza blanca y virilidad— la niña Rute quedaría rezagada a su inferioridad económica y biológica. Al igual que ―Tenguereche [que] taba aprendiendo a ladrar como chucho‖, el desdoblamiento infantil presupone una mudanza en la especie y en el género del personaje.

III. Coda En la autobiografía tardía de su adolescencia —de travesti en “señorita apenada de ser tan hombre”— Salarrué anticipa la crítica actual sobre su obra (Íngrimo, 21). A los clásicos nadie los lee de manera analítica ni original. Basta repetir los juicios convencionales para dar cuenta de la integridad de su trabajo artístico. Sin esos “Yo sé bien quiénes son los grandes escritores […] pero no podría decir si alguna vez he leído algo de ellos […] ¿Quién no los conoce de memoria aunque ni haya leído una palabra de sus obras?” (Íngrimo, 6). El olvido, el miedo y la desidia rigen la memoria histórica actual en El Salvador. Ante un recuerdo selectivo, nadie se atreve a hablar de violencia doméstica, de inversiones sexuales, ni del cuerpo sexuado como el sitio sobre el cual se inscribe la ley adulta, la del poder. Por tal olvido, por tal miedo y por tal desidia, todos reímos ante la chacota vulgar. Como los personajes de Cuentos de cipotes, hay que deleitarse al contemplar “el culumbrón” ajeno, ya que incluso la geografía del terruño nos muestra la indecencia del goce íntimo: “un cerro nalgón”. Hay que justificar la violencia como medio de enseñanza.

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Como Tenguereche, hay que ladrar para que el hombre blanco, el poderoso, nos considere su mejor amigo y nos alimente. Hay que desdoblarse y travestirse. El modelo ejemplar de los santos afeminados y el de los sacerdotes en enaguas se ofrece como primer paradigma a imitar. El travestismo sería parte del “alma infantil cuzcatleca” que se expresa en la mejor “lengua coloquial”.Y como el capital no basta para revertir el poder político, nuestro más sagrado anhelo sueña con volverse hombre blanco para ejercerlo. En síntesis, Cuentos de cipotes nos enseña una estrecha relación entre el ejercicio del poder y la inversión de género. Si un hombre vestido de mujer practica el poder eclesiástico —santos y sacerdotes a enaguas— el político lo ejercita un hombre blanco. Hacia esos modelos se orienta el deseo del niño.


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María, Jorge Isaac “a quien tanto amasteis y que ya no existe"Efraín vuelve al hogar paterno, en el valle del Cauca, después de seis años. El reencuentro con los suyos lo hace descubrir su amor por María, la primita huérfana, de origen judío, que vive con su familia como una hija más. El idilio se desarrolla castamente, enmarcado por un paisaje de ensueño. Súbitamente, María enferma y el padre de Efraín decide alejarlo -enviándolo a estudiar a Londres-, para rodear a la joven de la tranquilidad que su estado requiere. Sin embargo, meses después Efraín debe emprender el regreso, ante el llamado angustioso de María. Todo es inútil. Sólo alcanza a re-zar ante su tumba. Vencido, abandona para siempre los lugares donde fue tan feliz. Este libro que para los adolescentes de educación primaria y secundaria les da dolor de cabeza leer, por ser una OBLIGACIÓN es transcendente…. Por 3 situaciones: [Me] transporta una coyuntura social, económica, cultural que solo un buen libro puede lograr detallar…una película mental recorre el cauca, logrando ser protagonista de la historia… [Me] muestra María un prototipo de la mujer-ángel romántica. Su belleza hebrea origina algunos magníficos retratos en los que se muestra su alma virtuosa, reflejada en la pureza de rasgos y actitudes. María me ocultaba sus ojos tenazmente, pero pude admirar en ellos la brillantez y her-mosura de los

de las mujeres de su raza, en dos o tres veces que, a su pesar, se encon-traron de lleno con los míos; sus labios rojos, húmedos y graciosamente imperativos, me mostraron sólo un instante el arco simétrico de su linda dentadura. Llevaba [ ... ] [Me] hace reflexionar remontando a la época y comparándola con la sociedad actual y ver cuanto hemos cambiado….

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Huasipungo, Jorge Icaza Todo comienza cuando Pereira está casi en la quiebra y por cosa de magia se encuentra con su tío Julio, él le dice que tiene invertir en las tierras de Cuchitambo para sacar la mejor madera de los bosques para vendérsela a un señor gringo; todo el trabajo lo hicieron los indios, en donde sufrieron toda la explotación, humillación y la pobreza.

La llegada de la modernización y la comercialización en Ecuador, en ello se ve reflejado la explotación y la destrucción de los bosques, además, de la extrema pobreza que la mayoría de pobladores vivían en ese momento. El papel que juega la iglesia dentro de la obra no es nada favorable para las grandes mayorías, en este caso hablamos de los indígenas; de hecho la iglesia, que en este caso, es representada por el personaje el cura, está aliado al grupo social más alto, porque en este caso él pensaba que iba tener mayor beneficio. Pero lo anterior no termina aquí, ya que éste estafaba a los indígenas cuando se acercaban las fiestas de la ciudad, y exigía que dieran todo el dinero para poder celebrar muy bien las fiestas, e invertía solamente una parte y lo demás para él.. Al final se mencionan que los pobres indígenas no tenían nada que comer, y por la misma desesperación provocó que ellos comieran carne de animales en estado de putrefacción…


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El arte siempre ha sido sinónimo de libertad. De Rebelación. De Revolución constante -en el sentido práctico de la palabra-. El arte siempre se rebela contra los estatutos de la academia, el arte siempre es popular, va de seres que han desarrollado un don para el hombre común, como Prometeo que da una chispa de luz para iluminar el pensar, el reflexionar y el análisis del pueblo. Qué más cercano al ambiente popular que el grafiti, Qué más contestario y rebelde. Estamos hablando de un arte milenario que se ha ido perfeccionando y tomado caminos tan diversos como razas tiene el mundo. Se tienen registros de grafitis tan antiguos en Roma -grafito de Alexámenos S.III A.C.- los que casi siempre tenían un fin irónico o burlesco y en las que las declaraciones obscenas no faltaban. Otras exacerbaban el fervor patriótico y así sucesivamente ad infinitum. Y es que esa es una de las grandes características del graffiti: su ilimitada creatividad, su velocidad de hechura. Pero no vamos a hablar el grafiti en general, ni de las pintadas con claras connotaciones politicas ni las usadas para marcar territorios por pandillas. Vamos a hablar de ese arte que como un grito o un silencio entre el barullo de figuras sin sentido, dan un respiro, dan una bofetada clara y dura. El grafiti con el tiempo ha sido elemento común de las sociedades urbanizadas, un tapiz de figuras abstractas, con o sin significado, que como manchas de Rorschach nos muestran elementos del sistema en formas que nos hacen reflexionar, reírnos o decepcionarnos. Es aquí donde cabe Banksy. Banksy es un grafitero londinense anónimo que se ha hecho popular por pintadas que retratan con ironía la

cultura pop –de onomatopeyica burbuja que explota- londinense y éstas ala ser traducidos al idioma universal de la imagen, nos damos cuenta que todos vivimos en una misma sociedad: Vieja, con valores morales decadentes y ambiguos, hipocrita y con un claro posmodernismo nihilista. Aquí el grafiti se vuelve una válvula de escape. Y no son menos los artistas que existen en El Salvador con este arte. Basta con pasear por diferentes calles de la capital para darse cuenta de la existencia de estos seres anónimos. Muchos captan elementos considerados patrióticos (un torogoz, un bandera, una flor de Izote) y son plasmados de maneras hiperbólicas en las paredes. La contrariedad que se vive en el debate si el grafiti es arte o vandalismo, es solo una afirmación que el arte rompe cada vez esquemas, y que estos elementos que no son exposiciones de museo, van dando cabida a nuevas ideas, nuevas corrientes de pensamiento. El artista siempre tiene algo que decir, grita una idea, pero el arte siempre esconde al artista, le da un rostro distinto, le crea otros nombres, se funden en uno solo. Como dijo Oscar Wilde: El artista es el creador de cosas bellas. Revelar el arte y ocultar al artista es la finalidad del arte.


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Vocabulario Los demostrativos

• awakat — aguacate • chil — chile • e — sí • elut — elote • pula — plátano • tamal — tortilla • tay — qué • te — no • tumat — tomate • uni — ese, esa, eso

Los demostrativos básicos que se usan en el náhuat son dos: • ini — este, esta, esto • uni — ese o aquel, esa o aquella, eso o aquello

Conversación Ini se tamal. Uni se elut. Uni se awakat? E. Ini se awakat. Uni se tumat? Te. Uni se chil. Tay ini? Uni se pula.

Esto es una tortilla. Eso es un elote. ¿Eso es un aguacate? Sí. Esto es un aguacate. ¿Eso es un tomate? No. Eso es un chile. ¿Qué es esto? Eso es un plátano.


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“Punto de Encuentro” Dennis Zelaya Pintor Migueleño.

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“Amás Identidad, Menos Dogmas, Menos Ideologías”


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