Tota Veritas 1-4

Page 10

Tras un rato de caminata, un grupo de chicos apareció tras la esquina. —¡Eeeeh! ¡Esa rubia preciosa! —Gracias. —murmuró, pasando de largo. Cuando era más joven solía responder a los cumplidos con autocríticas. Cosas como ‘¿Mis ojos bonitos? Pero si son marrones normales…’. En parte porque le parecía que no los merecía, en parte porque creía que la modestia era importante. Sin embargo, hacía un par de años, a eso de los diecinueve, se había dado cuenta de que lo mejor que se podía decir era simplemente gracias. En ese momento, sin embargo, cambió de idea. A partir de entonces respondería a todos los cumplidos con un elegante: ‘Eso lo será tu puta madre, capullo’. Aunque se lo dijera el príncipe de Asturias. Bueno, a él le respondería: ‘Eso lo será vuestra puta madre, su majestad’. Para colmo, se estaba yendo por la pata abajo. Afortunadamente, pasaba cerca del monasterio benedictino de su barrio, cuya fachada sur era lo más parecido a unos lavabos públicos en dos quilometros a la redonda. Buscó un lugar confortable, tras el contenedor de basura y se acuclilló. Había un montón de papeles fuera del contenedor. Documentos de los religiosos. Al parecer los monjes no practicaban el reciclaje. Entre todos los papeles había un libro. O algo que en algún momento había sido un libro. Cuando termino de mear, lo cogió para ver si podía usarlo para secarse. Sus páginas eran gruesas, ásperas y probablemente llenas de bacterias todavía desconocidas para la ciencia. Parecía una Biblia normal pero...

10


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.